La situación más inesperada (I)

Alex y Dani son amigos desde hace años. Un día deciden probar juntos un juguete y la cosa acaba yéndoseles de las manos.

¡Dale Dani, dale más fuerte! -

Las palabras salían entrecortadas de mi boca por culpa de unos gemidos que me eran imposibles de reprimir

  • ¡Oh sí! ¡Sí, sí, dame más, hasta el fondo, empuja! ¡Empuja más Dani! ¡Quiero más! ¡

Aaaaaaaah

!"

Esperad, supongo que

tendré

ue

empezar por el principio de la historia.

Hacía meses que no veía a Dani, nuestros horarios de trabajo y de clases eran incompatibles y lo teníamos más que asumido. Los mensajes de texto que nos enviábamos eran

poco

pero suficientes para saber el uno del otro. Nuestra relación no era de esas de pasarnos el día entero hablando ni de vernos mucho, pero cuando quedábamos aprovechábamos para ponernos al día de todo y ese día no fue menos. Hablamos de las clases, del trabajo, de los padres, de los amigos, de las parejas y de un sinfín de trivialidades; hasta que en cierto momento la conversación desembocó a cuando un día le dije que a veces enviaba fotos un poco subidas de tonos algunas personas y me pidió que se las enseñara. Poco pudoroso como soy se las enseñé sin ningún tapujo, viéndome él como vine al mundo, desde cualquier ángulo posible y en cualquier posición que mi flexibilidad me permitía pasando así un rato mientras las veía y reveía una y otra vez, giraba la cabeza para verlas desde otra perspectiva y comentábamos mientras las ampliaba y alejaba. Pero esta vez me pidió que le enseñase alguno de los vídeos que sabía que me había hecho y al decirle que no tenía ninguno porque los había borrado me dijo que si alguna vez me volvía a hacer alguno se lo tenía que enseñar la próxima vez que nos viéramos.

En cierto momento le comenté que tenía ganas de comprarme un

dildo

y me dijo que si lo compraba que le enviase alguna foto para ver

como

era y en caso de usarlo le tenía que enviar también alguna foto y algún vídeo. Ante tal petición, viendo su cara roja como el tomate por haberse atrevido a pedírmelo no puede evitar contestarle:

  • ¿Para qué verlo en fotos o videos cuando puedes ver el consolador en directo e incluso ayudarme a usarlo?

Dicho eso y tras hacernos los chulos acordamos que esa noche sería el mejor momento para hacerlo. No tardamos mucho en levantarnos del banco e ir a comprar el consolador y lubricante al sex-shop más alejado que conocíamos.

20 cm de consolador rojo y con vibración, no sabíamos si se nos había ido de las

manos

pero ya era tarde. El lubricante de fresa a petición de Dani ya que nunca había usado lubricante de sabores y tenía curiosidad de saber si sabía realmente a eso.

La acción fue acordada para aquella misma noche al salir él del trabajo.

Una vez me hubo recogido y encontramos un lugar adecuado donde nadie nos molestaría bajamos del coche para fumarnos un cigarro y hablar un poco sobre tonterías que habíamos visto en Facebook y cosas así. Al cabo de un rato le pregunté si nos poníamos al lío y se respuesta fue afirmativa y con ganas.

Estiramos una toalla en los asientos de atrás del coche y nos metimos dentro. Con total naturalidad me quite los zapatos, los pantalones y los calzoncillos quedando en sudadera y calcetines mientras él iba esparciendo un poco de lubricante por el consolador y se chupaba los dedos para probar el sabor. La situación era de los más pintoresca.

Me senté y apoyé los pies en el asiento de delante mientras me untaba los dedos de lubricante y los pasaba por mi ano para empezar a dilatar a la par que hacíamos bromas sobre si alguien nos pillaba.

Fui introduciendo poco a poco un dedo y lo fui girando, haciendo círculos. Iba a meter el segundo mientras suspiraba cuando Dani, que me miraba mientras masturbaba el vibrador me dijo:

+

Ponte a cuatro patas, deja que te dilate yo.

  • ¿Seguro? Puedo hacerlo yo, no me molesta.

+

No, déjame a

mi

, tengo ganas.

El morbo no paraba de crecer. Me puse a cuatro patas y él me echo un

un

poco de lubricante y empezó a empujar el dedo lentamente, haciendo círculos, metiéndolo y sacándolo. Un segundo dedo entró de improvisto, sin avisar, y un pequeño gemido salió de mi boca, seguimos así por un rato mientras el me acariciaba el culo y me daba besos por la espalda mientras me metía una y otra vez los dedos, los rotaba e incluso los abría en mi interior.

  • Dale Dani, estoy preparado, métemelo.

Y así hizo, empezó a meterme el consolador. En cierto momento me agarro de la cintura para que no me escurriese ya que me empecé a echar hacia delante al notar tremenda invasión en mi culo.

+

Shh

, tranquilo, ya casi está dentro.

  • Dani tío, apenas me lo has empezado a meter y es súper raro, no

se

si lo voy a aguantar entero.

  • ¿Qué? Alex, llevo casi más de la mitad, faltan apenas dos dedos para que te lo meta entero.

Ante mi incredulidad no se le ocurrió más que coger el móvil y hacerme una foto para enseñármela.

No me lo podía creer, ¡llevaba más de la mitad y ni me había enterado! Mi excitación creció y saqué el culo, él al verlo me agarró más fuerte y empezó a meterlo y a sacarlo cada vez más rápido haciéndole resoplar hasta que me propuso algo:

  • Salgamos fuera, apóyate en el coche y saca el culo y abre las piernas, nos irá mejor.

No necesité que me lo dijese dos veces, salí del coche, me quite la sudadera tirándola al suelo y me apoyé en el coche sacando el culo y abriendo las piernas como

el

me había pedido. No tardó en ponerse detrás mío y apoyarse en mi culo. Puso el vibrador en la entrada de mi culo, me dio un beso en la espalda y lo introdujo de golpe.

Mi gemido retumbó en el parking vacío y eso pareció gustarle más ya que empezó a sacar y a meter el vibrador con búsquedas y con fuerza, gruñendo y resoplando mientras yo no paraba de gemir y de rogarle:

  • ¡Dale Dani, dale más fuerte! -

las palabras salían entrecortadas de mi boca mientras intentaba contener unos gemidos que se me escapaban -

¡Oh sí! ¡Sí

, hasta el fondo Dani! ¡Quiero más! ¡

Aaaaaah

!

Por momentos parecía que el consolador me iba a atravesar, él gruñía y me apretaba el culo clavándome las uñas mientras metía y sacaba, empujaba incluso cuando no podía más. Hasta que noté algo que me hizo volver aún más loco: había encendido la vibración. Después de un rato así en el que no deje de apretar el culo para sentirlo lo máximo posible le pedí que me follase.

  • ¡Dani quiero que me la metas, lo necesito! ¡Quiero sentirte dentro!

  • ¿Quieres que te la meta ah?

  • me pedía mientras sacaba el vibrador del todo y me lo volvía a clavar de una estocada.

-

¡Oh si, por favor fóllame!

El consolador salió de mi interior dejando un vacío que no tardó en ser llenado después de haber escuchado como se rompía el envoltorio de un preservativo. Me agarro con las dos manos la cintura y me la metió de golpe. Si bien el consolador era más largo su polla era un poco más gruesa. Me embestía con fuerza, casi con rabia. Sus gruñidos se mezclaban con mis gemidos, atraía mi culo hacía si cada vez que me la iba a meter, sus huevos chocaban con los míos. Me la clavaba y la dejaba ahí mientras me arañaba la espalda y pegaba mordiscos por la misma, me daba alguna cachetada en el culo, me la volvía a sacar y a meter. Yo no paraba de pedir por más y él me lo concedía.

Empezó a estirarme del pelo justo en el momento en el que me corrí sin tocarme. Al escucharme resoplar y notar mies piernas temblar empezó a embestir más rápido y al cabo de poco un gruñido inundó el lugar y se dejó caer encima mío. Se había corrido. Aún en mi interior me empezó a besar el cuello y la espalda mientras me repartía caricias por el culo y la cintura.

Cuando salió de mi nos dejamos caer en el suelo, desnudos. Me cogió la cara y me dios un beso, de repente noté cómo volvía a introducir el consolador en mi interior haciéndome abrir más las piernas. Encendió la vibración y me miró mientras lo dejaba ahí dentro.

+

La próxima vez compramos algo nuevo, quiero probar más cosas.

Me volvió a besar y me recostó en la acera para repartirme besos por el pecho y el torso mientras movía suavemente el vibrador en mi interior.