La sorpresa de Iván

Como un buen polvo hace olvidar hasta una final de futbol.

En la tele echaban un partido de la selección, Iván, quería verlo así que me fui a la habitación a chatear un poco, la verdad, es que, el futbol, no me apasiona mucho. Ya había escuchado un gol por nuestra parte, supuse que aun le quedaría un rato largo así que, tumbada de espaldas sobre la cama, me divertía un rato chismorreando con alguien por la red. Sentí una presencia, peor no me volví, él estaba allí, en la puerta, sin decir nada y mirándome, pero no lo noté, simplemente, percibí eso, una presencia, pero al poco, se sentó el los pies de la cama y entonces fue cunado me giré. Noté su mirada, picarona e infantil, jugaba con mi tobillo sin decir nada, me encantaba eso, que siempre jugara con mi piel, era la única persona que sorprendentemente, me ponía de cero a cien en cuestión e un segundo, tenia ese don, tenia esa paciencia para descifrar que me pasaba a mi por la cabeza en cada momento, y ese día, en especial, estaba yo mimosa, le necesitaba, quería sentirle, tenerle solo para mi, sin importar el reto del mundo, pero, había partido y tampoco era plan de fastidiárselo, sin embargo, él estaba allí, haciendo circulitos sobre mi tobillo.

Con los dedos, a modos de caminar, subió por mi pierna haciéndome cosquillas, yo, cerré la pantalla del ordenador y fui a girarme hacia él pero no me dejó, siseó y continuó subiendo hasta llegar a mi nuca y enredar sus dedos sobre mi cabello, hecho que me fascina y me vuelve dócil como una corderita, él lo sabía y lo hacía y después de aquello, continuaba sus caricias sobre mi espalda haciéndome dibujitos que me producían escalofríos de placer y sensibilidad. Quise volverme hacia él y devolverle todo eso y más, pero no me dejaba, me apretaba sobre si haciendo que notara su verga erecta sobre mí haciéndome desearle aún más si podía. El no era consciente de lo loca que me volvía solo con mirarme, no, estoy convencida de que no.

El caso es que, mis bragas me impedían sentir su piel y comenzaba a ponerme nerviosa, ansiosa así que me asió de la cara y se acercó a mi para besarme muy dulcemente tranquilizándome sobre todo lo que venia a continuación y susurrándome al oído que estuviera tranquila y disfrutara, cosa que hice en el momento que sentí sus manos sobre mis pechos, que se agitaban con velocidad por mi excitación y las ganas de tenerle dentro de mi, y fue su respiración cerca de mi cuello la que terminó por encenderme, porque nada mas cachonda me ponía, sentirle excitando por mi. Me besó el cuello y me besó los pechos y entonces, yo, que estaba de espaldas a él, conseguí apretarle contra mi cuerpo y restregárselo sobre su verga, invitándole a entrar.

Y así fue.

Me giró y sentí como me apretaba, como se preparaba para entrar dentro de mí, abrí bien mis piernas y lo abracé con ellas y entonces, entró de un solo golpe. Lo cierto es que me dolió, pero solo duró un instante, el que duró que yo me acomodara a tenerle dentro, él, lejos de ponerse a follar como un loco, se paró dentro de mi sintiendo mi calor y yo, sus palpitaciones y se retiró un poco para mirarme, yo me sentía algo insegura, cada vez que me miraba, tenia la sensación de que era una diosa y las tonterías de se me pasaban del tirón. Se retiró un poco, pero yo, apreté mi vagina para tenerle, una sonrisa se le escapó y hundió su cara en mi regazo y comenzó a bombearme, fue una follada maravillosa, quería gritar de placer pero iba a poner el piso de pié así que cogí una almohada para morderla, porque no quería marcarle a él, aunque en el fondo de mi ser, me hubiera encantado hacerlo para gritar al mundo que era mío, pero en ese momento, sentirle salir lentamente y entrar de manera fuerte y valiente, sin divagaciones, quedándose dentro de mi durante segundo, apartándose de mi para mirarme, besarme

No quería correrme, no quería que se acabase. Lo quería dentro de mi toda la noche, quería tenerlo abrazado conmigo y dejarle hacer como hacia pero, el orgasmo me sobrevino de manera súbita dejándome completamente exhausta

No se, tal vez era uno de esos días en los que una esta mas excitada de lo normal, mas mimosa y tenerle ahí, en el momento oportuno fue, un golpe de suerte, o tal vez fuese porque por primera vez había encontrado a la persona que sabía descifrar mis pensamientos y la que me entendía a la perfección acoplándose a mi al igual que yo a él.

Aquel favorcito de aquella noche, se lo devolví con creces, la siesta del día posterior pero eso es, otra historia.