La sumisa de internet (Parte 1)

La historia de como un anuncio que puse en Internet trajo a una nueva sumisa a mi vida.

Buenas. Mi nombre es Alberto y vengo a contar una de mis historias sexuales por Madrid. Para estrenar mi cuenta después de meses pensando en crearla, os contaré como un anuncio que puse en internet me otorgó una de las mejores sesiones que he tenido en mi vida.

Todo empezó cuando puse un anuncio en una página de internet en el que ponía lo siguiente:

¿Estás cansada del sexo aburrido y monótono? Si quieres descubrir un nuevo mundo de placer oscuro responde a este anuncio con tu nombre, edad y fotografías tuyas

El primer par de semanas no hubo ningún tipo de respuesta pero a la tercera me llego un correo. Para preservar la privacidad de la chica en cuestión la llamaremos Ana. Me explico que tenía 27 años y que llevaba casada un par de años pero que el sexo con su pareja no era lo que ella necesitaba. Sus palabras fueron: “Me trata como una princesa pero yo necesito sentirme como una perra. Le quiero y por eso me duele qe no sepa darme lo que quiero por mucho que se lo haya dicho pedido”

Mandó una cuantas fotos en las que se podía apreciar hasta el último rincón de su cuerpo. Era morena, bastante guapilla y delgada. No destacaba en tetas ni en culo, pero estaban bien. Me convenció físicamente por lo que la cité en mi casa ese mismo fin de semana.

Llegado el domingo, justo 5 minutos antes de la hora acordada sonó el timbre y le abrí. Antes de venir le había dado una indicación sencilla, que viniera en falda y sin bragas. Esperaba que usara una falda normal, pero ella parecía haber elegido la falda más corta que tenía. Cuando caminaba hasta se le podía ver el coño si te fijabas.

- Puedes sentarte en el sillón -Ella obedeció sin decir una sola palabra, se notaba que estaba nerviosa.

Yo me senté delante de ella con una silla y tuve una vista perfecta de su coño. Estaba depilada a la perfección y tanto un clítoris como unos labios algo gruesos. Se puso roja cuando se dió cuenta a donde estaba mirando, pero no intentó taparse.

- A partir de ahora obedecerás todo lo que yo te diga, o te castigaré ¿Queda claro?

- Si

- Si ¿Que?

- ¿Señor?

- Eso está mejor. Ahora masturbate.

Se quedó dudando por lo que me levanté y le solté un guantazo. Dio un pequeño grito y se le escapó una lágrima, pero a la vez pude comprobar como estaba chorreando por aquella acción

- Volvamos a empezar. Masturbate.

- Si, Señor.

Empezó a tocarse el clítoris con movimientos suaves, y poco a poco fue introduciendo un dedo en su interior. Sus gemidos iban en aumento a medida que aumentaba el ritmo, aquel espectáculo era digno de ver. Saqué mi pene del pantalón, estaba completamente empalmado.

- Para y arrodíllate aquí.

Lo hizo sin dudar. En cuanto estuvo delante agarró mi polla con la mano y se dispuso a introducirla en la boca pero le sujeté fuerte del pelo alejando.

- ¿Quien te ha dado permiso para tocarla?

- Yo pensaba…

- ¿Tu pensabas? A partir de ahora eres una perra, tu no piensas, sólo obedeces. Si yo no te digo que hagas algo no lo harás y si te digo que lo hagas lo harás sin rechistar.

- Si… Perdón

-T endré que castigarte para que aprendas la lección, quizá así la próxima vez no piensas nada.

Sin soltar su pelo llevé con fuerza a Ana y la recosté sobre el sillón subiéndole la falda, dejando su culo en pompa. Me levanté y saqué una pequeña fusta de mi armario de juguetes.

- Al ser tu primer error seré bueno, asi que solo te daré 10 azotes.

Sin darle tiempo a procesarlo le di el primero con todas mis fuerzas

- ¡AAAAAAAAAAAAHHHH!!

Se retorció de dolor se quitó del sillón intentando tocarse el culo como si fuera a pasarse el dolo si lo tocara.

- Vuelve a la posición y más te vale no volver a quitarte. Cada vez que te quites añadire 5 azotes más y si te quitas más de 3 veces te ataré y usare algo mucho peor que la fusta.

Ella se puso otra vez en la posición inicial preparada para recibir el siguiente azote. Se lo di a la misma potencia, esta vez solo gritó pero no se movió.

- Agradece estos azotes, perra y di lo mucho que te gusta.

Le azoté de nuevo.

- ¡AAAAAAHH! ¡GRACIAS, SEÑOR! ¡ADORO SUS AZOTES, DEME EL CASTIGO QUE MEREZCO!

Seguí azotandola hasta llegar al último. Para ese punto estaba llorando, le costaba hasta pronunciar los agradecimientos por el dolor y el lloro. Su culo había quedado totalmente rojo, seguramente sentarse seria doloroso los próximos días. Le hice unas cuantas fotos tanto de su culo como de su cara después del castigo.

- Puedes irte por hoy. El martes te quiero aquí de vuelta y esperó que cumplas todo lo que digo.

- Estaré aquí el martes. Gracias por todo, señor.

Se bajo la falda todo lo que pudo y se fue. A los 5 minutos le mande las fotos con el siguiente mensaje:

Mira esa cara de puta que tienes. Ahora eres la perra que querías y nunca más volverás a ser una princesa .”

Me respondió con un: “ Quiero ser esa perra para siempre

Continuaremos con lo que pasó después en los próximos días. Espero que hayáis disfrutado de mi primer relato como disfrute yo cuando viví ese día.