La tentación no vive arriba (11)

Las chicas son iniciadas en el sexo anal..suave

-¿Con las tres?  - Preguntó Miguel. Los huevines se le encogieron, del susto.

-Jajajaja, que carita se te ha puesto. No hombre..que queremos que nos dures mucho tiempo. Además, deseo - miró a su hija - hacerlo con mi niña, si ella...quiere

Olga sonrió. Su corazón se le aceleró. Claro que también deseaba a su madre. Aparte de ser su madre, la persona que más quería en este mundo, como mujer era preciosa. Se sentó junto a ella y se besaron. Miguel y Lucía las miraban. Amanda estaba besando toda la cara de su hija. Le besaba la frente, como hacía cuando era niña. Le besaba las mejillas, y le besaba la boca. Veían como aquellos labios se abrían. Sabían que las lenguas se estarían entrelazando.

Lucía se sentó junto a su padre. Lo abrazó y apoyó su cabecita en su pecho, mientras miraban a Olga y Amanda. Olga había metido una de sus manos dentro de la blusa de su madre y le acariciaba los pechos. Atrapó entre el pulgar y el índice uno de los pezones y lo acarició, endureciéndolo entre sus dedos. Amanda suspiraba, gemía.

-Son bonitas, verdad? - le preguntó Lucía a su padre.

-Si, son dos mujeres preciosas. Sois tres mujeres preciosas.

-Me excita verlas amarse.

-Uf, y a mí. ¿A qué hombre no le gusta mirar a las mujeres? Si hasta los gays las miran. Claro que ellos se fijan en otras cosas.

Lucía llevo la mano a la entrepierna de Miguel. Notó la polla dura bajo el pantalón. La recorrió con la mano.

-Ya veo que estás excitado. - le dijo antes de besarlo.

Las dos parejas se besaban, se acariciaban. Padre e hija. Madre e hija. Se miraban los unos a los otros. Amanda vio como Lucía le bajaba la cremallera a Miguel. Miguel vio como Olga le quitaba la blusa a Amanda y le lamía los pezones. Amanda vio como Lucía metía la mano y sacaba la polla de su padre, tiesa, dura, y Miguel vio como Olga metía su mano bajo la falda de su madre y le acariciaba el coñito. Amanda cerró los ojos, gimiendo.

-Olga mi amor...agggg.

-Levanta el culito, mami.

Olga sacó las bragas a su madre. Antes de dejarlas en el suelo, se las llevó a la nariz y las olió.

-Ummm, que bien hueles, mami

Amanda se mordió el labio inferior. Su preciosa niña le decía que su sexo olía bien. Eso la excitó aún más. Abrió sus piernas y ofreció su mojado coñito a Olga, que no dudó ni un segundo en acercar su cara y lamerlo. Justo cuando la lengua de Olga empezó a pasar a lo largo de aquella rica raja, Lucía empezó a chupar la polla de Miguel.

Lucía, con los ojos cerrados, chupaba aquel duro mástil que le dio el ser. Olga, con los suyos también cerrados, chupaba el sexo por el que vino al mundo.

La habitación se llenó con los gemidos de placer de Miguel y Amanda, y por los sonidos que hacían las dos bocas que les daban placer. Miguel miró a Amada, con las bonitas tetas subiendo siguiendo el ritmo de la respiración de ella. Sus piernas abiertas y la cabeza de Olga entre ellas. Su cara reflejaba el intenso placer que estaba sintiendo. Amanda miró a Miguel. Vio como su polla entraba y salía de la boca de Lucía, cómo su cabeza subía y bajaba a lo largo, dejándola brillante de saliva. Vio como le dio un besito en la punta. Como le pasó la lengua por toda la superficie. Como su mano lo masturbaba suavemente antes de volver a engullirlo.

Sus hijas, sus maravillosas hijas los estaban llevando a los dos al culmen de placer. Amanda empezó a rotar sus caderas, a frotar su coño en la cara de Olga, que no dejaba de atormentarla con su lengua, con sus labios, con sus dedos. que metía y sacaba de su vagina. Miguel llevó sus manos al cabello de Lucía. Acompañó a su cabeza mientras subía y bajaba, tragando su polla, a punto de estallar. No empujaba con sus manos. Sólo acariciaba su cabello.

Olga recordó lo que Lucía le contó acerca del placer que su madre le dio por la mañana en su culito. Sacó el dedo que tenía enterrado en la vagina de su madre, bajó un poquito y mientras atrapaba el clítoris entre sus labios, lo introdujo despacito en el culito de Amanda.

Cuando Amanda sintió la invasión de aquel dedo, su clítoris atrapado en esos labios y la punta de su lengua martirizando su pepitilla, se corrió sin remedio. Dio un grito de placer y la cara de Olga se mojó de sus jugos. Todo su cuerpo se tensó. Los dedos de las manos fuertemente cerrados, así como sus ojos. El placer orgásmico se irradiaba por todo su cuerpo en oleadas de placer.

La bella estampa de Amanda teniendo un orgasmo en la boca de su hija precipitó el orgasmo de Miguel, que empezó a inundar la boca de Lucía de caliente semen. Semen que Lucia tragaba. Los abundantes chorros le llenaban la boca, y ella bebía. El caliente y salado líquido bajaba por su esófago hasta llegar a su barriguita. La sensación era maravillosa. Cuando la polla dejó de manar, siguió chupando un poco más suavemente, hasta dejarla libre de cualquier resto de su querida lechita.

Los 4 volvían a besarse. Lucía a su padre y Olga a su madre.

-Mi niña. que gustito le has dado a mami.

Los besos de Olga eran salados. Su cara olía a sexo.

Lucía acariciaba el pecho de su padre. Su cabeza apoyada en su hombro. Miguel, aún jadeante.

-Papi, ayer, cuando lo estaba haciendo con Olga y tú y Amanda nos mirabais...

-¿Sí?.

-La deseé. Cuando pasé junto a ella,  le di un beso.  En la boca. Y esta mañana he venido a verla. Olga no estaba.

-¿Hiciste el..amor..con ella?

-Sí. También fue maravilloso.

-Gran mujer, Amanda.

-Sí. Me dio mucho placer...Me...chupó..el culito..y luego..con sus dedos..ummmm..fue muy placentero. No me lo esperaba.

-¿Sabes? A tu madre y a mi nos gustaba mucho el sexo. Descubrimos que también sentía mucho placer en su culín.

-Para eso era el vibrador pequeñito, no?

-Pues sí. Oye, había algo que le gustaba mucho que le hiciera..¿ Probamos ?

-Uf...lo que sea, papi..estoy muy..

-¿Cachonda?

-Como una moto, papi. Como una motooooo.

Enfrente de ellos, Olga y Amanda se abrazaban.

-¿Te ha gustado, mami?

-Mi niña, ha sido estupendo.

-Lucía me contó que le diste mucho placer con tu lengua y tus dedos en su culito.

-Y tú me los has dado a mí ahora. ¿Quieres probar?

-Ummmm, sí sí.

En un plis-plas Olga estaba tumbada en el sofá, con las piernas abiertas, lista pare que Amanda le diera placer.

-Cariño. ¡ Qué mojadita estás !

-Mami, comerte me excita mucho..y pensar que ahora me vas a comer todita tú a mí....Ummmmm.

-Olga, tienes un coñito muy bonito, con ese pelito negro y tu piel tan blanca. Enséñaselo a mami.

Con sus dedos Olga abrió sus labios, mostrando su excitada vulva a su madre. Esta brillante, mojada. Amanda acercó su lengua y lamió, varias veces, deteniéndose más tiempo en el clítoris. La punta de la lengua hacía círculos a su alrededor, sin tocarlo. Luego lo atrapaba entre sus labios y lo chupaba.

-Agggggg que bien...

Miguel le pidió a Lucía que se quitara las braguitas. Luego le dijo que se pusiese  tumbada sobre sus piernas, con el culito hacia arriba, entre sus piernas,  perpendicular a él, como si hubiese sido una niña mala y le fuese a dar unos azotes.

-¿Soy mala, papi? - preguntó, poniendo cara de no haber roto nunca un plato.

-No mi amor.

Lucía, divertida se puso como su padre le indicó. Él jamás le había puesto la mano encima.

-Hasta el culete lo tienes como el de tu madre..precioso.

Llevó sus manos a los cachetes de aquel lindo culo. Los acarició, amasándolos entre sus manos. Las tenía llenas de culito. Cuando las separaba, veía en aquella rajita que las partía en dos el apretado anito de su niña, y más abajo, el principio de su coñito. Lucía tenía los ojos cerrados. Aquellas caricias en sus nalgas eran muy relajantes.

-Que rico masajito...Si no estuviera tan excitada me dormiría, papi.

-Más de una vez tu madre e durmió con mis masajes es su culete.

Miguel pasó su dedo corazón de la mano izquierda  por aquella rajita culera, y con la yema de su dedo acarició el esfínter...con mucha suavidad. Sólo dejó el dedo apoyado y lo movió en círculos. Luego se lo llevó a la boca y lo humedeció con su saliva. Ahora la punta de su dedo se deslizaba mucho mejor. Apretó un poquito. Entró en el culito de Lucía, sólo un poquito.

-Aggggg, que rico, papi.

Lo sacó y lo volvió a humedecer, dejándolo bien ensalivado. Ahora entró hasta la mitad, despacito. Aquel culito era caliente y apretado. Con mucha delicadeza, Miguel empezó a meter y sacar el dedo. Lucía gemía y movía las caderas.

-Mi amor, levanta un poco el culito.

-Ummm, si papi...que rico tu dedito...

Lucía levantó el culo, como su padre le pidió. Entonces Miguel llevó su mano libre, la derecha, a la raja del coñito de su niña, y la empezó a masturbar. Su dedo corazón entrando y saliendo de su culito y con la otra mano acariciando su clítoris, también con el dedo corazón. El pulgar  lo metió en la chorreante vagina.

-Tu madre a esto le llamaba 'pajita doble'. Le encantaba que se lo hiciera.

-Aggggggggg ummm, y a miiiiiiii, uf,,papi que gusto...Me encanta la pajita doble

-¿Quieres otro dedito?

-Aghhh ¿En mi culito?

-Sí.

-Siiiiiiiiiiiiiii-

Lucia gozaba de las caricias de su padre. Mecía las caderas y restregaba sus tetas contra el sofá. Sus duros pezones se clavaban en la tela.

En el otro sofá también había gemidos y jadeos. Amanda estaba lamiendo el culito de su niña. Le pasaba la lengua, intentaba meter la punta dentro. La movía dando rápidos lametones al ojete.

-Aggg, mamá!! Que bueno, que bueno, que buenooo.

Amanda se sentía feliz que estar dándole este placer a su hija.

-Te voy a follar el culito con un dedo, Olga. ¿Quieres que mami te folle el culito?

-Agggggg Sí mami

Llevó su dedo pulgar y lo puso en la entrada del redondito culete de Olga. Apretó y entró hasta el primer nudillo. Lo mantuvo allí, mientras lamía la raja del coñito. Los jugos de Olga no dejaban de manar. Estaba muy excitada. Sentía tanto placer, sintiendo la lengua de su madre lamerla y aquel dedo dentro de ella.. Y cuando Amanda empezó a meterlo y sacarlo aquello ya fue lo máximo.

Lucía meneaba el culito. Su padre se lo follaba con dos dedos mientras le acariciaba el coñito también. Lo sintió llegar. Lentamente, pero imparable, el orgasmo se adueñó de ella.

-Aggg Papi, papi...me ...co...roooo

Dejó de moverse. Sus tensos músculos se lo impedían. No respiraba. Sólo sentía. El placer doble. Parecía que tenía dos orgasmos a la vez, uno en su culito y otro en su coñito. Aquellos maravillosos dedos de su padre la llevaron a lo más alto. Sus uñas se clavaron en el sofá. La mano derecha de Miguel se llenó de sus caldos.

Los mismos caldos que estaban llenando la boca de Amanda. Caldos que Olga soltaba al correrse con la lengua de su madre dentro de su coño y un dedo dentro de su culito.

Aquellos dos fuertes orgasmos dejaron a las chichas sin fuerzas. Lucía tumbada sobre su padre. Olga tumbada en el sofá mientras Amanda le besaba los muslos con amor.

-Gracias, papi, susurró Lucía con los ojos cerrados.

-Gracias, mami, susurró Olga con los suyos, también cerrados.

Las chicas necesitaban descansar un poco después del tremendo placer que sus padres les habían proporcionado. Miguel, como mucho amor tumbó a Lucía en el sofá. Amanda acariciaba el cabello de Olga. Miró a Miguel. Miró su polla, erecta. Le sonrió.

-Antes, en la cocina, me dijiste que me ibas a comer

-Toda, preciosa.

Se levantó y se acercó a ella. Amanda se arrodilló delante de él y se llevó la polla a la boca.

-Primero te voy a comer yo un poco a ti.

Amanda se pasó la polla de Miguel por la cara. Sentía su peso. Le pasó la lengua desde los testículos hasta la punta, y luego se la metió en la boca, comenzando una lenta mamada. Sus manos reposaban en sus muslos. El único contacto entre ambos era la polla  y la boca. Y los ojos. Sus miradas estaban clavadas la una en la otra.

Olga abrió los ojos. Miguel tenía sus manos en el pelo de su madre mientras éste lo chupaba. En el otro sofá, Lucía miraba. Olga se levantó y se fue con su amiga. Se acostó junto a ella. Se abrazaron. Las dos miraban, una vez más, a sus padres amarse.

-Lucía, mi amor. Cuanta razón tenías. Mi madre casi me mata de gusto.

-¿Te lo hizo? Te folló el culito?

-Sí..Uf..que rico.

-Mi padre también me lo hizo. Aún estoy floja del gusto tan grande que me dio. Me folló a la vez el culito y el coño. Me hizo una pajita doble.

-jijiji, ¿Pajita doble?

-Sip, así lo llamaba mi madre.

-Parece rico.

-Uf Uf, ya lo creo. Mira.

Amanda se había arrodillado en el sofá, con el culito en pompa. Detrás de ella, Miguel la lamía.

-Le está lamiendo el culito a tu madre.

-Y por los jadeos que da le está gustando mucho.

-Creo que se lo va ha hacer por el culito.

-¿Quieres decir con la polla?

-Sí.

-¿Tú crees? En más grande que un dedo. UF!! Bastante más grande que un dedo. O dos.

Hasta ellas llegó la voz de Amanda.

-Miguel, no puedo más..Fóllame!! Fóllame el culito.

-Pues parece que sí - exclamó Olga

Observaron como Miguel se ponía de pie y se acercaba al redondo culete de Amanda, que se lo ofrecía. Vieron como apuntó con su polla y la puso contra el oscuro y ensalivado agujerito. Vieron como ponía sus manos en las caderas de Amanda y como empezó a empujar. La polla lentamente se abrió paso. Lenta, pero sin pausa, penetró en aquel estrecho culito. Amanda tenía su cabeza mirando a Miguel. Las chicas no veían dolor. Sólo veían la cara de una mujer que estaba sintiendo un inmenso placer.

-Ummm, se la ha metido toda.

-Wow! Me estoy excitando otra vez.

-Y yo.

-Tócame, mi amor.

-Ummm y tú a mí..

Olga llevó su mano al coñito de Lucía, que llevó la suya al de Olga. Empezaron una lenta y suave pajita mutua, mientras miraban la estupenda zodomización que sus padres le ofrecían.

Miguel sentía un enorme placer al penetrar aquel estrecho y precioso culito. Redondito, carnoso. Veía como su polla entraba y salía. Se movía cada vez más rápido, con penetraciones cada vez más profundas. Amanda llevó una de sus manos a su clítoris y se acarició.

-Agggggggg Miguel...como siento tu polla dentro de mí..Que placer, dios mío, que placer...

-Ummm, Amanda, no voy a poder aguantar mucho....

-Ni yo! ahhhh lléname de ti..Dámelo todo...llena mi culito con tu leche calentita.

Los dedos de los pies de Miguel se agarrotaron. Sus manos apretaron con fuerza las caderas de Amanda. Y su polla, enterrada en el fondo de su culito estalló en fuertes chorros calientes. Amanda los sintió llenar sus entrañas, provocando su propio orgasmo. Levantó la cabeza, estirando el cuello y gritó de placer. Parecía que Miguel no iba a parar de correrse. Su polla seguía quemándola por dentro.

En el sofá de enfrente, las chicas se besaban mientras sus cuerpos eran recorridos por dos suaves y placenteros orgasmos. Sus dedos exploraban el sexo de la otra.

Cuando volvieron a mirar a sus padres, Amanda estaba abrazada a Miguel, ambos sentados en el sofá. Se besaban tiernamente. En sus caras se dibujaba felicidad.

-Lucía, tenemos que probar.

-Sí, Olga, tenemos que probar.

CONTINUARÁ