La Sumisa de Martha
Antes de la cuarentena, llego una cliente nueva al despacho de nombre Martha; su piel muy blanca, de estatura bajita de metro y medio, su cabello castaño largo, maquillada suavemente con unos labios color rojizos, un suéter blanco persa, donde se podían apreciar sus grandes y voluptuosos pechos, una
La Sumisa de Martha
Antes de la cuarentena, llego una cliente nueva al despacho de nombre Martha; su piel muy blanca, de estatura bajita de metro y medio, su cabello castaño largo, maquillada suavemente con unos labios color rojizos, un suéter blanco persa, donde se podían apreciar sus grandes y voluptuosos pechos, una falda café por debajo de la rodilla, y unas botas cafés de piel largas.
Cuando llego Martha al despacho, recomendada por otra cliente; no pude dejar de admirarla, cuando pasamos al privado y agradezco a que el escritorio es de cristal, pude observar como cruzaba la pierna, y como jugaban sus labios cuando me estaba platicado de sus problema, en mi mente esos labios ya los tenia empalados con mi verga, pero como profesional tenía que prestar atención.
La entrevista con Martha, duro más de una hora; ella vino por querer demandar a su marido el divorcio, se enteró que él tenía problemas con el crimen organizado, él tenía un taller mecánico, y de la noche a la mañana abandono el hogar para irse a vivir con su hermana al otro extremo de la ciudad.
No sé si Martha, se percató de que estaba fantaseando con ella, o noto la erección sobre mi pantalón; pero yo disfrutaba sus movimientos y veía como bamboleaban sus senos y el abrir y cerrar sus piernas como compas de precisión.
Al terminar, le plantee demandarle el divorcio y una pensión alimenticia; le di el número de mi móvil anotado en la tarjera de presentación, la acompañe a la entrada, y de forma casual nos despedimos de beso, por tener que agacharme me lo dio a media boca; despidiéndose pude ver como al caminar movía muy sexy sus caderas, de esas chaparritas muy bien formadas.
Dentro de mi mente, me quise a imaginar a Martha en ropa interior; con su voz muy suave que tiene, diciendo cosas como; “mi amo, mi señor”. Deje de fantasear y me puse a trabajar en los demás caso del despacho.
Paso unos días y recibí un mensaje de Martha al Whatsapp, nada fuera de lo normal, informándome que ya había juntado los papales y que en el transcurso de la próxima semana me los llevaría.
Diría el gato, curiosidad; agrande su foto de Whatsapp; Martha está tomándose una selfie, donde se aprecia su boca pronunciada y labios sexys, apreciando sus ojos café claro, su piel un poco quemada por el sol, se ve por el fondo que era la playa. La busque en Facebook, pero sin éxito.
Un día x de la semana, recibo una llamada de Martha, con voz llorosa que había ido su marido a la casa, que la había cacheteado por que se enteró de que tenía planes de demandarle el divorcio, que le urgía hablar conmigo, pero que tenía miedo de ir a la oficia, porque si el la seguía la amenazo que la mataría; le pregunte cuál era su rutina de la tarde, a lo que me dijo que iría al GYM a las 5pm, que está ubicado por la oficinas del partido del bolillo; le dije que si gustaba la veía a las 7pm, ella me pidió que fuera atrás de la Facultad de Teatro, una calle muy solitaria y oscura, a 5 minutos caminado del GYM.
Llegue al punto de reunión, con unos minutos de anticipación al punto, y pude constatar lo oscura y solitaria de la calle, por un lado casas y de lado de la acera muchos árboles y poco iluminado. Más por el clima, que era lluvioso y frio; menos gente había en la calle.
A los 20 minutos, llega un crossfox color naranja que se estaciona frene a mi auto; en eso se baja Martha, venía con el cabello agarrado en coleta, un rompevientos amplio y unos leggins de piel de víbora que lograba apreciar la figura de sus piernas.
Se sube al haciendo de copiloto, me ve, me abraza y se pone a llorar; yo sintiendo el calor de su cuerpo, y de reojo pude ver su espalda y como sus leggins me dejaban ver una deliciosa tanguita negra.
El mismo calor de los cuerpos hizo que se empañecieran los vidrios del coche; a lo cual Martha al tranquilizarse se quitó la el rompe vientos, dejándome apreciar un top amarrillo con gris y ver que sus pechos eran muy grandes como dos deliciosos melones.
Baje un poco las ventanas, en lo que Martha me platicaba todo lo que le sucedió en el día con su esposo, volví abrazar, y mi mano acariciaba la piel de su hombro, ella era más efusiva al hablarme, yo no dejaba de ver sus enormes senos y de repente la tome de cuello con mi mano derecha y le plante beso, el cual respondió calurosamente, como si lo hubiese ella estado esperando, mientras la besaba le apretaba más el cuello y ella más fogosa era, como pude levante su top y libere sus deliciosos melones, eran enormes y firmes, con unos centenarios rosados, súper deliciosos, y entonces dijo al que hizo música para mi oídos, con su voz suave y sensual:
Martha: Mi amo, soy tu putita.
Con sus senos de fuera, le di la orden de que me mamara la verga:
Guido: haber mi putita, mame la verga.
Ella, obediente, se acercó mi pantalón, bajo mi cierre y saco de mi bóxer, liberando mi verga y dándome una mamada de ensueño. Mientras ella me devoraba, mis manos se metieron dentro de sus leggins, empezando a masajear su conchita y su clítoris y su anito.
Martha genia, y lo besaba, labia; hasta que se levanto de golpe y empezó a pedirme:
M: por favor para, para que me voy a venir.
Más seguí masturbandola hasta que tuvo su primer orgasmo y un delicioso squirt, mojando su tanga, sus leggins y el asiento del coche. Reacciono, y se regresó a comerse mi verga, con sus manos y su boca me masturbaba como loca, hasta que me vine en su boca, le dije que siguiera hasta que no me dejara una sola gota.
Se sentó otra vez derecha en el asiento del copiloto, y se acomodó el top, a lo a cual le dije.
G: No te he dado permiso de acomodarte el top.
M: Si mi amo.
En su cara y cabello había restos de semen, se iba a limpiar; le di una orden.
G: No te limpies mi putita, ya es hora de que te vayas; pero no te vas a limpiar, ni te vas a bajar el top hasta que llegues a tu casa y me vas a mandar foto cuando llegues.
M: Si mi amo.
Martha se bajó con los senos al aire, su cuerpo sintiendo la frialdad de la noche; se subió al crossfox y a cada semáforo me mandaba una foto vía whatsapp mostrándome que era obediente. Al llegar a su casa me mando una foto mostrándome que ya traía el semen seco y tostado.
M: Mi amo, ya me puedo bajar el top, sigo toda mojada, quiero irme a bañar.
G: Si mi putita, pero después de que te bañes, me vas a buscar la más sexy lencería que tengas y me vas a mandar una foto.
M: Si mi amo.
Lleve, el auto a lavar; y antes de llegar a la casa; lo chicos me preguntaron que se había regado, les dije que un poco de cerveza; pensé que Martha no iba a cumplir, y dije que rico estuvo el juego de hoy.
En eso entra un Whats, con una foto adjunta.
Era Martha, con un baby doll rojo; un brassier de encaje rojo y una tanga de encaje del mismo color, maquillada en los mismos tonos; mostrándome su tatuaje de la pierna izquierda, y con el mensaje:
M: Así mi amo.