La tercera vez con mi vecina

Vuelvo a encontrarme con mi vecina y me espera con una sorpresa lo cual yo agradezco

Hola todos y todas:

Soy Fer tengo 26 años, soy de un pueblo de Andalucía. Soy alto 1.86, moreno, 77kg, fornido, ojos miel claros.

Hoy les comentaré el tercer encuentro con la vecina.

Llegué a casa después de estar con Juana, nuestros encuentros eran cada vez más fogosos y la frase de "te esperaré" con una sorpresa se me quedó haciendo eco en mi cabeza hasta que me quedé dormido.

Lo que recuerdo de ese día es que el tiempo parecía no avanzar, no llegaba la hora de ir a ver a mi vecina. Terminé de trabajar y me fui a mi casa para comer y preparar las clases de por la tarde. Al bajar por mí calle pasé por delante de la puerta de mi vecina pero la persiana estaba bajada por lo que supuse que se había ido a comprar o cualquier cosa.

En clase no me podía concentrar y era jodido porque mis exámenes están cerca y podían joder mi nota de acceso a la Universidad y para mi carrera necesitaba buena nota. Por fin llegó el ansiado momento de ir a ver a mi vecina, subí rápidamente hacia mi casa, dejé la mochila y le dije a mi madre que me iba a dar una vuelta para relajarme y vaya si me iba a relajar.

Rápidamente volvía a estar delante de la puerta de mi vecina, la persiana seguía echada por lo que me preocupé, pero yo llamé al timbre y escuché unos pasos lo que me puso el corazón a mil. Abrió la puerta y estaba con su bata de siempre, pero algo me llamó la atención, no llevaba sus zapatillas, llevaba unos tacones que yo no escuché lo que más tarde supe el por qué. Nada más entrar sacó la cabeza como de costumbre para ver si había alguien en la calle y cerró la puerta. Me cogió la mano y sin decir palabra me llevó al nuestro nidito de amor, su habitación.

Nada más entrar me pidió que desnudara y obviamente me desnudé y de un empujón me sentó en la cama, se posicionó delante mía abriendo su bata rosa. Ante mí su cuerpo maduro con un picardías morado transparente con un conjunto de lencería morado. Mi vecina, mi pecado se había currado todos los detalles.

Nada más quitarse la bata y enseñarme su conjunto con un sensual pase se acercó a mí y solo me dijo:

  • soy tuya de nadie más, estoy a tu disposición, a tu servicio y a complacer tus pecados más oscuros.

Yo sinceramente estaba predispuesto a montarla ya pero ella tenía otros planes. Delante mía yo sentado empezó a mover sus caderas haciendo un baile sexy y quitándose muy poco a poco la ropa, su cuerpo aunque maduro me hipnotizaba y para su edad movía las caderas muy rico. Primero se despojó del picardías y lo lanzó hacia mí guiñándome un ojo, después se quitó la parte de arriba del conjunto de lencería y ante mí salieron sus enormes pechos con los pezones ya duros. La sorpresa vino al quitarse las bragas, cuando lo hizo no cabía de mi asombro, lo traía depilado entero, se había hecho la cera para mí, para su hombre:

  • te gusta? - dijo con voz sexy

No cabía en mí, había visto vaginas depiladas, pero entera ninguna, no había ni un solo pelo. Mi boca empezó a babear ya que quería probarla, y alargué mis brazos la cogí de la cintura y ella de pie y yo sentado la abrí las piernas aún con sus tacones y empecé a lamer con esmero su vagina. Estaba ya empapada, empecé a lamer su clítoris, haciendo círculos con mi lengua en él, ella gemía y gemía, cada gemido me ponía más y me esmeraba más en que disfrutara mi hembra. Ella no estaba acostumbrada a tanto oral su marido se lo hizo poco, pero a mí me encantaba. Noté como sus piernas empezaron a temblar por lo que la empuje hacia la cama con mi boca en su vagina y así caímos los dos en la cama. Aunque ella me quería complacer a mí parecía que ella me dominaba porque en la postura que teníamos solo podía lamer y lamer, no me podía mover, pero eso no era problema para mi, me encanta hacer el oral y proseguí metiendo la lengua dentro de su vagina. Seguí gimiendo y gimiendo, yo mientras mi lengua jugaba en su vagina, mis manos fueron a su culo, y entre nalgada y nalgada mis dedos empezaron a jugar con su ano. No pude ver su cara pero seguro que sería un cuadro, nunca le habían tocado el ano y mis dedos estaban predispuesto a entrar. Poco a poco mis dedos fueron encontrando el camino y por suerte para los dos su ano los aceptaba. Cuando entró la punta de mi dedo solo se escuchó un "DIOS" yo lo tomé como una aceptación y proseguí y hay estaba yo con mi hembra con la boca sumergida en sus jugos vaginales y con mis dedos entrando por primera vez en su ano.

No aguantó mucho y empecé a notar en un momento de silencio como su vagina se contraía y en mi boca caía todo su flujo, lo acepté con gusto y empecé a succionar todo ese preciado néctar.

Cuando terminé de sacarle su néctar cual perro bebiendo agua, ella misma salió de encima mía y me miró con su cara de follame.

Aún con los tacones se puso a cuatro patas yo la miré el ano y estaba dilatado pero ella no estaba preparada por lo que mi pene lo puse a la entrada de su vagina y de una se la metí entera. Cogí sus caderas pero increíblemente ella marcaba el ritmo, ella se eschaba hacia adelante y hacia atrás sacándose casi entero mi pene y haciendo que mis testículos chocarán con su culo, eres un buen ritmo, ni rápido ni lento, normal y eso se agradecía. Como ella marcaba el ritmo me eche sobre ella y con una mano empecé a estimularle el clítoris mientras ella seguía moviéndose. Cómo gemía, como gritaba, como bendecía, seguro que desde la calle se oía, dejo de moverse durante un segundo y vino el regalo, su segundo orgasmo, noté mucho, pero mucho flujo, tanto que hizo una gran mancha sobre la cama, pero no era su flujo normal, era lo que luego supe que las mujeres son capaces de emitir dos flujos uno más espeso y el de más placer muy líquido y ese es el que echó como si estuviera meándose de placer. Empecé yo a marcar el ritmo mientras proseguía en su clítoris con mi mano, os puedo asegurar que los orgasmos venían seguidos, no terminaba en uno y ya gritaba el otro, eso me puso muy perro y cual semental la agarré del pelo y jalé hacia atrás, ella emitía gritos timo "su vente dentro de mí", "vamos mi hombre", "quiero ser tu perra", "hazme saber quién es el hombre" y no os podéis imaginar cómo me estaba poniendo lo que provocó que tirará más del pelo mientras se la metía entera y culminara dentro de ella como siempre, pero no solo, por primera vez culminamos a la vez y eso me produjo una sonrisa que no cabía en mí.

Nada más sacarla, cayó rendida en la cama con las piernas abiertas y pude ver cómo mi semen caía a la cama, eso me produjo una sensación de orgullo, mi hembra estaba exhausta y llena de semen de su macho.

Al cabo del rato estábamos los dos en la cama y me confesó que lo del dedo en su ano le encantó pero que nunca lo había hecho y le daba mucho miedo dado el tamaño de mi pene, por lo que la dije que sin problemas que había lubricantes que se podían utilizar y quedamos en que algún día lo haríamos. Al poco rato me vestí y me fui dado que al día siguiente iría a trabajar, a estudiar y a satisfacer a mi hembra, pero eso es otro relato.

Muchas gracias por el apoyo, y gracias por los comentarios y correcciones, los leo todo y cada relato intento mejorar.

Un saludo