La sorpresa del embarazo. (Sandra IV)
En este relato les platico sobre la ocasión en la que creo quede embarazada de mi hijo, como anteriormente les había comentado, mis relatos no llevan un orden cronológico, si gustan, ustedes pueden ordenarlos o leerlos por separado, se disfrutan igual de una u potra forma.
La sorpresa del embarazo.
Tenía ya unos cinco meses de fornicar con mi hijo un día sí y el otro también, y solo un par de semanas de recién casados por lo que nuestras cogidas se habían multiplicado, al principio como aun soy una mujer muy joven y fértil, me cuide de no quedar embarazada, ya que dentro de mí imaginaba que sería terrible y era lo peor que nos podía pasar por las consecuencias que esto podría traer.
sin embargo desde nuestra noche de bodas y posteriores días de luna de miel, no me había cuidado tanto como hubiera deseado, me dedique a disfrutar de nuestros días como recién casados, como una pareja normal de esposos, por lo que estaba sumamente nerviosa al notar que mi periodo se atrasó por una semana, empecé a actuar preocupada, ya no disfrutaba tanto estando con mi hijo, y de hecho reduje los encuentros sexuales que teníamos, dormíamos juntos pero trataba de buscar pretextos para no coger con él, él se percató de esto por lo que constantemente me preguntaba que me pasaba, a lo que yo solo respondía que no era nada, que estaba cansada y que solo necesitaba que me abrazara muy fuerte, así que un día rápidamente corrí a comprar una prueba casera de embarazo, temerosa me encerré en el baño para realizarla, la espera fue desesperante, pero el alivio fue enorme cuando después de unos minutos la prueba dio negativo, empecé a llorar como loca, no sé si de felicidad o por la tranquilidad de saber que no estaba en cinta.
Esa noche, estábamos acostados mi hijo y yo en nuestro lecho de amor, yo estaba acurrucada hecha bolita y el me abrazaba por la espalda, mi trasero sentía claramente la dureza de la hermosa verga que tanto placer me había dado y que, de igual manera me había provocado un susto enorme los últimos días, a pesar de que deseaba tener esa verga entre mis piernas perforando mi dulce vagina, aún estaba pensativa y ensimismada por los días aciagos que había vivido imaginándome preñada de mi propio hijo, él, me apretó a su cuerpo dulcemente, por lo que mi trasero se acoplo más a su palo, como estaba totalmente desnudo, sentía muy bien su piel caliente al hacer contacto sobre la mía, yo llevaba puesto un babydoll transparente de color negro que dé pie, apenas y me cubría mi tanguita, por lo que así acostada como estaba, dejaba totalmente al descubierto mi trasero mostrando mi tanguita negra de encaje que llevaba puesta y que estaba totalmente en contacto con la preciosa verga de mi hijo.
“¿Mamita que te pasa?” me pregunto, yo no le respondí, al contrario apreté mi cuerpo para hacerme más chiquita, era como una niña indefensa completamente asustada y atemorizada, con las lágrimas a flor de piel, suavemente me dio un beso en la mejilla y comento, “ encontré la prueba de embarazo ” yo empecé a llorar como niña, me lleve las manos al rostro y me cubrí la cara desesperada, lo siento hijo, tengo miedo, no sé qué va a pasar con nosotros, el me tomo de los hombros y me dio la vuelta para quedar de frente, viéndonos a los ojos, ahí estaba mi macho, mi esposo, mi niño, y a pesar del miedo que sentía, no podía dejar de desearlo, tan fuerte era la perra en mí que me dominada, sabía que no podía estar separada de mi hombre, de su verga, “ no tienes por qué asustarte Sandra, es normal que una pareja que se ama, que se desea y que coge tanto como nosotros, pueda quedar embarazada ”, “ si, pero tú y yo no somos una pareja normal ” respondí, “¿a qué te refieres, es que no me amas, no me deseas, no quieres pasar conmigo el resto de tu vida?” cuestionaba mi hijo, “ claro que lo deseo mi vida, estar contigo siempre es lo que más anhelo, pero tú y yo somos madre e hijo ”, un poco serio contesto “ ¿es eso?, que somos madre e hijo, pero también somos un hombre y una mujer, somos una hembra y un macho, que no tienen miedo de demostrarse su lujuria el uno por el otro, ¡si somos madre e hijo!, pero también somos marido y mujer, tú te casaste conmigo por voluntad propia, para ser algo más que mi madre, para ser mi hembra mi amante, y como mi hembra que eres es tu obligación darme hijos ”, “ perdóname mi amor pero tengo miedo ”, “ no debes temer Sandra, yo estaré contigo por el resto de nuestras vidas, formaremos una familia feliz, y tendremos hijos como cualquier pareja ”, “ hijo, yo sé que estaremos siempre juntos, y que seremos felices, pero y si nuestros hijos pagan las consecuencias “, “ ¿eso te asusta Sandra?, no te preocupes máma, lo que tenga que ser será , quítate esos pensamientos de tu cabeza, y mejor piensa en nuestra familia y en lo felices y afortunados que seremos cuando seamos padres.”
Eche a llorar como quinceañera escondiendo el rostro en el pecho de mi hijo, él tenía razón éramos una pareja de esposos, había sido yo la que le sugirió que debíamos casarnos, y ahora no podía negarle la posibilidad de ser padre, el miedo se transformó en felicidad imaginando que sería la madre de los hijos de mi hijo, que quedaría preñada por mi propio hijo, y que luciría mi panza con orgullo, sabedora que llevaba en mi vientre al hijo de mi hijo, al fruto de nuestro amor y de nuestra lujuria.
Su mano tomo mi barbilla y alzo mi cara, me dio un tierno beso y con la otra mano seco mis lágrimas, “tienes razón hijo, no debo de preocuparme más que por hacerte feliz, y si eso conlleva darte un hijo, así será”, su beso paso de ser delicado y tierno a salvaje y fuerte, a querer devorarme, su lengua entraba en mi boca en busca de la mía, mordía mis labios y mi lengua con la intención de arrancarla y de que nunca le diera a alguien más esa lengua que tanto placer le brindaba, mi mano ya se encontraba apretando su garrote, por debajo de las sabanas empecé a frotar la verga desesperada por sentirla, mi coñito empezó a gotear exigiendo guerra, exigiendo ser perforada y violentada por el mástil de mi bebe, el descubrió uno de mis senos y ávidamente se aproximó a mamar ese bombón materno y dulce que tanto le fascinaba, su lengua mordía mi pezón, lo lengüeteaba y lo lamia, yo solo pujaba de placer, mi mano seguía masturbando esa hermosa verga, no aguante más, me incorpore y me decidí a montar a mi macho.
Me senté sobre el e introduje de un solo golpe su enorme palo en mi encharcado coñito, sentí cada centímetro de la verga de mi niño perforarme la puchita, y me quede así, sentada sobre él un instante, con la vagina llega de carne, al mismo tiempo besaba a mi hijo, mordiendo su labios, preguntándole quien era su perra, “tu mamita, tu ” respondió el , “ solo tú eres mi perra, mi puta” , empecé a moverme suavemente sobre la verga del niño, lento, gozando cada entrada y salida, “yo soy tu perra ” le repetí, “soy un perra en celo, necesito que me cojas y que me preñes, ¡vas a embarazarme ahora cabrón!, ¡vas a cumplir con tu tarea de macho! ”, acelere mis movimientos, cada vez más rápido, sentía la verga entrar y salir, lo estaba montando como una amazona a su caballo, mi coño se mojaba cada vez más y mi hijo agitado me dijo “no aguanto mami , me vengo, me vengo ”, “ hazlo dentro cabrón, lléname el coño con tu leche, que no se desperdicie nada, hazme un hijo .”
Los chorretazos de mi esposo llenaron mi útero con la finalidad de fecundarme, de engendrar un hijo fruto de nuestro incestuoso amor, me quede sentada sobre el un rato más, para asegurar que su semilla permaneciera en mí, me desmonte de mi hijo y vi su verga, aun semi erecta mantenía un considerable tamaño, estaba cubierta de mis jugos de hembra, y de su semen por lo que, con lo caliente que estaba, me prendí de ella como una bebe a su mamila, “ esto no debe desperdiciase” le dije , “lo que no se quedó en mi coño, me lo trago por la boca, de uno u otro modo me vas a preñar ”, mi hijo se carcajeo por mi comentario, pero eran más fuertes mis mamadas a esa mamila llena de leche que empezó a jadear y aullar como perro, la verga ante mis caricias recupero su tamaño, y la pude seguir degustando más fácilmente, “ ponte como perra mama, te quiero coger como lo que eres, ¡mi perra en brama!, quiero preñarte así, como una perra, para que cuando estés en cinta, te acuerdes de tu condición de perra preñada ,”, yo obedecí y rápidamente me puse en cuatro patas sobre la cama, el dio dos lengüetazos a mi chochito mojado por su corrida anterior, y me ensarto la verga sin compasión, me bombeaba rápidamente, esta vez era el quien me montaba y yo la montada como si de una perra se tratara, como si dos perros se estuvieran cruzando para engendrar, el orgasmo me alcanzo y perdí las fuerzas por el placer, caí de bruces sobre el colchón mientras mi hijo seguía perforándome, unos minutos después , sentí su segunda corrida llegar aún más profundo que la primera, su leche caliente se introdujo en mí, dentro de mi calentura alcance a gritarle a mi hijo, “¡¡préñame, cabrón, embaraza a la puta de tu madre!!” , apreté el coño para que nada de esa deliciosa leche se derramara, ni su verga se escapara de su estuche de piel, nos recostamos abrazados, besándonos, felices, riéndonos el uno para el otro, el sobaba mi abdomen aun plano, suavemente, como si supiera que en ese momento hubiera quedado preñada por la leche que me inyecto ,” gracias mamá, eres grandiosa, mi puta, mi perra ”, yo solo lo seguía besando dulcemente por toda la cara, también agradeciéndole por estar conmigo, toda la noche y los días siguientes nos la pasamos fornicando como animales, solo bastaba con toparnos en la casa para empezar a aparearnos como poseídos, un mes después me realice una prueba más de embarazo, esta vez, mi macho estaba conmigo, juntos esperamos nerviosos el resultado, yo vi primero la prueba y nuevamente empecé a llorar, pero esta vez de felicidad, estábamos embarazados, mi hijo me había preñado, él, feliz, como macho orgulloso tomo a su hembra a la altura de mis nalgas, y me levanto en el aire mientras me daba un tierno beso, actualmente tengo 4 meses de embarazo, veo en el espejo como mi pancita empieza crecer coquetamente, y una sonrisa de satisfacción ilumina mi cara, mis senos y mis nalgas también están aumentando de tamaño, lo que hace que ni hijo se prenda, aunque no sé qué lo calienta más, que mis tetas estén más grandes y jugosas, que mis nalgas estén más apetecibles y cogibles, o mi vanidosa pancita de embarazada, lo que si se es que la ración de verga que le da a su madre no ha disminuido, al contrario, me he beneficiado de mi estado para poder gozar más como la puta que soy, estoy feliz y realizada me siento más hembra debido a que estoy esperando al hijo de mi hijo.