La Sombra Blanca y Rosa Pálida 1

Un jefe de Mafia desea fervientemente el cuerpo de una joven fiera para poder domarla, quiera ella... O NO. Una historia de poder, obsesión, violación y sumisión.

Este relato es de mi autoría, hace 3 años lo escribí, y hoy lo vuelvo a leer y re-escribir para mi placer y para el de ustedes.

Para mi es importante la historia tanto como el sexo.

Antes que nada, este relato esta contado desde varios puntos de vista, y en distintas líneas de tiempo. Voy a ir especificando, para que vayan entendiendo.

---------------------------------------INTRO MILENKO---------------------------------

La empuje contra la pared, apretando su espalda semi desnuda con todo mi cuerpo. Ataje sus manos por detrás, trabe sus piernas con las mías y con mi derecha agarre sus cabellos forzando su cabeza para atrás, para mirarla directamente a los ojos.

Sus ojos, marrones y grandes, miraban directamente a los míos, llenos de odio y furia, ni una pizca de miedo, como si no tuviera absolutamente nada que perder, me desafiaban aún más. Sentí su respiración, agitada, acelerada como si le faltase el aire; esa bendita expresión que no mostraba temor alguno... me encantaba.

-Entrégate- propuse susurrándole al oído con la máxima ternura que pude- y todo terminara- sin despegar mi vista de sus ojos, solté sus manos y ella las apoyo contra la pared.  Empecé a acariciarla lentamente sus hombros bajando por sus pechos, redondos, suaves, acariciando sus pezones hasta que se pongan duros del jugueteo, y asi volviendo a subir hasta su cuello nuevamente.

Sentí como su respiración se relajaba, a la par que la tensión de sus músculos. Cerro sus ojos y sentí como ligeramente accedía. Agarre uno de sus pechos y los apreté con fuerza, haciéndola suspirar… me encantaba el olor de su piel, acerque mi rostro a su cuello  a medida que sentía como entraba en calor.  Bese ese cuello  y su espalda color bronce con la intensidad que pude sin ser demasiado brusco, no quería asustarla, quería que sienta placer.

Mientras que tocaba su pecho, con mi otra mano me dispuse a bajar por su vientre hasta deslizar mi mano por encima de su ropa interior. Ella inmediatamente agarro mi muñeca, pero no estiro mi mano.

Ella no se estaba resistiendo.

Quise ser más efusivo, la solté como para girarla y tenerla de frente, finalmente mía. Quise girarla para besarle a los labios, esa boca color carmín que quise tocar desde el día uno… más me descuide… me deje llevar. Al retirar mis piernas y dejar de hacer presión contra la pared, le di un paso de libertad y ella lo tomo como oportunidad. Hizo un ademan de empujarme y  salir disparada corriendo.

-NUNCAAAA- grito a todo pulmón, respondiendo a mi petición de que se entregara. En un segundo su rostro de placer, cambio a una repudio y repugnancia.

Fue la primera vez que escuche su voz esa noche.

Enfurecí. Fui amable, y ella me repudio.

Le di un bofetazo, tan duro que cayó al suelo. Me dolió. Me dolió más de lo que pudo dolerle a ella. Esperaba ver lágrimas en su rostro enrojecido más una sonrisa sádica asomaba por uno de sus cachetes.

-      Te voy a domar zorra- susurre con calma mientras le daba una patada cuando trato de erguirse.

No respondió, tan solo se quedó allí, desafiante, como si no tuviera efecto lo que yo hacía. Era odiosa. ODIOSA. Nadie podía desafiarme y salirse con la suya. Necesitaba quebrar su espíritu… Necesitaba ver su rostro con temor, necesitaba verla sufrir pero ella se empeñaba en luchar. No tuve más opción…

-Niña, trate de hacer esto por las buenas- abrí la puerta a la habitación contigua, mientras le dirigía la mirada, ella tirada allí en suelo  mirándome desafiante y antes que vuelva a decir nada, ella susurro casi sin fuerza:

-no me dejare poseer así de fácil-

Sonreí… sabía que estaba equivocada… fue ahí que vi su ligera expresión de miedo

-Gustav, Janis, Mirko- llame a mis hombre fieles de servicio- aquí tienen a la zorrita de Ciel...- la mirada de odio de ella se intensifico… nunca fue más gratificante- hagan lo que les plazca con ella.

---------------------------------------INTRO CIEL----------------------------------------

Solo quiero contar mi historia…

No recuerdo haber sentido cariño parental. Desde que tengo memoria, yo carecía padres. Fui criada por la hermana de mi madre, una mujer mezquina, quien no me abandono si no fuera por el ingreso que recibía de mi herencia por estar yo ahí. Recuerdo a mis primos, desagradables primates, inducidos por el odio de su madre hacia mí, haciéndome la vida imposible durante todo el tiempo que estuve allí. Sufri mucho… hasta cumplir la mayoría de edad y hacerme de vida propia.

No soy indiferente al dolor, es más, lo abrazo y lo acepto como parte de mi vida, es quien soy y es lo que me hace dejar de ser débil. No dependo de nadie, pero reconozco quien necesita mi ayuda, y no dudaría de pasar un brazo amigable a quien me necesite, como yo necesite tanto tiempo.

Hoy por hoy, amo ser invisible para la sociedad, un punto en una multitud que nadie ve, ni recuerda, pero mi semblante no ayuda. Estatura media, tez morena, cabellos pardos largos que cubren mi espalda a su manera  salvaje de ser, ojos grandes y vistosos, brazos y piernas finas y esculpidas, pero me avergüenzan mis pechos llamativos, víctima de miradas y comentarios desagradables. Soy consciente que no soy desagradable a los ojos lascivos, no me tomen por tonta, ni menos pedante. Pero no es lo que deseaba y menos si me iba a traer desgracias así.

Estaba viviendo en un complejo de departamentos pequeños en un barrio residencial, no muy decente. No es el país mas seguro y menos el mejor lugar para vivir sola. Acostumbro a trabajar hasta tardes por las noches para cumplir con todos los plazos de entrega de trabajos de la universidad de arquitectura.

Este dia en particular, no dejaba de llover, la ventana de mi habitación daba a un pequeño patio común, en planta baja. Eran las 3 de la mañana, mis manos están llenas de tempera color azul, me distraje viendo mis manos, me saque los auriculares y me dispuse a ver como caía la lluvia en el patio, reflexionando sobre mi cansancio.

Alcabo que parpadee, cayo un rayo y toda luz ceso. Sin energía eléctrica. Genial me dije, mirando todavía el patio. Un rayo mas ilumino el patio… y ahí estaba.

UN HOMBRE.

Un hombre de cabello largo estaba en el patio boca abajo, empapado bajo la lluvia, inmóvil, como muerto.

No dude. Mis instintos me ganaron. Corrí y me tire de rodillas a su lado, toque su pecho a ver si respiraba

1-2-3 – SI, respiraba. Despeje su cabello de su rostro, y parecía estar tan pacifico, sus facciones tan marcadas me dieron sensación de seguridad y sin pensar me dispuse a llevarlo al único lugar seguro que conocía.

Con fuerzas fuera de lo común lo arrastre hasta mi habitación.

Estaba helado. Empece a darle palmadas en el rostro para que reaccione y fue cuando note una herida abierta atrás de su oreja. Alguien debio haberlo golpeado ahí tan fuerte como para dejarlo inconciente.

Escucho voces.

-DONDE ESTA? – Grito alguien desesperado a otro hombre que sostenía un bate de béisbol

Salio uno de mis vecinos por tanto griterío a preguntar que pasaba

-      Que esta sucediendo!

-      Señor entre a su casa, somos POLICIA.- dijo gritandomalhumorado

-      QUE ESTA SUCEDIENDO- volvió a insistir y el policía lo empujo dentro de su departamento y empece a escuchar que lo empezaron a golpear-NO NO NO, PARE POR FAVOR, YO NO VI NADA.

Entre en pánico, alguien estaba buscándolo, y no temian usar la violencia. Llamo a la policía? NO, ellos están involucrados. Lo entrego sin pensar? …. No… no puedo.

Paso unos minutos hasta que los hombres se marcharon.

Vi al hombre inconsciente en medio de mi departamento, con sangre en su vestimenta y aun todo mojado. Lo auxilie, mas no recobraba su conciencia.  Despoje de su remera toda mojada con una tijera, no se me ocurrio de otra manera. No pude dejar de notar su cuerpo. Un hombre de mediado 30  años, de rasgos extranjeros, piel blanca, facciones marcadas, cabello largo color rubio claro... alto corpulento. Llevaba unos tatuajes en un idioma que no podía entender a lo largo de su pecho y brazos, y en su espalda tenia tatuada unas alas que abarcaban la mayor parte de su dorso masculino.

Tome coraje, y me convencí que era por su bien, y le despoje de su pantalón deportivo, dejándolo solo en bóxer. No pude subrile a mi cama, no tenia la fuerza física, así que le puse una almohada y una manta… y con una oración espere que para el día siguiente recobre conciencia.

Luego recuerdo quedarme dormida en mi cama y el alado pero en el piso. Al día siguiente, desperté esperando que haya recobrado la conciencia, pero seguía allí… debería de llamar a una ambulancia para que vengan a socorrerlo pensé… pero antes debía verificar si seguía con vida.

Desde mi cama le toque el pecho con la mano extendida tratando de sentir calor. Todo estaba normal, pero no pude despegar mis manos de su cuerpo. Nunca vi algo tan perfecto. Abdominales marcados, unas caderas masculinas... me daba curiosidad nunca había tocado a un hombre de esa manera. Temblaba de emoción y me daba vergüenza,  miraba su rostro a ver si se movía en lo más mínimo, pero apenas respiraba. Contemplaba su cuerpo  desde arriba y me anime nuevamente. Toque su torso masculino ahora acariciándolo de arriba abajo con un dedo jugué por sus brazos y su cuello e imagine el recorrido de donde…  me gustaría ... haberlo... besado? me sonrojaba la sola idea de besarlo... No se inmutaba a despertase. Y me sentía cada vez más atrevida. Que tipo de persona seria? Seria amable? Me agradecería por salvar su vida? Será que lo perseguían injustamente? Si… eso tenia que ser. En mi cabeza, tremendo rostro no podría ser capaz de hacer algo malo, seria el un policía que perseguía policías corruptos? Seria un periodista dispuesto a exponer los males del mundo?... estaría el solo en casa… como yo? Mi corazón latia en pensar quien podría ser… y en que ganaba yo con esta buena acción.

Pensé traviesamente en que el despertaba y me agradecia con un beso o una caricia, como si nos conociéramos desde siempre. Mi mente fantaseaba con que mi buena acción me trajo a un hombre para que finalmente me cure de mi soledad. Mire traviesamente su manta y de a poquito empecé a estirar dejando más y más descubierto su cuerpo hasta que lo descubri por completo.

Gire hacia mi cama, mirando el techo, sonrojada hasta mas no poder. Tenia una erección. Será que mis caricias en su sueño lo exitaron? Sonreí traviesamente y me reia de mi inocencia pavoneante de lo que acababa de hacer.  Cerre mis ojos, acostada boca para arriba, mientras fantaseaba. No creo que despierte todavía.

Estaba tan inquieta, como que me urgia el cuerpo por terminar lo que había empezado. Noto el roce de mi ropa con mis pezones, que de repente se han vuelto muy turgentes y duros. Me dieron ganas de tocarme y porqué reprimirme. Toco mis pechos muy lentamente, me gusta cogerme los pezones y los pellizcarlos lentamente. Humedecí mis dedos con mi boca para  mover y dibujar círculos con mis pezones.  Sin quererlo notó un calor intenso en mi entrepierna y me rozo la entrepierna , rozo el clítoris y  estaba tan mojada, no había mejor sensación que masturbarse totalmente excitada. Con mi dedo índice hice círculos en el clítoris y el cuerpo medio convulsionándose me pide que lo haga más fuerte y rápido... y tengo un ardiente deseo de sentirme penetrada.

Pero duro muy poco.

Me tomo las dos manos y puso sobre mi cabeza, atajando con una mano y rapidamente se trepo sobre mí. El terror me invadió. Su semblante amable desapareció por completo. Su mirada resulto ser fría y calculadora, respiraba agitado. Me miraba directo a los ojos como tratando de descifrar lo que pasaba.

Le mire con todo el temor del universo y quise sacar mis mano más su fuerza era superior a la mía. Me lastimaba, trataba de forcejearlo para salir pero él tenía otros planes.

  • nadržený tučný- dijo en un idioma que no pude entender vio mi confusión y aclaro- calentona atrevida- me dijo en español perfecto.

No me salían palabras de lo nerviosa que estaba lo único en mi mente era escapar. Trate de apartarlo  con todas mis fuerzas pero él me observaba inexpresivo. Sentí su miembro erguido  sobre mi entrepierna, bombeando a todo dar.

-eres una  calentona…- dijo mientras alzaba mi pijamas descubriendo mi ropa interior y mi vientre ¿no es esto lo que querías?- dijo enojado- CONTESTA ZORRA-grito.

-Quién eres? y que quieres?- volvió a vociferar ahora apartando una de mis piernas, para acercar su pene a mis partes sensibles- Dime, niña… quién eres?- empezó a moverse en círculos, estimulando mi clitoris, haciéndome delirar de placer mientras trataba de disimular que me excitaba.

-Sabes quién soy?- dijo con voz suave ahora, aumento la velocidad de movimiento de sus caderas haciéndome gemir ligeramente–  Soy tu mala fortuna niña- respondió a si mismo su pregunta.

Se bajó el boxer dejando al aire su pene. Con la mano izquierda, atajaba mis manos y con la otra empezó a forzar mi sostén dejando al descubierto mis pechos. Empezó a lamer de arriba a abajo mis pechos  y cuando amenace con gritar me mordió tan fuerte uno de mis pezones que creo que derrame algunas lágrimas, no estaba permitido gritar, tan solo esperar un milagro. Me giro y  puso boca abajo, levantando ligeramente mi pelvis y empezó acariciar mi zona púbica sobre mi ropa, sentía como con fuerza y brutalidad movía los labios de mi concha y sentía como mojaba mi ropa interior. Me desconocía en ese momento... me sentía violada y ultrajada pero tan excitada.  Placer pero pudor al mismo tiempo y no decía absolutamente nada.

-te encanta verdad mi zorra?- decía en tono sarcástico.  Empezó a sacarme la ropa que llevaba puesta a la fuerza, rompiendo lo que podía, marcando mi piel sin cuidado y lleno de brutalidad. Trate de deslizarme pero sujeto mi cabeza contra la almohada hasta casi asfixiarme. Me dejo completamente desnuda, teniendo a disposición todo mi cuerpo. Se detuvo y con un dedo recorrió toda mi espalda, tal como yo lo había hecho... erizándome la piel... jugando con mi sentido... tratando de que hable.

-es esto lo que estabas haciendo conmigo, no? te encanta zorra... verdad?- dijo esperando una respuesta... sin conseguir nada...

Me volvió a dar la vuelta esta vez para agarrar su miembro.

-hazme la paja-ordeno autoritario.

Un recuerdo amargo invadió mis temores en ese momento.  No me movía, me acurruque en una esquina en posición fetal sin mirarle a los ojos. Fue cuando verdaderamente se enojo.

-EY... TE DICHO QUE ME HAGAS UNA PAJA - luego empezó a maldecir en un idioma que no entendía y entre maldición y maldición decía en español- ZORRA mírame a la cara... NO ME IGNORES ZORRA... hace rato parecías muy decidida ...CONTESTAME ZORRA.... QUIEN PUTA SOS Y POR QUE ME AYUDASTE...

Entro como en un trance de furia desmedida y violencia. Había visto a personas entrar en ese trance antes, sabía lo que se venía. Se preparó para agredirme físicamente. Alzo su mano como para propiciarme una golpiza y se detuvo.

Mi celular empezó a sonar. Soltó mis manos y se tapó la cara, como tratando de reflexionar su siguiente movida. Nuevamente, su rostro cambio al de frio y calculador.

Se levantó. Trate de incorpórame tras dicho suceso,  y torpemente quise agarrar mi teléfono celular, más me  sujeto de mi cabellera y me miro directamente a los ojos con sus ojos verdes tomo mi teléfono celular y se marchó para el baño.

Al cabo de unos minutos, reaccione, y trate de incorporarme y tome la primera camisola que encontré y me apresure a salir de la habitación, solo que antes de tener éxito, este hombre me atajo por la cabeza, me miro a los ojos y abatió de un tiron mi cabeza por la puerta, haciéndome perder la conciencia.

Para cuando pude abrir mis ojos, estaba nuevamente en mi cama. Mi cabeza me giraba, y aun no podía moverme. Escuche el sonido de mi puerta. Este hombre fue a abrir. Tres hombres más entraron a mi habitación. Balbuceaban un idioma que no conozco. Trataba de moverme y veía como me señalaban y discutían por mi causa. Uno de los hombres estaba claramente enojado, se parecía a uno de la noche anterior. Me apunto un arma.  Me quería matar… soy la evidencia que había que deshacer.  Mas vi como el hombre que rescate, se puso frente al arma… desde ahí, volvi a perder la conciencia, y no recuerdo más nada.

Abrí mis ojos, todo estaba tan oscuro. Y un hombre desconocido que me sujetaba en brazos, me bajo con delicadeza, dejándome parada.

Me encerraron en una habitación pequeña sin luz. Había un par de sillas de madera, una cama  y nada más.

Entro uno de los hombres que vi anteriormente en mi casa. Tenía las mismas facciones pero se veía mayor que el que ayude en mi casa.

-siéntate- ordeno fríamente en un muy mal español. Me senté sin poner resistencia. Puso una mano sobre mi hombro y me sostuvo fuertemente. Grito algo en otro idioma y creo que pude reconocer que era checo.

Entro otra vez EL. De la vergüenza y asco no podía mirarlo a la cara…  me había metido en este lio por descuidada, descuidada y poco escrupulosa… como iba a salir de esta?

-Niña, dime tu nombre- dijo mientras prendía un cigarrillo.

  • Ciel.

-Sabes quién soy yo?- dijo después de dar una larga pitada  a su cigarrillo.

-no realmente…

-mi nombre es Milenko. Familia checoslovaca, en tu país sucio, me llaman La sombra Blanca.

-pff… narcotráfico… en que me vine a meter- dije susurrando para mí misma… puesto que era conocido su nombre en mi país.

-por qué me ayudaste?- dijo mientras se acercó a mi cara soltando el humo de su cigarrillo

No respondí. Me sonroje y baje mi rostro, ignorando la pregunta.

-Respóndeme, primera advertencia- hizo una seña al  tipejo que me sostenía del hombro y este empezó a presionar mi hombro para lastimarme con su fuerza.

-No lo sé… te habías lastimado, si? No podía dejarte ahí morir…- dije bajo presión.

-lo hubieses hecho- comentó en voz baja y mientras salía de la habitación intercambio palabras con el tipejo y este se dispuso a abandonar la habitación tras milenko.

-bienvenida tučný- (signif:atrevida, se lee tuchni) dijo a medida que caminaba fuera de la habitación. Se detuvo en la puerta y continuo -te devolvemos el favor… vas a permanecer con vida, mientras vivas en este predio… te escapas MUERES, nos creas problemas MUERES, así de simple. No te metas en lo que no te incumbe. Milenko es el jefe… nadie dice a no a milenko y quien salva a milenko tiene su perdón… pero no es eterno- explico el grandote que me acompañaba.

Cerraron esa puerta y no lo abrieron más por mucho tiempo...

---------------------------------------RELATO MILENKO--------------------------------

(Volviendo al relato del principio)

+Niña de perfume intoxicante. Ignorante, que me salvo la vida, juro que te voy a hacer mía.+

Aun no comprendo sus motivos. Ni que esperaba de mi. Lo que cualquiera hubiera hecho, era terminar con las evidencias molestas, pero habia algo que me molestaba. Un deseo insastifecho.

Ya había pasado una semana de aquel incidente. Y me propuse no tocarla, hasta que estee mejor. Podía verla llorar hasta dormir todas las noches a través de las cámaras, más cada vez que entraba a la habitación alguien, recuperaba en un segundo su porte de fiera indomable, mirada dura, llena de odio. Me intrigaba su fuerza y despertaba en mi…  las ganas de dominar sus sentidos.

Mil putas no bastarían para tocarme como tú, torpe y traviesa.

Al cabo de la semana fui a verte toda la noche a observar como dormías,  quería tocar tu cuerpo y que toques el mío. Y esta noche no aguanto más.

Vas a ser mía.

Trepe hasta tu cama, y respire sobre tu cuello, deslice mis manos por tus ropas, desprendiéndote la camisa que llevabas puesta y dejando ver tus pechos de tamaño perfecto. Era mi turno de jugar, tú tuviste el tuyo.

Fui suave y delicado recorrí tus pechos con las yemas de mis dedos recorriéndola punta hasta el cuello, habrás sentido un ligero cosquilleo en sueño. Quería tus piernas también, finas sin ninguna marca, piel perfecta y suave…  tu cuello largo, especial para dejar mordiscos. Tu rostro… quería ver tu rostro lleno de semen… una cara angelical manchada por el semen de tu dueño, de tu amo… estaba demasiado excitado como para seguir siendo suave… baje mis manos a tu entrepierna y mentí mi dedo índice entre sus labios vaginales.

Despertaste y te apartaste de mí.

Hasta ahora no pude darte un beso...

Trate de tocar tus labios y me empujaste la cara con brusquedad. Si eras una cualquiera, ahí mismo te reventaba, pero no sin antes tenerte. Saltaste de la cama y corriste como tratando de alcanza la puerta y te sostuve contra la pared.

Trate una vez mas de hacerte entrar en razón… pero mi paciencia NO es infinita.

Tu NUNCA sonó a un desafío… y querida, lo acepto.

Mi zorrita se quiso escapar…

Me rechazaste y vas a aprender…