La subasta de mi madre

Mi madre, viendo el éxito que tengo entre sus amigas, decide convertirse en mi chula y prostituirme en una subasta, pero la cosa se nos termina escapando de las manos...

Recomiendo leer las primeras partes para una mejor comprensión, aunque tambien se puede saltar y leer directamente este.

Parte I: http://www.todorelatos.com/relato/117698/

Parte II: http://www.todorelatos.com/relato/134033/


Entré en casa escuchando una conversación a gritos proveniente de la cocina. En cuanto cerré la puerta, se hizo el silencio y de repente volvieron los gritos. Por el pasillo apareció mi madre en cabeza seguida de Paula y varias más de sus amigas  a las cuales no conocía. Sin darme tiempo ni a saber qué pasaba, fueron presentándose todas una a una, dándome dos besos y diciéndome sus nombres de los cuales no retuve ni uno.

Paula me agarró de la mano y tiro de mí hacia la habitación mientras el resto caminaban hacia el comedor. Me hizo entrar a empujones y cerró la puerta.

— ¿Se puede saber qué es esto?—Pregunté.

—Déjame que te explique ¿Vale? Déjame que te lo cuente todo sin interrupciones ¿de acuerdo?

Asentí con la cabeza sin saber que estaba pasando y Paula comenzó a hablar.

—Mira, sea como fuere, tu madre se ha enterado que cuando Elena o yo quedamos contigo no es para que nos des clases de nada si no para follar y aunque yo pensaba que me iba a matar, he hablado con ella y no se lo ha tomado tan mal y bueno… como realmente eres muy bueno en la cama y como creemos que a ti esto de follar y encima cobrar te gusta, hemos pensado que podemos sacar más rentabilidad invitando a unas amigas y ofreciéndoles tus servicios.

—Estoy flipando—La corté.

—Déjame terminar. Para sacar el mayor beneficio hemos pensado traer a cuatro a la vez y hacer subastas de una noche contigo, un fin de semana completo contigo, etc…

—No me parece mal—La volví a cortar—Ya he visto que están todas bastante bien en lo poco que las he visto pero quiero que si participan en las subastas, antes de empezar entren de una en una y se presenten.

Paula se quedó sorprendida ante mi petición tan directa.

—Vale… Voy a salir fuera y se lo comento a las chicas… No creo que haya ningún problema.

Y dicho esto, Paula salió por la puerta para regresar diez minutos después.

—Las chicas aceptan entrar de una en una y presentarse, pero quieren ver el material.

— ¿Perdón?

—Vamos, que quieren que estés desnudo y empalmado. Van a pujar por ti y quieren ver por lo que van a pagar. Proponen una ronda de sesenta segundos.

—De acuerdo.

Tras cerrar el trato, Paula fue al comedor a informar a las chicas volviendo al cabo de un par de minutos. Caminó hacia mí y se arrodillo desabrochándome el cinturón.

— ¿Qué haces?

—Tienes que estar desnudo y empalmado—Me dijo guiñándome un ojo.

En diez segundos mi pantalón estaba por los suelos y Paula me besaba la polla por encima del calzoncillo. Yo mismo me encargue de bajarlo para que no perdiera más tiempo y comenzara a chupármela. No sé por qué, pero esa idea de la subasta me excitaba bastante. Paula agarró mi rabo y se lo llevo a la boca, con los ojos cerrados, para comenzar una deliciosa mamada. Me quité la camiseta y me quede desnudo por completo.

En apenas un minuto de comida, Paula ya había conseguido poner mi polla totalmente dura. En ese momento, se levantó para ir a llamar a la primera chica. Abrió la puerta y pego un grito para que viniera mientras yo me sentaba en mi silla del escritorio. Escuché los tacones de la primera caminar por el pasillo sin que Paula saliera de la habitación.

— ¿Y tú? ¿No te vas?

—Yo me quedo aquí de controladora, para asegurarme que ninguna intenta nada fuera de la subasta.

Y por la puerta apareció la primera de mis pretendientas. Una morena espectacular con un pantalón de cuero negro apretado y una camisa negra con un escote terrible. No pude en ningún momento quitar mis ojos de los enormes pechos que se le adivinaban.

—Hola—Dijo entrando y apoyándose en la cama mientras Paula cerraba la puerta y activaba el cronometro—Me llamo Judith, tengo 38 años y bueno…

Sus ojos se fueron a mi polla y se quedaron clavados en ella, quitándole incluso el habla.

—Cuéntame de ti. ¿Estas casada, soltera, divorciada…? Esas cosas.

—Estoy casada desde hace ocho años y… joder hijo, vaya como estas—Dijo volviendo a mirarme descaradamente el rabo—Mi vida sexual ya no es lo que era y tengo bastantes ganas de… probar algo… una aventura… Los rumores de tu aparato ya veo que son ciertos y Paula me ha dicho que lo haces de maravilla y que eres discreto así que… tras verte creo que voy a pujar fuerte por ti…

—Eso espero Judith. Tienes un cuerpo increíble y sería un placer ayudarte en lo que sea.

—Se acabó el tiempo—Informó Paula.

—Te acompaño a la puerta—Le dije a Judith, levantándome y agarrándola de la mano llevándola hasta la puerta de mi habitación, que era enana la verdad.

Judith volvió a mirar de reojo mi polla mientras caminábamos y se fue suspirando de la habitación. En cuanto salió al pasillo, agarré a Paula del pelo y le dije al oído:

—Chúpamela que se me baja.

Era mentira y ambos lo sabíamos, pero Paula se agachó igualmente para darme unos lametones hasta que escuchamos llegar a la segunda dama.

—Hola—Saludé en cuanto se asomó por la puerta, y me lancé a darla dos besos—Perdona, pero no recuerdo tu nombre ¿Eras…?

—Yolanda… Yoli—Me dijo sonriendo.

Entramos a la habitación y me senté en mi silla mientras Yoli se sentaba en la cama.

—Cuéntame Yoli, ¿Qué te trae por aquí?

—Pues mira, tengo 40 años, mi marido ni me mira, yo tengo mis necesidad y creo sinceramente que no estoy tan mal ¿no?—Dijo levantándose un poco el vestido y enseñándome una pierna terriblemente sexy.

—Desde luego que no, tu marido es un idiota.

Yoli se levantó y dio una vuelta sobre si misma enseñándome su cuerpo. Era rubia, delgada y de metro setenta aproximadamente. Llevaba un vestido de flores hasta medio muslo y aunque sus pechos no eran tan grandes como los de Judith, sus piernas largas y bonitas lo compensaban. Estuve a punto de lanzarme a por ella y comérselas enteras, pero tuve que aguantarme. Su culito desde luego era igual de apetecible que el resto de su cuerpo.

—No te imaginas cuánto.

—De verdad Yoli, estas tremenda. Ojala ganes tú la subasta, me encantaría estar contigo.

Yoli se mordió los labios y se lanzó un beso a mi polla en el momento en el que Paula anunciaba que se había agotado el tiempo.

Cuando se marchó, fue Paula la que se acercó, se agachó y volvió a llevarse mi rabo a la boca durante unos segundos.

—Eres un adulador—Me dijo justo cuando Estrella entraba en la habitación.

Conocía su nombre ya que su hija iba a la misma universidad que yo, la tenía agregada en Facebook, solía entrar en su perfil para ver sus fotos en bikini y su madre solía darle Likes. Me había fijado en ella porque no sabía si estaba más buena la madre o la hija, y ahora que la tenía delante, dudaba más todavía, aunque el morbo de follarme a la madre de una compañera de clase era superior. Ella por supuesto ni se podía imaginar que llevaba varios años viendo su perfil en internet y babeando por su hija en clase.

—Yo soy Estrella y… madre mía… que ganas de comerte la polla tengo—Dijo de sopetón— ¿Paula, puedo? Eres mi mejor amiga, no vas a decir nada ¿no?

Y directamente camino hacia mí y se arrodillo.

—Tu veras, pero tienes treinta segundos.

Agarró mi rabo sin dudar y se lo tragó entero, lamiéndolo varias veces de arriba abajo y mirándome a los ojos. Estrella era castaña, pelo largo y ojos verdes y profundos. Venía con un corto vestido verde oscuro, a juego con el color de sus ojos, y que me dejaba casi la totalidad de sus tetas a la vista estando arrodillada ante mí.

—Se acabó—Informó Paula.

Estrella soltó mi rabo para mi desgracia y se acercó a mi oído.

—Por fin, no sabes lo cachonda que me ponía Paula hablando siempre de tu polla. La tienes riquísima y espero que me folles muy pronto. Estoy divorciada así que conmigo no tendrás problemas de agenda cada vez que quieras una zorrita que te la coma.

—Estrella, por favor, se acabó el tiempo.

Esta se giró y salió hacia la puerta.

— ¿Tienes prisa porque me vaya para seguir chupándosela?—Ambas rieron—La tenia babeada.

Y para mi sorpresa, Estrella le plantó un beso a Paula con lengua que esta no rechazo.

Oímos los pasos de la última por el pasillo. Esta vez a Paula no la dio tiempo a acercarse a comerme la polla.

—Por fin mi turno—Dijo según entró—Están todas alucinadas contigo y ya tenía ganas de verte de cerca… Sí señor, muy bien armado, como a mí me gustan.

—Lo siento, no recuerdo tu nombre…

— ¡Isabel! Me llamo Isabel. Tengo 36 años, casada y…

—Y tu marido no te da lo que te mereces, ¿Verdad?

—No, somos muy activos sexualmente pero… yo no soy mujer de un solo hombre. Me gusta mucho el sexo y probar pollas nuevas. Siempre la misma me aburre—Dijo riendo—Y si puedo probar la de un chico jovencito como tú, que además sé que no va a decir nada… ¿no?

—Nada. Yo soy un profesional—Dije riendo yo esta vez.

—Pues me alegro mucho.

Isabel se acercó a mí y me metió la lengua hasta la garganta. Mi polla pegó contra su vientre y mis dos manos se agarraron a su culo. Lo tenía redondito, duro y tierno al mismo tiempo. Cuando se separó de mí, abandonó la habitación sin esperar a que Paula diría nada.

Isabel era morena aunque de piel pálida, bajita, y con un culito delicioso por lo que había probado. Llevaba una chaqueta vaquera así que no pude hacerme mucho a la idea de su cuerpo, pero tenía muy buena pinta.

Paula se metió la mano bajo el pantalón y la saco húmeda por completo.

—Joder, estoy cachonda como una perra.

Me puse el pantalón y me dirigí hacia el salón.

— ¿Dónde vas? –Me dijo Paula tratando de retenerme agarrándome del paquete.

—Al salón. Si voy a entrar en la subasta, tendré que estar presente. Así igual hasta se ponen más cachondas y pagan más.

Le di un beso en la boca y aparecí en el salón entre aplausos y silbidos. Las cuatro mujeres estaban sentadas en el mismo sofá mientras mi madre se encontraba de pie frente a ellas.

—Que comience la subasta—Dije levantando más aplausos.

—Ya conocéis las normas chicas—Empezó a hablar mi madre— ¡Y comenzamos! La ganadora de la primera puja tendrá la posibilidad de pasar una hora en la intimidad con nuestro apuesto galán. La puja comienza en 70€. ¿Alguna da más?

—80—Dijo inmediatamente una.

— ¡100!—Subió otra.

A partir de ahí, comenzaron a subir de diez en diez hasta los 160€. No sé cuál era la situación económica de cada una de ellas, pero para mí me parecía demasiado dinero por una hora. Aun así, levanté la mano y pedí la palabra.

—Perdonad chicas. Creo que la puja está alcanzando un precio bastante alto, cosa que me alaga mucho, y aunque todas habéis visto la mercancía, no quisiera que ninguna pagara por algo que luego la pueda decepcionar, por lo que si os parece podríamos hacer una segunda ronda como la primera pero esta vez de cinco minutos.

A todas les pareció una genial idea hasta que les tocó discutir el orden de la ronda. Judith quería repetir el orden de la primera ronda pero Isabel quería que fuera al revés, Estrella quería hacer otra subasta para decidir el orden y Yoli propuso que lo echaran a suertes. Tanto a mi madre, como a Paula como a mí, lo de echarlo a suertes nos pareció la mejor idea, por lo que así se hizo.

Casualmente, a Judith le volvió a tocar ser la primera. Sin esperar siquiera a que terminara de decidirse el turno de las demás, me agarró de la mano y me llevo a la habitación. Paula nos siguió, aunque esta vez controlaría el tiempo desde fuera.

En cuanto cerramos la puerta, sujete firmemente a Judith de la cabeza, la arrincone contra la pared y comencé a besarla. Mis manos descendieron hasta sus pechos y los apreté fuertemente. Judith, gimiendo, bajo sus manos a mi paquete y tras sobarlo, me desabrochó el pantalón y saco mi polla al exterior. Sus rodillas se doblaron y su cara quedo a la altura de mi polla. Abrió la boca y se la tragó. En menos de veinte minutos, era la tercera mujer distinta que me la chupaba. Apoyé las manos en su cabeza y la acompañé en el ritmo de la mamada. Sus labios se apretaban contra mi polla dándome un terrible placer.

De pronto tocaron a la puerta, se habían acabado los cinco minutos que para mí habían sido segundos. Según salió, Isabel entró.

— ¿Por qué lo has hecho? ¿Para subir la puja no? Serás idiota…

— ¿Cómo?

—Para ponerlas a todas más cachondas y que ahora suban la puja, joder, a mí no me sobra el dinero ¿Qué le digo a mi marido? ¿Qué me lo gasto en follar? El precio en los siguientes servicios va a estar muy alto y yo solo puedo ganar el de una hora…

—Vaya, yo no sabía que…

Isabel comenzó a caminar por la habitación con las manos en la cara. Se plantó definitivamente frente a mí.

—Me dan hasta ganar de retirarme…—Bajó la mirada y en ese momento volvió a ver mi polla que apuntaba directamente hacia ella—Joder… Pero tienes una polla que… ¿Por qué seré tan puta y guarra?

Se agachó y empezó a mamármela.

— ¿Sabej que ttte digggo?—Trató de decir con mi miembro en la boca.

En ese momento golpearon a la puerta.

—Voy a pagar lo que sea porque me folles y ya me inventaré cualquier excusa.

Isabel salió y Estrella entró a toda velocidad. Me empujo y me tiró directamente contra la silla de mi escritorio. Tiró de su vestido hacia arriba y me enseño su coño totalmente depilado­­­­­, abierto y húmedo.

— ¿Qué pasa? ¿Ni siquiera traes bragas?—Bromeé.

Como si no me hubiera oído, Estrella me agarró la polla por la base y se sentó a horcajadas sobre mí, enterrando mi puñal de carne en su interior, el cual entro como un cuchillo sobre mantequilla. Una vez clavada hasta el fondo, me agarré a su culo y empezó a cabalgarme. Botaba y botaba mirándome a los ojos. Me agarró la cara y me beso, de la misma manera que había besado antes a Paula, metiendo su lengua en mi boca y juntándola con la mía. Se separó para dejar caer los tirantes de su vestido y dejar sus tetas al aire, ofreciéndomelas como manjar.  Eran grandes y aunque estaban algo caídas fruto de la edad, eran muy bonitas. Eran igual de morenas que su piel, de tomar el sol en top-less, y con unos pezones grandes y duros. Solté su culo para agarrar una con cada mano y comerlas.

Tocaron a la puerta pero Estrella no se bajó de mí. Siguió botando y moviéndose de adelante hacia atrás.

—Un poquito más por favor…—Suspiraba.

Volvieron a tocar más fuerte y como Estrella no hacia ni caso abrieron la puerta. Allí estaban mi madre, Paula y las otras tres con cara de pocas amigas. Estrella no pudo hacer otra cosa que bajarse de mí y salir de la habitación recolocándose el vestido para dar pasó a la última aspirante, Yoli.

—Yoli, antes de que hagas nada, estas tres zorras me han follado y estoy a punto de correrme…

—Bueno, alguna ventaja tenía que tener ser la última… Me voy a llevar toda tu leche.

Apoyó las manos en la cama e inclinando su espalda puso su culo en pompa, justo hacia donde yo estaba sentado.

—Vamos, termina dentro de mí. Quiero sentir tu corrida dentro de mí.

Me levanté a la velocidad del rayo, subí ligeramente su vestido y observe uno de los culitos más bonitos que había visto jamás. Su tanga verde se metía entre ambas nalgas hasta desaparecer por completo. Metí un dedo y tire de él hacia abajo, lo justo para desnudar su chocho hinchado y mojado con una leve mata de pelo rubio. La sujeté de la cintura y penetré a la segunda mujer del día.

En media hora me la habían comido 3 mujeres y se la había metido a otras dos. Como para no estar a punto de correrme. Bombeé agarrado a su cintura y gemí cuando se acercó el momento.

—Me corro Yoli… Me corro…

—Córrete dentro…Vamos… Dame tu leche… Quiero sentirla toda…

Y la sintió. Me corrí en su interior sin sacarla en ningún instante.  La inundé por completo y una vez había expulsado todo lo que tenía en mi interior, la saqué y le subí el tanga corriendo. Golpeé su culo con mi polla, aun medio erecta, justo en el momento en el que llamaban a la puerta.

Yoli salió, orgullosa de haberse llevado mi corrida con ella, mientras yo me volvía a vestir. Paula entró para interrogarme que había pasado mientras todas volvían al salón.

—Judith e Isabel me la han comido, y a Estrella y Yoli me las he follado. Bueno, Estrella en realidad me ha follado a mí.

— ¿Y te has corrido?

—Sí, con Yoli, dentro. Le estará goteando ahora mismo por las piernas.

—Joder… Yo también quiero…—Dijo Paula de nuevo tocándose el coño por debajo del pantalón.

Salí de la habitación dejándola allí.

La puja había comenzado de nuevo. Por 300€, Isabel fue la ganadora. Mi madre pidió un fuerte aplauso para ella, Isabel se levantó y me beso entre los vítores de las demás. Se subió encima mío enrollando sus piernas alrededor de mi cuerpo agarrándola yo del culo. Envidiosas las demás, la hicieron bajar para proseguir con la subasta.

—El siguiente servicio es el plato fuerte del día. La ganadora podrá disfrutar del semental durante un fin de semana completo, comenzando el viernes que ella elija a partir de las tres de la tarde hasta el lunes a las ocho de la mañana—Aplaudieron todas—¡La puja comienza en mil euros¡

— ¿Qué me he perdido?—Dijo Paula entrando en el salón con cara de haberse masturbado frenéticamente en mi habitación.

—Isabel ha ganado la puja de una hora, y a continuación empezamos con el fin de semana—Informó mi madre.

— ¡Mil doscientos!—Pujó Estrella.

— ¡Mil cuatrocientos!—Subió Yoli.

— ¡Dos mil!—Ofreció Estrella con aires de superioridad, levantando el murmullo entre las demás.

—Dos mil a la una, dos mil a las dos… ¿Alguna lo sube?—Preguntó mi madre.

—Vamos, un semental como este bien lo vale chicas—Dijo Paula pasando la mano por mi paquete y mostrándoselo al resto— ¡Haced un esfuerzo! ¡Valdrá la pena!

— ¡Dos mil cien!—Dijo Yoli en el último momento.

— ¡Tres mil!—Dijo Estrella sin pensárselo dos veces.

— ¡Vendido! –Sentenció mi madre entre las quejas de las demás, que habían visto como Estrella se llevaba el premio gordo con prepotencia y arrogancia.

Estrella se levantó para darme dos besos y restregar su cuerpo contra el mío.

—Excelente compra—La felicitó Paula.

—Y vamos con la última puja del día. El premio será una noche de hotel, con cena romántica incluida para la afortunada que más puje. El precio de salida es de… ochocientos euros.

—Novecientos—Ofreció Yoli.

Y allí acabo la puja. Isabel y Estrella ya tenían su compra y Judith visiblemente decepcionada no podía igualar esa cantidad. Las primeras aplaudieron mientras Judith miraba al suelo. Yoli se levantó y me beso.

—Tengo el tanga empapado con tu leche—Me susurró al oído. Respondí con un cachete en el culo.

— ¡Muchas gracias chicas a todas por participar¡— Dijo mi madre arrancando los aplausos de todas.

— ¡Esto hay que celebrarlo!—Dijo Estrella— ¿Una botellita de champan?

Y todas se levantaron gritando. Isabel vino hacia mí de nuevo y volvió a besarme pillándome totalmente desprevenido. Según nos vieron, intentaron separarnos, pero Isabel se puso firme ante ellas.

—Perdonad chicas, pero yo he ganado una hora con él, y voy a disfrutarla ahora mismo—Protestaron el resto, pero Isabel tenía razón, podía gastar su hora cuando y como quisiera.

Me agarró de la mano y con una sonrisa burlona, se despidió de las demás mientras nos íbamos a la habitación.

—Isabel, espera—La detuve en el pasillo—Antes en la ronda de cinco minutos con cada una, varias de ellas me han follado ya y me he corrido una vez. ¿No crees que es mejor gastar tu hora otro día que yo este mas descansado? Vas a poder aprovecharme mejor.

—No. Yo quiero follarte ahora mismo—Dijo besándome de nuevo—Y además tu eres un semental que puedes con esto y con más.

Entramos a la habitación cerrando la puerta tras nosotros.

— ¿No te pongo lo suficiente como para que quedemos otro día a escondidas?

—Me mata mi madre si se entera que quedamos para follar gratis.

—Pues entonces no vamos a quedar para follar. Yo dejare escondida una llave de mi casa en el bolsillo de tu pantalón y tú vendrás y me violaras.

—Me parece bien, técnicamente, no sería como si quedáramos de mutuo acuerdo.

Nos volvimos a besar y nos dejamos caer sobre la cama, todavía comiéndonos la boca. Me puse encima suyo y descendí besándola por el cuello mientras ella como podía se quitaba la chaqueta vaquera. Posé mis manos sobre sus pechos mientras le susurraba al oído como le iba a comer primero las tetas y luego el coño.

—Cómemelo todo por favor—Me pidió.

La ayudé a quitarse la camiseta y la bese por todo su cuerpo. Baje mis labios por su escote hasta encontrarme con su sujetador. Lo agarré con los dientes y tire de él hacia abajo. Lo baje lo suficiente como para que uno de sus pezones quedara justo al aire. Agarré esa teta con la mano, apretándola fuerte, y me lo llevé a la boca. Lo tenía duro como una piedra. Tras dejarlo bien ensalivado, pase al otro. Directamente tire del sujetador hacia abajo y deje todo su pecho al aire. Pase la lengua por su areola y lo mordí, haciéndola gritar. Al mordico le siguió un beso y un chupetón y volví a morderlo.

Isabel gemía y gritaba al mismo tiempo. Abrí la boca todo lo que pude y mordí su teta por completo. Subí y la besé en la boca de nuevo.

—Desnúdate—La pedí.

Isabel se bajó de la cama y mirándome con cara de putilla, terminó de quitarse el sujetador, el cual le lanzó a la cara. Se quitó las zapatillas y comenzó a bajarse el pantalón de manera muy sexy, como si estuviera haciendo un strip-tease. Al mismo tiempo que ella se quedaba en tanga, yo en la cama me quité los pantalones en le enseñé mi polla que ya apuntaba al cielo.

—Mira como me pones. Date la vuelta preciosa, déjame verte ese culo…Dios…—Exclamé cuando se dio la vuelta y me enseño su perfecto y redondo trasero. Dos nalgas que parecía esculpidas por un profesional separadas por un pequeño tanga blanco.

De espaldas a mí, agarró el tanga por los lados, e inclinando su espalda comenzó a bajárselo lentamente, quedando a mi vista su excelente e hinchado chocho.

—Madre mía Isabel, estas tremenda.

No le di tiempo ni a quitarse el tanga de los pies cuando me levanté, la cogí de la cintura y la lleve contra la cama, haciendo que la parte superior de su cuerpo quedara tumbada en el ella y dejándome su culo en pompa. Me agaché separando sus nalgas con ambas manos y sin pensarlo hundí mi cara en su entrepierna.

Su olor a mujer y hembra en celo lleno mi nariz. Saqué la lengua y como un perro, comencé a lamer su excelentemente depilado coño. Enseguida, emanaba fluidos como un grifo averiado.

—Joder… Joder… Que bien me comes el coño… Joder… No pares…

Como para parar. Mi lengua subía de su coño a su culo y volvía a bajar. Llevé dos dedos a su interior masturbándola mientras mi lengua recorría su ano. Volví a comer su coño y agredir a su clítoris con mi lengua haciéndola gemir más todavía. Me incorporé llevando mis dedos húmedos de ella, a su boca.

—Mira que bien sabes cariño—Dije con mi polla clavada contra sus nalgas.

Lamió mis dedos con cara de vicio y buscó mi boca para besarme.

—El cliente elije—Susurré en su oído— ¿Quieres que te coma un poco más el coño o ya lo tienes listo para que te lo folle?

—Joder… Fóllamelo—Respondió suspirando.

—Pues súbete a la cama y ponte a cuatro patas.

Se subió obediente dejándome su culo en pompa como la había ordenado. Me subí y me coloqué de rodillas detrás suyo. Restregué mi capullo por la entrada a su paraíso y sus dientes chirriaron.

— ¿Vas a gritar mucho?

—Si… en cuanto me la metas…

—Te van a oír tus amigas…

—No pasa nada, así sabrán lo bien que me están follando.

Sujete su culo con firmeza y empecé a penetrarla. Su coñito estaba lubricado de sobra, pero aun así era estrecho y sus paredes me apretaban tremendamente. Me costaba incluso penetrarla.

—Joder Isabel, que estrechito lo tienes…

—Lo que pasa es que tú la tienes muy gorda joder, me siento llenísima…

—Y más que te vas a sentir.

Seguí empujando todo lo que pude, recule y volví a metérsela. Poco a poco, conseguí que mis metidas fueran más rápidas y fáciles, aunque su coño seguía apretándome dándome un placer indescriptible.

Isabel elevó el volumen de sus gemidos y empezó a disfrutar de verdad.

— ¡Fóllame cabronazo! ¡Dame bien fuerte!

Mis embestidas comenzaban a anchar su coño y conseguía alcanzar más profundidad. Agarré su melena con mi mano izquierda haciéndola levantar la cabeza y azote su culo con la mano que me quedaba libre haciendo que Isabel por fin gritara de verdad.

—Eso es preciosa, que te oigan tus amigas como te dan polla.

Lo gemidos de Isabel se coordinaron al ritmo de mis embestidas y mis azotes. Traspasaban las paredes y eran claramente audibles para el resto de las chicas que esperaban en el salón. De hecho, de cuanto en cuanto, se oían gritos y voces a través de la puerta.

— ¡Fóllala fuerte! ¡Que es lo que le gusta! ¡Unos buenos azotes!—Gritaba una.

— ¡Aprovecha guarra aprovecha!—Gritaba otra.

Esos gritos parecían estimular más aun a Isabel que me miraba con cara de orgullo y sonrisa picarona. Me eché encima de ella haciendo que sus rodillas no aguantaran mi peso y la aplasté contra la cama, clavándosela hasta sus entrañas. Deslicé mis brazos por debajo de su cuerpo, agarrando uno de sus pechos con una mano y su cuello de la otra. Giré su cabeza y la bese el cuello.

— ¿Te has dado cuenta de que eres la envidia de todas tus amigas ahora mismo? ¿Qué todas quisieran estar en tu lugar ahora mismo? ¿Con mi polla en su interior?

—Porque son todas unas putas.

—Envidiosas y putas, pero este rabo ahora es tuyo.

—Me voy a correr, me voy a correr…—Suspiraba Isabel.

— ¿Tan rápido?

Isabel afirmó con la cabeza.

—Como me encanta tu coño Isabel— gemía yo incrementando el ritmo de mis embestidas, tratando de acelerar el orgasmo de ella—Me lo voy a tener que follar más a menudo…

— ¿Si? —La felicidad de adueño de su cara— ¿Me vas a follar fuera de aquí?

—Las veces que hagan falta, joder…

Cuanto más la regalaba los oídos, mas cachonda se ponía. Entendí que Isabel no necesitaba solo sexo y una polla dura como la mía, sino sentirse deseada. Y por eso, a pesar de tener una vida sexualmente activa con su marido según ella, buscaba encuentros con otros hombres, para sentirse deseada. Le hice saber al oído cuanto la deseaba, agarrándola de la mano y besándola el cuello mientras meneaba en círculos mi polla en su interior. Isabel se corrió como una bestia, arrancando los aplausos del resto de las chicas desde la sala.

—Isabel— Le dije susurrándola en el oído— Necesito correrme contigo, necesito…

—Déjame comértela— Me cortó con tono complaciente.

Rápidamente salté de la cama y me puse de pies en borde, con la polla a la altura de la almohada, donde ella descansada. Levantó el cuello y atrapó mi capullo con la boca. Abrió los ojos y sin dejar de mirarme fue engullendo todo mi cipote.

—Menuda boquita tienes, cariño—Dije agarrándola del pelo, sujetando su cabeza firmemente y moviendo mis caderas para que mi polla entrara y saliera de su inmóvil boca.

Sus ojos marrones me miraban sumisamente mientras intentaba alojar todo mi miembro en su interior. Los últimos centímetros le resultaban imposibles, su boca era pequeña, como ella, y mi capullo golpeaba en el fondo de su garganta. No obstante, aquello era una maravilla. Isabel se las había arreglado para ponerse de rodillas en la cama y se dejaba hacer los las manos en las rodillas.

—No te escuchamos—Gritó alguien desde fuera— ¿Tienes la boca ocupada?

— ¡Se la estará comiendo!

— ¡Comepollas! ¡Chupa chupa! ¡Guarra!

Isabel sonreía ante las palabras de sus amigas desde fuera.

—Vaya con tus amigas, que majas. Ufff… Me voy a correr—Dije subiéndome en la cama.

Isabel arrodillada ante mí no se movió un ápice. Echó su cabeza hacia atrás y se sujetó el pelo. Con una sonrisa de oreja a oreja me pidió que me corriera por todo su cuerpo. Me pajeé y dirigí mi polla tiesa hacia ella. Isabel cerró los ojos y se preparó para el baño. El semen brotó de mi polla salpicando su frente en el primer chorretón. El segundo fue hacia su papo y los siguientes golpearon en su barbilla y pechos.

Recogió con una mano el que le goteaba de la barbilla y se lo untó en el coño. Luego estiró la otra mano y absorbió de mi capullo las últimas gotas que me salían.

— ¿Esta rica?

— Deliciosa. Tu polla y tu leche. Voy a necesitarla muy a menudo. ¿Vamos a la ducha? Necesito quitarme esta sudada y… que de paso que vean todas como me has dejado.

Salimos de la habitación y al escuchar la puerta, vinieron todas corriendo en estampida y nos pararon en el pasillo.

— ¿Ya? ¿Ya habéis terminado?—Preguntó una de ellas.

—Aún nos queda media horita, guapa—contestó tajantemente Isabel—Ahora vamos a disfrutar un poco más en la ducha.

— ¿Pero qué tal? ¡Cuéntanos! ¿Te ha dado lo tuyo?—Preguntó otra.

— ¡Hombre claro! ¿No ves la pedazo de corrida que lleva encima?—Replicó Yoli.

Isabel sonriendo recogió la corrida que le caía por un pecho y se la extendió por ambos.

—Es espectacular, menudo polvazo hemos echado—Dijo agarrando mi rabo—El dinero mejor gastado de mi vida—Se giró y me beso de nuevo.

Todas estallaron en júbilo.

—Ahora estamos guapas, que nos quedamos fríos—Y despidiéndose de ella, entramos al baño.

Inmediatamente, abrí el agua caliente de la ducha y nos metimos ambos debajo.

—Sois la leche todas…

—Tu sí que eres la leche…—Dijo pasando la mano por su cuerpo y limpiando mi corrida—Nunca mejor dicho.

Me abrazó y comenzamos de nuevo a besarnos apasionadamente. Yo la sujetaba de la cintura mientras una de sus manos fue descendiendo lentamente hasta mi pene para acariciarlo con dulzura.

— ¿Vas a poder echarme otro polvo?

—Seguro que sí, me pones muchísimo…

Comenzó entonces a pajearme suavemente, haciendo que mi rabo fuera cogiendo de nuevo un buen tamaño poco a poco. En ese momento escuchamos gritos en el pasillo y golpes en la puerta. De pronto, esta se abrió y entraron todas.

Estrella entró quitándose el vestido y quedándose desnuda, Judith también se descalzaba y se desvestía, Paula ya venía desnuda y Yoli también se quitaba el tanga y le pedía ayuda a Estrella para quitar la cremallera de su vestido.

— ¿Qué hacéis? ¡Fuera de aquí! ¡Estoy todavía en mi hora!

Paula abrió la mampara de la ducha y entró.

—Las normas decían que para disfrutar del servicio, se pagaba por adelantado, y tú todavía no has pagado por lo que técnicamente no estás en tu hora.

—Pero… pero…

—Pero nada—Dijo Estrella entrando también—Te has aprovechado y te ha echado un polvo por la cara, así que o pagas el polvo, o nosotras también tenemos derecho a él para estar empatadas.

Se notaba que habían estado bebiendo y venían aún más cachondas de lo que ya estaban.

Yoli y Judith entraron también en la ducha. Quien me lo iba a decir, desnudo con cinco amigas de mi madre en la ducha peleándose porque todas querían follarme. Lo que no sabía era como iba a ser capaz de aguantar si me tenía que follar a las cinco a la vez.

Las dos últimas en entrar fueron precisamente las dos primeras en arrodillarse y agarrarme el rabo entre las dos para comenzar una mamada a dúo mientras el agua caía sobre ellas. Isabel estaba estupefacta y yo también. Estrella se colocó a un lado y empezó a besarme mientras Paula desde atrás la hurgaba en el coño. Agarró mi cabeza y la llevo a sus tetas haciéndomelas comer. Isabel debió pensar que si no podía con el enemigo, tenía que unirse a él, por lo que se agachó y metió su cabeza entre las de Judith y Yoli tratando de llevarse su trozo de polla a la boca.

Llevé mi mano a la entrepierna de Estrella y hundí varios dedos en su interior, arrancándola varios gemidos. Paula se agachó para chuparme los dedos y de paso, el coño de su amiga.

—Madre mía, que polla más rica—Decía Yoli entre lamida y lamida.

Judith, que se había quedado sin premio y sabía que esta era su oportunidad de disfrutar de mí, se tragó toda la polla en cuanto Yoli se apartó para hablar. Isabel se centraba en comerme los huevos desde abajo.

Estrella también intentó agacharse para comérmela, pero no había sitio para todas.

—Dejadme un sitio zorras.

—Que se quite esta, que ya se lo ha follado.

—Apártate tú, que también te ha follado a ti.

Comenzó una discusión entonces por ver quien tenía más derecho a comerme la polla y quién no.

— ¡Tengo polla para todas así que dejad de discutir!—Grite cerrando el agua—Poneros todas de rodillas y en fila ¡Ahora mismo!

Y con una obediencia extrema se arrodillaron en fila. Judith que ya tenía mi polla en la boca se quedó la primera, seguida de Isabel y de Yoli. Estrella se colocó la cuarta y por ultimo Paula. Agarré a Judith de su mojada melena y la acompañé en el movimiento de su cabeza.

—Eso es, chupa Judith chupa, pobrecita… Pensabas que te ibas a quedar sin polla ¿eh? Yo no dejo a ninguna insatisfecha, y menos si tiene esas tetas y ese culo. Pero de momento ya has chupado bastante—Saqué mi polla de tu boca y la golpeé en la cara— ¡Siguiente!

Judith se hizo a un lado e Isabel se lanzó a por mí polla.

—Aquí la tenéis, una autentica zorra ¿Sabéis que me ha dicho? Que no es mujer de un solo hombre y que necesita probar muchas pollas. Y luego yo soy el prostituto… ¿No creéis que ella también valdría para puta? ¿Habéis oído como gritaba cuando la follaba a cuatro patas? Venga, aparta y deja a las demás chupar también.

Isabel se apartó con brillo en los ojos. De hecho, creo que todas tenían el mismo brillo ahora que por primera vez en la tarde había adoptado la posición dominante y tenía a las cinco de rodillas. Yoli gateó hasta mí y engulló mi rabo.

—Joder, Yoli, vaya día ¿eh? Te has llevado mi primera corrida y has ganado una noche entera conmigo. Si alguna quiere probar mi leche que le coma el coño, que seguro que aún queda algo—Yoli hizo el gesto de la victoria con dos dedos mientras seguía comiéndomela—Ya verás que noche te voy a dar. Te voy a follar como jamás te ha follado el mierdas de tu marido, con esas piernas que tienes, ese culito… te voy a reventar entera. Siguiente.

No se había quitado Yoli y Estrella ya lamia mi capullo.

—Dios, la más guarra de todas ¿Habéis visto la follada que me estaba pegando antes? ¿Sabíais que ha venido sin bragas para que la pudiera follar solo con levantarse un poco el vestido? Te vas a arrepentir de haber comprado el fin de semana completo, te voy a reventar todos los agujeros y no te vas a poder sentar en un mes.

—Eso espero—Respondió retadora ella besando mi capullo.

—Paula, tu turno—Estrella se apartó y la rubia camino hacia mí—Deberíais estarla agradecidas, no estaríais aquí comiendo rabo si no fuera por ella, una autentica zorra. Algún día os contaré como me arrincono en la habitación y me la chupó por primera vez. Acabé fóllandola el culazo que tiene.

De repente todas miraron a mi madre, como si fuera su turno. Sentada en la taza del váter, con las piernas cruzadas y los pezones marcados en la camiseta, parecía aguantarse un tremendo calentón.

—Está bien, excelentes mamadoras, ahora me toca a mí probar vuestros coños—Dije alejando cualquier retorcida idea de mi mente y volviendo a centrar la atención de las chicas en mi—Me voy a tumbar y quiero que vayáis pasando vuestro coño por mí y me vayáis contando vuestra más profunda fantasía, porque yo las voy a hacer realidad.

Me hice sitio casi a patadas y me tumbe en la ducha. Según el orden que habíamos seguido antes, la primera era Judith. Se sentó sobre mi cara y se abrió el coño con los dedos.

—El resto podéis comerme la polla, de dos en dos.

Levanté un poco el cuello y mi lengua se encontró con el clítoris de Judith.

—Cuéntame Judith ¿Cuál es tu sueño?

Judith gemía a cada lamentón mío. Chupaba su clítoris y tiraba de sus labios con los míos.

—Me gustaría… ser muy guarra. Ser infiel y disfrutar del sexo que no he disfrutado los últimos años.

No era una fantasía muy profunda, pero bueno, algo podría hacer con ella. Pedí que pasara la siguiente. Era Isabel a la cual ya le había comido el coño y me lo conocía bastante bien.

—Yo quiero ser puta…—Dijo gimiendo—Como tú, quiero prostituirme y comerme muchas pollas. Quisiera estar en una ducha con cinco pollas como tu hoy.

—Déjalo en mis manos, preciosa.

Isabel se fue y Yoli se puso encima mío. Bocas y bocas pasaban por mi polla sin cesar. Esta vez, en el lapso de tiempo entre que Isabel se levantaba y Yoli se sentaba, vi a Paula con mi polla hasta la tráquea y a Estrella con todos mis huevos en la boca. Levanté un poco mi cuello para comerme el coño de Yoli como se merecía. Era probablemente el más bonito de las cinco.

—Yo quisiera que me follaras en la cara de mi marido para que aprenda como se satisface a una mujer como yo. Quiero que me dejes preñada y que mi marido crie al hijo de otro, Dios, eso me gustaría tanto…

Cada una era más puta que la anterior, pensé. Era el turno de Estrella.

—Yo deje a mi marido porque me follaba a su jefe, y luego le deje a él porque también me follaba a su jefe. Creo que soy ninfómana y necesito un semental como tú que me colme y si hace falta que me domine y que me pegue para controlarme, que lo haga.

—Tú eres una puta de las que ya no quedan Estrella.

Se echó a un lado y Paula ocupo su lugar. Colocó sus manos bajo mi cuello para sujetarme la cabeza mientras me daba a comer de su manjar.

—Yo me conformo con que sigas subiendo todos los días a mi casa y me sigas follando como hasta ahora.

Lamí su coño y la pedí que se levantara pero no me hizo caso. Las chicas comenzaron a gritar excitadas.

— ¡Cómetela toda!

— ¡Joder, que morbazo, yo me corro!

— ¡Vamos guapa, chupa esa polla!

Todas gritaban cosas parecidas. Paula no se quitaba de encima mío y una boca comía mi rabo con una maestría terrible. Giré la cabeza y no vi a mi madre sentada en la taza del baño donde se encontraba antes ¿Sería posible que la autora de semejante mamada fuera ella? ¿Cómo podía ser? ¿Se había vuelto loca? ¿De verdad se podía atrever a comerle la polla a su hijo delante de todas sus amigas? Aunque bueno, viendo como me vendía a ellas, quizás ya solo era un trozo de carne más para ella. El caso es que mi polla estaba empalmada por completo y la sentía más dura que nunca. Paula se negaba a bajarse de mí y apretaba mas y más mi cabeza contra su coño.

— ¡No pares, no pares!

— ¡Haz que se corra!

Iba a ser difícil pues ya me había corrido dos veces y para una tercera aun me quedaba tiempo, pero a este ritmo tarde o temprano lo iba a conseguir, y primero tenía que follarme a todas. Y para eso, tenía que salir de allí y volver a tomar el control de la situación. Mordí a Paula en el coño y esta pegó un brinco, lo justo para poder empujarla a un lado y librarme de ella. Incorporé medio cuerpo y efectivamente vi como mi madre, vestida pero empapada entera, chupaba mi polla como una posesa. Isabel le sujetaba el pelo mientras Judith y Yoli se masturbaban la una a la otra en una esquina. Estrella lamía mis pelotas cual perra sedienta. Pataleé y me libre de ambas, consiguiendo ponerme en pie.

—Sois todas unas malditas putas y unas zorras, preparaos porque yo voy a follar a todas hasta que os corráis y luego me besareis los pies, malnacidas.

Estiré un brazo y agarré a Judith del pelo trayéndola hacia mí. Abofeteé sus tetas y la di la vuelta poniéndola contra la mampara. Volví a abrir el agua caliente contra su espalda y agarrándola de la cintura la penetré con todas mis fuerzas. Chilló de placer como la puta que era. Azoté su culo mientras la penetraba una y otra vez. Isabel quiso acercarse y besarme, pero de un empujón la tiré al suelo de la ducha, haciendo caer también a Yoli y a mi madre que intentaba escapar, aunque la propia Yoli la agarraba de la ropa para impedírselo.

—Sentaros todas en el suelo y esperad vuestro turno, jodidas furcias. Comeros el coño entre vosotras.

Y volví a azotar con furia el culo de Judith. Estrella gateando se acercó para besarme los pies. Me pegué al cuerpo de Judith mientras seguía follándola y agarré sus pechos por detrás. Eran enormes y esponjosos, no sé porque no les había prestado casi atención hasta ahora, pero ya tendría más días para jugar con ellos, ahora quería esforzarme en darla un orgasmo e ir a por la siguiente. No le tardó en llegar. Se llevó una mano al coño y se acarició fuertemente mientras la seguía jodiendo. Sus piernas se tensaron y su espalda se arqueó. Estuvo a punto de desmayarse pero la sujete firmemente del pelo y aplasté contra la pared. En cuanto noté que su respiración volvía a normalizarse, la solté  y la deje que ella sola resbalara por la mampara hasta caer agotada al suelo.

Estiré la mano y agarrando a Estrella de la melena, la hice poner en pie. A ella la puse contra la pared de manera que el agua caía justo en su culo. Sin tiempo que perder, la penetré a ella también. Apenas me duró dos minutos y unas cuantas embestidas cuando empezó a correrse. Estaban todas tan cachondas a esas alturas que a poco que las follara iban a acabar corriéndose una detrás de otra, mientras a mí todavía me quedaba bastante. La deje allí y me di la vuelta, observé a Yoli e Isabel en el suelo sujetando a mi madre. Ya me había follado a las dos y las dos se habían llevado una corrida, pero no era suficiente. Señale a Yoli y la hice un gesto para que se levantara. La arrinconé contra la pared y directamente se la metí. La levante entonces de una pierna y seguidamente puse mi mano sobre el interior de su otra rodilla para levantarla por los aires y follarla de pies.

La besé profundamente. Empotrando su espalda contra la pared, podía hacer la suficiente fuerza como para sujetarla y al mismo tiempo moverme de manera que entraba y salía de ella con relativa facilidad.

—Joder, vaya semental… Nunca me habían follado así…—Me susurraba en el oído.

—Así que quieres que te deje preñada ¿eh?

—Si por favor… Préñame… Hazme un bombo…

—Ya me he corrido antes dentro de ti… Seguro que ya lo estas, perra…

Agaché el cuello y chupe sus mojadas tetas. Sus pezones sabían maravillosamente bien.

—Y si no lo estas, en la noche que te has ganado me volveré a correr dentro tuyo… Te prometo que te voy a preñar y tendrás un hijo mío…

—Si… si… hazlo…

—Y tu marido lo mantendrá. Ira a trabajar mientras yo te follo en tu cama y nuestro hijo duerme en la cuna…

— ¡Dios! ¡Me corro! ¡Me corro!—Gritó. Y se vino sobre mi polla como una bestia. Parecía una fuente.

La solté y la deje en tierra firme. Me susurro un “te amo” al oído pero a esas alturas yo ya tenía a Isabel agarrada del pelo en una mano, a Paula en la otra y no la hice caso. Miré a ambas pensando a cual follarme la siguiente, y finalmente me decidí.

—Vosotras ya estáis servidas de mi polla, haced un 69 si queréis correros más—Mire a Estrella, Yoli y Judith, que todavía se encontraban medio tiradas por el suelo de la ducha—Preparadme a la puta que me falta.

Y como si las hubieran electrocutado, saltaron del suelo y se lanzaron a por mi madre, logrando inmovilizarla, sujetándola del cuello con los brazos a la espalda y pegándola contra la pared. Estrella pasó una mano por su vientre y la hizo doblarse, poniendo su culo en pompa.

—Preparádmela—Ordené amenazando con mi polla tiesa.

Y Estrella tiro de su empapado pantalón de pijama hacia abajo, dejando su culo y su coño ante mí. Ni siquiera llevaba bragas debajo del pijama y su coño estaba rasurado por completo, como el de las putas de sus amigas que habían venido todas recién afeitadas a la caza de mi polla.

—Otra puta más—Dije azotando su culo.

Estrella me miró con lujuria y me agarró de la polla, tratando de arrimarla al coño de mi madre.

—He dicho que la preparéis a ella, no a mí—Dije tirando del pelo a Estrella y llevando su cara al culo de mi madre—Chupa de allí.

Estrella rápidamente separó las nalgas de mi madre y comenzó a lamer sus dos agujeritos. Paula e Isabel dejaron su 69 para más adelante ante el espectáculo que estaban a punto de presenciar.

—Chupádmela mientras la preparan—Y sin pensárselo dos veces ambas volvieron a mamar de mi rabo—Eso es…

Con cada una a un lado de mi polla, sus lenguas se juntaban cuando la recorrían de arriba abajo hasta llegar a besarse con mi capullo en el medio. Estrella sacó unos dedos relucientes del coño de mi madre y avisó:

—Esta lista.

Eché a un lado a Isabel y Paula y agarrándola de las caderas la penetré hasta el fondo de una sola vez arrancándola un grito que se debió escuchar en todo el vecindario. Entonces, comencé a empotrarla contra la pared.

—Eso es, fóllatela, fóllatela…—Decía Estrella mientras la agarraba del culo.

—Joder, que fuerte… el hijo y la madre… que morbo…— Decía Isabel desde el suelo.

Judith que la estaba sujetando de la cabeza la retorció el cuello y la llevo a sus tetas.

—Chúpame las tetas golfa.

—Joder, como me pone… Necesito que alguien me toqué el coño…—Decía Yoli que concentraba sus fuerzas en sujetar los brazos de mi madre.

Paula la escuché y acudió en su ayuda, colocándose detrás de ella para meter una mano en su entrepierna y masturbarla de nuevo.

—Toma polla puta, toma polla…—Gemía yo.

Isabel decidió imitar a Paula y se colocó detrás de Estrella para meterle también un par de dedos en el coño.

—Ahhh… Joder, eso es cariño, hazme unos dedos… tu sí que sabes, como se nota que quieres ser puta…

—Todas aquí somos unas putas—Reconoció honestamente Isabel.

—Pero esta la que más—Dijo Judith tirando de nuevo de la cabeza de mi madre hacia abajo, en dirección a su coño. Subió una pierna apoyando el pie en el mando de la ducha e hizo que mi madre comenzara a comerla el coño.

Con el pie sin querer volvió a encender el agua que empezó a caer sobre todos nosotros de golpe, volviéndonos a calar por completo.

—Eres una zorra… ¿Te gusta cómo te folla tu hijo?—Le decía Estrella al oído.

—Pronto seremos familia, tu hijo me va a dejar preñada—Le decía Yoli en el otro oído.

— ¿Te vas a correr dentro de su coño?—Me preguntó Isabel.

— ¿Queréis que lo haga? ¿Queréis que me corra dentro del coño de esta puta?

— ¡Si! ¡Sí!—Gritaron todas al unísono.

— ¡Échaselo dentro! ¡Como a mí!—Sentenció Yoli.

— ¿Le vais a comer el coño para sacarle mi leche?

— ¡Sí!—Volvieron a gritar— ¡Como buenas guarras que somos!

— ¡Me voy a correr joder!—Grité sin parar de bombear aquel coño que para mí ya era uno más de los tantos que me había follado durante el día.

Un coño húmedo y caliente de una puta más. En ese momento, comenzó a convulsionar en lo que parecía ser un orgasmo. Fue la gota que colmó mi vaso y yo también comencé a eyacular. Mi corrida, a pesar de ser la tercera, fue magnifica. Estaba tan cachondo y me corrí de tal manera que inunde su coño por completo. Bombeé un par de veces más y cuando saqué mi polla de su interior, estaba tan a rebosar, que varios chorros de leche cayeron al suelo.

— ¡Recoged el semen como habíais prometido!

Paula rápidamente se tiró al suelo y empezó a lamer de allí la leche mientras Estrella recogía y absorbía el semen que le goteaba del coño. Yoli se arrodillo pero para volver a llevarse mi polla a la boca.

— ¿Qué tal sabe?

—Sabe a polla mezclada con semen y coño—Dijo sonriendo.

Isabel se tiró al suelo junto a Paula para lamer lo poco que esta había dejado y besarla tratando de robarla de la boca mi semen. Judith seguía sin soltar la cabeza de mi madre que seguía lamiendo su coño sin parar.

Completamente agotado y con mi rabo perdiendo poco a poco su dureza y tamaño, golpeé varias veces a Yoli en la cara con él.

—Ve a jugar con tus amigas—Le pedí—Tienes tres coñitos a tu disposición para seguir chupando. Mi polla y yo creemos que nos merecemos un descanso.

Y dicho esto salí de la ducha, poniéndome el albornoz y dejando atrás entre gemidos a aquellas seis zorritas que de ahora en adelante serian mis clientas predilectas.


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