La Teniente - 10
Nora empieza a pensar seriamente si intentar tener algo serio con C, cuando por sorpresa recibe una sorpresa por parte de este y de alguien más y es una sorpresa enorme.
LA TENIENTE - 10
A finales de Julio Nora regreso de nuevo a España, solo un par de días más tarde empezó a trabajar de nuevo en la embajada. Sus compañeros y alguna de sus amigas de allí enseguida se interesaron por como lo había pasado, también su jefe directo y el hombre de la agencia para su sorpresa, ya que entre ellos rara vez iban más allá de un buenos días cuando se cruzaban.
Después de la marcha de “C” a New York, Nora tuvo una conversación con su madre, el motivo de que aun estuviese dándole vueltas era por el hecho de que esta nunca se había inmiscuido en las relaciones de sus hijas con sus novios. Sin embargo, en esta ocasión, si bien quizá el termino inmiscuirse no fuese muy preciso, sí que hablo seriamente con ella de su comportamiento con “C”. Hablaron de bastantes cosas, pero hubo una en concreto que se le quedo metida en la cabeza, su madre le dijo que el principal problema que tenía, es que no solo no era sincera consigo misma, sino que además iba dando bandazos alrededor de “C”, tan pronto se acercaba como se alejaba, tan pronto parecía una novia celosa como alguien a quien le importaba tres pimientos. Su madre tras esto, le dijo que empezase a pensar en serio en tomar una decisión con respecto a “C”, arriesgarse por él o dejarle marchar definitivamente…
El segundo día de su regreso fue al gimnasio, esperaba y en cierto modo temía el momento de volver a encontrarse con “C”, pero no apareció. No le dio la menor importancia, ya que pensó que quizá aun le quedasen algunos días de vacaciones. Diez días después, “C” seguía sin aparecer, por lo que Nora empezaba a intranquilizarse, especialmente al tener las palabras de su madre martilleándole la cabeza…, al final, le preguntó por él como de pasada a Nieves, la recepcionista del gimnasio. Por lo que esta le comentó, había estado por allí un par de días antes de que ella regresase de vacaciones, después, como ya había hecho en otras ocasiones, avisó de que durante una temporada no iría.
Nora se quedo más tranquila tras esto, sabía que el gimnasio por norma, si un socio no aparecía durante cierto tiempo, solían darle de baja y dejaban de pasarle el cobro, motivo por el que “C” avisaba de esas “desapariciones”. Para que entendáis el motivo de esto, os explicare que el gimnasio tenía una serie de bonos de distintos servicios para socios, masajista, fisio, solárium, sauna, etc… Para acceder a estos bonos con importantes descuentos para otros establecimientos y profesionales, había que llevar un cierto tiempo apuntado, por eso, era más rentable seguir pagando un pequeño canon de reserva, que borrarte y luego apuntarte de nuevo. Nora en cierto modo se alegró de su marcha, ya que le daba tiempo y calma para poder pensar…
“C” estuvo ausente durante algo más de un mes y medio. Nora se alegró mucho de volver a verle, aunque el hecho de que estuviese en la recepción, hablando animadamente con Nieves, y que esta se estuviese riendo, además de coqueteando de forma más que evidente con él, apago bastante su euforia. No obstante, se apresuró a acercarse a él para saludar poniendo su mejor cara pese a que por dentro empezaban a llevársela los demonios. Su reacción realmente la sorprendió, ya que por primera vez, la abrazo, dándola dos besos en la mejilla y recibiéndola con una más que evidente alegría por verla. La sorpresa de Nora, derivaba de que en el gimnasio, aunque ya habían demostrado que se llevaban bien, en cierto modo, habían mantenido unas distancias… justo hasta ese instante, en que además lo estaba haciendo ante los morros de Nieves, únicamente centrándose en ella en esos instantes...
Cuando Nora salió de los vestuarios cambiada para empezar con sus ejercicios, nueva sorpresa, se encontró con “C” esperándola para entrar juntos en la sala, y de nuevo, el comportamiento de “C”, había vuelto a cambiar. Estuvo hablando con ella mientras hacían ejercicio, cosa que hasta el momento no había ocurrido, ya que este siempre se abstraía cuando lo hacía o bien había sido ella quien iniciase siempre la charla, nunca él. Nora no sabía muy bien por donde tomarse todos estos cambios en el comportamiento de “C”, seguía un poco perpleja por tanto cambio… el colmo llegó, cuando “C” la invito a cenar con él esa misma noche en su casa… Evidentemente, acepto…
“C” preparo rápido algo ligero para pasar regado con un vino bastante aceptable para la ocasión. Nora no pudo evitar preguntarle...
- ¿Dónde has estado?
- De viaje de negocios, interesante, pero algo complicado…
- Ya, espero que te fuese bien al final, pero no me has respondido…
- Estuve en Kenia, regrese de Nairobi hace un par de días.
- ¿Y qué estuviste haciendo allí?
- ¿Qué medidas de seguridad rodean a tu embajador? –pregunto “C” como respuesta.
- Touche –respondió Nora-, vale, comprendido… -dijo con una sonrisa, aunque era evidente que no le había hecho gracia.
- Nora, no te enfades, pero esta es una de esas ocasiones de las que hablamos estas vacaciones… y por las que lo nuestro no funcionaria…
- Lo sé, lo sé, pero no esperes que no me fastidie no saber –dijo echándose a reír.
- ¡¡¡Ehhh!!! Eso es pura curiosidad femenina…
- ¿Me estas llamando cotilla? –le dijo sonriendo Nora, a la vez que le daba un puñetazo flojito en un hombro.
- Ejem… mejor lo dejamos así, ¿no? –dijo sonriente “C”.
- Si, será mejor –acepto una risueña Nora.
- Pero es una pena no poder…
- Si, lo es, pero es lo que hay… -atajó Nora.
- Dime una cosa, ¿estarías dispuesta a arriesgar tu carrera por estar conmigo? –preguntó “C” por sorpresa, pillándola completamente desprevenida.
“C” la observaba tranquilamente, analizando cada una de sus reacciones, y Nora era perfectamente consciente de ello. Lo cierto es que la pregunta le había pillado por sorpresa y a contrapié, verdad era que estaba ahí flotando desde el verano, y desde entonces había estado pensando en serio sobre lo que quería para sí misma, como quería realmente ordenar sus prioridades. Ahora era evidente que “C”, no había preguntado por preguntar, que la respuesta que quería escuchar, era una respuesta “definitiva”… y parecía quererla ya, en ese mismo instante, pensó que como dijo su madre, era hora de que dejase de dar bandazos, pero aun con esto sabía que necesitaba desesperadamente tiempo para poder ordenar sus ideas.
- ¿Y tú? ¿Arriesgarías tu negocio por mí? –devolvió la pregunta, con la intención de ganar ese precioso tiempo para poder pensar.
- Si, desde luego que sí, sin dudarlo en absoluto además, pero no solo es mi negocio lo que arriesgaría por ti Nora, yo arriesgaría muchísimo más que eso por ti… -fue la sorprendente respuesta de “C”.
- No entiendo a que te refieres –dijo una Nora completamente fuera de juego por la “extraña” respuesta.
- Supongo que no, pero tú aun no me has contestado… -replicó “C”.
Nora tragó saliva, no estaba muy segura de que hacer, era un pregunta muy, muy, muy seria. Se quedo pensando, mirando fijamente a los ojos de “C”, en los que para su sorpresa, no podía ver absolutamente nada, era como si estuviese perdido en su mundo, pero en esta ocasión sabía que no era así, que estaba muy consciente y muy pendiente de ella. Suspiro y por fin tomo su decisión… si algo sabia más que de sobra era que no podía seguir engañándose como una idiota o dudar más, “C” había dado un paso importantísimo para los dos, pero fue muy consciente de que el próximo le tocaba darlo a ella, y si de verdad deseaba seguir adelante, ese era el momento de darlo…
- La verdad, si, lo haría… Estaría contigo aún a riesgo de que mi carrera se estancase o se perjudicase, pero entiende bien una cosa, soy militar, oficial, siempre habrá cosas sobre las que no podamos hablar, o periodos de tiempo en los que quizá yo deba de estar muy lejos de ti, más tiempo de lo que tu estas fuera y muy posiblemente rodeada de hombres… La cuestión es… ¿podrás tu con esas condiciones?
- Si, si que podría con ellas, si… -respondió muy serio-, con todas.
- Ya te conteste… ahora… -“C” la interrumpió.
- Mi respuesta también es si, lo arriesgaría todo por estar contigo Nora, y más de lo que quizá ahora mismo puedas imaginar...
- ¿Y eso que significa?
- Lo que he dicho, que yo también arriesgo mucho, solo eso…
- Pues no me parece que sea solo eso… -dijo mirándole con los ojos entrecerrados.
- Si te sirve como respuesta, me refiero a arriesgar toda mi vida por ti…
- Bien… tengo que irme, es tarde ya… -dijo Nora.
Nora se levantó para marcharse, estaba un poco aturullada por lo rápido que había ido todo esa noche, necesitaba estar tranquila en su casa, a solas, se sentía como si se hubiese lanzado al vacío sin paracaídas de reserva. Se inclinó un poco para recoger su bolso cuando sintió tras de sí a “C”, sintió su cuerpo junto al suyo, segundos después sus brazos rodeándole la cintura y sus labios junto a su cuello, echándole el cálido aliento sobre la piel. De inmediato se empezó a mojar, se empezó a excitar al sentirle tan cerca… Dijo un tímido “no”, justo segundos después, “C” le respondió al oído con un suave “si” a la vez que le mordisqueaba el lóbulo de la oreja y sus manos se cerraban sobre sus pechos, sus dedos acariciando sus pezones… Nora no pudo evitar gemir…
- Ahhhhh… uhmmm… mañana… tengggg… ooo… que trabajar…. Uhmmmm –gemía.
- Mañana –la besó el cuello- pero no ahora –siguió besándola hacia la espalda- ahora disfruta…
Nora se sentía en la gloria, mientras que su cuerpo pedía mas, su mente no dejaba de martillarla con que eran muy tarde y tenía que descansar… Al final, fue su instinto el que se impuso poderosamente ayudado por las “crueles” maniobras de “C” en su cuerpo. En esos momentos ya estaba casi desnuda aun sin saber cómo había llegado a ese estado, sentía también la polla de “C” entre los cachetes del culito. Sentir como la barra de carne se mecía entre ellos, como se frotaba, como pasaba ante su sexo y su culito, sin decidirse a entrar en ninguno de ambos lados, la estaba enloqueciendo poco a poco.
- Fóllame “C”, fóllame ya, por favor…
- Tus deseos son ordenes para mi… -le mordió de nuevo la oreja arrancándola un fuerte gemido una vez mas...
Nora sintió como la polla de “C” esta vez se detenía ante la entrada de su sexo, como este la forzaba a inclinarse un poquito y apoyarse en la mesa, para de seguido, sentir como el pene de “C” iba entrando lentamente en su interior, arrancándola un prolongado gemido, que duro hasta el mismo instante en que este quedo enfundado por completo en su interior… Sorprendentemente para ella, nada mas metérsela del todo hasta el fondo, “C” dio dos rápidos caderazos, se retiro solo unos pocos centímetros para volver a entrar luego con todas sus fuerzas… Creyó sentir que el extremo del pene llegaba a su cerviz, lo que automáticamente desencadeno un orgasmo brutal… se cayó redonda contra la mesa… Cuando se recuperó…
- Eres un cabronazo… ¿Qué me has hecho? –dijo mientras giraba la cabeza para mirar a “C”.
- Solo conseguir que te corrieses vivía por las patas… amor…
Fue escuchar la palabra “amor” de los labios de “C” y sufrir un involuntario estremecimiento. A los tres segundos y antes de poder reponerse de la impresión causada en ella por la palabra, de nuevo empezó a sentir como “C” se movía de nuevo en su interior… Nora se sentía en la gloria, nuevamente era incapaz de dejar de suspirar, jadear, gemir, e incluso, algunas veces, insultos mezclados con suplicas… Por sorpresa, “C” se retiro, la hizo dar la vuelta y la cogió en brazos, a la vez que buscaba sus labios con ansias, luego con ella así, se la llevo al dormitorio, lanzándola cobre la cama… y lanzándose el hacia ella justo detrás.
“C” en esta ocasión iba buscando algo muy concreto, como no tardaría en darse cuenta Nora. Se situó sobre ella, sujetando sus piernas y alzándolas, pasándolas luego por encima de cada uno de sus hombros, para de este modo, poder llegar incluso más dentro de ella… Pero esta posición, aparte de aumentar la profundidad de las penetraciones, también traía aparejada otra ventaja, que dejaba el agujero del culito de Nora completamente expuesto a alguien que supiese que hacer… y “C” lo sabía.
Nora estaba enfebrecida, con “C” sobre ella follándola sin piedad, llevándola hacia el clímax, cuando notó algo en la entrada de su culito, algo que poco a poco se empezó a introducir suavemente, cambiando por completo sus sensaciones, haciéndolas más complejas a la vez que mas placenteras… “C” acababa de empezar a introducirle, perfectamente lubricadas, unas pocas cuentas anales en soporte rígido, moviéndolas lentamente dentro de Nora. Alcanzó un gran orgasmo solo minutos después de que “C” empezase con las cuentas, de nuevo, le resulto devastador a la vez que agotador, especialmente, porque en esta ocasión, “C” se corrió en su interior a la misma vez, ayudando también de este modo a potenciar sus sensaciones al sentir los chorros golpear su cerviz… Quedo completamente derrotada, muerta sobre la cama… “C” se incorporo un poco con cierto esfuerzo, se situó a su lado y la abrazo contra si… quedando ambos dormidos casi de inmediato, tal y como estaban, sudados pero muy, muy satisfechos los dos.
Por la mañana, de madrugada, Nora se levanto, con mucho cuidado de no hacer ruido se metió en la ducha. Cuando termino se vistió, recogiendo sus cosas procurando no despertar a “C”, se marchaba cuando…
- Antes de irte dame al menos un beso, ¿no?
- Jajajajaja, vale… -Nora con cuidado de quedar fuera de su alcance le beso en los labios.
- ¿Y ya está?
- Sí, que se me va a hacer tarde, y si me pongo a tu alcance no me voy en un buen rato –dijo Nora riéndose.
- Nora… ¿estás segura de lo que dijiste anoche? –dijo repentinamente serio, mucho más de lo que Nora nunca le había visto hasta el momento.
- ¿De arriesgar mi carrera por estar contigo? –preguntó también muy seria al ver a “C”.
- Sí, eso mismo –respondió él.
- Si, absolutamente, ahora más que nunca, lo estoy –respondió Nora tajante y con firmeza.
- Bien, toma, entonces, ponte esto, es algo muy especial… -dijo “C”.
Se levanto y sacó de uno de los cajones de su mesilla un collar de plata que llevaba una preciosa Cruz Ansata. “C” se la puso al cuello mientras aprovechaba para besárselo, lo que provoco que según fijase el cierre, Nora se apartase corriendo para evitar caer de nuevo en sus redes, sabía que si le dejaba hacer, no podría evitar quedarse para hacer el amor de nuevo, lo que le supondría llegar tarde a trabajar… y no se lo podía permitir, de modo que salió corriendo de casa de “C” en cuanto pudo.
Nora iba camino de la embajada como en una nube, podía parecer poco, pero ese colgante que “C” le había regalado y puesto en el cuello, para ella ahora también significaba mucho. No pudo dejar de sonreírse al pensar en lo que diría su madre de verla en ese estado de alegre ensoñación… Esta le duro poco la verdad, a las dos horas de estar en la embajada, termino toda su alegría, se cruzo en los pasillos con Robert Taylor cuando entró e iba camino de los vestuarios para cambiarse, el hombre de la agencia, que se la quedó mirando fijamente durante unos segundos. Solo dos horas después, estaba ante la puerta de su despacho, llamada por él… Esta vez en cuando dio un paso dentro, se puso nerviosa… la cara del hombre era muy seria, de una seriedad preocupante, sobre todo cuando dijo sus primeras palabras…
- Teniente, por favor, ¿podría dejarme examinar de cerca ese collar que lleva?
- ¿Perdone? –pregunto sorprendida y preocupada por la petición.
- ¡¡Que me permita ver ese colgante ahora mismo!! –esta vez, por su tono de voz, Nora se dio cuenta de que no era una petición a la que podía decir sí o no, era una orden en toda regla.
Nora lentamente se quito el colgante pasándoselo al hombre, que lo miro con detenimiento, especialmente la Cruz, ante el cada vez mayor, nerviosismo de Nora. Unos minutos después le devolvió el collar junto con unas disculpas por la forma tan brusca de pedírselo, después de eso, la dejo con la boca abierta…
- ¿Está completamente segura de querer poner en riesgo la posible proyección de su prometedora carrera por su amigo?
- Perdone señor, ¿cómo dice? –estaba sorprendidísima de la pregunta.
- Me entendió perfectamente la pregunta, ¿desea seguir adelante con su relación con su amigo?, la respuesta es fácil, si, o no… y la quiero ahora Teniente.
- Sí señor, estoy segura de querer correr el riesgo para mi carrera y poder estar con él –respondió apretando los dientes.
- De acuerdo, es su decisión, y veo que considera que es firme, ¿correcto?
- Si, ¡¡¡es firme señor!!! –exclamo completamente decidida, apretando los dientes, enfadada por la aparente intromisión que no sabía a qué coño venia y lo que era peor, como narices se podía haber enterado de ello.
- Muy bien, tome, lea y rubrique este acuerdo –dijo poniéndole un montón de papeles, que había sacado de un cajón de su mesa, ante ella-. Le advierto que tras firmar esto, estará bajo la ley de confidencialidad de por vida, si cuenta algo de lo que sepa, de lo que accidentalmente o no pueda averiguar, será condenada a cadena perpetua en una prisión militar de máxima seguridad, y desde ya, le garantizo que nunca volverá a ver la luz de sol porque de allí solo saldrá cuando muera, piénseselo detenidamente, teniente.
Decir como estaba Nora en esos instantes, sería difícil de explicar o de expresar, tenía los ojos abiertos como platos, las manos le temblaban y no era capaz de coordinar dos pensamientos seguidos, tal era su sorpresa por lo dicho por el agente de la CIA.
- No… no entiendo… -tragó saliva.
- Es muy simple teniente, si quiere estar con su amigo, firme esto, en caso contrario, olvídese de él… y para siempre –dijo tajante y con voz muy dura el hombre de la CIA.
- Yo no quiero traicionarlo, no soy espía de… -tartamudeo sin saber casi ni lo que decía, el hombre entonces la cortó muy serio.
- No he dicho que tenga usted que hacer nada, no se trata de que lo espié o traicione de algún modo.
- Pero…
- Dos opciones, separarse y no volver a verle más o firmar esto para poder estar con él… elija, y hágalo ya… no le queda tiempo teniente –la presiono.
- Entonces firmare –dijo Nora en cuanto la sorpresa le permitió hablar de nuevo sin soltar un gallo con la voz, acto seguido estampo su firma en los documentos.
- Bien teniente, tiene el resto del día libre ya lo he arreglado por si aceptaba firmar. Ahora, le sugiero que regrese a casa, y hable con su amigo… por cierto, si me hace un favor, dele esto de mi parte… y no comente nada de esto con nadie… que no sea él, claro… -sonrió.
Para sorpresa de Nora, su inmediato superior le confirmo que tenía el día libre, y no solo eso, sino que también tenía libre el siguiente. Decidió ir a casa de “C”, no podía dejar de pensar en todo lo raro que había sido lo sucedido, por otro lado, el pendrive que le había dado el hombre de la CIA para entregar a “C” le quemaba en el bolsillo… Se repetía, que “C” iba a tener muchísimas explicaciones que dar en cuanto le echase la vista encima, recordó que ya una vez estuvo muerta de ganas por preguntarle si tenía algo que ver con la CIA, ahora desde luego, no pensaba callarse, aunque visto lo visto, era obvio que la pregunta en esos momentos sobraba… Caminando velozmente, entró al portal de “C”, subiendo por las escaleras casi a la carrera, no se molesto ni en esperar el ascensor, se le hacía eterno el tiempo que tardaba, tenia muchísima prisa por echarse a su “amigo” a la cara… Al llegar a la puerta de “C” llamo de forma compulsiva hasta que este abrió, luego le empujo hacia dentro, cerró la puerta de un portazo con el talón tras pasar, llevando a “C” hasta un sofá. Cuando “C” estuvo ante él, le hizo sentarse de golpe al pegarle un fuerte empujón que lo derribo…
- ¿Qué pasa? –dijo “C” sorprendido.
- Toma, me han dado esto para ti en la embajada… de parte de la CIA -dijo Nora lanzándole el Pendrive a “C”, que lo recogió al vuelo.
- Ya veo, supongo que estarás algo sorprendida por todo…
- ¿Sorprendida? ¿Sorprendida?... –se alteró-. ¡¡Nooo, que vaaaa!!! Como me va a sorprender que alguien de la CIA me llame a su despacho, me ponga un montón de papeles delante para firmar, me diga que si hablo de algo que no se qué coño es…, terminare en la cárcel de por vida y para rematarlo, me mande a verte a ti con un puto pendrive que debo de entregarte en mano, ¿sorprendida dices?... ¡¡¡GILIPOLLAS, QUE ERES GILIPOLLAS!!!... –Nora estaba alteradísima, había explotado todo lo que llevaba acumulado desde por la mañana.
- Bien, cálmate, por favor… siéntate, venga… -pidió “C” con tono suave.
- ¡¡¡No me sale del coño sentarme y tampoco me da la gana calmarme!!!, ahora empieza a contar que narices tiene que ver contigo la CIA o tú con ella antes de que me lie a golpes –dijo Nora apretando los dientes y muy alterada, abriendo y cerrando las manos mientras parecían crujirle todos los huesos, muerta de ganas por hacerle puré.
- Está bien… la primera vez que te vi… -Nora le interrumpió de malos modos.
- Fue en el gimnasio…, ¡¡¡Ahhh, ya!! me lo supongo, puede que incluso antes de que yo te viese cuando te sentaste frente a mí… ¿no?... –su voz se endureció aún más-. ¡¡¡Déjate de rodeos de una puta vez… y habla!!! -dijo clavándose las uñas, intentando controlarse para no abofetearle o algo peor por andarse por las ramas.
- No, la primera vez que te vi, estabas saliendo por la ventanilla de la puerta de un Hammer. Un vehículo, que estaba tumbado de lado por el impacto de un proyectil, un RPG… fue en Afganistán.
- Co… com… como dices –tartamudeo con los ojos muy abiertos, completamente superada, dejando el cabreo e incluso el pensar de lado por la sorpresa.
- Caíste al suelo –continuó explicando sin detenerse-, un insurgente te apunto a la cara con su AK… poco después su cabeza se deshizo por el impacto de una bala explosiva del calibre 50 con fulminato de Mercurio. Luego fuiste alcanzada mientras cubrías a tus hombres para que estos pudiesen salir del coche, el hombre que te alcanzó también murió. Como al que te apunto con la AK, una bala del calibre 50 con fulminato de mercurio le mató, concretamente le destrozó el pecho… sobre el corazón…
- No… no… no entiendo… te dieron a leer esos informes… la CIA te los dio… ¿Por qué…? –Nora era incapaz de asimilar…
- No Nora, nadie me dio a leer ningún informe, yo estaba allí, el hombre que te apunto con la AK estaba mellado, le faltaba un diente, se llamaba Khalil Tarik y era jefe de un grupo de Al Qaeda en Afganistán, él era mi objetivo principal. No supe que ese militar estadounidense al que salvé eras tú hasta que no empezamos a acercarnos tanto… y te investigue. Te vi ese día por primera vez, y fue a través de la mira de mi Barret M82…
- No, no, es imposible, no pude ser… no… -Nora se negaba a aceptar todo aquello.
- Pues lo siento, pero me temo que si, si es. Del mismo modo, que también fui yo, quien eliminó al hombre con el chaleco bomba cuando fuiste a Afganistán a rescatar a aquella mujer y sus hijos, también fui el que os cubrió del resto de sus amigos y el que elimino a dos de los tres que quedaron vivos tras vuestra marcha, el otro murió al dar la vuelta al hombre de la bomba y explotar esta por la trampa que dejasteis para ellos. Te reconocí perfectamente cuando te quitaste el casco para ponérselo al chico… por eso el primer insurgente que se te acerco recibió el disparo en la cabeza, pero para el segundo fueron dos consecutivos sobre el pecho… para asegurarme… -suspiro-. Fue poco profesional de mi parte, pero entenderás que con lo que siento y en ese momento ya sentía por ti no podía permitir que te ocurriese nada… me sorprendió reconocerte allí, cuando regresé, fue cuando te investigue a fondo, hice que moviesen unos hilos para mí y descubrí lo de la vez anterior.
- Eres… eres… “Él”… -tartamudeó.
- Ahhh, ya, ese estúpido apodo, si, supongo que sí, soy ese que llaman “Él”… Cuando me dijiste que sí, que aceptabas poner por mi tú carrera en peligro, te dije que yo también, que pondría algo más que eso en juego por ti, me preguntaste que era, ¿recuerdas?
- Sí, pero no veo que…
- Eso que pongo en riesgo por ti, es mi vida –la cogió de las manos-. Nora, escúchame atentamente porque esto que estoy haciendo, este paso que estoy dando ahora, es muy serio para mí. Tengo sobre mi cabeza una docena de fatwas de diferentes grupos extremistas que piden mi cabeza, incluso unas cuantas sanciones de muerte de algunos otros no muy contentos tampoco conmigo. Podrías obtener fácilmente millones de dólares por mi nombre, solo tendrías que contactar con cualquiera de ellos… y dárselo para que te diesen encantados la cantidad que les pidieses.
- No, yo… es que… no… lo siento…
Nora se levantó de un salto y salió corriendo del piso de “C” a todo correr, yéndose directamente a su casa, su cercanía la turbaba. Necesitaba pensar, necesitaba ante todo estar sola para pode pensar con calma y asimilar todo lo que acababa de saber, necesitaba… estar muy lejos de “C” en esos momentos… Sabía que de seguir allí con él no podría pensar con claridad, todo había sido muy repentino y “C” para ella estando cerca era como la llama para la mariposa… necesitaba estar sola, lejos de “C” para poder aclararse…
Cuando llegó a casa le caían algunas lágrimas, no se entendía, no se comprendía, no sabía qué coño hacer, no entendía nada de nada… Cuando estuvo en Afganistán, tanto la primera como la segunda vez, cuando Amira, hubiese dado lo que fuese por poder conocer en persona al legendario Francotirador… pero… por algún motivo, ahora mismo lo último que quería es que fuese “C”, no quería admitir que esa persona fuese él… no entendía por qué, pero no lo quería, de ninguna de las maneras…
Nora era militar, era oficial del cuerpo de Marines cuyo entrenamiento era infernal, había visto acción, había sido herida en combate, sin embargo, cuando “C” le dijo quién o lo que era en realidad, no se comportó como tal, y lo sabía muy bien. Era consciente de que su reacción no había sido nada profesional, mas parecía que hubiese sido la de una “mujer” asustada y quizá, incluso herida, pero no la de la mujer fuerte y dura que se suponía que era, pero es que la sorpresa había sido monumental, había ido sabiendo que “C” era algo más de lo que se había imaginado y que estaba relacionado con su país de algún modo, lo que la tranquilizaba, pero pensaba que pertenecería a los servicios secretos Españoles, un agente de campo de estos, un enlace de ellos con la CIA o algo así, sin embargo, eso que le contó… eso… quien era de verdad…
Lo peor es que no sabía lo que “C” era en realidad, un agente, un mercenario, un asesino… un psicópata debido a lo de sus padres, un… a saber qué coño era realmente… no sabía que pensar… Se tumbó en el sofá, adoptando una posición fetal. Lo de sus padres la tenía muy trastornada, recordó palabra por palabra lo que les contó, su “interés” por las armas para vengarse… Allí lo vio como una ingenuidad por parte de un crio… pero… ¿y ahora que sabía que era “Él”?... ¿seguro que aquello solo fue una ingenuidad como el mismo dijo o ella pensó?... ahora ya no quedaba nada de ingenuo… lo único que tenía claro es que estaba irremediablemente enamorada de quien quiera que fuese “C”. Continuo dándole vueltas hasta que se quedó dormida…
Despertó cuando sonó el timbre de la puerta… estaba desorientada, no sabía qué hora era o cuánto tiempo había pasado… Abrió, para encontrarse frente a “C”, que llevaba varias bolsas en la mano, alzándolas, le dijo que llevaba la cena, comida china… Le dejo pasar haciéndose lentamente a un lado… Sin mediar palabra, ambos colocaron la mesa, repartieron la comida y se sentaron…
- ¿Estás ya mejor? –preguntó “C”.
- No lo sé, sinceramente no lo sé… no sé ni que pensar, ni que hacer, ni por donde empezar, la verdad –respondió Nora.
- Bueno, quizá por preguntar si tienes alguna duda…
- Jajajajajaja –se rió forzadamente-, preguntar, tengo… miles de preguntas… y de dudas… infinidad de dudas… todo tipo de dudas…
- Bueno, pues prueba a empezar por alguna…
- ¿Y me las responderás?
- Si puedo si, te contestare todo lo posible, pero pese a todo, hay cosas de las que no puedo hablar, igual que tu si te preg… -Nora le interrumpió
- Lo sé, lo sé, como si me preguntas por las medidas de seguridad de la embajada, lo sé… me conozco el soniquete… lo empleas muy a menudo, sabes…
- Bueno, pues empieza si quieres…
Nora se quedo mirando fijamente a “C” mientras veía como este comía con una aparente tranquilidad, que paradójicamente, a ella le intranquilizaba bastante, aunque la parte buena, es que este tiempo le había servido para rehacerse casi por completo. Realmente, el problema principal que tenía, es que no tenía muy claro ahora mismo, en esos momentos, hasta donde quería conocer de verdad al hombre que tenía delante… No sabía, si cuando terminasen de hablar, seguiría siendo, seguiría viéndolo del mismo modo… y esa quizá… fuese la peor de todas sus dudas… porque si de algo estaba segura a estas alturas es de que le amaba incluso de forma dolorosa… pero ahora… ¡¡Joder!!, Nora pensó que porque coño de entre todo el mundo, tenía que ser él, porque tenía que ser precisamente él ese francotirador… no era justo…
CONTINUARA