La tentación no vive arriba (5)

Conocemos a Olga

-¿ Te tiras a tu padre?

Lucía se quedó sin habla. Sintió como se le subían los colores. Conocía a la chica de vista. Tenían asignaturas comunes, aunque nunca habían hablado. Era dos años mayor que Lucía, quizás. Se llamaba...Olga, creía.

-No. ¿Por qué dices eso?

-Tía, que acabo de oír como te hacías un pajote hablando con él.

-No..no hablaba con mi padre.

-¿A no?

-No..era con..con un amigo.

-Mira, Lucía..¿Te llamas Lucía, no?

-Sí.

-Pues mira, Lucía. Por la conversación que tenías no era con ningún amigo con quien hablabas. Además, estás colorada como un tomate. Era tu padre, verdad?

Silencio..

-Bueno, el que calla otorga.

-Olga, por favor, no se lo cuentes a nadie.

-Ummmm, veremos. Pero salgamos de aquí. Vamos a la cafetería a tomar algo.

Lucía la siguió. Estaba muy asustada. Si lo suyo se supiera sería horrible. Aunque su padre y ella eran dos adultos, sabía que la sociedad no entendería su relación especial. Sabía que culparían a su padre, que lo llamarían de todo, cuando en realidad era el hombre más maravilloso del mundo. Estaba demasiando preocupada como para fijarse, pero Olga era una morenaza preciosa. Vestía unos vaqueros ajustados que dibujaban un culito perfecto, redondito y salido. Sus ojos también eran azules, y su piel blanca, en contraste con su largo y negro cabello.

Se sentaron en una mesa y pidieron un refresco. Olga notó lo nerviosa que estaba Lucía.

-No te preocupes, mujer. Nadie va a saber nada por mí.

-Gr...gracias Olga.

-¿Te forzó?

-¿Mi padre?, Oh,  no, no, claro que no. Yo..yo se lo pedí. Le pedí que..me desvirgara.

-Wow, Lucía. Eso es...

-Fue muy bonito. Me trató con mucho cariño.

-Ojalá mi primera vez hubiese sido con alguien que me quisiera y no con el cabrón de mi novio. Bueno, de mi exnovio.

-Lo siento, Olga.

-La vida...Oye Lucía, me encantaría que me lo contaras todo. Pero aquí no tenemos intimidad. Ven a mi casa. Vivo cerca.

-No sé...

-Venga mujer, por favor...seguro que es una gran historia.

-Bueno, vale.

Las dos chicas se dirigieron a casa de Olga. La llevó a su cuarto.

-¿Quieres tomar algo?

-No, gracias

-Mi padre nos dejó hace años. Era un cabrón, y ahora vivimos solas mi madre y yo. Ella está trabajando ahora.

-Mi madre murió hace unos meses....

-Oh, lo siento. Debe de haber sido horrible.

-Sí. Gracias a Dios parece que lo estamos superando.

-Jeje, a base de polvos, no?

-No tonta - sonrió - pero..bueno, ayudan, sí.

Olga se medio tumbó en su cama. Lucía se sentó al borde.

-Cuéntame como pasó.

-Bueno, fue todo muy natural, creo. Después de la muerte de mi madre mi padre estaba muy afectado. Y yo. Ellos tenían una vida sexual activa, y el accidente cortó eso de golpe. Yo me parezco mucho a mi madre y con el tiempo mi padre me empezó a mirar. Él creía que yo no me daba cuenta, pero si que lo hacía. Y me gustaba que me mirara.

-Ummm, vaya..sigue.

-Yo a veces los espiaba, por las noches. Y ..y deseaba ser yo ella. Por eso cuando empecé a notar sus miradas..me sentí..bien. Deseé que me tocara..Pero él..no hizo nada. Después de todo es mi padre, y un caballero. A pesar se sus deseos me respetaba..

-¿Y entonces?

-Bueno, yo di el primer paso.

-¿Qué hiciste? - Olga estaba encantada con la historia.

-Lo masturbé..en el sofá.

-Wow Wow!! Le hiciste una paja!!!

-Dos

-Coño!!! Y entonces te folló.

-No, no. Esa noche no pasó nada. Esperaba que al día siguiente se decidiera. Pero no lo hizo.

-No me lo puedo creer.

-Pues no hizo nada. Así que..

-¿Así que?

-Bueno, le hice otra paja. Y luego una mamada. Pero nada. Me imagino que para él sería muy difícil. Soy su hija y no quería que pareciera que me obligaba a algo. Esa noche dormimos juntos. Por la mañana ya no pude más y se lo pedí.

-Y esta vez si que lo hizo, espero.

-Ummm, ya lo creo. Fue lo más maravilloso de mi vida. Me trató con tanto cariño, con tanto amor. Me dio tanto placer...

-Igualito que mi ex. Igualito - dijo Olga con poco de envidia. - Me la metió, se llevó mi virgo, se corrió y se dio la vuelta.

-Lo siento, Olga.

-Bueno, no pasa nada. Olvidado.. Oye, parece que recordar tu primera vez te pone a tono.

-¿Qué?

-Que te has puesto cachonda. Tienes los pezones duros.

-Oh... - sintió otra vez como le subían los colores.

  • La verdad es que a mi también me ha puesto cachonda tu historia.

Olga miró a Lucía a los ojos. Desde su horrible experiencia con su novio no había estado con más hombres. Y ahora aquella chiquilla, Lucía, con su historia la había excitado. Era una mujer preciosa. Y esa manera de ruborizarse la hacía tan..deseable. Se acercó a ella.

-Lucía, eres..eres preciosa. - le dijo acariciando su mejilla. Su piel estaba caliente, y muy suave.

-Gracias..tu también eres linda.

Lentamente Olga acercó su boca a la de Lucía, y la besó, suavemente. Lucía se notó extraña. Nunca se había sentido atraída por las mujeres..pero aquel beso...fue tan tierno...Le gustó.

Olga llevó la otra mano también a la cara de Lucía. Se separó un poco, volviendo a mirarla. Tenía los ojos semicerrados...los labios rojos entreabiertos.

-Ummm, Lucía...yo..no..había..sentido esto...antes.

La volvió a besar, esta vez con más ímpetu. Sus bocas se entreabrieron, dejando paso, tímidamente, a sus lenguas. Olga la empujó suavemente haciéndola caer en la cama, de espaldas. Olga quedó encima. Los besos eran cada vez más apasionados. Cuando Olga besó y lamió el cuello ofrecido de Lucía, ésta gimió. Estaba sintiendo mucho placer. Se sentía muy excitada. Sintió una mano de Olga en su estómago, suave, y luego como iba subiendo por su cuerpo. "Oh Dios, me va a tocar....", pensó...Y deseó que la tocara.

Para Olga todo esto también era nuevo. Sentía deseos por aquella mujer a la que besaba. Deseos de tocarla, besarla..lamerla toda. Como a ella le hubiese gustado que le hiciera un hombre. Hombre que no había encontrado. Su padre había sido un hijoputa que las maltrataba, que las abandonó. Y luego su novio era como su padre. Llegó a odiar a los hombres. Y ahora aquella chica... con su mano acarició una de las tetas de Lucía, sobre la camisa. Luego, sin dejar de besarla, de comerse su boca, le fue desabrochando los botones, para poder abrir de par en par la prenda. Cuando lo hizo descubrió los preciosos pechos de Lucía apretados por el sujetador. Beso el escote. Le encantó sentir en sus labios la piel suave y caliente. Miró Lucía. Sus ojos brillaban. Le quitó el sujetador, liberando dos preciosas tetas..

-Ummm, pero que bonita eres, Lucía - le dijo mientras una mano atrapada uno de los pechos.

Su carne era dura, turgente, y la vez tierna. Lucía gemía, mirando como su amiga la miraba y la acariciaba.

-Estoy mojada, Lucía. Como no lo había estado nunca.

-Yo también lo estoy Olga...Lámeme...por favor

Olga sonrió mientras acercaba sus labios a los pezones de Lucía. Estaban duros. Los atrapó entre sus labios. Los mordió con mimo. Lucía gemía. Llevó sus manos al cabello de Olga y la acariciaba mientras ella la lamía, la chupaba. Con sus manos y con sus labios Olga daba placer a Lucía en sus pechos. Una de sus manos lentamente bajó por el cuerpo y se introdujo debajo de la falda que llevaba Lucía. Sus muslos también eran suaves y calientes..Pero más caliente encontró su entrepierna. Puso la mano sobre su coñito, encima de las bragas. Estaban húmedas, como se notaba las suyas propias.

-Ummmm, sí que estás mojadita, Lucía - le susurró mientras sus dedos entraban por debajo de las braguitas. Su vello púbico era suave y su dedo corazón se mojó en su rajita.

-Aggggggggggggg, Olga...que placer.

-Eres tan bonita, Lucía. Déjame contemplarte.

Olga le quitó los zapatos, luego la falda y al final, las bragas. Sólo le quedaba la camisa, abierta. La imagen de Lucía, semidesnuda sobre la cama, excitada, era la imagen viva de la lujuria. Olga la deseaba. Se sentía un poco extraña, deseando a otra mujer. Y mientras la miraba, se empezó también a desnudar.

-Tú también eres muy bonita, Olga. Me gusta tu piel, tan blanca...y tu pelo, negro.

Se volvieron a besar. Olga se echó sobre Lucía. Pecho contra pecho. Las dos mujeres sentían los duros pezones de la otra. Mezclaron sus salivas. Gemían de excitación. Pubis contra pubis se frotaban. Lucía llevó sus manos a las tetas de Olga. Las primeras, sin ser las suyas, que acariciaba. Sus bocas no se separaban. Los gemidos se ahogaban.

Lucía deseaba también besar el cuerpo de Olga, así que rodó sobre ella, dejándola ahora boca arriba. Bajó lentamente, lamiendo el cuello de la morena hasta llegar a sus tetas, y luego a sus pezones. Le gustó sentirlos en sus labios. Y le gustó oír gemir a su amiga. Olga llevó sus manos al cabello de Lucía, pero no fue para acariciarlo. Empujó suavemente su cabeza hacia abajo. Lucía comprendió lo que ella quería. Y Lucía también lo deseaba. Y besito a besito, haciéndole agradables cosquillas, fue bajando, bajando, hasta que besó aquel pubis de vello negro.

Su nariz se llenó con el aroma de aquel húmedo sexo. Olía como el de ella. El olor le gustaba. Sacó la lengua y lamió la rajita de aquel coñito, arrancando gemidos de placer de Olga, que abrió las piernas para permitir a Lucía un acceso completo a su intimidad.

Lucía recordó como la lamía su padre, y así empezó a lamer aquel coñito. Era saladito, como el suyo cuando se lamía los dedos después de tocarse.

-Agggggg Lucía...que placer...ummmmmmm

-¿Te gusta?

-Oh, sí, claro que me gusta...sigue por favor, sigue...

Despacito, con mimos, Lucía lamía, chupaba aquel encharcado sexo de mujer. Su lengua recorría los labios vaginales. Los atrapaba entre los labios. Y le dedicaba especial atención a su botoncito del placer. Cuando su lengua lo tocaba, Olga se arqueaba de placer, apretaba su cabeza contra ella.

-Lucía...me ..vas.. a ..hacer correeeeeeeeeeeeeeeeeeer

El orgasmo de Olga, el primer orgasmo que tenía con otra persona, estalló en la boca de Lucía en forma de líquido caliente. Lucía lo bebió. Era muy distinto al semen de su padre, pero igual de rico. Y mientras Olga sentía los espasmos eléctricos de su orgasmo, la lengua de Lucía no dejaba de golpear su clítoris, aumentando su placer.

Cuando Olga quedó relajada, Lucía apoyó su cabeza en sus muslos. Olga la acarició.

-Ha.. sido..maravilloso, Lucía. Nunca pensé en sentir esto. Gracias

-Para mí también ha sido maravilloso. Me ha encantado hacértelo.

-Ven aquí.

Lucía subió y se fundieron en nuevos besos. Olga llevó nuevamente su mano al coñito de Lucía.

-Ummm, parece que tu también necesitas mis besitos aquí.

-Agg, sí...me comerás toda?

-Claro que sí.

Y así, Olga, por primera vez hizo correr a otra mujer con su boca.

Las dos chicas, abrazadas en silencio, se acariciaban tiernamente, descansando del placer que se habían dado la una a la otra. La primera en hablar fue Olga.

-Parece que al final voy a ser lesbiana.

-¿Por qué dices eso?

-Bueno, mi experiencia con los hombres ha sido horrible. El capullo de mi ex sólo me usó. Me folló simplemente, sin darme ningún placer...Y ahora..tú...me has dado tanto. Me he sentido muy atraída por ti. Me gustas. Me excita tu cuerpo de mujer.

-Bueno, eso no significa que seas lesbiana. Tu experiencia con los hombres ha sido mala. Pero no todos son como tu padre, o como tu novio. El placer que te puede dar el hombre adecuado es...ummmmmm diferente al que nos hemos dado. No te cierres a eso por un par de capullos

-Tu has tenido mucha suerte, con tu primer hombre. No sé si yo encontraré al adecuado.

-Bueno...yo...yo conozco al adecuado.

-¿Quieres decir...?

-Sí. Sé que mi padre te trataría con mucho cariño y te enseñaría que el sexo con un hombre puede ser igual de bueno que...que conmigo. O mejor.

-Bueno, no sé...me asusta.

-No tienes que decidirte ahora. Te lo puedo presentar, para que lo conozcas. Y ya veremos si la cosa cuaja.

Olga dudaba. Su nueva amiga le proponía que se acostara con su padre. Odiaba a los hombres. Pero quizás Lucía tuviera razón y no todos serían tan cabrones como los dos que los había hecho odiarlos. A lo mejor le podría dar una oportunidad.

-Ya veremos, preciosa. Ahora lo que deseo es que me lo comas otra vez.

-ummmmm, y yo que tú me lo comas a mí.

-Hagámoslo a la vez.

-Sí sí

Se pusieron en la posición del 69, con Lucía encima. Sus bocas no tardaron en perderse en le sexo de la otra. No tardaron en correrse la una en la boca de la otra.

Al despedirse, Lucía le pidió a Olga que se lo pensara.

Al medio día, mientras almorzaban Lucía y Miguel, ella pensaba en Olga. Sintió un poco de pena por ella, por no conocer el placer del sexo con un hombre de verdad. Estaba segura de que su padre, si Olga quisiera, le daría mucho placer y le demostraría lo equivocada que estaba. Y además...además..deseba ver a su padre haciendo el amor con su amiga. Eso debería ser algo muy excitante.

-¿Dónde estas, Lucía?

-Eh? ¿Qyé papi?

-Que donde estas. Parece que estabas en otro sitio.

-Ah, no, nada, pensando en los exámenes - mintió.

-Mira, hija. Ya ha pasado un tiempo de lo de mamá. Creo que va siendo hora de..de quitar sus cosas del ropero. Verlas me trae demasiados recuerdos. ¿Me ayudarás? No quiero hacerlo sólo.

-Oh, papi, claro.

Después de comer y descansar un poco se dirigieron al dormitorio de Miguel. Llevaron cajas para guardar la ropa y las cosas de Natalia.

Estaban un poco tristes. Alguna lágrima se le escapó a Lucía. Pero también rieron al encontrar algunas cosas que les traían buenos recuerdos, como el sombrerito rojo que llevó su madre a esquiar cuando se dio aquel tortazo de culo tan gracioso.

Cuando terminaron con la mesilla de noche y el aparador, pasaron al ropero. Sacaban la ropa, la doblaban y la iban metiendo con amor en las cajas. Escondido al fondo de ropero había una cajita. Lucía no la había visto nunca.

-¿ Y esa caja, papi?

-Oh, ya no me acordaba que estuviera ahí. Lo había olvidado.

-¿Qué es?

-Pues...son...son juguetes

-¿Juguetes?

-Sí, ya sabes. Juguetes sexuales. A tu madre... Bueno, a los dos nos gustaba de vez en cuando jugar un poco.

Lucía sintió curiosidad.

-¿Puedo verlos?

-.... Bueno, claro.

Se sentaron en la cama y abrió la caja. Dentro encontró varios consoladores y unas bolas chinas. Había un pequeñito, uno liso más grande y uno que imitaba a una polla completa, con sus venas y todo, mayor que los otros dos. Se diría que incluso mayor que la polla de su padre. Lucía miró todo aquello con atención. Se preguntó para que eran aquellas bolas.

-Uf, papi, veo que os divertíais mucho, jiji. ¿Y esto para que es? - dijo, señalando las bolas.

-Son bolas chinas . Se introducen en la vagina y se dejan. Producen placer al moverte. Tu madre a veces se las ponía por la tarde y por la noche estaba muy excitada. Me decía que a veces incluso se corría.

-Vaya!!! Oye..no tirarás todo esto, no?

-Bueno, no sé.

-Me los puedo quedar yo?. Me parece que también me gustará jugar a esos juegos, contigo.

-De acuerdo. Habrá que ponerles pilas.

-¿Funcionan con pilas? - preguntó Lucía, asombrada

-jajajaja, claro. Tienen vibración. Las bolas no. Los consoladores. Bueno, el 'gran hermano' tampoco.

-¿Gran hermano? jajajajaajaja. - Lucía cogió el que tenía forma de polla - seguro que éste es el gran hermano.

-Jaja. sip. Tu madre lo llamaba así.

-Es más grande que la tuya.

-Por poco, pero sí.

-Papi...

-¿ Sí mi amor?

  • Estoy mojada.

Miguel también estaba excitado. Recordaba lo bien que se lo pasaban su mujer y él en la cama con aquellos juguetitos. Y ahora podría compartir aquel placer con su niña. Recordó uno de los juegos que más gustaban a Natalia.

-Ummm, a ver...si, este usa pilas medianas. Creo que tengo. Espera -

Salió corriendo a la cocina. Habían. Volvió al dormitorio. Le dijo a Lucía que se desnudara. Ella, contenta, lo hizo. Miguel la miró. Nunca se cansaba de mirar aquel precioso cuerpo. Era simplemente, perfecto.

-Bien, ahora túmbate boca arriba - le dijo mientras le ponía las pilas al consolador mediano. Era color crema, liso. Parecía un misil.

Al encenderlo emitió y zumbido.

-¡Coño! era eso. jajajajaja. A veces oí ese sonido por las noches y no tenía ni idea de lo que era. Y mira lo que resulta ser - dijo Lucía, divertida.

Miguel se arrodilló junto a Lucía. Acercó el consolador a su carita. Suavemente lo pasó por su frente. Le hacía cosquillas. Reía. Luego lo pasó por su cuello, acariciando su piel con el aparato. La vibración era muy agradable.

Cuando llegó a las tetas describió círculos alrededor de los pezones. Luego aplicó la punta directamente. Los pezones se endurecieron aún más.

-Ummmmm, que rico, papi. Da gustito.

-¿Te gusta, mi niña?

-Ago, o sí...

Miguel se agachó y la besó, mientras seguía acariciando sus pechos con el vibrador. Después lo fue bajando por su cuerpo. Describía un camino de cosquillitas muy placenteras mientras bajaba. Lucía se preguntó que si en sus tetas eran tan agradables, en su coñito sería riquísimo. En breves instantes lo descubriría.

Miguel se incorporó otra vez. Quería ver a su hija mientras la acariciaba. Quería ver su cara de placer. Llegó, por fin, a su coñito. Sólo con la punta tocó suavemente el clítoris. Lucía dio un respingo. Sentía a aquel aparato vibrar contra ella

-Agggggggggggg, uf.......que ...rico

Siguió bajando, hasta llegar a la entrada de la vagina. Allí introdujo, lentamente, el vibrador. Lucía cerraba los ojos, apretándolos. El placer era intenso. Notaba como aquella cosa dura entraba en ella, vibrando. El zumbido se le metió en el cerebro.

Cuando Miguel lo sacó, el vibrador estaba brillante de los flujos de Lucía. Ella se arqueaba de placer. Gemía. Se lamía los labios, resecos. Entonces Miguel empezó a meter y sacar el aparato del coñito de ella. Cada 4 o 5 movimientos lo sacaba y lo hacía vibrar alrededor del clítoris. Luego lo volvía a meter.

El placer que Lucía sentía era inmenso. Su padre, su amado padre, le daba tanto gustito con aquel aparato. Se llevó las manos a las tetas y se las acarició. Esa visión de su preciosa hija, gozando con él, tocándose, era demasiado para Miguel. Su propia polla le apretaba en los pantalones. Sentía la punta mojada de excitación. Tuvo que sacársela pues le dolía por la posición.

Cuando Lucía se dio cuenta, sintió deseos de tenerlo en la boca.

-Aggggg, papi..que placer..no pares..ummmm sigue...y..dámela

Miguel la entendió. Sin dejar de penetrarla con el vibrador se acercó a su cara. Cuando Lucía tuvo la polla de su padre al alcance de la boca no lo dudó y se la metió, empezando enseguida a mamar.

-Aggggggggg mi niña...como me tienes. Me has excitado mucho. No voy a aguantar...

-No te retengas, papi. Dame toda tu lechita..ummmmmmmm sigue...sigueeeee. yo también me voy ahhhh a correr..

Fue un orgasmo muy fuerte para los dos. Para Lucía sintiendo enterrarse dentro de ella aquel aparato vibrante. Sintiéndolo entrar y salir de su encharcado coño. Y al mismo tiempo sentir su boca llenarse del caliente semen de su padre. Semen que recogía en su boca y tragaba con deleite. Y para Miguel poder ver a su niña estallar gracias a él, ver su polla dentro de su boca y llenándola, oír como tragaba. Ver su garganta tragar.

Después de correrse, sacó la polla de la boca y la pasó para la preciosa cara de ella, que sonreía, feliz...

CONTINUARÁ