La suerte del feo, el guapo la desea
La naturaleza no me dio una buena apariencia, pero lo que medio, cambió mi vida para siempre
La Suerte del Feo, el Guapo la desea
La naturaleza fue ecuánime conmigo. Como no me dió un atractivo físico, me supo compensar con una buena tranca. La verdad es que soy un muchacho poco agraciado, mido 1.85 mts, bastante delgado, con un cuerpo esmirriado, delgado pero bien formado y definido, ya que no soy amigo de los deportes, peor de los ejercicios físicos. Mas bien soy de lo que los muchachos llaman Nerd. Desde pequeño fui un amante a los videos juegos y la PC, además de ser una persona dedicada completamente a sus estudios, cosa por la cual, nunca tuve suerte con las chicas. Ya tenía 21 años y seguía siendo “virgen”, y sin esperanzas de perderla.
Mis compañeros de colegio, me tenían un apodo o mote, “El Burro”, y no era exactamente por mi poca inteligencia, sino por mi bien dotado pene. Al llegar a la “U”,mis compañeros de colegio seguían conmigo y el apodo se mantenía. El comentario se expandió y sobre todo entre las muchachas. A todas ellas le llamaba la atención y la curiosidad, pero como les dije, era una persona poco agraciado, lo que hacía que las chicas dejaran a un lado la curiosidad.
Sucedió que la “U” organizó una Gynkana, o sea una competencia de los mas atractica y nuestro grupo se inscribió. A mí me tocaría la prueba de natación, que era nadar 200 mts. Lógicamente no esperábamos ganar, sino divertirnos al participar. Lo que no contábamos era que había que ponerse una tanga de traje de baño y eso era algo que no me agradaba y me daba mucha verguenza, ya mas bien parecía un hilo dental.
Entre las chicas de la “U”, había una muchacha que me traía loco. Se llama Cristina, le decían “Crica”, era toda una verdadera belleza. Pelo castaño claro con rayitos, unos ojos almendrados verdes, una carita angelical, una par de tetas de medianas a grandes, una cintura de avispa y un culo de campeonato, toda puntiaguda y paradita, y finalmente un par de piernas todas torneaditas, que las lucía con orgullo con sus minifaldas, que la mostraban ( al menos para mí) como una diosa de la belleza.
Llegó el día de la competencia y mi nerviosismo crecía a pasos agigantados, el solo hecho de pensar que tendría que utilizar ese pedacito de tela como traje de baño me daba mucha verguenza. Cuando me tocó el turno y me presenté junto a la piscina, las risas se hizo generalizada, no solo por mi sino por el resto de participantes, todos en esa diminutas tangas. Entre los concursantes, había una muchacha que también como el resto tenía una tanga que solamente eran tres pequeños parchesitos. Eso me puso inquieto, pues nunca había visto a una mujer con tan poca ropa, y mi verga comenzó a ponerse morcillosa y se notaba a leguas. El murmullo y las miradas no solo de las chicas, sino también de los varones, se clavaron sobre mi entrepiernas, donde se veía un bulto demasiado grande en comparación a los demás participantes. Entre las chicas estaba Crica, quien al igual de las demás, también tenía su mirada sobre mi verga. Eso me cohibió un poco que estuve a punto de reingresar a los camerinos, a no ser por un compañeros que me detuvo, hubiera abandonado la competencia.
Increíblemente, mis compañeros de equipo había llegado en segundo lugar y me lancé todo emocionado y optimísta al agua. Terminé igualado en el primer lugar y salí del agua. Al hacerlo por efecto del agua, la tela del traje se chupó y se notaba claramente toda la magnitud de mi gran verga, los 20 cm de largo, aunque a veces alcanza los 21 cm, y de un gran grosor que era lo imponente, rematado por una glande bastante grande y cabezón, razón por la cual me llamaban “el burro”. Saltábamos llenos de alegría por el éxito obtenido y sin darme cuenta que una parte de mi verga se había salido del traje. En eso veo a Crica que me había clavado la mirada en mi verga y recién ahí me dí cuenta de lo que estaba sucediendo. Me lo guardé y fui avergonzado a los vestidores.
Ya en la noche de la premiación, los comentarios acerca de mi verga, eran generalizados. Cuando me tocó el turno de la premiación y recibí la medalla, ví a Crica que estaba adelante de todos. Al recibir la medalla , la besé y hice una señal con la que le ofrecía mi medalla, pero ella solamente sonrió y se fue.
En vista de su respuesta y lleno de frustración, me dirigí al parqueo, donde tenía mi Van. Mientras iba caminando se me acercó una chica de buen cuerpo y cara y me dijo:
“Es cierto lo de tu verga?”
Qué? Le pregunté
Quiero saber si es cierto del tamaños de tu verga, puedo verla?
Estas loca, no ves que estamos en pleno parqueo?
Bueno, Vamos a tu carro. Y dicho esto se encaminó a mi van
Apenas entramos, ella acercó su mano a mi entrepiernas y lo acarició.
Ufff que rico, dijo
Luego comenzamos a besarnos. Era una verdadera maestro, lo hacía de una manera que me ponía acelerado, con sus besos, caricias a mi verga. Nos acostamos y se sacó toda la ropa, dejando al aire unos magníficos senos, a los cuales me dediqué a chuparlos desesperadamente. Era la primera vez que tenía a una mujer desnuda a mi disposición y con unas tetas deliciosas y apetecibles. Ella comenzó a gemir, mientras yo comenzaba a jugar con mis dedos dentro de su coño, primero uno, después dos y hasta tres. Yo estaba en la gloria. La chica se movía desaforadamente y se notaba que estaba a punto de acabar. Se dio la vuelta y se puso para hacer un 69. Yo solamente lo había visto en películas, pero sin pensarlo dos veces, metí mi cabeza entre sus piernas y me dediqué a chuparle el coño. Finalmente ella acabó entre grandes gemidos, jadeos y grandes sacudidas. Yo estaba a mil, listo para acabar, me dí la vuelta y me coloqué entre sus piernas y sin ningún miramiento, le metí casi toda mi verga, haciéndola gritar de dolor y comencé a bombear fuertemente metiendo cada vez mas y mas mi verga, ella gritaba que le dolía, que se la sacara, hasta que finalmente ella de un sacudón se la sacó, se sentó llorando y se comenzó a vestir para luego irse llorando.
Había pagado mi falta de experiencias sexuales y había dejado escapar mi parte animal, queriendo satisfacer mis bajos instintos.
Al día siguiente, mi gran amigo Franklin me había invitado a bañarnos en su piscina y para esto también había invitado a tres de nuestras compañeras. Julia, Diana y Dennis, tres hermosas mujeres que eran el deleite para cualquiera. Mi amigo y yo, ya estábamos en la piscina, cuando ellas aparecieron como tres ángeles bajados del cielo. Qué cuerpazos, qué ricas estaban las tres. De inmediato mi pene se despertó de forma abrupta, tomando una gran proporción. Cada una era mejor que la otra, con sus bikinis, except Dennis que estaba con una tanga o mejor dicho una mini tanga, que dejaba poco a la imaginación. Se le notaba un tremendo bulto, una concha tremendamente grande, mas bien parecía que estaría enferma del mes, pero no era así. Unas tetas medianas y bien juntitas, que la hacían mas voluptosa y deseable. Enseguida se metieron al agua y a echarnos agua y jugar entre los cinco. Entre juegos y juegos, nuestras manos se iban de un lado a otro metiendo manos en sus tetas, culos y conchas con la excusa de querer hacerles consquillas. La cosa se fue encendiendo hasta que Julia se agarró a besos con Franklin con caricicias y todo. Nosotros tres no nos quedemos atrás y agarré a Diana y la comencé a besar mientras Dennis se acercó por detrás y me agarró la verga, para sobarla por encima del pantalón. Franklin ya le había sacado el sosten del bikini a Julia y le estaba chupando las tetas. Yo le amasaba las tetas a Diana y Dennis me bajó el pantalón para acariciarme la polla directamente y comenzar a hacerme la paja suavemente, no sin antes exclamar”
“Que rica vergota que tienes, era verdad” y dicho esto se hundió en el agua para meterse la cabeza de mi polla en su boca y darle una tremenda chupada de breves instantes.
A continuation, tanto Franklin como yo salimos del agua con las tres chicas y nos acostamos sobre las toallas en la hierba. Yo fui directo a chuparle el coño a Dennis quien se habia sacado su mini tanga y estaba totalmente desnuda. Dennis gemía fuertemente mientras le daba mi mejor mamada de mi vida (la única hasta ese momento), mientras Diana le agarraba la verga y me hacía una paja deliciosa. Me puse boca arriba y la senté a Dennis en mi pecho para luego meterle mi lengua en su concha, cosa que hizo que ella se acomodara y se ubicara sobre me cara, mientras Diana se posesionó de mi verga chupándomela como una posesa, Trataba de metérsela en la boca, pero no le cabía y se limitaba a meterse solamente el glande y pasarle la lengua por el contorno de la cabezota y el cuello. Que deliciosa sensación que estaba sintiendo, algo que nunca lo había experimentado, ni siquiera imaginado.
Pude ver a Franklin que tenia a Julia con las piernas al hombre se la estaba follando de lo mejor, mientras ella gemía y jadeaba dando fuertes gritos de placer.
Por nuestro lado, Dennis estaba como desaforada cabalgando sobre mi boca y mi lengua que entraba y salía de su concha sin dejar de chuparle el clitoris. Ella estaba a punto de acabar y me gritaba que le diera mas duro, que la chupara mas fuerte, cosa que hice para luego sentirlo estremecerse y tensarse totalmente para concluir con una acabada tremenda, mientras yo no me cansaba de seguirle chupando su concha y beberme todos sus jugos. Luego de esto ella se acostó a mi lado toda jadeante y agitada. Mi verga todavía seguía a mil, por lo cual Diana se apersonó y tomó posesion de mi verga sentándose sobre mí y colocando mi verga en la entrada de su concha. Se fue bajando poco a poco, haciendo que le entrara despacio y a medida que le iba entrando, ella iba gimiendo de placer hasta que llegó a su limite dejando un pedazo afuera y comenzó a moverse acompasadamente, primero lento y suave para ir incrementando poco a poco sus movimientos. Yo la tenía agarrada de las caderas y seguía sus movimientos, -no quería que volviera a pasar lo de la noche anterior- me movía en círculos dándole placer a Diana. Al cabo de un rato, Diana se movía aceleradamente y terminaba de meterse todos los 21 cm de largo de mi verga, estaba que gozaba a lo grande, se movía, gemía y gritaba de placer, tenía los ojos en blanco y cabalgaba en forma frenetic. Finalmente, los dos nos arrebatamos y juntos estábamos llegando al climax, Diana parecía una máquina de movimiento de adelante y hacia atrás, mientras yo se la metía y se la sacaba fuertemente, hasta que junto llegamos a una acabada que parecía no tener fin. Borbotones tras borbotones de leche manaban de mi verga y Diana lo sentía por los cual gritaba llena de placer y seguía moviéndose hasta que finalmente cayó sobre mi pecho totalmente agitada y cansada.
Al rato, Dennis se me acercó y me dijo, ahora lo quiero sentir dentro de mi, papacito lindo, yo quiero toda esa vergota dentro de mi panochita, de mi cuca.
Comenzó a besarme con furia y ansias. Metía su mano y agarraba mi pene y lo estrujaba. Luego bajó y se metió mi flácido pene en su boca y lo acariciaba con su lengua, dándome una tremenda mamaba, lo que hizo que mi verga comenzara a reaccionar, cuando de repente sonó el celular de Franklin. Era su mamá que le avisaba que acababan de arribar a la ciudad y que deseaba que los fuera a recoger a ella, su papá y su hermana.
Por supuesto todo se canceló de manera inmediata. Dennis reclamaba que ella no había tenido su dósis de buena verga y que se la quedaba debiendo. Se vistieron y se fueron, dándonos besos y diciendo lo rico que habían pasado.
A partir de ese día, las muchachas de la facultad se me insinuaban abiertamente, llegando a tener relaciones hasta tres veces en un solo día. La verdad es que gozaba al máximo aquel prestigio que había ganado y me daba el gusto de escoger a quien y a quien no tirarme en ese dia.
Pero, a pesar de todo lo que había logrado, no me sentía satisfecho, pues mi ambición era Crica, la chica de mis suenos y era ella con quien verdaderamente deseaba estar.
Mi oportunidad con Crica, se presentó el día menos esperado, pero eso les contaré mas adelante.
Espero sus comentarios.
Govico