La Sumisa (2: Perversiones)

A partir de ese momento todos nuestros encuentros fueron iguales, y cada vez mas perverso que por lo general nunca me gustaba, por ejemplo me hizo chupársela en un ascensor.

A partir de ese momento todos nuestros encuentros fueron iguales, y cada vez mas perverso que por lo general nunca me gustaba, por ejemplo me hizo chupársela en un ascensor, mientras él vigilaba que no viniera nadie, y en realidad hubo otros episodios que relatare en este escrito, que en rigor de verdad me hicieron sentir humillada y deseada a la vez, debo confesarlo.

En virtud de ello yo ya estaba por tocar fondo, no lo soportaba más, pero seguía estúpidamente enamorada de él, en cambio para él la relación continuaba igual con la única diferencia que se había echado un par de polvo conmigo, y cuando me di cuenta de eso quise darle un ultimátum, y por eso lo envite almorzar a mi casa para que conociera a mis padres, el se negó rotundamente, entonces le dije que no quería seguir así, que no lo quería verlo más, el me contesto que me entendía y se despidió con un simple "nos vemos".

Yo me quede muy mal por eso, y cedí, lo llame inmediatamente, y allí le dije:

Perdóname Mario, es que estoy muy enamorada de vos, y siento que vos no te pasa lo mismo que yo, pero se con el tiempo te vas a enamorar de mi.

No se Cristina, no quiero compromiso con nadie.

Mario, te prometo que si haces el esfuerzo de venir a mi casa vas a tener su recompensa.

Ok, espero que si, voy a ir, pero no quiero tener ningún tipo de compromiso formal con vos.

Si Mario, lo que vos digas, le conteste.

Y así fue, Mario llego a las 13 hs de un día domingo, por supuesto que se lo presente a mis padres y mis hermanos, ellos quedaron encantado con el, ya que Mario es un chico lindo y encantador, he inmediatamente intercambio palabras con mi padre, ya que ambos eran apasionados del fútbol, y mas aun cuando lo dos coincidieron que el club de sus amor era Racing Club de Avellaneda, por supuesto que desde ese día mi padre quedo gustoso con el, en cambio mi madre me lo objeto desde el primer día que lo vio.

Les comento que ese día yo me había vestido con una camisa deportiva con cierre sin corpiño y una falda de jean suelta que quedaba más arriba de mis rodillas, abajo me puse una bombacha tipo tanga muy chiquita color negra que la había compra especialmente para Mario; mi madre al verme como estaba vestida me critico esas prendas, pero yo no lo hice caso, ya que debía cumplir mi palabra con Mario.

Empecemos a almorzar, todo estaba saliendo muy bien, era un sueño estar con Mario y mis padres todos juntos; luego de comer el postre el se excuso que quería ir al baño, yo por supuesto que lo acompañe para indicarle donde quedaba, ante de entrar el baño lo arrinconé en el pasillo y le dije: "hace mucho que no me echas un buen polvito no?" mientras le mordió el labio y me contesto, "qué come pija que sos gordita!, vení", y me metió en el baño, cerró la puerta, pasó el pestillo y empezó a desabrocharse los pantalones, no hizo falta que me dijera nada para que yo me arrodillara a sus pies. Su erección delante de mi cara resultaba impresionante, allí me hizo chuparle el pene como un animal, mientras me decía: ‘’Chupa perra, chupala puta? ‘’ me ordenaba y me dio un tirón del cabello, yo a esa altura de la relación estaba acostumbrado a los malos modales hacia mi, por eso es que ya no me afectaban como antes, pero cuando metí su pene en mi boca sentí asco al oler su instrumento, pues tenía un mal aroma, pero él me acercó más y tuve que abrir la boca para meterme todo su miembro hasta mi garganta, yo casi vomito, pero me repuse cuando respire hondo, el seguía jadiando mi cabello hacia atrás y hacia delante, obligándome a mamársela en forma muy brusca, eso me éxito y más aun cuando pesaba que le estaba chupando la pija a Mario donde se bañan mis padres, pero volví a la realidad cuando el estaba por acabar y me dijo "bájate el cierre de la camisa " así lo hice y me tiró toda la leche en mis tetas, para luego cerrar el cierre, "listo, ahora ándate con las tetas llenas de leche, después hablamos" y nos dirigimos a la mesa nuevamente a tomar el café con mis padres.

Luego de tomar el café nos fuimos al patio de casa, hacia un calor insoportable, y para colmo yo esta muy incomoda con mis tetas llena de leche, y para completarla Mario no me dejaba que me valla a lavar. En un momento le dije que no aguantaba mas, y que me iba a limpiar a la piecita del fondo del patio, el me dio el ok y vino conmigo, mientras mis padres quedaron charlando en el patio.

Entramos a pieza, realmente el calor allí adentro era muy intenso, ya que el techo esta construido de chapa de zinc, cuando yo me quise ir a lavar Mario me garro de atrás y me giro violentamente, apoyo sus manos en mis hombros y me tiro para abajo, yo quede de rodillas frente a su pija, evidentemente quería otra mamada, allí le desprendí en pantalón y saque su pene ya erecto, luego le acerqué la lengua y la pasé lentamente desde los huevos hasta la punta, recorrí el mismo camino una y otra vez, hasta que tuve su pene completamente empapado en saliva.

Para cuando terminé de salivarla, las primeras gotas de líquido empezaban a salir de su pene, ya que al parecer era eyaculador precoz, por eso las recogí con la punta de la lengua y las froté contra mis labios, disfrutando desde el suelo de la vista de su expresión hambrienta. Supe que si no hacía algo para evitarlo iba a acabar enseguida, así que descendí un poco más y me metí sus huevos en la boca tanto como pude, de un solo golpe y sin tocarlos con las manos, masajeándolos suavemente con la lengua, allí noté cómo daba un respingo y temblaba, y empecé a succionar. Sólo me alejé cuando él no pudo aguantar y llevó mi cara hasta la punta de su pene, luego abrí la boca y me la clavó sin darme tiempo a respirar, no tuve que hacer nada más, me sujetó la cara entre las manos y empezó a mover las caderas, marcándome el ritmo que necesitaba.

Literalmente estaba cogiendo la boca y eso me excitaba, mas cuando me dijo: "mira su tu santa madre te vería chupándome la pija así", eso me puso muy cachonda y me relajé y dejé que entrara tan al fondo como pudiera, disfrutando de su sabor y de su tamaño, que a pesar que la tenia media chica a mi me encantaba.

Con suavidad cogí sus huevos en mis manos y empecé a acariciarlos al mismo ritmo al que él movía sus caderas, la sensación era increíble, pero no suficiente. El calor y el vacío que sentía entre mis piernas me exigían algo más y aunque quería darle tanto placer y excitarle tanto, pero me estaba volviendo loca de calentura, lo necesitaba en mi concha, y pronto, no me hizo esperar mucho, aunque para mí los minutos estaban alargándose de forma alarmante. Luego me levantó, me inclinó sobre la pared, me levantó la falda hasta la cintura, me bajo la tanga y la tiro para un costado, para luego meterme dos dedos en mi concha, mientras me decía:

Me encanta que te hayas puesto una tanga.

Me la puse para vos, te gusta Mario?

Me encanta Cristina que seas tan putita.

Soy tu puta, la única.

Estaba tan mojada que entraron sin esfuerzo sus dedos, enseguida los retiró y noté luego cómo algo más grande se situaba en mi entrada, evidentemente me había metido su verga, en el cual entró hasta el fondo de un solo golpe, deseé poder gritar, pero no lo hice, ya que mis padres podrían escuchar, por eso me mordí los labios y empecé a mover las caderas, ondulando entre su cuerpo y la pared.

Una de sus manos fue directa a mi clítoris y mientras me frotaba y pellizcaba el clítoris con dos dedos, con la palma de la mano me apretaba contra sus caderas, marcándome un ritmo más lento y más profundo, luego se reclinó totalmente sobre mi cuerpo y metió la otra mano en mis pechos, su cuerpo se frotaba contra el mío, su sudor me llegaba en oleadas a través de la ropa, la leve incomodidad de su ropa encogida entre su cuerpo y el mío no hacía más que intensificar el placer.

Su respiración mojaba la piel de mi cuello y, a medida que aceleraba el ritmo de sus embestidas, me mordía los hombros cada vez con más fuerza. Su boca, sus manos y su pene estaban volviéndome loca hasta el punto de que lo único que quería era girarme hacia él, fundir su boca con la mía y moverme más y más rápido, pero cada vez que hacía el intento su cuerpo y sus brazos se tensaban para mantenerme en la misma postura.

Me dejé caer contra la pared y estiré los brazos hacia atrás para poner las manos en sus nalgas, las acaricié, las apreté entre mis dedos, traté de marcarle un ritmo que le enloqueciera tanto como él estaba haciendo conmigo, nuestros movimientos se volvían más y más frenéticos, buscando aumentar el contacto y el placer.

Estaba a punto de llegar al orgasmo cuando salió de mí y me giro, quedan ahora nuestras caras de frente, después me levantó una de mis piernas, le envolvió en su cintura y me besó mientras volvía a penetrarme, mientras al mismo tiempo que sentía su lengua entra en mi boca y su verga entrando dentro de mi, ya estaba a punto de acabar, por eso clavé sus dedos en su culo para obligarlo a acelerar el ritmo y acabar los dos juntitos, parece que eso lo éxito excesivamente ya que me empezó a culiar como un animal, allí el me ordeno que le metiera un dedito en el culo, me sorprendió su pedido, pero lo hice sin tapujos, mientras yo le decía "cogeme Mario, te amo, métela todo adentro, voy llegar", entonces el al escucha mis ultimas palabras paro en seco, saco su pija de mi concha y agarro mi tanga del suelo y me dijo, "chupamela, y cuando llegue tira toda la leche en tu tanga", "si bebe, pero por favor métemela de nuevo así llego", "después gordita te la meto de nuevo, así quedas satisfecha." me contesto.

Al final hice lo que me mando el cerdo de Mario, luego me ordeno que me ponga la tanga empapado con su leche, y me dijo: "vístete putita, a partir de ahora vas a ser mi putita", "si bebe, te amo, haré lo que vos digas, poro por favor cogeme de nuevo que no he llegado", "mas tarde gordita puta" y nos besándonos un rato, yo estaba muy caliente y le empecé a meter mi lengua en su boca, mientras con mi mano le tocaba su pene para volvérselo a parar, evidentemente necesitaba su verga, pero de pronto un ruido de una puerta al abrirse nos devolvió al mundo y nos vestimos a toda prisa para volver a donde estaba mis padres.

Luego nos fuimos a tomar el te con mi padres, después llegaron mis abuelos y yo a todo esto seguía con el semen de Mario en mi concha peludita y en mis tetas, Dios mió pensaba yo, como pude hacer todo eso, pero que morbo!, como coge el cabrón.

Una vez pasado un lindo día con mi familia y Mario, el me dijo que ya era tarde y que se iría a su Dpto., yo le dije que por favor quería ir con el, evidentemente estaba loca de caliente, quería que me cogiera, dado que me había dejado con mucha ganas, pero a Mario poco le importo, ya que contesto que era imposible porque se iba a juntar con sus amigos, entonces el muy sucio me dijo:

Sácate las ganas con el consolador que te dí?, me beso y se marcho.

Yo no le conteste nada, me quede muy mal por tal respuesta, sinceramente me dejo muy triste, ya que esa contestación me hacia sentir que no valía nada y que solamente era un objeto sexual para el.

Pero cuando me disponía a cenar me sonó la música de un mensaje en el celular, lo abrí y leí lo siguiente:

Todavía esta caliente zorra, o ya te metiste el consolador por el papo para consolarte?

La verdad que me molesto las palabras que había utilizado Mario, pero debo confesarlo que también me excito, note como mi concha se mojaba y mis pezones se endurecían, pero no le conteste el msj., ya que suponía que mientras me escribía el mismo estaría de joda con sus amigos, y eso si me molestaba.

Después de cenar con mi flia y alistarme para bañarme, realmente lo necesitaba, ya que estaba transpirada y llena de semen por todo lado, me acosté inmediatamente, ya que estaba muy casada, pero aproximadamente las 12:30 de la noche, una vez acostada sonó mi celular de nuevo, era otro mensaje:

Me he pajeado antes de salir, pensando que te depilabas el papo? contéstame.

Ese mensaje si que me puso tan caliente que quite mi bombacha, que a estas alturas ya estaba empapado con mis líquidos, note como mi concha necesitaba una verga, estaba muy caliente por todo lo que me había pasado hoy, por eso le escribí a Mario el siguiente mensaje:

Necesito tu verga amor, pedime lo que vos quieras, pero cogeme.

El fin de semana que viene gordita, prometo cogerme con todo. Chau.

Yo no podía mas con mi calentura, por eso abrí mi mesa de luz y saque el consolador que me dio Mario, allí note que el mismo tenía ondulaciones a lo largo y empecé a penetrarme abriendo bien mis piernas. Mi vagina estaba lo suficientemente elástico como para dejarlo entrar, aún así me arrancó unos gemidos brutales, porque estaba llenando toda mi cavidad a lo largo y a lo ancho. Empecé a moverlo lentamente de adentro hacia afuera queriendo sacarlo, pero la temperatura me subía con eso, estaba muy excitaba por eso empecé a moverlo velozmente, hasta que un cosquilleo incesante recorría mi vientre, mis pezones, un hambre extraña, un sopor insoportable me atenazaba la nuca y recorría como un agradable hormigueo mi columna. Mis rodillas desfallecían, mis manos sentían la necesidad de tocarse, apreté mis labios, suspiré con fuerza varias veces hasta que sentí como si un volcán reventara dentro de mí, como si un terremoto me agitara y ya sólo me preocupé de aprovechar las sensaciones agradables del torrente de placer físico que recorría mi, evidentemente había llegado.

Si quedaba alguna duda a partir de ese día fui su puta y su sumisa, en el cual ahora les contare tres de las historias más perversas que he vivido hasta ese momento:

La primera historia sucedió ese sábado que Mario me había prometió que me iba a coger con todo, por eso esa noche quedamos en salimos a tomar algo a un Púb para luego hacer la chanchada. Esa noche mi novio (eso lo que creía que éramos) me pidió que me pusiera algo transparente, por eso me compre el día anterior un vestidito suelto de color blanco muy transparente, que era medio cortito, ya que me llegaba hasta media rodillas, además me coloque unas zapatos y una cartera haciendo juego, por supuesto me puse un juego de ropa interior nada sexy, o sea una bombacha grande y un corpiño común, ya que si no se me iba a transparentar todo.

Una vez que Mario me recogió en mi casa me insinuó que no me había vestido como el quería, yo le dije que si, que me puse un vestido transparente, pero el me contesto que la ropa interior que llevaba no era apropia para la ocasión, y me llevo a su dpto. Al llegar nos dirigimos su pieza, allí Mario me dio para que me ponga un corpiño de encaje color crema y una tanga del mismo color, pero lo que me sorprendió que atrás tenia un hilo grueso vertical, la bombacha era como un T mayúscula, yo al ver esa clase de prenda me sorprendí, pero allí Mario me dijo ‘’ponete esta tanga, vestiste con una puta’’, ‘’de donde sacase este juego lencería’’, le pregunte celosamente, ‘’de todas las minas que me cogi, son botines de guerra’’, y me sonrió, yo no le conteste nada ya que no quise pelear y me fui a cambiar.

Al cabo de unos minutos aparecí frente a Mario y le pregunte como me quedaba, mientras giraba 360 grados para que me vea como me quedaba, al hacerlo quedo a su vista un triangulo que tapaba escasamente mi vagina, en el cual me salían un algunos pelos negros por su laterales y atrás se notaba a la perfección la forma de T de la tanga de hilo que tenia puesto, como así también se observa el corpiño muy sexy de encaje que me hacia mis tetas enormes mas de la que tengo, y eso es mucho decir.

Mario me vio detenidamente, luego me llevo al balcón del departamento (el vive en 9 piso), allí me digo en forma violenta ‘’así que te gusta comportarte como una putita’’, mientras me metió una de sus manos entre mi vestido, su mano acaricio mi cocha, metiendo debajo de mi tanga, su dedo acaricio mi clítoris y me penetro, yo le decía que por favor no siga, mientras sentía un enorme placer, Mario abrió su boca y se concentro en mamar mi teta izquierda, mientras que con su otra mano estrujaba, apretaba y acariciaba mi otra teta, turnando con mi vagina, su pulgar se concentraba en mi pezón, mientras me decía que era un puta y debía tratarla como tal, una puta que se pone vestido transparente para que se le ve la tanga, una puta puritana, yo a esa altura esta recaliente y ya había perdió el control, el me llevo mi mano a su pantalón, note que su pene estaba superparado, ‘’sentí como la tengo, vos me la pones así, cuando te vestís de puta’’, luego me dijo que me voltee y que me agarre de la baranda del balcón, luego me tomo de la cintura, yo me incline y tome la barra con mis manos quedando casi en L contra la pared, Mario me subió vestido, me corrió la tanga y coloco su pene en mi concha y de un solo movimiento sin consideración alguna me penetro y comenzó a bombearme con fuerza, sus manos acariciaban mis nalgas, yo gemía con fuerza al sentir su penetración y comencé a moverme, en ese momento sentí sus testículos golpear mis nalgas rítmicamente, cerré los ojos para disfrutar más su pene dentro de mi concha, mis tetas brincaba rítmicamente con su penetración, mientras me decía que culo tenia, que era una puta.

Sus manos tomaron mi cintura, sus manos recorrieron mi talle y tomaron mis tetas que brincoteavahan con sus embestidas, las apretó con fuerza, sus dedos juguetearon mis pezones, yo movía las nalgas con mas rapidez y comencé a gemir con más fuerza ‘haaaaaaaa, así mi amor, más, más, más, seguí, te amo’’, en ese momento sentí que iba a llegar, pero una vez mas el paro de penetrarme y guardo su pija en su pantalón, y me dijo:

Este es un anticipo, mas tarde la seguimos?

Por favor Mario, no me dejas así, le conteste, pero fue inútil y nos fuimos al Púb. con unos amigos de el.

Luego de tomar unos tragos en el Púb yo estaba bastante mareado por el alcohol, y mientras nos dirigimos a buscar su auto pasamos por un cine porno, que había en una galería, el hizo algunos comentarios sobre el tema, la cuestión que el comenzó a ponerse caliente y me obligo a entrar con el, por supuesto que yo me puso enérgicamente, alegando que no chica de bien como yo no podría entra a un lugar así, pero poco le importa tan argumento y me metió bruscamente al cine.

Eran alrededor de las 2:00 hs. de un mes Enero, por demás caluroso, imagínense el público de un cine porno un sábado por la noche, había poca gente, todos hombres, todos muy calientes, y más una cuando me vieron entrar vestida con mis transparencia, que realmente parecía que tenia puesto un camisón.

Todos me miraron mucho, yo ya venía algo excitada y el trayecto desde la entrada hasta el asiento que elegimos me sentía rara, salvaje, pero me contuve y comenzamos a ver la película que hacía rato había comenzado.

La primera escena que vimos colmó el vaso: había una monja que caminaba en una plaza o un parque, en el cual había dos guardias en a un monumento. La monja se acerca y les pregunta algo, se ponen a hablar, la hacen pasar a un pequeño cuarto y se la cogen por todos lados y de todas las formas posibles. En concreto, la monja que se la cogían dos desconocidos terminó por hacerme explotar de calentura.

Miré a Mario y su sonrisa hizo que sintiera un escalofrío de anticipación, se acercó más, pasó un brazo sobre mis hombros, en cuestión de segundos sus dedos habían pasado bajo las tiras de mi vestido y jugaban con mis pezones por encima de mi sostén.

La otra mano empezó a subir desde mi rodilla, deslizándose por debajo de mi vestido, sus dedos se dedicaron a trazar dibujos caprichosos en la parte interior de mis muslos, hasta que no pude evitar pegarme a él y abrir las piernas todo lo que me permitía el vestido.

Intenté bajar su mano hasta mi sexo, pero con un gesto me dejó claro que quería que me estuviese quietecita y siguiese viendo la película, le dejé hacer y miré al frente, aunque a esa altura ya estaba muy caliente.

Después de lo que parecieron horas y horas de tortura por fin me puso los dedos sobre el clítoris, lo masajeó suavemente y luego deslizó la mano bajo la tanga, hacia la entrada de mi vagina, que la encontró mojada y me premió con un pellizco en un pezón y la palma de su mano apretando mi sexo.

Contuve un gemido segundos antes de notar que se apartaba de mí, quise protestar, pero volvió a indicarme que mirara a la pantalla, de mala gana le hice caso, más que nada porque tenía la impresión de que era capaz de no seguir hasta que le obedeciese. Luego se arrodilló a mi lado como pudo, entre los asientos, y me subió el vestido hasta las caderas, enseguida metió las manos en los laterales de mi tanga y me las quitó, no pude evitar un ataque de pánico y miré a mí alrededor tratando de adivinar si alguien podía vernos mientras Mario se guardaba mi ropa interior en un bolsillo.

A primera vista parecía que todo el mundo estaba concentrado en la película, luego empecé a tranquilizarme cuando Mario empezó a lamer la parte interior de mis muslos, allí cerré los ojos, apoyé la cabeza en el respaldo, me sujeté con fuerza a los brazos de la butaca y me dispuse a disfrutar como hacía mucho que no lo hacía.

La lengua de Mario demostró ser extraordinaria, empezó lamiendo mis muslos y no tardó en recorrer todos los recovecos de mi sexo con pasadas largas, cálidas y húmedas que me obligaban a ahogar los gemidos, luego subió al clítoris y lo cogió con cuidado entre los dientes, estirándolo mientras lo acariciaba, dentro de su boca, con la punta de la lengua, yo contuve un grito a tiempo, pero supongo que no pude evitar emitir algunos sonidos extraños, porque un chico sentado dos filas más adelante se giró y miró atrás.

Mario también se apartó para mirarlo, su cara lucía una enorme sonrisa de satisfacción, con un ligero matiz de malicia, luego saco mi tanga de su bolsillo y lo convirtió en una bola y me lo acercó, se apoyó en el asiento, frotó su pecho contra el mío y me preguntó al oído si iba a estarme calladita o prefería que me metiera la tanga en la boca.

Me relajé otra vez y le dejé seguir, el volvió a arrodillarse y esta vez su lengua se hundió dentro de mi vagina, toda su cara se frotaba contra mi sexo y sus manos subieron hasta apretarme los pechos mientras su lengua me penetraba a un ritmo que me volvía loca, a esa altura la tensión entre mis piernas crecía por momentos

A la mitad de la escena de la película que acabo de narrar, ya tenía la parte de abajo del vestido por la cintura y tres dedos de mi Mario en la concha, yo me retorcía como un gusano, quería que moviera rápido los dedos y acabar, pero el mantenía un ritmo lento que me estaba volviendo loca.

Con el correr de los minutos nuestra temperatura fue subiendo y como a la 10 minutos de estándome chupando mis parte mas intimidas, Mario se sentó en su butaca y me llevo mi mano hacía su pija, y en cual yo inmediatamente se la empecé a frotar por sobre el pantalón, después de un rato de estar así y con mi concha ya toda empapada le bajé el cierre y saqué su miembro afuera y comencé a hacerle una lenta y muy suave paja, al rato observamos que se sentó en nuestra misma fila y a unos 3 asientos nuestros el muchacho que había visto antes, tendría aproximadamente unos 25 años y al parecer se percató de nuestros movimientos pero por respeto miro la pantalla aunque cada tanto de reojo nos miraba unos segundos, después de estar ahí sentado unos minutos vi que se abrió el pantalón y sacó una pija que, a pesar de estar a una distancia importante de nosotros pude vérsela bastante mas grande que la de Mario y comenzó a pajearse lentamente, parece que Mario se percató de una cierta calentura especial en mí porque miró al flaco, me miró a mi e hizo presión para que llevara mi cabeza hacia su miembro y como mi calentura ya era magistral no me importó el resto de la gente que estaba por ahí y me incliné y comencé a chupársela, como pude observe al muchacho y vi que ya no le prestaba atención a la película porno sino a nosotros, nos miraba directamente y se masturbaba muy rápido en ese momento se me ocurrió calentarlo lo máximo posible y entonces le di unas lamidas a la pija de mi Mario desde la base hasta la punta y lo miraba directamente a los ojos el flaco, en ese momento Mario me hizo levantar de nuevo y me ordeno que lo invite al muchacho a sentarse más cerca nuestro, mi respuesta como la de toda una dama fue: "por supuesto que no mi amor, además, así voy a poder ver más de acerca la pija del flaco que me parece que es bastante grande" a lo que recibí como contestación: "sabía que eras toda una putita pero no tanto ", a continuación volvía a chupársela y Mario le hizo una seña al flaco para que se acercara, el tipo inmediatamente guardó su pija y pegó la vuelta alrededor por detrás de la fila y se sentó al lado mío del lado contrario a mi Mario, inmediatamente escuché el ruido de su cierre, allí supuse que se había vuelto a sacar el miembro.

A todo esto Mario empezó a acariciarme el culo y a los pocos minutos sentí ya dos manos acariciándomelo y recorriéndolo todo mi cuerpo, pero una de esas manos no era de Mario puesto que estaba puesta sobre mi cabeza, así que cerré los ojos y comencé a disfrutar de las caricias de dos hombres sobre mi cola, mientras yo empecé nuevamente a chupar la pija de Mario e hice algo que volvió loco a Mario, ya que al estar agachadita me permitió acercarle mi culo a la cara del desconocido, quien, ni lerdo ni perezoso, inmediatamente pasó su lengua por mi culo libre de tanga, y empezó a pasarme un dedo por mi concha el cual después se lo llevaba a la boca y saboreaba los jugos de mi papo que ya en ese momento estaba chorreando; el chico seguía en lo suyo pero ahora ya me estaba pasando el dedo por el culo cosa que yo nunca había hecho, en un momento lo deje de verlo pero luego voltee otra vez ya que sentí que un dedo del chico me lo estaba metiendo dentro del culo, yo a esa altura gemía como una verdadera puta, luego de un rato ya eran dos dedos metidos totalmente en mi culo, el chico metía y sacaba los dedos de mi culo con gran rapidez, y de vez en cuando se los chupaba probando ese delicioso manjar.

Después de un rato de estar chupando la pija de Mario me hizo levantar y me dio un profundo beso de lengua y me preguntó: "no la ibas a mirar de cerca?" a lo cual le correspondí con una sonrisa, luego me di vuelta y lo miré al tipo a la cara y era bastante lindo, después bajé mi vista y me encontré con una pija de aproximadamente 19 x 5,5 cm., toda una belleza!, el flaco se estaba pajeando furiosamente sin sacar la mano de mi culo, entonces se la tomé con una mano y comencé a pajearlo y con la otra hacía lo mismo con mi Mario, yo no lo podía creer, imagínences, yo en un cine con dos tipos a mis lados y con sus pijas en mis manos pajeandolos a la vez?.

Estuvimos de ésta manera durante un rato hasta que el tipo me pregunto si no se la chupara como lo hice anteriormente a mi novio, dudé, le pregunté a Mario y como él no puso reparos en que lo hiciera me agaché y como pude me la metí en la boca, no entraba más que unos pocos por debido a su grosor, tenía la cabeza muy hinchada y brillante debido a la gran lubricación, en ese momento debido a la incontrolable calentura tanto del flaco como de Mario ya no se controlaban y me acariciaban por todos lados, mis tetas, culo, concha, todo, él flaco me meta su dedo meñique en la cola mientras Mario me metió un dedo en la concha, en ese momento acabé, pero por suerte pude contenerme mi gemido, a los pocos segundos de haber llegado el tipo me aprieta la cabeza contra su miembro y me acabó una gran cantidad de semen en mi boca, luego Mario me dijo que se la chupe a el también, y así le hice, y al cabo de unos minutos el también llego en mi boca gimiendo pero sin hacer demasiado escándalo por suerte, por mi parte trataba de volver a mi cabales, pero en realidad no daba crédito a lo que había hecho, pero cuando quise ver chico el ya no estaba al lado mi, evidentemente se había marchado.

La ultima historia que quiero compartir con ustedes fue un domingo a la mañana; resulta que Mario me quiso acompañar ese día a Misa a las 11 de la mañana como siempre iba yo, eso realmente sorprendió, pero claro, yo accedí con gusto a su propuesta, pero el me impuso una sola condición, que me vista como una verdadera puritana (parece que quedo caliente con la película de la monja), ya que después me quería coger en su Dpto. así vestida.

Yo como una tonta accedí a su requerimiento, dado que realmente hacia todo la posible para compartir algún evento o acontecimiento social con el, por eso esa mañana le pregunte a mi madre si no tenia algún vestido negro muy conservador para ir a la Iglesia, ella me dijo que si, que busque en su dormitorio algún vestido que estaban colgado en su ropero, y así le hice.

Al cabo de un rato me quede sola en casa, así que revise todo el ropero de mi madre y por fin encontré en vestido súper conservador, ese me gusto y me lo probé velozmente, era un vestido suelto de una sola pieza color negro como botones adelantes que me llegaba hasta mis tobillos y arriba hasta mi cuello, abajo me coloque unos tacos del mismo color bastantes altos con tiritas, en el cual estas no se veía ya que la tapaba el vestido.

Lo que me faltaba por resolver que ropa de interior llevaría puesta, tenia una sola duda, si me ponía lencería sexy o conservadora, tal decisión la tome cuando estaba buscando una cadenita para ponerme en el cuello en unos de los cajones de mi madre y encontré un juego de ropa interior de mi madre compuesto por medias, porta ligas, corpiño y bombacha grande, nada sexy por cierto, pero me extraño que este tipo de lencería haya usado mi madre alguna vez, ya que evidentemente era viejo, yo calculo que eran de la década de los 80, y demás esta decirle que eran nada eróticos, todo lo contrario.

Después de pensarlo un poco decidí ponerme esa ropa interior, luego me pinte un poco con rimel color negro y me ate el pelo con un rodete arriba, al verme en el espejo parecía una verdadera monja, mi madre que ya había vuelto de la panadería al verme me pregunto si no iba a tener calor con ese vestido ya que afuera la temperatura era demasiado alta, yo le conteste que estaba bien así.

Mario me paso a buscar por mi casa, al obsérvame como estaba vestida el me dijo que estaba muy linda e inmediatamente nos fuimos a la Parroquia.

A llegar con Mario a la Iglesia nos sentamos al medio del salón, seguidamente empezó la Misa, al cabo de unos minutos mientras escuchábamos el sermón del padre José, Mario me murmuro al oído: "te voy cogerme apenas llegue a mi Dpto., putita", yo no le conteste nada y solo le sonreí. En el transcurso del sermón, sin que Mario se diera cuenta me empecé a desabotonar mi vestido desde la parte de abajo hasta llegar a mis muslos, allí le dije algo a su oído, el inmediatamente bajo su vista y observo mis piernas, mi vestido lo tenia desabrochado adrede hasta mi cadera pudiéndose observar la piel de mi muslito que ni siquiera llegaba a ser tapado por las medias color negro que me cubría hasta la mitad del muslo, sólo estaba ligeramente tapado por la tira negra de mi liguero, parecía una auténtica puta, allí Mario me dijo que me quería coger ya, mientras me tocaba mi muslo por encima de mis medias, yo le saque la mano de allí y le conteste que estaba loco, que esperara hasta su Dpto. para hacerme el amor y luego seguí escuchando al padre como si nada, pero el al cabo de unos minutos me dio un ultimátum, "te espero en el altillo dentro de 5 minutos" y se fue para allá.

Yo no sabia que hacer, pero el amor y la morbosidad pudieron mas que mi razón y mi educación, y me dirigí hacia el altillo, mientras pensaba que iba directo a coger en la casa del señor; apenen llegue al altillo Mario se abalanzó sobre mí, me rodeó la cintura con un brazo, mientras que con una mano me agarró del pelo, y tirándome de la cabeza hacia atrás, comenzó a besarme el cuello, yo casi no pude dar crédito a lo que me estaba pasando, así que me dejé llevar, deseaba tanto a Mario que no me importo hacerlo en una parroquia, por cerré los ojos para sentirle mejor, y para cuando quise darme cuenta, Mario me empezó a desprender los botones del vestido, una vez que me desabotono todo dejo caer el vestido al suelo, dejándome completamente semi desnuda en medio de la sacristía, Mario al verme se que mudo, yo estaba en ropa interior, parecía una puta ordinaria, pues mis grandes senos lo cubrían un sostén negro, lleno de encajes, mas abajo, un portaligas sostenía sus medias negras y debajo del portaligas y un gran calzón negro, para nada sexy, que cubría mis partes bajas, allí Mario me dijo:

Que puta que sos Cristina, que sorpresa me diste.

Lo hice por que amo, le conteste.

Do donde sacaste ese juego de ropa interior tan viejo.

Se lo saque del cajón de la ropa interior de mi madre.

Mira vos la puta de tu vieja.

Yo lo le conteste nada y el enseguida me secundó inmediatamente, ya que parecía estar súper excitado, quitándose los pantalones, en el cual fui mi sorpresa al ver que llevaba un slip súper ajuntado adelante y atrás tenia un triangulo que se le metía por la cola, al verlo me sentí enfebrecida por el deseo, y él se dio cuenta, ya que se sentó sobre un desvencijado banco de madera que había contra una pared, totalmente abierto de piernas, luego saco su pene por un costado del slip, y me hizo señas para que me acercara, y yo, claro, no pude resistir la tentación. Me arrodillé entre sus piernas y en un acto inconsciente, de un bocado me la metí casi entera en la boca, y comencé a succionarla primero muy despacio y luego, poco a poco, a mayor velocidad, chupando y lamiendo con mi lengua toda su longitud, haciendo girar mi boca sobre su enhiesta polla y acariciando con las dos manos sus huevos. Creo recordar que era la novena vez que le hacía una felación, pero esta vez me estaba comiendo su verga que estaba verdaderamente estaba durísima, la tomé por la base con mi mano y apoyé mis labios en la punta y me la introduje en la boca hasta que no pude más, para luego subir por el tronco hasta llegar a la punta de nuevo, pronto él empezó a gemir y pensé en el riesgo de que nos pillaran tal y como estábamos y eso, inexplicablemente, me excitó más de lo que estaba.

Luego sentí que estaba muy empapada, me latía tanto la concha, que no pude aguantar más, me levanté, me saca la bombacha y me coloqué a encima de él, sentándome muy lentamente sobre su erecto pene, que él mismo sujetó para facilitarme la tarea, allí sentí intensamente su calor, cada centímetro que se iba metiendo, adaptándose a mi estrecha vagina, me ardía, me quemaba, pensé que me iba a morir de placer. Mario me agarró de la cintura y me ayudó a impulsarme, no parábamos de gemir y jadea extasiados y así, no tarde en llegarme un orgasmo increíble, me vino tan fuerte (jamás había experimentado algo así) que tuve que parar de moverme, de lo atontada que estaba.

Pero él comprendió, me sopló suavemente en la cara, para que me espabilara, pero al ver que me costaba mucho reaccionar, me agarro en brazos y me tumbó sobre el banco, cuya frialdad me hizo bien, cuando abrí los ojos me lo encontré allí, poniéndose la camisa, mirándome con una compasión que me sorprendió:

Ya hemos acabado?, le dije en tono de burla.

Ah, vaya, pero ¿quieres seguir?... ¿no te ha bastado!?... muy bien…¡date la vuelta entonces putita!. Esto seguro que te quita las ganas de seguir!

Obedecí inmediatamente, y allí el pasó su miembro por la rajita de mi culo, y después me inspeccionó, paseando el dedo índice por mi otro agujero, ¡por el ano! ¡¡Mario me iba a coger por detrás!, pensé yo.

Me abrió las nalgas, con sus dedos en mi ano, me mamo mi vagina y me empezó a dedear el culo, sentía su dedo en mi ano, poco a poco lo fue insertando hasta que me logro introducirme sus dedos completos en mi culo, luego me sujetó de la cadera con una mano mientras que con la otra se sujetaba su pene por la base, yo sentía en mi ano el contacto de su cálido glande y creo que me eché a temblar, lo sentí luchar contra la presión de mi culo, lo mire a los ojos y le dije, "por favor Mario eso, es lo único que me queda virgen", pero no puse mucho empeño en detenerlo, ya que sabia que de todas formas me iba a coger el culo hiciera lo que hiciera no lo detendría, por eso afloje mi cuerpo, me deje llevar, sentí la presión de su verga, en ese primer intento no consiguió nada por que inmediatamente me agarro mas fuerte mis caderas, lo mire tratando de persuadirlo de que dejara mi cola que me abrí de piernas mostrándole mi vagina, no lo logre, ya que me tomo de la cintura y me penetro bruscamente, yo trate de no gritar cuando su verga entro en mi ano, fue un dolor atroz, que incluso se me doblaron las rodillas, me imagino que antes se había ensalivado la punta porque lo noté un tanto resbaladizo, "ya gordita, ya esta" fueron eran sus palabras "que culito mami, así, así , anda mueve el culo", y de pronto mi esfínter empezó a expandirse al sentir que el capullo de su enorme polla por fin estaba penetrándome.

Yo sentía un agudo dolor, pero eso no me paró, muy al contrario, yo misma me echaba hacia atrás para engullirle por completo y al poco comenzó a embestirme me una forma tan violenta, tan desesperante, que me tuve que morder el labio inferior para no gritar de puro placer, sentía su mete y saque, pensé que su verga me saldría por la boca, no se cuanto tiempo tardo, pero recuerdo con todo claridad que me eché a llorar cuando noté sus cálidos chorros de semen dentro de mí, y de que casi me volví loca cuando sacó su pija de mi agujerito, pero cuando termino saque tanto aire que me dio pena, mi ano me dolía, apenas podía caminar me temblaban las piernas.

Mario me besó en la nuca y se vistió rápidamente, y me dijo:

Quiero que vallas ahorra a tomar la hostia y que luego te confíense, yo me largue a reír, pero el incito que me lo decía muy en serio.

Y adivinen que, hice lo que Mario me pidió, mientras el me vía muy cínicamente, yo estaba muerta de vergüenza, por no obstante de eso lo hice, y no se por que, pero me gusto.

Seguirá.