La tentación no vive arriba (12)

Continúa la exploración del nuevo placer.

Descansaron un rato, los cuatro. Estaban agotados de tanto placer dado y recibido. Miguel tuvo que volver al trabajo. Se despidió de las tres mujeres. A cada una un beso. A cada una un sobeteo de culo. Las tres lo miraron marchar.

Lucía estaba cansada. Se acurrucó en el sofá y se durmió. Amanda la vio, desnuda, y la tapó con una manta. Olga miraba como su madre cuidada de su amiga. Era como una madre cuidaría de su hija. Luego se sentó junto a Olga, que se abrazó a ella.

-Mami, te quiero.

-Mi vida , y yo a ti.

-¿No te duele?

-¿El qué mi vida?

-Cuando Miguel te lo hace por el culito.

-Ah!. No, no me duele. No era la primera vez. Además él es muy delicado.

-¿Te gusta?

-Ummmmmm, mucho. Me siento llena.

-Cuando me lo hiciste con el dedo me encantó. Pero un dedo no es...

-jajaja. No, un dedo no es..la polla de Miguel. Todo es cuestión de ir despacito, de ir preparando antes el culete. ¿Sabes? Miguel me ha dicho varias veces que tienes un culito precioso.

-Uf, de pensarlo se me cierra el ojete!

-jajajaja. Mi niña, cuanto te quiero. Pero no te preocupes. Las cosas no hay que forzarlas. Y conociendo a Miguel, jamás intentará nada si no se lo pides antes.

-Me gusta estar los 4 juntos. Somos como...como una familia.

-A mí también me gusta. Miguel y Lucía son estupendos.

-¿Qué piensas de Miguel?

-Ya de dije que es un hombre maravilloso.

-Me refiero a..ya sabes. Como..pareja.

Amanda quedó un rato en silencio. Luego habló.

-Ya sabes que desde lo de tu padre no había vuelto a estar en plan pareja con un hombre. A Miguel lo conozco hace sólo dos días. Es un buen hombre. Pero lo de su mujer es reciente. No sé si ahora él busca, ya sabes, una nueva relación.

-¿Y si la buscara?

-Bueno, si él la buscara...no me importaría intentarlo. Podría salir bien. A parte de buen hombre, es buen amante.

-Si te casaras con él, Lucía sería mi hermana. Siempre quise tener una hermana.

-Olga, no te hagas ilusiones.

-No te preocupes mami. Lo que tenga que ser, será.

En el fondo de su corazón, Olga deseaba que los cuatro fueran de verdad una familia. Deseaba que Miguel fuera su padre. Y que su amada Lucía fuese la hermana que nunca tuvo.

Lucía se había despertado y había escuchado la última parte de la conversación. Se sintió extraña. Sentía algo muy especial por Olga. Era más que su amiga. Amanda también era estupenda. También se sentía bien estando los 4 juntos. También deseaba..quizás, que las cosas fueran así para siempre. Pero también se acordaba de su madre. Pensaba que era casi como traicionarla. Hacía poco que los había dejado y otra mujer no podía ocupar su sitio. Hecha un lío, volvió a dormirse.

Tuvo un extraño sueño. Estaba en una playa desierta. Hacía calor. Estaba desnuda, tumbada en la orilla. Las olas que rompían llegaban a su coñito. El agua templada, la espuma... la acariciaban. Sentía un delicado placer. Era casi como si una lengua la lamiera. En sueños, gimió. Abrió los ojos. No estaba en una playa desierta. Por un momento no sabía en donde estaba. Luego recordó. Estaba en casa de Olga. Pero no podía ser, las olas seguían lamiéndola. Miró. No eran las olas. Era Olga que entre sus piernas le comía con delicadeza su coñito.

-Creí que no te ibas a despertar.

-Aggggg que rico Olga..Me quiero despertar siempre así..ummmm

Su padre por la mañana y ahora Olga la despertaban dándole placer. La lengua de Olga se hacía cada vez más experta. Aprendía los sitios más sensitivos, los sitios que más la hacían gemir. Y ahora exploraba nuevos placeres. La lengua de Olga le lamió el culito, como su madre había hecho. El placer era especial. Abrió bien las piernas para dar a su amiga pleno acceso.

Olga se dedicó un rato al apretado anito de su amor. Intentaba penetrarlo con su lengua. Apretaba, empujaba, pero apenas lograba entrar más que unos milímetros. Sin embargo, el placer que le proporcionaba a Lucía era inmenso. Gemía y se contorsionaba en el sofá.

-Olga, mi amor...que gustito me da tu lengüita..aggg.

-¿Te gusta mi lengüita en tu culito?

-Sí, sí...mucho.

-¿Y si en vez de la lengüita...uso un dedito?

-Agggg, entonces...entonces me da al algo...

Olga juntó el dedo índice y el corazón y los acercó...Empujó y los dos dedos entraron un centímetro. Lucía arqueó la espalda de placer.

-Aggggggg

-Sólo tienes la puntita..

-Más...ummm..más, por favor.

Olga puso la lengua ancha. La puso sobre el coñito de Lucía, de manera que quedaba sobré el clítoris y la mayor parte de la vulva. Empezó a moverla en zigzag, de derecha a izquierda, a la vez que apretó los dedos y los fue introduciendo en el culito de la chica. Su lengua no paraba de frotar y frotar la pepitilla y sus dedos, a ritmo lento, follaban el culito de Lucía, que gemía de placer.

Aquellos dedos de su amiga y su lengua la estaban volviendo loquita de placer. Los sintió bien adentro. Olga lo confirmó.

-Ummm, Lucía..tienes mis deditos hasta el fondo.

-Agggggggggg

Con los ojos fuertemente cerrados, Lucía se corrió cuando Olga volvió a frotar su clítoris con la lengua. Su amiga no dejo de mover los dedos ni un segundo durante el orgasmo. A juzgar por la cantidad de flujos que Olga sintió en su boca, el orgasmo de Lucía fue de los fuertes. Y así fue, pues Lucía quedó rota sobre el sofá, sin poder hablar, respirando agitadamente.

Olga sacó despacito los dedos. Besó el muslito derecho. Luego besó el muslito izquierdo. Cuando miró hacia la cara de Lucía, sus azules ojos se encontraron.

-Parece que te ha gustado.

-Ummmm, gustarme no es la palabra. Me ha encantado. ¿Y tu madre?

-Fue a hacer la compra. No creo que tarde en volver.

-Ya es tarde. Tengo que volver a casa.

-¿Nos vemos mañana, no?

-Ni lo dudes.

La acompañó a la puerta. Se dieron un beso de despedida.

-Lucía..te quiero.

-Te quiero.

Mientras regresaba a casa, Lucía volvió a pensar en lo que había oído hablar a Olga y a Amanda. Esta vez no se sintió extraña, como antes. Pensó que nadie podría jamás reemplazar a su madre. Que siempre la llevaría en el corazón. Pero la vida debe seguir. Su padre tenía derecho a rehacer su vida. A tener una compañera. A tener una mujer. No a una con la que echar un polvo de vez en cuando. Una con la que compartir su vida. Una con la que envejecer. Olga dijo que deseaba que Lucía fuera su hermana. Se sintió emocionada, hasta el punto de que casi se le saltan las lágrimas. Su hermana. La idea le pareció maravillosa.

Cuando llegó a casa Miguel aún no había llegado. Se dio una ducha y preparó algo de cena. Cuando Miguel llegó, lo recibió con un abrazo y un gran beso.

-¿Qué hay de cena? tengo un hambre de lobo.

-He preparado tortilla de papas.

-Ummmm, estupendo. Me ducho y cenamos.

Mientras cenaban, Miguel notó que Lucía estaba más callada que de costumbre.

-¿Qué te pasa, mi amor?

-Nada papá.

-Venga, cuéntame.

-Pues... sabes que quería mucho a mamá. Y yo sé que tú también a ella.

-Claro. ¿Por qué lo dices?.

-Has pensado en...otra relación? Podrías amar a otra mujer?

-Mi niña...antes pensaba que no. Cuando tu madre murió creí que ya nunca habría otra mujer en mi vida.

-¿Ya no piensas eso?

-Siempre la amaré. Pero estos últimos días me han hecho ver que uno nunca puede cerrarse. La vida sigue. Aparecen otras personas.

-¿Te refieres a Amanda, verdad?

-Sí. Creo que me podría llegar a tener con ella una relación más seria. Pero ahora mismo lo más importante eres tú. Si no lo ves bien, lo dejaré.

Una lágrima cayó por la mejilla de Lucía. Cuando Miguel la vio, fue corriendo a abrazarla.

-No llores, mi vida. No veré más a Amanda.

-Papi, papi, no lloro por eso.

-¿Entonces por qué lloras?

-Cuando hoy estábamos los cuatro juntos, yo era feliz. Y sé que Amanda y Olga también. Éramos como una familia. Por un momento llegué a pensar que estaba traicionando a mamá. Pero no es así. Siempre estará en nuestros corazones, y nosotros tenemos que seguir viviendo, rehacer nuestras vidas. Tú tienes que rehacer tu vida. Debes buscar una compañera. Y Amanda me parece que podría llegar a serlo.

Miguel tenía los ojos llorosos. Luchó por no llorar. Los hombres no lloran. El también había pensado lo mismo que Lucía. Que conocer a otra mujer sería traicionar a Natalia. Y ahora, su propia hija le hacía ver lo equivocado que estaba. La abrazó con fuerza.

-Cuanto te quiero, mi vida.

-Y yo a ti, papá.

Terminaron de cenar. Luego, como siempre, fueron un rato al salón a ver la tele. Miguel sentado y Lucía tumbada, con su cabeza en su regazo. Él le acariciaba el cabello.

-Papi.

-¿Sí mi amor?

-Hazme un masajito en el culete.

-A sus órdenes, señora.

Miguel llevó su mano hacia el culito de Lucía. Vestía un pantaloncito de pijama corto. Cuando metió la mano, se dio cuenta de que no llevaba bragas. Acarició con sus dedos las nalgas, suavemente.

-Ummm, que rico papi. Que relajante...

Durante varios minutos, Miguel acarició el culito de Lucía. Iba de una nalga a la otra. Las acariciaba suavemente con toda la mano. Lucía, con los ojos cerrados, disfrutaba del masaje. Poco a poco se fue excitando. Llevó su mano hacia la polla de su padre. Estaba ya dura.

-¿Te gusta tocarme el culito, eh?

-Ya lo creo, mi niña...

Lucía sacó la polla. La tenía delante de la cara. Sólo tuvo que sacar la lengua para lamerla. Cuando Miguel notó la caliente y húmeda lengua lamiendo el tronco de su dura polla, llevó un dedo al anito de Lucía y empezó a acariciarlo. Metió la punta. Ella gimió. Y cuando Miguel notó cómo Lucía se metía la polla en la boca para comenzar una lenta mamada, se llevó los dedos a la boca para mojarlos y volver, luego, a llevarlos al culito.

La cabeza de Lucía empezó a subir y bajar, haciendo que la polla entrara y saliera de su boca. La lengua se enroscaba alrededor, haciendo gemir de placer a Miguel, que metía y sacaba su dedo del culito de Lucía, que también gemía. Su culo se mecía hacia los lados, buscando que la penetración del dedo se hiciera más profunda. Se sacó la polla de la boca para poder hablar.

-Agggg papi...que placer...ummmm,.. fóllame el culito.

-Lo estoy haciendo mi niña...

-No...fóllamelo...con tu polla.

-¿Estás segura?

-Sí, muy segura...Vi el placer que le diste a Amanda..Sentí el placer que me diste con tus dedos...Ahora lo quiero todo.

-Puede que te duela un poco, al principio.

-Aggggg no me importa.. Lo deseo...te deseo...

-Y yo a ti.....Quítate el pantalón...hagámoslo despacito. Tú serás la que dirija, así podrás parar si te duele mucho.

-Vale.

Lucía se quitó el pantaloncito. Cuando vio a su padre sentado, con la polla dura, grande, casi se arrepiente. Casi.

-Ven siéntate sobre mí. Primero métela en tu coñito.

Entró como si fuese un cuchillo caliente en mantequilla. El coñito de Lucía era un lago. La polla desapareció dentro de ella.

Los dos se miraban. Miguel fue desabrochando los botones de la camisa de Lucía y al terminar la abrió. Llevó sus labios a los pezones, duros como piedras. Llevó su mano izquierda a las nalgas y las masajeó. Se chupó los dedos de la mano derecha, echando un poco de saliva. Luego los llevo al hoyito y lo lubrificó. Las yemas de dos dedos penetraron dentro.

-Agggggggggggg

-Es para ir dilatando tu agujerito...

-Como siento tu polla dentro de mi...Está muy dura...

Lucía empezó una lenta cabalgada. Subía y bajaba a lo largo de aquella polla que en unos momentos estaría en su culito. Tembló de emoción. Miguel seguía lubrificando y dilatando el cerrado esfínter. Cuando dos dedos entraban y salían con facilidad, el momento había llegado.

-¿Estás lista?

-No..Sí, sí. Hazlo.

Se subió un poco para que la polla saliese de su coñito. Miguel la agarró y apoyó la punta en la entrada trasera.

-Ummmm

-Ahora baja, poco a poco, despacito. Si notas dolor, para, y si es mucho, lo dejamos, eh?

-Sí papi.

Con los ojos cerrados, Lucía hizo presión. Su esfínter cedió y la punta de la polla entro. Sintió un poco de dolor. Se paró.

-Agggggg.

-¿Paramos?

-No, no...Casi no duele...ummmmm y ... me gusta..

Un poco más de presión y sintió como la polla se abría paso dentro de ella. Siguió empujando, y lentamente la polla se fue clavando, hasta que Lucía quedó sentada sobre Miguel.

-Ahhhhhhhhhh. papi, ha entrado toda.

-Aggg, si mi amor. Tienes toda la pollita de papi dentro de ti.

-¿Pollita? Si me va a partir en dos!

-¿Te duele?

-No, no, sólo un poco..pero me siento tan llena..aagggg me da gustito.

-Ummm y tú a mí...Eres tan apretadita...

Se besaron. Sus lenguas se entrelazaron y Lucía se empezó a mover. Lentamente. Hacía que la polla se saliera unos centímetros sólo y volvía a sentarse. Luego movía las caderas. Sentía la dura barra de carne moverse dentro de ella. Miguel llevó sus manos a las tetas de Lucía y las acarició con amor.

Ella cada vez se movía más deprisa, haciendo que la penetración se hiciera más intensa, así como el placer que sentía.

-Agggg papi...que rico...ummmm como te siento...

Miguel estaba en la gloria. Estaba sodomizando a su preciosa hija, que gemía de placer a su lado.

La penetración se hizo intensa. La polla entraba y salía ahora con facilidad, haciendo gozar a aquellos dos cuerpos. Se besaban, se lamían. Miguel apretaba los pezones. Los mordisqueaba. Lucía, agarrada a su cabeza, gemía.

-¿Te gusta mi amor? ¿Te gusta que papi te folle el culito?

-Aggg, si, si , siiii, mucho...Siento que me viene...ahhh

-Y a mí mi amor.. me voy a correr...

-Dámela toda, papi...Llena mi culito....

Los dedos de Miguel, se agarraron a las nalgas de Lucía y dejaron marcas al apretar. Una inyección de hirviente semen salió disparada dentro de Lucía, que lo recibió con un orgasmo brutal, apretando la cabeza de su padre contra su pecho. Sentía la polla palpitar dentro de ella. Sentía su culito abrir y cerrarse alrededor de la dura barra. Sentía su coñito destilar caldos.

Quedó floja, sentada encima de Miguel. Ambos respirando agitadamente. La polla, perdiendo su dureza, aún dentro de ella.

-Papi...ha sido....maravilloso...Me he corrido por el culito.

-Mi vida, me has dejado vacío...

-Esto a Olga le va a encantar.

-Mi niña, vais a acabar conmigo entre las tres

-Jajajaja, tendrás que tomar vitaminas.

-jajajaja.

Esa noche los dos durmieron como angelitos. Había sido un día agotador, pero maravilloso.

Al día siguiente, después de las clases, Lucía y Olga se encontraron en el patio de la facultad. El beso que se dieron ya no fue un piquito. Fue un beso como dios manda.

-Buenos días, preciosura.

-Buenos días, lindura

Rieron con ganas.

-Lucía, ya no tienes más clases, no?

-No. ¿ Y tú?

-Nop. Vamos a .. mi casa? - le preguntó, con mirada pícara.

-Vallamos a la mía, Aún no la conoces.

-Vale.

Cuando llegaron, Lucía le enseñó su hogar a Olga.

-Es una casa preciosa, Lucía.

-No está mal. Ven

La llevó a su habitación. Se sentaron en la cama. Lucía cogió las manos de Olga entre las suyas y le miró a los ojos, a los preciosos y cristalinos ojos azules. Profundos, como los suyos.

-Yo también deseo que seas mi hermana.

Olga se quedó un momento sin habla.

-¿Nos...nos oíste?

-Sí

¿Y lo dices en serio?

-Muy en serio.

Los ojos de Olga se aguaron. Dos lágrimas cayeron por sus mejillas.

-No llores, mi amor.

-Lloro de felicidad. Nunca había sido tan feliz como desde que te conocí. Me lo has dado todo.

Se abrazaron con fuerza. Cayeron en la cama. Seguían abrazadas.

-¿Crees que tu padre? ..ya sabes, ¿Querrá una nueva relación?

-Creo que sí. Anoche estuvimos hablando. Me dijo que tu madre le gustaba mucho. Que podría llegar a tener una relación con ella. Yo le dije que sí. Que teníamos que rehacer nuestras vidas.

-Lucía, si las cosas salen bien, serás mi hermana. Tendré un padre de verdad.

-Y yo tendré...tendré una nueva madre.

Ahora eran las dos chicas las que abrazadas, lloraban.

Al rato dejaron de llorar. Seguían con los brazos entrelazados.

-Olga...anoche mi padre me folló el culito

-¿En serio?

-Sip, en serio.

-¿Y qué tal? ¿No te dolió?

-Sólo un poco al principio. Pero luego!! Buf!!! que ricoooooooooooo. Sólo quedas tú.

-¿Eh?

- Ya verás como te gusta. Tenía razón cuando te convencía para que mi padre te hiciera el amor, verdad?

-Sí.

-Pues ahora también. Ya sabes que es muy delicado.

-Lo sé.

-Pues eso.

-jeje, pues habrá que probar.

-Sólo de pensarlo...me mojo.

-Cabronceta. Será a mí a la que le den.

-jajajaja. Sip.

-También yo estoy mojadita.

Sus bocas se encontraron y las lenguas se acariciaron. Entre besos y caricias se desnudaron. Luego, sus manos buscaron el húmedo coñito de la otra. Sus dedos recorrieron las encharcadas rajitas.

De repente, Lucía se levantó corriendo.

-EH! ¿A dónde vas?

-Espera. Me acabo de acordar...

Buscó en el ropero y trajo una cajita.

-¿Es esa la caja de los juguetes?

-Ajá.

-A ver, ver

Olga abrió la caja y vio los tres objetos que allí había. El vibrador chiquito, el vibrador normal y el consolador con forma de pene. Cogió éste último.

-Coooooñooooo! jajaja. Este deber ser el gran hermano, no?

-jajaja. Sí.

-Lo has probado.

-Aún no.

-Parece de verdad.

-Sí, pero no lo es. Una de verdad tiene un hombre pegado.

-jajajaja, claro. Pero para un apaño!

Lucía cogió el pequeñín.

-¿Probamos este?

-¿Tiene pilas?.

Lucía pulso el botón.

BZZZZZBZZZZBZZZZBZZZZ

-Sí, tiene. Túmbate en la cama.

Olga se tumbó. Lucía se arrodilló a su lado. Llevó el vibrador a los pezones de Olga. Hizo circulitos alrededor.

-jijii, me hace cosquillas, que rico.

Fue bajando hasta llegar al ombligo. Olga se encogió.

-Quita, quita, jajajaja ahí sí que tengo cosquillas.

Bajó más. Metió el consolador por entre el negro vello púbico. Ahora las vibraciones le daban un suave placer.

-Ummm, ahora empieza a ser rico..

-Sí guapa, ahora viene lo mejor.

Llegó a la rajita de aquel lindo coño. Pasó el aparato a lo largo. Olga gimió.

-Agggggg, uf, sí que da gustito.

Lucía apoyó el vibrador contra el clítoris de Olga. Su cuerpo se arqueó de placer. Bajó su cabeza y beso a su amiga mientras seguía moviendo el consolador por la rajita. Lo introducía en la vagina. Lo sacaba y lo llevaba otra vez al clítoris. Luego repetía la operación.

-Ummm Lucía, si ese pequeñito da tanto gustito, el otro deber...ummmmmmm maravilloso.

-Ese otro es que el mi padre usó el otro día..

-Agggg, cámbialo. Coge el otro.

-No, espera. Aún no. Date la vuelta. Pon el culito en pompa.

Lucía se puso detrás de Olga.

-Olga, tienes un culito precioso. Redondito.

Le dio un besito a la nalga derecha. Un besito a la nalga izquierda. Después, lamió el coñito. Metió un poco su lengua. Y por último, lamió el anito de Olga.

-Agggggg, Lucía...que rico. Sigue, por favor.

Lucía se dedicó a lamer y chupar el culito de Olga. La punta de su lengua se clavaba en el ojete. Depositaba saliva para lubrificarlo. Entonces cogió el pequeño vibrador y lo apoyó en la entrada del hoyito. Empujó y entró, poco a poco.

-Ummmmmm LUCIA!! agggg

Empezó a meter y sacar el apartito en el culete de Olga, que gemía y rotaba el culo. El placer que sentía era maravilloso. Entonces Lucía recordó la pajita doble y llevó sus dedos al coñito de Olga. La masturbaba mientras le follaba el culito con el vibrador.

-Lucia..uf....que bueno mi amor...me voy a correr en seguida.

-Córrete mi amor. ¿Te gusta cómo te follo el culito?

-Aggggg sí, sí.. me encanta.

-Pues ya verás cuando mi padre te folle con su polla.

La idea hizo llegar a Olga al orgasmo. Los dedos de Lucía en su clítoris y el consolador entrando y saliendo de ella, vibrando incansable, provocaron que su cuerpo estallara de placer. Cayó hacia adelante, todavía con espasmos.

-Lu..cía...que rico, mi amor. Cómo me has hecho correr.

-¿Te quedas a comer?

-Vale. ¿Vendrá tu padre?

-Sí

-Ummmmm

CONTINUARÁ