La terraza.

En la entrada pedimos el cover, cuando uno de ellos se me acerco y me pregunto si me incluía, yo comencé a reír y solo le dije: “lo siento, pero no”

Bueno primero que nada un saludo por mí largo tiempo de ausencia, todo debido a la escuela y el trabajo. Pero ¡bah! seguro que no les interesa esa parte.

Hace algunas semanas una amiga hizo una fiesta en su casa, el motivo es que tenía casa sola. Llegamos temprano una amiga y yo, ya que debíamos ayudarle en algunas cosas a mi amiga Fernanda, eran aproximadamente las 11 de la noche cuando comenzaron a llegar los invitados y como se debía pagar cover en eso andábamos, al fin podíamos ir viendo quienes llegaban. Como a eso de las 2 am llegaron los últimos, unos amigos de amigos, y muy guapos los tres chicos.

En la entrada pedimos el cover, cuando uno de ellos se me acerco y me pregunto si el cover me incluía, yo comencé a reír y solo le dije: “lo siento, pero no” después de esa pequeña broma entraron y buscaron un lugar donde situarse, y yo al ser amiga cercana de la anfitriona conocía a varios de los que estaban ahí. En cierto momento alguien tropezó conmigo e hizo que tirara un poco mi cerveza, al girarse me di cuenta de que era el chico de la puerta, el cual nombrare Andrés.

Andrés me pidió una disculpa y en compensación me dio una cerveza nueva y me invito a la terraza para fumar un cigarro, estábamos platicando de los amigos en común que tenemos, en eso me dijo que ya me había viso en otras fiestas, pero que no se había atrevido a acercarse por pena y miedo, yo lo mire seriamente y le dije: “Vaya, pero si no muerdo ni nada por el estilo” con una linda sonrisa me miro y acto seguido me tomo de  la cintura para darme un beso que, que beso, en ese momento y como tanto me gusta le di una pequeña mordida, nos separamos y me dijo: “¿No que no mordías?”

Después de ese primer beso las cosas comenzaron a subir de tono y cada vez estábamos más juntos y nos metíamos manos por doquier, a esa hora ya muchos se habían ido, pero nosotros deseábamos continuar con nuestra fiesta, así que me invito a ir a su camioneta y acepte con gusto.

Ya en la camioneta estando en la parte de atrás lo primero que me quito fue la blusa quedando solo en brasiere, él me acariciaba y apretaba contra él. En cierto momento estaba sobre él con las piernas abiertas, con lo que pude sentir la dureza de su pene, cosa que me excito demasiado. Me fui dirigiendo hacia abajo para desabrochar su pantalón, cosa que fue sencillo y con una muy grande sorpresa, era una verga divina, de aproximadamente 19 cm y con un grosor bastante bien. Sin pensarlo dos veces me lleve ese rico dulce a la boca, comencé con dar pequeños besos a la punta, acto seguido la metía entera y la sacaba, escuchaba sus leves gemidos, por como acariciaba mi cabeza sabía que lo estaba haciendo bien.

Estuve así un rato hasta que me dijo que parara, que no quería terminar tan pronto, yo estaba hecha un mar así que le pedí que me la metiera ya, Andrés metió mano a mi pantalón y descubrió lo mojada que estaba así que comenzó a meterme dos dedos, los cuales me estaban haciendo mucho bien, pero aún así yo necesitaba tener su pene dentro de mí.

Mire fijamente a Andrés a los ojos y le pedí que por favor me la metiera, en eso sentí como bajo mis pantalones con todo y tanga, de una sola embestida me la metió toda no fue doloroso, ya que estaba perfectamente lubricada, Andrés espero unos minutos para empezar con el vaivén que me llevaría al placer, en esos momentos me besaba y acariciaba las tetas y se encontraba sobre mí. Cuando comenzó a moverse no pude evitar empezar a gemir, y es que en verdad que me estaba llenando como no tenía idea. Decidí cambiar de posición y montarlo, cosa que le encanto, iba a un ritmo un poco rápido debido a la cercanía de mi primer orgasmo, así que subía y bajaba lo más rápido que podía, Andrés solo me comía las tetas, justo cuando llegue al orgasmo me dio una pequeña mordida que termino por encenderme más, si es que eso se podía.

Al notar que había llegado al orgasmo, cambiamos de posición, esta vez y gracias a la amplitud de la camioneta se puso detrás de mí y nuevamente me penetraba, solo podía emitir gemidos y eso al parecer le encantaba. Andrés me tomaba de la cintura y me embestía cada vez más fuerte, hasta que me dijo que ya casi llegaba, por la calentura olvidamos usar condón, cosa que me hizo volver a la realidad, así que le pedí que no se fuera a correr adentro, sino en mi boca, cosa que le encanto y fue así como me metí nuevamente su pene a la boca, la mezcla de nuestros flujos era agradable, justo cuando termino me inundo con mucha leche, la cual no entro toda en mi boca, derramándose un poco en mis tetas, cosa que le encanto y comenzó a esparcir con su pene.

Después de ese primer orgasmo nos dimos cuenta de que teníamos admiradores, lo cual nos calentó de inmediato y volvimos manos a la obra, pero eso….será otro relato.