La tentación no vive arriba (13)

Nace una nueva familia.

-¿Me ayudas a preparar la comida?

-Claro, vamos

Como dios las trajo al mundo fueron a la cocina. Prepararon una ensalada y unos bistecs. De vez en cuando se besaban y acariciaban.

Sobre las 2:15 oyeron la puerta abrirse. Lucía salió corriendo a recibir a su padre. Cuando éste la vio aparecer desnuda se sorprendió.

-Lucia!!

-Hola papi - lo besó, echándose sobre él.

Miguel abrazó el cuerpo desnudo de Lucía. Vaya recibimiento. Llevó sus mandos a las nalgas y las acarició.

-Ven - le dijo Lucía cogiéndolo de la mano.

Lo llevó a la cocina, en donde Olga los esperaba. Salió a su encuentro, lo besó y lo abrazó.

-Hola Miguel.

-Hola preciosa. Vaya sorpresa.

Olga lo besó con pasión. Miguel respondió llevando las manos a aquel culito tan precioso de Olga. Sin duda, de las tres mujeres el de ella era el que más le gustaba. Su polla se fue poniendo dura. Olga se restregaba contra ella, sintiendo como crecía.

-Sólo falto yo.

-¿Para qué?

-Para...que...me ... folles el culito.

-¿Estás segura?

-Sí.

-Desde que te vi la primera vez lo deseaba. Tienes el culito más bonito que he visto en mi vida.

-¿De verdad?

-Es perfecto.

Olga llevó su mano a la polla de Miguel. La tocó sobre el pantalón.

-La tienes muy dura

-Es porque te deseo mucho.

Se arrodilló delante de Miguel. Mirándolo con sus preciosos ojos azules bajó su cremallera y con dificultad extrajo la dura polla. Lucía tenía razón. El 'gran hermano', por muy fiel reproducido que estuviera, no tenía a Miguel mirándola con deseo. Acercó su boca y besó la punta. Sacó la lengua y la pasó alrededor. Luego se la metió en la boca y empezó a chupar, siempre mirando a Miguel a los ojos. Su cabeza iba adelante y atrás, despacio.

Miguel miraba como aquella preciosa chica le hacía una lenta mamada. Gemía de placer. Lucía los miraba, masturbándose. Estaba a punto de correrse, así que hizo levantar a Olga y la besó. La cogió de la mano y la llevó a su cama. Lucía los siguió. Hizo tumbar a Olga en la cama mientras se desnudaba. Ella lo miraba, excitada.

Se tumbó a su lado y la besó. Sus lenguas se entrelazaron. Una mano acarició las tetas de Olga. Sus pezones eran duros botoncitos. Los pellizcó suavemente.

-Agggg

Besó su barbilla mientras su mano acarició su barriguita. Lamió su cuello, que Olga ofreció levantando la cabeza y su mano acarició su pubis, besando sus tetas. Pasó un dedo a lo largo de la rajita de su mojado coñito. Chupó un pezón. Luego el otro. Olga se retorcía de placer. Aquel hombre la volvía loquita. Sus dedos penetraban en su vagina y acariciaban su clítoris.

Estaba demasiado excitada. Con aquellas expertas caricias estalló en un fuerte orgasmo. Cerró sus piernas, atrapando la mano de Miguel entre ellas, llenándolas de jugos.

-Aggggggggg que gustito, Miguel..ummmm.

-Esto no ha hecho más que empezar.

-Me vas a matar.

Miguel se acomodó entre las piernas de Olga. Se las abrió con delicadeza. Su precioso coñito, tan negrito, tras su reciente corrida estaba mojado, los labios hinchados, rojos. Miguel besó su pubis. Olga gimió. Luego besó su ingle derecha, justo en donde la pierna se unía. Olga gimió más fuerte. Repitió lo mismo con la otra ingle. El olor de aquel sexo excitado era embriagador.

Probó su sabor, pasando la lengua a lo largo de la rajita, terminando en el inflamado clítoris. Movió su lengua en rápidos movimientos que arrancaban gemidos de placer a Olga, que con los ojos cerrados se contorsionaba encima de la cama. Lucía seguía mirando. Miraba la boca de su padre dar placar a su amiga. Veía la cara de gozo de ella. Sus dedos entraban y salían de su propio coñito.

Miguel consiguió que Olga se volviera a correr. Se quedó mirando a la bella chica mientras se recuperaba, tumbada en la cama con los ojos cerrados.

-Date la vuelta, Olga

-Ummm

Se dio la vuelta, despacito. Ahora estaba tumbada boca abajo. Miguel cogió una almohada la puso debajo de ella, bajo las caderas, de manera que el culito quedara levantado. Efectivamente era el culito más lindo que había visto nuca, e iba a ser suyo. Acarició su espalda, dándole un suave masaje.

Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Olga. Sentía las manos de Miguel acariciando su espalda, bajando poco a poco hasta llegar a sus nalgas. Las cogió entre sus dedos. Las estrujó con delicadeza. Las separó. Seguro que tendría que estar viendo su cerrado hoyito. Luego sintió su lengua lamerlo.

-Agggg ummmm Miguel...

Con sus manos miguel separaba las nalgas de Olga para tener pleno acceso a su anito con su lengua. Le encantaba pasar la lengua por su hoyito y oír gemir a Olga. Apretó fuerte y consiguió meter la punta. El cuerpo de Olga se tensó de placer.

-Ummmm, no puedo más, Miguel...fóllame, fóllame ya.

Miguel juntó las piernas de Olga y se arrodilló sobre ella, con la pierna de ella en medio. Con sus manos abrió las nalgas y acercó su polla a aquel deseado culito. Apoyó la punta contra el esfínter y empezó a empujar. Ella apretaba las manos. El anito cedió y la cabeza de la polla entró.

-AGGGGGGGGG

Él se detuvo. Olga se mordía el labio inferior. Le dolía un poco, pero el dolor remitía, dejando paso al placer.

-¿Sigo mi niña?

-Si papi, sigue.

Lo llamó papi. Lucía también lo oyó. Se miraron. Lucía asintió.

-¿Quieres que papi te folle el culito, mi amor?

-Agggg, sí, sí, papi...

Miguel empezó a empujar, despacito, y la polla fue entrando. Cuando metía unos pocos centímetros, la sacaba y volvía a empujar. Cada vez más profundamente. Cada vez llegando más adentro, hasta que al fin su pubis chocó contras las ofrecidas nalgas de Olga.

-Ummmmmm, mi niña...que culito más apretadito tienes. Que placer le das a papi.

-Y tú a mí. Ahhh, como siento tu polla dentro de mí. Me llenas toda..que placer.

Miguel comenzó un lento y profundo bombeo. Miraba como su polla entraba y salía del dilatado anito de Olga. El placer que sentía era inmenso. No sólo porque Olga fuera una mujer preciosa. No sólo porque tuviera ese precioso culito, tan calentito y apretadito. Aquella mujer le llamaba papi. El también sentía un cariño especial por ella.

Lucía veía como su padre movía sus caderas arriba y abajo, haciendo que su polla entrara y saliera del culito de Olga, que con los ojos cerrados, menaba el culete para que la penetración fuera más profunda. Recordó el placer que su padre le dio cuando se lo hizo a ella y estalló en un fuerte orgasmo, sin apartar los ojos de los dos amantes.

Miguel apoyó sus manos en la cama, a los lados de Olga y empezó a moverse cada vez más rápido. Olga gemía y gemía. Apretaba las manos y arrugaba las sábanas entre ellas. Su orgasmo se acercaba, así como el de Miguel.

-Agggg, papi, me voy a correr..ahhh papiiiiiii

El fuerte orgasmo de Olga llenó su cuerpo de espasmos. Cada oleada de placer hacía que su ano se cerrara, aumentando el placer de Miguel, que no pudo resistirlo más. En una última embestida clavó toda la polla en aquel culito y empezó a correrse. Ríos de lava ardiente salieron del duro mástil y fueron a parar a las entrañas de Olga, que sintió el hirviente líquido y volvió a correrse, cuando aún no había terminado el anterior orgasmo.

Miguel, exhausto, cayó sobre el cuerpo de Olga. Besó sus mejillas. Ella, aún temblando y con los ojos cerrados, le dijo:

-Te quiero, papi.

-Y yo a ti, mi niña.

Miguel se salió y quedó tumbado a su lado, recuperándose del esfuerzo físico y del placer recibido. Lucía se acostó también, junto a Olga y la abrazó.

-¿Cómo estás, mi amor? - le preguntó.

-Ummm muy bien, mi vida - respondió Olga sin abrir los ojos.

-¿Te ha gustado lo que papi te ha hecho?

-Sí, tenías razón, como siempre. Ha sido..buf...Me llenaba toda. Aún siento su lechita caliente dentro de mí. Tu padre es maravilloso.

-Antes lo llamaste papi.

Olga abrió los ojos y la miró. No se había dado cuenta. Pero lo deseaba tanto. Deseaba tanto que fueran una familia.

-Lo siento, perdóname..me salió sin pensar.

Lucía le acarició la cara. Sonreía.

-Si vas a ser mi hermana, él será tu padre

Olga no lo pudo evitar. Se le aceleró el corazón y se echó a llorar. De plena felicidad. Se abrazó a Lucía.

Miguel, a su lado, también estaba emocionado. Su vida que quedó destrozada ahora parecía rehacerse. Había encontrado a dos mujeres. Podría no sólo recuperar..No recuperar no. Natalia no era reemplazable. Podría tener otra mujer, y otra hija. Se sintió inmensamente feliz. Se abrazó a Olga, que quedó entre los dos. Estuvieron un rato los tres abrazados. Luego alguien dijo.

-Bueno, ¿Aquí no se come?

-Voy preparando los platos - dijo Lucía, que salió corriendo.

Miguel miró a Olga. Ella lo miraba a él.

-¿Quieres que sea tu padre?

Y otra vez Olga dejó escapar una lágrima.

-Sí. Deseo tanto que formemos una familia, los cuatro.

-Bueno, pues sólo nos queda convencer a tu madre. Y ahora vamos a comer.

Después de la comida, Miguel le pidió a Olga el teléfono de Amanda. Fue al salón y la llamó. Luego volvió a la cocina.

-Chicas, he quedado a cenar con Amanda, solos. La llevaré a un buen restaurante. Tenemos que hablar. Olga, te puedes quedar hoy a dormir aquí. Necesitará intimidad.

-Claro.

A las chicas les latía el corazón. Si todo iba bien, esta noche podría ser el comienzo de una nueva vida.

Las besó a las dos y se fue a trabajar.

-Lucía, que nervios.

-Uf, sí, espero que todo salga bien

-Entonces seremos de verdad.. hermanas.

-Seremos más que hermanas - le dijo antes de besarla.

Se amaron con ternura.

En el restaurante, Miguel estaba nervioso, como si fuese una primera cita. En cierto sentido lo era. Cuando Amanda llegó la besó.

-Estás preciosa, Amanda.

-Gracias Miguel.

Se sentaron y pidieron unas copas y la cena. Hablaban de cosas sin importancia. Miguel no sabía cómo empezar. Al fin, se atrevió.

-Amanda, me gustas mucho.

-Y tú a mí, Miguel - le dijo ruborizándose un poco.

-Cuando Natalia, mi mujer, murió, creí que no habría ninguna mujer más en mi vida, aparte de Lucía, claro..Pero..te he conocido a tú. Y a Olga. Las dos sois maravillosas.

-Lucía y tú los sois también.

-Me siento vivo otra vez. Vuelvo a tener ilusiones de compartir mi vida con otra mujer, con... contigo, Amanda, si tu quieres.

Amanda se emocionó. Ella también lo deseaba. Miguel podría ser el hombre de su vida.

-Yo también renuncié a otros hombres tras la mala experiencia como mi ex. Pero tú has cambiado eso. Me has hecho desear tener una familia. Olga te aprecia mucho..Te quiere. Me dijo que deseaba que fueses su padre.

-También me lo dijo a mí

-¿Sí? Y...¿Y  Lucía? que dirá ella.

-Lucía está encantada de tener una hermana. Y..una .. madre.

Ahora sí que la emoción pudo con ella y se le escaparon dos lagrimas.

-Oh, se me va a correr el rímel.

-Amanda... te quiero.

-Miguel, y yo a ti.

Sus mandos se entrelazaron sobre la mesa.

-Amanda, ¿Quieres que vivamos juntos? ¿Que los cuatro formemos una nueva familia? Y...si todo va bien...¿Serás mi esposa?

-Sí, sí, síii. Si quiero. Si lo deseo. Con todo mi corazón.

Miguel se sentó a su lado y la besó. Era el hombre más feliz del mundo.

Cenaron con una mano entrelazada. Riendo.

-¿Quieres algo de postre, Amanda?

-Te quiero a ti de postre. Llévame a casa.

Pagó la cuenta y salieron. Mientras se dirigían al coche, llamó a su casa con su móvil. Lucía contestó.

Olga miraba a Lucía mientras hablaba con su padre. Cuando vio que ella lloraba, se alarmó.

-¿Qué pasa Lucía? ¿Qué pasa?

-VAMOS A VIVIR JUNTOS!! OLGA!! VAMOS A VIVIR JUNTOS.

Olga salió corriendo y la abrazó. Era una mujer feliz.

Miguel conducía con Amanda a su lado. Su cabeza apoyada en su hombre. Ella llevó su mano a la entrepierna de é.

-Amanda!

-Te dije que te quería de postre. Quiero mi postre ahora.

-Pero estoy conduciendo...

-Ve despacito y con cuidado.

Le bajó la cremallera y le sacó la polla. Aún no estaba dura del todo cuando bajó su cabeza y empezó a chupar. Pero en seguida estaba dura como una roca. Miguel condujo despacio y con precaución, mientras la cabeza de Amanda Subía y bajaba a lo largo de la polla.

-Que bien lo haces, ummm

Amanda mamaba despacito, con mimo. Pasaba la lengua por la cabecita, le daba lametones y chupetones, y luego se la tragaba toda. Durante varios kilómetros aquella lenta y placentera mamada arrancaba gemidos de placer a Miguel. Cerraba los ojos de vez en cuando, siempre con cuidado para no darse un tortazo. Amanda se sacó la polla de la boca un momento.

-¿No me vas a dar mi postre ya?

-Espera.

Miguel no podía concentrarse bien en el placer y la conducción al mismo tiempo, así que aparcó en una calle oscura y se dispuso a gozar como debe ser. Ahora podía acariciar aquella cabeza que le daba placer. Podía cerrar los ojos a gusto y sentir aquella boca que lo estaba volviendo loquito, aquella boca caliente y succionadora.

-Ummm, Amanda... que bien lo haces..me vas a hacer correr.

-Eso es lo que quiero, mi amor. Que te corras para poder tomarme mi postre

La mamada se hizo más profunda, más rápida. El final se acercaba. Amanda lo notaba en los gemidos de él, cada vez más fuertes. El primer chorro le golpeó el paladar. Apretó los labios para que no escapara ni una sola gota. Al tercer chorro caliente tragó, pues la boca se le llenaba. Pero Miguel continuó corriéndose. Amanda tuvo que tragar tres veces antes de que Miguel quedara relajado y respirando agitadamente.

-Ummmm, que rico postre. Y que cantidad.

-Uf, creí que no iba a parar de correrme.

Amanda lo besó. Miguel notó en su boca el salado sabor de su semen. No le importó. Sus lenguas se entrelazaban. La mano de Amanda pajeaba suavemente la polla que acababa de vaciar, que aún seguía dura. La quería así. Quería llegar a casa y hacer el amor con ese hombre que le acababa de pedir que vivieran juntos. Su corazón latía de felicidad.

Cuando aparcaron el coche, Migue insistió en guardarse el 'aparato'. Amanda divertida le decía que no. Ganó la cordura de Miguel. Hubiese sido un espectáculo salir así, con la bandera izada. Mientras subía en el ascensor se besaban con pasión. Miguel agarrando el culete de Amanda.

Cuando entraron por la puerta, entre besos se fueron desnudando el uno al otro. Para cuando llegaron al dormitorio, estaban completamente desnudos.

Cayeron en la cama.

-Eres preciosa, Amanda.

-Gracias mi amor.

Se fundieron en un beso. Miguel acariciaba aquel bello cuerpo. Pasó las manos por sus pechos, calientes, suaves, coronados por un duro botoncito. Llevó sus labios a uno de ellos y lo lamió. Amanda gimió de placer. Miguel saltaba de un pezón a otro mientras su mano se dirigió al coñito. Era un lago. Amanda estaba mojada de deseo. Sintió los dedos de Miguel explorar su rajita. Lo hacía con suavidad, con mimo.

-Aggg, estoy muy excitada, mi amor.

-Ya lo noto, Amanda.

-¿Tú no quieres postre?

Miguel captó la 'directa' y no se hizo de rogar. Se fue directo a por aquel sabroso coñito de Amanda. Lo lamió de arriba a abajo. Amanda llevó sus manos a la cabeza de él y la apretó contra ella. Sentía aquella endiablada lengua lamiéndola toda. Aquellos labios atrapar entre ellos su clítoris. Aquellos dedos explorar el interior de su vagina.

-Qué rica estás, Amanda.

-Ummm que bien me comes...aggggggggggg

El orgasmo atravesó el cuerpo de Amanda, que estalló de placer en la boca de Miguel. Cuando Miguel notó como Amanda empezaba a correrse, rápidamente se subió encima de ella y la penetró. La invasión de aquella barra de carne multiplicó por dos el orgasmo de Amanda. Su cuerpo se tensó. Sus ojos fuertemente cerrados. Cuando se relajó, sintió dentro de ella la dura polla de su amor.

-Miguel...que placer..eres maravilloso.

Él la besó. No se movía. Sólo estaba dentro de ella. Acariciaba su cara. La miraba. Ella con los ojos cerrados. Una leve sonrisa en sus labios. Sintiéndolo dentro de ella.

Lentamente empezó a moverse. Lentamente. El placer que aún no se había marchado del todo de Amanda volvió, despacito. Sentía la suave penetración. Los besos y las caricias. El amor que sentían el uno por el otro.

Ofreció su cuello, que Miguel besó. El suave bombeo se hizo más profundo, más fuerte, más rápido, así como los gemidos y suspiros de los dos.

Un nuevo orgasmo se fue formando en el interior de Amanda. Esta vez, fue compartido por Miguel. Casi al mismo tiempo los dos cuerpos se tensaron. Mientras la vagina de Amanda tenía espasmos de placer, Miguel se vaciaba dentro de ella. El calor de aquel semen aumentaba el placer de ella.

Tumbados en la cama, abrazados, se acariciaron.

En casa de Lucía, las chicas aún estaban asimilando la noticia. Los cuatro iban a formar una familia. Estaban abrazadas en el sofá.

-Te quiero hermana.

-Te quiero, hermana.

-Te.. deseo

-Te.. deseo

Olga se puso sobre Lucía. Su pierna entre las piernas de ella, frotando. Lucía puso sus manos en el culito de Olga. Sus bocas pegadas.

-Espera un momento - dijo Olga y salió.

Al momento regresó.

-He traído a unos amigos.

En sus manos, llevaba la cajita.

CONTINUARÁ