La sorpresa de mi chica Nº13 y el baloncesto

Después de un partido de baloncesto decepcionante, me llevo una serie de buenas alegrías que no me esperaba para nada.

ípico partido de baloncesto de un domingo por la tarde. Jugábamos fuera de casa, en un campo que no tenía pabellón sino que era un colegio, con unas canchas de baloncesto y unos vestuarios. El partido lo perdimos de 4 en los últimos minutos y yo estaba muy cabreado con cómo había respondido mi equipo en los últimos minutos del partido.

Durante el partido, había un equipo femenino de baloncesto que jugaba justo después de nosotros y la verdad que había un par de chicas muy guapas, y de muy buen ver. Como estaba jugando no le daba mucha importancia a lo que hacían las chicas, que estaban sentadas en unos bancos al lado de la cancha, pero es cierto que alguna que otra miradita "pícara" se me escapa hacia alguna de ellas, y lo que me sorprendió es que ellas también me respondían con esa mirada, es más alguna me lanzaba besitos entre las risas de sus compañeras.

Cuando acabó el partido mis compañeros y yo tuvimos una discusión en el vestuario en la que el tono de voz se elevó por encima de lo normal. Como la gente estaba muy mosqueada se fueron rápidamente cada uno por su cuenta y yo me quedé en el vestuario para darme una ducha y despejarme un poco de lo que había sucedido.

Me desnudé, cogí la toalla y me fui a las duchas, la verdad que me sentó de lujo. Mientras estaba en la ducho se podían oír los gritos, los pitidos y los aplausos del partido de las chicas y pensé en quedarme luego un rato para ver cómo jugaban. Mientras continuaba en la ducha escuché que se abría la puerta del vestuario y rápidamente se cerró. Pensé que sería que sería alguien que quería entrar y al escuchar el ruido de la ducha se habría ido.

Al acabar la ducha, me puse la toalla rodeándome la cintura, tapaba lo justo ya que es una toalla pequeña para que no pese mucho. Cuando salí de la ducha me encontré con una de las chicas del equipo femenino que estaban jugando, sentada al lado de mi mochila y jugando con mis zapatillas. La chica era castaña, de ojos claros, tenía un color de piel muy clarito, era muy blanca y tenía un cuerpo bonito, ni muy delgada ni entradita en carnes, estaba muy bien y además en la camiseta podía ver que llevaba el 13.

-¿Qué haces aquí?

-Sabes, habéis jugado muy bien, lástima esas últimas jugadas, una pena el resultado final.

  • Vale, pero ¿qué haces aquí? Me estoy duchando ¿sabes?

-Y personalmente me parece que has hecho un partidazo y hay que ver como las enchufas de tres ¿eh?

-Gracias, te repito que me estoy duchando y me gustaría un poco de intimidad para cambiarme y esas cosas...

-Y luego os he oído discutir en el vestuario, menudas voces que dabais, ¿todo bien? he oído muchos insultos y demás...

-Sí, bueno, cosas que se dicen en caliente, ya sabes. Por favor, ¿me dejas que me cambie?

-Y como he oído eso, he pensado que estarías triste, y no me gusta que la gente esté triste, me gustaría poder animarte un rato... no sé si me entiendes...

En ese momento la chica se levantó, pude ver que era alta, aproximadamente mediría 1,80, se acercó a mí, me abrazó muy fuerte, y comenzó a darme pequeños besos en las mejillas. Yo estaba inmóvil, no me creía lo que estaba pasando. Mientras seguía dándome besos por las mejillas, se iba acercando cada vez más a mi boca hasta que llegó y me dio un beso muy apasionado. Le respondí y nos besamos muy apasionadamente, comenzó a acariciarme la espalda, el pecho y poco a poco me iba llevando hacia un lado del vestuario hasta que llegó a la pared. Me empujó y me senté en el banco, ella se sentó encima de mí. En ese momento yo estaba muy excitado y claro está, tenía la polla muy dura, ella se dio cuenta y comenzó a moverse lentamente de adelante a atrás rozando su coñito con mi polla que cada vez se ponía más dura y crecía más y más. Seguimos sentados y comencé a tocarle sus tetas, a sobárselas, no eran muy grandes, eran perfectas, duritas y redonditas, bajé las manos hacia su culo, tenía un culo muy durito y respingón, me ponía muchísimo.

De repente la chica paró, se levantó y me dijo:

-Me pones muchísimo, es una lástima que tenga que volver al partido, pero no te puedo dejar así, ¿qué quieres que hagamos?

-¡Fóllame!

-No, follarte no puedo, porque tardaría demasiado y las chicas se mosquearían... Pero sé que puedo hacer...

Me miró con una cara pícara de zorrita total, sacando la lengua y pasándola por sus labios. Se acercó a mí y se arrodillo, me quitó la toalla y comenzó a tocar mi polla, a acariciarla, empezó a hacerme una de las mejores pajas que me han hecho nunca, la tía parecía toda una experta. En un momento en el que mi excitación era máxima, cerré los ojos para disfrutarlo mejor y ella aprovechó la ocasión para meterse mi polla en su boca de un golpe. Me sorprendió tanto que apunto estuve de correrme de golpe, pero aguanté. La chica hacía movimientos lentos pero muy profundos veía cómo se metía toda mi polla en la boca, no quedaba nada fuera, tocaba mi tripa con su nariz cada vez que succionaba. Comenzó con un va y ven de movimientos arriba abajo con un ritmo muy constante, poco a poco aumentaba la velocidad, y a la vez me masajeaba los huevos con su mano y con la otra se tocaba ella misma su coñito por dentro del pantalón. Paró de golpe y comenzó a darme pequeños mordisquitos en la punta de la polla que me producían unos espasmos de placer brutales. Seguía con la mamada ahora me lamía toda la polla desde el glande pasando por el tronco hasta llegar a mis huevos y subía, no para, y ella seguía tocándose. En eso que se separa un momento y me dice:

-Quiero que te corras...

Siguió chupando, yo estaba a punto de correrme cuando la chica sacó su mano de su coñito y me puso los dedos en la boca. Pude saborear ese manjar ese sabor que tanto me gusta, y eso fue el clímax. Mientras me chupa el capullo y me pajeaba acabé por correrme dentro de su boca, fue una corrida monumental, no para de soltar leche y ella no dejó que se derramara nada, se tragó absolutamente toda mi leche. Incluso cuando ya me había vaciado ella continuaba chupando y pajeando. Hasta que se separó, se levantó, se limpió la comisura de los labios con la lengua, se chupó los dedos que habían estado en su chochito, me giñó un ojo y se fue a jugar el partido.

Me quedé 5 minutos sin reaccionar, asimilando lo vivido. Una vez recuperado el aliento me vestí, recogí toda mi ropa, y salí del vestuario. Fui a ver cómo iba el partido de las chicas y en cuanto vi a la chica que estaba en el banquillo me giñó un ojo lanzándome u beso y me hizo el típico gesto de "llámame". Yo la devolví el beso y me fui.

Una vez en el bus, cogí mi móvil y pude ver que me ella me había dejado su número de móvil grabado en la agenda del teléfono, esto me encantó y me alegró el resto del día. Pero esa no era la única sorpresa. Cuando fui a la carpeta de fotos vi un archivo de más, y era una foto de mi "chica 13". En ella salía de pie, en el vestuario sin camiseta ni sujetador pero se tapaba con el brazo sus tetas tan perfectas, además por si fuera poco, salía poniendo esa cara que tanto me ponía, giñándome un ojo y sacando la lengua.

Al llegar a mi casa, pasadas un par de horas, me decidí por mandarla un mensaje y bueno... eso os lo contaré en otro relato.