La sorpresa Anal de mamá, no era para mí.02

La sorpresa siguió y trajo consecuencias.Final

Segunda parte y final del relato “

La sorpresa Anal de mamá, no era para mí."

( http://www.todorelatos.com/relato/143083/)

Entré a mi dormitorio, escape por la ventana al patio y desde ahí a la calle. Caminé un par de horas pensando en lo que había pasado. Cuestionandome moralmente. La frase "Soy un degenerado" repercutia en mi cabeza.

Me estaba sintiendo como una mala persona, sucio y detestable. Pero luego comencé a recordar el momento, en las sensaciones, en la suavidad de su cuerpo, en lo rico de penetrar a mi madre, y en lo maravilloso que fue acabar en su interior, descargando todo mi semen en ella.

"Ella también lo disfrutó mucho" pensé. Y de a poco ya no me sentía tan mal. Lo vi como algo bueno, casi como un premio del destino. E inclusive, se despertó en mi el deseo de repetir la experiencia.

"Quizás si le cuento como sucedió todo ella acceda a seguir haciendo el amor conmigo" - se transformó en mi esperanza.

Volví a casa a eso de las 22:45.

Estaba todo apagado. "Están durmiendo" pensé. "¡Buena!".

Llegué a mi habitación, y apenas cerré la puerta en silencio. Se prende la luz.

Mi madre estaba sentada, con su bata gruesa cerrada hasta el cuello, en mi cama.

Quedé paralizado con cara de bobo.

  • Todo el tiempo estuvo tu padre durmiendo en el sillón - enojada, pero sin levantar la voz.

  • ¿De qué hablas mamá? - pregunté simulando no entender.

  • ¿Crees que soy tonta? - en tono aún más inquisidor - te aprovechaste cuando estaba esperando a tu padre.

Su expresión cambio a una de pena, y sollozando dijo:

  • Eres un degenerado, te aprovechaste de tu propia madre, me usaste como si fuera una puta.

Una gran pena me invadió, caminé hacia la cama y me senté junto a ella.

  • Lo siento mucho mamá... Lo que pasa es que escuché mi nombre y fui sin saber con lo que me iba a encontrar.

  • Desgraciado, estaba esperando a tu padre, nunca habíamos hecho sexo anal y quería darle una sorpresa....

  • Es que... Vi tu cuerpo desnudo... Curvilíneo... Hermoso y no pude resistirme.

Paff!!! Sonó la bofetada que me dio en pleno rostro.

  • Crees que soy una de esas putas que conoces en la universidad.... Soy tu madre... ¡Respetame!.

  • Lo siento mamá - dije mirando el suelo.

Volvió a golpearme un par de veces más. Pegandome en la nuca y espalda.

  • mañana hablaremos con tu padre - entre sollozos.

Se levantó mirándome con furia, a los ojos. Y se fue, cerrando la puerta tras ella.

Me quedé en silencio varios minutos antes de moverme. Atormentado ante el posible caos que se me avecinaba. Me había aprovechado de mi madre. Abusado.

Casi no dormí, me atormentaba dando vueltas en la cama ante la posibilidad de que los últimos hechos podrían acabar con mi familia. Pero eso contrastaba con mis recuerdos del momento de placer reciente. De un momento a otro, rememorar mis sentires al adentrarme con mi miembro en esas maternales cavidades, húmedas y ardientes. Me provocaron una erección repentina.

Empecé a acariciar mi verga dura bajo el pijama, un rato, pero luego mi calentura fulminante me obligó a liberar mi falo y comenzar a masturbarme. Con mi mano derecha subía y bajaba mi prepucio y con la izquierda tironeaba mi escrito entre mis testículos. Gocé mis propias caricias mientras los flashes de mi experiencia con mamá cruzaban mi cabeza.

Recordé la suavidad del tacto de su piel, la calidez de su cuerpo, la suavidad de sus tetas, la dureza de sus pezones.

Me di vuelta, quedando de boca sobre mi cama con mi pene apuntando hacia mi cabeza y aprisionado entre mi abdomen y el colchón.

La imagen de mis manos tomándola de sus caderas mientras arremetía contra su cuerpo culeandola, me inspiraban para disfrutar de mis "empeñones" contra el colchón disfrutando de la fricción de la suave sábana y la parte baja de mi verga.

Mis manos agarraban fuertemente la almohada, cuando seguía con mi simulado mete saca sobre el colchón, gozando el roce y rememorando cada estocada en el sexo de mi reciente amante.

Llegué al punto de no aguantar más, y recordando mi rica eyaculación, en el divino y estrecho ano, de mi madre... acabé.

Acabé con un fuerte orgasmo que sumió en un profundo relajo. Me dormí a los pocos minutos en la misma posición que quede luego de liberar el resto de semen que me quedaba, entre el colchón y mi abdomen.

En la mañana desperté más temprano de lo habitual, con la sábana pegada a mí abdomen, producto de la corrida seca. La tomé y la lleve a la ropa sucia junto a la lavadora. Me levanté casi sin hacer ruido, y salí de casa, escapando antes del cataclismo. Dí vueltas por la ciudad toda la mañana y volví pasada la hora de almuerzo.

Antes de entrar respire profundo como tomando valor para enfrentar el supuesto caos que habría en casa. Suponiendo que mi madre le habría contado a papá que me aproveché de ella.

Giré la llave lentamente. Abrí la puerta y entré. Estaban mis padres en el estar, sentados en el sofá, viendo TV. Todo parecía muy normal.

  • Hola - dije.

  • No viniste a almorzar. - dijo papá.

  • Si, es que quedé de ayudar a un amigo a mover unas cosas de su depto. - fue lo primero que se me ocurrió.

  • Quedó almuerzo en la cocina. Puedes calentarlo. - dijo mamá como si nada pasara.

Apurado pero sin demostrarlo fui a la cocina, algo aliviado porque al parecer mi madre no le había dicho nada a papá.

Estaba esperando que el microondas calentará mi plato cuando entra mi madre a la cocina a buscar algo para beber.

  • oye mamá.

  • Cállate degenerado, no le he dicho nada a tu padre para no arruinar nuestras vidas. Pero no quiero que te me acerques.

Se dio vuelta a sacar algo de la parte baja del mueble, agachándose sin doblar las rodillas. Llevaba una calza color piel que hacía notar claramente la topografía de esa exquisita raja. Me quedé embobado mirándola, con ganas de tocarla.

Se paró de pronto, girándose y mirándome. Notó mi cara de caliente y la leve sonrisa que llevaba ante esa encantadora vista.

Paf! - me abofeteó - "¿Que te crees? anda a mirar a alguna de esas putas de internet que te gustan tanto, yo no estoy para tus calenturas" dijo luego de golpearme.

  • Pero...

  • Pero nada!, Ya hablaremos después.

Sirvió un poco de vino en 2 copas y volvió con mi padre.

El dia transcurrió en mediana normalidad, solo que aveces notaba disimuladas miradas de desprecio de mi madre hacia mí. Mi padre no se percató.

Esa noche a eso de las 1 am. Estaba jugando WOW, y ya harto de una mala raid, me saque los audífonos y escuche unos ruidos extraños. Me desconecte y salí al pasillo.

Los ruidos provenían del dormitorio de mis padres, eran jadeos, algo escandalosos, y los ruidos de la cama. Me acerqué a la puerta para confirmar mi sospecha.

  • baja el volumen, Jorge puede escucharte - oí a mi padre ordenar a mamá.

  • Debe estar con audífonos jugando, no te preocupes.... Ahh!!! Ahh... - siguió con sus jadeos, pero ahora con gemidos.

La puerta estaba cerrada y claramente no podía abrirla sin que me notaran. Por lo que, ya excitado, salí al patio a tratar de mirar por la ventana.

Desde lejos noté la luz tenue de su lámpara de noche prendida salir filtrada solo por el visillo. No tenían cerrada la cortina gruesa. Entré las cortinas delgadas quedaba una pequeña abertura, pero que al acercarme me permitía una buena vista de la habitación. La ventana estaba al lado izquierdo de la cama alineada con la parte media de esta. También, estaba un poco abierta, por lo que podía escucharlos.

La vista del exquisito cuerpo de mi progenitora desnudo, montada sobre papá, con su cabeza hacia atrás y sus manos tomando sus ricas tetas. Generó una explosión de calentura en mi cuerpo, un hormigueo desde mi nuca hasta mis bolas. Mamá, subiendo y bajando, empalandose la verga de mi afortunado padre. A un ritmo fuerte y constante.

Tomé mi teléfono y lo acomodé entre las aberturas de las cortinas para grabar la escena. Pensando en mis futuras pajas.

Sus manos presionaban sus senos contra su pecho. Tapando sus pezones con sus palmas. Desde el ángulo en que los veía, notaba su trémula pierna y nalga derechas moverse al compás con cada penetración auto inferida. Tan fascinado estaba mirando a esa hembra ardiente, que me demoré en notar que mi padre estaba esposado a la cama, sin posibilidad de tocarla.

  • ahh!!... Ahhh!!... - eran los gemidos cada vez más fuertes de mamá, dirigidos al cielo del cuarto.

  • shhh!!! Baja el volúmen... - la reprendió mi padre.

Ella solo aumentaba el volumen de sus quejidos y gemidos. Sin bajar el ritmo.

Yo me estaba masturbando amparado por la oscuridad. Mirando por la ventana y escuchándola gozar.

En un momento ella miró directamente a la ventana. Cómo sabiendo que yo estaba ahí. Su pelo alborotado y su cara de placer desmedido le daban un carácter de puta gozona que me volvió loco.

Cambio el ritmo de su cabalgar. Por movimientos adelante y atrás, algo lentos pero profundos. Sus manos tomaron sus pesadas tetas desde abajo dejando a la vista sus duros y grandes pezones. Deseaba chuparlos y morderlos en ese minuto. Quería tener esas tetas golpeando mi cara. Su pelvis iba hacia adelante y arriba. Y luego atrás y abajo. Miraba a la ventana fijamente gimiendo despavorida, masajeando sus tetas.

Se inclinó hacia adelante sin dejar su mecánica amatoria, apoyando sus manos a ambos lados de la cabeza de papá, y dejando colgar sus hermosas tetas.

  • Ya me vengo Andrea!! - gritó papá.

  • Términa!... Llename! - gritó euforica entre gemidos.

Ella apoyó sus manos en el pecho de papá y comenzo a subir y bajar con fuerza. Tratando de que meterse ese pene en lo más profundo. Mi padre gemía entre estocadas forcejeando con las esposas. Por su parte, mamá gritaba sus gemidos cada vez que su sexo engullia esa suertuda verga. Fueron 12 penetraciones (las conté y memorice posteriormente tanto masturbarme con el video)

"Llename!"... "Toda"... "Ahora"... "Ahora".... Ay! Siiii... Fueron sus expresiones al ser penetrada.

Frenéticamente me masturbaba mirando como ella gozaba. Embelesado con sus carnes moverse en su baile amatorio.

"SII!!" ... "Siii"... "Ahora ahora..." - Bramaba ensartada - "llename... Llename Jorgito..."

Fueron sus palabras cuando papá soltó su descarga en su interior, con un gemido prolongado; y yo disparando en el paramento exterior del muro de la casa, tratando de no hacer ruido.

Ella se dejó caer en sobre él, agotada y satisfecha. Se besaron unos segundos mientras mi madre siguió con sus movimientos, ya más suaves, cómo aprovechando hasta el último momento de la dureza de ese falo. Hasta detenerse, para luego de un momento levantarse.

Se bajó de papá sin soltarlo de sus esposas. Se paró de espaldas a la ventana. Mostrándome ese culazo ancho, blanco y redondo. Y luego se tapó con una camisa de dormir de tirantes, que la tapaba hasta un poco más abajo de sus nalgas.

Guarde me verga, y detuve la grabación. Volví a mi habitación, en silencio. Aún embobado. Su último gritó "llename Jorgito" quedó rondando en mi cabeza. Así me decía ella cuando no estaba enojada conmigo.

Revisé el vídeo, acostado en mi cama, solo con mi pantalón de pijama. Y fue inevitable no volver a masturbarme.

Pasaron un par de semanas sin novedades. Se me hizo costumbre aprovechar los ratos de soledad para encerrarme en mi dormitorio y correrme la paja mirando el video de mi madre follando a papá.

Ella por su lado aparentó una vida normal en ese periodo. Seguía tratándome como a un desgraciado cuando estábamos solos. Pero, con mi padre presente, disimulaba.

No fue hasta el tercer sábado, luego desde ese en que enculé a mi madre, en que nuevos acontecimientos ocurrieron.

Llegué a eso de las 20:00 hrs a casa, iba a buscar unas cosas para luego volver a salir de parranda con unos amigos. Me encontré a mi padre de salida.

  • Voy a ver a tu tío Manuel, voy a llegar tarde.

  • ¿Le pasó algo malo? - pregunte algo preocupado.

  • No, solo quiere beber unos tragos y conversar. No le he dicho a tu madre, está durmiendo creo.

  • maneja con cuidado, sobre todo si vas a beber.

  • Tranquilo, me vengo cuando esté más repuesto.

  • ok, adios.

  • adios. - se despidio, subiendose a su auto.

Entre a casa, despreocupado y pendiente de ir a buscar unas cosas que me comprometí en prestar a un amigo. Estaba todo en silencio. Entré a la cocina a beber un poco de agua. Para luego ir a mi dormitorio.

Caminando por el pasillo y antes de pasar por la entreabierta puerta de la habitación de mi padres, escuché gritar:

  • ¡Ayudame Jorge!

Rápidamente entre al dormitorio, pero antes de decir algo, quedé mudo con el panorama que se me develó al momento en que crucé ese umbral.

  • estoy atrapada, y caliente - dijo al sentir que se abrió la puerta.

Mi madre, esa caliente y sexy hembra, estaba con sus 2 manos esposadas a cada lado del respaldo de su lecho marital, Con sus ojos vendados y sus lindos labios pintados de un rojo vivo.

  • Abusa de mi Jorge, aprovecha el cuerpo de esta indefensa y ardiente hembra. - seguía provocando con sus palabras.

Llevaba una lencería erótica, que consistía en un una blusa o bata casi trasparente muy corta que llegaba un poco más abajo de su cadera, abotonada en el centro, entre sus senos, con bordados, de color negro, trasluciendo los atributos de su hermosa anatomía. Sus curvas se lucían de manera exquisita, sus senos sueltos se mostraban reposados en su torso, coronados por sus ricos pezones rosados, que lucían erectos bajo esa erótica lencería. También llevaba una tanga con algo de encajes, negra, que dejaba ver su delicioso coño esperando, completamente depilada. Sus piernas estaban desnudas, torneadas y con su piel lisa, una la derecha flectada, apoyando su pie en la cama y la otra recta, apuntando a la puerta.

El cuadro era hermoso que mi sangre comenzó a arder, sentía que mi corazón saldría por mi boca en cualquier momento y mis latidos retumbaban en mis oídos.

  • ¿que esperas para llenarme? Quiero tu verga dentro.... Tómame.

Junto a ella había un tubo de lubricante, me hizo suponer dónde terminaría todo esto.

No lo pensé. Ya la había poseído, tomé su cuerpo sin permiso y deseaba hacerlo de nuevo. Mi padre no estaba y ella pensaba nuevamente que era él. Volvería a ocupar su lugar amparado por el silencio y el vendaje en sus ojos.

Me desnudé, en menos de un segundo. Mi verga erecta salto como resorte apenas me baje los calzoncillos. Podía apreciar el olor de hembra hambrienta aumentar a medida que me acercaba a ese cuerpo caliente, objeto de mi deseo. Apoyé las manos y antebrazos bajo sus rodillas, y mi acerqué mi cara a su sexo. Al sentir el tacto de mis manos con sus piernas ella reaccionó plegandolas, dejando sus rodillas apuntando al techo, y sus piernas muy abiertas.

  • Tómame, tómame - murmuraba agitada.

Cargué mi nariz entre sus jugosos labios mayores, que se insinuaba en la semitransparencia de su calzón diminuto. Me detuve a inhalar ese aroma a sexo, a concha, a hembra, a amante ardiente, a deseo. Para seguir posteriormente besando los costados de su vagina, sin mover su prenda. Ella levantaba y abría levemente su pierna para facilitar mis caricias. Continúe por su pierna izquierda, besando y lamiendo el interior de su muslo, disfrutando de su suave piel.

Repetí lo mismo, lentamente con su pierna derecha. Para volver nuevamente al centro, pero sin sacar su calzón, quería dejar lo mejor para más adelante. Desde su monte comencé a hacer mi recorrido con mi lengua, subiendo a medida que desabonotonaba su camisa erótica. Solté su primer botón dejando a la vista su piel candente hasta un poco antes del ombligo. Seguí con el segundo para dejar libre gran parte de su suave barriga, amaba cada centímetro cuadrado de piel que entraba en contacto con mis labios y lengua. Continúe con el tercero, llegando hasta el cuarto que se resguardaba entre sus hermosas tetas.

Me detuve un instante para acomodarme un poco más sobre ella. Puse mi verga en contacto con su sexo. Primero choco mi glande con su vagina, cubierta por esa delgada tela, ya empapada por sus jugos.

  • ¡Uy!... Si metemela - murmuró entre gemidos.

Levantó sus piernas como esperando ser penetrada. Respondí acomodando mi verga apoyándola sobre su raja, por encima de su tanga. Solté el último botón entre sus senos y los descubrí sus lindas mamas, la sola vista de sus tetas casi me hizo acabar. Me lancé a mamarlos desesperado, fascinado por su suavidad, estaba en el cielo chupando esos pezones duros. Me alternaba entre ambas, lamiendo y chupando sus aureolas, apretando con mis labios sus pezones. Lamí también, el contorno de sus senos y los pliegues de estos. Gocé ese rincón calentito y sudado bajo estos, como también en sus costados, sientiendo su peso cuando los acomodaba con mi cara.

Con una mano en cada teta, amasando las, con cada pezón entre los respectivos dedos medios e índices de cada mano. Bese su piel hasta llegar a su cuello, mientras seguía restregando mi falo en su raja encharcada. Estuve tentado a besarla en sus labios, pero tenía que el magreo no fuera conocido para ella y descubriera que no era papá.

Volví a separarme de ella, pero manteniendo el roce de nuestros genitales, mis manos recorrieron su cuerpo desde sus tetas hasta sus caderas, sin separarse de su piel. Era el momento para liberar a su sexo de esa prisión. Su linda prenda tenia 2 nudos tipo rosita a sus lados, por lo que solo bastó tirar suavemente de estos para soltarlos y sacar la suave envoltura de ese exquisito regalo. Esa sensación de suavidad y disposición me provocó una suave contracción en mis testículos, y un hormigueo en mi estómago. La combinación de mi calentura y el olor de su sexo era abrumadora. Tire su tanga al piso.

  • ¡METEMELA! - gritaba.

Levantó sus piernas abiertas, señal de completa disposición. Con mi mano izquierda la tomé desde su culo para levantarla y con la derecha acomode una almohada bajo su pelvis. Dejando su raja rebosante en caldos, expuesta a mis deseos. Esa postura facilitaba la vista de su clitoris ya hinchado. Y como un misil teledirigido, me lancé al encuentro de este con mi boca. La punta de mi lengua se estrelló con ese botón de placer para luego seguir su recorrido por la parte baja de este, sometiendo al roce de mi lengua a ese terminal de placer. Seguí lamiendo su clitoris desde abajo hacia arriba, mientras mis labios se encontraban con sus pares vaginales en una especie de beso erótico. El sabor de su sexo era un elixir delicioso que me motiva a seguir amándola de esa forma sin disminuir en pasión. La mecánica continúo con mis labios apretando levemente su botón. Para luego lamer su zorra en toda su extensión, desde su ano hasta su uretra. Saboreando todos los pliegues de su topografía genital.

  • ¡Me vas a matar! - me gritaba al sentir mis latidos en sus genitales, en la medida que sus jadeos y gemidos se lo permitían - ¡metemela!!... Luego... que me muero... Quiero acabar contigo adentro.

Seguí lamiendo hasta sentir sus carnes ya temblando ante la cercanía de un orgasmo. Saque mi cara de su entrepiernas, bañada en fluidos de hembra.

Bastó solo apoyar levemente mi glande en la entrada de su gruta encharcada, para que esta me engullera sumergiéndome en un mar ardiente de placer. La penetré completamente, calzando de manera perfecta, mi verga ansiosa en su hambrienta vagina, como un caliente, humedo y aterciopelado guante, hecho a la medida.

  • ¡Uyyyy!... Siiii.... Jorgito - exclamó.

Sus piernas se cruzaron en mi espalda al momento en que mi glande chocó con el fondo de su sexo.

Comencé con un mete saca enérgico, sin salir tanto, pero chocando fuerte adentro. Ella respondía con gemidos o quejidos, cada vez que mi falo erecto invadía sus entrañas enérgicamente. Balbuceaba de placer.

  • mmmm.. si... Maaa... nouuu.... Dale dale...

Luego de varias penetraciones saque la almohada que levantaba su cadera para poseerla más comodo. Y poseerla con mi cuerpo sobre ella.

De un momento a otro estaba totalmente sobre ella, amando ese hermoso cuerpo de mujer madura, con mis antebrazos apoyados a los lados de cabeza.

Nuestras pieles sudorosas se rozaban al ritmo de mis embestidas. Nos besabamos apasionadamente, de pronto, ya no estaba siendo prudente. Nuestras lenguas fornicaban paralelamente a nuestro coito genital.

Sentía como de a poco las cosquillas empezaban a invadirme, mis testículos se contraían, mi abdomen se apretaba. Pronto acabaría, pero no quería bajar el ritmo quería ese orgasmo. De pronto, ella apretó aún más sus piernas en mi espalda, tiro fuertemente sus esposas rompiendo la que sujetaba su mano derecha, está mando fue directamente a clavar sus uñas en mi espalda. Sus músculos vaginales comenzaron a apretar aún más mi verga, cómo sucionandola. Yo no bajé el ritmo, todo lo contrario.

  • Ahora Jorge!!! - gritó soltando mi boca - llename!!

No espere más apreté y mantuve en su fondo, para sentir como mi miembro comenzó a explotar en su interior. Me vacíe en su interior con fuertes disparos de semen. Sentía como pasaba mi descarga a lo largo de mi falo, como un torrente denso, presionado por las paredes internas de esa ferviente vagina. En total fueron 4 o 5 disparos, que sentí como litros vaciandose en su interior. Los disparos fueron decreciendo hasta acabar mi descarga. Mis genitales siguieron contrayéndose suavemente como eyaculando por unos segundos.

  • Aahhhhhhh... - Fue su largo gemido cuando terminé de eyacular en su interior.

Sus piernas sueltas cayeron abiertas. Saque mi pene semi erecto de su ya relajado cuerpo. Bañado con la mezcla de nuestro placer mutuo.

Ella yacía aún con su mano izquierda esposada y la derecha caída hacia su costado. Lentamente me fui retirando tratando de no hacer ruido. Tratando de pasar lo más desapercibido posible. Miré la hora y habían pasado solo 20 minutos desde que llegué a casa.

Estaba a punto de salir del dormitorio cuando escuché:

  • Quiero que me rompas el culo - dijo - pero quiero chupártela primero, ponertela dura.

Asustado me volteé a mirarla. Ella soltó su esposa y se sentó en el borde de la cama.

  • Acércate.

Me parece frente a ella con mi verga algo flácida cerca de su cara. Ella aún vendada comenzó a tantear con sus manos para que encontró mis piernas y fue subiendo hasta encontrar mi pene.

  • La quiero dura de nuevo - dijo antes comenzar a lamer mi glande semi asomado y algo caído.

No puse reparos, solo me deje hacer. Tomo mi pene, tiro mi prepucio descubriendo glande totalmente. Lo puso en su boca y comenzó a chuparlo suavemente de manera muy delicada. Solo pasaron unos segundos de disfrute de esas cosquillas, para que mi verga recobrará vida.

A la decima chupada ya estaba casi parada, y a medida que lo seguía chupando, sentía que cada vez estaba más duro. Ella aumentó su ritmo. Treinta segundos después, o quizás un minuto, ya no tenía noción del tiempo. Lo agarró fuertemente y me pajeaba lentamente pero de manera fuerte, tironeando mi forro cada vez más. Al rato lo puso sobre su cara y entre besos, piquitos, que le daba a mi mástil dijo.

  • Ya esta en condiciones. Pásame el lubricante - ella aún tenía sus ojos vendados.

Le obedecí, tomando el tubo de lubricante que estaba en el velador y pasándoselo en su mano izquierda.

Volvió a mamar mi verga ya más lento, al tiempo en que ponía ese gel en sus manos. Luego, dejo su labor oral y prosiguió a pajearme con el gel lubricante en sus manos, con la izquierda frotaba el tronco y con la derecha la cabeza. Luego de haberlo cubierto por completo, volvió a hacerlo un par de veces más. Yo estaba fascinado con sus caricias y el control de la situación que tenía. Terminó colocando una gran cantidad sin esparcir en mi glande.

Se dio vuelta colocando su gran culo blanco en pompa apoyanda en sus manos y rodillas. De nuevamente a mi vista su deliciosa raja y ese ojete divino, ansioso por ser conquistado nuevamente. Pero ahora desde otro ángulo.

  • Vamos lubricame el orto, mi amor - dijo tiernamente una vez en posicion.

Aplique directamente desde el tubo en su ano, ella soltó un juguetón "Ay!!" Al sentir lo helado del gel. Después lo esparcí haciendo círculos con mi pulgar derecho, suavemente.

  • mmmmm... Que rico - fue su reacción a mi tacto - apúrate que ya quiero que me rompas.

Ya con mi dedo completamente dentro me di cuenta que ya no iba a requerir tanto tiempo como la primera vez para que se adaptara. Saque mi dedo, para tomarla de las caderas con mis manos, apretando sus carnes firmemente. Ella respondió levantando más su cola y acercarla más a mi.

Mi verga ansiosa se posó automáticamente en su esfínter. Para luego comenzar a entrar, apretado, sin pausa pero no forzando en demasía. La fricción exquisita, suavidad por el lubricante, me estaba llevando al paraíso carnal. Mi verga llegó casi a la mitad, y me detuve un poco. Para disfrutar de ese apretadito ano. Ella no dejó de presionar contra mi falo para no interrumpir la penetración. La tomé desde un poco más arriba con más fuerza y sin detenerme seguí taladrando la, con más impetu. Estaba claro que eso era lo que estaba pidiendo.

Entre gemidos y quejidos seguí asentándome en su intestino hasta sentir que también podía avanzar más. Hasta sentir a mis testículos chocar con sus humedos y calientes labios vaginales. Un doloroso "ahh!!" Escuche a lo lejos cuando llegue a su profundidad, y una sensación de satisfacción me llenó.

Me retraí unos centímetros para volver a arremeter contra ese delicioso interior. Luego hasta la mitad de mi verga y para volver con más fuerza a su fondo. Luego con lentitud, saque mi verga completamente de su ojete. Y volví a aplicar lubricante en demasía, en mi pene y en la entrada de su ano.

Me puse en posición y se la metí hasta el fondo. "Ahhh!!!" Gritó en señal de esa mezcla de placer y dolor. Sin miramientos y como si fuera su vagina, seguí con un mete saca brutal al ritmo más extenuado que mi aliento me permitía.

Sus alaridos debieron escucharse en todo el barrio.

  • AHHH.... SIII... DALE... MAS... JORGITO.... JORGITO.... ROMPEME ... EL CULO... ESTA.... ESTA.... SI ... ES VERGA.... SIGUE... SIGUE....SIGUE.... TE AMO... MMMM... LLENAME... LLENAME... SIII....

Mi verga entraba y salía de ese culo a un ritmo casi mecánico. Era esa mezcla de placer, de morbo, de obsesión, y también, de amor; lo que me motiva a no parar de penetrarla.

Nuestras carnes blancas, tremulas, chocaban y sonaban con cada embutida de mi verga en su orificio. Su piel sudada a mi tacto se sentía como una suavidad perfecta. El cansancio me estaba ganando, ese ritmo me estaba dejando sin aliento. Así que de pronto y sin aviso cambia a penetraciones largas y profundas. Cada vez más se acercaba el orgasmo ansiado. Quería acabar, llenarla.

Retrocedía hasta dejar solo la cabeza de mi tranca en su interior para volver a entrar completamente. Ante el cambio de ritmo ella apoyo su cara a la cama entre sus brazos. Fue ahí que note que su venda se habia corrido y quedado en su cuello. A la 4ta o 5ta metida rotunda, ella terminó por relajar su cuerpo. Con un gemido largo que fue callando de a poco, hasta llegar a solo jadeos con el poco aliento que le quedaba. "Siiiii....".

Seguí penetrándola unas 10 veces más cuando dijo entre jadeos.

  • Termina mi amor. Antes que llegue tu padre.

No procesé en el momento lo que dijo, solo seguí con mi labor.

  • Es solo para ti... Mi ano es solo para ti.

Eso fue lo que dijo cuando sintió a mi verga empezando a bombear mi corrida dentro de ella. Eyacule lo que me quedaba de semen en su interior, mirando el cielo y manteniéndome en sus profundidades.

Luego de un par de segundos reaccioné con mi verga dentro de ella. Estaba con su mejilla derecha apoyada en la cama, apoyada en sus antebrazos, con sus ojos cerrados, exhausta.

Podía ver su hermoso perfil y su cabello alborotado. Fue ahí que manoseando su hermoso culo antes de sacar mi verga, que entendí sus palabras y un frío recorrió mi espalda. Ella no reaccionaba, aún con mi verga en su recto.

Entendí en el fondo que todo se trató de un montaje, y que al menos por esta vez ella quería que fuera yo quien la enculara. Esa idea me alegró completamente.

Saque mi pene ya no tan duro, con suavidad, cubierto de restos de semen, gel lubricante y mierda (propio de la cavidad que estábamos usando) pero no me importó, en comparación al enorme placer que habíamos disfrutado, eso no pasa a ser nada más que un detalle.

Ella casi sin reaccionar se dejó caer hacia su derecha, en un estado somnoliento.

Haciendo el menor ruido posible tomé mi ropa y salí del cuarto.

Fui al baño a lavarme, y entré en pánico. "¿Que significa esto?" Pensé. "Ella sabía, lo sabía todo el tiempo". Luego de mis genitales, lave mi cara con agua fría, cómo tratando de enfriar mi cabeza y pensar con claridad. Con la gran incertidumbre salí del baño. Pero no había señal de movimiento alguno. Me acerqué a la puerta del dormitorio de mis padres y estaba cerrada. Ante la situación confusa, preferí desaparecer, para pensar mejor. Así que fui a buscar los disco que le iba a prestar a mi amigo y salí.

No volví hasta la madrugada. Ya estaba el auto de papá en casa, por lo que supuse que había vuelto. No hice ruido y me acosté.

Al otro día todo parecía normal. Me levanté a medio día y me encontré a mis padres de lo más normal. Mi madre vestía ropa suelta, una blusa sin botones, con cuello rebajado, pero sin escote y pantalones sueltos.

  • Hola - dije al aire, para ver cómo estaba el ambiente.

  • Hola dormilón - dijo mi madre, con una sonrisa.

  • Hola - simplemente mi padre.

Caminé hacia la cocina por un vaso de agua. La cosa parecía normal. Escuchaba a mi madre bromear con papá, de muy buen ánimo. Podía suponer a que se debía ese buen humor.

El resto del día transcurrió con normalidad. Mis padres interactuaban y yo me inmiscuirse en mis cosas. La actitud de desprecio de mi madre ya no se manifestaba. Pero tampoco quise tentar a la suerte.

Esa noche dormía profundamente cuando desperté por unos quejidos y gemidos de mujer. "Otra vez" pensé. Me levanté rápido, me puse unas zapatillas y un poleron y fui directamente al patio a mirar por su ventana. La situación era similar a la de la vez anterior. La luz tenía se filtraba por el visillo. Y al acercarme note que estaba acomodada para dejar una pequeña abertura entre cortinas y la ventana estaba abierta.

Ya con todo lo pasado no puedo decir que me sorprendí. La verdad es que me encontré con lo que esperaba. Mis padres teniendo sexo. La visión de su curvilíneo cuerpo siempre será un gatillante de placer en mi cerebro.

Ella estaba en 4 patas sobre la cama, apoyada con sus rodillas y sus manos, con su culo en pompa en el borde. Y mi padre la penetraba vigorosamente tomándola de sus caderas.

Ella gemía y jadeaba. Mientras era penetrada vigorosamente, provocando que sus ricas tetas colgantes bailarán al ritmo amatorio.

Ella gritaba cada vez más fuerte como queriendo hacerce notar.

  • ¡Siiii!... ¡Jorge!... ¡Dame!... ¡Jorgito!... ¡¡Soy tuya!!

Mi padre la penetraba fuertemente. Salía y entraba en casi su extensión completa, ella respondía cargando su gran culo contra el. Sus carnes temblaban con cada impacto. Pasaron cerca de 30 segundos, cuando el mantuvo firme adentro y acabó.

Ella seguía exigiendo mas, con sus jadeos y contornos, pero mi padre ya había terminado.

La soltó, sacando su verga en proceso de "deshinche" y se acostó de espalda junto a ella.

  • Lo siento vieja no aguanté más, me voy a dormir.

Mi madre con la decepción en su rostro se paró, se puso su camisa de dormir de tirantes y se acostó en su lado de la cama, resignada.

Fue todo tan rápido que no alcance a acabar con la paja clandestina que me estaba dando al disfrutar del show del cuerpo de mi madre siendo penetrado.

En silencio volví a mi dormitorio. Acostado viendo y lo que alcance a grabar del encuentro sexual de mis padres. Masturbándome lentamente, concentrado en cómo se veían las tetas de mi madre balanceándose en el vídeo.

De pronto sentí que mi puerta se abría lentamente.

  • Necesito hablar contigo - escuche a mi madre decir en voz baja. Para luego desaparecer en la oscuridad del pasillo.

Me preocupe, por lo que salí rápidamente al pasillo. Estaba oscuro y ella no se encontraba ahí, se veía solo un haz de luz escaparse desde la puerta entre abierta del baño. En silencio me acerqué a la puerta y la abrí de a poco.

  • entra rápido y cierra la puerta- dijo casi murmurando.

Ella estaba ahí con su cabello suelto y solo su pálida camisa de dormir de tirantes, que con la luz directa del baño, se veía casi trasparente, evidenciando que era solo esa prenda la que cubría su deliciosa anatomía.

  • ¿Que pasó? - pregunté intrigado, mientras la recorría visualmente.

  • Necesito que me ayudes - dijo soltando sus tirantes por sobre sus hombros - tu padre no me está satisfaciendo.

La escuché mientras no perdía detalle de la caída la tela, recorriendo sus curvas, para terminar cubriendo sus pies.

Me acerqué tomándola de la cintura y acercando nuestros rostros.

  • Termina lo que tu padre no pudo terminar.

Nos besamos apasionadamente, ella rodeo mi cuello con sus brazos, los manos se apropiaron de sus generosas nalgas y sentí como sus pechos se apretaban contra mi pecho. La lleve contra la pared del baño, y lleve mi mano derecha a su seno izquierdo para disfrutar de su suprema suavidad. Su duro pezon se paseaba entre mis dedos junto con el amasar de mi mano. Levantó una de sus piernas para acercar más su sexo al mío.

  • metemela luego, antes que despierte. - dijo entre besos.

Nos soltamos. Ella se apoyó en el lavamanos inclinándose hacia adelante levantando su culo. Baje los pantalones y me posicioné detrás de ella. Mis manos la sujetaron firmemente de sus caderas y la verga erecta y ansiosa busco la entrada de su sabroso coño. El cual sin obstáculos ni recelos lo acepto en una penetración inmediata y completa. "Mmmmm..." Fue su expresión al sentirme invadiendola.

Tomándola de sus caderas, la culeaba a un ritmo frenético, impulsado por las ganas acumuladas desde que la había visto teniendo sexo con papá, un rato antes. Su trasero se arrimaba a mi chocando son sus suaves carnes cada vez que mi verga insistía en su interior, nos acompasamos en nuestro arte amatorio.

"Uhhh"... "SII..."... "Dale Jorgito"... Decía entre gemidos y jadeos, tratando de no hacer mucho ruido.

Nuestro ritmo era constante y lo teníamos controlado, por lo que comencé a subir por su piel con mis manos, para llegar a esas colgantes tetas. Me aferré a estas con fuerza, exigiendo el derecho a disfrutar de su suavidad. Sentía poseer el derecho absoluto de gozar de ese cuerpo de hembra en celo. Con mis manos apretando fuertemente sus tetas, aprisionado sus duros pezones entre mis dedos, tiraba de estas cada vez que necesita volver a entrar su cuerpo, en nuestra mecánica sexual.

Ella con si cara hacia el techo se entregaba a mi menester de macho.

De pronto ella bajo su cara, sus manos fueron a sujetar las mías y sus piernas flaquearon.

  • ¡Ay! Terminé... - dijo murmurando mientras yo seguía con mi mete saca.

Entre firme y a fondo, para quedarme en ese cálida guarida. Ella se enderezó su postura una actitud melosa. Su mano derecha tomo mi cabeza por sobre ella, yo besaba el lado izquierdo de su cuello, su mano izquierda apretaba mi nalga izquierda. Y mis manos amasaban su tetas.

Mi verga dura en su interior palpitaba de calentura.

  • Esto si que es placer. Nunca me habían follado así.

  • Aún no he terminado - le dije al oído.

  • Uyy si mi amor... Acaba... Llename... - volviendo a reclinarse sobre el lavamanos y levantando su culo.

Seguí con metidas fuertes y profundas en ese jugoso coño. Fueron varias, quizás 10 o 15, lentas y fuertes. Ella respondía con suaves gemidos y manteniendo su sexo en alto y dispuesto.

Ya casi acabando sentí ese exquisito hormigueo, para luego en la siguiente arremetida, sentir mi falo a punto de estallar. Continúe disfrutando de su suave cavidad un par de penetraciones más. Hasta no poder aguantar más y vaciarme, por fin, en su profundidad, liberando mi virilidad en una gran corrida en varios disparos, cómo bombeando semen directamente en sus entrañas.

Me mantuve sujetándola con mis dedos casi enterrados en la piel de sus generosas caderas, unos segundos disfrutando de una de las sensaciones más exquisitas de la vida.

Al rato la solté, y saque mi empapada verga de su encharcada vagina. Se volteó hacia mi, nos miramos a los ojos y nos besamos apasionadamente, abrazandonos.

Cada uno volvió a su respectivo dormitorio sin que mi padre sospechara. Su actitud hacia mi mejoro bastante, aparentaba normalidad. Pero la verdad es que buscaba cualquier instancia para excitarme. Comenzó a usar su ropa de manera más atrevida. Sus escotes y/o faldas cortas, empezaron a hacerse más presentes en el cotidiano. Ella se veía más alegre que antes.

Nuestros encuentro empezaron a hacerse más comunes y no solo los fines de semana. Sin importar si mi padre estuviera o no, buscábamos el momento para saciar nuestra hambre. Lo hicimos en todos los recintos de la casa. Con el tiempo su ano se acostumbró a mi pene, de tal manera de lograr un calce perfecto cada vez que me pedía que la enculara. Claro que, cada vez que follabamos, mi madre follaba después con papá, en la noche. De manera de compensar su engaño, decia. Y quizás, para aliviar su conciencia.