La sexualidad de los hombres

Este texto es un intento por exponer los aspectos más relevantes y algunos de dominio poco frecuente acerca de la sexualidad masculina y sus singularidades.

La sexualidad de los hombres

Si se acepta que los hombres y las mujeres podrían ser diferentes en su constitución genética, entonces parece inconcebible que no sean diferentes en su constitución sexual y en sus expectativas por el sexo. Y así, seguramente, en su sexualidad, en su mismo apetito sexual. En el estudio Salud Masculina , conducido por Rodale Press, una queja constante fue que las mujeres no comprendían cuánto los hombres querían el sexo. Tantos hombres como mujeres se masturban, pero los varones se masturban más repetidamente. Cuando se preguntó sobre la frecuencia de los pensamientos sexuales, las diferencias que emergieron entre los sexos son de índole legendaria: los hombres piensan en el sexo varias veces al día mientras que las mujeres piensan en aquello, según dicen, unas pocas veces a la semana. Y parece que este desequilibrio es un problema común en las relaciones. La razón parece ser la testosterona. Aunque es una hormona masculina, la testosterona también se produce en el cuerpo de la mujer, en pequeñas cantidades, y juega un rol esencial en regular su apetito sexual. Bastante extrañamente, ambos cuerpos masculino y femenino están llenos de receptores de testosterona, especialmente el cerebro.

Las mujeres a las que se les suministran suplementos de testosterona desarrollan un alto nivel de ímpetu sexual, literalmente ven las cosas desde la otra cara de la moneda, y su visión parece ser, usualmente, una revelación para ellas. Germaine Greer informa cómo, debido a algunas circunstancias desafortunadas le fueron dados demasiados altos niveles de suplementos de testosterona e hizo la observación que sentía que sabía lo que debe ser un violador, presuntamente en el contexto, de alguien con unas ganas sexuales incontrolables cuyo auto control era superado por el deseo sexual. (La tendencia de los hombres a ser así —impulsados sexualmente y queriendo gratificación instantánea— es la base de la explosión mundial de la pornografía, una industria tiene mucho que ver con el establecimiento del dominio y poder del varón sobre la mujer. Es de común conocimiento, que mientras que las mujeres tienen momentos de urgencia sexual, es usualmente el hombre quien se excita cuando su pareja se inclina para vaciar la máquina de lavar, y entonces la arrastra a su dormitorio.

Excitación y deseo

El proceso de deseo "normal" podría ser que el hombre fuera estimulado espontáneamente, quizá inconsciente o deliberadamente, por ejemplo, usando pornografía, que es algo que hace que el deseo se fije en algún objeto o persona: la visión de una chica en la playa en bikini, la emoción de una pierna bien doblada, la mirada de un trasero suavemente redondeado en un ajustado par de jeans , la tentadora hendidura desapareciendo en la apertura de una blusa...La excitación no es un proceso diferente para homosexuales, aunque obviamente los estímulos son diferentes. En este punto necesariamente no hay una erección, un punto que es preciso enfatizar por el hecho de que los varones impotentes experimentan el mismo proceso emocional y mental propio de la masculinidad —miradas furtivas, rápida valoración de cómo podría ser la desnudez, el sexo, la personalidad de la chica. No obstante, si un hombre siente deseo o está sexualmente receptivo, pronto comenzará a excitarse físicamente. El mecanismo de erección y eyaculación se describe más adelante.

La excitación masculina se produce por un sinnúmero de situaciones o cosas, algunas de una rareza poco habitual. Es la peculiaridad del ser sexual varón que tantas cosas, tan poco comprendidas, puedan ser estímulo sexual. Los estímulos pueden ser tan disímiles y variados como cabellos con largos rulos, pelo largo, senos prominentes o pequeños, piernas contorneadas, una actitud sensual o provocadora, una conversación pícara, ver hacer el amor en un lugar o situación prohibido o inusual, donde está presente el riesgo inminente a ser descubierto —la adrenalina adicional simplemente puede aumentar la excitación y hacer que todos los estímulos se perciban más intensos. Esto no es alta ciencia, sino más bien sentido común.

Lo que es más difícil de explicar son las parafilias —estímulos o desviaciones sexuales raras o extravagantes, que se tornan patológicas si no son consentidas, que necesitan algunos hombres para llegar al orgasmo: travestismo o deolismo —la persona necesita vestirse con ropas del sexo opuesto para lograr el placer sexual—, fetichismo (parcialismo o idolismo) —necesidad de objetos para poder excitarse. Normalmente el o la fetichista se masturba con estos objetos. En esta parafilia la persona necesita de objetos no vivos (ropa, cabellos, uñas) o partes vivas de una persona (pies, nalgas, manos) para efectuar la excitación, la masturbación o el coito. Entre los fetiches inanimados los hay duros (de caucho o cuero) y blandos (pieles, plumas, lencería). Otros objetos utilizados son: zapatos de tacón, vibradores, medias, etc., exhibicionismo —asustar a otros mediante la exposición del cuerpo desnudo (o de alguna de sus partes). También es exhibicionismo la necesidad de ser visto para poder llevar a cabo el coito—, voyeurismo —el estímulo primario es ver a otras personas dedicadas al acto sexual de manera subrepticia (no evidente como en la escopofilia), zoofilia, masoquismo sexual, paidofília —sexo con menores de edad. Es de las peores parafilias porque puede hacer daño físico, psíquico y moral a una niña o a un niño, personas en formación—, sadismo sexual —experimentar placer erótico al provocar dolor físico o humillación en la pareja. Se diferencia de la algolagnia por la presencia del componente erótico. Hay una sustitución del coito por estas acciones. Existe sadismo independientemente del consentimiento de la pareja. En el caso del no consentimiento, esta es un parafilia muy desagradable que puede llevar a delitos sexuales como la violación y la tortura. El leptosadismo es su forma 'suave'—, coprofagía —ingestión de excrementos—, necrofilia —tratar de obtener el placer erótico con cadáveres—, frotteurismo —deseo o conducta recurrente de tocar o frotar el cuerpo de otra persona sin su consentimiento. No se debe confundir el frotismo con los roces que utiliza una persona para seducir a otra desconocida—, escatología telefónica —llamadas obscenas—, clismafília —erotizar patológicamente la parte terminal del intestino por llenado con líquido o enema, urofília — el uso de la orina en la práctica sexual. Miccionar u orinar o ser orinado por la pareja (lluvia dorada). Para que la urofilia sea una parafilia debe ser la forma exclusiva de excitación, tripsofilia o tripsolagnia —excitación por ser masajeado o por hacerse lavar el cabello—, tragolimia —deseo sexual compulsivo sin tener en cuenta el atractivo de la pareja—, toucherismo —estímulo alcanzado por tocar las partes de una persona desconocida—, thlipsosis (zlipsosis) —excitación proveniente de los pellizcos—, tafefilia —excitación proveniente de ser enterrado vivo—, sudorofilia —atracción por el sudor de la pareja—, somnofilia —acariciar y realizar sexo oral a una persona dormida hasta despertarla—, sinforofilia —excitación sexual por organizar un accidente (por ej. automovilístico)—, salirofilia —ingestión de saliva o sudor (fluidos con algún contenido de sal)—, rabdofilia ———excitación al ser flagelado o latigado—, quinunolagnia —excitación sexual por ponerse en situaciones de peligro—, pungofilia —necesidad de ser pinchado con el fin de obtener placer sexual—, pubefilia o ginelofilia —excitación producida por el vello pubiano—, psicrofilia: excitación debida al frío o a ver a personas con frío—, pigofilia —excitación por el contacto con las nalgas—, pigmalionismo, agalmatofilia, galateísmo o monumentofilia —atracción sexual por estatuas o maniquíes desnudos—, peodeictofilia —placer derivado de la exhibición del pene—, pediofilia —sexo con muñecas—, hierofilia —atracción sexual por objetos sagrados (especialmente la masturbación con cruces)—, graofilia —atracción de jóvenes por mujeres maduras—, cronofilia —atracción tanto por ancianas como por ancianos—, flatofilia —excitación proveniente del olor de los gases intestinales propios o de la pareja—, androsodomía —sexo anal entre hombres—, biastofilia (raptofilia, violación) —la pareja no debe consentir al acto sexual, o estar aterrorizada, luchar, etc.—, etc., etc., etc.

Varias ideas se han sugerido para explicar todo ésto: por ejemplo, que los hombres sienten culpa por el sexo, y buscan transferir de alguna manera sus sentimientos sexuales hacia objetos como ropa interior, o tacos altos, que pueden o no tener una connotación sexual obvia. Parece que en las formas más extremas, las parafilias pueden producir un nivel de orgasmo que es mayor que en el sexo normal en la persona considerada, aunque quizá usted podría esperar que este es el camino normal asociado con la culpa y la vergüenza. La clara implicación aquí es que la experiencia infantil de un hombre podría tener un efecto poderoso en determinar sus medios de expresión sexuales como adulto. Puesto sencillamente: El varón supone que su impulso sexual es demasiado poderoso para suprimirse. Aún así lucha por encontrar alguna explicación de por qué cosas como suspensores, prendas de lycra , y ropa interior sexy tienen una connotación sexual. Quizá indican el misterio del cuerpo detrás o sirven como estímulo sexual porque enfatizan la parte del cuerpo explícitamente sexual.

El estar dispuesto a tener sexo sin compromiso de por medio ¿es un pensamiento varonil estereotipado, y si lo es, proviene de nuestra estructura genética o de nuestras experiencias y actitudes aprendidas? La sutileza de la excitación masculina es tal que aún una mirada, el toque de la mano de la persona amada, el aroma del cabello del ser amado, la visión o perfume de sus ropas (especialmente fresca de encima de su cuerpo), puede despertar el interés sexual del hombre. Este es uno de los aspectos más excitantes del hombre —esa excitación sexual repentina, la erección espontánea, el surgimiento del deseo que lo coge de sorpresa, el puro apremio son asuntos atractivos. Sin embargo, la conexión emocional es más satisfactoria, y, con la pareja correcta, puede afianzar la sensación del propio yo y el propio sentido de la masculinidad.

Erección, orgasmo y eyaculación

Aquí no trata de posiciones o técnicas sexuales, sino más bien, sobre lo que pasa en el cuerpo del hombre durante la excitación y el despertar sexual. Esto es más sobre los eventos fisiológicos reales en el cuerpo del varón que conducen a esas fantásticas sensaciones de orgasmo y eyaculación. Imagine que usted está con su pareja, erecto y excitado, percibiendo esa sensación de urgente necesidad de liberarse de la tensión encerrada que siente. En esa fracción de segundo entre el momento en que usted sabe que va a acabar y el momento que ocurre, usted permanece suspendido en el espacio por un instante indefinible, esperando el momento del orgasmo que desafía a todos los otros placeres.

Por otra parte, una de las grandes cualidad distintiva de la sexualidad del varón es que un placer similar pueda ser obtenido aún sin estar con una pareja. La masturbación —estimulación de los órganos genitales o de zonas erógenas con la mano o por otro medio para proporcionar goce sexual— cuidadosamente prolongada, más que una rápida masturbación liberadora de tensiones, puede producir orgasmos de tal magnitud, si no más intensos, que aquellos logrados teniendo sexo en pareja.

Entonces, ¿qué llega primero - el orgasmo o la eyaculación? ¿Son la misma cosa? Para comprender esto necesitamos observar el ciclo de la respuesta sexual. Este no es más que un magnífico nombre para las etapas de la excitación por las que pasamos en el camino al orgasmo. Como se define clásicamente, hay cuatro fases en el despertar sexual: excitación, meseta, orgasmo y resolución.

Excitación

Ésta puede durar horas o sólo unos minutos. Muchos, como adolescentes, han tratado de persuadir a su cita que estando excitados los conduciría a "bolas azules", y que necesitan tener un orgasmo para liberar la presión. La verdad es que ningún peligro surge de una fase de excitación prolongada, excepto que quizá es un poco incómodo. En los hombres, puede haber un incremento en la tensión muscular, rubor de la piel, erección de los pezones, y desde luego, erección del pene. Aunque usted podría no advertirlo, sus testículos se hinchan, su escroto se tensiona y por su pene comienza a fluir un líquido lubricante que está concebido para lubrificar el movimiento del prepucio sobre el glande; este es el líquido conocido como "pre eyaculación" o pre seminal y puede ser un excitador estimulante sexual por derecho propio —ciertamente tan excitante como la lubricación que produce la mujer en su vagina cuando entra a la fase de excitación sexual.

La erección se produce cuando el cerebro envía un mensaje hacia las células nerviosas del pene y estimula la liberación de óxido nítrico, una sustancia química que dilata los vasos que suministran la sangre al pene. Como resultado, las cámaras centrales del tejido esponjoso en el pene (los cuerpos cavernosos) se llenan con sangre, lo que a su vez, comprime las venas que permiten a la sangre abandonar el pene. El flujo aumentado de sangre a las cámaras del pene no puede escaparse, lo que causa que el tejido esponjoso en el medio del pene se hinche aún más y hace que el pene se vuelva un elemento rígido. Pero se estaría equivocado alguien en presuponer que las dificultades de erección peniana están solamente reservadas a hombres mayores de cuarenta años —por decir una edad—, porque pueden afectar a hombres de cualquier edad. De hecho el estrés, la ansiedad —especialmente la ansiedad por el rendimiento en situaciones sexuales—, una enfermedad, etc., pueden reducir la capacidad del hombre de lograr una erección.

Asumiendo que el pene se hincha con sangre y que la erección ha logrado rigidez y firmeza, o, si se está en la mediana edad o mayor, quizá ligeramente menos firme que alguna vez, está bien en la fase de excitación. Esta puede durar mucho tiempo, aunque es probable que un hombre excitado, pero que no llega al clímax pierda su erección después de un tiempo. En la literatura especializada a esta fase se la conoce como meseta y se considera que dura tanto como continúe la excitación sexual y no ocurra el orgasmo. En algunos hombres, particularmente los jóvenes, es posible que la excitación se vuelva tan intensa que una eyaculación espontánea tome lugar, en la que el cuerpo, más bien inconvenientemente y quizás embarazosamente, causa espontáneamente la conclusión del proceso de excitación.

La fase de excitación puede ser una experiencia gratificante por antonomasia, porque durante esta fase su cerebro produce endorfinas naturales que son componentes del propio cuerpo parecidas a la morfina. Adicionalmente, la sensación de una erección puede ser placentera al presionar sobre las partes sensibles de la cabeza del pene. Cuanto más se prolonga la fase de excitación, más intenso será el orgasmo al acabar finalmente. En realidad vale la pena sacrificar el rápido placer (aunque sea intenso) de un rápido orgasmo por el mayor placer de uno logrado después de una excitación de una o dos horas. La razón para recién aseverado es que cuanto más prolongada sea la fase de excitación, mayor es el volumen de líquido seminal que será eyaculado después, porque la próstata y otras glándulas del sistema reproductivo del varón tienen más tiempo para producir sus fluidos. Entonces, cuando suceda la eyaculación, el mayor volumen de fluido producirá contracciones más placenteras, así como una importante —y gratificante para el ego de varios— lluvia eyaculatoria.

La experiencia aconseja que no importa cuán satisfactorio pueda ser un orgasmo obtenido rápidamente, pues una o dos horas consumidas mimándose y besándose mejora realmente las cosas, tanto para el hombre como para la mujer (quien, como todos sabemos, necesita generalmente mucho más juego romántico previo para obtener el mismo nivel de excitación que el hombre). El propósito es que el volumen del líquido eyaculado sea mucho mayor y, al mismo tiempo, producir un orgasmo más intenso.

Orgasmo

La fase siguiente a la excitación sexual es el orgasmo, que usualmente va acompañado de la eyaculación en el hombre. ¿Hay alguna diferencia entre el orgasmo y la eyaculación? Es una cuestión interesante. Estamos tan acostumbrados a asumir que vienen juntos —y a estar satisfechos con esta situación— que la mayoría de los hombres jamás intentan explorar la posibilidad que aquellos puedan no estar tan unidos como, generalmente, suponemos.

Un orgasmo no puede ser detenido una vez que ha comenzado, porque es un proceso involuntario de contracción muscular y liberación de tensión. Pero un hombre puede controlar cuán rápidamente alcanza el orgasmo de varias maneras. La más obvia, es que él puede incrementar la presión sobre su pene haciendo los embistes contra la vagina de la mujer o sobre la cavidad anal más profundos o fuertes durante el coito, o por mano más vigorosa durante la masturbación, o teniendo un masaje de próstata por parte de su pareja a través del perineo o a través de la pared interna del recto, insertando un dedo a través del ano. Otra manera es contraer los músculos internos que van desde el hueso pélvico hasta el pene, un movimiento que tanto aumenta la velocidad del orgasmo como lo hace más intenso. Esta es la base de los, así llamados, ejercicios de Kegel, que se usan cuando las mujeres tienen debilidad en el control de la vejiga. En los hombres, aprender a contraer y fortalecer estos mismos músculos resulta en orgasmos mucho más intensos y una eyaculación mucho más potente.

Una vez que el nivel de estimulación ha alcanzado un punto específico —y variable entre varón y varón—, se inicia la fase final de la excitación sexual; su cuerpo se prepara para el gran clímax de muchas maneras. Aumentan la presión sanguínea y el ritmo cardíaco, la respiración se hace más profunda y fuerte, y pueden ocurrir contracciones involuntarias de músculos a través de todo el cuerpo. Un fenómeno que podría interpretarse como un impulso a penetrar más profundamente en el cuerpo de su pareja, incrementando así la probabilidad de que su semen sea depositado exitosamente dentro de ella. El hombre puede colocar sus brazos, involuntariamente, alrededor de su pareja y sostenerla firmemente.

Inmediatamente antes del orgasmo mismo, el fluido seminal se acumula en el bulbo de la próstata. Esto produce esa sensación familiar de eyaculación inminente —uno de los momentos más hermosos de ser un hombre. Entonces, en el momento del orgasmo, los testículos se acercan al cuerpo, el tracto urinario que conduce a la vejiga se cierra de manera que el semen tiene que salir del cuerpo a través del pene, más que pasar directamente a la vejiga y tienen lugar una serie de contracciones musculares que constituyen realmente el orgasmo. Estas contracciones ocurren en los músculos de la base del pene, los músculos del tronco del pene, alrededor del esfínter anal, el músculo pubococcígeo y los músculos del recto —se contraen alrededor de ocho veces, quizá ligeramente, más o menos a intervalos de ocho décimas de segundo y al hacerlo se expele el fluido seminal que contiene esperma. Estas contracciones pueden llevar a que el esperma se dispare o simplemente gotee, dependiendo de la condición de los músculos, del tiempo desde la última eyaculación, y del volumen de fluido que se ha acumulado durante las fases previas de excitación sexual.

Los orgasmos, sin embargo, varían. No son todos sucesos que destrocen la tierra. Hay muchas razones por las que unos no son tan buenos como otros. Tal vez una de las razones principales sea que involucran a todo el cuerpo, y entonces, cosas sencillas como los niveles de cansancio, fatiga, relajación y estrés, tendrán todos impactos en la intensidad de la experiencia. Obviamente, también influirá el nivel de excitación y la intensidad de las sensaciones durante el sexo. Un indicador de la intensidad del orgasmo de una persona es el grado en que los músculos faciales experimentan contorsiones o la sonoridad de sus gemidos involuntarios en el momento del cenit masculino.

El semen y la eyaculación

El semen es una mezcla de esperma, secreciones de las vesículas seminales y fluidos de la próstata. Las secreciones de la próstata incluyen la prostaglandina, un azúcar para mantener a esos pequeños amiguitos yendo a su camino hacia el óvulo y agua y minerales incluyendo zinc y calcio para mantener sus colas flagelando furiosamente al nadar contra la corriente. A menudo los componentes del semen no se hallan bien mezclados, y puede haber filamentos viscosos entre las emisiones blancas de la próstata; después de un rato el semen se licua y se vuelve mucho más uniforme en textura. (el semen es un irritante muy fuerte para los ojos y produce la sensación de quemazón más indescriptible si llega cerca de ellos)

Hay una gran variación en el volumen de la eyaculación y en la edad a la que los jóvenes tienen su primera eyaculación. El volumen promedio es a menudo citado como de 2 a 5 ml, La última cifra es aproximadamente la cantidad de una cucharadita de té. Muchos hombres, al aumentar en edad, suelen producir más volumen de líquido. Esto podría ser porque la frecuencia de sus orgasmos ha disminuido y lo acumulan entre eyaculaciones menos frecuentes. Otros muchos hombres parecen preocupados al ver que producen muy poco líquido, cuando en realidad producen la cantidad promedio. Para producir más, todo lo que tiene que hacer es extender las fases previas de excitación sexual por un período más largo de tiempo.

La primera eyaculación es variable y depende de múltiples factores (cultura, herencia, crianza, etc.). En la actualidad y en términos generales, sin embargo, el 60% de los varones tienen su primera eyaculación entre los doce y los trece años. Un 23% la tiene entre los diez y los doce años, un 13% entre los trece y los catorce años, un 3% sobre los catorce años y un 1% por debajo de los diez años.

Sueños húmedos

Los sueños húmedos o poluciones nocturnas son una prerrogativa de los varones jóvenes, principalmente, pero pueden ocurrir a cualquier edad de la vida de un hombre. Ciertamente las erecciones que preceden a un sueño húmedo son una parte normal en las vidas de todos los hombres, al menos que tengan una disfunción eréctil (impotencia) basada en una razón orgánica. La mayoría de las erecciones durante el sueño ocurren en las primeras horas de la mañana, cuando los niveles de testosterona en nuestra sangre tocan su máximo. Un modo tradicional de chequear si están ocurriendo es la prueba de la "estampilla postal", en la cual un anillo de estampillas se envuelve alrededor de la base del pene flácido en la noche. Si está roto a la mañana siguiente, el hombre ha tenido una erección y entonces no es físicamente impotente.

¿Pero por qué una erección nocturna debe ser seguida por una eyaculación? La razón más obvia es que un hombre joven tiene un nivel tan alto de excitación sexual que incluso la masturbación adolescente no puede mantener su impulso sexual. Otra razón puede ser que, en realidad, aún no ha aprendido a masturbarse —o se ha reprimido de aquello— y el cuerpo descarga el exceso de fluido sexual cuando está dormido. Varios entendidos no comparto esto último, porque señalan que si eso fuese cierto, los sueños húmedos ocurrirían en todas las edades mientras los hombres estuviesen sexualmente inactivos. La verdad parece ser que está más cercanamente relacionado con los niveles de testosterona, que están en su máximo en hombres jóvenes y declinan continuamente al envejecer.

Las imágenes más peculiares pueden llegar a la mente en un sueño húmedo e incluso pueden inducir mucha culpa. Sueños sexuales con parientes cercanos no son poco comunes; los hijos, por ejemplo, pueden soñar teniendo sexo con sus padres y pueden sentirse muy culpables por eso. Pero todo lo que esto representa es la confusión entre el sexo y el amor en una mente joven, una distinción que, con optimismo, se volverá más clara cuando el joven crezca y aprenda —o decida con madurez— los límites sobre su comportamiento sexual como adulto, en pleno ejercicio de sus facultades mentales y de las libertades de la sociedad en que está inserto. Muchos hombres informan tener sexo con sus madres en algún momento de sus vidas. No hay razón para inquietarse, pueto que una vida de fantasía es solamente eso. No tiene que ser actuada y/o puede ser mantenida en la intimidad.

Orgasmos y eyaculaciones múltiples en hombres

¿Puede ocurrir realmente? ¿Puede un hombre tener orgasmos varias veces en el coito con o sin eyaculación? Para dilucidarlo el primer punto a considerar es que un orgasmo no necesita ser acompañado por una eyaculación. En algunos casos llamados eyaculación retrógrada, el sello entre la vejiga y los conductos eyaculatorios no funciona y el semen pasa a la vejiga en vez de salir por el pene. Esto no es peligroso, pero el hombre que experimenta esto no sentirá toda la fuerza de su orgasmo como normalmente debiera. Por lo tanto no hay una conexión entre la emisión de semen y el orgasmo masculino.

No hay dudas de que los orgasmos múltiples son posibles en la mujer. Su fisiología es diferente, y tarda mucho más en perder su excitación sexual, aún después del orgasmo. Mantiene un nivel de excitación desde el cual es posible volver a las cúspides de placer sexual varias veces en rápida sucesión. Pero los hombres siempre han escuchado que el, así llamado, período refractario —el período después de la eyaculación en el cual un hombre es físicamente incapaz de lograr otra erección y, entonces por consecuencia, otro orgasmo— se hace más y más largo al pasar los años; le impide al hombre ser multiorgásmico en cualquier sentido significativo. Aún en adolescentes, el período refractario es de varios minutos. Además de lo cual, muchos hombres encuentran que simplemente no tienen el deseo de tener otro orgasmo después que han alcanzado uno, a lo menos, durante un período relativamente prolongado de tiempo.

Sexo Tántrico

Parece haber algún consenso, sin embargo, en el hecho de que los hombres pueden aprender a lograr aumentar o prolongar el placer desde la excitación sexual. Pero allí es donde termina el acuerdo, porque las "autoridades" que han escrito sobre el tema no se ponen de acuerdo en si los orgasmos múltiples incluyen la eyaculación o aún la erección.

Técnicas que detienen la eyaculación en el momento del orgasmo

Estas involucran apretar los músculos alrededor de la próstata a través de un acto de voluntad, lo cual detiene la eyaculación. Esto puede permitir que ocurran las primeras contracciones del orgasmo, pero se detiene la eyaculación. En algunos casos esto forzará al semen a ir a la vejiga —una cuestión del momento en el cual el hombre aprieta los músculos. No hay nada demostradamente peligroso en ésto, pero la eyaculación retardada —como se conoce cuando el semen viaja a la vejiga— no es algo que aumente el placer. El placer está provocado por la experiencia de las primeras fases del orgasmo repetidas varias veces en sucesión. Suena parecido a una de las técnicas usadas para retardar la eyaculación precoz: esto es, acercarse al límite del orgasmo repetidamente por masturbación y dejar que disminuya la excitación, impidiendo llegar al orgasmo. Esta técnica puede permitirle al hombre rondar al límite del orgasmo por un largo tiempo antes de alcanzarlo finalmente (se dice que produce orgasmos intensos... sin embargo, existen dudas al respecto, principalmente porque muchos hombres en este punto pierden su erección y no pueden retomarla por un largo tiempo. Si la esencia de prolongar la excitación sexual del varón es mantenerlo estimulado, o permitir ocurrir los orgasmos mucho más seguido de lo que es "normal", entonces esto parece derrotar todo el propósito.

La siguiente técnica es mantener la erección, pero no eyacular hasta que no ha pasado un tiempo de excitación sexual mayor que el "normal" o "promedio", de manera que —presumiblemente— el placer de las sensaciones durante el sexo sea prolongado, y quizá importante para las mujeres, el coito puede continuar por un largo período de tiempo, y ella puede llegar al clímax durante el coito. No se puede negar que esto sea posible, y que la habilidad de penetrar eternamente sin acabar pueda ser aprendida, pero comparativamente, pocas mujeres informan tener orgasmo solamente por coito, a no ser que hagan el amor en una posición donde el pene del hombre estimule la base del clítoris. Si esto es cierto, entonces la cuestión de coito extendido podría sencillamente mejorar el placer del hombre prolongando el período de tiempo por el cual él es estimulado. Varias de las técnicas descritas acerca de este tema hablan de aprender a relajar los músculos del cuerpo en el punto del orgasmo para retrasarlo. Es un interesante contraste a las técnicas de apretar descritas anteriormente. Parece intuitivamente obvio que esto retardaría el orgasmo, puesto que éste depende de la contracción y tensión de los músculos de todo el cuerpo.

Después están las técnicas más místicas, que ponen énfasis en lo que se podría describir como técnicas "psíquicas" de mejorar el flujo de energía a través del cuerpo. Creer o no en los Chacras y meridianos de energía es casi irrelevante, porque un "no creyente" podría atender tal discurso como un modo complicado de describir un proceso de desarrollar una sensibilidad mayor en el propio cuerpo, las sutilezas de la energía fluyendo en él, y las correspondientes respuestas en el cuerpo de su pareja. Como sea que ocurra, la idea de controlar el flujo de energía dentro del cuerpo para mejorar el placer sexual está, en efecto, un asunto basado en un fenómeno real, pero si aquello sucede por la estimulación de las vías nerviosas a través de puntos sensibles del cuerpo, o bien, por medio del giro de energía psíquica a través de los Chacras, no es algo claro todavía y, más bien, controvertido.

Modos de acercarse al placer más elevado, con o sin orgasmo múltiple

Hay muchas cosas que usted puede hacer para mejorar el placer, aún si no va por los orgasmos múltiples.

Tonifique su músculo pubococcígeo.

Quizá más que ninguna otra cosa, esta es la clave para orgasmos —y eyaculaciones— poderosos, placenteros y contundentes. Los hombres que siempre han goteado semen en el momento del orgasmo, encuentran que disparan el semen de una manera como nunca antes lo han hecho en cuánto mejor puede sentirse realmente su orgasmo. Puede tonificar su músculo imitando los ejercicios de Kegel que se recomiendan a las mujeres con control débil de la vejiga (es de hecho el mismo músculo en hombres y mujeres (las mujeres que practican el ejercicio también experimentan orgasmos más poderosos). Estos ejercicios pueden hacerse en cualquier parte, en cualquier momento, aunque son más placenteros cuando usted tiene una erección, porque incrementan el volumen de sangre en el pene y la presión en las áreas sensibles de la cabeza del pene. Esta es una gran técnica para mejorar la calidad de su orgasmo.

Preparar el ambiente

Introduzca un pequeño ritual a la hora del sexo. Enaltezca hacer el amor con luces suaves, música dulce, velas, masajes, flores, perfume y cosas de ese tipo. Concéntrese en lo que está haciendo, es decir, préstele atención al sexo y dedíquele tiempo, no a la televisión o a distracciones caseras. Comuníquese con su pareja a través de la poesía, lecturas o versos, o algo que haya escrito especialmente para ella. Estas técnicas actúan sobre el espíritu humano, y cualquiera sea el género que tengan realmente dos personas teniendo sexo, ambos tienen un espíritu o sustancia que está clamando por comunicación y contacto con la esencia de otro ser humano.

Sincronice su respiración con el otro amorosamente

La respiración sincronizada ayuda a establecer la conexión aludida precedentemente. Funciona bien cuando los dos están juntos físicamente, talvez dándose masajes y tocándose. Puede establecer gran intimidad dejando que su aliento tome el mismo ritmo que el de su pareja, enfocándose sobre su cuerpo al hacerlo.

Penétrela y quédese quieto

Una técnica realmente Tántrica o muy espiritual, cuando se combina con la visualización de la energía fluyendo entre la pareja. Pero una palabra de advertencia: visualice esa energía si realmente lo siente de una manera cálida y enamorada. Podría aumentar cualquier sentimiento negativo hacia su pareja si lo hace sintiéndose mal hacia ella, enojado u hostil.

Establezca y mantenga el contacto visual con su pareja, por largos períodos de tiempo, mientras hace el amor

Aunque puede ser embarazoso al principio, realmente ayuda a establecer una unión entre los amantes.

Eyaculación precoz y mantenimiento de una erección

El hombre particularmente no quiere acabar justo al penetrar o, peor aún, antes de hacerlo. Usar dos preservativos no ayuda. Ni tampoco las matemáticas en su cabeza, ni pensar sobre su día de trabajo.

Eyaculación precoz

El método clásico es aprender a durar más tiempo (bueno, ¡qué sorpresa!) Y el modo de hacerlo es practicar. Masturbarse hasta el borde del orgasmo y dejar decrecer la excitación es un buen método. Probar masturbarse por, digamos, quince minutos, y luego ir extendiendo gradualmente el período que pueda controlar la urgencia de acabar. Esto dará al individuo mayor percepción de las respuestas de su cuerpo, y de las señales que envía justo antes de eyacular. El control que se logre puede ser transferido al coito.

Hay otro método, que implica apretar la cabeza del pene justo antes de la eyaculación, reduciendo así la urgencia de acabar, y a veces, reduciendo la erección, pero permitiendo recuperarla y continuar desde donde se hallaba.

Mantener una erección peniana - ¿con o sin citrato de sildenafil (viagra)?

La historia del citrato de sildenafil (viagra) que ahora es probablemente muy bien conocida, fue diseñada como droga para el corazón, pero las pruebas parecieron hacer más por la vida sexual de los hombres que por su circulación. Cuando los farmacólogos vieron aquello, encontraron que el citrato de sildenafil (viagra) tiene un efecto especial sobre el pene: sostiene la presencia de óxido nítrico en el pene, que es importante porque esa sustancia es la que promueve la dilatación o relajamiento de los vasos sanguíneos en el pene, que permite a la sangre fluir dentro del pene más efectivamente. Esto significa que debe ocurrir una erección más dura, más firme y por más tiempo. La droga es claramente potente y tiene efectos sobre muchos otros sistemas del cuerpo, además del órgano masculino destinado a miccionar y copular, porque la enzima que tiene que inhibir —para que el suministro de óxido nítrico se mantenga— se encuentra no solamente en el pene. Esto quiere decir que puede causar efectos colaterales como dolor de cabeza, rostro enrojecido y un tinte azulado en la propia visión. Estos efectos, que parecen alarmantes, no son un problema. Sin embargo, lo que un médico en la práctica desearía hacer es acertar un balance entre una dosis fisiológica efectiva que endurezca el pene, y una que sea suficientemente baja como para evitar que se produzcan los desagradables efectos secundarios.

Una rutina típica para un médico sexólogo podría ser prescribir una dosis baja de prueba —de quizá 25 mg (la mitad de una tableta de 50 mg) —. La idea es comenzar desde abajo e ir aumentando. Si hay algo de ansiedad sobre el probable éxito del coito, sería lo mejor establecer una dosis adecuada probando por medio de la masturbación. Es conveniente mencionar que el citrato de sildenafil (viagra) no es una droga que aumenta la libido; se necesita una urgencia sexual o excitación previa, aún sin haber erección, para que funcione. Este es el motivo de por qué una combinación de viagra y terapia de testosterona ha encontrado acogida entre algunos médicos que se han especializado en la disfunción reproductiva masculina.

¿Pero funciona el Viagra? ¿Y cómo lo obtengo?

En una palabra, sí. En más de 4000 pacientes alrededor de todo el mundo, el Viagra —u otros productos semejantes destinados al mismo objetivo, pero con marcas comerciales distintas y que contienen el mismo principio activo, es decir, citrato de sildenafil— ha mostrado ser altamente efectivo y eficiente en reducir la disfunción eréctil (impotencia) y puede encontrarse una dosis aceptable para alrededor de un 80% de hombres que lo toman. Puede ser que en el restante 20%, las arterias del pene estén tan obstruidas con grasa que simplemente no pueden ser inducidas a relajarse lo suficiente para producir el flujo sanguíneo necesario para una erección. Pero volviendo al punto, los resultados de los estudios muestran que no es un afrodisíaco —no genera deseo sexual—. Sin embargo puede facultar a un hombre a mantener su erección más fácilmente y por más tiempo. Esto reduce el aspecto de la ansiedad por el rendimiento del ciclo de función sexual interrumpida que molesta a tantos hombres pasados los 40 años. El citrato de sildenafil (viagra u otros) es un medicamento por prescripción médica, y por lo tanto, necesitará un médico y un farmacéutico.