La Teniente - 4

Nora por fin decide hacer caso a su hermana y dar un paso adelante con “C”

LA TENIENTE - 4

El domingo como de costumbre, Nora se fue al gimnasio, al llegar antes de lo habitual, se entretuvo un rato hablando con Nieves, la recepcionista. A los cinco minutos llego él…

-      Hola “C” –saludo la Recepcionista.

-      Hola Nieves, ¿qué tal el fin de semana?

-      Genial, ha sido de los mejores…

-      Me alegro, buenas Nora ¿y tú qué tal?

-      Muy bien, con ganas de entrenar… y ya sabes, hasta que nos separamos mí sábado fue de lo más entretenido, jajajajaja –se rio Nora guiñándole un ojo.

-      Si, la verdad es que si, lo tuviste entretenidillo, sí. Bueno, me alegro por las dos que se os diese tan bien, ya ahora con vuestro permiso, os dejo que me voy adentro a lo mío –se despidió.

-      Hasta luego –dijeron las dos casi a dúo.

-      No sabía que conocieses a “C”  -preguntó Nieves

-      No, no lo conozco, es que nos encontramos el sábado por la noche.

-      Ya veo ¿de modo que os encontrasteis por casualidad y estuvisteis divirtiéndoos juntos, eh? –sonrió

-      No, para nada, hablamos solo cinco minutos, yo me marché a casa en seguida, y el creo que iba a una cita con alguna chica.

-      Ohhh, así que con una chica, es un tío con suerte –dijo Nieves con una sonrisita un tanto forzada.

Nora se estaba divirtiendo viendo los esfuerzos que hacia Nieves por enterarse de lo que había sucedido entre “C” y ella el sábado, también con la cara que puso cuando menciono la cita de “C” con una chica. Era obvio que entre esos dos no había nada de nada, puede que echasen un polvo, pero tenía toda la pinta de que solo fue eso, un polvo y nada más. Aunque también estaba muy claro que a Nieves, “C” le gustaba y que por las trazas que había visto en ella, también estaría más que dispuesta a volver a echar otro polvo con él, lo cual si la jodío un poquito. Cuando entró al salón le vio en la máquina de siempre, de inmediato se dirigió hacia allí con el fin de ocupar algún sitio cercano. En esta ocasión se sentó, se puso a hacer sus ejercicios e intento entablar conversación con él.

Durante la hora en que estuvieron haciendo ejercicios, Nora logró que él, pese a cambiarse de máquinas de acuerdo a sus ejercicios, no dejase de hablar con ella. Le resulto un hombre realmente divertido y con la cabeza bien amueblada, cuando él se despidió para irse a las duchas aduciendo que era hora de irse, ella se marchó hacia el vestuario femenino. Se desnudó, se pegó una duchar híper rápida, se puso luego un poco de perfume, se vistió únicamente con el albornoz, cogió su bote de Gel y se fue directa a las duchas masculinas, donde sabía que “C” sería el único hombre allí, puesto que en el gimnasio solo estaban ellos dos y la recepcionista.

Entro en el vestuario con precaución, solo por si acaso, luego avanzo sin hacer ruido hacia las duchas donde se escuchaba correr el agua, al llegar a la puerta asomo la cabeza y le vio, entro dentro, cerrando despacio tras de sí. Se quedó parada observándole, devorándole con los ojos, mirando su cuerpo de estatua griega, sus finos músculos marcándose en sus hombros, en su espalda, su duro culo, sus fuertes piernas. No era el típico cachas de gimnasio con más musculo que cerebro, y quizá por eso le atraía de ese modo. El cuerpo de “C” era un cuerpo fuerte, sin un gramo de grasa, sus músculos solo hablaban de potencia y elasticidad… entonces se dio la vuelta y la vio allí parada…

-      Hola Nora, ¿pasa algo? –preguntó sin hacer el menor atisbo de intención de taparse, mostrándose completamente desnudo ante ella sin inmutarse.

-      No, nada, es solo que las duchas del vestuario de las chicas ahora mismo no tienen agua caliente, de modo que he pensado terminar aquí… –dijo, contesto con lo primero que se le vino a la cabeza.

-      Bien, pues si quieres pasa y dúchate, si te molesta mi presencia espera un poco a que termine, no tardare nada…

-      No, no me molestas para nada –dijo-, compartiremos duchas…

Se quitó el albornoz del modo más sensual que pudo, mostrándole con desparpajo sus encantos. Nora en realidad y pese a su aparente descaro, estaba desconcertada, no se esperaba esa reacción de “C”. Se le había quedado mirando sin mostrar reacción ninguna a su presencia, cuando se desnudó no solo no se volvió, sino que continuó mirándola sin decir nada mientras se enjabonaba la cabeza, su pene en cambio sí había reaccionado casi al instante, estaba endureciéndose a marchas forzadas, adquiriendo un tamaño más que aceptable.

-      Eres preciosa, tienes un físico envidiable… -dijo sorprendiéndola.

-      Gracias –respondió, mirándole en ese momento descaradamente de arriba abajo-, tú también estas muy bien, y también tienes… algo con un físico admirable… y según veo muy duro… -dijo insinuante.

-      Eso es porque aprecia la belleza cuando la tiene delante… y tú eres muy, muy bella…

-      Gracias de nuevo… -entró bajo el agua, dándose la vuelta le extendió el bote de Gel- ¿te importaría enjabonarme la espalda?.

-      Claro que no –tomó el bote mientras ella se daba la vuelta-, estaré encantado de hacerlo...

Nora sabía que “C” no era ningún tonto, desde el principio, desde que apareció allí con la excusa del agua caliente se había dado cuenta de lo que iba buscando, y aun así, no se solo no había reaccionado aparentemente, sino que le había obligado a ir aún más allá… Solo esperaba que esta última acción diese sus frutos y le decidiese a lanzarse a por ella… o seria ella misma quien directamente se lanzase a por él, pero no iba a dejarlo correr más de un par de minutos, se encontraba excitadísima… notaba su sexo latir de deseo… sentía su piel arder al saberle desnudo a su lado…

Sintió las fuertes manos del hombre pasar sobre sus hombros con delicadeza… solo un par de segundos después, los labios del hombre en su cuello, besándoselo delicadamente, haciendo que se le escapase un pequeño gemido. Lo siguiente fue su culo, pegado a él noto como una barra de acero, como esta se introducía entre sus cachetes, moviéndose lentamente aunque sin amenazar en ningún momento su intimidad. La boca del hombre seguía acariciándole el cuello, la nuca, los lóbulos de las orejas, sus manos en ese instante estaban sobre sus pechos, tironeándoselos, masajeándolos, jugando con sus pezones, lubricándolos con el gel, arrancándole nuevos gemidos de placer.

Las manos del hombre fueron lentamente bajando, acariciándola, desde sus pechos a su estómago, su pene fue frotándose contra sus labios, pasando por toda su raja, amagando con entrar por fin en su interior, pero pasando de la puerta una y otra vez, enloqueciéndola lentamente mientras los labios de él recorrían su piel lamiéndola, besándola, su cuello, sus hombros, su nuca, centímetro a centímetro, lentamente… llevándola al éxtasis, haciendo que sintiese oleada tras oleada de placer, provocando que su sexo se humedeciese como nunca antes había sentido, disparando su excitación al límite…

-      Por favor, por favor… -gimió Nora.

-      Pídemelo… replico mientras mordisqueaba suavemente el lóbulo de su oreja…

-      Fóllame, por favor fóllame ya… -jadeó.

-      Con gran placer… mi diosa… -dijo dándola un suave mordisco en un hombro a la vez que se introducía lentamente en su interior…

-      ¡¡¡¡Ahhhhhh hhhhhh!!!! –soltó un largo gemido al sentir como iba invadiendo lentamente su sexo, a la vez que empezó a sentir caer el agua suavemente sobre ella, aumentando su excitación...

Nora cuando por fin sintió que “C” se había introducido por completo en su interior, hecho su cuerpo hacia adelante levemente, apoyando sobre la pared las manos y arqueando su cintura hacia atrás, recordó que era igual que lo que vio con la recepcionista, igual que en ese instante, cayendo el agua sobre ambos, lo que aumento más si cabe su morbo… se inclinó un poco más, deseosa de que aumentase en profundidad la penetración, deseando sentirse aún más llena. Dos minutos después de que él empezase  follársela, Nora estaba completamente desquiciada por la forma de embestirla, cuatro o cinco suaves y rápidas, para después, retirándose casi por completo, volver a entrar con gran fuerza, como si quisiese empotrarla contra la pared, cuando esto sucedía, a la vez una de sus manos le machacaba el clítoris mientras que la otra le retorcía suavemente uno de los pezones... llevándola al límite, dejándola siempre al borde del orgasmo con esos cambios de ritmo… Otra cosa que le desquiciaba eran la mezcla de palabras cariñosas con los propios gemidos del hombre en su oído, sin contar con los mordisquitos en los lóbulos…

Por fin su cuerpo llegó a su límite, no soporto más y el orgasmo la alcanzo por fin, soltó un alarido al correrse, sus rodillas se empezaron a doblar teniéndose que aumentar su apoyo contra la pared, mientras que “C” que aún no se había corrido la sujetaba por la cintura, manteniendo las embestidas durante un poco más, justo hasta el momento de vaciarse también en su interior. Al sentir el golpe de los chorros de leche de “C” dentro de ella, volvió a sentir un nuevo orgasmo, aunque en esta ocasión muy tenue, pero aun así, increíble por cómo había sido todo. Cuando se recuperó, se separó del hombre, le dio un beso en la mejilla y se puso en movimiento…

-      ¿Te vas? –preguntó él.

-      Si, sabes, creo que es posible que ya funcione el agua caliente en las duchas de chicas –luego de eso salió por la puerta.

Lo cierto es que Nora quería salir de allí lo más rápido posible, el polvo había sido increíble, pero no quería líos fijos con tíos, y la forma de “C” de follar con ella le había mosqueado, no estaba segura de que el no fuese a querer más, algo a lo que no estaba dispuesta. Nora únicamente había querido a “C” para un polvo, un aquí te pillo aquí te mato, y ya estaba, lo habían echado, habían disfrutado, era hora de decir hasta luego y despedirse, un final perfecto para un gran noche de sexo. Por otra parte tenía que reconocerse para sí, que también temía que le pidiese irse juntos a casa de cualquiera de los dos y no poder negarse a su ofrecimiento, por ello quiso en parte poner también tierra de por medio entre ambos…

Al día siguiente en el trabajo, aunque estuviese un pelín preocupada por como lo viese él, Nora se mostró contenta, amable y muy simpática, al punto que incluso su jefe se lo hizo notar. Cuando llegó la hora de ir de nuevo al gimnasio, seguía un poco preocupada por cómo se lo pudiese tomar “C”, para ella solo había sido sexo, y esperaba, confiaba con que él también lo hubiese entendido así, si no, bueno, había preparado sus argumentos para intentar hacérselo comprender, a medida que se acercaba al gimnasio se iba mostrando más nerviosa.

Nada más entrar se encontró con “C” en recepción, hablando tranquilamente con Nieves. Ella les saludo, Nieves le devolvió el saludo y “C” también, además fue el mismo saludo de siempre, y durante la hora en que coincidían allí, él se comportó con toda normalidad, como si entre ellos dos no hubiese pasado nunca nada de nada. Incluso ya casi al final, Nora no pudo aguantarlo más y le sacó la conversación con el fin de dejarlo claro del todo, y si, vio que él lo tenía muy claro…, quizá incluso demasiado claro para su gusto.

-      No te preocupes Nora, sé que solo fue diversión… -dijo sonriente.

-      Si bueno, veras, es que yo ahora no quiero complicarme la vida, ¿sabes?

-      Jajajajajaja, si, lo sé, te entiendo, no te esfuerces en intentar explicarte, te entiendo de sobra. Yo tengo algunas amigas “especiales”, y cuando alguno necesita compañía, nos llamamos… Es como lo que hicimos, un polvo de una noche.

-      ¡¡Ahhh!! entiendo, la cita esa del otro día, cuando la movida, ¿era…?-dijo la pregunta colgando.

-      No, no, para nada, es una amiga, pero la cena solo era para charlar –aclaró.

-      Entiendo, no, es que pensé… bueno…

-      Nada tranquila –dijo, continuando los dos en silencio con sus ejercicios.

Increíblemente, y al igual que le sucedió al principio con el hecho de que la ignorase, también en esta ocasión se sintió molesta por el modo en que “C” se parecía haber tomado lo de la noche anterior. No le gusto el hecho de que poco menos que la considerase como una chica de polvo de una noche, que casualmente era justo como Nora quería que se lo hubiese tomado tan solo un par de horas antes. Ella había estado todo el día preocupada por cómo se lo tomaría, la noche anterior incluso se marchó de las duchas para no complicar las cosas, mientras que según veía, a él sin embargo, como que todo aquello que ocurrió entre los dos le traía al fresco y le resbalaba...

Durante el resto de la semana, Nora estuvo hablando con “C” normalmente, era como si no hubiese pasado absolutamente nada de nada entre los dos, ni comentarios, sonrisitas cómplices, un aumento en la confianza, nada, absolutamente nada de nada. Nora solía salir por la noche irritada consigo misma, ya que esa sensación de molestia con él por no dejar translucir nada de algún modo le fastidiaba, algo que sabía de sobra que iba contra toda lógica, ya que eso exactamente era lo que ella había querido en todo momento que sucediese. Tanto el viernes por la noche, como el sábado, salió con algunas chicas de la embajada a divertirse, se lo paso muy bien con ellas, y no, ninguna de ambas noches se ligó a nadie, nadie le pareció estar a la altura como para irse con él.

El domingo, Sharon se dio cuenta del punto de frustración e irritación que por algún motivo tenia Nora, de modo que como de costumbre cuando veía a su hermanita pequeña en problemas, o con dudas, maniobro para enterarse de que ocurría. Al final Nora se lo contó… más o menos, arrancándole a Sharon unas enormes carcajadas… ante la cara de enfado de Nora…

-      Perdona, lo siento, ya paro de reírme, pero es que es tan gracioso lo tuyo con ese hombre, jajajajajaja… ya paro, ya paro, de verdad, ya paro…

-      Si, ya te veo yo como dejas de reír, ya… -dijo Nora visiblemente molesta con su hermana.

-      Lo siento Nora, de verdad, es solo que parece que por fin te has encontrado con la horma de tu zapato. Realmente no creo que puedas tener una queja real de ese hombre, hasta el momento solo ha hecho justo todo lo que tu querías que hiciese.

-      Si bueno, ya lo sé, pero es que… no sé cómo definirlo, pese a eso me molesta que lo haga así.

-      Oye hermanita, ¿no te estarás enamorando, verdad?

-      ¡¡¡¡Nooooo!!!!, como crees, de eso nada, para nada, no, de ninguna manera, ya sabes que no quiero eso, no, de verdad, no.

-      Bien, buena ristra de negaciones hermanita. Un simple “no” hubiese bastado, no hacía falta que me lo recalcases tanto, ahora ya no suenan creíbles –dijo Sharon irónica.

-      Entonces –tragó saliva- ¿tú crees que yo…? -Nora se quedó pensativa.

-      No, yo no digo eso, solo te he preguntado, nada más. Lo que si me resulta evidente es que ese hombre te gusta. ¿Que solo sea para poder darle de vez en cuando una alegría al cuerpo nada más?, quizá sí, o quizá no, pero en cualquier caso eso es algo que eres tú quien lo debe de resolver, no yo.

-      Bueno, pero eres mi hermanita querida, ¿a qué si?

-      Claro que sí, pero no, gracias, recuerda que soy tu hermana, no tu psicóloga.

-      Si, ya, bueno. La verdad es que sí que me gusta, aunque no le veo de ese modo, ya sabes, como para pareja.

-      Le ves para un polvo de vez en cuando, ¿no?

-      Si, más bien así, para un día que necesite desfogarme con alguien. Es discreto, es consciente de que solo es un polvo con lo que luego no me vendrá molestando con que quiere algo más conmigo, y… bueno… el… -se puso un poco colorada.

-      Y folla de puta madre, eso era lo que ibas a decir, ¿a qué si? –termino la frase Sharon.

-      Sí, eso mismo, tal y como tú dices, el cabronazo folla de puta madre

-      Pues entonces ya está, yo no le veo el problema…

Lo cierto es que Sharon sí que veía el problema de su hermana, pero que muy bien por cierto. No conocía al tío ese, solo sabía lo que su hermana le había ido contando sobre él, pero de una cosa estaba segura, para que Nora fuese tan “expresiva” contando cosas sobre alguien o molestándose como se molestaba y por lo que se molestaba con él, es porque esa persona le interesaba de verdad. Cierto que no porque necesariamente se hubiese enamorado, pero lo que si era indudable era que de algún modo, se sentía atraída, quizá incluso, muy, muy atraída… De seguir por ese camino, Sharon estaba segurísima de que Nora iba a terminar quemándose de verdad y del todo.

La siguiente semana “C” no apareció por el gimnasio, Nora empezó a preocuparse, le intrigaba su ausencia. Al final, el martes de la siguiente semana, tras comprobar que el lunes tampoco había aparecido, directamente le fue a preguntar sobre él a Nieves, la recepcionista.

-      Oye Nieves, ¿sabes si le ha pasado algo a “C”?, es que hace una semana que no le veo por aquí.

-      No, no sé nada… espera un instante que miro una cosa… –dijo mientras empezaba a teclear en el ordenador.

-      Vale, espero.

-      Pues no sé, aquí veo que tiene ya pagado este mes y ha hecho reservas de ausencia para los dos siguientes más un adelanto completo sobre el tercero, de modo que supongo que solo es lo de siempre.

-      ¿Lo de siempre? ¿a qué te refieres? ¿Reservas?

-      Si, ya sabes, lo que te explicamos cuando entraste, la antigüedad en el gimnasio te ofrece descuentos en Spa del grupo, te permite ir a otros gimnasios de la cadena estando de vacaciones, por eso, paga una señal para reservar su plaza mientras no venga, se hace por las vacaciones de los socios y demás.

-      Ya, lo entiendo. Pero dijiste “lo de siempre”, ¿a qué te referías? –pregunto perpleja sin entender.

-      A que esto lo hace de vez en cuando, se va de viaje por negocios y no sabemos nada de él en uno o dos meses, pero como ahora, siempre nos deja pagada la reserva del gimnasio por anticipado para que no le demos de baja, por eso supongo que estará bien, ya regresara.

-      ¡¡Ahh!! Vale, entiendo, solo era porque me extraño no verle estos días.

-      Pues ya sabes, casi seguro que es por eso –dijo Nieves risueña.

-      Oye Nieves, una cosa más que me intriga, ¿tú sabes en que trabaja?, porque irte un par de meses de viaje…

-      Pues no me hagas mucho caso, pero creo que tiene una empresa de exportación e importación o algo así, supongo que esos viajes será para ver clientes y esas cosas.

-      Si, supongo, muchas gracias Nieves…

-      Nada, un placer –dijo Nieves, dando la conversación por terminada.

Nora se marchó como siempre al salón, para hacer su serie de ejercicios, y se dio cuenta de una cosa, echaba de menos la presencia de “C” frente a ella. Especialmente desde que hablaban cuando estaban entrenando, le gustaba principalmente por el mismo motivo por el que al principio le enfado tanto, porque la miraba siempre a los ojos al hablar, y si en algún momento los desviaba no la “repasaba” con ellos, estaba muy cómoda y a gusto con él enfrente, aunque también debía de reconocer que algunas veces hubiese deseado que no fuese siempre tan “correcto”.

El fin de semana siguiente, nuevamente quedo con varias de las amigas de la embajada, salieron por los principales locales de moda, dos de ellas a las dos horas ya tenían un ligue colgado del brazo. Nora era reticente a buscarse de nuevo un ligue ocasional, pero tampoco pensaba dejar pasar si se le presentaba una ocasión que mereciese muy mucho la pena. Y mira tú por dónde, esta ocasión, se dio. Era un chico rubio, de ojos como zafiros, con un cuerpo aparentemente perfectamente moldeado a golpe de gimnasio.

Una de sus amigas, bastante lanzada ella, se dirigió al chico y a sus amigos, entablando rápidamente conversación con ellos. El rubio que se presentó como Jorgen, resulto ser danés y modelo para más señas, lo que explicaba lo guapo que era y el cuerpazo que se gastaba, también se dio la circunstancia de que él también había visto a Nora, mostrándose según dijeron luego sus amigos, bastante interesado en ella. Estuvieron los dos bailando juntos casi toda la noche, al final fueron de los últimos en despedirse, Nora acepto el ofrecimiento de Jorgen para tomar una última copa en su apartamento, uno de los principales motivos para que Nora aceptase tan rápido, fue que según dijeron, estaban de paso, solo se quedarían en España tres o cuatro días como mucho.

Entraron en su piso, Jorgen amablemente mientras hablaban le preparo la copa, después de tomársela puso música lenta e invito a Nora a bailar con él. Estuvieron bailando despacio, lentamente durante un par de canciones, cuando empezaba la tercera, Nora sintió los labios del hombre sobre su cuello mientras sus manos acariciaban suavemente su espalda, los labios del hombre fueron bajando hasta llegar al nacimiento de sus hombros, Nora dejo escapar un suave gemido de placer. Sentía como su piel se erizaba con la caricia.

Los labios del hombre abandonaron su cuello y fueron en busca de los suyos. La lengua de Jorgen recurrió sus labios, Nora los entreabrió, aceptando la lengua que los recorría. Entonces ambas se entrelazaron, los brazos de Nora se cerraron con fuerza sobre el cuello masculino, su cuerpo se pegó lo máximo que pudo al de él, pudo sentir perfectamente como crecía su erección contra su vientre. Noto como se empezaba a excitar, como se empezaba a mojar… Se retiró de él un par de pasos hacia atrás, lentamente mientras le miraba a los ojos, Nora empezó a quitarse ropa, muy sensual, notando como aumentaba la excitación y el deseo del hombre…

El al verla desnudarse la imito a toda velocidad, muerto de deseo por poder poseerla. Cuando se bajó los bóxer quedo al aire su polla, tiesa, dura, erguida, ligeramente cimbreante, de la punta de su glande empezaban a colgar hilos de líquido preseminal, tal era el grado de excitación que tenía. Nora se mordía los labios viendo aquello, trago saliva cuando vio como Jorgen enfundaba esa maravilla en un preservativo, nada más quitarse las braguitas, sintió como las manos del hombre la sujetaban por la cintura alzándola del suelo sin dificultad. Jorgen la tumbo en el sofá, situándose entre sus piernas, su pene mientras buscaba afanoso la entrada de su sexo.

Nora no podía ya más, mientras que con una mano se aferraba al cuello del hombre, metía la otra entre ambos, logrando enseguida su objetivo, que no era otro que coger el pene de su amante y conducirlo con seguridad a la ansiosa entrada de su sexo. Fue poner el glande sobre su entrada, sacar su mano de allí, y Jurgen empujar con todas sus fuerzas, enterrársela pon completo en su interior de un único y potente caderazo. Nora al sentirse penetrada de ese modo, aumento la fuerza de su abrazo, apretando a Jorgen contra ella mientras se arqueaba de placer, lanzando un largo y agudo gemido…

Era un polla de unas más que respetables proporciones la que Nora tenia dentro de su sexo, martilleándola como si fuese un pistón, Jorgen empujaba con todas sus fuerzas, como queriendo empotrarla contra el sofá. Tenía sus manos sobre sus glúteos, le había alzado levemente las caderas, de modo que las penetraciones le resultaban mucho más fáciles, y exigían, pese a su fuerza, mucho menos gasto físico para él, en cambio, Nora no notaba diferencia ninguna, seguía sintiendo como era follada con dureza, arrancándole sin cesar gemidos y jadeos, incluso algún que otro grito o chillido. Por fin alcanzo un orgasmo realmente escandaloso, no pudo evitar lanzar un alarido de goce… Solo un minuto después, sintió como Jorgen se tensaba sobre ella, como su polla empezaba a tener contracciones y a dar latigazos, corriéndose enseguida.

Quedo jadeante, sin fuerzas, con el hombre tumbado sobre ella, también jadeante por el esfuerzo, pero los besos que empezó a sentir en su cuello, le indicaron con claridad que aquello aún no había terminado, que todavía les quedaba noche por delante para seguir disfrutando. Jorgen lentamente empezó a bajar por el cuerpo de Nora, la beso el cuello, los hombros, para finalmente centrarse en sus pechos, lamiéndolos, mordisqueándolos, arrancándole nuevos gemidos de sus labios, haciendo que su manos acariciasen su cabeza, mientras su cuerpo se arqueaba y su pelvis se alzaba intentando encontrar de nuevo su pene para que la llenase.

Estuvieron follando en el salón durante buena parte de la noche. Al final ambos quedaron derrengados, muertos, completamente rotos en los brazos del otro. Estuvieron hablando un poco mientras se recuperaban, entonces Jorgen hizo la pregunta que de ningún modo Nora quería oír, le pregunto si se volverían a ver… Como buenamente pudo desvió la conversación dándole largas, aun así, también tuvo que escuchar la petición por parte de Jorgen de su número de teléfono, que también consiguió evitar. En cuanto el Danés se durmió, aprovecho para recoger todas sus cosas en silencio, se vistió despacito y sin hacer ruido, después, furtivamente abandonó su casa.

Al llegar a la calle andó un centenar de metros, paro el primer taxi que pasó y se marchó a su casa. Iba sonriendo, había sido una gran noche, Jorgen era un excelente amante, había disfrutado enormemente con él, era un hombre divertido, cariñoso, atento, y peligroso, ya que estaba claro que quería más de lo que ella estaba dispuesta a ofrecer… por fortuna no se conocían y esperaba no tener que volver a verle. Supuso que por un lado él tendría que regresar a su país, y por otro, ella no saldría en un par de semanas, ya que por motivos de trabajo, también tendría que trabajar las mañanas de los fines de semana de lo que le quedaba de mes.

Una cosa que si le sorprendió e incluso quizá preocupo un tanto, fue que en un momento dado, mientras estaban follando, casi en el momento de alcanzar el orgasmo, cuando estaba a punto del Clímax, estuvo en un tris de llamarle “C”, no sabía ni como había logrado evitarlo… Nuevamente, estando con otro, “C” había vuelto a ocupar su mente… eso le preocupaba…

CONTINUARA