La sumisa novata

Como soy iniciada a la sumisión por un hombre mucho mayor que yo.

LA SUMISA NOVATA

Hace un año conocí a un chico misterioso por Internet. Nunca llegué a conocerle, y descubrió en mi una faceta hasta ahora desconocida. El mundo de la dominación y la sumisión. Despertó en mi una gran curiosidad por este tema, pero lo di por zanjado al perder el contacto con aquel chico misterioso.

Una noche entre en busca de mi amigo al canal que él solía visitar sobre dominación, y durante un tiempo me estuvieron explicando el tema, y contándome anécdotas y fantasías relacionadas con el tema. Decidí que yo no podía ser ama porque no soy capaz de mandar a nadie, pero tampoco era sumisa, porque no me gustaba que me azotaran, ni sentirme humillada. Así que simplemente andaba por los canales ya que había echo muchos amigos.

Al poco tiempo un hombre me abrió privado, y era 30 años mayor que yo. No me sentía cómoda con la presencia de aquel hombre, así que me despedí y me fui a dormir.

Al día siguiente el mismo hombre estaba allí, preguntando por mi, y no me quedó mas remedio que comenzar una conversación con él. Seguía sin sentirme cómoda con su presencia, así que sencillamente se lo dije:

  • Mira lo siento, tengo que irme, por alguna razón no me gustas. Hay algo en ti que no se que es, pero no va conmigo. Lo siento.

  • ¿Y no vas a darme una oportunidad? Podría llegar a conquistarte sin darte cuenta.

  • Jajajaja, no se de que vas. Pero conmigo te equivocas.

  • Dame tu teléfono y hablamos mejor. Verás como no te arrepientes.

  • No. Buenas noches.

Salí precipitadamente, riéndome de la situación, me dormí pensando que a lo mejor no era mala idea hablar con él, pero por otra parte él era mucho mayor que yo. No me lo pensé mas y conseguí dormirme en seguida.

La noche siguiente conecté con la esperanza de ver a ese hombre, había surgido en mi una mezcla de curiosidad y simpatía hacia ese Amo. Y allí estaba él, esperándome con la esperanza de conseguir de mi un poco de atención. Estuvimos hablando, y le dije que yo no seria buena sumisa, no iba conmigo. Me pidió quedar para demostrarme que si seria una buena sumisa, que si no me gustaba nos iríamos y no me molestaría mas. Al final terminé aceptando su propuesta. Era una mezcla de miedo y morbo, y me excitó la idea de quedar con un desconocido para entregarme.

Quedamos para comer, y me pareció un hombre atractivo a pesar de su edad, y la verdad es que llegaba a ser bastante interesante. Me preguntó si quería ir a una habitación de hotel con él. Y acepte. Estaba muy asustada por lo que estuve a punto de echarme atrás, pero sus palabras me tranquilizaban.

Subimos a la habitación y él llevaba consigo todo el rato una bolsa. Empecé a sentirme nerviosa. Se acercó a mi dejando su bolsa encima de la cama. Y comenzó a besarme despacito, muy suave, acariciándome la espalda volviendo a provocar en mi una sensación tranquilizadora.

Sus manos se deslizaron a mi pecho, que comenzaron a desnudarlos quitándome la camiseta, bajo su boca hasta mis pechos besándolos por encima del sujetador, el sujetador corrió la misma suerte que mi camiseta. Mis pechos quedaron desnudos, duros por la excitación. Desabrochó mi falda que se deslizó entre mis muslos hasta caer al suelo. Dejándome tan solo con unas braguitas. Se separó de mi, y sin dejar de mirarme comenzó a desnudarse, mas deprisa de lo que me había echo a mi. Sentía vergüenza desnuda ante él. Pero mis pezones seguían duros de excitación.

Se quedó delante de mi completamente desnudo, y sin moverse durante unos minutos que me parecieron eternos. Mi cara se sonrojaba por la vergüenza. Nunca me he sentido muy orgullosa de mi cuerpo y odiaba ser observada. Volví a sentirme nerviosa. Y acercándose a mi me dio la vuelta, me cogió los pechos y comenzó a pellizcarlos, cada vez mas fuerte. Sentía un poco de dolor, pero no me quejé. Me dijo que me arrodillara en la cama, y así lo hice. Cogió su bolsa, y saco un trapo negro de ella, que lo utilizó para vendarme los ojos. Levantó mis brazos y me puso en cruz. Estuve aguantando la postura un par de minutos, pero mis brazos cada vez pesaban mas y mas. Me dijo que si bajaba los brazos tendría que azotarme. Así que aguanté hasta que un dolor se apodero de mis brazos haciendo que los bajase. Al instante de bajar los brazos note en mi espalda un latigazo doloroso, por miedo a represalias aguanté el dolor sin ninguna queja. Otro latigazo mas en el mismo sitio de antes. Otro mas, esta vez en mi culo, y otro y otro. Llegué a contar diez. Vio mi gesto de dolor y susto en mi cara, y otra vez intentó tranquilizarme, oí como dejaba su látigo en la mesilla, y besaba mis golpes. Comenzó a besarme después por todo mi cuerpo, me comía el pecho con ansia, amasándolo fuerte, bajaba por mi ombligo, y volvió a ponerse detrás de mi. Llevó mis brazos a mi espalda, y los ató con una cuerda. Inclinó mi cuerpo hacia delante dejando mi culo en pompa. Volvió a azotarme en el culo, pero esta vez con su mano. Sentí tres golpes, no tan fuertes como los anteriores.

Me dejó un par de minutos sin tocarme. Le oía como buscaba cosas en su bolsa, hasta que volvió a oírse solo el silencio. Metió sus dedos en mi boca, haciendo que jugara con ellos, chupandolos, primero metió uno, después otro, y cada vez los metía mas rápidamente. Saco sus dedos húmedos de mi boca y los paso por mi rajita, comenzando a jugar con mi clítoris, mi coñito se puso húmedo al instante. Pasaba sus dedos por toda mi raja, hasta llegar a mi culo, introdujo un dedo dentro del hasta ahora mi virgen trasero. Apenas notaba dolor, a pesar de que al principio note un gran pinchazo que me hizo bajar un poco el culo. Poco a poco su dedo se iba metiendo con mas facilidad, e intentó meter dos, el segundo corrió la misma suerte. Empezó doloroso pero luego me proporcionaba mucho placer. Comenzó a meterlos muy deprisa y con su otra mano acariciaba mi clítoris. Pensé que no aguantaría mas, no iba a tardar en correrme, hasta que paró.

Note algo mas grueso que un dedo en la entrada de mi culo, y comprendí que me iba a follar el culo. Metió la punta de un golpe y me separe del dolor, me dio una bofetada en el culo y lo volvió a intentar, esta vez tampoco tuvo éxito, y volvió a darme un par de cachetes mas fuertes que los anteriores. Colocó de nuevo la punta de su polla en la entrada de mi culo, me agarró por la cintura, y me empujó fuerte hacia él. Esta vez si consiguió meterla un poco, pero me dolió, intenté volver a echarme hacía adelante, pero con mi movimiento me volvió a empujar hacía él con otro golpe seco por mi cintura y noté como la había introducido toda. Le grité que parase, que la sacara, y empezó a decirme que no iba a parar, que me iba a romper el culo por puta. Los insultos no me llegaron a molestar, al contrario, me excitaron. Comenzó a moverse despacio para que no saliera, y yo aún sentía dolor, pero a su vez una excitación desconocida en mi. Me azotaba en el culo mientras me empujaba hacía él de mi cintura. Mis gemidos comenzaron a oírse por toda la habitación.

  • ¡Eres una zorra! Te vas a correr por el culo. Correte zorra. Gime – gritaba el amo.

Yo mordía la almohada y comencé a llevar yo misma mi cuerpo hacía atrás. Pensé que no podía sentir mas placer, pero me equivocaba, note como introducía algo en mi vagina, lo que parecía ser un consolador bastante largo. Su mano lo empezó a mover rápido, sin dejar de bombear mi culo con gran fuerza, aguante un par de minutos, y me corrí siendo doblemente follada, él lo notó y comenzó a reírse, diciendo que era una gran putita. Me preguntaba si quería que parase o siguiera, yo le pedía que siguiera, y me ordenaba decir cosas como: - Follame mi Amo, te deseo, soy tu puta.

Al poco rato note un chorro caliente en el interior de mi culo. Y dejó que me tumbara victima del agotamiento. Se fue de la habitación al baño, supongo que a limpiarse porque oía como abría el grifo. Estuve atada unos 15 minutos mas, hasta que me dijo que me diera la vuelta. Yo cumplía todo lo que me pedía. Ya no sentía miedo. Me agarro los brazos y me ato las muñecas y los tobillos a las esquinas de la cama.

Volvió a buscar algo en su bolso. Y al poco tiempo notaba como ponía lo que parecían ser pinzas en mis pezones, y en mis labios vaginales. Se le notaba cierta experiencia en el asunto, porque las puso de manera que no provocaban apenas dolor, sino mas bien placer. También supo quitarlas a tiempo para que no dejaran marcas. Con mis piernas atadas separadas no le costó esfuerzo para acariciar mi clítoris sin tener que separar mis labios vaginales. Comenzó a acariciarlo en círculos mientras con el látigo comenzaba a azotarme suavemente los pechos. Me introdujo un dedo en mi coño que estaba tremendamente húmedo y con su dedo pulgar no paraba de presionar mi clítoris. Yo me retorcía de placer. Se detuvo un instante, e introdujo de nuevo en mi su consolador. Puso en marcha el vibrador a lo máximo que llegaba. Yo no paraba de gemir.

Se arrodillo en mi cara, restregándome la polla por toda mi carita. No paraba de gemir, hasta que la cogió con fuerza y la metió de un golpe en mi boca. Hasta que yo no podía mas. Yo intentaba jugar con mi lengua, pero no podía moverme por lo fuerte que estaba contra mi cara. Comenzó a moverse como queriendo follar mi boca. Cada vez mas rápido, yo pensaba que me ahogaría. Sentí un enorme orgasmo que se enlazaba con otro que no tardaría en llegar. Él me cogió de la cabeza levantándola, y poniendo sus manos detrás de mi cabeza comenzó a ir mas deprisa, me sentía utilizada por no poder moverme, pero estaba disfrutando demasiado. De repente dejo de moverse y se apretó mas contra mi boca, enseguida noté unas convulsiones de su cuerpo seguidas por unos chorros de semen caliente que no me quedo mas remedio que tragar.

Me desató por completo y nos fuimos a duchar un poco. Y hasta ahí llego mi primera vez como sumisa. Se repitió un par de veces mas, pero eso ya es otra historia ;)