La Sirvienta (2)

Si no habeis leido la primera parte os ruego la busqueis porque esta no tiene sentido sin la otra y la acción es al instante después donde quedo el anterior. Quiero dedicar este relato a las personas que me cuidan cada dia y me hacen feliz. Por vuestro tiempo y entrega. Va por vos....

A tiro de la correa y me arrastró  por las escaleras a las que se llegaba al desván. Al llegar arriba tuve que dejar pasar unos instantes hasta que mis ojos se aclimataron a la penumbra y empecé a ver algunas sombras.

Era una estancia espaciosa con paredes de un color cálido. Estaba tenuemente iluminada por una serie de velas y los ventanales estaban cubiertos por amplias cortinas de terciopelo rojo que no dejaban pasar ni un rayo de luz. El mobiliario que estaba en la sala era de un claro estilo barroco compuesto por una descomunal cama con columnas y una serie de velos que desde un dosel que la cubría llegaban al suelo, había una formidable silla de madera dorada muy labrada y con terciopelo rojo a modo de trono sobre una tarima de dos peldaños de altura, a su lado una cruz de San Andrés con grilletes para muñecas y tobillos y una soberbia colección de fustas y látigos colgaban amenazantes de la pared. En el otro extremo de la sala habían dos puertas ambas de madera con una pequeña ventana con barrotes cada una y que estaban sumidas en la oscuridad más absoluta. El techo era alto con maderos robustos que descendían hasta dos columnas centrales y el suelo era una tarima de madera sobre la que en el silencio imperante en la estancia solo retumbaban  los zapatos de la que ya era mi Ama.

Solo había algo que atronaba más fuerte dentro de mi cabeza y era el sonido acelerado de mi corazón. Mire a mi Ama y ella miro sonriente, con dulzura, yo le devolví la sonrisa y solo justo un segundo antes le vi mudar su cara en una expresión de hielo, ese segundo antes  y……

PLAAAFFFFF!!!!!!

Sentí sobre mi rostro una tremenda bofetada, me llevé una mano a la cara por el dolor y ……….

PLLAAAAFFFFFFF!!!!!!!!!!!!

Cruzó el otro lado de mi cara

Me quedé paralizada y de mis ojos empezaron a brotar lágrimas, no me atrevía a mirarla de nuevo y entonces oí su voz.

A.     eso es pequeña no vuelvas a mirarme jamás si no te lo digo.

m.    Si

A.     ¿Como dices? ……… PLAAFFFF!!!!!!!!!!!

m.  Si….Ama

A.  eso está  mejor  pero te falta otra cosa zorrita.

m. ¿que mi Ama?

A. Darme las gracias por cada caricia que te doy…………PLLAAAFFFFFF!!!!!!!!!!!!!!!!

m.  …….sniff……….gra..ci..as…..sniff…….Ama……

A.  eso  es  pequeña.

Estaba petrificada, había tenido sueños eróticos con el hecho ser dominada y a la vez ser amada, que mi dueña me hiciera suya,…. pero esto no era un sueño, era real, el dolor era real, la humillación a sus pies era real, mi desnudez e indefensión eran reales.  Sentía como me estaba derrumbando por dentro.  Me sentía herida,  sola, al borde del llanto que solo trataba de frenar por vergüenza. Pero que en el fondo lo que más me dolía era que sentía que mi ama no me amaba, me hacía sentir no como una amante sino como un objeto  al que poder usar a su antojo. Había notado desprecio en su mirada y ni el más mínimo remordimiento. Estaba a punto de hundirme, de salir corriendo sin saber dónde.

Entonces paso algo que con el tiempo, con la perspectiva que te da la experiencia, defines como un punto de inflexión en tu vida, un instante en el que sabes que tienes dos caminos y elijas el que elijas tu vida cambiará para siempre desde entonces.

A se arrodilló puso su mano en  la barbilla de m y despacio le levantó la cara y con ella la mirada que aun trataba de bajar ante su dueña.  Le susurro “mírame”…. Dudó pero m levanto sus ojos bañados en lágrimas y miró a su Ama, una lágrima resbaló por su mejilla y A la recogió con la yema de su dedo índice. Y sin dejar de mirarla llevó el dedo a la boca de m y se la dio a probar. Sin dejar de mirarla la volvió a susurrar “es salada y amarga” mientras m asentía casi imperceptiblemente. Y sin mediar palabra A depositó sus labios sobre los de m.

El beso tuvo un efecto demoledor sobre m, no por deseado era esperado y al notar el contacto sintió como una oleada de placer, emoción, esperanza y deseo que nacían de lo más profundo de su ser. Dejo de existir todo lo que había alrededor. Dejo de existir su propio cuerpo. Para m solo había una cosa en su mundo y eran los labios de su Ama que la habían hecho viajar a un universo nuevo para ella.

Cuando su ama se separo poco a poco de ella quedo inerte casi sin vida y volvió a ver la mirada gélida de su Ama. Como podía haberla hecho sentir todo aquel  océano de sensaciones y estar tan distante, fría, ausente.

Su Ama la miro y con una voz dura como el acero le dijo:

A.     Para poder sentir más allá de la razón hay que cruzar varios puentes, entre ellos el dolor, la humillación, la entrega,…. Pero una vez cruzados todos ellos, cuando estés al otro lado sentirás cada caricia, cada beso, cara palabra como jamás las hayas podido sentir. Porque no volverán a ser nunca más vacías de contenido. No te serán dadas jamás sin un sentimiento detrás.

m.  si Ama,… lo entiendo.

A.   Pequeña yo solo te acabo de mostrar por un instante el final del camino, ahora tú has de decidir si quieres emprender ese viaje a mi lado pero recuerda que habrán muchas más lágrimas hasta llegar a cerrar tu viaje.

m. Si Ama.

A. solo si estás segura de acabar lo que empieces podré aceptarte. Si es así ves y enciérrate en tu celda. (Mientras decía esto le señaló una de las dos puertas que había visto antes) y si no es así sígueme hasta tu habitación y recoge tus cosas para no regresar jamás.

Acabado de decir esto se incorporó dio media vuelta y empezó a descender lentamente por las escaleras.

Vio a su Ama alejarse,  se giro y miro las dos puertas y sobresaltada vio dos manos masculinas sujetando por el interior los barrotes de una de ellas. No veía nada más. Su corazón estaba a punto de estallar. Sus piernas y su parte racional estaban corriendo hacia las escaleras pero su corazón, su deseo y su alma corrían en sentido opuesto.

Justo cuando A llegaba al último peldaño oyó el golpe sordo de la puerta de la celda cerrarse. Se detuvo a escuchar y hasta ella llego el débil sonido de un llanto apagado. Sonrió para sí misma y por su cabeza cruzó un único pensamiento……… la imagen de la esclava más bella que había visto jamás con una lágrima cayendo por su rostro.

A aún notaba las piernas temblorosas de haberse jugado todas sus opciones hacia un instante y se creía sobrehumana por haber podido resistirse a besarla sin remedio, a ser su amante, a mostrarse débil delante de ella, pero lo que había despertado ese beso en ella también era tan intenso que no deseaba otra cosa que viajar con ella y al final del camino. Una vez cerrado el círculo….. Tener la felicidad plena junto a m y J.

Cerró la puerta del desván y se dirigió a la su habitación y después de tomar un baño se fue a la cama a dormir.

Años después aún rivalizan Ama y esclava en ser la que menos durmió esa primera noche….

(Continuará….)