La subasta (versión de él)
Mi mujer siempre está dispuesta a ayudar y si se trata de conseguir dinero para una ONG, más
Es un poco complicado de explicar como había pasado todo y que dio como resultado que mi mujer estuviera encima de aquel escenario estirada en el suelo, con la falda remangada, sin bragas y las piernas abiertas ante 50 personas.
Todo empezó cuando el bar musical al que solemos ir decidió hacer una noche benéfica destinada a no se que ONG, mi mujer siempre ha sido especialmente comprometida con las causas perdidas y no nos la podíamos perder.
Después de pasar la noche bailando, viendo como sortean cosas, comprando esto y aquello, todo para la ONG, a altas horas de la madrugada cuando quedaba poca gente y todos habituales, decidieron dar un vuelco a la temática y subir la temperatura para ganar mas dinero, pidieron a las chicas que quedaran en el local que subieran al escenario, doce, y empezó otra subasta, se trataba de ver quien pujaba mas por las bragas de las mujeres, quien ganara tendría derecho a sacarlas, pero no podíamos pujar por la propia pareja, lo curioso es que ninguna mujer se opuso, ni tan solo las tres que llevaban pantalones, claro que estas tenían la opción de hacerlo fuera de la vista del público, pero solo una lo hizo así.
Cuando subastaron el tanga de mi mujer, después de un forcejeo económico, lo ganó Jaime, un compañero de trabajo separado que también frecuentaba el local. Hay que decir que tengo muchos amigos allí, casi todos del trabajo, y que todos pujaron por su tanga, lo que hizo que su valor fuera el más alto de todas las mujeres, supongo por el morbo de sacarle esta prenda a la mujer de un compañero de trabajo.
Mi mujer se adelantó a las otras y Jaime introdujo las manos debajo de la mini falda estrecha, por los lados, ella, para facilitar la labor abrió un poco las piernas pero Jaime, en principio sin querer, se le levantó, ya que al ser tan pegada al cuerpo era casi inevitable por lo que todos vimos los pelos del pubis además, retransmitido en directo por las pantallas del local ya que había un señor con una cámara que muy cerca estaba filmando lo que pasaba.
Yo gané unas, pujé por la mujer de Jorge, otro de mis amigos, ya que llevaba pantalones, se los saqué mirando a su marido con cara lasciva, ella estaba quietecita, después le bajé las braguitas tipo biquini blancas, tenia el coño totalmente depilado que todos pudimos ver, una vez en mi poder, ella rápidamente se puso los pantalones.
Pero no acabó aquí la subasta, ahora, los que habíamos comprado algunas braguitas podíamos tener opción a la siguiente prueba si las mujeres querían, consistía en que nos daban un pastelito de nata y a unos 5 metros de las mujeres, ellas estiradas en el suelo y con las piernas abiertas, teníamos que acertar en el centro del coño, el que lograra hacerlo tendría el placer de comerse la nata donde había caído.
Cinco de las mujeres aceptaron, para el bien de la ONG y mi mujer era una, la de Jorge, otra.
Pusieron un colchón en el escenario, una a una, las mujeres se estiraron abriendo las piernas y el que había ganado la subasta de las bragas tiraba, y el cámara no perdía detalle de ningún coño, pero uno a uno iban fallando, yo era el cuarto y Jaime y mi mujer, los quintos, quería comerle el coño a la mujer de Jorge pero no me hacia mucha gracia que un compañero de trabajo se comiera el de mi mujer.
Tiré yo y fallé también, que pena, bueno, el ver a tan poca distancia el coño de la mujer de Jorge ya había valido la pena. Esta dejó el escenario y apareció mi mujer, se estiró como las demás, abrió las piernas, Jaime se concentro mucho en el tiro y acertó sin posibilidad de duda, justo en el blanco y procedió a cobrarse su premio, mi mujer doblo un poco las piernas para facilitar el acceso, Jaime se arrodilló entre las piernas de mi mujer y se comió muy despacito la nata y el coño de mi mujer, esta, lejos de estar tímida, se le notaba que disfrutaba en cada lamida, llegamos incluso a oír algún que otro gemido, además, el chico que llevaba la cámara sacaba primeros planos de la comida de coño que se transmitían por todas las pantallas que no dejaron duda del empeño de Jaime en el cometido, ni quedo detalle de la anatomía del coño de mi mujer a la imaginación.
Casi tuvieron que arrancar a Jaime del coño, hacia rato que no quedaba rastros de la nata pero el no cesaba, además, mi mujer tampoco hacia nada para que acabara, mas bien le alentaba con los movimientos.
Pero no acabó aquí la subasta, ahora, todos los maridos y novios, teníamos que escribir en un papel cuanto dinero creíamos que costaría el que algún otro hombre pasara aquella noche con nuestras mujeres, y las mujeres, por cuanto dinero estaban dispuestas a hacerlo, claro que este dinero revertiría en la ONG, evidentemente, todo aquello voluntario. De las 12 parejas solo podrían participar las que ambos pusieran una cantidad, para evitar problemas conyugales, curiosamente, nueve de las doce mujeres se pusieron precio mientras que solo cuatro hombres lo hicimos, y el resultado final fueron dos mujeres, la mía entre ellas, claro, la otra se trataba de una chica muy mona y jovencita, casi virginal y novia desde hacia solo un mes de otro compañero de trabajo, Luís.
Al sumar los precios resultaron cantidades muy altas, pero la verdad es que entre la de mi mujer y la de Luís no había gran diferencia de precio. Una vez estipulado la suma mínima a pagar, ambas mujeres tenían que "promocionar el producto" como dijo el spiquer, así que se acercaron a todos los chicos que querían participar, unos 10 entre los que no podíamos estar ni Luís ni yo. Cerraron a las dos mujeres y los 10 hombres en un reservado para que se pudieran conocer y responder a las preguntas de los pujantes, según me enteré luego, consistió en preguntas de que cosas les permitirían si ellos apostaban, y parece que ambas no se negaban a nada. Lógicamente entre los 10 hombres estaban 10 de mis amigos que se morían de ganas de después pasar por mi lado y decirme: "yo me he follado a tu mujer", al igual que lo que querían decirle a Luís.
Según lo que también me contó mi mujer, una de las preguntas era con cuantos hombres habían estado, la respuesta de la mujer de Luís, la pura y virginal mujer de Luís resultó ser mas de 30, pero el interés por mi mujer subió al saber que solo había estado conmigo. Otra cosa que quisieron es "ver el producto", ambas se desnudaron para la audiencia.
Una ve hecha esta fase, todos los hombres tenían que presentar la oferta a sobre cerrado, siempre superior al mínimo pedido y siempre para las dos mujeres, y la oferta ganadora para la mía fue Enrique, es decir, mi jefe, un soltero con fama de ligón y de tener buena reputación con las mujeres. Ya no seria un compañero de trabajo el que presumiría de haberse acostado con mi mujer, seria mi jefe.
La otra mujer se quedó con Marcos, otro de los chicos de la oficina.
Mi mujer vino conmigo para despedirse, poco después llegó Enrique, que después de decirme que se llevaba a mi mujer para dejarla mañana en mi casa, con un tono algo chulo, y se fueron cogidos de la mano.
La de Luis hizo lo mismo, quedamos ambos solos, aprovechamos para sentarnos juntos y hablar un poco, me comentó que su novia era muy caliente y que le gustaban mucho los hombres para conformarse con uno solo, que a pesar de su apariencia, desde que se conocían, no hacia mas de un mes, ella en este tiempo se había acostado con dos hombres mas, yo le conté que mi mujer solo había estado conmigo y que desconocía la reacción al estar con otro hombre, lo que me hacia sufrir por ella, pero también me excitaba solo de imaginarlo ya que mi fantasía secreta era saber que ella estaba con otro hombre, lo único que me preocupaba era que fuera mi jefe y además, que toda la empresa el lunes lo sabría.
Algo ebrio llegué a casa, me estaba una cama de matrimonio para dormir solo toda la noche mientras mi hasta ahora fiel mujer estaba en brazos de mi jefe, no paso no 10 minutos cuando sonó el teléfono, era mi mujer, me dijo que me llamaba desde el yacutzi del apartamento de Enrique, donde estaban ambos, y que no sufriera que se lo estaba pasando bien, y no me quedó dudas, ya que notaba por sus risas y voces que mientras ella intentaba hablar conmigo, algo le hacia enrique, ya que su concentración en lo que decía era poca. También me dijo que ya llegaría al día siguiente.
Me puse en la cama y no pude evitar masturbarme pensando en lo que estaba haciendo hasta que me dormí. Me desperté hacia las 10 de la mañana, no tenia ni idea de a que hora espera a mi mujer, pasaron las horas, comí solo y hasta las 9 de la noche no supe nada de ella, que fue cuando llegaron ambos, mi primera sorpresa es verle llegar con un vestido nuevo y unas bolsas, según me comentaron, se habían pasado la tarde de compras, "claro, como ayer me la llevé sin bragas, no podía devolverla así" dijo Enrique.
Mi mujer invitó a Enrique a que se bebiera un wisqui, cosa que aceptó, los tres en el sofá me contaron que se lo habían pasado muy bien, irónicamente, Enrique me dijo: "ahora ya me he follado a tu mujer", y ella continuó: "y muchas veces y de muchas manaras".
Cuando enrique se despidió, bueno, de mi casi no se despidió, pero de mi mujer lo hizo con un gran abrazo y beso en la boca de mas de un minuto, mi mujer me contó que se lo había pasado muy bien, que Enrique era una maquina en la cama.