La subdirectora

Esta historia pasó hace cerca de un año, andaba medio sacado de onda por haber perdido el trabajo, pero ni modo, hay que hacer algo para comer. Así anduve por un rumbo industrial, buscando algo, como a las tres de la tarde después de varias entrevistas infructuosas, Salí de ese rumbo a fin de distraerme un poco en otro lugar.

LA SUBDIRECTORA

Esta historia pasó hace cerca de un año, andaba medio sacado de onda por haber perdido el trabajo, pero ni modo, hay que hacer algo para comer. Así anduve por un rumbo industrial, buscando algo, como a las tres de la tarde después de varias entrevistas infructuosas, Salí de ese rumbo a fin de distraerme un poco en otro lugar.

Camine rumbo hacía la zona comercial, llegué a una pequeña escuela de computación y me distraje leyendo las carreras que anunciaban, estaba por retirarme cuando una joven mas o menos de mi edad se acerco por la parte de adentro de la escuela para acomodar una cartulina: <>. Como había hecho mi servicio social en una escuela secundaria, me imagine que no podía dejar pasar esta oportunidad, de todas maneras una entrevista más no me afectaría, así que antes de retirarse de la ventana, toque el vidrio para hacerle una seña y hacerle saber que estaba interesado en el puesto, hizo una seña para indicarme que esperara un momento y fue por las llaves para abrir el portón. Era morena como 1.60 de estatura, algo llenita. Aunque sin llegar a ser gorda, de apariencia atractiva, le di mi currículum y estuvimos platicando un rato, cerca de una hora. Llego una secretaria para decirle que se retiraba; ella le comentó que cerrara el portón y dejara las luces encendidas.

Estuvimos platicando un poco más y me dijo que quería hacerme un examen práctico, así que fuimos a un salón de clases. Era temprano, como las cuatro y media de la tarde y la escuela estaba cerrada por vacaciones, así que me dijo que teníamos todo el tiempo del mundo para darme las explicaciones necesarias. Entramos a un pequeño salón y comenzó a hacer algunas preguntas acerca de la materia, ella sentada enfrente de mi observando y evaluando las explicaciones que le daba, de pronto, toco un punto acerca de la disciplina; me comento que habían tenido problemas con algunos maestros pasados de listos con las alumnas, me pregunto que haría en un caso así. Le dije que fuera más específica, entonces empezó a sentarse de un mudo muy provocativo cruzo su pierna y me enseño parte de su muslo que por cierto lo tenia bien carnosito de buen tamaño, le dije que podía controlarlo, entonces me pidió que me acercara y me dijo .

Eso hizo que mis bellos se erizaran y ella se rió, entonces ella solo dijo que me estaba probándome para saber que haría en un caso así, me pidió que pasáramos a su oficina para firmar el contrato, así que fuimos de nuevo por los pasillos de le escuela.

Pasamos a su oficina y me extendió varios papeles, en verdad su confesión, auténtica me había perturbado. Así que le pregunte si en verdad era cierto que ella no tenia ropa interior, ella se limito a sonreír y me preguntó porque no lo averiguaba, enseguida empezó nuevamente con su coqueteo cruzando su pierna pero esta vez subiendo mas de la cuenta su falda que por cierto era larga, sus piernas eran bellísimas aun sin medias bien depiladas y bien torneadas se notaba que le gustaba hacer ejercicio, hasta que mi instinto animal no pudo contenerse y me lance a sus pies para quitarles su finos zapatos negros para luego besarles sus dedos, chupárselos y metiéndole mi lengua entre cada uno de sus dedos, ella no pudo contenerse y se aferro a los antebrazos de la silla, poco a poco le fui subiendo y abriendo sus piernas hasta que se presento el fruto prohibido, introduje mi cabeza abrí mi boca sacando mi lengua a todo lo que daba me dispuse a disfrutar de una rica panochita la cual estaba bien tupidita, tenia un olor sensacional estaba 100 % húmeda, ella no podía contenerse y para que no la dejara de lamerla me aprisiono entre sus piernas y para no sacar mi cabeza me cubrió con su falda haciendo como una especie de gorro alrededor de mi cabeza, su panochita desprendía un olor sabroso a sexo, cada vez su panochita se abría mas y mas ante mi lengua ayudada por mis dedos, luego me pide que sin sacar mi cabeza de su falda le lamiera su ano el que se encontraba sudoroso su anito también se encontraba algo velludito se sentía rico, después de algunos minutos de disfrutar ese hoyito humedecido, bien calientito y velludo, me dijo que me pusiera de pie, mi reacción fue desnudarme lo más rápido pero ella me dijo solo que me aflojara un poco el pantalón, así lo hice y de un cajón saco unos condones, me lamió estupendamente mi pene, me colocó uno y me dijo que se le metiera en sus hoyitos sin denudarla que solo hiciera a un lado su blusa y la falda, la tome y cargándola la lleve a un sillón que se encontraba en una esquina de su oficina y comencé a acariciarla por encima de sus ropas, luego desabroche su blusa y brotaron unos pequeños bebes bien redondos los tome y comencé a chuparlos mientras ella acomodaba sus caderas para que yo pudiera penetrarla, me tomo de la verga y de una galón por ella misma la introdujo hasta el fondo, comenzamos a movernos bien cachondamente, apretó sus piernas para tenerme mas cerca, ambos nos venimos muy rico.

Ella empezó a apartarme y a acomodarse su ropa, después me dijo que si se llagara a calentarse por alguna de las alumnas, que recordara que ella estaba dispuesta a ayudarme a bajarme la calentura, y así no se vería involucrado en problemas escolares, así que yo acepte su ayuda como el empleo, y cada semana vivo un difícil calvario al ver tanta uniformadas que no dejan de provocarme dejándome ver su sus piernas hasta algunas se han atrevido dejarme verles sus tanguitas cada vez que cruzan sus piernas, pero cuando llega el fin el viernes, regreso a la escuela después de que alumnas y maestros se han marchado y solo queda la subdirectora con la que descargo toda muy excitación y lujuria acumulada en toda la semana, pero a un así trabajo felizmente en una escuela de Atizapan de Zaragoza, Estado de México.