La Sombra De Lo Prohibido (2/5)

Sabrina quedo pasmada ante tal escena...su marido, a quien tanto amaba, le era infiel con un hombre

debido a problemas tecnicos con el texto he decidido borrarlo y re-enviarlos para su mayor disfrute

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Anteriormente en La Sombra De Lo Prohibido

el hombre se enderezo al sentir aquella envestida, para después caer rendido a la cama, dejándose llevar por el placer, los testículos de Tristán golpeaban las nalgas del hombre con fuerza.

En un minuto pareció que las piernas del desconocido cedían, Tristán tomo al hombre recostándolo por completo en la cama para continuar con las embestidas brutales, hasta el punto de llenar a su amante de su semen, quedando ambos rendidos en la cama.

Tristán aun jadeando miro a su acompañante diciéndole ¿listo para la otra? Recibiendo como repuesta una sonrisa gustosa.

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CAPITULO 2

Sabrina: déjame adivinar, ¿nuevamente turno de noche?

Tristán: así es el trabajo mi amor

Sabrina: con la niña ya ni te vemos

Tristán: cuando lleguen mis vacaciones nos iremos lejos ¿ok?

Sabrina: llamare a Carl para que se quede con Silvana, quede de juntarme con Olivia en la noche

Tristán: ¿Carl? ¿Por qué mejor no llamas a la niñera?

Sabrina: mejor que se quede con su tío, le marcare

Tristán: ¡no!

Sabrina: ¿pero qué sucede porque gritas?

Tristán: acabo de recordar que hoy no es mi turno, yo me quedare con Silvana, tu ve tranquila a tu junta amor, y me voy que se me hace tarde

Tristán se arreglo el cuello de la camisa, para luego darle un beso en la frente a su perpleja mujer.

(…)

Olivia: y ese milagro que Tristán no trabajo

Sabrina: ni idea, estaba muy raro hoy, primero me dice que tiene turno y luego me dice que no

Olivia: ¿raro no crees?

Sabrina: estoy temiendo lo peor amiga

Olivia: ¿Qué cosa?

Sabrina: creo que tiene un amante

Olivia: no digas eso, Tristán es un hombre serio, que te ama, jamás tendría nada con otra mujer

Sabrina: no lo sé, pero lo averiguare, la próxima vez que tenga turno, lo seguiré, y si descubro que tiene un amante, esa perra sufrirá las penas del infierno. Te lo juro

Semanas después

Los días cada vez estaban más helados, el sol ya no daba el calor de verano, las primeras hojas de las arboleadas comenzaban a caerse, mientras que las otras se teñían de color café. Tristán había decidido suspender sus salidas nocturnas, para aplacar las sospechas de su mujer.

Silvia: señores la cena está servida

Tristán: gracias Silvia

Sabrina: sube a la recamara de Silvana  y avísale

Tristán: por favor

Silvia: como mande señora

Tristán: un poco de amabilidad no te matara

Sabrina: vamos a cenar, en paz

(…)

Tristán se levanto lentamente, para dirigirse al baño a ducharse e irse a trabajar, a lo lejos escucho su nombre, dándose cuenta que a pesar de su extremo cuidado su mujer había despertado de todas formas.

Sabrina: podrías quedarte un poco más

Tristán: no tengo tiempo, hoy no puedo

Sabrina: es lo que me dices siempre, hace semanas que no me tocas

El sonido de la puerta abriéndose, detuvo el alza de voces que comenzaba Sabrina, entrando su pequeña hija, que corriendo se introdujo en la cama.

Tristán: hoy tengo turno de noche, así que no me esperes despierta, chao mi cielo sea juiciosa

Silvana: si papi

Sabrina: suerte esta noche

Tristán: gracias

El hombre tomo su ropa y se dirigió al baño, mientras Sabrina arropo a su hija, para hacerla dormir, los minutos pasaban, hasta que escucho el sonido del auto encendido, fijo sus ojos en la pequeña que descansaba a su lado, percatándose que había entrado en un profundo sueño.

Se levanto cuidadosamente, cogió su móvil, y marco a su amiga, apenas colgó, se vistió y bajo al salón, se sentó en uno de los sofás mientras la empleada le servía el desayuno.

Silvia: señora está listo el desayuno

Sabrina: ya voy… una cosa Silvia

Silvia: dígame señora

Sabrina: mi marido tiene turno esta noche y eh quedado de juntarme con Olivia, podrías llamar a la niñera

Silvia: de inmediato señora

Mientras el poco sol que había calentaba el agua de la piscina, Sabrina  leía una revista a uno de los costados, el sonido de un motor deteniéndose, la alerto, se coloco las gafas y el pareo para ingresar al salón a ver quien había llegado, mientras entraba la sirvienta ya se encontraba abriendo la puerta principal.

Olivia: llegue lo antes que pude amiga

Sabrina: que bueno, me alegro de verte, ven pasa estoy en la alberca

Silvia: se le ofrece algo señorita

Olivia: un vaso de agua por favor

Silvia: con gusto señorita

Sabrina: retírate Silvia, y tráeme un jugo de mango

Silvia: de inmediato

(…)

Olivia: bien, cuéntame dónde iremos hoy

Sabrina: no te emociones, que no será un pub nuevamente

Olivia: no! … sucia! Quieres ir donde esos scort de nuevo

Sabrina: silencio, que alguien puede oírte

Olivia: sorry

Sabrina: y no es para eso, hoy Tristán tiene turno de noche supuestamente

Olivia: y cuál es el plan

Sabrina: nos vamos antes de su hora de salida a la clínica, y esperamos a ver si se marcha y si lo hace, lo seguimos

Olivia: sabes bien que no encuentro bien que hagas eso

Sabrina: ¿me acompañas o no?

Olivia: claro si eres mi amiga del alma

(…)

Un auto de color plata  a  la luz de la luna, salió del estacionamiento en dirección sur, pasando por el lado de las dos mujeres que lo observaban  dentro de otro auto. El cual no demoro en marchar y seguirlo.

Desconocido: pensé que no llegarías nunca

Tristán: sabes que siempre estoy para ti mi amor

Desconocido: no tengo mucho tiempo.

Tristán: ni yo

El hombre se abalanzo contra el desconocido, uniéndose en una sola persona, con un intenso beso, Tristán comenzó a abrir la camisa de su acompañante, mientras este desabotonaba el pantalón de Tristán.

Desconocido: ya no quiero separarme de ti

Tristán abraso fuerte a su amante, llevándolo así a la cama, lo arrojo sobre esta, para luego quitarse la camisa, tumbándose nuevamente sobre su amor

Tristán: pronto dejare todo por ti, hoy serás mío, solo mío amor

Tristán comenzó a recorrer todo el torso de su acompañante mientras este se retorcía entre las sabanas, la lengua de Tristán paso por el dorso, hasta llegar al oblicuo, tomo el inicio del bóxer retirándolo lentamente, continuo besándole el muslo, mientras su mano izquierda seguía acariciando el resto de la pierna.

El desconocido, lanzaba largos suspiros y gemidos, que llenaban la habitación de placer, sus ojos se movían por todos lados mientras su espalda se arqueaba al sentir la boca de Tristán cerca de su pene.

Tristán, se termino de desnudar ante la vista de su compañero, tomando una de las piernas de este, para abrirse paso hasta su interior, suavemente Tristán fue entrando en el desconocido, mientras que este no podía retener los gemidos

(…)

Olivia: aquí es

Sabrina: espérame aquí, no tardo

Olivia: ¿segura quieres ir sola?

Sabrina: no tardo

Sabrina corrió a la recepción del edificio encontrándose con un hombre de edad mayor, que usaba gafas en la punta de la nariz y una túnica azul oscuro

Sabrina: hola, quisiera ir donde mi marido

Julián: si claro dígame la habitación

Sabrina: es el hombre que entro hace unos minutos, su nombre es Tristán Del Solar

Julián: lo lamento señorita pero no puedo dejarla entrar

Sabrina, se dio media vuelta escudriñando en su cartera, de donde extrajo un paquete envuelto de un papel café opaco

Sabrina: aquí hay 2 mil dólares, deme la llave

Julián: con gusto, aquí esta, departamento 301, tercer piso

La mujer corrió al ascensor, deteniéndose en el piso indicado, su respiración se agitaba cada vez más, tomo la llave introduciéndola en la cerradura del departamento 301, observo cada centímetro de la sala de estar del lugar, continuo revisando la cocina sin resultado, hasta acercarse al pasillo principal.

Los gemidos provenientes de la última habitación del lugar llamaron de inmediato la atención de Sabrina, quien sin más demora, camino hacia allí, sosteniéndose de las paredes del costado, puesto que repentinamente un mareo intenso la invadía.

Mientras más cerca, los gemidos se hacían más audibles, los ojos de la mujer se nublaron a causa de las lagrimas que ya comenzaban a brotar de sus ojos, tomo lentamente la manilla de la puerta, apoyo su espalda en la pared que sostenía la puerta, y giro la manilla, abrió unos centímetros la puerta, dejando escapar, todo el sonido acumulado en la habitación.

Sabrina, aun sin mirar, tomo una gran bocanada de aire y cerro sus ojos para dejar que las lagrimas rodaran por sus mejillas, sin soltar la manilla, asomo su vista hacia el interior, al principio no distinguía nada, pero segundos más tardes, vio el rostro de su marido ser devorado por otro hombre.  Las lágrimas no dejaban de rodar por su rostro, mientras se mordía el labio inferior para contener las ganas de suspirar.

Cuando esta se disponía a abrir de golpe la puerta y enfrentar a su esposo, el desconocido, mostro su rostro, cabello castaño claro, una tes impecablemente clara   y unos ojos cafés penetrantes, que se desfiguraba al momento de lanzar gemidos.

Sabrina quedo pasmada ante tal escena, con sus labios sangrando por la presión que realizo con sus dientes, y las lagrimas que brotaban con más fuerza, cerro lentamente la puerta, cayendo al piso, coloco su cabeza entre sus piernas, soltando su pena, al ver tal engaño, su marido, a quien tanto amaba, le era infiel con un hombre, su propio hermano.

Sabrina  jalaba su cabello con ambas manos, mientras movía la cabeza en forma de negación, sin encontrar explicación, con los gemidos haciendo coro a su espalda, saco el espejo de su bolso viendo lo macabra que se encontraba, su delineador llegaba hasta las mejillas, y la sangre de su labio recorría su mentón, puso sus manos en su frente llevando su cabello hacia atrás intentando peinarlo, fue al baño del lugar, y abrió un poco la llave del lavamanos, donde limpio su rostro sin parar de llorar.

Seco su cara, saliendo del lugar, mientras los gemidos se hacían más intensos, la mirada de Sabrina estaba completamente perdida, entro al auto de Olivia sin decir palabra  alguna, solo veía a momentos y de forma borrosa los labios de su amiga moverse, pero sin escuchar lo que decía, Sabrina hiso un esfuerzo diciendo “llévame a casa”.

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