La sorpresa de mi amo
Tríos, sodomía, bondage y sumisión. Todo mezclado en una relación Amo-esclava.
-Acabo de aterrizar. En media hora estoy en casa.Ya sabes que tienes que hacer. Un sms llegado a mi movil me sacaba de mis pensamientos. En treinta minutos mi amo llegaba a mi casa y debía de prepararme para él. Tenía media hora escasa para estar lista. Aunque yo, la verdad, siempre estaba lista y dispuesta para mi amo. Mientras me desnudaba y me metía en la ducha, pensaba en el momento en que mi amo llegase y me hiciese suya como la perra que he llegado a ser y que él me ha convertido. Pensaba en la semana que ha estado de viaje y que no hemos estado juntos. Pensaba en la semana de abstinencia que he tenido, que mi amo me ha ordenado que no tuviese relaciones, ni siquiera que llegase a masturbarme. Pero él me llamaba todos los días y a través del auricular me decía obscenidades, llegando incluso a mojar los labios de mi coño en varias ocasiones, pero sin llegar a tocarme, lo cual lo tenía prohibido por mi amo. No quería que tuviese un orgasmo, ya que sólo debía de tenerlos con él o cuando él me lo ordenase. El agua caliente corría mi cuerpo, y lentamente dejaba caer el gel con aroma a flores tropicales que él me trajo en su último viaje. Recordaba cómo he estado toda la semana esperando esta órden y este momento. Tanto que me llegaba incluso a mojar mis labios vaginales de pensar en la follada que me espera por parte de mi amo. En toda la semana, y por órden de mi amo, no he usado bragas, ni siquiera un tanga, y siempre he ido a trabajar en minifalda y top. También es de agradecer, ya que el calor en estas fechas veraniegas, es insoportable en la ciudad. Tan cachonda estaba de saber que no usaba bragas y de que alguien se diese cuenta, que notaba como mis flujos vaginales, corrían por mis muslos hacia mis pies, debiendo de juntar mis piernas en varias ocasiones para que no se notase a la vista de los demás. Una mañana, en el autobús de línea hacia el trabajo, tuve un encuentro un poco caliente, aunque esperado. Un hombre, aprovechando la aglomeración del autobús, se acercó por detrás de mí y se me pegó por la espalda, haciéndome notar el tamaño tan abultado de su entrepierna: -No te des la vuelta -me dijo, en el mismo momento en que empezó a meterme mano en mi muslo-. Veo que tu amo no te ha escogido al azar. Eres guapa, estás buenísma, tienes buenas piernas, unos pechos que dan ganas de apretarlos con las dos manos, y eres una perra obediente, ya que no llevas bragas. Esto lo supo en el mismo momento en que me tocó el muslo, ya que estaba mojadísima por el morbo de ir sin bragas al trabajo. Pero también porque empezó a subir lentamente su mano hacia mi coño y llegó a tocar el interior de mis labios, haciéndome suspirar en un gemido silencioso pero intenso, ya que llevaba días sin tocarme, y tenía ganas de sentir unos dedos acariciándome mi vagina. -Y estás toda mojada. Normal en una zorra como tú. Espero que le hayas hecho caso tu amo y no te hayas corrido en toda la semana, y no lo hagas hasta que no vuelva él, porque te espera una sorpresa. Sí, sabía que me esperaba una sorpresa, ya que mi amo me lo recordaba todos los días que hablábamos por teléfono, y estaba ansiosa, ya que siempre que me ha sorprendido ha sido de una manera muy satisfactoria, sexualmente hablando, pero, ¿cómo sabía todos esos detalles mi desconocido asaltante de autobús? ¿Quién era este señor que sabía que no llevaba bragas y que sabía que no debía de correrme sin el consentimiento de mi amo?. -Y depilada, como a mí me gusta. Muy pronto disfrutaré yo de ese coño inberbe y chorreante de líquidos. Y de este culo tan apretado también, PUTA. Ésto último lo dijo en el momento en que me metía un dedo en mi culo, lubricado con mis propios jugos, y en el momento en que el autobús abría las puertas para bajarse en esa parada. Y se marchó dejándome con la duda de quién era, de cómo sabía tantas cosas sobre mi y mi amo, de porqué iba él a disfrutar de mi coño y de mi culo y dejándome al borde de un orgásmo como nunca hubiese tenido, ya que el morbo de que alguien se hubiese dado cuenta de la situación me dejó cachondísima. Me pasé un aceite hidratante por todo mi cuerpo, especialmente por mi entrepierna y mi culo, y no pude evitar notar lo mojada que estaba, y no precisamente por la ducha que me había dado. Me vestí como me había dicho mi amo que lo hiciera, con un vestido de tirantes, con abertura delantera y sin ropa interior. La verdad es que me sentía muy comoda así. Y me arrodillé en el recibidor de mi casa de espaldas a la puerta de entrada. A esperar. Y esperé. No se cuanto tiempo, pero me pareció eterno. Hasta que oí como una llave entraba en la cerradura de la puerta y ésta se abría. Oía cómo alguien se acercaba a mi y sin dejar que lo viese, me puso una venda negra en los ojos y me quedé totalmente a oscuras. Luego, acercó su boca a mi oreja y me dijo: -Hola, Zorra -era la voz grave y autoritaria de mi amo. Y empecé a excitarme-. Te dije que te tenía preparada una sorpresa y te la he traído hoy. Espero que te guste. Y espero que hayas sido obediente y me hayas hecho caso y no te hayas tocado en toda la semana que no he estado. -Sí, mi amo. He sido una perra obediente -logré decir con una voz temblorosa, más por la excitación que por miedo. -Veamos si has hecho caso de lo que te he dicho que hicieses. Y así, arrodillada como estaba, me hizo separar un poco las piernas, metió su mano debajo de mi vestido y comprobó que no llevaba bragas, y por supuesto, lo mojada que estaba. Me desabrochó el vestido y dejó caer sus tirantes y me quedé totalmente desnuda. -Abre la boca, zorra. Lo hice y pude notar cómo acercaba su polla a mi boca e intentaba meterla dentro. Y digo intentaba porque no entraba, porque no era la polla de mi amo. ¡¡HABÍA ALGUIEN MÁS!!. Esta polla no era la polla de mi amo, era mucho más gruesa y casi no me cabía en la boca. Tuve que hacer un esfuerzo máximo para abrir mi boca y poder meter el capullo grueso de aquella polla desconocida. Esta era mi sorpresa y empezaba a gustarme. Como pude, empecé a succionar aquel glande, el cual empezaba a emanar líquido preseminales. No pude saber aún si era también largo, ya que mi amo no dejaba que lo tocase, "Sólo chupa, puta", decía. Y yo obediente, chupaba y chupaba, y como podía, entre la comisura de mis labios, tragaba algo de aire para poder respirar. -La mano de Juan ya la conociste la otra mañana en el autobús. Ahora ya conoces también su polla. ¡Era el desconocido del autobús! ¡Él era mi sorpresa! Y por eso sabía tantas cosas de mi y de mi amo, y sabía que hoy era el día en que volvía de viaje y vendría a mi casa. Por eso dijo que pronto me probaría. ¡Dios, que morbazo! Esto sólo hacía que ponerme más cachonda de lo que estaba, y no dejaban de fluir líquidos de mi coño. Estaba a punto del orgasmo, pero mi amo no me lo había ordenado aún, así que no debía de correrme. Aunque la cosa estaba difícil. Pasaba mi lengua por aquella polla en toda su extensión, y ahora comprobé cuan larga era, y era acorde a su grosor. Unos 26 cm. le calculé, y creo que no me equivoqué ya que soy experta en cálculo de pollas con la lengua, ya que soy una experta mamadora. Chupaba, mordía, lamía y volvía a chupar, no me cansaba de aquella polla gruesa, dura y venosa. Se notaba que Juan, que ya no era un desconocido, también había pasado unos días de abstinencia esperando este momento, ya que tenía la polla durísima y no paraba de sacar líquidos por la punta del capullo. Mi amo me tomó de la mano, y sin dejar de mamar la polla de Juan, me la colocó en su polla y empecé a masturbarle, pero.... un momento, esta polla.... ¡ESTA POLLA TAMPOCO ERA LA POLLA DE MI AMO!. Era larga, y también estaba durísima, pero era más delgada que la polla de mi amo y tenía una erección terrible, casi le tocaba la barriga de lo empinada que estaba. ¡Esto sí que era una sorpresa! Otro desconocido, y esta vez sí que lo era, ya que ni siquiera se había presentado. Mi amo se acercó a mi oreja y me preguntó: ! -¿Te gusta la sorpresa, puta? Sabía que te iba a gustar, y sabía que eras la puta que me pensaba y por eso eres mi esclava. Porque te gusta que te follen sin importarte quién o quiénes lo hagan, sólo quieres que te follen, zorra. Mientras me decía esto, empezó a acariciarme el clítoris, que a estas alturas, y después de una semana sin masturbarme y sin dejar de fluir mis líquidos, estaba hinchado y muy sensible. Tanto que al primer roce de sus dedos en mí, casi me corro al instante, pero logré controlar mi orgasmo. Mi amo, se tumbó debajo de mi, y mientras yo iba alternando las pollas de mis dos nuevos amigos, él empezó a hacerme un cunni-linguis que pensaba que me moría de gusto. Empezó a pasarme la lengua por toda mi raja mojada, me mordía los labios vaginales, penetraba con su lengua en su interior y yo entre chupadas de polla y masturbaciones a la otra polla, no dejaba de contorsionarme de placer y gemir de gusto. Hasta tal punto que saqué la polla que tenía en ese momento en mi boca y le supliqué a mi amo: -¡¡NECESITO CORRERME!! ¡¡UUUUUUUUUUUUMMMMMM!! ¡¡VAS A MATARME DE GUSTO!! ¡¡SIIIIIIIIII!! Por favor, déjame correrme, te lo suplico. Y Juan y su otro amigo empezaron a reirse: -¡JAJAJAJAJAJA! La tienes bien enseñada. Te pide permiso y todo para correrse, la muy puta. Y entonces mi amo me dijo: -Claro que sí, puedes correrte ahora, y así me beberé todos tus líquidos. -¡¡¡¡SSSSISIIIIIIII, DIIIIIOOOOOOOSSSSS, QUEEE GUUUUSSSTOOOOOOO!! ¡¡ME CORROOOOOOOOOOOO!! AAAAAAAHHHHHHH, UUUUUUUUMMMMMMM. ¡¡QUÉ BUENOOOO, DIOOOSSSSS MÍIIIIIIIOOOOOO!! Y me descargué en una corrida tremenda, como hacía mucho tiempo que no tenía, como hacía mucho tiempo que deseaba tenerla, agarrándome a las dos pollas fuerte con mis manos y sin dejar de gritar y tener espasmos. Dudo que mi amo lograse beberse todos mis flujos, ya que estuve soltanto líquidos como por espacio de un minutos más o menos, durante todo el tiempo que duró mi orgasmo. Aún me temblaban las piernas cuando entre los dueños de las pollas que tenía aferradas a mis manos, lograron ponerme de pie a duras penas, y casi sin dejarme tomar aliento, Juan me levantó en volandas, me hizo cruzar mis piernas por detrás de su espalda y poco a poco fue dejándome caer sobre su polla enhiesta. Ahora sí logré saber todo lo gorda que era. Poco a poco fue clavándose en mi, sintiéndola como rozaba por las paredes de mi coño, sintiendo cuán gorda era, y lográndo clavarse hasta la base de su polla. Y así, de pie, empezó a follarme, despacio, para que me acostumbrase a su grosor. No le costó mucho meterse dentro de mi coño, ya que lo tenía empapado de la gran corrida que acababa de tener, pero aún así noté como los labios de mi coño abrazaban su polla como si fuese un anillo opresor. Poco a poco iba aumentando el ritmo, y yo cada vez me movía más rápido. Mis tetas se movían arriba y abajo, empezaba a ponerme cachonda otra vez. De pronto el otro desconocido me cogió por detrás, puso mis manos en mis tetas y empezó a acariciarme los pezones, que estaban durísimos, por cierto, al mismo tiempo que refregaba su polla contra mis nalgas. Me encantaba que me masajeasen las tetas, y en especial lo pezones. Me volvía loca. En esas estaba yo, disfrutando de la follada que me estaba dando Juan, y casi por disfrutar del segundo orgasmo que era inminente, cuando noto que para de follarme pero no la saca. El desconocido que tenía a mis espaldas, suelta mis tetas, se agacha y empieza a lubricarme el culo con su lengua. Empieza a pasarme la lengua por la raja de mi culo, escupiendo en mi agujero y entreteniéndose con la punta de la lengua en él. Empieza a dilatarlo primero con la lengua y luego introduciendo un dedo, pero decide no entretenerse mucho y se pone de pie y se aprieta a mi espalda. Noto como apolla la punta de su glande en el agujero de mi culo y empiezo a notar como su polla se abre camino a través de los esfínteres de mi ano, y como poco a poco va entrando primero su cabeza y luego todo el cuerpo de su polla. La situación no puede ser más morbosa. Yo, desnuda, con los ojos tapados, en volandas entre los cuerpos de dos desconocidos, siendo doblemente penetrada por mi coño y por mi culo a la vez, y teniendo unas sensaciones como nunca antes las había tenido. -¿Te gusta, eh, zorra? -mi amo. Me había olvidado de él completamente. Sólo me preocupaba en disfrutar del momento, de las dos pollas que me estaban penetrando en ese momento, y que hacían que me sintiese llena por completo. Aunque en un primer momento, me dolía un poco la penetración anal, pronto me acostumbré a ella, ya que estaba recibiendo uno de los mayores placeres que podía tener en ese momento. Empezaron a bombearme otra vez, a ritmo los dos, subiendo y bajando por esas largas y duras pollas, y volviéndome a mojar otra vez. Y esta vez iba a correrme sin ni siquiera poder pedir permiso a mi amo. -¡AAAAAAAHHH, SSSSIIIIIIIIII, QUE GUSTO! Dos pollas para mi, para mi goce y disfrute. Gracias, mi amo. -No, zorra -dijo mi amo-. No te equivoques. No son dos pollas para que tú disfrutes. Tú eres para que disfruten mis amigos, y a partir de hoy, podrán disfrutar de cada uno de tus agujeros cuando ellos quieran. Y deberás de estar dispuesta para ellos cuando se te ordene. No me tienes que dar las gracias por las pollas, me tienes que dar las gracias por dejar que te follen esas dos pollas, puta. -¡SSSIIIIIIIIIIIII!, gracias, mi amo, por dejaaaaaaaaar que me foooooolleeeeeen (aaaaaahhhhh) estas dos poooollas (uuuuuuummmmmmm). Voy a correrme aaaaaaahhhhhh sssiiiiiiiiiiiiiiiiiii. ¡¡ME CORROOOOOOOO OTRA VEEEEEEZ!! ¡¡AAAAAAAAHHHHHHH!! ¡¡QUE BUENO, QUE GUUUUUSSSSSTOOOOOOO!! -Es una puta muy buena, tu esclava, y folla de maravilla -dijo el desconocido. Era la primera vez que le oía la voz. Yo aún seguía con los espasmos de mi segundo orgasmo, cuando noto que la polla de Juan, que me estaba dando una follada de campeonato, se hincha más de lo que estaba y empieza a escupir dentro de mi coño su esperma caliente. Uno, dos, tres, cuatro, cinco,...... seis chorros o más llegó a soltar dentro de mi coño. Su semen caliente llegó hasta el fondo de mi cueva y notaba como se me escurría junto con los efluvios de mi orgasmos por mis piernas hacia abajo. Pero él seguía bombeando, no se le bajaba la erección y eso me estaba volviendo loca, me estaba matando de placer, ya que su amigo aún seguía dentro de mi culo, y no daba muestras de querer salir. Sin sacar las pollas de mi interior, me llevaron en volandas hasta la cama. Juan se tumbó de espaldas y yo quedé encajada en él y en su amigo, formando un perfecto sandwich, pero ahora, el desconocido que estaba en mi culo me tenía a su antojo y ahora me estaba dando una enculada de órdago. -¡JODER, QUÉ POLLA TIENES! Me encanta que me folles el culo. AAAAAhhh, joooooodeeeeeer, me partes en dos. Asíiiiiiiii, dame fuerte, fóllate mi culo. -Pero qué tía más puta que tienes, jajajajajaja. Mira cómo pide más, la muy zorra. La respiración del desconocido cada vez era más rápida y se notaba que su orgasmo era inminente. -Te voy a llenar el culo con mi leche, putaaaaaaaa. ¡¡TOOOOOOOMAAAAAAA, ZOOOOORRAAAAAAAA!! AAAAAAAHHHHH. Y empezó a descargar dentro de mi culo toda la leche de sus huevos, que debía de tenerlos bien llenos, porque cuando se salió de mi interior, noté cómo tenía el culo tan lleno de leche que algo se salió y cayó hacia mi coño, donde aún estaba la polla erecta de Juan. -¿Te ha gustado mi sorpresa, perra? -dijo mi amo-. Pues no crea que esto ha acabado aún. Tengo algo más para ti. ¿Lo quieres, zorra? -Síiiiii, mi amo -yo estaba rendida después de mis dos orgasmos, que aunque sólo hubiesen sido dos, pero con la semana de abstinencia y tan caliente como iba, habían sido dos orgasmos intensísimos. -Escucha lo que tengo preparado para ti. Oí el tintineo de unas cadenas. Me pusieron de pie, aunque mis piernas casi no me respondían, por ellas empezó a caer todos los flujos que tenía en el interior de mi coño y de mi culo. Me acercaron a una pared, me pusieron de pie cara a ella. Me cojieron los brazos por las muñecas y me los esposaron con una especie de grilletes, al igual que mis tobillos. Sujetaron las cadenas que llevaban estos grilletes a la pared y empezaron a tirar de ellas de tal forma que quedé totalmente abierta de brazos y piernas de cara a la pared. Por último me busieron en la boca una especie de gag-ball. -No temas -me susurró mi amo-. Ya te dijo Juan que iba a disfrutar de este culo que tienes, y para evitar que puedas escapar, mejor así sujeta y calladita. No me lo podía creer. Si casi no me podía meter esa polla en la boca, si venía muy justa cuando estaba en mi coño, ¿cómo pretendía meterme eso en mi culo? Me lo iba a dejar peor que un bebedero de patos. Iba a estar adolorida durante una semana, si lograba meterme ese pedazo de pollón dentro de mí. Pero yo iba a demostrarle a mi amo que soy su esclava fiel y obediente y no iba a defraudarlo. Juan se acercó a mi por detrás y empezó a refregar su cuerpo contra mi espalda, notando yo lo dura que seguía su polla. Empezó a lamerme el cuello y a mordérmelo, y a tocarme las tetas, apretándome los pezones, y notaba como su polla pasaba por la raja de mi coño y se encastraba en los cachetes de mi culo, y volvía a mi coño, y regresaba a la entrada de mi culo. Así estuvo como por espacio de cinco minutos, acariciándome mis pechos y pasándome la polla por mi entrepierna. Intentando relajarme. Y digo intentando ya que yo estaba más pendiente de cuando se iba a decidir encularme con su polla monstruosa. En un momento dado me soltó y noté como abría un bote, supongo que de lubricante, se echaba en la mano y la pasaba por mi culo y luego se ponía en su polla. Apuntó su cabezota a la entrada de mi culo y empezó a empujar, despacio, pero sin pausa. Así iba notando cómo entraba ese ariete en mi interior, como centímetro a centímetro se abría paso a través de mis entrañas y no paraba para que me acostumbrara a su tamaño. -¿La sientes? ¿Sientes cómo te penetra mi polla, zorra? Me encanta este culito tan apretadito que tienes, puta. A pesar de la enculada que me había dado antes el otro desconocido y del lubricante que me había aplicado antes de empezar a encularme, la polla de Juan me estaba produciendo un dolor terrible. -GGGGGRRRRÑÑÑÑÑÑÑÑÑ, UUUUUUUUUMMMMMMPPPPFFFFFF. GGAAAAAAAGGGGGRRRRR. Yo no podía hacer otra cosa nada más que gruñir y esperar a que estuviese toda dentro para empezar a bombear y que se pasase este dolor tan tremendo. No podía moverme ni podia gritar. Estaba a su merced. Al fin noté su pubis tocar mi culo y ahora sí que me sentía llena. Tenía el culo abierto en canal, y notaba toda su polla dentro de mi. Y en ese momento empezó a encularme. -Toma, zorra, se que te gusta que te enculen y se que te folle yo el culo. Lo estás disfrutando, puta. Pues vas a disfrutar durante un buen rato, ya que esta vez no voy a correrme tan rápido. Era lo que me temía, ya que no hacía ni quince minutos que se había corrido por primera vez y ahora iba a durar más que antes. Menos mal que el dolor iba remitiendo e iba dando paso a un placer inigualable. Me encanta que me enculen, me encanta que me den por el culo, y en ese momento estaba disfrutando al máximo. -GGGGJJJIIIIIII, AAAAAAAAGGGGHHH, UUUUUUUUUUUMMMMMMMMM -no podía ni articular sonidos, tenía la boca totalmente tapada con la bola que me habían puesto. Al mismo tiempo que me follaba el culo, Juan me acariciaba las tetas y me estaba dando un placer indescriptible, irrepetible. De pronto, otras manos que no eran las de Juan, empezaron a acariciar mi clítoris, que lo debía de tener inflamado, ya que nada más tocarlo, me produjo como una descarga eléctrica que me hizo temblar el cuerpo entero, y sin darme cuenta ni siquiera esperarlo, me vino de pronto un tercer orgasmo, que debió de ser muy abundante en líquidos, ya que mis piernas se mojaron enteras de arriba a abajo. -AAAAAAAAAGGGGGG, GGJJJJJJIIIIIIIIIIIIIIII. Y Juan no paraba de follarme el culo. Dios, que gusto estaba sintiendo. Me sentía llena por aquel pedazo de carne que me perforaba el culo como si fuese una tuneladora. No paraba de entrar y salir de mi culo, cada vez el ritmo era más acelerado y las embestidas que me daba eran cada vez más fuertes y bruscas. Estaba acabando conmigo, me estaba destrozando, pero lo estaba disfrutando como nunca lo había disfrutado. Encadenada, vendada, amordazada y usada. Así me sentía y me gustaba, y se que a mi amo también. Acababa de correrme y estaba sintiendo cómo me llegaba otro orgasmo, pero esta vez era un orgasmo anal. Esta vez iba a correrme por el culo, pero es que me estaba dando un placer terrible ese pedazo de polla que tenía metida en mi culo, y las otras manos no paraban de masajearme el clítoris e introducirse en mi coño húmedo y lleno de leche. Desde luego sabían cómo darme placer. -AAAAAAAAGGGGGGG, UUUUUUUUUMMMMMMMM, AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH. JJJJIIIIIIIIIIIIIIII, UUUUUUUUUMMMMPPPPFFFFF. Me estaba corriendo otra vez, encadené este orgasmo con el anterior, no tenía fuerzas ya de seguir pero el placer que estaba recibiendo era superior a mis fuerzas y mi voluntad y no quise evitar el correrme otra vez. Sentía como me llenaba el culo de leche y ya no me cabía más leche en mi interior. Sentía cómo se me salía la leche de dentro de mi culo, a pesar de seguir con la polla metida en él. Sentía cómo se me escurría la leche a lo largo de mis piernas, y cómo se mezclaba son los líquidos expulsados por mi coño al correrme por cuarta vez. Sentía cómo mi coño emanaba el semen depositado en él anteriormente mezclado con mis propios líquidos. Mi culo y mi coño parecían dos manatiales de los cuales no paraban de emanar líquidos. Juan salío de mi dolorido pero agradecido culo, noté un vacío cuando salío y noté cómo lo tenía de abierto después de la salvaje enculada. Me sostuvo el cuerpo al mismo tiempo que soltaban las cadenas que me sostenían en la pared, pero sin quitarme las argollas. Gracias a que Juan me tenía abrazada por detrás porque si no me hubiese caído al suelo, ya que las piernas no me respondían. Así, con Juan cogiéndome por debajo de las axilas y alguien me cogió de las piernas, me llevaron a la cama y me tumbaron, menos mal que me iban a dejar descansar un rato. ¡QUÉ EQUIVOCADA QUE ESTABA! Engancharon los grilletes de mis muñecas al cabecero de la cama y a los grilletes de los tobillos, les engancharon una cadena la cual estaba colgada del techo y al mismo tiempo, entre tobillo y tobillo, engancharon un listón para que me quedase con las piernas bien abiertas. Ahí estaba yo tumbada de espaldas en la cama, con las muñecas enganchadas al cabezal de la cama y con las piernas abiertas y levantadas, lista para lo que fuese. Noté cómo alguien se situaba delante de mis piernas, de rodillas. Noté cómo se acercaba a mi, me cogía de mis piernas. Noté cómo situaba la punta de su polla en la entrada de mi cueva y sin miramientos ni compasión, sentí cómo me penetraba de un golpe. Era el otro desconocido. Era su turno. Estuvo follándome por espacio de quince minutos como mínimo, unas embestidas terribles, como si le fuese la vida en ello, como si no hubiese follado en cuatro años. ¡DIOS, QUE MANERA MÁS SALVAJE DE FOLLARME! -¡QUITÁDLE LA BOLA DE LA BOCA! -ordenó el desconocido-. Quiero oírla gritar, quiero oirla suplicarme que no pare de follarla. Quiero oirla cómo me pide más polla, la puta esta. Alguien se me acercó y me quitó la mordaza de mi boca. -¿Te está gustando la sorpresa, puta viciosa? Era mi amo. ¿Qué habría estado haciendo durante toda la sesión? Seguro que se ha hecho al menos dos pajas. Le encanta verme con otros hombres follando, y le encanta hacerse pajas mirándome cómo sirvo de puta para otros. Es feliz. Soy feliz. -¡¡SSSSIIIIIIIIIIII, FÓOOOOOLLAMEEEEEE, DAMEEEE MÁAAAAAAAASSSS, MÁAAAAAAS DUROOOOOOO!! ¡¡OOOOOOOOHH, DIOOOOOOSSS!! ¡¡NO PARES DE FOLLARMEEEEEEEE!! -Siiiiiiii, puta. Se que te gusta que te folle duro. Eres una zorra insaciable -decía el desconocido a la vez que me bombeaba cada vez más fuerte y salvaje. Cuando mi quinto orgasmo era inminente, el desconocido se paró en seco, se salío de mi coño y corriendo, llevó su polla a mi boca y me dijo: -Ahora, puta, quiero que te bebas toda mi leche, quiero que seas una buena niña y me limpies muy bien la polla. ¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHH, SIIIIIIIIIIIIII, TOOOOOOMAAAAA LEEEEEECHEEEE, PUTAAAAAAA!! -y en ese momento empezó a descargar todo el semen de sus huevos. La descarga fue brutal, parecía mentira que se hubiese corrida una vez y se estuviese corriendo de esa manera por segunda vez, noté al menos seis chorretones de leche en mi garganta, que casi no podía tragar. Era espesa y caliente, y tenía un sabor dulce, muy agradable. Empecé a lamerle la polla dentro de mi boca y poco a poco fue sacándola para que se la limpiase bien. Le lamí el glande, que lo tenía aún bastante hinchado. Le lamí el tronco de su polla, pasé toda la lengua a lo largo del cuerpo de su polla, y por todos lados. Dado que yo estaba tumbada boca arriba y con las piernas y los brazos amarrados, el muy cabrón aprovechó y empezó a pasarme también los huevos, una vez había limpiado bien su polla. Me metía primero uno y luego el otro. Estaba totalmente depilado, por lo que pude saborear bien sus huevos. Tenía unos cojones, que a pesar de sus dos descargas anteriores, se notaban bastante grandes. Se notaba que lo disfrutaba, ya que me metía el huevo y lo sacaba despacio, con tranquilidad, tomándose su tiempo. Luego hacía lo mismo con el otro. Luego intentó los dos a la vez y lo consiguió, logró meterme sus dos cojones a la vez dentro de mi boca. Yo hacía lo que me pedía, que era limpiarle bien. Cuando notaba que acercaba su polla o sus huevos, empezaba a chupar y a lamer como si me fuese la vida en ello, y procuraba dejarlo bien limpio, aunque no sabía si lo hacía bien, ya que yo continuaba con la venda en los ojos desde el principio que me la puso mi amo. -¡¡AAAAAAAHHH!!, que bien chupas, puta. Y que limpios me estás dejando los huevos y la polla. Pero me pregunto si me sabrás limpiar también mi culo. -¡PRUÉBALO! -. oí decir a mi amo. No me lo podía creer, le estaba dando permiso a un completo desconocido a pasarme el culo por mi cara y a obligarme a limpiárselo con la lengua. ¡Joder, que asco!. Pero le iba a demostrar a mi amo que estoy bien enseñada y que no le iba a hacer quedar mal delante de sus amigos y completamente desconocidos para mi. Sentí como ponía sus pies a los dos lados de mi cabeza y poco a poco se agachaba hasta ponerse en cuclillas y lograr poner su culo a escasos centímetros de mi nariz. -Ahora, zorra lameculos, vas a sacar tu lengua y vas a limpiarme todo el culo, es decir, toda la raja, el agujero y su interior. Ya puedes empezar tu trabajo de limpiaculos. Saqué mi lengua, no sin sentir un poco de asco porque no sabía que me iba a encontrar ahí, pero cuál fue mi sorpresa que el tío estaba bien limpio, perfumado e incluso se notaba un sabor afrutado. Se ve que antes de venir se había lavado a conciencia y se había echado un gel o una crema con sabor de frutas. Eso me tranquilizó un poco. Empecé con mi tarea. Le pasé la lengua a conciencia por toda la raja del culo, él me facilitaba la labor ya que se iba moviendo hacia delante y hacía atrás. Empezaba a gustarme eso, era mi primer annilinguis, nunca antes lo había hecho. Me encantaba su sabor y su olor, y a él se notaba que también le gustaba. -Síiii, zorra, chupas muy bien el culo, ¿sabes?. Me gusta cómo lo haces, puta. Sigue así, sigue. Seguía moviendo el culo y yo la lengua, y en un momento dado se paró y puso su ano en mi lengua. -Ahora no la muevas y no la escondas. Empezó a subir y bajar como si le estuviese follando el culo con mi lengua, se notaba que le gustaba. De vez en cuando paraba y bajaba su culo y me pedía que le follase el culo. Entonces yo sacaba mi lengua al máximo e intentaba penetrarlo y lo lograba, unos pocos centímetros, pero lo penetraba. Notaba cómo mi lengua entraba en su culo, cómo se abría su culo al paso de mi lengua. -Joder, me estoy empalmando otra vez. Esta zorra sabe cómo hacer las cosas. La tienes muy bien enseñada, cabrón. Noté como se pajeaba mientras me pasaba el culo por mi lengua, como mientras lo follaba con mi lengua él se cogía la polla y se masturbaba, cachondo, caliente. No paraba de gemir y de decirme que era una follaculo de primera. Y entonces, paró de moverse, puso su culo otra vez encima de mi lengua y mientras lo follaba lo más fuerte que podía con mi lengua, empezó a correrse de nuevo, esta vez sobre mis tetas, dando un grito ahogado. -¡¡AAAAAAHHHHGGG!! DIOOOOOSSSS, QUE CORRIDA QUE ME ESTOY PEGANDO, QUE GUSTO. -Van a tener razón los gays y va a ser verdad que disfrutan dándose por el culo JAJAJAJAJAJA -. dijo mi amo. -¿A ver si nuestro amigo se va a convertir en un mariquita a estas alturas? JAJAJAJAJA-. dijo Juan. -Iros a la mierda los dos -. sentenció el desconocido. Yo estaba acostada boca arriba en la cama, con las manos y los pies sujetos por argollas y sin poder moverme, con los ojos vendados, llena de leche, por dentro y por fuera, adolorida, cansada y, sobre todo, contenta y satisfecha de haber contentado a mi amo en lo que me ordena. No se cuanto tiempo estuvimos así, hasta que los tres hombre empezaron a hablar sobre mí. -Desde luego, tienes una zorra sumisa muy obediente. Te alago. Has hecho un buen trabajo con ella. Puedes estar contento. -Estoy hay que repetirlo, esta zorra es una experta folladora, y limpia muy bien JAJAJAJA. -Cuando queráis, ya sabeis que no teneis más que decirlo. Ella siempre está dispuesta a recibir dos buenas pollas por cualquiera de sus agujeros. Y siempre está dispuesta a complacerme a mi en lo que le ordene. -Que suerte tienes, pedazo de cabrón. Pero te digo una cosa, que la próxima vez que la encuentre en el autobús de línea, no me lo pienso, la follo allí mismo, por zorra. -Tu mismo, ya sabes que ella no te va a decir que no. Hijos de puta, estaban hablando de mi como si fuese un objeto, su objeto, pero era lo que mi amo me había enseñado y yo lo que estaba dispuesta a asumir. Y he de confesar que me gustaba que me tratasen como una puta, que me usasen para su goce y disfrute. Mientras decían eso oí cómo se vestían y se marchaban, dejándome allí en la cama sin poder moverme. Sentí como mi amo se acercaba diciéndome que me había portado muy bien y que ahora iba a disfrutar él de mí, que era su turno, pero que antes debía de ducharme. Me quitó los grilletes de las muñecas y de los brazos, me quitó la venda de los ojos, que casi no podía abrirlos ya que había estado toda la noche en completa oscuridad, me cogió en brazos y me llevó al baño, el cual estaba ya preparado con el agua caliente y con sales de baño. Me lavó muy cuidadosamente todo mi cuerpo, procurando lavarme bien mis partes más íntimas. Me sacó del agua y me secó con una toalla limpia y suave, con mucho cuidado y mimo, y me llevó a la cama. Entonces me dijo: -Ahora, cariño mío, voy a hacerte el amor, voy a hacerte mía. Entonces desapareció mi amo y vino Alberto. Me hizo el amor hasta el amanecer.