La Tarea

Shinji y Rei tienen muy bajas notas y deben hacer una tarea muy especial.

Shinji miraba subrepticiamente el lugar vació de Rei Ayanami. Llevaba varios días sin ir al colegio. La clase era otra aburrida perorata sobre el Segundo Impacto por el senil profesor de historia. Asuka bostezo disimuladamente y con estoicismo admirable aguanto el resto de la clase. Touji cabeceaba y otros chicos navegaban por Internet en sus laptops o mandaban mensajes de texto. Shinji suspiro, ¡todo era una sarta de mentiras!... pero iba a reprobar la materia si decía lo contrario.

Para el resto de los civiles los ángeles eran monstruos del espacio que querían conquistar la tierra que nada tenían que ver con el Segundo Impacto. O el meteorito que había caído hace 15 años los había despertado de su sueño milenario. La verdad era algo que él, el piloto del arma definitiva de la humanidad, desconocía. Solo unos pocos sabían que los ángeles, de origen desconocido y por razones desconocidas, habían provocado el segundo Impacto. Él y sus dos compañeras luchaban para prevenir un Tercer Impacto.

Al finalizar la clase Asuka e Hikari se fueron a cotillear. Shinji se disponía a ir con sus amigos. El director del colegio se le presento en persona y le dijo que necesitaba hablar con él, en su oficina en privado, ¡a solas! Fue una conversación breve. Shinji y Rei eran un desastre académico, Asuka se salvo por que tenía un titulo universitario y su desempeño era aceptable ("¡Siendo amiga de la delegada de la clase no me sorprende!, si sale mal en las pruebas es por que no entiende los Kanjis" pensó Shinji.)

  • Ikari-Kun, entendemos que el trabajo de ustedes es importante y no queremos ser una carga más... ¡pero debes entender que no deben haber favoritismos, ni excepciones de ninguna clase!... en cierta forma ustedes los pilotos son modelos a seguir por los demás estudiantes... hemos pensado en hacerles un recuperativo. Usted y Ayanami realizaran unas tareas e informes que esperamos ayude a subir sus notas... hemos hablado con su tutora y con la tutora de Rei Ayanami, la doctora Ritsuko Akagi. Hemos llegado a un acuerdo para que usted se reúna todas las tardes con Ayanami en su casa aprovechando que no tienen mucho trabajo en NERV. Esperamos que ambos se pongan al día en poco tiempo.

Shinji no discutió, solo asintió a todo. Les contó a sus amigos lo ocurrido en el despacho del director. Kensuke solo dijo, remedando al director:

  • Señor Ikari, ¡que haya salvado el mundo y escapado de las garras de la muerte por los pelos no justifica que repruebe matemáticas!

Touji dijo también algo parecido. Los tres chiflados eran un desastre académico, pero solo a Shinji le pondrían trabajo extra. Los dos amigos se burlaron un rato de las desventuras de Ikari. Asuka se burlo también en casa de Misato. Había poco trabajo en NERV y pocas pruebas. Ella lo aprovechaba de lo lindo con Hikari, su amiga inseparable.


Rei se encontraba desnuda en un tubo de vidrio lleno de un líquido ambarino. Flotaba y miraba al comandante Ikari. La satisfacción en el rostro del comandante la lleno y le sonrío. La doctora Akagi no pudo ocultar su desagrado ante la escena. Los tres fueron a comer a una cafetería por allí cerca. Después dejaron a la joven piloto cerca de su casa. La joven tomo entre sus manos las gafas del comandante y se pregunto si lo que sentía por ese hombre era amor.

El comandante era lo más cercano a un familiar que tenía en el mundo, pero entre ellos siempre existía la distancia entre el superior y el subordinado. Ellos dos nunca hablaban, aunque pareciera lo contrario. Shinji estaba equivocado si creía que su padre la trataba mejor a ella que a él o si ella lo conocía a fondo. Para ella, aunque tenía toda una vida con él, era un desconocido. No vivían juntos, no compartían nada y no hablaban de nada. La vida y existencia de Rei no tenía valor o significado sin el comandante Ikari. Pero los sentimientos del comandante hacia ella eran un misterio. En forma fría, sin sentimentalismo, ella se preguntaba si amaba a ese hombre o si él la amaba a ella. Honestamente no lo sabía.

Shinji era otra cosa. Si el comandante era el centro de su existencia, su hijo era quien la hacía vivir. Sentir. El comandante nunca la tocaba, a menos que fuera absolutamente necesario. Nunca hablaban de nada importante. Frío y distante. Formal. Ella se emocionaba cuando el comandante condescendía en hablar con ella de naderías. Emocionarse era una palabra errónea. El comandante la llenaba... ¡no! tampoco era eso... ella siempre tenía ese vació en su interior que se agravaba con el tiempo. Un vació que dolía. El comandante no la llenaba, ni la emocionaba. Solo era ese vació en su interior. Ella sencillamente no era nada sin el comandante Ikari.

Shinji era algo. Ella sentía algo por él, pero no sabía que era o como exteriorizarlo. Ella recordó la primera vez que se tocaron. No sintió nada. Su cuerpo se retorcía de dolor, pero sería enviada en el EVA 01 a pelear con el ángel, por que él se negaba a hacerlo. Se encontraba en brazos del muchacho y este ante su dolor, decidió ir.

La segunda vez fue cuando le cayo encima. Sintió dolor. El muchacho le aplastaba un pecho y por poco las gafas del comandante... ¡las gafas rotas del comandante!... ella no se explicaba por que las seguía guardando. ¡era solo basura!... pero ella estaba más preocupada por esas gafas que por que el muchacho le hubiera caído encima. La tercera vez fue cuando le dio una bofetada por hablar mal del comandante. Sintió furia... y miedo. Fue la única vez que perdió los estribos. La cuarta vez fue en la operación Yashima. Sintió una calidez en todo su cuerpo. Shinji era la segunda persona a quien sonreía.

La segunda elegida era una molestia. En el exterior no lo demostraba, pero sentía un frío cada vez que los veía juntos. La alemana siempre lo molestaba para llamar su atención, vivían juntos. Los amigos de Shinji les decían los "esposos". Rei no permitía que nada de eso la afectara, pero si lo hacía.

Shinji había intentado acercarse, pero ella era un muro de concreto. Una vez la había invitado al cine. Ella no acepto. La acompañaba a veces a su casa, pero no tenían nada de que hablar. Era él quien le llevaba las tareas escolares los días que faltaba. Rei de todas formas solo dejaba que se acumularan, no las hacía. Tenía muchos días de no ir a la escuela por las pruebas de sincronización

Ella y el comandante se encontraban solos en el cuarto secreto en una de tantas pruebas. Ella estaba vestida con solo el líquido ambarino de LCL escurriéndose por todo su cuerpo como gotas de sudor. La doctora Akagi no se encontraba presente como otras veces y el comandante Ikari la miraba en forma fija. Ella y el habían estado solos antes otras veces y nunca había pasado nada. Hoy era diferente.

Ya antes la había visto desnuda. Ella no sentía ningún tipo de vergüenza o pudor. Desde niña, delante de doctores y especialista, para las pruebas de sincronización, se quitaba y se ponía la ropa delante de conocidos y extraños sin problemas. Pero por primera vez en su vida se sintió incomoda ante el comandante Ikari. El comandante le trajo una bata y la cubrió con ella.

Ambos se miraban con fijeza a los ojos. Las manos enguantadas del comandante le acariciaron el rostro. Ella sintió asco, repulsión, rechazo. Sin siquiera pensarlo las aparto en forma enérgica. Su rostro era fiel reflejo de su alma. En los ojos de ella el comandante Ikari vio sorpresa y decepción. La joven se giro y cerró su bata en forma instintiva. Tenía miedo de ese hombre, un miedo y terror animal. Se contuvo y espero a que el comandante dijera algo. Ella obedecería cualquier orden sin importar la que fuera. El comandante mantenía el dominio sobre sí. Rei era solo una copia, un sustituto. Una delicada herramienta fundamental para sus insondables planes. No era un juguete para sus bajos apetitos. No la deseaba, convertirla en su amante era otra forma para manipularla y mantenerla bajo su control. Pero todo parecía complicarse. Rei acataría sus órdenes y solo eso. Por dentro lo repudiaría. Dejaría de ser un Dios para ella.

la joven esperaba expectante. Toda su vacía existencia paso por sus ojos. Fue en ese momento en que se dio cuenta que ella empezó a vivir después de la operación Yashima. Solo podía apretarse más la bata, como si esta fuera una protección contra el comandante.

  • ¡Rei!... yo solo quiero ser uno contigo... ¡en mente, cuerpo y alma!...- la voz del comandante era humana, suave, con algo de suplica. Rei respiro hondo y cerro los ojos. El comandante la abrazo por detrás y la beso en el cuello. La barba le raspo la piel. Rei estaba laxa y relajada. Fría y tiesa como un cadáver.

-¡Basta!... ¡No más!, ¡por favor! ¡No más!... ¡deténgase!...- suplico ella en un susurro de voz.

  • Rei, ¿acaso no me amas?... ¿no me quieres?... – Protesto el comandante. Rei ya sabía las respuestas a esas preguntas y era ¡No! Guardo silencio.

  • Rei, ¡Te ordeno que me ames!... ¡que me quieras!...

  • Conmigo puede hacer todo lo que desee... si me ordena amarlo y quererlo, ¡lo haré!... si me ordena odiarlo, lo haré también... ¡usted me dio el don de la existencia!... le pertenezco en cuerpo, mente y alma... ¿qué más desea de mí? - dijo ella en forma neutra mirándolo a los ojos- ¿Usted me ama?... ¿me quiere?... ¿le importo?... ¿alguna vez quiso o amo a alguien?... usted... ¿amaba a la madre de Shinji?... ¿la quiso de verdad?...

El comandante no supo que responder. Rei sintió compasión y lastima por el comandante. No lo odiaba. Era un hombre muy solitario e infeliz. No estaba en ella hacerlo feliz, ni terminar con su soledad. Ambas cosas se las había buscado él mismo. El comandante le ordeno a la muchacha que se retirara. Era mejor dejar las cosas así.

Rei sentía nauseas. Nunca se hubiera imaginado ser capaz de rechazar al Comandante. En otras circunstancias no le hubiera importado y hubiera obedecido. Ella era distinta a la de antes. Si el comandante requería saciar su lujuria en su cuerpo ella no se hubiera opuesto. Pero lo que el comandante Ikari quería de ella era amor. Una entrega total. Rei estaba confusa, estaba dispuesta a obedecerle en todo e incluso ir a la muerte para satisfacer todos sus deseos. ¿Por qué eso no era suficiente? Los conceptos de amor y fusión de cuerpos ella siempre los considero secundarios y poco importantes. La doctora Akagi se sorprendió al ver a la muchacha. En cierta forma la idea de que la joven dejara de ser la vestal sagrada del comandante, lo único puro e impoluto en su vida le agradaba. Que el comandante la rebajara a su nivel era perfecto.

A la doctora le basto ver a la joven para darse cuenta que al final el Comandante no había tenido ni el valor, ni las agallas para poseer a Rei. Solo le dijo a la muchacha que desde mañana estudiaría con el tercer elegido para estar al día en sus estudios. Se reunirían después de clases a realizar las tareas escolares que les mandaran. La muchacha asintió en su laconismo de siempre. Akagi la miro con un odio frío, con celos y decepción mientras Rei se iba a su casa. ¡Como aborrecía a la "cosa"! El comandante se le unió después sombrío e inescrutable, lo que confirmo sus sospechas. Hablaron solo de trabajo. La doctora Akagi le pregunto si había resuelto la distorsión en el pulso de ego de Rei.

  • ¡No!, pero ya encontré la forma... solo necesito dejar que todo siga su curso natural... Rei esta madurando, ya ha tenido sus primeras menstruaciones, a pesar de todo lo que hemos hecho para impedirlo... solo podemos controlar la parte consiente y el subconsciente, el inconsciente no...- El comandante sonaba confiado. Rei era una cosa, una herramienta para él. Algo valioso por lo que valía quemarse las manos. Tenerla de hija obediente era mejor que tenerla de amante. El comandante era pragmático y realista.

En la casa del comandante, en su cama, Ritsuko se odio y se aborrecía a si misma. El comandante indiferente la penetraba y saciaba su lujuria. Solo era un exceso de energía. La mujer se estremecía ante las brutales embestidas. El semen fue expulsado del cuerpo del comandante como quien expulsa las impurezas; era algo como el sudor, el excremento o la orina. ¡Como odiaba al comandante! Pero ella le pertenecía en cuerpo, mente y alma en una forma totalmente abyecta y servil mil veces peor que Rei. Ayanami no tenía la culpa de ser así y ella si. El comandante fue a asearse y fue a su cuarto a dormir. Akagi se quedo sola en el cuarto.

El comandante tenía tiempo sin llamarla. Kaji era un gentil amante, pero como odiaba al comandante lo amaba. Al comandante le importaba un comino con quien se acostara. Pero ella solo era... ¿feliz?... si ese hombre la usaba y la ultrajaba como lo hacía siempre. La mujer se durmió llena de sudor, saliva, semen y fluidos. En esa suciedad era feliz.


Al día siguiente Shinji miraba subrepticiamente a Rei. Esta miraba por la ventana en su autismo habitual. El tercer elegido la acompañaba después a su casa. No hablaban de nada, a pesar de todos los intentos del muchacho. En la casa de Rei el muchacho la ayudo a cocinar. Todos los días sin falta el joven le llevaba los deberes escolares a su casa. Estos yacían olvidados en el mismo sitio en que los dejo. Rei nunca cerraba la puerta con seguro y el muchacho entraba. Ordenaba y limpiaba para después irse.

El departamento era un sitio para comer, dormir y cambiarse de ropa. Rei no lo consideraba un hogar. Todos los días salía temprano y regresaba tarde. Los platos sucios "mágicamente" se lavaban y su ropa sucia era recogida. Shinji todos los días encontraba el mismo desorden.

Los jóvenes realizaban un informe sobre "Sexualidad, Pareja y Amor". En los libros de texto y en Internet encontraron mucha información que iban ordenando. En el libro de texto había unas imágenes de los cambios de chicos y chicas de niños a adultos. Los órganos sexuales masculino y femenino por dentro y por fuera. El coito sexual, una cadera masculina sobre otra femenina, abajo un dibujo del corte transversal de los sexos acoplados, señalando cada parte. Ciclo menstrual, embarazo y parto. Lactancia, el pecho de una mujer por dentro y por fuera. Dando pecho a un niño. Rei miro unos dibujos de unos chicos tomados de las manos, los mismos chicos besándose, casándose. La misma pareja en un misionero y después como padres de familia. Todo era tan técnico, tan objetivo, sin nada que ver con ellos dos.

Para Rei los otros chicos le eran indiferentes, el sexo era algo sin importancia. Shinji estaba concentrado, terminarían el informe y lo estudiarían el fin de semana para el interrogatorio del lunes. Shinji encontraba tedioso el tema, los nombres y conceptos difíciles de recordar. A pesar de estar con Rei se sentía solo en la habitación. Ya habían terminado y se quedaron mirando al par de chicos besándose en el libro de texto.

-Shinji, ¿"hacemos" la tarea?- Pregunto Ayanami de golpe. Lo dijo sin pensar, ni medir las consecuencias. Shinji ni se sorprendió, no se escandalizo. Ella sencillamente le había leído la mente. La idea y el sentimiento eran fuertes en los dos, pero no sabían cómo expresarlo. El muchacho la tomo de la mano. La apretó con suavidad. Se sentía bien el contacto de la piel contra la piel. Los dos sonrieron. Un sentimiento cálido y puro estaba dentro de ellos. No sabían por dónde empezar.

Los dos se pusieron de pie y miraron a la pareja del libro besándose. Shinji atrajo a la muchacha y en un breve y fugaz momento sus labios se rozaron. Los labios de la muchacha eran suaves y delicados. Volvieron a besarse, incómodos y cohibidos al principio. Entre abrieron sus bocas e intercambiaron saliva. Repitieron todo una y otra vez. Con más confianza se besaban y sus lenguas se tocaban y saboreaban mutuamente.

La muchacha le acariciaba la espalda y el muchacho el trasero respingón. Shinji adivinaba debajo de la ropa de la muchacha unas nalgas suaves. Entre caricias y besos se quitaron la ropa. Los dos se separaron un momento para admirar el cuerpo del otro.

El cuerpo de Rei era aguitarrado, sus pechos eran del tamaño de dos manzanas, las aureolas y pezones que los coronaban eran de un color salmón rojizo. Entre las piernas el vello púbico era azul, ralo e incipiente. Un ovalo de pelos. El coño era casi infantil, pequeño. Una tenue raja vertical. Las piernas eran largas y los brazos bien proporcionados. La piel era blanca y lechosa. Con una luz en su interior que la hacía casi fosforescente en la penumbra de la habitación.

El cuerpo del muchacho era de un efebo. Ni niño, ni hombre. Shinji era prácticamente lampiño, su vello púbico era una tenue pelusa. Con todo era un cuerpo viril y masculino. Delgado, sin grasa en el cuerpo. Las formas redondeadas de Rei contrastaban con las formas rectas y estilizadas del muchacho. El abdomen era plano y sus pectorales se resaltaban un poco. Los jóvenes miraron una vez más las ilustraciones. Los dos estaban en el punto medio de niño a adulto.

Los jóvenes se tocaron mutuamente. No hallaban que decir. La piel del otro era suave y agradable al tacto del otro. Palparon y apretaron como si quisieran estar seguros de que el otro no era un sueño. El cuerpo de Rei era suavidad y el de Shinji dureza. Rei se puso de rodillas y tomo con cuidado el miembro semi-erecto del muchacho. La bolsa de piel era el escroto y adentro estaban los testículos, recordó. Las manos de la muchacha eran de seda y el miembro se inflo. El falo estaba erguido y Shinji cerró un ojo. La joven tomo el falo con ambas manos. ¡estaba caliente y rígido, duro y grueso! No estaba segura, pero el miembro había duplicado o triplicado su tamaño.

Las manos de la muchacha sopesaron las bolas, apretaron la verga comprobando su dureza y firmeza. Rei sabía que dentro del falo un tejido esponjoso se llenaba de sangre producto de la excitación del muchacho. Ella halo el prepucio hacia atrás y el glande quedo al descubierto. Shinji sintió la respiración de la joven sobre sí. El olor no era desagradable para Rei, pero ya no se le ocurría nada más que hacer.

Shinji salió de su pasividad. Acaricio la cabeza de la muchacha y le acaricio las mejillas con sus manos. Con una mano tomo su miembro y con la punta de glande recorrió los labios de la muchacha. El glande estaba húmedo y su punta lloriqueaba líquido pre seminal. El joven deslizaba la bulbosa cabeza como si fuera un lápiz labial. Rei beso el glande en la rajita, tímidamente saco la punta de la lengua y sintió un gusto entre amargo y salado. Dio unos lametazos más. Recorría la punta de la lengua los labios del glande, sus bordes.

Rei lamia y degustaba el miembro del muchacho como si fuera una deliciosa chupeta. La respiración del muchacho se hizo pesada y entrecortada. Rei sintió un calor desconocido en su feminidad. Le excitaba saber que le daba placer a su amante. Shinji le follaba la boca y la joven en forma inconsciente se acariciaba con una mano su vulva. Sus pezones estaban duros y le dolían. Shinji eyaculo y ella se trago todo su semen.

Shinji la tomo en brazos y la tumbo en la cama. La lengua de la joven estaba blanca y sonreía por primera vez satisfecha y feliz de estar con vida. Shinji y ella se acostaron juntos y se acariciaron mutuamente. El muchacho necesitaba tiempo para estar listo, pero Rei estaba cachonda y excitada. Sus mejillas estaban rosas y las caricias de su amante solo eran sal para una garganta sedienta.

Shinji y ella forcejeaban y se metían mano. Shinji beso a la joven en la boca y saboreo su semen. Al muchacho le gustaba acariciar los suaves muslos y las nalgas de la primera elegida y a esta rozar sus pechos con los pectorales del muchacho. Shinji sintió los duros y erectos pezones de la chica como dos duros garbanzos. Rei restregaba su entrepierna contra el muslo del muchacho. Su ovalo de pelos azules eran una caricia. Shinji chupo un pezón, abarcando toda la aureola con la boca. Con la otra mano le estrujo un seno a la muchacha.

La joven dejo de moverse y el muchacho estaba a sus anchas en el vientre, pechos y cuello de ella. Shinji empezó a bajar y Rei se cerro de golpe de piernas. El joven la tomo por las rodillas y la abrió como una ostra. El sexo palpitante de Rei quedo a la vista. La joven dejo de oponer resistencia ante lo temido y deseado. El olor de su sexo era almizcleño y perfumaba el aire.

El muchacho recordó el libro de texto y con un dedo recorrió la raja, el suave surco de su amante. Ella estaba entreabierta, pero no lo suficiente. Shinji abrió a la muchacha de la forma más gentil que pudo. Rei estaba acostada en la cama de espaldas, con las piernas flexionadas y las rodillas tocando la cama. El sexo de Rei se abrió como una flor flagrante. Los labios exteriores y los interiores estaban abiertos. El himen intacto estaba a la vista. Era una delgada membrana con varios orificios en forma de círculos concéntrica. Shinji saboreo y devoro el sexo de la muchacha en forma instintiva, como una mariposa libando una flor. El clítoris salió de su escondite de piel como una perla rosada, abultado e hinchado. Rei resoplaba y respiraba en forma audible, como si tuviera asma. Sentía un placer indescriptible.

Shinji acariciaba con la mirada la vagina de Rei. Esta, estaba llena a rebosar de jugos y fluidos. Delicadamente el muchacho separaba los labios de la vagina de la muchacha con sus pulgares. El sexo de Rei era casi infantil, su agujero no era más grande que el grosor del dedo meñique del muchacho. Un bebe, según el libro de texto, sale por "ahí"; pero Shinji dudaba. Su miembro estaba hinchado y grueso otra vez, a punto de explotar. Shinji no quería lastimar a Ayanami. Con su dedo meñique trato de ensanchar primero la abertura o de romper el himen para que Ayanami le doliera menos, pero los músculos vaginales de la muchacha se contraían, no se dilataban. Abrazaban, apretaban el dedo del muchacho. El dedo se deslizaba bien lubricado hasta que chocaba con la elástica membrana. Esta no se rompía.

Rei cerró los ojos y sintió la cabeza del glande en su entrada. Era el triple o el cuádruple de grueso que el dedo de Shinji. El muchacho no logro meter la cabeza la primera vez. Usando su verga como un arado recorrió la raja de la muchacha, su surco de carne. Jugueteo con los labios vaginales y el clítoris con la punta de su pene. Todo lo hacía sin pensar, en forma espontanea. Volvió a intentarlo varias veces más.

Rei se mordió el labio inferior y clavo sus uñas en las sabanas cuando la punta del pene entro en ella. El muchacho también sentía dolor. El coño de Rei era estrecho, húmedo y cálido. Las paredes vaginales se contraían, pero no le impedían el paso. Todo era echarse para atrás y empujar con fuerza para que la verga del muchacho entrara un poco cada vez. El himen de Rei se estiraba y a Shinji le tomo varias embestidas para romperlo. El muchacho estaba sobre ella, Rei lo abrazaba por los hombros. Shinji se tiro a fondo por última vez y los dos estuvieron unidos al fin.

Sintieron un bienestar increíble por todo el cuerpo. Shinji beso en los labios a la chica para que le perdonara el mal rato. La joven le sonrío. Se quedaron inmóviles un momento disfrutando su unión. ¡No necesitaban palabras, ni gestos para comunicarse! Todo por fin estaba bien. Sin percatarse y en forma inconsciente Rei le cubrió la línea de la nalga al muchacho con el tobillo de su pierna derecha. En el libro de texto, la pareja cuando hacían el misionero no mostraban nada comprometedor.

Los jóvenes jadeaban. La cama golpeaba rítmicamente la pared y los resortes rechinaban. Era el ancestral mete y saca. Entre piel y piel no había espacio para la hoja de un cuchillo. Llegaron a los orgasmos juntos. Se quedaron abrazados pensando en que ese momento sería eterno en sus recuerdos por la magia de la primera vez


-… Misato, me preguntaba si podía quedarme este fin de semana en casa de Rei… ¡estamos hasta el cuello de tarea y me gustaría adelantar lo más posible!...- Shinji trataba de sonar normal, como siempre. Pero era bastante difícil con Rei encima de él, subiendo y bajando lentamente por su verga en forma sensual, con sus bellas tetas a la vista.

  • Shinji, déjame hablar con Rei un momento

  • Si, Mayor… ¡nunca me ha importado lo que piensan los demás!... no hay problema, tengo un sitio para que duerma… quiero que me ayude con unas cañerías que tengo tapadas desde hace mucho tiempo… usted es una mujer inteligente… si, se lo pasare- Rei hablaba con su voz neutra de siempre. Pero saboreaba y se relamía los labios en cada palabra en forma felina. Los ojos de la chica estaban hambrientos de deseo.

  • Entonces, ¿todo bien?... – Shinji tenía los ojos cerrados, Rei le lamia y besaba las tetillas empalada en su miembro. Con una mano atendía el teléfono celular y con la otra le mesaba los cabellos a Rei.

Ya era de madrugada y los dos jóvenes yacían como muertos. ¡Mañana estudiarían Matemáticas y en la noche repasarían para el interrogatorio del lunes!