La Sombra De Lo Prohibido (3/5)

Carl soltó el peine, arrodillándose ante la figura de su hermana, sollozando a momentos. El rostro de Sabrina, frio y vacio, continuaba inmóvil mirando la piscina, con una única diferencia...

Este capitulo lo subire antes debido a que quedan muy pocos para el final, y por motivos de viaje no  podre hacerlo el lunes. Si algunos peinsan que los capitulos son cortos, les informo que esta es solo una historia de transicion... para dar paso a la siguiente historia que sera mas larga. disfruten el capitulo :)

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Anteriormente en La Sombra  De Lo Prohibido

Cuando Sabrina se disponía a abrir de golpe la puerta y enfrentar a su esposo, el desconocido, mostro su rostro, cabello castaño claro, una tes impecablemente clara   y unos ojos cafés penetrantes, que se desfiguraba al momento de lanzar gemidos. quedando pasmada ante tal escena, con sus labios sangrando por la presión que realizo con sus dientes, y las lagrimas que brotaban con más fuerza. Su marido, a quien tanto amaba, le era infiel con un hombre, su propio hermano.

Sabrina  jalaba su cabello con ambas manos, mientras movía la cabeza en forma de negación, sin encontrar explicación, con los gemidos haciendo coro a su espalda, saco el espejo de su bolso viendo lo macabra que se encontraba. fue al baño del lugar, y abrió un poco la llave del lavamanos, donde limpio su rostro sin parar de llorar.

Sabrina hiso un esfuerzo diciendo “llévame a casa”

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CAPITULO 3

Carl: vine lo antes que pude Silvia

Silvia: el señor me pidió que lo llamara, él tenía una operación importante

Carl: no se preocupe, ¿Cómo sigue?

Silvia: igual, señorito. Ya no sabemos qué hacer, el doctor dice que es un cuadro depresivo, pero ella una joven que lo tiene todo, que tiene un hija hermosa, y un marido que la ama…

Carl: ¿la niña ya se fue a estudiar?

Silvia: si señorito

Carl: bien, mi madre no pudo venir, cosas de la tienda, prepare la comida mientras subo a verla

Silvia: de inmediato señorito Carl

(…)

Carl subió lentamente la escalera principal que daba a la planta superior de la casa, camino por el enorme pasillo que daba a las habitaciones, hasta llegar a la del centro, golpeo dos veces y entro, percatándose que los velos que cubrían las ventanas, se ondulaban con la brisa de otoño.

Vio la cama tendida, y una bandeja con un tazón repleto que lo que parecía ser cereal y leche, a su lado un plato con frutas y en una de las esquinas un vaso, con un liquido rojo, que llegaba a la mitad del vaso.

Carl: ¿hermana?

Carl continuo revisando la habitación, entro al cuarto de baño, encontrándose con el espejo roto, cuando se disponía a salir sintió la puerta principal de la habitación abrirse, con su mano temblando termino de abrir la puerta del baño y saliendo de golpe, encontrándose con Silvia que llevaba la bandeja de comida, la cual casi la voltea del susto.

Silvia: por dios niño, que me asusta

Carl: lo lamento, pensé que era mi hermana

Silvia: a su hermana la tengo en el balcón, tomando el fresco, si yo o su marido no la movemos se volvería estatua.

Carl: ¿y esa bandeja?

Silvia: es la del desayuno, no probo nada, solo me acepto un poco del jugo de fresas

Carl: bien, llévesela y deje la de la comida, yo me encargare de que se la coma

Silvia: como ordene

Apenas Silvia desapareció del lugar, Carl cogió la bandeja abriéndose paso por los velos que se seguían ondulando, varias hojas teñidas de café estaban por el piso, al lado del ventanal que daba entrada al balcón había una pequeña mesa con tres sillas.

La otra silla estaba hacia la piscina y jardín, con la macabra figura de Sabrina, su cabello desordenado, su piel pálida, cubierta por una bata de seda blanca, con la cabeza hacia un lado, con la mirada fija, al agua que se movía con la brisa.

Carl: hola hermanita ¿Cómo has estado?

Carl: traeré el peine para arreglarte un poco

Carl volvió a entrar a la habitación, se dirigió al baño privado, cogió el primer cepillo que encontró y volvió donde su hermana, tomo hebras de su cabello, comenzando a peinarlas

Carl: mamá no pudo venir, pero te manda muchos saludos

La mirada de la mujer no se despegaba del agua, no hacia ningún movimiento, más que los que provocaba la respiración y el peinado que le hacia su hermano

Carl: ¿Qué te paso hermanita? ¿Por qué estas así? Por favor vuelve de ese sueño, te extraño mucho, no me dejes hermana

Carl soltó el peine, arrodillándose ante la figura de su hermana, apoyo su cabeza en el muslo de la mujer, mientras le acariciaba la pierna, sollozando a momentos. El rostro de Sabrina, frio y vacio, continuaba inmóvil mirando la piscina, con una única diferencia, una lágrima rodaba por su mejilla.

(…)

El timbre ya había sonado tres veces, y en la planta superior, Silvia dejaba de luchar por qué Sabrina probara algún bocado, entro a la alcoba dejando la bandeja sobre la cama, y empezando a correr a la puerta de entrada, encontrándose con la figura de Olivia, que sostenía su móvil.

Olivia: al fin, ya iba a llamar a Tristán, creí que había pasado algo

Silvia: usted sabe señorita Olivia, darle la comida  a la señora es imposible, ni siquiera al señorito Carl se la recibió

Olivia: ¿Carl estuvo aquí?

Silvia: si hace dos días

Olivia: ¿y Tristán?

Silvia: trabajando como siempre y la niña en el colegio

Olivia: okey, vaya a hacer sus cosas, ahora me ocupo yo de la señora

Silvia: no sabe cuánto se lo agradezco

Olivia: no se preocupe, todo está bien

La joven subió hasta llegar al lado de la figura de su amiga, que continuaba mirando la piscina, sin mover ningún musculo.

Olivia: ya a paso una semana amiga, ¿porque no me hablas? ¡Reacciona por dios!

Al no tener respuesta, se sentó al lado de ella, tomándole suavemente la mano, acariciándosela, y a momentos acariciándole el rostro.

Olivia: ya verás que pronto te mejoraras, todo estará bien

La mano de Sabrina se aferro con fuerza a la de su amiga, provocando un susto en ella, Sabrina giro lentamente su cabeza, para quedar mirando a su amiga, la cual se soltó repentinamente sosteniéndose en el balcón, al dar un salto de la silla, el rostro de Sabrina parecía moverse, hasta que logro decir palabra.

Sabrina: ayúdame a vengarme

(…)

Silvia: qué bueno que llego señor

La figura de Tristán acaba de entrar a la casa, encontrándose con su hija aferrada a su pierna, dejo el maletín en una mesa que estaba cerca, separo a su hija besándole la frente, dado esto la niña volvió al sofá a ver televisión.

Tristán: como a estado todo aquí

Silvia: la cena ya casi esta, gracias a dios la señorita Olivia vino a cuidar a la señora

Tristán: ¿en serio?

Silvia: claro señor

Tristán: me alegro, ¿y Sabrina?

Silvia: imagino que igual, ayude a la señorita a recostarla en la cama antes que se fuera

Tristán: cenaremos e iremos a ver a la mamá ¿ok?

Silvana: si papi

Tristán: sírvanos por favor

Sabrina: buenas noches familia

Tristán, Silvana y Silvia, dirigieron la mirada al pie de la escalera principal, viendo la escultural figura de Sabrina, con un vestido ajustado color negro más arriba de la rodilla, una zapatos de tacón, su cabello rubio perfectamente ondulado, en sus muñecas múltiples pulseras de oro, al igual que sus aros, sus labios rojo sangre, unos ojos delineados y mejillas rojizas.

Tristán: ¡Sabrina!

Silvia: ¡dios mío!

Silvana: mami.. mami.. mami

La niña corrió a los brazos de su madre, dándole un enorme abrazo junto a un beso

Silvana: ¿ya estás bien mami?

Sabrina: claro que si mi princesita linda, vaya a lavarse las manos

Silvana: si mami

Sabrina: hola mi amor

La mujer se acerco delicadamente a Tristán dándole un peso en los labios, el cual no podía creer aquella situación.

Sabrina: ¿Qué sucede? ¿No pensaste que te desharías de mi tan rápido?

Tristán: no digas tonteras, solo que me sorprende verte tan recuperada después de una semana

Sabrina: eso ya es pasado amor

Tristán: ¿pero qué fue lo que te paso?, ¿Por qué entraste en shock?

Sabrina: no tiene importancia, ya estoy bien y es lo que importa, Silvia ponga un puesto más en la mesa

Silvia: si señora

Tristán: claro que importa, estabas muy mal ¿Qué fue lo que te paso? Dímelo

Sabrina: ¡que ya paso! Es pasado y punto, quiero cenar en paz, en familia, tu, la niña y yo, porque somos una familia, y nadie podrá cambiarlo.

Tristán: pero…

Sabrina: silence mi amor, en la cama hablaremos, ahora iré a ver la cena

Ante la mirada atónita de Tristán, Sabrina cruzo la sala de estar perdiéndose en el pasillo que llevaba a la cocina, encontrándose allí con Silvia, que retiraba una carne del asador.

Sabrina: necesito que hagas algo

Silvia: por dios, que susto me ha dado señora

Sabrina: probablemente aun tiene grabada mi cara macabra de estos días

Silvia: yo no quise…

Sabrina: no te preocupes, necesito que llames a Carl, le cuentes que estoy mejor, y que necesito hablar con él urgentemente.

Silvia: ¿a esta hora señora?

Sabrina: si, a esta hora Silvia, no olvides que yo soy la señora

Silvia: claro señora, ya lo llamare

Sabrina: y sirve luego que muero de hambre

Silvia: como mande

(…)

Sabrina: hola hermanito

Carl volteo enérgicamente a la puerta de entrada del escritorio, encontrándose con la figura de su hermana plantada allí mirándolo fijo

Carl: Sabrina, ¿pero cómo?

Sabrina: eso no es lo importante, se que viniste a verme y cuidarme

Carl: pero, tu, …. Estabas mal

Sabrina: estaba, tontito, pero vamos, que no es para lo que te mande a llamar

Carl: ¿entonces qué quieres de mí?

Sabrina: a pesar que no se me notaba, yo estaba completamente lucida, solo que no podía moverme, pensé que me moriría hermanito, pero te escuche, escuche cuanto me quieres, así que te tengo un regalo

Carl: …¿un regalo?

Sabrina: tú sabes que yo te pago los estudios, así que decidí darte una posibilidad, que no todos pueden.

Carl: con que me pagues los estudios en la universidad, estoy bien hermana

Sabrina: no, no,no… me niego a que seas tan resignante, te pagare todo lo que falte de tu carrera en la universidad de Oxford, Inglaterra ¿Qué te parece hermanito?

Carl: no puede ser…

Sabrina: claro que sí, todo lo mejor para ti mi niño

Carl: sabes que mamá no lo permitirá

Sabrina: a ella déjamela a mí

Carl: no lo sé…

Sabrina: está bien, piénsalo, tienes dos días, la próxima semana partirías, y ahora ve a tu cuarto, pedí que te arreglaran uno por esta noche

Carl: pero...

Sabrina: ya le avise a mi madre

(…)

El manto negro de la noche cubría todas las plantas de la casa, la figura de Sabrina reposaba plácidamente a un lado de la cama, mientras que en la otra un intranquilo Tristán, que no podía conciliar el sueño,  saco la ropa de cama que lo cubría, levantándose lentamente entre las penumbras.

Abrió delicadamente la puerta saliendo al pasillo, dejando atrás a su esposa, quien abrió los ojos, escuchando el sonido de los pies de Tristán caminar por el pasillo.

Sabrina: aprovechen, más temprano que tarde me las pagaran

(…)

Tristán entro en puntilla a la habitación de alojados, donde reposaba Carl, se introdujo en la cama besándole el cuello, Carl se volteo para mirarlo, y responderle el beso en la boca

Carl: esto no está bien

Tristán: ella ya está bien, te necesito mi amor

Carl: pero rápido

Tristán le saco la camisa a su acompañante, y la de él, bajo su pantalón hasta la rodilla, mientras que ponía de lado a Carl bajándole el bóxer para dejarle descubiertas las nalgas. Busco la entrada con la punta de su pene, abriéndose paso al interior de su amante. Carl mordió su labio para aguantar el gemido, sintiendo como Tristán lo movía para dejarlo boca abajo, para poder  recostarse sobre  él.  Carl tomo la almohada colocándola en su boca apaciguar el ruido de sus gemidos.

Sintió como las envestidas de Tristán eran fuertes y lentas, sintiendo un liquido en su interior, Tristán saco su pene del interior del joven dejando escurrir aquel liquido por los muslos.

… en la oscuridad, Tristán volvió a recostarse al lado de su mujer, la cual al sentirlo, lo abrazo en el lecho, recostando su cabeza en el pecho de su marido.