La sissy de una prostituta

La historia de una sissy, que cuando pretendía ser hombre contrato una prostituta trans, pero años más tarde ese chico se presente ante esa prostituta, pero ahora era ella, una niña sumisa y muy putita.

El sendero a la vida de una sissy, es un camino lleno de caminos que siempre llegan al mismo destino, una rica y jugoza verga.

Parte de mi vida juvenil, negue muchas veces y por mucho tiempo mis institos y mis deseos sisssy. Una forma de negar esos deseos era con el sexoservicio, pero como lo dije al principio de mi relato, los caminos de una sissy siempre llegan al mismo destino. En una de la esas busquedas en una ocación encontre con una trans. Si bien los relatos de esos encuentros y eventos serán para otra sección y momento, fueron gratos y maravillosos, pero ningun trascendental.

A ella la llamaremos María. María suele estar cerca del metro Hidalgo en la Ciudad de México, si bien no es una mujer trans excepcionalmente hermosa, si es bastante guapa, alta como de 182, morena, de ojos negros como la noche, piel firme y apetecible y un caramelo de unos 18 cm, ancho, venudo un poco curvado a la izquierda.

Quería verla una vez más y mostrarle quién era yo, en que me había convertido ella y sus caricias. Despues de algún tiempo de no verla, quizá uno o dos años, fui a buscarla al mismo lugar. Yo llegue con un pands gris flojo, el cabello recogido y guardado en una gorra y una enorme sudadera. Yo mido 175, algo tonificada, tengo buena nalga, mis senos apenas son incipientes, cabello largo, castalla clara, ojos verdes. La verdad y más alla de la presunción no soy una sissy mal parecida. Pero traté de llegar lo más disimulada posible, tenía incluso lentes oscuros. Llegue a buscarla, como de costumbre, me acerque, salude

-Hola, ¿Qué tal? ¿Trabajando? (Traté de fingir la voz)

-Sí, claro, cobro tanto con todo y habitación.

-Perfecto, vamos.

Caminamos un poco y llegamos al hotel, le dí el dinero, pago la habitación, le dieron la llave y la seguí.

Al entrar a la habitación me pregunto sobre mis gustos, mi nombre, a lo cual respondí

Mi nombre ya no es el que conocías, soy un antiguo cliente, pero ahora todo es diferente,  no tengas miedo, no es nada malo ni mucho menos, solo quiero mostrarte algo y darte mi agradecimiento. Voy a pasar al baño, quizá tarde un poco de tiempo, pero confía en mi María.

Ella se extraño de que conociera su nombre y se puso intranquila.

-No te preocupes le dije, es más toma, te pago el doble del tiempo, para no tener problema del tiempo, solo confía en mí, ya lo veras. Entré al baño y con gran nerviosismo quité esa terrible ropa y de mi mochila saque algo de ropa. Yo ya tenía puesto un conjunto blanco, de babydool con encaje, medias blancas de liguero, así que solo solte mi cabello, di algunos retoques de maquillaje, sombra y labial, solte mi cabello, me perfume, me coloque unas paltaformas blancas de 20 cm, una falda plegada blanca y una blusa de manga booll.  Coloque finalmente mi collar sissy.

Sali del baño. Tan libre por fin litrealmente salí del closeth de mi falsa masculinidad.

María me vio sorprendida

-Sé que te conozco, pero ¿quién eres?

-Mi nombre es Amaia, pero conociste mi mascára con el nombre de Héctor. Fui tu cliente por muchas veces.

Ella se sorprendio, me dio un beso en la mejilla, me abrazo. Se emociono de verme.

-Pensé que algo te había pasado, me preocupe de no verte, pero siempre supe que había una mujer en ti.

-Tú la despertaste, tu dsite la última salida para que esa niña saliera de mi. Hoy estoy aquí para agradecerte.

Ella se sento en la orilla de la cama, atónita, feliz y debo admitir que algo exitada.

Apenas subio su falda cuando su enorme miembro relucia sobre sus pantaletas.

En ese momento me arrodille ante ella, abrir un popperaso, me dispuse a llevar a mi boca y mi garganta ese enorme trozo de carne y lujuria.

Poco a poco lo metí en mi boca, mi lengua saboreaba ese delicado sabor del liquido preseminal. Ella tomo mi cara y acaricio mi rostro, por unos segundos me miró con ternura, pero en un momento su mirada cambio, se lleno de lujuria.

-Ahora sí putita, muestrame todo lo que sabes- Dijo

Ella se paro mientras yo seguia mamando su enorme verga. luego me pare y me puse de espaldas a ella, subia y movia mi cadera para refregarme en ella. ella paso rapidamente una mano para tomar mis pesones y otra para abirir mis nalgas. Cuando llego a mi verguita, se sorprendio al ver que tenía puesta una jaula de castidad.

-pero que tenemos aquí, una verdadera putita, esto lo vamos a celebrar. ¿Le hablamos?-

(pausa, en encuentros anteriores, maría le hablo a un amigo de ella, Jorge, un tipo no muy alto, regordete, co una verga no muy larga de unos 15 cm talvez, pero muy gruesa, lechosa y que cogia como un centauro en celo)

Yo solo logré asentir con la cabeza.

Para no alargar la historia con la pausa, despues de un rato, jorge, maría y yo bebiamos cerveza, y nos fajabamos.

Momento para un popperaso más. Y cuando me di cuenta había dos vergas frente a mi, esperando ser tratadas como diosas por mi boca. Sin miramientos mame hasta el fondo una, luego me pase a otra, mastrubaba una, lamia otra, lleve ambos glandes a mi boca. No podía de felicidad. Jorge se recosto en la cama con las piernas abiertas, yo me puse en cuatro y María se coloco de pie en la orilla de la cama. Poco a poco fue introduciendo su pedazo de carne en mi, mientras mamaba la verga de jorge, no seque pasó, si fue la imagen, si fue todos los clientes, las cervezas, no lo sé, pero no pasaron dos minutos de empujones cuando ella explotó dentro de mi. solo senti como el condon se llenaba de leche y como pulsaba su verga, supongo entre la fuerza de la envestida y la imagen jorge no se aguanto y a los pocos segundos lleno mi boca y cara de leche.

María se tumbo en el sillon, agotada, mientras jorge trataba de recuperse. Yo me quede acostada boca abajo con el culo palpitando.

Jorge, dijo, -parece que esta perra no ha tenido suficiente-

Por que no entras al baño, te arreglas y vemos cuantos clientes puedes tener en una tarde.

Inmediatemente voltie la mirada a MAría. Buscando una señal, algo que me dijera que hacer.

María solo dijo, -querías ser una putita no. Aquí esta tu oportunidad yo te apoyo, pero como es tu primera vez todo lo que ganes, me lo quedaré yo-

Mi mente dijo para, mi culo dijo sigue, y la niña en mi solo se limito a decir, emepzamos en 5 minutos.

pero ese será relato de otro día.