La sumisa secretaria (2)

El jefe de Laura le propone trabajar en su casa por las tardes, lo que ella no sabe es que no será sólo para limpiar y cocinar, tendrá que hacer alguna cosilla más. -Primer trabajo de la sirvienta-

Se miro en el espejo, la imagen era muy excitante, pero tenia que seguir deshaciendo las maletas. Recogió las llaves y fue a abrir las esposas.

No había manera, ¿Qué estaba pasando? Resulta que las llaves no eran de esas esposas, su jefe lo tenía todo muy bien planeado. Qué tonta había sido poniéndoselas sin comprobar nada antes.

El nerviosismo invadió su cuerpo. ¿Qué podía hacer ahora? Pensó en salir corriendo y no volver nunca mas a esa casa, pero en ese momento se abrió la puerta.

Capítulo 2

Laura se quedó muda y petrificada mientras él aprovechaba para situarse detrás y dar unos besos por su cuello.

Ella entreabrió los labios y dio un leve gemido mientras notaba como él se pegaba a su cuerpo y como su paquete se frotaba en sus nalgas.

Se encontraba totalmente a su merced. Mientras besaba su cuello, empezó a tocar las tetas de su sirvienta. Ella no hizo nada para resistirse lo que ánimo aún más a su jefe para seguir con su plan.

Se notaba muy mojada y cada vez más excitada. Ahora él ya había subido de su cuello hacia una oreja y la lamía y daba leves mordiscos.

Sentía escalofríos. En ese momento era enteramente suya y habría hecho lo que él le hubiese pedido.

Estaba indefensa y completamente expuesta. Notó como una mano bajaba hacia su sexo, el cual estaba ya empapado. Fue introduciendo un dedo y ella empezó a gemir.

-Soy tuya, hazme lo que quieras-Dijo casi sin pensar por la excitación del momento.

-Agáchate-Le ordenó él sin ningún titubeó y sabiendo que ya la tenía bebiendo de su mano.

Laura se agachó y se puso cara a él, pero con la mirada baja como era habitual cuando se encontraban cara a cara.

Se bajo el cierre del pantalon mientras su sirvienta miraba fijamente su abultado paquete, el cual tenía muchas ganas de poder ver y poderse meter aquella polla en la boca para darle placer a su jefe.

Al sacarse la polla esta golpeó en una mejilla de la joven, se la fue pasando por su rostro luego por sus labios, los cuales ella fue abriendo para sacar su lengua y pasarla de la base a la suave punta.

Pero él no quería sólo la lengua y empujó hacia delante hasta que la metió complétamente entre sus labios.

Empezó a chupar la polla de su jefe y él cogiéndola de la barbilla le hizo mirarle a los ojos. Era posiblemente la primera vez que sus miradas se cruzaban en aquel día.

Laura sentía fuego en su interior y acercó sus manos esposadas hacia su coño para así poder aliviar su calentura.

-Putita, nadie te ha dado permiso para hacer eso, yo decidiré cuando debes tener placer.-Le molesto que la llamara así, pero realmente eso la había excitado aún más.

-Chupas muy bien, quien iba a decirlo con esa cara de niña buena que parecía nunca haber roto un plato.

Le sujeto la cabeza y fue moviéndose como si le estuviera follando la boca.-Me voy a correr putita y no quiero que caiga ni una gota al suelo.

Sintió como el primer disparo golpeaba en su paladar y poco a poco fue tragando todo el semen que salía de la polla de su jefe.

Se quedó parada aún con la herramienta dentro de la boca y luego con su lengua fue limpiando los últimos restos.

Hizo que se levantara y se volvió a situar a su espalda. Fue quitándole el vestido para poder observar bien ese bello cuerpo. Ella seguía dejándose hacer sin oponer la menor resistencia. Estaba tan caliente que lo único que quería era ser atada a la cama y que la follara de una vez sin ninguna contemplación.

Desde detrás le fue pellizcando sus duros pezones y le susurro algunas cosas en su oído.

-Putita, tienes dos opciones. Puedes salir de aquí por la puerta y olvidamos lo ocurrido o te quedas trabajando como mi asistenta personal, mi perrita dócil para cualquier cosa que necesite. Mi esclava deseosa de acatar todas mis órdenes. Te he dejado el contrato en la mesita. Leelo con atención y mañana sabré que decisión has tomado. Si cuando yo me levante tú estas limpiando la casa con tu uniforme, entenderé que aceptas ser mi esclava.-Una vez dicho esto le quitó las esposas.

Ella asintió con un movimiento afirmativo de su cabeza cabeza y acercando su culo a la polla de su jefe. Deseaba ser follada, pero al darse la vuelta su jefe ya había abandonado la habitación.

Se tumbó en la cama y se puso a recordar todo lo que había ocurrido. Le había hecho una mamada a su jefe y este ni siquiera le había dado un ligero beso antes. Pero había algo en él que la mantenía sumisa y dispuesta a hacer lo que le pidiera.

Acercó sus manos a su sexo con intención de masturbarse reviviendo mentalmente lo ocurrido, pero recordó sus palabras y le retumbaron en la cabeza: ”Putita, nadie te ha dado permiso para hacer eso, yo decidiré cuando debes tener placer”. Le costó mucho pero logró contenerse.

Una vez se hubo calmado recordó que el contrato estaba en su mesita y se dispuso a leerlo. Leyó solo algunos puntos, por encima sin prestar aún mucha atención, luego lo leería más atentamente.

Contrato de sumisión

Punto 1:

Me comprometo a cumplir las órdenes y deseos de mi amo. Accedo voluntariamente a ser su sumisa y le ofrezco mi cuerpo.

Punto 7:

Como su sumisa residiré en su casa, lo que debo agradecer siempre que sea conveniente. No puedo cerrar ni la habitación ni el baño, así mi amo podrá entrar siempre que quiera a disfrutar de mi cuerpo y obtener placer con él.

Punto 8:

Mi amo podrá decidir

que ropa o complementos debo llevar, mi vestimenta será elegida por él sin poderme negar a su decisión.

Punto 13:

Sí mi señor no ha ordenado nada podré elegir la ropa que crea conveniente, pero siempre llevaré faldas o vestidos para facilitar así un rápido acceso a mi coño.

Punto 17:

Debo estar siempre atenta y lista para acatar sus órdenes y así complacer a mi amo.

Punto 24:

Todo mi cuerpo le pertenece y podrá utilizarlo para obtener placer cuando y como lo desee.

Punto 26:

No puedo hablar sin que mi amo me haya dirigido primero la palabra.

Punto 29:

Si por alguna razón no acato sus órdenes o no cumplo con el contrato, mi amo podrá castigarme como crea oportuno o romper el contrato y así terminar con la relación.

Punto 31:

A parte de mi cuerpo, mi amo también será dueño de mi placer, así que no puedo disfrutar sin su previo permiso.

Punto 35:

Deberé dirigirme a mi amo siempre con respeto, mientras él podrá dirigirse a mí como quiera.

Yo la esclava Laura, firmo el presente contrato el 27 de agosto de 2011.

Firma:

Por segunda noche consecutiva tuvo problemas para conciliar el sueño y todo por causa de la excitación. Tenía muchas dudas, pero sabía que terminaría firmando ese contrato.

Continuará.

¿Firmará Laura el contrato o por el contrario saldrá corriendo de esa casa?

Gracias por los comentarios del primer relato, podéis dejar también en este vuestra opinión, crítica e ideas para siguientes capítulos. ;-)