La sonrisa de mi prima
Se llama Lucia no tiene un cuerpo espectacular, pero cuando la conoci su sonrisa y su dulce mirada provocaron en mi una reacción que ninguna mujer había conseguido con tan solo eso, una sonrisa.
La sonrisa de mi prima.
Cuando mi hermano se fue de casa, me adueñe rápidamente de su dormitorio, puse allí mi ordenador y lo convertí en mi cuarto de estudio y de "juegos", mi dormitorio (muy pequeño) se quedo en eso, en dormitorio. Por eso el día que mi madre me dijo que tendría que dejárselo a una prima lejana que venía a pasar una temporada para hacer un curso me cabree bastante, ni siquiera sabia quien era esa prima.
Mi cabreo se acabo cuando la conocí, se llamaba Lucia y tenia 23 años, yo entonces tenía 18 recién cumplidos, no tenia un cuerpo espectacular, pero su sonrisa y la dulce mirada de aquellos ojos verdes provocaron una reacción en mi cuerpo que ninguna mujer había conseguido. Cuando me la presento mi padre, me sonrió y cuando me dio un beso en la mejilla se acerco de forma que sus pechos rozaron levemente el mío, aquello fue suficiente para provocarme una gran erección. Fue tal, que por miedo a que me descubrieran, en cuando pude me escape a mi dormitorio donde no tarde en masturbarme.
Con el paso de los días el furor inicial se fue calmando, ella no me prestaba demasiada atención, aunque yo a ella si. Intente sorprenderla en el baño, entrando por sorpresa cuando ella estaba dentro, pero siempre estaba cerrado por dentro. Por las noches cuando se iba a dormir esperaba que algún día dejara la puerta del dormitorio entreabierta mientras se cambiaba, pero nunca sucedió.
Una noche antes de irme a dormir entre en el baño y encontré en el suelo olvidadas unas bragas, tenían que ser de mi prima, que había estado arreglándose para salir con unas amigas del curso. Eran unas braguitas blancas y pequeñas, me las acerque a la cara y su olor me puso a cien, me fui a la cama con ellas no dejaba de olerlas y no me pude dormir hasta que me masturbe por tercera vez.
Aquello se convirtió en costumbre, todas las noches antes de irme a dormir pasaba por donde está la ropa sucia y buscaba las bragas de mi prima que pasarían esa noche conmigo y haría mis pajas más placenteras. Por la mañana, antes de desayunar y mezclada con mi ropa, las devolvía al montón de ropa a lavar. Aunque Lucia no me hiciera caso yo pasaba las noches con sus jugos más íntimos, descubrí además que ella tenia que tocarse bastante ya que aunque algunos días parecían casi limpias la mayoría de las veces no era así.
Una mañana que me quede dormido, mi madre mando a mi prima a despertarme. Cuando me despertó me sobresalte dejando a la vista las bragas que pasaron esa noche conmigo, mi prima se dio cuenta y las debió reconocer porque se puso muy colorada, pensé que me iba a dar la gran bronca, entonces sonrió y salio del dormitorio sin decir nada. Estaba tan avergonzado que no fui capaz verla esa mañana, me duche, me vestí y me fui corriendo gritando que llegaba tarde.
Cuando por fin volví por la tarde no me atrevía a entrar ¿se lo abría contado a mi madre?, pero nadie dijo nada, mi prima actuaba como cualquier día y ninguno de mis padres hizo ningún comentario. Cuando tuve la oportunidad le di las gracias por no decir nada, esa noche la pase "solo" no me atreví a cogerlas, no sabia que sería la primera y la última.
Mis padres siempre llegan a casa después que yo, así que al día siguiente cuando llegue y encontré solo a mi prima no me extraño, lo que me extraño es lo que paso inmediatamente. Lucia me llamo y me pidió que la ayudara a terminar de colgar la ropa limpia, me acerque y me dijo - Yo te la voy pasando y tu la cuelgas -, y me empezó a dar cosas. Toda la ropa que quedaba era suya y dejo toda la ropa interior para el final, primero me dio un par de sujetadores y por último tres braguitas, cada vez que me daba algo lo hacia con esa mirada dulce y me sonreía con esa sonrisa que me ponía a cien, pero esta vez me estaba cabreando, se estaba burlando de mi. Pero igual que la primera vez el cabreo duro poco ya que nada más terminar se me acerco y agarrándome del brazo me dijo, - no te preocupes, para esta noche te prestaré las que tengo puestas -, no lo podía creer.
Más increíble me pareció cuando después de cenar y aprovechando un momento que quedamos solos, se me acerco y metiéndome unas bragas en el bolsillo me susurro al oído, - esta tarde me estuve tocando, espero que así te gusten más y vaya si me gustaron.
Desde entonces era Lucia la que todas las noches de una forma u otra me proporcionaba mi fetiche. Pero a pesar de eso, ella siempre ignoraba todos los acercamientos que yo hacia a cada oportunidad que se me presentaba, - Solo me acuesto con mi novio -, me decía al oído cuando no conseguía que la dejara en paz.
Hasta un fin de semana que mis padres nos dijeron que lo pasarían en la casa de unos amigos en la playa, mi prima estaba a punto de acabar su curso y aunque llevaba unos días que parecía un poco triste y distante, no me dejo nada ninguna noche, decidí que no podía dejar pasar esa oportunidad, ese fin de semana me tenia que acostar con mi primita como fuera (resulta que ella estaba pensando lo mismo, aunque yo entonces no lo sabia).
El viernes llegue a casa más tarde de lo normal, quería que mis padres no estuvieran cuando yo llegara, cuando entre tampoco estaba mi prima, pensé en preparar algo para cuando llegara pero cuando iba hacia mi dormitorio vi el suyo encendido, estaba allí, ¿se habría acostado?, entonces ella que me habría oído entrar me llamo. No tenia ningún plan preparado cuando entre en el cuarto, ella estaba en la cama leyendo y me dijo que mis padres ya se habían marchado y le dejaron dinero para la comida del fin de semana.
Yo me acerque y me senté en la cama, aunque estaba completamente tapada sus hombros desnudos me hicieron pensar que no llevaba nada puesto, imaginándome su cuerpo me anime y le solté sin más - ¿Me prestas tus bragas?, hace días que no lo haces -. Se quedo pensativa y me dijo, - De acuerdo, pero esta noche hay una condición..., tendrás que contarme lo que haces con ellas -, no esperaba aquella respuesta y no me corte, le dije que las usaba para masturbarme. Puso cara de enfadada, - Eso ya lo se idiota, ¿Qué clase de explicación es esa?, quiero los detalles -.
Aunque me daba algo de vergüenza no podía volver atrás, además era la situación perfecta para meterme en su cama y meterle mi polla, así que le explique como me metía desnudo en la cama con sus braguitas y me las acercaba a la cara para olerlas y chuparlas o envolvía mi polla con ellas mientras me la meneaba. Tampoco le gusto, quería más detalles, no era nada sexy y parecía que le estaba leyendo una lección de historia, me amenazo con mandarme a mi cama sin darme nada.
No estaba dispuesto a rendirme y entonces tuve una idea. Abrí su armario y busque entre sus bragas, escogí un tanga que hasta entonces no había visto y le dije, - ¿Este tanga lo tienes reservado para tu novio?. Ya que no se explicarme, aunque está lavado, me servirá para hacerte una demostración -.
Deje el tanga en la mesilla y empecé a desnudarme lentamente, cada prenda que me iba quitando la dejaba cuidadosamente sobre una silla, estaba haciéndole un estriptis e intentaba parecer lo más sexy posible y no parecía hacerlo mal ya que a Lucia se la veía nerviosa, pero no decía nada,
Es curioso que al descubrir mi pene me entro miedo, mido 1,75 y no me considero un Adonis pero pienso que no estoy mal, mi pene es de un tamaño medio y algunas amigas que lo han conocido han alabado su grosor, pero ¿que pensaría mi primita al verme desnudo?, ¿la podría excitar, o se quedaría indiferente?.
Intente que no se notara mi vergüenza y cuando termine de desnudarme tome las braguitas, me las acerque a la cara y aspire profundamente, me volví hacia ella y si decir más me tumbe en su cama, ella se aparto rápidamente y me hizo sitio yo comencé ha pajearme muy suavemente mientras jugaba con sus bragas poniéndomela en la cara, chupándolas y restregándomela por la polla.
De repente ella me las quito y tirándolas me dijo - eso está mucho mejor, ahora si te las has ganado -, entonces tiro de la sabana. Junto a mi cuerpo desnudo estaba el de ella cubierto únicamente por unas braguitas preciosas, pequeñas sin llegar a ser un tanga y casi transparentes, entonces me pregunto directamente - ¿tienes condones? -, increíble mi error no teníamos condones, ¿en que estaría yo pensando?, entonces con una hermosa sonrisa en su cara comento - no podremos follar pero espero que pases la noche conmigo -.
Me incorporé y me puse a mirarla, era un poco más baja que yo, no tenia las tetas grandes pero eran preciosas, redondas y con un pequeño pezón oscuro, estaba algo rellenita y como descubrí un poco más tarde totalmente depilada exceptuando un triangulo de bello negro y suave como su pelo. Mi exhibición anterior con el consabido pajeo me había puesto a tono, pero la idea de pasar la noche con ella, aunque no pudiera follármela me puso a mil, la polla me ardía como si le estuvieran metiendo fuego.
Empezó ella con las caricias, estaba todavía más caliente que yo, en cuanto me toco la abrace y le bese la boca fue su lengua la primera en salir y termino jugando largo rato con la mía. No quería dejarle la iniciativa y empecé a recorrer su cuerpo con mis besos empezando por el cuello y con un objetivo muy claro, su entrepierna, pero tenia todo el tiempo del mundo, así que baje despacio hasta sus tetas donde empecé a comer con pasión, primero una y después otra, primero por los alrededores después sus pequeños pezones primero suave y luego con fuerza, mientras los lamía estos respondían endureciéndose cada vez más.
Mientras, ella había llevado sus caricias hasta mi pene que debía estar a mil grados y lo pajeaba tan maravillosamente que creí que me corría y acabábamos de empezar, así que para zafarme baje hasta su ombligo dejando mi polla fuera de su alcance. En su ombligo no pude estar mucho tiempo, el olor que me llegaba era intenso y estaba completamente sediento de aquellos jugos tantas veces soñados en mis pajas nocturnas, mi mano ya estaba allí explorando cada recoveco de su húmeda cueva y jugando con su clítoris.
Empecé a recorrer los bordes de sus braguitas con la lengua, lamía los muslos mientras refregaba mi cara en sus bragas, después pase a besarle el coño por encima, ella se movía excitada y gritaba - Cómemelo de una vez -, pero yo no tenía prisa, quería disfrutar de cada centímetro y seguía recreándome. Cuanto empecé a quitarle bragas ella se incorporo rápidamente para facilitarme la labor, antes de dejarlas les di un lametón por dentro. Se empezó a reír y me quede cortado - ¿Te ríes de mi? - le pregunte un poco cortado, entonces me contó - Solo me han "besado hay" una vez y me hicieron daño, pero mis amigas siempre dicen que vuelva a probar, que ha veces es mejor que follar-, - No te preocupes, le dije, estás con un experto que te hará disfrutar -.
Para superar sus miedos y no defraudarla seguí con mucha suavidad y con mucho cariño, primero le bese alrededor del coño, me comí su pelitos y poco a poco me fui acercando a sus labios, primero lo exteriores de arriba abajo y vuelta, luego los interiores igual así estuve un buen rato, mi polla seguía sola y ardiendo, encontré su clítoris, sabia maravilloso con dulzura primero y con fuerza después lo pellizcaba con mis labios mientras ella no dejaba de gemir, cuando le metí la lengua en su cueva lo gemidos se convirtieron en gritos y espasmos que acompañaron un largo orgasmo durante el que no deje de comérmela ni un instante. Fue un orgasmo contagioso hasta tal punto que yo también me corrí, sin que nadie me tocara, sus espasmos sus gritos y el sabor de los nuevos flujos provocados por el mismo orgasmo fueron suficiente para mi. Cuando me tumbe a su lado me dio un largo beso y bajando su mano me dijo, - Lo has hecho muy bien y ahora te toca a ti -. Cuando me toco la polla y se dio cuenta de que me había corrido se quedo sorprendida - no lo puedo creer -, y se volvió a reír. Esta vez no me importo que se riera, me empezó a lamer todos los restos de semen que encontró y cuando me dejo bien limpio empezó a comérsela.
Lentamente se la iba tragando hasta que se la metió entera, me puso a mil. Yo también quería, así que la hice cambiar de postura para hacer un 69, desde entonces mi preferido, su coño estaba de nuevo lleno de mis líquidos favoritos y mientras ella se metía toda mi polla en su boca. No tarde en volver a correrme y hacia tiempo que no tenia una corrida como aquella, no se cuanto semen expulse, lo que si se es que Lucia hizo lo posible por no desperdiciar ni una gota, cuando termine le metí la lengua todo lo que pude y empecé a moverla, ella respondió con un nuevo orgasmo y regalándole nuevos flujos a mi paladar, me volví y terminamos intercambiando nuestros líquidos en un largo beso que nos llevo a un sueño profundo.
Me desperté antes que ella, estaba amaneciendo, y cuando la vi pensé, no ha sido un sueño. A mi lado estaba mi primita dormida dándome la espalda y mostrándome su precioso culo, aguante media hora mirándola y recreándome en cada una de sus curvas para no despertarla, después no pude más y empecé a acariciarla, se despertó en seguida se volvió y me sonrió, impresionante.
Al poco ya nos estábamos besando y metiendo mano por todos lados, no podíamos parar, sin dejar de besarme fue bajando hasta mi herramienta que estaba más que dispuesta pero yo ahora quería follármela y se lo dije. - Y que crees que quiero yo, en cuanto abran las tiendas habrá que salir a compra condones no quiero quedarme embarazada lo que quiero ahora es tu leche para desayunar - y siguió comiéndome la polla, yo mientras empecé a masajearle el culo y cuando me concentré en su agujero ella se volvió hacia mi, - Por hay soy virgen todavía - , le conteste - Eso podemos arreglarlo ahora mismo si quieres -, ella me contesto con una de sus mejores sonrisas y yo le conteste introduciendo un dedo en su agujero. Siguió chupándomela mientras yo seguía con mis tareas de dilatación, de vez en cuando me mojaba los dedos con saliva o con sus propios jugos y se los untaba en el culo para lubricarlo. Cuando ya no podía más la agarre y la puse a cuatro patas, ella me agarro la polla y la llevo a su destino en cuanto la situó empecé a empujar, entraba despacio pero no quería hacerle daño, no se quejo hasta que en un empujón se la metí entera, me quede quieto y al rato fue ella la que empezó a moverse alante y atrás, me tumbe sobre ella y al tiempo que acompasaba mis movimientos a los suyos comencé a acaríciale el clítoris, tenía los ojos en blanco y en cuando aumente el movimiento estallo en un inmenso orgasmo, me detuve para que descansara un poco y volví al mete saca hasta que yo también estalle dentro de ella, luego nos quedamos dormidos otra vez.
De repente me despertó ella, era tarde y teníamos que salir a la compra, lo primero que compramos fueron los condones y después la comida para el fin de semana. Durante la compra le pregunte, y entonces me contó que unos días antes había roto con su novio por teléfono, al principio y aunque fue ella quien lo dejo, estuvo un poco triste pero cuando se entero que pasaríamos un fin de semana solos en casa lo primero que se le vino a la cabeza fue meterse conmigo en la cama, llevaba demasiado tiempo en dique seco y estaba muy caliente últimamente, pero después de todas la negativas que me había dado no sabia como hacerlo. Cuando se marcharon mis padres al ver que yo no había llegado se le ocurrió esperarme desnuda en su cama y hacerme entrar en su dormitorio para seducirme, no sabía como iba ha hacerlo, entonces yo le facilite las cosas pidiéndole sus bragas.
Yo estaba feliz, creía que había pasado la mejor noche de mi vida, pero resulto que no fue más que el principio de un fantástico fin de semana de sexo con mi primita en el que, además de la compra, solo salimos de la cama para ducharnos (por supuesto juntos) y comer de vez en cuando.
Me gustaría recibir su opinión o sus comentarios en relatador06@yahoo.es