La soledad de los números primos

Siempre he creído que el problema del amor de la vida es como las ecuaciones lineales con 2 variables, o no tiene solución, o es única, o son infinitas.

Hacía apenas dos días que mis padres me dejaron en esa ciudad, rentaba un cuarto a una enfermera jubilada que vivía sola.

Unos meses atrás decidí abandonar la Normal. Nunca me encantó la idea de ser maestra, no me llamó la atención la docencia a pesar de que casi toda mi familia ejercía esa profesión. Sin embargo como les pasa a muchos jóvenes me vi obligada a entrar a la Normal.

Si pudiera resumir mi estancia en esa escuela con una sola palabra, creo que sería frustración. Es horrible estudiar algo que no te gusta, algo que no te llena. Es pesado levantarte por las mañanas, hacer tareas, en fin, hacer cualquier cosa de la escuela.

Aunque para ser sincera, no era la única. Muchos de mis compañeros estaban ahí por la misma razón. No sé en otros países pero aquí en México se podían heredar las plazas de maestro o cualquier plaza de trabajo en el sector educativo, así que muchos maestros obligaban a sus hijos a ser docentes para poder heredarles el trabajo. Igual y por eso la educación en este país está tan mal. El año que estuve en la Escuela Normal me preguntaba, dude, por favor, estos van a ser los maestros en un futuro?

Claro que como en todos lados, hay gente que tiene vocación. Gente a la que le gusta lo que hace, también tenía compañeras así. Dedicadas, que se esforzaban al máximo en las jornadas de prácticas en la primaria, que hacían un material de trabajo excepcional.

Creo que ya me salí mucho del tema, probablemente en este punto ya muchas se aburrieron y dejaron de leer. Pues bueno, para ustedes que siguen aquí, les contaré algo.

Siempre me han gustado las Matemáticas, esa es mi pasión. Muchas personas me han dicho que los números son fríos, que no tienen nada que ver con los sentimientos, pero están equivocadas, tienen todo que ver.

Casi como el problema del amor de la vida, a mi parecer es bastante parecido a las ecuaciones lineales con 2 variables, o no tiene solución, o es única, o tiene una infinidad.

Después de estudiar un año algo que me fastidiaba por fin decidí enfrentar a mis padres, vaya que fue difícil, muy difícil, con preguntas del tipo: ¿Cómo vas a abandonar la carrera si ya llevas un año? ¿Estás loca? ¿Y en qué se trabaja si estudias Matemáticas? ¿Ya pensaste bien las cosas?

Ah y es que si algo no les había dicho es que lamentablemente en mi ciudad no está la Licenciatura en Matemáticas. Después de largas discusiones, de reclamos, de todo lo que se puedan imaginar, mis padres accedieron a dejarme estudiar lo que quería. Puedo decir que dejar el miedo a un lado y enfrentarlos ha sido la mejor decisión de mi vida.

¿En qué iba? Ah, ya, que estaba en otra ciudad,  sola. Hacía 2 años que había aceptado mi homosexualidad, y con mis amigos había “salido del closet” pero en la escuela no, tampoco mi familia lo sabía (a excepción de mi hermana mayor). Pero, estar en otro estado, en otra ciudad, donde nadie te conoce… Era la excusa perfecta para vivir libre de mentiras, para ser yo.

Me propuse ser honesta desde el primer día, no lo ocultaría frente a nadie y si me rechazaban, pues qué más daba, no eran mis amigos ni nada por el estilo.

No les ha pasado que a veces es más difícil sincerarse con las personas que más quieren? Que entre más llevas de conocer a una persona te es más difícil decir que eres gay o lesbiana?

El primer día de clases, lo recuerdo perfectamente. Entré al salón a las 6:50 (la entrada es a las 7 y creo que nunca volví a llegar tan temprano como aquel día) Había alrededor de 10 personas en el salón, 5 mujeres y 5 hombres, todos estaban en su celular, al parecer nadie había empezado a socializar ni nada por el estilo. Todos miraban su celular o simplemente dirigían la vista al frente. No había ruido.

Nadie piensa hablar o qué rayos? Estos serán mudos o qué les pasa?

Al fin me decidí a hablar, les dije, ustedes de cómo se llaman?

Uno a uno fueron diciendo su nombre, hasta que llegó el turno de una chica de cabello rojo. Tenía los labios rosas, usaba brackets, su ceja enmarcaba perfectamente sus hermosas pestañas, era bajita. Traía un suéter negro y un pantalón pegado que le favorecía bastante.

-Mi nombre es Alejandra, tengo 20 años y no soy de aquí.

Tenía una voz muy femenina y bajita. Nos regaló una sonrisa después de presentarse y a mí me dejó tonta hahaha.

Se volvió a hacer silencio en el salón, 7:05, 7:10,7:25: 7:40 y el maestro brillando por su ausencia. Como pensé que no iba a llegar aproveché para hablar con mis compañeros. Todos eran de ahí a excepción de Alejandra, Leticia había presentado en Medicina pero no quedó y Matemáticas fue su segunda opción, Emmanuel estudiaba economía y después del tercer semestre se dio cuenta que no le gustaba lo suficiente, Había otro compañero que había dejado una ingeniería a medias, Erick estaba recursando el primer semestre pues el semestre anterior tuvo problemas y dejó de ir a la escuela, había más pero se salieron tan pronto que ya no recuerdo cómo fue que llegaron ahí.

El maestro de la siguiente materia llegó tarde, nos presentó el programa de las 2 materias que impartiría, luego la maestra de Lógica, Álgebra, Inglés. Se puede decir que fue un día bastante light, la mayoría de las clases fueron de presentación y de dar el programa del curso.

Desde un principio traté de hacer amigos, ya saben, por eso de que estaba sola y mi familia lejos. Todos mis grandes amigos a cientos de kilómetros de distancia. Pero al parecer no me salía muy bien, a pesar de que traté de parecer “buena onda” no lo logré, a muchos les parecí una pedante y no sé siquiera por qué. Excepto ella, Alejandra, la otra chica foránea, ella era amable. Hasta se ofreció a acompañerme a sacar mi tarjeta del transporte, al parecer ella había llegado con anterioridad a la ciudad y ya conocía algunos lugares. Le agradecí mucho y saliendo de la escuela fuimos a hacer ese trámite. Me dijo que el lugar quedaba cerca, que podíamos ir caminando y pensé que serían unas cuantas cuadras pero no, caminamos  muchísimo, me dolían los pies (En mi ciudad tenía una vida sedentaria por lo cual mi condición era pésima hahaha).

Sin embargo decidí aprovechar el tiempo para conocerla un poco más, me contó que antes estudió ingeniería en minas en el tecnológico de su ciudad pero que no era lo suyo, tampoco las matemáticas, su pasión era la Física y había entrado a la facultad con la idea de algún día hacer la maestría en Física. Me contó de su familia, de su vida antes, de cómo estaba feliz por tener la oportunidad de estudiar fuera, de que le encantaba leer, me dijo que su autor favorito era Edgar Allan Poe. Yo no hablaba, sólo escuchaba con atención todo lo que ella me decía, se veía tan bonita hablando de cómo le encantaba resolver sudokus.

Al mismo tiempo que yo pensaba, Renata por favor, no te vayas a enamorar, además esta chica ni siquiera ha de ser lesbiana, sólo mírala, tan hetero.

Al fin llegamos a la oficina de transportes, eran cerca de las 3 de la tarde, vi el reloj, Fuckkk, eran las 3:03 y cerraban a las 3 en punto, sentí mucho coraje, caminamos tanto para nada.

Alejandra me decía que al día siguiente podríamos volver, salíamos temprano de clases así que tendríamos tiempo, le dije que sí, que gracias, en el fondo seguía molesta.

Cuando íbamos de regreso recordé que según yo no iba a ocultar para nada mi sexualidad, justo en ese momento ella se había convertido en la persona a la que más le hablaba en esa ciudad, así que quise ser sincera, caminé en silencio un rato. Ella había sido amable conmigo y me daba algo de temor que se fuera a alejar si le confesaba la verdad, lo que menos quería era que me dejara de hablar o algo por el estilo. En eso pasamos frente a una estética, el estilista era gay, se notaba bastante y aproveché para preguntarle qué opinaba de los homosexuales (temiendo un poco la respuesta), me contestó que ella creía que cada quien era libre de hacer lo que quisiera de su vida, que si eran felices así estaba bien. Me sorprendió bastante que pensara de esa manera ya que venía de una ciudad muy pequeña, donde reinan todavía ideas retrógradas en muchos aspectos. Su respuesta me entusiasmó a decirle mi verdad.

-Ale, sabes, me gustaría decirte algo, es algo muy privado que nadie en la escuela sabe

-Privado? Te escucho

-Tienes que prometer que no le dirás a nadie, al menos por el momento, quiero que seas la única que lo sepa, no es algo fácil de contar

-Pues qué es? Dime, me estás asustando

-No es nada malo, sólo que es algo muy personal, y espero que esto no cambie nada

-Ya dime y no la hagas tanto de emoción

-Bueno, es que.. yo quería decirte que.. bueno que… yo soy gay

Se quedó unos segundos mirándome y a mí se me hicieron horas hahaha

-O sea que te gustan las mujeres?

-Sí, así es

-Y no eres bi?

-No, no me gustan los hombres

-Ahh pues está bien, por mí no hay ningún problema

Di un respiro cuando escuché eso, me ponía realmente feliz que la primer persona a quien se lo dije lo hubiera tomado tan bien, seguimos platicando del tema, me contó que pensaba que su mejor amigo también lo era pero que no lo había aceptado.

Nos despedimos, me fui a mi casa. Cuando llegué lo primero que hice fue ponerme unas sandalias, los pies me estaban matando, me prometí no volver a caminar tanto (promesa rota al día siguiente jajaja).

A diferencia de en la Normal, después me di cuenta que la facultad estaba llena de homosexuales. Apenas empezaba mi viaje por este lugar y estaba ansiosa ya por que pasara el tiempo. Pensé en dedicar ese semestre en construir amigos, logros y experiencias que nunca se olvidan.