La tentación no vive arriba (4)

Sigue el amor entre padre e hija... con algo inesperado.

-Papi...ummm ha sido...ha sido muy bonito....sentirte dentro de mi...Aún te siento.

-Para mí también ha sido algo muy especial, Lucía. Ya eres una mujercita. Una mujer preciosa. Y muy sexy.

-Me has llenado..tu semen.. lo siento salir de mí..

-Estaba muy excitado, mi vida.

-Todavía lo estás.

Miguel no se había dado cuenta de que continuaba dentro de Lucía. Su polla casi no había perdido su dureza. Ahora aquel coñito estaba muy suave, debido a su esperma y a los flujos de Lucía.

-Quiero más - le dijo Lucía, clavando sus azules ojos en los suyos. Ámame otra vez,

Miguel ya no era un chaval. Aunque seguía con la polla dura y excitado, sabía que conseguir otro orgasmo tan seguido resultaría difícil. Pero eso no significaba que no pudiera regalarle más placer a su niña. Así que despacito empezó a moverse. Bombeaba y también se movía en círculos, haciendo que su polla acariciara las paredes de la vagina de Lucía. Ella cerró los ojos. Otra vez el placer ascendía por su cuerpo. Su amado padre entraba y salía de ella. A veces cuando tenía toda la polla clavada se movía hacia los lados. El gustito que le daba era infinito.

-Agggggg, ummmm, oh si, papi..agggg que... placer...

Lucía arqueó la espalda, acercando sus tetas a su padre, que no dudó en lamer, e chupar,  los pezones, sin dejar de bombear su polla, cada vez más profundo y rápido. Aquel coñito tan mojado producía ruiditos, chapoteos. En poco tiempo Miguel consiguió arrancar un nuevo orgasmo del cuerpo de su hija, y como esta vez el  no estaba cerca del suyo, continuó amándola. En su polla sentía los espasmos del coñito de Lucía al correrse. Ella quedó un momento sin respiración, los ojos apretados y una corriente eléctrica atravesándole el cuerpo. Y su padre, su querido padre, seguía moviéndose. La iba a matar de placer..

-Agggg, papáaaaaaaaaaaaaaa meee. co..rrooooo

La cara de Lucía teniendo su orgasmo cautivó a Miguel. Era tan sexy y angelical al mismo tiempo. Cuando el orgasmo terminó Miguel la beso. Sus caderas seguían moviéndose. Seguía penetrando a Lucía. Ella se abrazó a él. Aquello era increíble. Nunca imaginó sentir tanto placer. Una lágrima cayó de uno de sus ojos, corriendo por su mejilla. Miguel la besó, sintiendo su salado sabor.

-No pares, papi, no pares..agggggggggg que placer me estás dando..No pares..ahhhh

Redoblando sus acometidas, Miguel empezó un bombeo rápido y profundo. Lucía empezó a temblar y el estallido que sintió en todo su cuerpo fue tan fuerte que sus músculos al tensarse cerraron sus dedos en la espalda de su padre, arañándola. Luego su cuerpo quedó inerte, sobre la cama. Respiraba profundamente. Los ojos cerrados. Su cara..de paz..feliz.

Miguel se salió de ella, tumbándose a su lado. La abrazó y la besó. Su niña tardó unos minutos en recuperarse. Cuando lo hizo, miró a Miguel.

-No pensé que existiera un placer así.

-El amor y el sexo puede ser lo más maravilloso del mundo con la persona adecuada.

Lucía sintió contra su muslo la polla de su padre, todavía erecta. Llevó su manita a ella.

-Papi, tú no te has corrido.

-Mi amor, ya no soy el que era. Después de un orgasmo me cuesta más que antes volver a tener otro. Pero el placer que he sentido dándote placer a ti ha sido igual de reconfortante.

-Quiero devolverte todo el placer que me has dado.

-Mi niña, me has dado ya mucho placer.

Lucía no dijo nada. Simplemente acercó su cara a la polla y empezó a lamerla. Su sabor era salado, mezcla de sus jugos y el semen de Miguel. El sabor le gustó. Se la metió en la boca y pasó la lengua por toda la cabecita. Era suave.

-Ummmm, mi niña, que rico...así..lámela, chúpala.

Lucía le chupó la polla a su padre lentamente. No había prisa. Su manita la acompañaba, subiendo y bajando a lo largo. Recordaba como lo había visto hacer a su madre cuando los espiaba. Recordó las palabras que ella decía. Las repitió.

-¿Me darás mi lechita, papi?

-Agggg, si mi amor...papi te la dará toda..que rico...

Por espacio de varios minutos Lucía siguió y siguió mamando a su padre. Deseaba tanto hacerlo gozar como ella había gozado con él. Al final, lo logró. El orgasmo se formó lentamente hasta que Miguel ya no pudo más. Avisó a Lucía mientras su cuerpo estallaba. Sus músculos se tensaron y la boca que Lucía se llenó de semen, en calientes oleadas. Como hacía su madre, tragó. Necesitó varios tragos hasta que su padre dejó de correrse. La sensación que le produjo el caliente semen bajando por su garganta la enganchó para siempre.

-Ummmm, que rico, papi.

-Oh mi niña. Lo has conseguido.

Abrazados, se durmieron hasta la hora de comer.

A partir de ese día, se convirtieron en amantes. La alegría había vuelto a la casa. Lucía resultó ser una chica muy fogosa. Era natural, siendo una chica joven que ha descubierto el placer del sexo y del amor. Lo deseaba en todo momento. Su padre no podía seguirla, pero con sus manos, con su boca, y con su amor y cariño, la tenía más que satisfecha. Y ella a él. Dormían juntos, y como hacía Natalia, su madre, muchas noches insistía en que su padre le diese su lechita para dormir. Por supuesto, Miguel, se la daba. Acariciando aquella cabecita que le daba tanto placer la alimentaba con su esencia.

Días después, una mañana en clase, Lucía empezó a recordar como su padre le había hecho el amor la noche anterior. Fue especialmente bueno y le proporcionó varios orgasmos. Se sintió excitada, mojada entre las piernas. Frotó sus muslos, recordando. Si seguía así tendría un orgasmo allí, en medio de la clase. Por eso se levantó y salió. Le hubiese gustado tanto estar ahora con su papi. Tuvo una idea.

Se dirigió a uno de los baños. Se cercioró de que no hubiese nadie y entró en una de las cabinas. Sacó su móvil y llamó al móvil su padre.

-Hola cariño. ¿Pasa algo? - preguntó Miguel, asustado.

-No, no, está todo bien. Es sólo que quería oír tu voz.

-Ah, que susto. Hola mi vida.

-Papi, lo de anoche fue maravilloso.

-Umm, sí.

-Estaba en clase y empecé a recordar..me excité. Aún lo estoy. Si estuvieras conmigo...

-Mi niña...dentro de poco estaremos juntos otra vez.

-Papi, Lo sé. Pero...uummmm, estoy tan.. mojadita ahora..Estoy en el baño de la facu...me estoy tocando...

-Oh, Lucía.

-Si, papi. Me estoy pasando los deditos por el coñito que tan bien me comiste anoche. El que...el que te follaste anoche..aggggggg

-Lucía..me estás poniendo malo a mí también.

-Ummmm ¿Sí? se te está poniendo la polla dura?

-Uf, sí mi amor. Sabes que me excitas mucho. Y oír tu vocecita mimosa... y pensar en cómo te tocas...

-Sácatela papi.

-¿Estás loca? Estoy en la oficina.

-Hagámoslo juntos, papá. Vete al baño...por favor...

Era una locura, pero Lucía lo había excitado mucho, así que también se fue a uno de los baños. Los de la oficina eran bastante reservados.

-Ya estoy, mi amor.

-¿Te la has sacado?

-Sí.

-Ummmmmmm, papi, tócate como hago yo.

-¿Te metes los deditos?

-Agggggg, sí, y me toco la pepitilla, como me haces tú. ¿Y tú qué haces? Dímelo papi.

  • Me toco la polla, mi amor. Subo y bajo la manita, recordando cómo me lo haces tú. Eres tan linda...me das tanto placer... con tus manos, con tu coñito...con tu boquita...

-Ummm, papá... cómo me gusta sentirte en mi boca...

-Mi vida....y a mi...estar...aggg en esa...boquita...tuya...Me das tanto placer....

-AGggg, y tú a mi papi...Me voy a correr pronto...ummmmm.

-Si mi niña, déjame oírte....córrete para papi.

Cada uno oía los jadeos del otro. Se masturbaban pensando cada uno en el otro. La primera en correrse fue Lucía.

-Agggggggggg papiiiiii me corroooooo

-Ummmmm y yo cariño...y yoooooo

Fue un bonito orgasmo para los dos. La puerta del baño de Miguel fue la que salió peor parada. Nada que un poco de papel no pudiera arreglar.

-Papi, me ha gustado mucho. Te quiero.

-Y a mí también. Y sabes que te quiero. Nos vemos es casa. Esta tarde te voy a comer a besos. hasta luego.

-Hasta pronto, papi.

Lucía se arregló la falda un poco y al abrir la puerta se dio un susto. Había una chica, morena, delgada, mirándola.

-¿Te tiras a tu padre?

CONTINUARÁ