La sentecia de Isis
Isis ha sido sentenciada por un tribunal y tendrá que soportar duros castigos antes no agonice en público.
Estas a oscuras y no recuerdas nada, estas en el suelo y notas la humedad del sitio, te asustas intentas levantarte, pero no puedes descubres que estas atada, completamente desnuda y dolorida, tienes frio, pero es más por el miedo a lo desconocido, que por el frio del lugar. A lo lejos se escucha el sonido intermitente de gotas de agua y un grito estremecedor, te quieres soltar para escapar, pero lo único que consigues es que los grilletes que te tienen inmovilizada sobre la roca, se hundan mas en tus extremidades y te provocan un dolor desconocido.
De repente escuchas unos pasos que se acercan, quieres juntar las piernas, pero no puedes estas completamente indefensa y accesible a quien quiera, sin poder hacer nada por evitarlo, te asustas y quieres soltarte no te importa el dolor de los grilletes ni el de las piedras que se desprenden del suelo, por debajo de tu espalda y que te están martirizando, a tu memoria vuelven los recuerdos de tu detención, de los azotes y golpes que te propinaron en el interrogatorio del sótano.
Se enciende una antorcha que ilumina directamente sobre tú cara, la perfección y desnudez de tu cuerpo, excita a los recién llegados, cuando por fin tus bonitos ojos azules consiguen distinguir con la luz, tienes delante de ti a cuatro hombres, son los cuatro ayudantes del Gran Inquisidor, que te vienen a buscar.
Sabes que estás en una situación muy difícil, pero a pesar de ello notas que tu sexo se esta humedeciendo y esta sensación te tiene perturbada, ellos se dan cuenta de tu estado de excitación, se acercan a ti y recorren tu cuerpo con sus ásperas manos, uno de ellos introduce el mango de su lanza en tu vagina, al mismo tiempo, otro te introduce el mango de su látigo por el ano, notas como se van abriendo camino en tu interior y tienes la sensación de que te vas a romper , te duele y suplicas que paren, pero tus gemidos los excita mas y tú no puedes hacer nada por evitarlo.
Uno de los verdugos comenta que se tienen que dar prisa, ya que el Gran Inquisidor esta esperando a la prisionera y es peligroso hacerle esperar y todavía les queda bastante trabajo que hacer para prepararte, retiran de golpe la lanza y el látigo de tu interior provocándote un intenso dolor , te desatan de tus grilletes y te colocan otros que sujetan tus brazos por detrás de tu espalda, tus pies tampoco se libran de ellos, te ordenan que empieces a caminar y te azotan la espalda y las nalgas con los látigos, para que vayas más deprisa, pero... tus pasos están limitados por culpa de los grilletes que te han colocado en los pies y es muy difícil hacerlo.
La fuerza de los latigazos es tan fuerte, que por varias veces te caes al suelo y tus verdugos se ensañan sin piedad para que te levantes y continúes, por suerte tuya consigues llegar al destino que ellos querían, una sala cavada en la roca... con varias antorchas repartidas en las paredes que iluminan la estancia, tu preocupación aumenta al ver todos los instrumentos de que dispone la sala, te desatan los grilletes y rápidamente te colocan encima de una mesa metálica... esta muy fría y te provoca varios escalofríos, te sujetan con unas abrazaderas las dos manos y tiran con unas cadenas de ellas hacia atrás, con tus pies hacen lo mismo, notas como tus extremidades se van separando y te duele mucho, estas cerca de la dislocación... cuando por fin dejan de tirar de ti, estas con las piernas completamente separadas y los brazos totalmente extendidos, es tanta la tensión que estas soportando, que tu cuerpo se arquea hacia arriba.
Los verdugos se te acerca con unas argollas de diferente tamaño, con unas tenazas te agarran el clítoris y tiran muy fuerte de el... crees que tienen la intención de arrancártelo, pero lo que quieren es perforártelo para poder colocarte en él, la argolla mas grande. El dolor es tan fuerte que no puedes parar de chillar, cuando por fin terminan el trabajo puedes descansar, pero... el dolor en tu clítoris es tremendo, con tus pezones hacen lo mismo para poder colocarte las otras dos argollas más pequeñas, te sueltan y te levantan de la mesa, al estar de pie te das cuenta que el peso de las argollas es considerable y la que te han incrustado en el clítoris, no te deja juntar bien las piernas y te molesta al caminar.
De esta manera eres conducida al exterior de la cueva, a fuera hace un día esplendido y con la luz del sol tu cuerpo reluce y tu piel se eriza, tus cabellos y pubis brillan como el oro, eres lo más bonito que nunca se ha visto, lástima que tanta perfección tenga que acabar agonizando al aire libre como un criminal..., la gente te está esperando para poder disfrutar de tanta belleza y el morbo de ver lo que vas a tener que soportar, ya que has sido sentenciada a perecer en la cruz como ejemplo para el resto de los mortales.
Atan unas cuerdas en las dos argollas de tus pezones y otra mucho más gruesa en la de tu clítoris, los otros extremos de las cuerdas los atan a uno de sus caballos y comienza el paseo, te ves obligada a seguir el paso del caballo ya que si lo pierdes el tirón en tus pezones y clítoris será tremendo, pero tus captores no tienen piedad y hacen trotar a los caballos, te ves obligada a correr pero no puedes mas y al final te caes al suelo, te arrastran tirando de tus argollas, no te puedes levantar y ellos tampoco tienen intención de parar, están riéndose de tu sufrimiento, tienes el clítoris completamente salido a punto de romperse y no entiendes como tus pezones todavía no se han desgarrado de tus pechos.
Entre golpes y vueltas por el suelo, te conducen hasta la elevación donde te esta esperando la cruz que han preparado para cumplir tu sentencia y que es diferente de las que hasta ahora habías visto..., esta formada por el pilar vertical, el cual tiene varios agujeros cilíndricos a diferentes alturas y un madero en la parte superior en sentido horizontal, delante de la cruz han instalado un gran estrado para alojar cómodamente al Gran Inquisidor y autoridades máximas, de esta manera no se perderán nada del espectáculo que esta a punto de empezar y del cual tu eres la única protagonista.
Entre los cuatro verdugos te sueltan las cuerdas que te mantenían unida al caballo, te levantan del suelo y te sujetan las dos manos con una cuerda que la hacen pasar por encima del madero horizontal y tiran de ella hasta elevarte en la posición que ellos desean..., te atan los brazos por detrás del madero, la postura es incomoda ya que todo el peso de tu cuerpo es soportado por tus brazos, notas que te agarran las piernas y te las separan al máximo..., hasta tenerlas completamente abiertas, sabes que en esta posición tu sexo esta completamente visible y expuesto a las miradas del público, la argolla cuelga de manera desmesurada de tu clítoris, uno de los verdugos se te acerca con un recipiente, mientras los otros dos hacen pasar por dento de la argolla, una barra metálica cilíndrica que justo en su mitad dispone de dos falos erectos, puedes ver como los están embardunando con el contenido del recipiente, una especie de gelatina pegajosa y brillante, seguidamente es el turno de tu vagina y ano, notas como te introducen la sustancia gelatinosa, divisas los dos falos y te parecen horriblemente gruesos para que puedan ser insertados en su totalidad.
Sientes como te van introduciendo los dos falos y notas como se van abriendo paso por tu interior y compruebas que la experiencia con el mango de la lanza y el del latigo (en comparación con los dos falos metálicos) ha sido un juego... piensas que te vas a desgarrar por la terrible presión a que son sometidos tus dos orificios, notas como poco a poco van llenando el espacio existente y al final, se alojan por completo en tu interior y en uno de los agujeros del pilar colocan la barra metálica quedándose fijada justo por debajo de tu sexo.
Empiezas a notar una sensación extraña, que se intensifica y necesitas moverte, tus verdugos saben que la sustancia urticante esta haciendo el efecto esperado, te inmovilizan el torso con unas cuerdas al pilar central, para impedir que puedas hacer ningún movimiento con la intención de aliviar el fuerte picor que te invade, con un alambre de espinos... te rodean fuertemente los dos pechos y notas como los alambres se te clavan hasta perforarlos, tus pezones están completamente erectos y tus ejecutores cuelgan de las dos argollas que antes te han insertado, unas enormes pesas que tiran brutalmente de ellos ..., el dolor es insoportable, y no sabes cuánto tiempo vas a poder resistir, su peso es tan grande que notas como se te están desgarrando los tejidos de la aureola.
Todo el peso de tu cuerpo descansa sobre los labios vaginales, la argolla se te esta clavando en tu lastimado clítoris y las gotas de sudor, junto con tus flujos, resbalan por la barra delatando tu estado, tu clítoris nota el frio del metal y estas completamente clavada sobre los dos falos de acero, intentas por todos los medios moverte para conseguir aliviar el quemazón tan intenso que te provoca la gelatina urticante que tienes en tu interior, pero... no puedes... la argolla del clítoris, te tiene sujeta a la barra metálica y estas completamente inmovilizada.
Uno de tus verdugos se acerca con una estaca de púas, la introduce por uno de los agujeros del pilar vertical, por detrás de tu espalda..., es la medida justa del agujero y a medida que la va introduciendo a golpes de maza, las púas se te clavan en tu espalda, te separas cuanto puedes para evitar que te lastimen, hasta quedar completamente arqueada, por debajo de la barra metálica colocan una antorcha que esta apagada, el Gran Inquisidor revisa todo el trabajo realizado por sus sicarios y ordena que enciendan la antorcha
Al principio notas el calor de la antorcha en la cara interna de tu ingle, pero lo que no te esperas es que la barra de acero al estar en contacto directo con la llama de fuego, se vaya calentando, transmitiendo el mismo calor a los dos falos que tienes en tu interior y esto hace que tus flujos vaginales se intensifiquen, poco a poco van cogiendo temperatura y la sensación empieza a molestarte, cada vez están más calientes y la antorcha no para de arder en la barra metálica, ya no puedes soportarlo y necesitas soltarte para poder librarte de tan horrendo suplicio, el falo te esta quemando por dentro y lo único que puedes hacer es chillar, pero para tu desgracia todos los presentes están disfrutando con tu sufrimiento, intentas separarte y las púas de la estaca se te clavan en la espalda y la argolla tira de tu clítoris, notas como el vello de tu pubis se esta quemando y de entre tus piernas resbalan las gotas de sudor que recorren tu cuerpo, no puedes mas, la barra de acero empieza a ponerse al rojo vivo, notas como tu interior se esta asando, la sensación es de pequeñas explosiones provocadas por las pequeñas burbujas que se forman con la gelatina y tus flujos al entrar en ebullición, tus labios vaginales junto con el clítoris empiezan a desprenden el olor tan característico de la carne asada, empiezas a entender que las lesiones que te están provocando ya no tienen remedio y pronto dejaras de sufrir, porque tu desvanecimiento... se esta acercando.
Es imposible que puedas aguantar más el tormento que los verdugos te están aplicando, escuchas un fuerte golpe que se transforma en un dolor punzante en tu espalda, con la maza te están clavando la estaca de púas con la intención de atravesar tu cuerpo, estas completamente arqueada y la tensión de tu cuerpo es tremenda, a esas alturas nadie sabe de dónde sacas la fuerza para chillar... notas como te están atravesando la columna vertebral para introducirse en tus entrañas, es el fin de tu sufrimiento.
A lo lejos oyes una voz que te esta llamando pero tú ya no tienes fuerzas para intentar saber quién es, la voz insiste en llamarte por tu nombre, notas que cada vez esta más cerca y de repente tienes la sensación de que te están zarandeando, te despiertas completamente sobresaltada... dudas entre la realidad y el sueño, estás en tu cama y junto a ti... esta tu marido, descubres que... es el que te estaba llamando en el sueño, como de costumbre estas desnuda, desde siempre te ha gustado notar en tu cuerpo la suavidad y el roce de las sabanas, estas completamente excitada, necesitas hacer el amor para satisfacer tus oscuros deseos y te abrazas a tu marido, agradeciendo que este contigo, le comentas que has tenido un sueño horrible y él se ríe... le es muy difícil entender que con un sueño tan horrible te hayas podido excitar tan intensamente, ya que al recorrer con su mano tu sexo, nota que esta completamente mojado, introduce dos de sus dedos en tu interior... mientras te besa los pechos, juega con tus pezones, necesitas tener el orgasmo que tanto has deseado y le pides que te penetre con todas sus fuerzas, notas como su miembro esta completamente erecto y te penetra de golpe, disfrutas como nunca y estas desconocida, entre jadeos le pides que te lo introduzca por el ano y se extraña... ya que siempre que él te lo ha pedido, tú te has negado... quieres que te agarre por los pezones y tire con fuerza de ellos, esta actitud tuya, completamente desconocida, le provoca una tremenda erección, que satisface todos tus deseos.
Tras terminar de hacer el amor salvajemente, tienes a tu marido que esta durmiendo y tu todavía estas pensando en el sueño que has tenido, acabas de descubrir una tendencia sexual desconocida que te tiene perturbada... y todo, gracias al documental que estuviste viendo sobre la inquisición y los métodos utilizados para torturar a las personas acusadas de herejía... te asusta reconocer que te habría gustado que el sueño hubiese sido real.