La sumisa de Atzarel

Una joven decide realizar un pacto con un ente del infierno para salvar su propia vida ¿El precio? Ser sometida a los deseos de aquel ser infernal convertida en una sumisa.

31 de octubre de 2018

Me dispongo a salir de casa llevando conmigo una Ouija de madera y un disfraz sexy de maid que dejaría mis turjentes pechos casi al descubierto, mi falda tampoco es que fuera muy larga. A decir verdad me sentía como un verdadera sumisa dispuesta a comerle la polla a su amo y era eso exactamente lo que me excitaba ¿Y si lo conseguía? ¿Y si invocaba un ente que me follara hasta el amanecer sin permitir que me escapara? Me serené, aquellas cosas no ocurrian en la vida real ¿O si? Llegué al lugar elegido a media noche: Un hospital abandonado del cual se decía que estaba poseido por una entidad demoniaca y justo en aquella sala coloqué la Ouija.

Lo llamé de mil maneras, nada. Entonces recordé aquel nombre: Atzarel y las velas se apagaron, ancongojada me encogí pensando que se trataría del viento pero no fue así; las estanterias fueron callendo una a una y en el centro del circulo se dibujó una enorme sombra negra cuyos ojos rojos brillaban con ferocidad.

"Has osado invocarme y ahora morirás como una verdadera putita" El miedo me invadía, aquella voz parecía sonar en mi cabeza aunque por alguna razón el echo de haberlo invocado me resultaba muy excitante.

_No, por favor... se lo suplico haré lo que usted quiera. _ Rogué mientras me colocaba a cuatro patas ante él.

"Estúpida zorra ¿Qué podría una ramera como tú darle a un ser como yo? Aunque..." Y sonrió disfrutando de aquellas vistas "Podría ser

_Divertido._ Terminó de decir y aquello sonó demasiado cerca de mi oido, ante ella ya no había una sombra sino un joven alto y esbelto , cuya melena le llegaba casi hasta la cintura negra como el ala de un cuervo. _ Está bien, colócate sobre tus rodillas dejando las manos en el suelo y estira el busto.

Vacilé, pero lo hice notando como a un simple gesto del demonio la tela que cubría mis enormes tetas cedía dejando ambas al descubierto, el se acercó y dando una vuelta me observó lascivo.

_ Ponte a cuatro patas, quiero ver tu enorme culo de zorra _ Ella obedeció, estaba excitada por aquell escena pues notaba como la mirada de aquel ser obervaba su coño tapado por el ridículo tanga. Siguió dando la vuelta y miró a la joven de nuevo con la misma sonrisa burlona. _ ¿Harás lo que yo quiera? Serás mi perra y me obedecerás en todo: Si quiero follarte te follaré por todos tus agujeros hasta que no puedas más. Ah, sé que vives sola... a partir de ahora seré tu novio que quiso irse a vivir contigo ¿Está claro? Ahora muéstrame tu puto coño.

Obedeci, coloqué mi cabeza en el suelo al igual que mis manos dejando el culo en pompa. Él se agachó un instante y llevó su mano derecha hacia mi tanga apartándolo en el acto y entonces lo arrancó dejando mi sexo expuesto. Lo mismo hizo con mi falda y finalmente quedé desnuda ante él. Llevó su mano al bolsillo y sacó un collar de perro con una cadena que ató a mi cuello y de un tirón me coloqué de nuevo a cuatro.

_ Has venido en coche, llévame y siéntate detrás.

Hice ademán de ponerme de píe, pero no pude y a cuatro salí del lugar e hice todo cuanto me había pedido. Pronto estabamos en mi casa, encima de mi cama yo a cuatro y él detrás con su enorme polla en mi coño.

1 DE ENERO DE 2019

Ha pasado un año desde entónces, ahora camino por la casa a cuatro patas llevando puesto el delantal: la única prenda de ropa que se me permite poner. Llego al salón y lo veo allí tumbado con la polla al airse y por instinto me acerco para metérmela en la boca, la saboreo, la disfruto, la degusto... es cierto que el semen de un demonio sabe incluso mejor que el de un humano y allí estaba yo siendo sometida por aquella criatura.

continuará.