La Senda de un esclavo (parte 6)
Este es un texto que encontre hace muchos años en internet, traducido, he dejado todas las referencias al autor y traductor. Si alguien lo conoce mas alla del capitulo 11 le agradecería se pusiese en contacto conmigo. Espero les guste.
La senda de un esclavo (fragmento)
Título original: A slave's road
Autor: Neil (c) severin98@aol.com, tomado de BDSM Library (www.bdsmlibrary.com)
Traducido por: GGG, mayo de 2007
Parte 6
Después de que Linda se fuera acabé de limpiar la cocina. El Ama salió a la terraza para leer y
relajarse. El cielo se estaba poniendo oscuro. Del norte venía un viento fuerte, y se podía oler
en el aire la tormenta. Pero eso era lo típico de junio en Indiana. Realmente encontraba
bastante romántico el proceso de preparación de una buena tormenta. La temperatura bajó y
parecía dejar en el aire una carga erótica. Después de retirar los platos salí a ver si Sheila
quería algo. Todavía llevaba su vestido veraniego azul. Estaba leyendo el periódico. Tenía los
pies desnudos descansando sobre la mesa del café. El tobillo derecho cruzaba por encima del
izquierdo. Sus hermosas y suaves plantas estaban orientadas hacia mí y no podía apartar los
ojos de ellas.
"¿Necesita algo Ama?"
"Puedes traerme un vaso de agua helada y charlar un rato conmigo."
"¿Puedo ponerme uno para mí también?"
Sheila se rió con ganas. "¿Estás un poco sediento? Supongo que tu boca habrá trabajado
bastante hoy, ¿verdad?"
"Sí señora."
"Vete y prepara dos vasos John. Luego vuelve y siéntate junto a mí. Necesitamos hablar un
poco."
Volví y tomé asiento en el otro extremo del sofá. Se colocó los pies debajo de ella y se puso
mirando hacia mí. Sus centelleantes ojos verdes se encontraron con los míos.
"¿Cómo te sientes respecto a lo que ha ocurrido esta tarde, John?"
"Espero haberla agradado, Ama."
"Lo hiciste magníficamente John, pero no es de eso de lo que estoy hablando. ¿Cómo te
sientes por dentro... siendo usado por una extraña, siendo prestado por mí, tu propietaria?
Quiero que me digas como te sientes realmente. Quiero que estés en contacto con tu yo
sumiso, John. Quiero ser propietaria de una parte de tu alma."
"Me siento muy libre y natural cuando estoy bajo su poder, Ama, como lo que eso quiere decir.
Yo em... bien... es un poco difícil expresarlo con palabras..."
"Sigue John. Para que esta relación funcione tienes que decírmelo todo. Ahora dímelo."
"Siempre les he respetado a usted y a Tom. Son mis mejores amigos. Tal vez es por eso por lo
que he suprimido mis sentimientos hacia usted. Sé que siempre la he encontrado guapa, por
dentro y por fuera. Siempre me pareció en un escalón demasiado alto para mí, así que me
conformé con ser su amigo. No porque pensara que fuera una estirada, sino que es toda su
conducta. Está tan cerca de la tierra y es tan amigable como cualquiera que conozca, pero
rezuma clase. Ni siquiera se da cuenta, solo lo hace. Es sencillamente natural. Tal vez sea su
educación... no lo sé. Pero sé que desde este fin de semana estos sentimientos hacia usted
están saliendo a la superficie. Me doy cuenta ahora de que han estado ahí desde hace mucho
tiempo. Estoy enamorado de usted, Sheila."
Los ojos de Sheila me sonrieron. No se dio prisa en hablar, y cuando lo hizo habló muy en
serio.
"Tengo una buena intuición femenina, John. Siempre he sentido ciertas vibraciones
apasionadas tuyas, pero no me había dado cuenta de lo profundas que eran. Sabes que quiero
a Tom como marido, como compañero y mi igual para toda la vida."
"Por supuesto que lo sé, Ama. Y nunca querría interferir en eso, ni siquiera si pudiera. Soy
sumiso sexualmente. Nunca sería verdaderamente feliz en una relación donde no pudiera ser
sumiso. Lo que estoy diciendo es que la veo a usted como mi Reina. Si, deseo ser su esclavo,
pero va más allá de un simple deseo. Su poder es tan profundo dentro de mí, Ama. Usted es
una parte de mi alma. Solo su aroma es suficiente para dejarme totalmente indefenso...
totalmente en su poder. Cada vez que la miro me flaquean las rodillas. Ser de su propiedad
significa que mi mayor y más salvaje fantasía se ha hecho realidad."
"Nunca noté que tuviera ese poder tan impactante sobre ti, John. Lo que acabas de decir es
muy especial para mí. Es también algo que utilizaré para esclavizarte aún más. Por lo que
acabo de oír me estás diciendo que quieres ser mi esclavo sin ningún límite en absoluto, ¿es
correcto?"
"Sí Ama," repliqué solemnemente.
"En ese caso, John, tu adiestramiento de esta semana va a progresar mucho más rápidamente
de lo planeado originalmente. No veo razón por la que no debiera empezar a usarte como
nuestro esclavo hecho y derecho desde ahora. No tienes ni idea de cuanto poder acabas de
darme con tu confesión... o tal vez si la tengas," dijo sonriendo. "Quiero que te vuelvas a
duchar, te pongas algo de crema por todo ese cuerpo suave, te apliques un poco de mi
perfume, y te pongas el delantal de volantes. Vas a salir a recibir a Tom a la puerta cuando
venga. Estarás de rodillas con una cerveza fría en una jarra helada en la mano. Te vamos a
usar esta noche como nunca antes te han usado."
Justo cuando terminaba la frase, un rayo relampagueó cerca y un sonoro trueno pareció hacer
temblar la terraza. Nos miramos los dos en silencio. Ella sonreía y estaba relajada. Yo estaba
un poco atemorizado, no por la tormenta, sino por lo que acababa de decir. Pensaba que mi
confesión de amor hacia ella le ablandaría el corazón. En vez de eso, consideraba mi amor
como una herramienta poderosa para llevarme más lejos en la senda hacia la esclavitud total.
Empezaba a darme cuenta de que esto no era para ella algo divertido, excitante, una aventura
amorosa del momento. Ella quería un esclavo permanente. Alguien que dedicara su vida a
ella... que entregara su yo para convertirse en su propiedad. Sabía que nunca podría hacer
esto con alguien a quien no amara, no importaba lo hermosa que fuera. Pero sabía también
que no podría negarle nada a Sheila. La amaba de una forma que ningún otro lo haría. Ahora
ella lo sabía, y como dijo, usaría ese amor para esclavizarme por completo. Me sentía a la vez
asustado y encendido de pasión. Por un lado pensaba, en que coño me he metido, toda mi vida
está a punto de cambiar drásticamente. Por el otro lado había mucho más que simple pensar.
Era una sensación de amor y rendición lo que sentía en el alma. Me hacía sentir más vivo que
nunca. Me daba cuenta de que no tenía elección. Ya había elegido mi senda.