La Senda de un esclavo (parte 7)
Este es un texto que encontre hace muchos años en internet, traducido, he dejado todas las referencias al autor y traductor. Si alguien lo conoce mas alla del capitulo 11 le agradecería se pusiese en contacto conmigo. Espero les guste.
La senda de un esclavo (fragmento)
Título original: A slave's road
Autor: Neil (c) severin98@aol.com, tomado de BDSM Library (www.bdsmlibrary.com)
Traducido por: GGG, mayo de 2007
Parte 7
La ducha caliente sentaba bien al estrellarse contra mi cuerpo. Podía escuchar los truenos y la
lluvia en el exterior de la ventana del baño. Menudo día llevaba hasta allí. Eran alrededor de las
5:00. Tom llegaría en una hora. Me recorría una indescriptible sensación de deseo y miedo.
¿Qué deliciosas humillaciones habrían planeado para mí esta noche? Sus apetitos sexuales
parecían no tener fin. Me había entregado por completo a ellos, y estaba seguro de que me
harían ir más allá de mis límites. No había diferencias. Estaba alcanzando el punto en el que
me despojaba de todo mi poder, entregándoselo a ellos. Incluso aunque solo hacía cuatro días
desde que empecé a descender por esta senda, sentía que me habían hecho recorrer un largo
camino. El tiempo no es la única forma de medir semejantes cosas.
Después de ducharme me afeité de nuevo, me apliqué crema corporal y me eché un poco de
Escape, de Calvin Klein, en ciertas partes de mi cuerpo. Me sentía como una puta
provocadora. No podía creerme que estuviera realmente deseando servir a Tom esta noche.
Antes de salir del cuarto de huéspedes volví a ponerme el delantal de volantes. Luego entré en
la cocina. Pude ver que Sheila seguía leyendo en la terraza. Notó que estaba allí y levantó la
vista.
"Ven aquí fuera," le oí decir a través de la ventana que se abría sobre el fregadero. Entré a la
terraza. La tormenta se había aplacado. Solo una lluvia uniforme y unos cuantos ruidos sordos
y profundos procedentes del cielo.
"Date la vuelta, quiero verte por todas partes."
Me di la vuelta, como me ordenó.
"Umm, muy bien, pero necesitas unos cuantos accesorios. Sígueme arriba, a mi dormitorio."
Seguí tras Sheila hasta el dormitorio. Noté lo provocativamente que doblaba las pantorrillas
mientras subía las escaleras con los pies descalzos. Podía ver que las plantas de los pies se le
estaban ensuciando un poco de haber andado descalza casi toda la tarde. Cruzamos el
armario hasta el vestidor.
"Siéntate, Joanie, ponte cómoda."
Se estaba dirigiendo a mí por el nombre femenino que me habían asignado en la excursión de
camping. Supe que me esperaba una noche seria de servidumbre. Me senté delante del espejo
iluminado. Oí a Sheila tararear feliz mientras rebuscaba en su joyero.
"Aquí está, esto te hará parecer más excitante."
Luego me colocó en las orejas un par de anillos de oro, largos y colgantes.
"Me gusta la forma en que los aros de oro acentúan tu delantal negro," se rió.
Luego me estudió la cara.
"Veamos, creo que podrías usar un poco de color."
A continuación me aplicó un poco de base de maquillaje, un poco de colorete en las mejillas, y
finalmente un poco de lápiz de labios, de un rosa atrevido. Volvió a estudiarme la cara.
"Chasquea los labios para repartir el pintalabios."
Hice lo que me decía.
"Así está mucho mejor," dijo sonriendo. "Quiero que Tom se olvide de su día de trabajo tan
pronto cruce la puerta. Y tú, mi pequeña Joanie, vas a hacer que se sienta como un rey esta
noche. ¿Entendido?
"Sí Ama," contesté.
"Bien. Ahora levántate y déjame que te revise. Veo que te has vuelto a afeitar. Hueles de forma
muy excitante, buena elección del perfume. ¡Ah! Un toque final, Joanie."
Tomó un pintalabios de un rojo mucho más oscuro. Me lo aplicó generosamente en los
pezones.
"Tienes unos pezones hermosos y grandes, pensé que debíamos dedicarles un poco de
atención a ellos."
Luego colocó ambos entre el pulgar y el índice de cada mano. Me miró, sonriendo, a los ojos. A
continuación los pellizcó y los retorció con fuerza. Cerré a medias los ojos e hice una mueca de
dolor. Siguió apretándolos implacable. Ahora podía sentir su fuerte tirón hacia abajo. No tenía
más elección que arrodillarme delante de ella. Tras un nuevo apretón más fuerte me dejó ir
finalmente. Luego me colocó su cuidada mano bajo la barbilla y me levantó hacia ella la cara
pintada.
"Quiero que esta noche sea muy especial para Tom y para mí. ¿Me entiendes?"
"Sí Ama."
"No quiero vacilación en tus acciones. Esta noche vas a ser completamente obediente a
nuestros caprichos. ¿Entendido?"
"Sí Ama," volví a decir.
"Si por cualquier razón te quedas corta en lo que considero un servicio perfecto, serás
severamente castigada. ¿Me expreso con claridad?"
"Sí Ama, con mucha claridad."
"Bien. Tom debería estar en casa en solo unos minutos. Bajemos y prepárate para recibirle."
Bajamos y entramos en la cocina.
"La cerveza está en el frigorífico, y la jarra helada en el congelador. Tan pronto como escuches
que el coche entra en el garaje, sirve la cerveza y espera justo delante de la puerta, de rodillas.
Yo voy a salir a recibirle. Y recuerda Joanie, quiero obediencia total por tu parte esta noche."
"Sí Ama. Juro que haré que los dos estén orgullosos de mí. No hay nada que no haría por
usted."
Sheila me sonrió. "Ya veremos, mascota mía."
En ese momento oímos que se abría la puerta del garaje. Sheila salió con paso vivo hacia el
garaje y yo serví la cerveza como me había ordenado. Mientras me aproximaba a la puerta
podía oírles hablar y reír en el exterior. Me arrodillé como a unos 3 pies (algo menos de un
metro) de la entrada. Oí cerrarse la puerta del garaje, y unos segundos más tarde el pomo de
la puerta giró. Allí estaba arrodillado con una cerveza en la mano, esperando para servir a mis
propietarios.