La sorpresa

Déjate sorprender como yo...

Espero a que se decida. Suspiro cuando, por fin, sus manos se posan sobre mis hombros tensos. No puedo verle pero sí sentir las manos que pellizcan suavemente mis pezones. Dejo escapar un "ay" y oigo una risita que sé que es de mi novio. Tampoco a él puedo verle a través del pañuelo que cubre mis ojos. No puedo entender por qué ríe viéndome en manos de su amigo... y de su boca. Su lengua sabe buscar el placer de mi boca. Luego resbala por mi piel, hace una larga pausa en los pechos, y acaba entre mis piernas... Mi novio ríe de nuevo pero podría aprender mucho de su amigo porque su lengua es más rápida y más hábil. Sabe obligarme a gemir y suspirar mientras me humedezco en su boca. Y mi novio sólo ríe.

No puedo soportar permanecer quieta y agarro su cabeza. Hundo los dedos en su... ¿abundante melena? Rápidamente suelto el pañuelo y encuentro que mi novio me sonríe divertido desde el sofá... y su amigo está con él. De mi boca sale una exclamación porque no sé quién es esa intrusa que hay entre mis piernas y me ha hecho suya sin que yo lo supiera. No importa: nunca había sospechado cómo de hábil era la boca de una mujer. Y sus cabellos negros son muy sedosos. La animo a seguir con una caricia... y que ellos sigan viendo y riéndose si eso les divierte y excita.