La tarde del sexo oral
Un trio, pasión desmedida, lujuria total y mucho sexo oral...
Mi nene me había llamado al móvil para comentarme que había tenido un día de mierda en el trabajo, se encontraba cansado y un poco deprimido porque el ascenso para el cual había estado luchando con tesón durante los últimos meses, se lo habían dado a Gabriel un incompetente que seguramente se ha de estar acostando con la jefa, esa es la única razón para que ahora fuese él y no mi Esteban el que haría gala de la nueva posición. Cuando colgamos, le dije que no se preocupara, que lo importante era que lo amábamos y que siempre estaríamos a su lado.
Al llegar a casa, le comenté a Kili lo sucedido, ella también lo sabía pues Esteban también la había llamado para comunicarle la mala nueva, mi princesa también se encontraba preocupada y un tanto deprimida.
- Mira, preciosa, tenemos que hacer algo para que esta noche cuando llegue a casa, Esteban se sienta de maravilla.
- Si, si quieres podemos cocinar algo rico!
- No, pequeña, estaba pensando en algo mejor…acompáñame.
Tomamos el auto y junto a mi morena de oro nos fuimos de compras. Fuimos a una tienda de lencería fina, le expliqué a Kili que lo que quería era sorprender a Esteban con lo que más le gustaba, el erotismo, el buen sexo.
Nos demoramos un poco en encontrar lo que queríamos, pero finalmente encontramos un par de conjuntos de lencería idénticos, pero de diferente colore, uno negro para mí y uno rosa para Kili. El conjunto se componía de un top de seda ajustado en el busto para marcar y afirmar los senos, semitransparente, sexy y muy elegante. La parte inferior era un hilo dental en seda totalmente transparente, de esos que se sujetan con unos nuditos a los lados y súper chiquito tapando escasamente lo necesario.
- Está divino Amanda, éste es, en realidad vamos a sorprender a Esteban!
- Si, está muy sexy.
Tan solo al imaginarme a Kili con ese coqueto conjunto de lencería puesto, mi sexo se sintió humedecer al instante...una pequeña travesura vino a mi mente.
- Vamos y no lo medimos, no?
- No creo que haga falta, seguro que esta talla nos queda perfecta.
- No seas aburrida, es mejor estar seguras.
- OK, princesa como quieras, vamos.
Fuimos a los probadores y persuadí a Kili de que compartiéramos uno, la tienda estaba un poco llena y si ambas usábamos el mismo probador ahorraríamos tiempo…esa fue mi excusa.
Kili casi nunca se colocaba sostén, sus senos hermosos grandes y firmes, tersos como melones, no lo necesitan, así que al quitarse la blusa que llevaba puesta sus preciosas tetas canela quedaron ahí…expuestas cerca de mí. En mi mente los pensamientos más obscenos empezaron a forjarse, no pude esperar, me abalancé sin tapujos a chupar los deliciosos pezones de mi Diosa canela.
- Para nena, estás loca, nos pueden descubrir!
- Preciosa, sabes que tus tetas me vuelven loca, no puedo contenerme, déjame comértelas un poquito nada más…mira que tus pezones lo desean, los siento duros.
- Paguemos esto y vamos a casa, allí sabes que soy toda tuya…
- No Kili, aquí, quiero aquí!
Las tetas de mi Diosa, me vuelven loca, son preciosas, Kili es súper tetona, sus senos son enormes, pero su genética mulata hace que además de ser grandes, sean tersos, firmes, parados, dos gloriosos melones dispuestos a ser devorados por mi boca ansiosa. De hecho, la mezcla de razas que existe en Kili, se resume y se sublima en sus tetas. El padre de Kili es un hombre de color pero su madre es una rubia despampanante, esa combinación hace que Kili sea una mulata perfecta con un cuerpo de Diosa y unos senos de infarto. Talla de sostén 36D, sus tetas son un par de melones suculentos de piel canela tersa y pezones pequeñitos rosa que empinados apuntan al cielo de la lujuria. Soy adicta a esas tetas de maravilla, puedo chuparlas por horas, mi nena me ha confesado que la he hecho venir tan solo jugando con sus senos y chupando sus pezones que son néctar de placer.
Agarré firmemente los senos de Kili con ambas manos, los apreté ligeramente, tan solo ese primer contacto y el vernos encerradas en un cambiador de una tienda de lencería, hizo que mi sexo se humedeciera inmediatamente. Extendí mi lengua toqueteando con deseo el pezón derecho de mi nena, mientras mis dedos pulgar e índice apretaban su pezón izquierdo, luego empecé a chuparlo como gatita en celo, le propinaba largas y sonoras mamadas a el precioso seno derecho de Kili. Luego de un par de mamadas, decidí enfocar mis mimos en el seno izquierdo. Me levanté un poco, miré descaradamente a mi princesa y dejé caer un hilo de saliva que se extendió desde mi boca hasta el pezón izquierdo de mi nena, luego esparcí con mis dedos mi saliva sobre su ya erecto y palpitante botón de placer.
- Te gusta que te mame las tetas verdad?
- Ahhhh, mi vida, las chupas como nadie, me encanta!
- Sabes nenita que tus tetas me vuelven loca, verdad?
- Mmmm, si, te gustan?
- Son riquísimas, el solo verlas me moja!
- Las tuyas también me calientan…lo sabes
- Mis tetas son tuyas Kili…mira.
Tomé las manos de Kili y las coloqué sobre mis tetas, hice que las apretara, que las sintiera. Mis senos son tan grandes como los de Kili, pero yo no tuve la fortuna de haber nacido tan dotada como quería, así que me ayudé del quirófano para tener las tetas que siempre soñé. Recuerdo que el doctor, me preguntó: que tamaño le gustaría? Yo no lo dude ni un segundo, grandes, doctor, quiero ser súper tetona…
- Kili, restriégame tus senos en mi cara…los quiero probar enteros!
- Toma nenita!
Me senté sobre la silla que se encontraba en el cambiador, Kili se acercó, se inclinó un poco, reclinó su torso hacia adelante apoyándose con sus manos en la pared del cambiador y empezó a girar su torso, lentamente de un lado a otro de tal manera que yo, con mi lengua extendida lamía en toda su extensión los gloriosos pomos de mi nena, toda su piel, mi lengua se deslizaba sobre su pezón derecho para luego pasar en medio de sus senos y empezar el recorrido por su seno izquierdo, mimando su pezón con esmero, luego el procedimiento se repetía en sentido contrario.
- También quiero comerte el conejito, preciosa
- Vida, no se, es que estamos en un sitio público…
- Te lo pido princesa, déjame chuparte el conejito solo un poquito!
- Pero sólo un poquito….
- Mmm, si, sólo un poquito, te lo prometo.
Fue entonces la misma Kili quien aun estando en pie, subió su minifalda y aprovechando su flexibilidad colocó su pierna derecha sobre una saliente del probador, quedando sus piernas separadas casi a 180 grados, posición digna de una bailarina de ballet. Kili, corrió su tanguita hacia un lado, exhibiéndome su deliciosa almeja totalmente depilada, un manjar de dioses.
- Ahí la tienes zorrita, cómetela toda.
Aquellas palabras llenas de morbo, llegaron a mi lívido como dardos punzantes. Eso es algo que siempre me ha enloquecido de mi princesa y de su forma de amar, una combinación letal entre ternura casi que infantil y una pasión desmedida por el buen sexo que la convierte de un momento a otro en una mujerzuela sin escrúpulos.
Para aumentar un poco más la temperatura, la blusa escotada que me había colocado, la jalé hacia abajo, de tal manera que mis senos ya totalmente tensos por la excitación, se colaron groseramente por la abertura quedando libres al aire. De la misma manera, subí mi minifalda hasta la cintura para acuclillarme cómodamente con mis piernas abiertas justo al frente de la vulva desnuda de mi amante.
Kili induciéndome a mamar, con dos de sus dedos separó sus exquisitos labios menores para desnudar su clítoris palpitante, listo para la acción. Yo sin pensarlo dos veces, me acerqué a la concha de mi princesa, y extendí mi lengua de serpiente, ávida de fluidos, para hacer contacto con el botón de placer de mi nena. Mi lengua totalmente extendida empezó a masajear el clítoris de Kili con movimientos frenéticos de repique. Al sentir la conchita mojada de mi amante, mis pezones se tensaron como lanzas de guerra y la humedad creciente de mi sexo me incitó a introducir una de mis manos dentro de mi tanguita para mimar mi concha ávida de atención.
Fue suficiente un minuto de lamidas frenéticas sobre el clítoris palpitante de mi nena, para que el placer sin límites invadiera el cuerpo de mi amante. Lo notaba por su respiración agitada que hacia que sus monumentales senos se movieran al compás de las inhalaciones y exhalaciones profundas, regidas por su corazón acelerado. Sus pezones habían aumentado de tamaño y se encontraban rígidos apuntando al cielo del placel lésbico. Si no tuviera que contener sus gemidos, los gritos de placer de mi princesa se hubieran podido oír por toda la tienda.
Ahhhhh Dios, como me gusta chupar concha! pensé para mi misma. Cerní mi boca sobre la concha húmeda de mi mulata, engulléndomela entera. Empecé a chupar como obsesa, succionaba entero su clítoris y succionaba enteros los labios de mi amante. Chupaba con ahínco, con desenfreno, con obsesión lésbica, quería tragarme esa deliciosa concha entera, quería que mi putita disfrutara de un placer sin igual, que se viniera ahí mismo, en un sitio publico, que me regalara un orgasmo descarado sin restricción.
Sabía que el momento había llegado, que le podía pedir lo que quisiera a mi princesa y ella no me lo podría negar, estaba a la merced de mi lujuria. Así que me separé de su concha palpitante, me puse en píe, le sujeté el rostro con firmeza y coloque los dedos que antes habían estado masajeando mi sexo en su boca para que gozara con mis jugos, apreté uno de sus pezones y le susurré al oído:
- Escúchame putita, sé que estás que te vienes, así que quiero que te sientes sobre mi, porque te voy a chupar esa concha de golfa como nunca nadie te la ha chupado y quiero que me regales uno de esos orgasmos en chorro que solo tu sabes darme…Si entendiste, no quiero que me contestes con palabras que nos pueden oír, simplemente escúpeme en la boca y yo sabré que es claro para ti!
Kili, me tomó del cabello, lo jaló hacia atrás para que mi rostro se dirigiera hacia ella. Entendí la señal así que abrí mi boca de par en par, saqué mi lengua y esperé con paciencia. Kili me obsequió un hilo de saliva que descendió desde su boca hasta la mía. Esa fue mi señal.
Me acosté boca arriba sobre el piso del probador, mis piernas recogidas apoyadas sobre la puerta del cubículo. Entonces Kili empezó lentamente a descender sobre mi rostro, no de espaldas, pero de frente como si nos quisiéramos acoplar en un delicioso 69. Pero no, esta vez el placer solo iba a ser para ella. Separó sus piernas y se sentó sobre mi rostro, en cuclillas sobre mí, apretó mis tetas para lograr un mejor balance. Saqué la totalidad de mi lengua y nuevamente con desenfreno empecé a lamer el sexo abierto de mi nena. Mientras lamia introducía un par de dedos a mi húmeda vagina.
Kili no pudo contener más sus señales de placer y empezó a gemir como gata en celo. Ahhhh, me viene, nenita, me viene, lámeme el culo que me quiero correr, chúpamelo, nena, chúpamelo!
Con mis manos separé las deliciosas nalgas de Kili e introduje mi lengua totalmente extendida en el ano de mi princesa, al sentir mi putita mi lengua en su culo, descargó todo su peso sobre mi rostro, introduciendo mi lengua hasta el fondo de su ano, entonces un orgasmo absoluto invadió su cuerpo, un aullido de loba posesa invadió el cubículo y muy probablemente toda la tienda, clavó sus uñas en mis tetas y dejó escapar una sucesión de chorros de su sexo que me empaparon mi rostro, bajaron por mi cuello y otros se estrellaron contra mis senos. El sentir los fluidos de Kili goteando por mi cuerpo fue tan excitante que un orgasmo delicioso también estremeció mi cuerpo.
Con mis manos, extendí el delicioso orgasmo de Kili sobre todo mi cuerpo. Con sus fluidos deliciosos acaricié mis tetas tensas, mis pezones se deleitaron con la tibieza de sus jugos. Kili se hizo sobre mí y halándome el cabello hizo que corriera mi cabeza hacia un lado. Ella extendió su lengua y recogió con ella las gotas de su orgasmo que aún escurrían por mi cuello. Finalmente nos fundimos en un beso lujurioso en el que podía sentir la más pura esencia de mi chica canela confundida entre nuestro juego de lenguas.
- Me traes loca, putita, loca…me susurró Kili al oído
- Gracias por ese orgasmo que me regalaste, me encanta que me mojes toda.
Pagamos los conjuntos de lencería y nos fuimos a casa, cuando llegamos tomamos un baño juntas el que aprovechamos para depilar íntegramente nuestros cuerpos y luego fuimos al cuarto, nos relajamos un poco y nos quedamos dormidas la una entre los brazos de la otra.
Faltando quince minutos para la hora en que normalmente llega Esteban a la casa me desperté, Kili continuaba durmiendo plácidamente a mi lado, la desperté con un dulce beso en sus labios.
- Princesa ya casi llega Esteban, tenemos que arreglarnos.
- Si dale, tenemos que sorprenderlo, me muero de ganas por ver que cara pone cuando nos vea así, súper sensuales para él.
Nos desnudamos frente al espejo y nos probamos por primera vez nuestros juegos de lencería, el rosado para mi diosa canela y el negro para mí, resaltando mi blancura lunar.
- Guaaaau Amanda, te ves es-pec-ta-cu-lar, que figura tienes mi nena!
- Si, crees que me queda bien?
- Estás de infarto, las tetas se te ven súper ricas y ven date la vuelta…ufff, la tanguita esta descarada, no tapa nada, te ves muy sexy princesa!
- Tu también estás de peli porno, tus senos también se ven súper ricos y ven muéstrame la cola…
Kili se apoyó sobre el lavamanos y se empinó colocando su trasero de diosa en pompa, yo aproveché y le regalé una sonora palmada en una de sus nalgas, Slap!
- Dios, mi Kili, ese trasero tuyo es ilegal, debes usar licencia para poder portarlo!
- Todo tuyo putita, sabes que es todo tuyo.
Nos maquillamos muy sutilmente, un poco de sombra en los parpados para resaltar la mirada y brillo en los labios. Decidimos recogernos el pelo en forma de dos coletas de colegiala, primero para que el cabello no nos estorbara en los menesteres que muy pronto íbamos a ejercer y para dar un toque un tanto infantil y morboso a la situación.
Mientras estábamos colocando algo de perfume en sitios estratégicos, escuchamos la llave sobre la cerradura y sentimos como Esteban entró a la casa. Apresurada tome a Kili de una mano, salimos corriendo del baño y nos dirigimos a la habitación. Nos colocamos de rodillas sobre la alfombra, mirando hacia la puerta, Kili al frente y yo detrás de ella abrazándola y estrechándola cerca de mi cuerpo. Con mis manos le indiqué que separara más sus rodillas para que separara totalmente sus piernas, quería que la primera imagen que viera Esteban apenas entrara por la habitación fuera erizante.
- Hola chichas, dónde están? miren que tengo que contarles algo.
- Hola corazón, estamos esperándote aquí en la habitación, nosotras también tenemos algo que contarte, ven rápido.
- Listo chicas ya voy.
El instante que se demoró Esteban en ir de la sala hasta el cuarto, se me hizo eterno, tenía el corazón en la boca y podía sentir como Kili, respiraba aceleradamente.
- Pe..pe…pero que sorpresa mis amores, no…no sé que…decir
Al entrar al cuarto Esteban se encontró una imagen lujuriosa al extremo. Sus dos chicas estaban arrodilladas sobre la alfombra, cubiertas por un juego de lencería que dejaba muy poco a la imaginación y peinadas como colegialas lujuriosas. Kili extendió sus brazos hacia atrás para abrazar mi cuello, mientras yo acariciaba los muslos de mi morena que totalmente separados permitían que mis caricias llegaran hasta su deliciosa conchita escasamente cubierta por el hilo dental de su baby doll.
- Hola nene, sabemos que tuviste un día pesado en el trabajo y queríamos recompensarte de alguna forma.
- Si, no te preocupes que sabes que puedes contar con nosotras siempre, porque nosotras siempre te vamos a querer.
-
Kili comenzó a acariciarme el rostro, mientras mis manos subían delicadamente desde los muslos de mi nena, pasando por su vientre desnudo para finalmente posarse sobre sus suculentas tetas, las agarré con firmeza y empecé a buscar sus pezones sobre el top de seda que llevaba puesto. Esteban tragó saliva y nos miró con un aire de lujuria que jamás le habíamos visto.
- Mis nenas, ustedes son lo mejor que me ha pasado en la vida, las amo!
- Corazón deja tu maletín por ahí y siéntate en ese sofá que queremos darte una sorpresa.
- Si, siéntate y relájate y disfruta de todo el amor que tenemos para darte.
Esteban soltó su maletín, aflojó el nudo de su corbata y se sentó en un pequeño sofá que está dentro de la habitación, su ubicación era perfecta pues quedaba a unos cuantos pasos de nosotras observándonos directamente.
Con una de mis manos, continué masajeando las deliciosas tetas de Kili, mientras que con la otra llegue hasta su tanguita y de igual manera empecé a acariciar la concha de mi nena ejerciendo presión sobre su sexo ya un poco húmedo.
- Kili, que crees que podemos hacer para que nuestro hombre no esté tan preocupado?
- No se, preciosa, creo que tiene ganas de una buena mamada…
- Mmmm, estoy de acuerdo, pero de una muy especial, creo que quiere que se la chupemos como nunca antes lo habíamos hecho.
- Tienes ganas de verga mi putita preciosa?
- Si, quiero mucha polla hoy, quiero que me follen la boca…y tu, Kili, estás mamona hoy?
- Si, quiero engullirla hasta los huevos, quiero que Esteban se corra en mi boca muchas veces, quiero leche fresca.
- Mmmm, leche, que rico y me compartirías un poquito?
- Claro, princesa, va a ser tanta que no tendría problemas para darte un poquito…
Entonces Kili extendió su lengua y nos fundimos en un beso lujurioso en el que nuestras lenguas se entrelazaban la una con la otra en una danza frenética. Introduje mi mano en el hilo dental de Kili y empecé a jugar con su almejita ahora si totalmente húmeda. Kili empezó a mover sus caderas al compás de mis caricias.
Como dos gatitas en celo, gateamos lentamente hasta donde se encontraba nuestro hombre ávido de placer. Sigilosamente, contoneando nuestras caderas nos deslizamos hasta el sillón donde expectante nos esperaba Esteban. Muy lentamente nos colocamos estratégicamente entre sus piernas separándolas con morbo. Poco a poco enderezamos nuestros troncos, de manera que nuestros senos turgentes, excitados, ansiosos descargaban todo su peso sobre la entrepierna de nuestro hombre.
La mano izquierda de Kili jugaba lujuriosamente con el muslo derecho de Esteban, mientras yo hacía lo propio con el muslo izquierdo, alternativamente, la mano izquierda mía y la derecha de Kili se fundían en una sola caricia morbosa sobre los genitales de nuestro macho. Yo buscaba con avidez los grandes huevos de Esteban, mientras mi Diosa mulata, masajeaba con vehemencia el tronco de la deliciosa verga de Esteban que no se demoró en empezar a crecer hasta su máximo tamaño. Cuando llegó a su máximo estado de erección, la pija de ensueño de nuestro hombre se marcó sin disimulo sobre la tela de su pantalón de paño. Tanto Kili como yo en un movimiento instintivo nos abalanzamos hacia ella y nuestras lenguas extendidas se juntaron lascivamente en el magnífico glande de nuestro amante. Allí duramos un buen rato acariciando el glande de Esteban, mientras que al mismo tiempo ambas disfrutábamos de un rico beso lésbico.
- Ya no aguanto más nena, saca esa verga que quiero comérmela toda!
- Ahhh que rico Kili, no sabes el banquete de polla que nos vamos a dar!
Rápidamente, bajé el cierre del pantalón de Esteban, y mientras que con una mano lo mantenía totalmente abierto con la otra busqué desesperadamente la verga de esteban, la liberé de su ropa interior y la saqué exultante por el agujero de la bragueta. Luego me cercioré que no solo su hermosa asta se encontrara afuera, sino que también sus majestuosos huevos hubieran salido. Con una de mis manos, la tomé de la base de los huevos y la sostuve en alto para que Kili la observara en toda su magnificencia. Kili quedó atónita al ver el monumental miembro de nuestro chico totalmente erecto y listo para la acción.
La polla de nuestro amante era un falo precioso digno de película porno. Más de 25 centímetros de dulce verga. Ancha de tal manera que ni mi puño ni el de Kili podían rodearla en su totalidad. Su tronco ancho remataba en un precioso glande en forma de hongo, liso y húmedo que sólo incitaba a ser mamado. Lleno de sangre se distendía tanto que teníamos que abrir totalmente nuestras bocas para poder engullirlo. Su sabor nos extasiaba y desde siempre nos había regalado deliciosas descargas de semen a las cuales tanto mi morena hermosa como yo, éramos totalmente adictas.
- Siempre que la veo es como la primera vez, me moja de una, sólo siento ganas de chupar, chupar y chupar, ñami!
- Ven mi morena golosa, deleitemos a nuestro hombre.
Una de las manos de mi princesa, se unió a mi mano, sosteniendo y aferrando, la pija erecta de Esteban lista para la acción. Kili se abalanzó sobre el testículo derecho de Esteban metiéndoselo entero a la boca. Yo no podía quedarme atrás, así que hice lo mismo con el izquierdo. Ambas lamiamos y succionábamos de los huevos de nuestro amante con lujuria total, mientras que nuestras manos alineadas a lo largo del tronco de Esteban empezaban a masturbarlo sin pudor subiendo y bajando a lo largo del tronco infinito de nuestro hombre. Luego de una serie de movimientos masturbatorios frenéticos, Kili subió un poco más sobre el tallo de Esteban y su mano se apoyó sobre su glande. Mi princesa dominaba un tipo de caricia en la cual ejercía pequeños roces con sus dedos sobre el glande excitado de nuestro amante, esto llevaba al delirio a Esteban. Mientras ambas continuábamos succionando con lujuria los huevos de nuestro hombre, yo masturbaba a Esteban moviendo mi mano a todo lo largo de su duro tronco, mientras Kili juagaba deliciosamente con su glande. Fluidos de placer, empezaron a deslizarse desde el hongo extasiado de nuestro amante por todo su tronco, podía sentirlos humedecer mi mano.
Sincrónicamente, tanto Kili como yo, salimos de nuestro éxtasis de succión y al mismo tiempo abrimos nuestros ojos. Una mirada pícara entre ambas nos dio a entender nuestro siguiente movimiento. Ambas sujetamos el tronco de la polla de Esteban con firmeza, extendimos nuestras lenguas ávidas de pasión, y lentamente dimos un largo lametazo desde la base de los huevos de esa hermosa pija, subiendo lentamente por todo el tronco hasta llegar finalmente al glande excitado de nuestro macho, en donde nuestras lenguas se fusionaron en una única caricia lasciva que invadía con lujuria y saliva el húmedo hongo de nuestro amante. Nuestras lenguas en un desenfreno total, recorrían cada uno de los rincones de ese delicioso glande salobre, lametazos iban y venían desde el frenillo hasta el agujero dilatado del glande de Esteban. Nuestras lenguas limpiaban con esmero los jugos de placer que nuestro hombre nos regalaba y al mismo tiempo se entremezclaban en un delicioso juego lésbico de lenguas sobre una hermosa verga ardiente. Llevadas por la lujuria nuestros labios se fusionaron con el hongo enardecido de nuestro amante, nuestras bocas se cernieron sobre el capullo glorioso de Esteban, empezándolo a succionar por mitades, una a cada lado, mamábamos con fuerza, dejando escapar nuestros gemidos instigadores de gatas en celo. Mientras chupábamos con lujuria ese hermoso glande nuestras manos apretaban cada uno de sus huevos incitando a la producción de semen que deseábamos beber sin escrúpulo alguno. Estebas mantenía sus ojos cerrados, transfigurado en un momento de placer sin igual.
- Danos semen chiquito, danos semen!
- Inúndanos todas con tu leche, queremos leche fresca!
- Sigan chupando mis nenas, sigan putitas que lo están haciendo de maravilla!
- Ahhhh, que puta verga tan deliciosa tienes mi amor!
- Mmmmm, si, gorda y húmeda gomo nos gusta, mmmm.
- Fóllanos la boca por favor, queremos tragarnos toda tu leche!
- Ahhh, si yo quiero que le regales unos buenos chorros de semen a Amanda en las tetas, te prometo que luego yo la limpio toda!
Completamente excitado, Esteban se puso de pie y nos colocó a cada una a un lado de su tremendo mástil totalmente empalmado. Nos tomó por el pelo y nos acercó con fuerza hacia su verga. Nos indujo a que con nuestras bocas recorriéramos toda la magnífica extensión de su tronco firme, yo al lado derecho y Kili al izquierdo. Ni cortas ni perezosas, lentamente recorrimos esa preciosa verga desde su base hasta el glande. Nuestros labios se pegaban como ventosas a la piel del miembro de nuestro amante, mientras que con la lengua extendida disfrutábamos de tan deliciosa polla, cuando llegábamos al glande, nuestras lenguas relamían esa cabeza enardecida, al mismo tiempo que éstas se buscaban y se encontraban en aquel punto de delirio y de placer. Mientras lamiamos con lujuria cada pulgada de esa deliciosa polla, nuestras manos entrelazadas jugaban con los testículos de Esteban, acariciándolos, estirándolos, apretándolos con delicadeza para estimular la producción de semen.
Por un momento, mis manos dejaron de jugar con los huevos de mi amante y se extendieron en búsqueda de los senos de Kili. Mientras me regodeaba en el sabor magnífico de la Verga de Esteban, mis manos tomaron con firmeza las tetas de mi nena, apretándolas con lascivia y pellizcando sus pezones erectos cual lanzas de guerra. Kili levantó sus brazos y nuestro hombre aprovechó para quitarle el delicado top que llevaba puesto, dejando sus perfectos senos al descubierto. Yo me desprendí de la verga de Esteba y me abalancé desesperadamente sobre las deliciosas tetas de mi diosa canela. Mientras que con mis manos aprensaba sus suculentos melones, sin pensarlo dos veces, empecé a succionar con desenfreno los pezones de Kili, primero el derecho y luego el izquierdo, succionaba con un frenesí animal; quería devorar esas tetas como nunca antes lo había hecho.
Aprovechando que yo me encontraba perdida entre el busto de Kili. Esteban sujeto con firmeza a Kili por el pelo tomándola por las dos coletas que conformaban su peinado y sin pensarlo dos veces, con movimientos rítmicos de su cadera, comenzó a follarse la boca de Kili. Kili sabía perfectamente cual era el deseo de Esteban, así que abrió su boca de par en par, sacó su lengua para dar más espacio a la portentosa polla de nuestro hombre y se dispuso a que le clavaran ese falo ardiente hasta el fondo de su garganta.
Esteban se follaba sin ningún reparo la boca de mi morena preciosa, insertándole su majestuosa polla hasta el fondo de su garganta. Una vez allí la dejaba un rato hasta que Kili empezaba a ahogarse y solo en ese momento Esteban sacaba su verga del fondo de la garganta de Kili para dejarla respirar. Luego nuestro hombre empezaba un movimiento frenético de cadera introduciendo y sacando su polla de la boca de Kili a la velocidad del rayo, para finalmente dejársela enterrada en el fondo de la garganta, hasta que los ojos húmedos de Kili suplicaban por un poco de oxígeno. Hilos deliciosos de saliva, se extendían desde la boca de Kili hasta sus senos, de donde yo los recogía ávida de lujuria.
Yo continuaba chupando de las tetas de Kili como si de eso dependiera mi vida, propinando sonoras mamadas sobre sus pezones erectos. Mi princesa mantenía sus manos sobre sus nalgas, separándolas lujuriosamente, pues sabía que el reflejo del espejo devolvería esa imagen a nuestro amante, aumentando su lujuria desmedidamente.
- Ahhhhh Esteban, que rico me follas la boca, sabes que me encanta que me la metas toda, que me ahogues con tu sabrosa pija, fóllame la boca putito, fóllame amor, ahógame con tu verga!
- Toma verga princesa, engúlletela toda, sé que te gusta.
- Y tu putita, sígueme chupando las tetas así, me encanta como me comes las tetas, eres una maestra, me vas a hacer correr!
- Mi amor, hoy estoy enferma por leche, si no se la saco a Esteban, te prometo que de tus suculentas tetas si la sacaré!
- Mámame las tetas puta, sé qué eres una golfa mamadora, dame placer comiéndome las tatas!
- Te voy a hacer venir con mi mamada de tetas, te lo juro puta!
Una de mis manos apretó fuertemente el seno derecho de mi diosa canela, mientras que con la otra tome su seno izquierdo acercándolo a mi boca. Mi boca ansiosa engulló sin reparos el pezón erecto de Kili, empezando a succionar con todas mis fuerzas, quería mamar de esa suculenta teta sin tapujos, quería comérmela toda.
Al observar tan deliciosa escena lésbica, Esteban desató todo su instinto animal. Sujetó fuertemente a Kili por sus coletas de colegiala y empezó a clavarle su deliciosa polla en la boca hasta la empuñadora, hasta el fondo de la garganta de mi ardiente amante,
- Ahhhhh te voy a destrozar la boca con mi verga!...Te la voy a follar toda, lo deseas?...lo quieres?
Kili sólo pudo subir su mirada y con unos ojos suplicantes que lo expresaban todo sin palabras, le dio a entender a Esteban…Si mi amor fóllame la boca quiero saborear tu pija y beber de tu leche!
Mientras Esteban follaba la boca de Kili con un frenesí desaforado, clavándole su enorme pija hasta el fondo de su garganta yo succionaba la deliciosa teta de mi princesa con lujuria, con pasión. Con mi mano libre apretaba fuertemente el otro seno de mi diosa, clavándole las uñas sin reparo. Entonces Kili, en un movimiento rápido, corrió hacia un lado su tanga, dejando libre su hermoso coño depilado, noté que gotas de sus fluidos de pasión corrían por sus muslos. Entendí la señal, éramos amantes consumados que conocían a la perfección los caprichos del otro. Sin dejar de mamar por un segundo el pezón erecto de Kili, introduje sin pensarlo dos dedos en la deliciosa concha húmeda de mi amante y empecé a darle dedo, penetrándola sin tapujos. Mi nena con su boca llena totalmente, empezó a gemir con vehemencia. Esteban empezó a bufar como un toro enardecido y de un momento a otro paró sus dramáticas embestidas, dejando la totalidad de su pija en el fondo de la garganta, supe que se estaba viniendo en la boca de mi nena, tal imagen me excitó hasta al límite, así que mordí suavemente el pezón de Kili al mismo tiempo que aumentaba la velocidad de penetración de mis dedos en la deliciosa concha de Kili. Mi putita no demoró en regalarme uno de sus húmedos orgasmos, en el que chorros de placer salieron desde su concha mojando toda la habitación, yo incluida. Nuestro hombre sacó lentamente su polla de la boca de mi princesa. Kili respiraba con agitación
- Ammmmm, mis amores me hicieron venir, Ahhhh que mamada de tetas tan rica y que follada de boca tan deli, me vine como una golfa!
- Ahhhh Kili, mi amor, me regalaste una mamada espectacular, creo que te descargué litros de leche ahí adentro!
- Si papi, tus chorros me llenaron la garganta que delicia, quería leche caliente, deli!
- Y no me dejaste nada, nadita… golosa? Mira que te chupe esas tetas bien rico y te di dedo como te gusta…no me dejaste nada?
- Ven nena, busca en mi boca, seguro encuentras algo.
Kili me esperó con su boca abierta de par en par, con mi lengua exploré todo los rincones de su boca, encontrando aún, algunas hebras de semen, en la parte interna de sus mejillas y debajo de su lengua, las recogí con esmero, ahhh, si, semen fresco bebido de la boca de mi amante, mi dulce elixir de la lujuria…nada mejor. Luego de limpiar a Kili, me abalancé sobre la polla aun erecta de Esteban, relamiento todo su hermoso tronco, e introduciendo su glande en mi boca para probar las deliciosas mieles de los rezagos de su leche…lo disfruté como ninguna…estaba en el paraíso.
Kili, no nos dio ningún momento de descanso, sentó a Esteban nuevamente en el sillón, me colocó a mi de rodillas entre las piernas de estaban, me quitó el top de seda, dejando mis tetas al descubierto y sin pensarlo dos veces, antes de que la polla de Estaban perdiera erección, la tomó y la colocó entre mis senos. Mi princesa con sus manos tomó mis tetas y ejerciendo presión cernió mis senos sobre la polla de nuestro hombre. Con mis tetas, empezó a masturbar a Esteban. En poco tiempo, la polla de mi amante, ya estaba tiesa, perdida entre mis senos. Yo giré mi cabeza y extendí mi lengua suplicando por un beso lujurioso de mi chica canela quien sujetándome las tetas guiaba los movimientos masturbatorios sobre la polla de nuestro amante. Mis manos se deslizaron sigilosamente por mi entrepierna y empezaron a jugar con mi conchita ya húmeda.
- No sabes lo delicioso que se ve esa verga entre tus tetas Amanda!
- Ya está súper dura otra vez princesa.
- Que rico, quiero que Esteban te bañe en semen, yo ya bebí el mio, ahora tu ve por lo tuyo.
- Ñami, quiero mucha leche sobre mi, que me moje toda!
- Estas enferma…lo sabes no Amanda?
- Si….y me gusta.
La portentosa verga de nuestro hombre subía y bajaba rítmicamente entre mis tetas, sus fluidos lubricaban el camino de la lujuria entre mis senos hinchados de placer, Kili hacia que se estrecharan sobre la polla de nuestro amante, la cual nuevamente había recobrado todo su tamaño y rigidez. Me encantaba sentir ese miembro totalmente erecto deslizarse entre mis senos, una imagen que humedecía mi sexo.
Kili soltó por un momento mis senos, tomó mis manos y las colocó sobre mis tetas indicando el movimiento masturbatorio que debía seguir, yo fielmente seguí lo que ella me indicaba. Mi nena se colocó aun lado nuestro y acercó su cara a mis senos y a la polla enardecida de Esteban. Sin tapujos escupió entre mis senos y sobre el falo de nuestro amante para lubricar eróticamente el camino de tan deliciosa paja rusa. De igual manera cuando la verga de Esteban subía y asomaba su dilatado glande entre mis tetas, Kili aprovechaba para estirar su lengua y lamer el hongo delicioso de nuestro hombre, entonces yo detenía por un momento el sube y baja frenético que se sucedía entre mis senos para dejar que mi diosa canela relamiera con lujuria el glande de Esteban.
Mientras Kili y su lengua jugaban con la polla de Esteban aprisionada entre mis tetas, mi nena descendió hasta mi entrepierna, corriendo mi hilo dental e introduciendo dos dedos en mi húmeda vagina. Empecé a mover mis caderas con cadencia para gozar de las caricias expertas que mi amante propinaba sobre mi concha.
- Ahhhh, mis nenas, me vuelven loco, voy a explotar otra vez!
- Siiii, mi amor báñame las tetas con tu leche, la deseo!...y tu puta, dame dedo rico, destrózame la concha, también voy a explotar!
- Mis amores, esta verga sabe tan rico y se ve tan sexy entre tus tetas!
- Ven mi vida, explota de una vez que parece que Kili quiere más leche!
- Sigue masturbándome con tus tetas puta que ahí voy!
- Ahhh, si más leche fresca, la deseo, báñanos con tu semen.
Kili, continúo dándome dedo frenéticamente, sus dedos se introducían hasta el fondo de mi concha, estimulando mi punto G, yo correspondía recíprocamente a mis dos amantes, moviendo mis caderas con vehemencia y apretando sin pudor la polla de mi amante con mis tetas.
De repente, entre bramidos de mi hombre un chorro potente de semen golpeó a Kili en la cara, ella se apartó de mis tetas y colocó su cara junto a la mía, ambas abrimos nuestras bocas de par en par, para gozar de los siguientes chorros de lefa tibia que equitativamente se iban repartiendo entre nuestras bocas, un chorro de semen para mi y otro mara mi diosa canela. El sentir esa sensación salobre en mi boca fue un estímulo que hizo que me corriera en un orgasmo delicioso sobre la mano de Kili, a medida que Esteban iba inundando mi boca con sus sendos chorros de semen, un orgasmo húmedo también en chorros humedeció los dedos, la mano y el tapete de nuestro nido de lujuria. Tanto Kili como yo, gemíamos y rogábamos por más semen, mientras nuestro hombre parecía desfallecer. No solo nuestros rostros estaban llenos de delicioso semen, sino que también mis tetas estaban saturadas de tan precioso líquido, algunas gotas también cayeron sobre los senos de Kili. Instintivamente, nos miramos entre nosotras y sabíamos que hacer. Lentamente nos acercamos y nos fundimos en un exquisito beso lésbico en el que compartimos el semen que guardábamos como un tesoro en nuestras bocas. Kili con su lengua me pasaba un poco de leche de hombre y yo con la mía le devolvía tales dádivas, compartiéndole un poco del semen que tenía en mi boca. Nos besamos apasionadamente compartiendo entre las dos tan glorioso líquido de la pasión, lo paladeábamos con lujuria antes de tragarlo, ambas éramos adictas al semen y siempre lo seriamos.
- Ahhhh, mi amor que leche tan rica nos regalaste, estábamos ansiosas!
- Mis amores, me dejaron sin aire, que placer!
- Sabes que solo queremos que estés feliz con nosotras, tus putitas fieles…
- Las amo.
- Pero creo que no hemos terminado, mira Amanda, estás hecha un desastre, tienes las tetas llenas de semen…no no no, toca hacer algo…
Una chispa de lujuria, salió de los ojos de mi nena. Inmediatamente supe que hacer, enderecé mi espalda, para que mis senos turgentes quedara exhibidos totalmente, los sujeté con mis manos y se los ofrecí plenos a mi diosa canela. Ella sin pensarlo dos veces, lentamente lamió y recogió todas las gotas de semen que tenía sobre mis tetas, empezando por mis pezones erectos, recorriendo lentamente mi piel, hasta que ningún rincón de mis senos quedó sin revisar. Kili con su lengua experta recogió y guardó en su boca cada una de las gotas de leche que Esteban nos había regalado. Luego nuevamente nos fundimos en un beso íntimo para continuar compartiendo los sabores de la pasión.
Esteban, estaba un poco extenuado, dadas las sendas descargas de semen que nos había regalado, así que lo dejamos reposar un rato sentado en el sofá. Por lo concerniente a nosotras, estábamos muy excitadas y queríamos seguir gozando de una tarde inigualable de sexo. Dejaríamos descansar a nuestro hombre un momento para que recuperara fuerzas y su verga se volviera poner a tono, así que decidimos regalarle un pequeño show lésbico que le ayudara con la tarea.
- Descansa un poco nene, quédate ahí sentado recuperándote, mientras nosotras jugamos un poquito.
- Siiii, amor, así disfrutas tú y disfrutamos nosotras, al mismo tiempo que esa deliciosa polla tuya se vuelve a poner dura para la acción.
- Si nene, porque te lo advertimos, queremos más leche rica!
- Mmmm, ñami, si, vuélvenos a llenar la boca con tu rico semen.
Yo me acosté boca arriba sobre la cama, mientras mi diosa canela optó por sentarse sobre mi cara, colocando su delicioso coño a mi plena disposición, es una posición deliciosa, ya que el coño de mi princesa está sobre mi cara, presto a ser devorado con lujuria. Kili, separó sus labios exhibiéndome un rico clítoris ansioso de lengua. Mi amante inclinó ligeramente su torso hacia atrás tomando con una de sus manos mis senos, mientras que con la otra mantenía su concha abierta para mi, de la misma manera, yo estiré mis brazos tomando con firmeza las tetas de Kili, pellizcando sus pezones hinchados de placer.
- Cómeme la concha gatita, quiero que me la chupes toda!
- Te voy a comer esa concha como nunca putita, mmm, que rica cuquita tengo solo para mi!
- Lámeme y chúpame puta, quiero venirme sobre ti!
- Ahhhh, si, que concha tan deli, ahógame con un squirting de golfa, lo quiero tragar todo!
Mientras masajeaba firmemente las tetas de Kili, extendía mi lengua para lamer su clítoris con pasión, mi lengua repicaba rápidamente sobre ese delicioso botón de lujuria, al mismo tiempo, succionaba y jalaba sus labios menores, engulléndome ese delicioso coño en su totalidad. Pocas cosas en la vida me ponen más caliente que comer concha, me encanta sentir como los fluidos de un buen coño me mojan el rostro mientras lo devoro con pasión. Pues así estaba la concha de mi princesa, totalmente húmeda y sus fluidos mojaban mi cara excitándome de sobremanera. Kili contoneaba rítmicamente sus caderas sobre mi rostro, restregándome su deliciosa almeja por toda la cara, yo me comía sin restricción alguna toda su concha, chupaba frenéticamente de sus labios menores y lamía con pasión su clítoris totalmente erecto. Ambas gemíamos como gatas en celo, yo enterraba mis uñas en las tetas de mi amante, mientras ella hacía lo propio en las mías. Su concha olía y sabía a gloria, la quería toda para mí, no quería dejar ni un solo rincón de aquella deliciosa almeja sin ser chupado, besado o lamido. Kili extendió totalmente su tronco hacia atrás de tal manera que sus dedos alcanzaron a ponerse en contacto con mi húmedo sexo, tres dedos entraron sin oponer resistencia en mi cuerpo, un corrientazo, recorrió mi ser.
- Ahhhhh como me comes de rico mi amor, mi cuquita va a explotar!
- Siiiii, lléname con tus jugos la boca, báñame toda, lo deseo!
- Sígueme chupando así princesa, para que sientas el orgasmo de puta que tengo reservado para ti mi amor ahhhh!
- Ahhhh, si, eyacúlame toda mi golfa hermosa, quiero todos tus jugos de hembra caliente sobre mi!
Tan deliciosa escena lésbica y el vocabulario sucio que estábamos utilizando, nuevamente puso a Esteban a mil, pude apreciar como su verga estaba nuevamente totalmente parada, lista para la acción. Simplemente nuestro hombre quería disfrutar del show que le estábamos obsequiando y permanecía sentado en el sillón observándonos con la boca abierta, masturbándose lentamente, preparando las otras descargas de leche de las cuales estábamos ansiosas.
Kili contoneaba sus caderas como posesa, restregando su coño por todo mi rostro, yo simplemente giraba mi cabeza de un lado a otro para sentir sus fluidos tibios mojándome la cara. Estaba tan excitada que mordía sin pudor los labios menores de mi amante y succionaba su clítoris como si quisiera arrancárselo. Los gritos de placer de mi amante se escuchaban por toda la casa, mis gemidos de ansiedad también, sabía que ya venía mi recompensa, sabía que Kili no podría retener ese orgasmo demente por mucho tiempo más, así que cada vez succionaba su concha con más vehemencia y lamia su clítoris con mayor velocidad.
- Ahhhh, apriétame las tetas, me corro, me viene, me corro, ahhhhh, pégame en las tetas me vengo, ahhhhh, abre la boca puta, abre la boca, ve vengo, zorra, zorra, zorra, ahí lo tienes ahhhhhhh!
- Siiiiii, dámelo todo princesa, dámelo todo, mira como abro mi boca para tus jugos aaaaaaaa!
Entonces Kili enderezó su torso, con sus manos abrió totalmente su deliciosa almeja, apuntándola hacia mi boca que esperaba ansiosa totalmente abierta. Yo seguí las instrucciones de mi princesa y empecé a palmotear y cachetear sus tetas firmes, crecidas aun más por la lujuria, pellizcaba sus pezones, ambas gemíamos como gatitas calientes. Saqué mi lengua y en ese preciso instante un chorro portentoso de fluidos de concha me lleno la boca y me golpeó la garganta, luego otro y otro, en un instante tenía toda mi boca llena con un orgasmo brutal de mi diosa canela. Ella temblaba en un escalofrío de pasión que hacía vibrar cada fibra de sus ser. Por instinto apreté y jalé los pezones de Kili, lo que hizo que otros chorros me bañaran el rostro y me humedecieran el cabello. Yo trague sin pudor todo el squirting que tenía en mi boca y con una de mis manos empecé a rosar con desenfreno el clítoris de mi amante.
- Ahhhhh, no pares puta, quiero más, dame más, mira como me bañaste toda con tu orgasmo, que delicia, dame otro chorro, lo deseo, otro, dame otro mi vida!
- Siiiii, ahhhh, me corrí como nunca, te mojé toda…Si quieres más pégame en la concha, cachetéame el clítoris princesa, pégame en la puta concha y te regalo más leche de hembra!
Con la palma de mi mano extendida, comencé a propinarle sonoras palmadas a la concha de mi nena. Dos, tres, cuatro palmadas, y a la quinta otro chorro de pasión me golpeó el rostro. Yo deliraba de placer, nunca antes me habían regalado un orgasmo tan especial, me sentía en el paraíso. Kili estaba a puto de desmayarse del placer.
Entonces Esteban no aguanto más, se acercó intempestivamente a nosotras y sin mediar palabras, me encajó su deliciosa polla en mi boca. Ya había comido concha, así que ahora quería que me follaran la boca, así que me corrí un poco hacia el borde de la cama, y descolgué mi cabeza, de manera que con mi cabeza colgando, la portentosa verga de Esteban me llenaba la boca, encajándomela hasta la garganta, una posición perfecta para que mi amante me follara la boca sin escrúpulos. Mientras me penetraba la boca, Esteban tomó a Kili por el cabello, la jaló hacia atrás y se fundió con ella en un beso erótico sin igual, lengua contra lengua. De la misma forma apretaba con vehemencia las tetas de mi diosa canela y de vez en cuando les pegaba una sonora cachetada. Yo Sentía como la verga de mi amante me llegaba hasta el fondo de la garganta y no me dejaba respirar, me estaba follando la boca de una manera espectacular, me sentía guarra, golfa, puta…y me encantaba. Con mis manos apretaba las nalgas de Kili y de vez en cuando también les propinaba sonoras cachetadas.
- Ahhhhh, si mi amor, pégame en las tetas, me gusta, déjamelas rojas, son tuyas, sabes que puedes hacer con ellas lo que te plazca.
- Tengo las dos nenas con las tetas más deliciosas del mundo, que rico, estoy bendecido.
- Puto, métele tu tranca hasta el fondo de la garganta a la zorrita de Amanda, sé que le gusta. Yo ya le di mis jugos, ahora tu llénala con tu leche!
- Si mi amor Fóllame la boca sin compasión, méteme tu verga hasta los huevos, quiero más leche caliente, dame leche puto!
Kili descendió lentamente sobre mi cuerpo, cuando llegó a la altura de mis senos se detuvo, con una de sus manos, tomó firmemente mi seno derecho y sin pensarlo dos veces su boca se apoderó de mi pezón chupándolo y mordiéndolo con pasión. De la misma manera y mientras chupaba mi teta totalmente turgente, introducía dos dedos en mi húmeda vagina. Mientras mi princesa me daba dedo fogosamente, yo aprovechaba para acariciar y masajear mi clítoris. Al mismo tiempo, Esteban apretaba mi seno izquierdo, tomándolo como punto de apoyo para introducir su mástil totalmente tieso hasta el fondo de mi garganta.
Mientras Kili me daba dedo de una manera exquisita humedeciendo todo mi ser, la tranca de mi hombre me entraba hasta el fondo de mi garganta haciéndome salivar de placer, Esteban se follaba mi boca como un verdadero maniaco sin dejarme respirar, mientras me enterraba las uñas en mi seno izquierdo. Era la sinfonía del placer en su máxima expresión, esperaba ansiosa una descarga monumental de semen en el fondo de mi garganta, mientras un profundo orgasmo, empezaba a gestarse en mi cuerpo. Mis gemidos de gata en celo se escuchaban por toda la habitación, Kili mordía mi pezón derecho de una manera animal y sus dedos se introducían hasta el fondo de mi concha ardiente. Esteban bufaba como toro enardecido y debido a su excitación, empezó a pegarme sonoras palmadas sobre mis senos, yo estaba a punto de explotar así que me saqué la verga de mi hombre de la boca por un momento, quería gritar lo que estaba sintiendo.
- Ahhhh, me corro, destrózame la concha Kili, dame dedo rico que me vengo, ahhhh, siii, que puta estoy hoy!
- Si vente mi vida, te voy a morder esas tetas para que sientas como se intensifica tu orgasmo, quiero que te corras en mi mano!
- Y tú Esteban, sé que también estas a punto de correrte, méteme tu verga hasta el fondo de mi garganta y vente allí, quiero tragar toda tu leche.
- Si mi amor, regálale a Amanda una descarga de semen tan deliciosa como la que me regalaste a mi, llénale la boca de leche fresca!
- Ahhhhh, si, me vengo, dame dedo puta, dame dedo rico ahhhh, muérdeme las tetas!
Tome a Esteban de sus nalgas y lo empujé hacia mi, metiéndome toda su polla en la boca, de manera que su glande me llegaba hasta el fondo de la garganta ahogándome deliciosamente. En el momento en que Kili, mordió con lujuria mi pezón derecho, un orgasmo monumental estremeció mi cuerpo, un chorro de mis jugos salió de mi vagina, mojando la mano de Kili y empapando las sábanas de la cama. En ese mismo instante, Esteban soltó un chorro monumental de semen que me llegó hasta el estómago y que poco a poco me fue llenando por dentro, hasta inundar mi boca de su delicioso semen, escurriéndose gotas de leche fresca por la comisura de mi boca. Kili bajó hasta mi sexo para recibir en su boca los últimos chorros de mi húmedo orgasmo y Esteba continuo regalándome chorros de lefa tibia en mi boca. Lo tragué todo sin chistar, sin dejar una gota, amaba el semen fresco, era adicta a él y no iba a desperdiciar nada de aquella mágica descarga de semen precioso.
Mi amante, sacó lentamente su pene de mi boca, respiré con ansiedad al mismo tiempo que su leche se escurría copiosamente por mis mejillas. Kili, se arrodilló a mi lado y sin perder tiempo, lamió de mi rostro el semen fresco que aún yacía en mis mejillas, luego introdujo el pene de esteban a su boca y con su lengua lo limpió todo sin dejar una gota de leche sobre el. Luego volvió a mí y nos fundimos en un beso de lujuria en el cual paladeábamos el exquisito sabor del semen de nuestro hombre en la boca de la otra.
- Mis amores, muchas gracias créanme que nunca olvidaré esta noche…Gracias!
- Gracias a ti por darnos de tu deliciosa leche, quedamos saciadas de semen, que delicia!
- Si mi vida tu leche es la más deliciosa que jamás hubiéramos probado, nos encanta a ambas!
Todos quedamos exhaustos de tanto placer oral en una sola jornada, así que nos dormimos juntos, cerca el uno del otro, abrazados en un sueño que también fue lujurioso.