La Suerte Cambia con el Viento
Un joven comerciante decide arriesgar en un viaje comercial y su éxito le abre un mundo lleno de oscuras posibilidades.
La Suerte Cambia con el Viento
Diario de a bordo del barco comercial el Tridente de Neptuno
Jueves 23 de febrero, Año de Nuestro Señor 1134
"No he escrito en este cuaderno de bitácora desde que hace un mes partimos de Venecia y en las últimas cuarenta y ocho horas he pensado que nunca lo volvería a hacer, pero gracias a la habilidad de mis timoneles y a la ayuda de Dios, las tres cocas de mi pequeña flota han amarrado en el puerto siciliano de Trapani salvando la primera parte del viaje..
La tormenta nos alcanzó regresando de Argel y somos muy afortunados de haber sobrevivido, hace dos días vi cómo se hundían varios barcos pertenecientes al mercader Rinaldi, cuando horas después recogimos una pequeña embarcación con tres supervivientes nos confirmaron que dieciocho de los veinte barcos de la flota se habían hundido y los otros dos estaban tan dañados que sería un milagro si llegaban a puerto".
Continuo escribiendo el relato de este mes de viaje en el cuaderno de bitácora y cuando acabo de hacerlo no puedo evitar pensar en todo lo que ha ocurrido en el último mes y que no he escrito en el cuaderno.
Todos los mercaderes sabíamos que intentar esta expedición en pleno invierno era una completa locura, pero la sequía del verano anterior estaba provocando una terrible hambruna y el Dux Pietro Polani prometió una recompensa de diez mil ducados de plata a quien trajera un suministro de trigo y pan, cantidad a la que habría que sumar los beneficios obtenidos de la venta del excedente. Obviamente todos los comerciantes de Venecia y ciudades cercanas organizaron las expediciones correspondientes.
A diferencia del resto de los comerciantes que partieron hacia Egipto para comprar el trigo cosechado a orillas del Nilo, decidí hacer una apuesta arriesgada e ir a las costas de Argel donde me habían informado que hacían un tipo de pan con harinas de trigo y centeno que resistían perfectamente la humedad y no corrían el riesgo de echarse a perder en la travesia como le pasaba al trigo.
Fue una acción muy arriesgada pero sabía que con la capacidad de mis tres barcos era la mejor manera de conseguir la recompensa y aumentar las ganancias posteriores, no solo vendí todas las posesiones que había heredado de mi difunto padre sino que también solicité un préstamo considerable para comprar todo lo posible, aunque lo que al final me aseguró el negocio con el Sultán de Argel fue dejar a mi hermanastra Alessia como fianza en caso de que fracasara en la expedición.
Alessia cumplió los dieciocho años hace un par de meses, y hasta este viaje nunca había abandonado la tranquilidad de nuestra pequeña villa en Venecia, pero al vender todas las propiedades pensé que lo más seguro para ella era que viajara conmigo.
Me costó bastante aceptar la parte del contrato que involucraba a mi hermanastra, solo cedi cuando el Visir del Sultán me llevo a una sala oculta del harem y me permitio observar dos hermosas esclavas desnudaban a Alessia y después de bañarla y perfumarla la vestían con sedas, 'Una belleza virgen como tu hermana bien puede valer mil ducados de plata en el Mercado de Esclavos, ese es el valor extra de mercancía que el Sultán te ofrece, piénsalo esta noche y mañana dame la contestación;' me comento el Visir.
Mientras trataba de dormir en la pequeña habitación en el recinto del harem que el Visir me había ofrecido, no pude sacar de mi mente la oferta del Sultán y el hermoso cuerpo de Alessia bañado en aceites perfumados. Por un lado esos mil ducados me iban a permitir aumentar considerablemente la cantidad de pan que podía comprar, pero por otro, tenía miedo de dejar a Alessia en manos del Sultán, vi cómo la desnudaba con los ojos el día de nuestra llegada y me quedó claro que sus intenciones no eran limpias, en esos pensamientos estaba cuando las dos esclavas que habían estado bañando a Alexia entraron en mi habitación y mientras una me desnudaba. la otra se arrodillaba a mis pies llevandose mi polla a la boca.
‘Buenas noches mi Señor, yo soy Hana y ella es Saray, y estamos a tu completa disposición esta noche;’ me dijo la esclava que estaba desnudandome antes de unirse a su compañera para atender mi polla.
En mis viajes había disfrutado de muchas putas en las tabernas de los puertos, pero nada de lo que me habían hecho podía compararse con la habilidad de estas dos esclavas que lograron hacerme correr en sus bocas en solo un par de minutos, el resto de la noche, las dos esclavas del harem me presentaron placeres desconocidos, incluso permitiéndome follar sus apretados culos.
A la mañana siguiente acepté la oferta del sultán y durante los dos días que tardaron en cargar los barcos, no solo volví a disfrutar de las dos esclavas, sino que también vi cómo mi hermanastra Alessia se iniciaba en los placeres lésbicos. Sentado junto al Visir en el mirador del harem y con Hana chupándome la polla, observé con asombro cómo una esclava rubia más alta que yo y con enormes tetas acostaba a Alessia en la cama y se colocaba entre sus muslos haciendo que el pequeño y delgado cuerpo de mi hermanastra pareciera el de una muñeca, cuando la esclava germana levantó la cabeza del coño de Alessia por un momento pude ver cómo el cabello oscuro de su coño había desaparecido por completo y eso me excito tanto que agarré la cabeza de Hana y comencé a follarle la boca mientras gritaba el nombre de mi hermanastra, me corrí en la boca de Hana segundos antes de que Alessia alcanzara su primer orgasmo, corriéndose en la boca de la esclava rubia.
El sonido de los truenos de la tormenta me devuelve al presente y mientras guardo el cuaderno de bitacora en el baul observo a Hana acostada desnuda en el pequeño camastro de mi camarote, el Sultán me la regalo antes de mi partida y las palabras que me dijo siguen frescas en mi mente: ‘Si fracasas podrás seguir disfrutando de una hermosa esclava y si decides venderla obtendrás un buen dinero que te permitirá empezar de nuevo.’ Desgraciadamente no he podido disfrutar de Hana estos últimos dias al encontrarse mal debido a los mareos provocados por la tormenta.
De repente alguien llamó a la puerta y mi contramaestre y amigo Carlo entra en el camarote, ‘Los daños de los barcos están reparados Capitán, pero la tormenta sigue siendo muy fuerte.’
Miro a Carlo y se lo que estaba pensando, pero si queremos ser los primeros en llegar, no tengo otra opción, ‘Zarparemos en una hora y que Dios nos ayudé;' le digo mientras me visto para subir a mi sitio en el puente de mando.
Cuando cinco días después y con el mar ya en calma, nos acercamos al puerto de Venecia y vemos cómo se congrega la multitud, tenemos de inmediato la certeza de que somos los primeros en llegar y que hemos obtenido la tan ansiada recompensa.
El Dux en persona nos recibe al atracar en el puerto, y no sólo nos da el doble de la recompensa sino que además nos paga el precio correspondiente de la mercancía, el resto del día lo pasamos vendiendo al mejor precio todo el pan comprado en Argel, cuando vendemos la última hogaza me acerco a Carlo fundiéndome en un largo abrazo, ‘Somos ricos Carlo, hemos conseguido más de 100.000 ducados de plata.’
Esa misma noche deposito gran parte del dinero en la cámara del tesoro del Dux y le pido que me busque una casa adecuada para mi nuevo estatus, el resto de la noche lo paso en compañía de mis hombres disfrutando del éxito sin escatimar dinero en vino y mujeres.
A la mañana siguiente cuando me despierto en la pequeña habitación del hotel tras disfrutar una vez más del hermoso cuerpo de mí ya recuperada esclava Hana, me encuentro con uno de los secretarios del Dux esperándome con los documentos de compra de mi nueva propiedad, al leerlos no puedo evitar una exclamación de asombro que provoca una sonrisa del secretario, 'No se equivoca usted Maese Enrico, es el nuevo propietario de Villa Il Piacere con todos sus esclavos, los Rinaldi están completamente arruinados, Giulio se ha suicidado hace unas horas y todas sus propiedades están en venta.'
Al entrar en la impresionante villa, Hana empieza a dar saltos de alegría, después de diez días encerrada en el camarote de un barco en un mar tempestuoso puede volver a disfrutar de los lujos a los que esta acostumbrada, al retirarnos a nuestras nuevas habitaciones me regala otra de esas noches de sexo apasionado en las que me permite llevar a cabo todas las perversiones que se me ocurren. A la mañana siguiente pongo a Hana a cargo de las esclavas de la casa y le pido que haga una lista de todas las cosas que necesita para que nuestra casa sea la envidia de toda Venecia.
Aunque pienso que las cosas no pueden mejorar, pronto descubro que estoy completamente equivocado, he decidido visitar el Mercado de Esclavos para comprar varios trabajadores para las obras previstas en la casa y en el puesto de esclavos propiedad de la ciudad encuentro algo inesperado.
Junto a un par de ladrones y algunas putas detenidas por la guardia de la ciudad que no valen un ducado entre todos, encuentor a una docena de esclavos que nunca hubieran imaginado acabar así: Pietro, Bianca, Francesca, Stella, Marena y Carina, y otras seis jóvenes, familiares del difunto Giulio Rinaldi.
Las seis jóvenes que no conozco son parientes lejanas de Giulio, y eran tratadas más como sirvientas que como familia, aunque hay al menos tres de ellas que alcanzarían un buen valor en la subasta.
Marena era la segunda esposa de Giulio, con 19 años era más joven que su hija Bianca y de la que las habladurías dicen que fue encontrada por Giulio en un burdel, algo que su desvergonzada forma de vestir y su exagerado maquillaje parecen confirmar.
Carina es una joven de aspecto exótico de edad desconocida que fue encontrada por Giulio en un naufragio y que decidió adoptar como su hija, aunque los que conocen los entresijos de la villa aseguran que no era más que una esclava para Giulio y Marena y un juguete de Bianca y que Giulio se la follaba más a menudo que a su esposa.
Stella es la sobrina de 18 años de la primera esposa de Giulio, que le pidió antes de morir tras una larga enfermedad que se hiciera cargo de su educación. Stella es una chica tímida a la que le cuesta relacionarse mucho con los chicos a pesar de ser una belleza bajo todas esas capas de ropa.
Pietro de 25 años, y su mujer Francesca de 20, son como la noche y el día, Pietro a pesar de toda la educación recibida es un bruto ignorante que si no hubiera pasado esto, habría acabado con la fortuna familiar en pocos meses, en cambio Francesca es una joven refinada hija de una de las familias más importantes de Florencia llevada a este matrimonio por las alianzas comerciales entre sus dos familias y que ha tenido que aguantar que su marido se la folle cuando vuelve borracho como si fuera una simple esclava.
Por último esta Bianca, de 20 años, la ‘arpía rubia’ como la llama en secreto media Venecia, una belleza rubia que además de un cuerpo para el pecado ha heredado todas las habilidades comerciales de su padre y se cree superior al resto de los mortales. Bianca nunca ha ocultado su gusto por las mujeres y varias nobles de la ciudad la han acusado de sodomizarlas con enormes pollas de marfil durante algunas de las fiestas celebradas en la villa, aunque Bianca siempre ha escapado a esas acusaciones.
Ignorando las miradas de todos ellos, sobre todo la de odio de Bianca, me dirijo a preguntar al vendedor, que rápidamente me explica que las deudas de Giulio Rinaldi son tan elevadas que ni siquiera la venta de todas las propiedades confiscadas han sido suficientes para cubrirlas, por lo que todos sus familiares han sido detenidos y esclavizados y seran puestos a la venta en pocas horas, aunque si alguien paga los ochocientos ducados que faltan para cubrir la deuda, se convertira en su dueño inmediatamente.
No puedo evitar sonreír al escuchar el precio de venta, ochocientos ducados, eso son solo setenta ducados por esclavo, la noche anterior me he gastado más de cien ducados en invitar a mi tripulación a una noche de alcohol y putas en uno de los burdeles, y ahora por menos de ese dinero puedo comprar como esclava a una de las mujeres más bellas y deseadas de la ciudad y tenerla a mi entera disposición.
Cuando le doy el dinero al vendedor y me pregunta si quiero marcar y decorar a las esclavas, mi polla se pone inmediatamente dura y mi imaginación empieza a trabajar de forma pervertida, después de pensarlo unos instantes le doy una lista con las instrucciones exactas para cada una de las nuevas esclavas.
Ordeno que Francesca sea liberada inmediatamente y enviada con una escolta a su familia en Florencia, con lo que me ganare su favor y podre firmar los acuerdos comerciales que anteriormente tenían con los Rinaldi. En cuanto a Pietro, ordeno que, tras castrarlo y cortarle la lengua, sea marcado como esclavo y enviado a las minas.
Marena y Carina sufren dos destinos opuestos, Marena tras ser marcada con el emblema de mi familia en su vientre es enviada como mi regalo a Madame Annetta, la dueña de uno de los burdeles de la ciudad como muestra de agradecimiento por la ayuda que nos prestó a Alessia y a mí en los meses posteriores a la muerte de nuestro padre, si antes no había sido una puta, ahora lo sera durante muchos años. Carina es enviada junto con las otras seis chicas como regalo al Sultán de Argel junto con una carta mía con algunas peticiones que describiré más adelante.
Mientras preparan a Bianca, llamo a mi contramaestre Carlo para que nos encontremos en el mercado, cuando llega lo llevo a la presencia de una Stella desnuda que no puede ocultar su vergüenza al ser observada por el joven. 'Es mi regalo para ti por todos tus años de fiel servicio Carlo;' le digo viendo como mira a Stella, 'Decide si la quieres como esclava o la liberas;’ añado.
Observé satisfecho la reacción de los dos jóvenes, se desde hace tiempo lo que sienten el uno por el otro, pero también se que su relación era imposible, Giulio nunca habría permitido que Stella se casara con un simple marinero. Como había supuesto, Carlo suelta a Stella y los dos se fusionan en un apasionado beso, cuando finalmente se separan, les entrego un documento dándoles el uso de una de las casas que conforman el complejo Villa Il Piacere.
Cuando Carlo y Stella salen del mercado voy a una habitación en la parte trasera del edificio, antes de entrar espero a que salga el subastador, que asiente con la cabeza. Nada más entrar en la sucia habitación, mi polla se pone dura en mis pantalones ante lo que veo, atada a una mesa con las piernas abiertas completamente y sus agujeros expuestos a mí esta Bianca, sus pezones anillados llevan dos pequeñas campanas similares a la que cuelga de su collar de esclava, su coño y su clítoris llevan media docena de pequeños anillos de oro y cuando le quito la mordaza puedo ver la pequeña perla que ahora adorna su lengua.
Tan pronto como le quito la mordaza, Bianca comenzó a insultarme y amenazarme con todos los males del infierno, pero un golpe certero de mi látigo en su coño la hace callar, 'Silencio puta, no eres nada, no tienes nada, tu hermano con su hombría cortada está camino de las minas donde estoy seguro será muy popular entre los enormes esclavos nubios, tu madrastra extenderá sus piernas para los clientes en el burdel de Madame Anetta, y tu pequeña mascota Carina pronto formará parte del harem del Sultán de Argel, en cuanto a Francesca y Stella, la primera regresará con su familia y la segunda pronto se casará con Carlo y dejaré que jueguen contigo como regalo de bodas; y tan pronto como te folle el culo y ponga mi marca en tu muslo, ya no serás más que una propiedad con menos valor que una vaca o una cerda.’
Mientras le digo todo esto a Bianca, he empezado a jugar con su clítoris haciéndola gemir de placer, al notar que esta a punto de correrse, saco los dedos de su coño y lubricando mi polla con sus jugos apunto a su culo y empiezo a follarla haciéndola gritar de dolor. Durante la siguiente media hora violo salvajemente el culo de Bianca haciéndola gritar y no parando de rogar que me detenga, a pesar de sus gritos la ignoro y no me detengo hasta que me corro dentro de ella.
Sé que la suerte de un comerciante puede cambiar repentinamente debido a una tormenta imprevista o un ataque pirata, pero hoy camino por las calles de Venecia tirando de Bianca por varias cadenas de oro atadas a los anillos de su clítoris y sus pezones y me detengo a menudo entre la gente para que todos puedan ver mi marca en su muslo y mi semen goteando por su culo recién desvirgado, sabiendo que esta noche tomaré su virginidad en la cama donde hasta hace unos días Bianca dormía como una mujer libre.
Pero mientras la suerte me sonria disfrutaré de mi dinero y observaré satisfecho como Hana juega con Bianca y la lleva al orgasmo con su hábil lengua e imaginaré mientras me follo a cualquiera de los dos que es mi hermanastra Alessia quien se mueve debajo de mi polla; mientras espero volver a viajar a Argel para verla de nuevo y ver si el Sultán está satisfecho con los regalos que le envié y ha preparado a Alessia siguiendo las instrucciones de mi carta.
Pero esa será otra historia...