La señora. El exilio
La familia Brucel llega arruinada a la casa de sus padres donde Garse espera ansioso la llegada de su hermana y su madre.
EPISODIO VII
UN LUNES CUALQUIERA. EL EXILIO
Lo habían perdido todo. La ley que salvaría las empresas de Eduard Brucel, finalmente no se aprobó. Ahora conducía un carro destartalado acompañado de su familia y unas pocas pertenencias.
Bethelyn viajaba en silencio. Continuaba absorta en sus pensamientos. Había sido una mujer rica y feliz pero eso ya formaba parte del pasado. En una semana la relación con su amante había acabado de súbito, su hijo la había violado varias veces, se había dejado follar por el más sucio de sus criados e incluso había tenido que lamerse el coño con su ama de llaves. Hundió la cabeza entre las manos. Sentada en aquella carreta de mala muerte.
Recordó el día posterior a la noche con Janacec. Lo primero que hizo por la mañana fue buscar a su ama de llaves. La encontró en la cocina tal y como suponía, trasteando en la despensa.
-¿Qué haces aquí Elise? –Preguntó enfadada.
-Oh, señora. Me ha asustado.
-No trates de esconderlo.
-¿Como?
-Dámelo.
-¿Señora? No se de que me habla.
Se acercó a su ama de llaves y le habló con palabras llenas de hiel.
-Esta noche, el hombre más repelente y asqueroso que te puedas imaginar me ha follado por el coño y por el culo en ese orden y ¿Sabes qué? Me he corrido con él. ¿Cómo es eso posible Elise? ¿Cómo he podido disfrutar con semejante individuo mientras contenía las ganas de vomitar?
La criada temblaba como una hoja. Finalmente sacó un frasco del bolsillo y se lo entregó.
-¿Cómo has podido? –Escupió Bethelyn.
-El señor Janacec me lo dio para que lo vertiera en sus bebidas.
-Eso ya lo imaginaba. Pero ¿Por qué lo hiciste?
-Me pagó mucho dinero…
-¡Mentira! No ha sido por eso. A ti no te hace falta dinero.
Una sonrisa fugaz apareció por un instante en el rostro de su ama de llaves.
-Sabía a qué había venido ese señor y para qué servía el frasco. Vertí todo el contenido. Solo fue algo inocente.
-Me estado corriendo mientras me llenaba de semen ese gusano repelente y mi marido se ha follado a mi hija como un búfalo desbocado. ¿Me dices que es algo inocente?
-¿Su… su hija? Yo no pensé que ella…
-Sabías a qué había venido el señor Janacec, bien. ¿Sabes también por que razón me he dejado follar por él?
-Por la misma que lo hizo conmigo, supongo… -Tragó saliva. -Los gustos de su marido…
-¡No! –Explotó Bethelyn. -Estábamos bajo chantaje. Yo debía dejarme follar por ese gusano y mi marido tan solo tenía que tener la polla dura dentro de la boca y del coño de mi hija. Pero gracias a ti y tu afrodisíaco de mierda, mi marido se puso como un mandril en celo y terminó montándola y corriéndose dentro. ¡Lo más probable es que la haya preñado, joder!
-N…No sabía…
-Estamos arruinados. –Comenzaba a llorar. –Lo hacíamos para recuperar nuestro dinero.
-¿Arruinados? Yo…, no lo sabía…., pensé…, solo era una pequeña venganza.
-¿Venganza? ¿Por lo de la otra noche contigo?
-N…No. –Se recompuso en un porte serio y levantó la cabeza. -Por follarse a mi marido.
Se quedó estupefacta.
-¿Como sabes que tu marido y yo…?
-Olía a estiércol de caballo cuando me crucé con usted en la entrada principal. Toda su ropa olía a estiércol de caballo cuando la recogí más tarde de su dormitorio para lavarla. Incluidas sus bragas.
Bethelyn puso los ojos en blanco.
-Fue por culpa de tu marido. Me chantajeó. Tuve que dejarme follar por el y por tu hijo.
-¿Mi… mi hijoo? ¿Mi hijo ha follado con usted? Dios mío. –Elise retrocedió 2 pasos con la mano en el pecho. -¿Pero usted sabe lo que ha hecho?
-¿Lo que he hecho? Lo que me han hecho ellos a mí. Los 2. ¡Por delante y por detrás!
-No puede ser cierto que le haya dejado follar.
-Tu hijo, tu hijo, tu hijo ¿¡Y qué pasa conmigo!?
Elise casi no la oía. Se apoyó en una balda y comenzó a respirar agitadamente.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué te pones así? –inquirió Bethelyn.
-No me pasa nada, pero no debería haberlo hecho.
Aquí pasaba algo muy raro.
-Elise… -Titubeó Bethelyn. –Respóndeme. -Tomó aire y habló muy despacio. -Lesmo no es hijo de tu marido ¿Verdad?
-¿P…Por qué lo dice?
-Porque tengo mis sospechas sobre quien es su padre. De hecho, creo que sé por qué te pones así.
Entonces Bethelyn sacó algo del bolsillo y se lo ofreció.
-Toma, coge esto, si no estoy equivocada te hará falta.
- · -
Garse paseaba inquieto por su habitación. Estaba enfadado, muy enfadado. Vivía con sus abuelos desde que sus padres le echaron de casa. Era una mansión señorial mayor que la de sus padres. La vida allí era incluso mejor que antes salvo por algún que otro detalle.
Su abuela, que había entrado para hablar con él, le veía pasear con furia de un lado a otro.
-¿Me quieres decir que te pasa?
-Nada abuela, no me pasa nada.
-¿Entonces por que estás así?
-¡Déjame en paz!
-No me hables así mocoso.
-Te hablo como me da la gana.
La bofetada hizo que se parara en seco. Se llevó la mano a la zona dolorida y miro a su abuela como quien ve por primera vez pasar el tren.
-Y ahora contéstame. ¿Por qué estás enfadado?
Garse la miró con odio.
-Porque en esta casa no hay coños, joder.
Su abuela se puso tiesa como si le hubieran metido un paraguas por el culo.
-Niño insolente. ¿Qué forma de hablar es esa?
-La de alguien que se pasa todo el día haciéndose pajas. Estoy hasta los cojones, quiero follar pero en esta casa solo hay rabos. Mayordomos, lavanderos, cocineros… mierda. ¿Es que en esta casa no hay ni un solo coño?
-¡Basta de hablar así, impertinente!
-Hablo como me da la gana. Seguro que la idea de rodearte de pollas es tuya, bruja.
Aurora, la abuela de Garse, se puso colorada y puso unos ojos como platos como si hubiesen abierto el paraguas del culo.
-¿Sabes porque no hay coños en esta casa, niño consentido?
Garse aguardó la respuesta.
-Porque el cerdo de tu abuelo se los follaba a todos y me cansé de consentirlo.
-Ya veo. –Escupió sus palabras. -Ahora los rabos te follan a ti ¿eh, zorra? Te aprovechas de que el abuelo no esté en casa, putón.
Su abuela levantó la mano amagando un nuevo golpe. Garse volvió a llevarse la mano a la zona dolorida y retrocedió un paso. Miraba a su abuela con los ojos entrecerrados. Lanzaba fuego con la mirada.
-Así que el único coño que queda aquí es el tuyo.
Bajó la vista deteniéndose en sus tetas y prosiguió hasta llegar a su falda. Su abuela, tragó saliva y se cubrió el cuerpo instintivamente con las manos.
-Ya veo de quien has heredado los genes, pequeño pervertido.
Entonces Garse avanzó un paso hacia su abuela al mismo tiempo que su abuela retrocedía otro.
Aurora, la abuela de Garse y madre de Eduard comenzó a sentir miedo. Ese muchacho ya no era su nieto, su ojo derecho. Se había convertido en un demonio, como su abuelo. Se lanzó a correr hacia la puerta pero Garse se abalanzó sobre ella antes de que pudiera alcanzarla y cayeron al suelo.
-¡No! Déjame ¿Que haces? Soy tu abuela.
-Tranquila abuelita que no te voy a comer.
Forcejeó con ella hasta colocarse encima con el cuerpo entre sus piernas.
-Vamos abuelita enséñame el coño, anda.
-¿Qué dices? Suéltame degenerado.
-Solo quiero follar. Déjame metértela en tu coño. Hazlo por tu nieto. ¿Que te cuesta?
-Estas enfermo. ¡Suéltame!
-Seguro que tienes un coño suave y peludo ¿verdad abuela?
Aurora continuó forcejeando inútilmente. Él era más fuerte. Sus manos la sobaban de arriba abajo. Sus faldas volaron y una mano se coló bajo sus bragas. Se mordió la lengua cuando notó unos dedos hurgar entre sus pliegues. Sintió como la exploraba por dentro. De nada servía su resistencia.
Sus bragas volaron. Sintió el cuerpo caliente de su nieto sobre ella, entre sus piernas. Notó como su nieto frotaba su polla contra ella, lo notaba por las ingles, por su pubis, estaba excitado, muy excitado. Intentaba cerrar las piernas y quitárselo de encima pero era imposible.
Le empujó e intentó arañarle la cara y la mismísima polla pero al final cedió. Era inútil luchar, siempre lo era, se rindió una vez más en su vida. No lloró ni imploró. Se dejó hacer pacientemente en silencio con la cara contraída mientras Garse hurgaba entre sus muslos y desabrochaba su escote. Allí tumbada en el suelo con su nieto entre sus piernas y sus tetas al aire.
Le folló el coño despacito. No tenía prisa. Se había hecho muchas pajas y quería tomarse su tiempo ahora que de nuevo disponía de un coño para follar. Una mala follada es peor que una buena paja, por eso ese tipo de cosas se debían hacer con calma.
Aurora tenía las piernas completamente abiertas y las bragas colgando de un tobillo. Sus tetas no estaban nada mal. Eran grandes como las de su madre. Disfrutó lamiéndolas y amasándolas.
Se corrió dentro. El coño de su abuela le recordaba al de su madre, negro y espeso. Por dentro era calentito y suave, ideal para su polla que entraba y salía fácilmente. Cuando acabó, se levantó y se subió los pantalones con una sonrisa de satisfacción en la cara.
Su abuela le miró mientras su nieto se guardaba la polla y se vestía. Aurora tenía el rostro contraído en una mueca de asco y sorpresa. Ella también comenzó a vestirse. Se subió las bragas y se recompuso el vestido en silencio. Se abrochó el escote y se fue hacia la puerta.
Garse estaba ufano. La próxima vez se lo haría por el culo. Le encantaba meterla por el culo. ¿Habrían follado a su abuela por el culo antes? Esa bruja debería ser más considerada con él. Tenía tetas, culo y un coño que solo utilizaba para mear. Él tenía sus necesidades. No era justo.
Aurora se giro antes de salir del cuarto.
-Solo había venido a decirte que tu hermana llegará hoy.
-¿Berta?
Hacía mucho tiempo que no veía a su hermana. Seguro que ya era toda una mujercita. Con sus tetitas y su coñito peludín. ¿Cómo sería el coñete de su hermana? Pronto lo averiguaría. De repente iba a tener 2 coños a disposición, uno maduro y otro fresco como una lechuga.
-Tu padre y tu madre vienen con ella.
-Mi… ¿padre?
Se asustó tanto que se le metieron los pelos del culo para dentro. Mierda, joder. Si su abuela se iba de la lengua era hombre muerto. Su padre casi le mata por follarse a su mujer. Ahora se había follado nada menos que a su madre y no tenía nada con que chantajearla para mantener su silencio. Menudo estúpido había sido. Su abuela iba a cantar y él y sus huevos iban a convertirse en tortilla de gilipollas. Se golpeó la frente con la palma de la mano. Solo piensas con el pito Garse.
-Abuela… ¡Es…espera!
- · -
Cuando los padres de Garse llegaron, él no se atrevió a salir a recibirles. En lugar de eso se quedó escondido en su cuarto. Si su abuelo estuviera en casa le defendería. Siempre lo hacía. Era un tipo inteligente y práctico, de los que ya no quedan. Su abuelo pensaba como él. Las mujeres solo son coños a disposición del hombre que los quiera follar, punto. Si su padre pensaba otra cosa es por que era imbécil. Él era un pobre inocente pero iba a pagar el pato. Pero si lo único que había hecho era follar algún que otro coño, joder.
- · -
Aurora recibió a sus huéspedes con una fría acogida. Cuando se apearon del carromato les saludó como si fueran 3 andrajosos. Apenas intercambió algunas palabras con ellos. Después fueron guiados por un hombre del servicio hasta sus habitaciones.
Aurora detestaba a Bethelyn. El imbécil de su hijo se había casado con una mujer proveniente de un hospicio. Pagó sus pobres estudios trabajando en el mismo internado donde estudiaba. Limpiaba, lavaba y desarrollaba el resto de tareas de una chacha miserable.
Los Brucel eran gente importante y esa mujer ensuciaba su buen nombre. Ni ella ni su marido perdonaron nunca al estúpido de su hijo por casarse con ella. Ahora les tenía a todos mendigando en su casa, incluida la palurda de su nieta. Que asco.
- · -
Garse no salió de su habitación. Se pasó el resto de la mañana merodeando por la casa como un furtivo. En uno de sus husmeos descubrió a Berta. Había cambiado desde la última vez que la vio. Había cambiado mucho. Su pecho estaba desarrollado. Debajo de aquel corpiño se adivinaban 2 manzanas como 2 soles. Se preguntó si su polla cabría entre ellas. Podría follárselas y correrse en su cara. Nunca había follado las tetas de nadie. Fantaseó con la cara de Berta llena de semen.
Las caderas de Berta no estaban nada mal. Su culito respingón se la puso dura. ¿Cómo sería follarla por el culo? Seguro que su hermana todavía era virgen, así que follarle el ano sería un buen comienzo para una mujer que no ha conocido hombre. Iba a enseñarle algunas cosas a esa putita.
- · -
Eduard hablaba con su madre acaloradamente en el despacho vacío de su padre. Ambos estaban de pie delante del escritorio. Uno en frente del otro.
-¡Me habéis desheredado! ¿Y me dices que tengo que abandonar esta casa?
-Así es.
-Me desheredáis para entregarle una fortuna a un muchacho degenerado y sin escrúpulos. No me lo puedo creer.
-Tampoco yo me puedo creer que hayas dilapidado tu patrimonio, no eres el más indicado para hablar.
-No sabes lo que estás haciendo, madre. Te digo que Garse no es el nieto que tú crees.
-Garse es digno de suceder a tu padre mejor que tú. Él no tirará el dinero como lo has hecho tú.
-Nunca he tirado el dinero, me ha arruinado un vil gusano que tenía por amigo con engaños y falsos consejos y estoy seguro de que alguien más estuvo detrás.
-Así aprenderás a no confiar en nadie. Eso Garse lo hace mejor que tú.
-¡Basta, madre! No quería decírtelo pero has de saber que Garse es un psicópata y un violador.
-Bobadas.
-¡Ha violado Bethelyn! Se ha follado a su propia madre, joder.
-¿Y qué?
Eduard tuvo que apoyarse en la mesa del escritorio para no caerse del asombro.
-¿C…Como que “y qué”? ¿Has oído lo que te he dicho?
-Garse es joven, tiene necesidades. ¿Qué más da que utilice el coño de tu mujer para desahogarse?
-¿P...Pero tú te estás oyendo? La violó y después se la folló por el culo.
-¿Y qué? ¿Cuántos más se la han follado además de él? Te molesta que tu hijo se la monte pero no que lo haga tu jardinero.
-¿C…Como sabes tú eso?
-Garse me lo ha contado todo. Dejas que cualquiera se folle a tu mujer sin importarte lo más mínimo. Un sucio jardinero se la puede meter y correrse en su coño y no pasa nada pero si es tu hijo el que lo hace entonces le torturas sin piedad y le humillas. Eres un mal padre. Deberías estar orgulloso de él por ser un muchacho tan avezado en lugar de castigarle.
En cuanto a esa zorra, debería ser más considerada con su pobre hijo y enseñarle cosas que a su edad ya debería saber sobre mujeres. Es culpa suya y solo suya que mi nieto haya crecido lleno de traumas y necesidades. ¿Sabes lo mal que lo está pasando el muchacho? Debería abrirle las piernas a menudo para que el pobre chico aprenda como dios manda, en lugar de quejarse histérica por un “mete-saca” de nada. ¿¡Como podéis ser tan egoístas!?
Eduard estaba colorado, a punto de explotar. Las palabras se le atragantaban en la garganta.
-Si te hubiera follado a ti…
-Ya lo ha hecho. Y no pasa nada. Me lo explicó todo y lo entendí.
-¿Q…Que mi hijo te ha follado a ti también?
-Pues claro. Garse necesitaba desahogarse, necesitaba a una buena mujer y solo me tenía a mí. Se vio obligado a hacerlo. Si la puta de tu mujer fuera mejor madre y se dejara follar, el pobre chico no hubiera tenido que llegar a hacer eso con su querida abuela. Estaba destrozado.
-¿Se folla a su madre y a su abuela y la víctima es él?
-No es la primera vez que a tu mujer se la follan y tiene la boca cerrada. Los Brucel son hombres de sangre caliente, necesitan follar, lo llevan en los genes, no es culpa suya. Tú no lo entiendes por que eres un bastardo. Esa es la verdadera razón de que te hayamos desheredado.
A Eduard se le cayeron los huevos al suelo.
-¿C…Como dices?
-No seas estúpido Eduard. ¿Nunca te has preguntado porque no te pareces en nada a tu padre?
-Serán los putos genes.
-Mira que eres tonto. Yo estaba preñada de otro cuando me casé con tu padre. Me aceptó contigo en mi barriga. Pero luego no nos has dado más que decepciones. Como cuando te casaste con esa cualquiera.
-¿Pero… Garse?... Mi hijo es igual que su abuelo.
-Por que tu padre se folló a tu mujer durante todo el tiempo que vivisteis aquí. Donde quiso y las veces que le dio la gana. No hay nada de malo en ello. Tu padre es un Brucel y los Brucel tienen sus necesidades. Tu mujer solo es una mujerzuela, era su deber satisfacer al padre de su reciente esposo. No siempre la folló por el culo y la muy puta se quedó preñada de él. Debería estar orgullosa de engendrar un hijo suyo y de que ese hijo la prefiera a ella para desahogarse tal y como antes hizo su verdadero padre.
-Bethelyn… nunca me dijo…
-¿Qué eras un cornudo? Si te hubiera dicho que tu padre se la montaba la hubieras repudiado. ¡Menudo eres tú!
-No puede ser.
-Garse es el verdadero hijo de tu padre y el legítimo heredero de todo esto. Lo tiene todo de su padre, el físico, el carácter, su inteligencia, todo excepto su nombre. Tú y esa zorra os negasteis a bautizarle con el nombre que llevan todos los primogénitos Brucel.
-La tradición se rompió conmigo. Tampoco yo llevo su nombre.
-Tú no eres un Brucel. No lo olvides, bastardo.
Eduard arrugó la cara.
-¿Cómo puedes despreciarme de esta manera? Mi propia madre.
-Deberías darme las gracias por criarte en esta casa con nosotros y darte una educación que tiraste a la basura. Antes de ti nacieron otros que acabaron en un orfanato y no tuvieron la suerte que tuviste tú.
-¿Otros?... tú…, tú eres una puta ¿O qué?
El bofetón sonó por toda la estancia. Pese al gran tamaño de Eduard, su cuerpo se desplazó a un costado por el impacto. Su cara se giró 90 grados y por un instante perdió la visión de un ojo. La reacción no se hizo esperar. Cerró una de sus manos que parecían palas de escavadora y le endosó un puñetazo a su madre en el estómago.
Aurora se dobló por la cintura y abrió la boca todo lo que pudo intentando que el aire volviera a sus pulmones.
-Mi padre… no es mi padre. Mi hijo… no es mi hijo y tú… tú…
Empujó a su madre contra la mesa sobre la que cayó de bruces. Le subió las faldas por encima de la cintura y tiró de sus bragas hacia los tobillos. Sujetó su cabeza contra la mesa y se quedó mirándola.
-Así que los coños de las mujeres son para satisfacer a los hombres de verdad, ¿No? Madre.
-¡Ni se te ocurra, degenerado! –Gritó su madre que comenzaba a recuperar el resuello.
Se sacó la polla y comenzó a meneársela. Cuando la tuvo lo suficientemente dura la puso contra su coño y la deslizó por su raja adelante y atrás.
-Quítate de aquí, imbécil. ¡Suéltame!
Cuando la polla de su hijo comenzó a penetrarla Aurora empezó a aullar y a insultarle. Por suerte para ella el semen de Garse que todavía se encontraba dentro de su coño actuaba como lubricante natural, mitigando el dolor de aquel mástil. Blasfemó cuanto pudo, le insulto y le llamó de todo lo que se le ocurrió. Aurora estaba furiosa, muy furiosa. Eduard se alegró de que su madre se enfureciera tanto como se había enfurecido él, pero eso no le hacía feliz.
Tenía una polla grande, un pollón. Pocas mujeres tenían un coño capaz de alojarla por completo. Su mujer era una de ellas y su hija también, como tuvo la desgracia de descubrir. Al parecer su madre también era de las que tenía un gran coño, la polla desaparecía por completo dentro de él. La tenía tan gorda y la follaba tan fuerte que su madre pasó de la furia al ruego.
Eduard era incansable con el metesaca. Su madre que había dejado de insultarle le pedía perdón, le suplicaba. Le alegró verla implorando igual que él había implorado a Janacec pero eso tampoco le hacía feliz.
La sostuvo por las caderas mientras la montaba. Miraba su ano que quedaba a la vista y le recordó al de su mujer. Todo el mundo se la mete por el culo menos yo. Pensó en todos y cada uno de los hombres que la habían porculizado. Puso un dedo en su ano y jugó alrededor de él. Introdujo la primera falange. Aurora gimió. Después metió todo el dedo y comenzó a follárselo ala vez que su coño. Era suave y estaba caliente. Después sacó el dedo, puso la polla en la entrada del ano y apretó contra él.
El aullido de su madre al notar aquel pollón entrando casi le deja sordo. Había metido el glande. Apretó un poco más y vio desaparecer media polla dentro del culo. Sonrió. Nunca había follado por el culo. Mil veces lo intentó con Bethelyn y mil veces fracasó. Que ironía que la mujer con quien por fin lo consigue sea su madre.
Empujó más hasta que la polla despareció por completo. Empezó el metesaca. Que placer.
Aurora gimoteaba, suplicaba, rogaba… lloraba. El también lloró amargamente cuando lo perdió todo por culpa de personas corruptas y degeneradas. Pero aquellas lágrimas tampoco le hacían feliz.
Pasaban los minutos y Eduard se corrió. Se corrió mucho. Lo hizo en su culo pero antes de terminar con las últimas convulsiones la volvió a meter en el coño. Quería acabar de correrse en el chocho de la puta que le parió.
-Hoy te vas a acostar con el semen de los 2. Lo mismo te hago el honor de dejarte preñada, putón.
Se retiró de ella, la cogió de los pelos y la tiró al suelo donde quedó de rodillas. Le puso la polla frente a la cara.
-Ahora me la vas a chupar. Me la vas a chupar como jamás se la has chupado a nadie. Vas a hacer que me corra de nuevo y te lo vas a tragar todo, puta.
-L…Lo que tú digas pero no me hagas daño.
-Si intentas morderme o la mamada no me gusta te arranco los ojos con un cuchillo. Hazme una buena mamada y me déjame satisfecho… y te prometo que solo te arrancaré uno.
Aurora casi se mea, estaba loco, la iba a rajar o a matar. No dudó en cogerle la polla, llevársela a la boca y comenzar a chupar.
Le acarició las pelotas y se las lamió mientras le pajeaba. Solo paraba de chupar para pedir perdón. Eduard sonrió. También él había pasado por esa etapa implorando el perdón de su hija a la que había violado como un búfalo en celo. No, tampoco le hacía feliz.
No cabía duda de que su madre era una experta chupando pollas. ¿Cuantas habría chupado hasta convertirse en la esposa de su padre? A lo mejor hasta se casó con ella por lo bien que mamaba. Hijos de puta, los dos.
Lo más buscado y lo más temido llegó. La corrida de su hijo. No se atrevió a derramar ni una gota. Se tragó todo, no dejó ni rastro de su semen o del de su nieto. Le lamió toda la polla y las pelotas. Cuando su hijo puso fin, esperó temblorosa su veredicto.
-No ha estado mal. Ya veo que eres una buena chupadora de pollas. Menuda zorra.
Aurora tragó saliva. Su hijo no sería capaz de sacarle los ojos, ¿o sí?
-No te voy a sacar ningún ojo pero…
Notaba el golpear de su corazón en las sienes. Su hijo la miraba con asco. Me va a matar, pensó. Vio como se giraba de espaldas y se agachaba.
-Me vas a lamer el culo.
Delante de ella, a unos centímetros de su cara, había un culo velludo. Los cojones de su hijo colgaban entre sus piernas y, más arriba, en el centro, un agujero negro rodeado de pelos la miraba fijamente.
Casi vomitó. Por si no era suficiente haberse tragado todo su semen y parte del de Garse ahora venía esto. Las lágrimas acudieron de nuevo. Le temblaba el labio inferior y estaba reprimiendo varias arcadas. Pasó la punta de la lengua de abajo arriba por el ano. Repitió la operación con los ojos cerrados y el estomago revuelto, una y otra vez.
-Gracias. Gracias hijo. –Repetía rota en lágrimas. –Gracias.
Sí, ahora sí era feliz. Se había follado a su madre, le había dado por el culo, se había corrido en su boca y le estaba hciendo que le lama el culo. A cambio, ella le daba las gracias. Se lo agradecía. Así funcionaba la vida. Da igual lo bueno y justo que seas, los favores que hayas hecho o el dinero que hayas donado. Al final, solo se respeta y se rinde pleitesía al que te jode vivo y después te perdona la vida.
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