La tarea de Maia
Maia me pide que le haga la tarea, yo le pido algo a cambio...
En mi colegio había una chica llamada Maia, a la cual poco le importaban las clases y le encantaba ir de fiesta. A pesar de ser un poco rellenita y no tener ni culo ni tetas, era muy bonita y tenia unos ojos que atraían a cualquiera. Un día, como lo hacía de vez en cuando, me preguntó si le podía hacer una tarea de matemáticas que al parecer era imposible.
-¿Yo que gano?, pregunté con una sonrisa juguetona.
-Te daré dinero, cigarros, lo que quieras, pero es urgente, es para mañana, si no lo doy la profe me va a matar,
-No necesito dinero y ya tengo cigarros, le contesté.
-¿Entonces qué quieres?, preguntó Maia preocupada.
-Chúpamela, no sé, respondí en modo de broma.
Maia fijó su mirada en mí y después de un rato habló:
-¿Y me haces el trabajo?
Se me aceleró el pulso, ¿de verdad me la iba a mamar por hacerle un trabajo de matemáticas? Sabía que le gustaba mucho meterse con chicos, pero no creí que llegara a ese nivel.
-Eh, sí, tartamudeé.
-¡Genial! Ok, me traes el trabajo mañana y a la salida de clases vamos a mi casa y cumplimos el trato.
-Como quieras, respondí intentando sonar indiferente.
Me pasé la noche haciendo el trabajo y se lo entregué al día siguiente como habíamos quedado. A la hora de la salida, afuera, la vi caminando hacia su casa. Corrí hacia ella.
-¿No te estarás olvidando de algo?, le recordé con una sonrisa pícara.
-Mierda, ¿de verdad no quieres cigarros?, respondió la puta de mi amiga.
-Quedamos en algo, me la vas a chupar ahora, insistí.
-No se lo digas a nadie, júralo, o te mato, respondió molesta.
-Lo juró, sonreí.
Caminó y la seguí. Llegamos a su casa. "Mi madre no está, lo haremos rápido de todas maneras. Quítate el pantalón". Al decir esto mi polla empezó a crecer y seguí sus ordenes. Me quedé en boxers. Ella no esperó y de un golpe me bajó la ropa interior y dejó a lucir mi polla que ya estaba completamente erguida. Maia tomó aire, cerró los ojos y se la metió a la boca. Solté un suspiro, ¡qué bien lo hacía! Lo hacía lento, pasaba su lengua por todo el tronco y jugaba con mi glande mientras que con la otra mano sobaba mis huevos. La agarré de la cabeza y le hice ir más rápido, cosa que hizo sin protestar. Se la metía entera, hasta los huevos y se la sacaba jadeando. Yo suspiraba y le decía que era una putasa. Ella se sacaba mi polla de la boca para tomar aire, no sin dejar de pajearme mientras lo hacía. Empezó a pajearme y a chuparme a un ritmo acelerado. "Me voy a correr" le dije y la tomé de la cabeza, "te lo vas a tragar todo". Ella me miró y cerró los ojos al sentir mi leche caliente en su boca.
Cuando terminé me dijo que era un puerco y me reí. Le dije que la próxima vez la iba a coger y me dijo "ya veremos" con una sonrisa.