La señora (Capítulo II)

Continúan los abusos y torturas del ama de llaves a su jefa delante del amigo de esta.

Mi erecta polla estaba tan hinchada parecía a punto de explotar, y opté por dejar de ser un mero observador. Cogí del pelo de la joven, y la obligué a arrodillarse y se la introduje sin ningún miramiento en su boca para que me la chupase. La chica a ratos chupaba como una novata, lo cual me excitaba aun más. Mis ojos estaban clavados en su boca, que no paraba de succionar, y alternativamente en la cara ansiosa de Clara, que, atada a la mesa, me miraba con ojos desorbitados llenos de lágrimas que ella se esforzaba en no dejar caer, como exigiendo su parte de merecido placer.

Me dirigí entonces hacia la mesa donde la cruel ama de llaves, se cebaba cruelmente con los doloridos pezones de mi amiga tirando sádicamente de la cadena de las pinzas, que ahora si ya solo pendían de una ínfima porción de piel a punto de soltarse a la vez que casi arrastraba enganchada a mi pene a la joven sumisa, que no dejaba de lamer ni un instante. La retiré bruscamente para dejar que Clara me satisficiera con su estilo depurado a pesar de su forzada posición, mientras la joven resignada retomaba nuevas fuerzas. Clara desde su mesa, atada, se dejaba follar su boca por mí, las embestidas le producían arcadas que hacían que la saliva cayese por sus comisuras como ríos de baba. Entonces obligue a la sumisa a colocarse junto a la jefa de Kara la cual había insistido tanto en la tortura de los pezones, que consiguió que estas por fin se soltasen de la piel que las mantenía en su sitio, y de ellos comenzó a manar dos finos hilos de sangre que decoraban las pequeñas tetas de Clara al correr por los costados, para que entre las dos jugaran con mi polla.

.-"¡Venga, perras! ¿Eso es lo mejor que sabéis hacer?"

les grito el ama.

Mi amiga se esforzaba por tener su oportunidad de chupar, su postura y ataduras no favorecían que pudiese cumplir mis exigencias, y la rubia sumisa, no le dejaba actuar, después de un rato aguantando la tremenda excitación, decidí preservarme otro rato, y volví a mi asiento, no sin antes repasar con mis manos lentamente todo el cuerpo de Clara, este se contoneaba sensualmente dado que su excitación, no tenia limite, la chica que hacia un rato pugnaba por satisfacerme en ventaja sobre la otra, ahora estaba de rodillas a su lado, con la cabeza gacha, Kara se descubría como una autentica sádica, una vez me había vuelto a acomodar, esta se inclino sobre Clara con las pinzas aun el su mano, y cogiendo con una extraña elegancia su pecho, lo apretó para que el pezón se hincho, y con la punta de la lengua, limpio el pequeño brote de sangre que ya no fluía, acto que causo un ardor adicional al ya de por si dolor que el castigo de las pinzas le habían infringido.

Después de lamerle los pezones con cinismo hasta dejárselos totalmente limpios esta volvió a colocarle las pinzas, en el mismo lugar del la herida, provocando la locura de Clara que se debatía horrorosamente por sacárselos con sus movimientos, el rictus de extremo dolor en su cara fue el final de una poderosa imperturbabilidad casi insolente y comenzó a llorar amargamente, mientras el ama de llaves, se sonreía a su lado mirando cómo se agitaba de dolor, entre abrió la boca y se pasaba la punta de la lengua por la comisura de sus labios, en un acto de puro sadismo disfrutando de su cruel acto. Clara la increpaba con sus ojos llenos de lagrimas que resbalaban a borbotones, pidiéndole clemencia, mientras esta volvía a tirar de las pinzas arrastrando los castigados y heridos pezones, tengo que decir, que una parte de mi reclamaba clemencia para Clara y en justicia un escarmiento a aquella cruel señora, pero el otro y mas fuerte yo, disfrutaba viendo los brutales movimientos de mi amiga en aquella difícil postura y extremadamente excitante, también observar como la cruel ama de llaves torturaba con tanto sadismo a su jefa destilaba un morbo enfermizo e hipnótico, era una mujer elegante en sus movimientos al igual que en su presencia, correcta y silenciosa, ella dirigía todos los movimientos que quería con su mano hasta que la posición era de su agrado, y después actuaba con dureza.

Después de una larga sesión de tortura en sus pezones, esta volvió a sorprender, se aparto de Clara que tenía todo su cuerpo empapado en sudor haciendo brillar su esplendida figura totalmente forzada, se movía con penuria intentando aliviar de alguna manera sus destrozados pezones a los que no podía llegar para acariciarlos, aun que ya habían dejado de manar el fino hilo de sangre la parte raspada aun brillaba con la sangre fresca, la otra chica la miraba con cierto temor, ya que Kara se había centrado en su jefa, no se atrevía a moverse, mientras yo observaba con lujuria a las dos chicas, Kara regreso portando en sus manos una preciosa cajita de madera barnizada, se acerco a Clara, y ordeno a la otra que se ocupase de aliviar el calor de mi pene, esta se arrodillo delante de mi y comenzó a chupar y lamer mi excitado miembro.

La señora, arrimo un taburete a lado de la mesa donde Clara pugnaba por soltarse, y esta abrió por fin la caja, de dentro con dos dedos, saco una aguja hipodérmica, y Clara abrió con horror sus negros y preciosos ojos, le acerco la aguja a los ojos con una burlona y sádica sonrisa, y Clara negaba con la cabeza, comenzó a pedir por favor, que eso no.

.-"no Kara, no eso no por favor".

El ama, comenzó a bajar hacia los pechos, y dejo que la punta de la aguja rascara la piel hasta llegar al pezón, Clara intentaba zafarse, con terror, pero Kara ya tenia incada la aguja en el pezón, sin más preámbulo, empujo y la aguja se fue introduciendo lentamente, mientras Clara quedo tensa en una posición muy forzada, con la boca abierta, pero sin decir ni una sola palabra, su rictus era de un horroroso grito pero en silencio, y paralizada supongo que por la impresión, una vez la aguja quedo insertada, Clara se dejo caer jadeante y me miraba con los ojos entre cerrados, babeante y chorreando curiosamente no solo de sudor, sus flujos caían a borbotones, y corrían por los muslos, hasta caer al suelo que estaba encharcado.

El ama, saco otra aguja y la inserto en el otro pezón, sin que esta vez Clara hiciese ningún tipo de ademan, como si entrase en una catarsis sin dolor, pero Kara volvió a sacar otra aguja, esta vez la puso justo en el centro del pezón y la inserto muy lentamente, y Clara volvió a doblarse de dolor, y grito desgarradoramente a la vez que se orino debido a todo el sufrimiento que estaba pasando, lo mismo repitió en el otro pezón y el mismo grito volvió a salir por la garganta de Clara, acabada la tortura esta se aparto, dos pasos y los dos pudimos ver a Clara, expuesta y buscando como soltarse desesperadamente, su aspecto era soberbio, un cuerpo forzado, y usado a extremos inimaginables, ella lloraba desgarradoramente y no dejaba de gritar, su cuerpo brillante se exponía cual res de lidia con sus banderillas clavadas, especialmente las dos del centro del pezón.

Kara tomo una pequeña bandeja de plata con una jarra y un vaso y se acerco a mi.

.-"espero que la sesión a su querida amiga haya sido de su gusto, le ofrezco un vaso de agua con limón".

Cuya mitad de este reposaba alado del vaso en un pequeño plato, le acepte el refresco dado que mi boca debido a los excesivos momentos de excitación era como una lija, le di las gracias a lo que ella me hizo un ademan de exquisita educación con su cabeza, se retiro hasta la mesita donde mi querida amiga no dejaba de llorar y curiosamente de chorrear líquidos por todas sus partes, depositando la bandeja en un aparador que se encontraba cerca de esta, se giro, y despacio, comenzó a pasar su mano por el muslo de Clara, repaso con sus dedos, la mojada vulva de esta, y sonriendo cínicamente mientras Clara la observaba sin dejar de llorar, con un rictus de horror, esta muy despacio se metió dos dedos mojados un su boca y los chupo de una manera sensual, volvió a reposar su mano sobre la convulsa pelvis de Clara, y siguió su camino ascendente hacia los pechos, una vez hubo llegado, esta paso su mano por encima raspando con su palma las cabezas de las agujas del pezón, no se podía ser ni mas cruel ni mas sádica, Clara dejo de llorar de inmediato, y totalmente arqueada por el dolor, y con una espantosa expresión en su rostro, sus ojos apretados dejaban manar gotas que resbalaban por las sienes y al caer solo hacían incrementar el ya gran charco de todos los fluidos que de su cuerpo había manado.

Por fin Kara tomo delicadamente con dos dedos una de las cabezas de aguja insertada en su pezón, y comenzó a sacarlo Clara estaba muy arqueada continuamente, su cuerpo estaba esplendoroso, cundo ya había sacado un poco más de la mitad y clara comenzaba a relajarse abriendo su boca para tomar el aire que le faltaba desde hacia buen tempo, esta volvió a introducir la aguja hasta el fondo a lo que clara, solo hizo un gutural ruido y una exhalación de aire, de repente Kara se retiro un par de pasos, y me quede extasiado, impactado, sin palabras, Clara de repente empezó a correrse brutal mente desaforadamente, estaba todo su cuerpo en movimiento, convulsionando y gimiendo atronadoramente, era un espectáculo que provoco que yo me corriese profusamente solo viendo semejante acción ya que la chica rubia había dejado de chupar para ver con la boca abierta como Kara destrozaba a su jefa, Cara se dejo caer destrozada y agotada casi desmayada, hasta tal punto que el ama saco todas sus agujas de los pechos, e incluso por fin la desato, yo me levante y acudí a sujetarla ya que seguramente no se tendría en sus piernas, la tome en mis brazos ella me paso sus brazos al cuello, y reposo su cabeza sobre mi pecho, me dirigí a llevarla a su alcoba la cual Kara me había indicado.

-."Bueno pequeña".

Escuche como el ama de llaves al salir del salón le decía a la preciosa rubia.

-."Ahora te toca a ti no pensarías que te había olvidado, esto no fue nada en comparación con lo que ahora vamos a vivir".

Una vez hube dado un baño reparador y curado los destrozados pechos de Clara la deposite sobre la cama y la tape delicadamente, esta se quedo dormida al momento, estaba tatamente agotada, derrotada, ni los horribles gritos de la chica que ya resonaban por toda la casa hicieron que Clara se despertase.

FIN