La Senda de un esclavo (parte 11)
Este es un texto que encontre hace muchos años en internet, traducido, he dejado todas las referencias al autor y traductor. Si alguien lo conoce mas alla del capitulo 11 le agradecería se pusiese en contacto conmigo. Espero les guste. ESTA ES LA ULTIMA ENTREGA QUE TENGO.
Parte 11
Me desperté solo, todavía a los pies de la cama. La luz
de la mañana entraba a raudales por la ventana. Me
quedé allí tumbado y pensé en lo ocurrido la noche
anterior. Se entremezclaban pensamientos y
sensaciones. ¿Había realizado en verdad aquellos
actos? Ahora casi parecía un sueño borroso. Pero
cuanto más despierto estaba, más crudo se volvía mi
recuerdo. El servicio a Tom, la violación anal por parte
de Sheila, la humillación desgarradora por parte de
ambos... y lo más vívido era el estar dentro de su retrete.
Todavía podía evocar todo lo que veía desde abajo. El
temor y la excitación se adueñaban de mí. Ahora sabía,
sin sombra de duda, que iban a estar tomándome de
todas las maneras. Mierda, no sé si podría dejarlo ahora
en caso de que quisiera. Sé que mi vida estaba
cambiando de forma permanente, pero también sabía
que estas deliciosas sensaciones de sumisión
recorriéndome el cuerpo era algo que siempre había
ansiado, pero nunca había sentido en este grado. Tenía
la polla dura como el acero. Pero no era solo mi polla la
que estaba esclavizada. Eran también mi cuerpo, mi
mente, mi alma. Me estiré en la cama, sintiendo algún
dolor de la noche anterior. Realmente lo sentía con
agrado, como si fuera un regalo de mis dueños. Estiré el
cuello para ver la hora en el reloj de la mesa. Eran las
9:00. Me levanté lentamente, estiré de nuevo mi cuerpo
desnudo y empecé a bajar hacia mi cuarto para
ducharme, afeitarme y vestirme para el día. Mientras
bajaba escuché dos voces procedentes de la cocina. Las
dos femeninas. Una era de Sheila, pero no reconocí la
otra. Caminé silenciosamente por la sala familiar hacia
mi dormitorio, que estaba justo delante de la cocina. Abrí
lentamente la puerta y me ocupé de mi ritual habitual
matutino. Cuando volví a salir al dormitorio noté que a
los pies de la cama había unas bragas tipo bikini de seda
negra y un delantal negro de encaje. Sobre el delantal
había una nota. Leí 'ponte esto y reúnete conmigo en la
cocina'. Lo firmaba Sheila. Me puse las dos prendas del
humillante atuendo y me dirigí a la cocina. Vacilé antes
de entrar, justo en el exterior de la entrada. Sheila habló
fuerte y claro, como si pudiera ver a través de las
paredes.
'No seas tímido, John. Vamos, entra.'
Me acerqué nervioso a la puerta y entré. Sheila y su
amiga estaban sentadas a la mesa. Podía asegurar que
Sheila ya había pasado por sus ejercicios matinales. Su
cuerpo estaba cubierto de una leve capa de sudor
brillante. Llevaba pantalones elásticos y una camiseta
negra. Ya se había quitado las zapatillas de tenis y los
calcetines. Miré a su amiga. Sé que estaba sonrojado.
Me estaba sonriendo con unos dientes perfectamente
blancos. Sus ojos me recorrieron de arriba abajo. Era
una mujer negra muy guapa, de aspecto fresco. Me
recordaba a Toni Braxton (N. del T.: famosa cantante
norteamericana nacida en 1967). Su silla estaba
apuntando lejos de la mesa en mi dirección. Tenía el
pelo corto con mucho estilo. Su rostro era hermoso, de
tez color café con leche, mandíbula alta, labios carnosos,
nariz bonita y ojos oscuros e inteligentes que brillaban
con curiosidad juguetona. Era obvio que había estado
haciendo ejercicio con Sheila. Llevaba un equipo elástico
Después de sus buenos treinta minutos me dijo que les
sirviera a ella y a Sheila otra taza de café. Cuando se las
volví a llenar, Sheila me dijo que volviera a la posición en
la que estaba y le diera masaje en pies y piernas. Por
supuesto hice lo que me mandaba. De nuevo apliqué mi
magia y, de nuevo, me ignoraron básicamente. Tras
otros treinta minutos, Sheila me dijo que empezara a
limpiar la casa. Subí arriba a su cuarto de baño,
limpiando los lavabos, retrete y ducha. Limpié el suelo y
los espejos. Tras dos horas de mover el culo, me tomé
un descanso. Llevaba sentado solo unos cinco minutos
en una de las sillas del dormitorio, cuando Sheila y Kim
entraron en la habitación.
'¿Qué es lo que pasa John,' dijo Sheila con seriedad.
'¿Por qué no estás trabajando?'
'He estado haciéndolo, Ama. Acabo de tomarme un
pequeño descanso.'
'¿Se te ha dado permiso?'
'No Ama. Lo siento Ama, pero he trabajado mucho, de
verdad. Échele un vistazo al baño. Sinceramente brilla
de limpio.'
'No es esa la cuestión, John. La cuestión es que no
tenías permiso para tomarte un descanso. Cuando estés
a mi servicio necesitas permiso para todo. De hecho
quiero que pidas permiso incluso para usar el baño.
¿Está claro?'
'Sí Ama. Le pido perdón de nuevo. No volverá a ocurrir.'
'Más tarde habrá que castigarte por esto, pero ahora Kim
y yo vamos a salir. Cuando vuelva esta tarde, espero
que la casa esté impecable.'
'Sí Ama. Lo estará.'
'Ahora arrástrate hacia aquí y dile a Kim lo agradable
que fue haberla conocido.'
Me bajé de la silla y me arrastre hacia las dos mujeres.
De rodillas ante ellas, miré a la cara sonriente de Kim.
'Ha sido un placer conocerla, Kim.'
La sonrisa desapareció de su rostro mientras bajaba la
vista hacia mí. '¿No estás olvidando algo, esclavo?'
No podía pensar que había hecho mal. Notaba que las
dos me miraban. Perdí toda capacidad de concentración.
'Yo... esto... no se me ocurre nada.'
Kim miró a Sheila y giró los ojos. Sheila miró a Kim y
asintió.
'Adelante Kim, se lo merece.'
Antes de que supiera que pasaba, Kim me cruzó la cara
con el revés de la mano. Luego la volvió en la otra
mejilla. Había ocurrido tan rápido que no había tenido
tiempo de defenderme. Luego me colocó el pie desnudo
en el pecho y empujó con fuerza. Volé y aterricé de
espaldas. Inmediatamente se colocó encima de mí. Sentí
su pie en mi entrepierna. Me retorcí mientras apretaba
con fuerza. Me estaba asustando de verdad porque
empezaba a ser bastante doloroso. Sheila se acercó y
me colocó el pie en el pecho, como para evitar que me
retorciera. Kim volvió a hablar. Esta vez había un tono
áspero en su voz.
'¿Lo recuerdas ahora?'
Tenía la mente inutilizada. Ni siquiera podía hablar. Vio
todo esto y más en mis ojos. Apretó con fuerza en mi
entrepierna. Hice una mueca de dolor, suplicando con
los ojos. Vi que sus ojos se suavizaban, no de piedad
sino de placer. Habló lenta y deliberadamente, mientras
la presión de su pie aumentaba.
'Hace unas dos horas, en la mesa de la cocina, ¿cuál te
de una pieza, verde berilo. La parte de abajo llegaba
hasta la parte alta del muslo y la de arriba era tipo
camiseta, que dejaba al aire los hombros y el escote. Era
menuda y bien formada. Supongo que mediría alrededor
de los 5 pies y 2 pulgadas (como 1,65 m) y pesaría unas
110 libras (unos 55 kg). Su edad debía rondar los treinta
años. Tenía la pierna izquierda colocada sobre la
derecha y balanceaba el pie. Tenía piernas de bailarina.
Llevaba puestas todavía las zapatillas y los calcetines.
Finalmente Sheila rompió el silencio.
'Kim, este es John. John esta es mi buena amiga Kim.'
Kim fue la primera en hablar. Su voz era alegre, incluso
con cierto ronroneo. 'Encantada de conocerte, John.
Sheila me lo ha estado contando todo sobre ti.' Tenía
una habilidad para sonreír mientras hablaba... no solo
con la boca, sino también con los ojos.
'Encantado de conocerte yo también, Kim,' murmuré a
medias.
'Por qué no nos añades algo de café, te pones una taza
y te unes a nosotras,' dijo Sheila.
'Yo lo tomaré con solo una pizca de leche,' añadió Kim.
Les serví el café y me senté entre las dos. Me sentía
totalmente ridículo con mi atuendo. Kim se limitaba a
mirarme por encima sonriente. Cada vez que la miraba
sus ojos estaban mirando a los míos, y volvía a mirarla al
pasar uno o dos segundos. Finalmente habló.
'Bonito atuendo, John. Realmente te favorece.'
Pensé que Sheila se iba a caer de la silla de la risa. Kim
siguió mirándome y sonriéndome. Luego volvió a hablar.
'¿Es solo una exhibición o realmente limpias la casa?'
Estaba tan cortado que no dije nada. Se mantuvo
sonriente, sintiendo y disfrutando con mi incomodidad.
Sheila seguía riéndose.
'Bien,' dijo. '¿Haces o no haces de verdad las labores de
una criada?'
Ahora sabía que esperaba respuesta.
'Yo... esto... Estoy aprendiendo. Sheila me está
adiestrando.'
Sheila levantó su pie desnudo y me golpeó en le muslo.
Kim pudo ver perfectamente el movimiento.
'Se dice el Ama Sheila, John.' Me corrigió.
'Sí, Ama Sheila,' respondí.
'Y puedes dirigirte a Kim también como Ama. ¿Lo estoy
dejando claro?'
'Sí Ama, perfectamente.'
Kim escuchaba todo con sonrisa de estar al tanto en su
hermosa cara.
Sheila volvió a hablar.
'De hecho, ¿por qué no haces que se sienta como en
casa y le preguntas si necesita algo?'
Miré a Kim a los ojos. 'Ama Kim, ¿hay algo que pueda
hacer por usted?'
'Sheila me ha dicho que das unos magníficos masajes
de pies. Después de correr nuestras tres millas (unos 5
km) esta mañana, seguro que puedo hacer uso de ellos.'
Mientras decía esto, balanceó la pierna izquierda hasta
mayor altura de la normal, estiró el pie afilado y lo
mantuvo allí un par de segundos antes de bajarlo de
nuevo. Todo sin deshacer el contacto visual. Esta mujer
sabía exactamente lo que hacía.
Me levanté de la silla y me senté delante de sus piernas
cruzadas. Las descruzó y me colocó el zapato en el
muslo. Le miré a los grandes ojos marrones,
perdiéndome en ellos un segundo. Me empujó en el
dijo tu dueña que era la forma correcta de dirigirte a mí?'
Me alcanzó como si fuera una tonelada de ladrillos.
¿Cómo podía haber sido tan estúpido?
'Ama. Me dijo que me dirigiera a usted como Ama. Lo
siento tanto, Ama.'
Liberó la presión de su pie. Estoy seguro de que pudo
sentir como mi cuerpo se relajaba un poco. Sheila
retrocedió un par de pasos para observar la siguiente
jugada de Kim. Kim se dirigió a las sillas que había junto
a la chimenea. Ella y Sheila se sentaron. Luego Sheila
chasqueó los dedos. Luego recibí la orden de ir a gatas y
arrodillarme frente a ellas. Cuando estuve arrodillado
delante de ellas, Sheila empezó a hablar.
'John, Kim es amiga mía desde hace tiempo. Tenemos
trato por cuestiones de trabajo, pero nos conocemos de
mucho antes. Como sabes, mis padres son bastante
ricos. Cuando estaba creciendo era bastante normal
entre la gente rica de su generación tener una criada
negra. Bueno, la madre de Kim era criada de mis padres.
Era como si formara parte de la familia. Venía de lunes a
viernes. En verano se traía a Kim. Aunque Kim es más
joven que yo, nos hicimos amigas íntimas. Cuando Kim
se graduó en la escuela superior consiguió una beca
para la Universidad de Indiana. Después de eso fue a la
escuela de derecho y se hizo abogada. Lo sabe todo
sobre Tom y yo. También lo sabe todo de ti, John. Hay
unas cuantas personas especiales a las que vamos a
prestarte. Kim es una de ellas. De hecho, ella y esas
otras personas van a tener una parte compleja en tu
adiestramiento.'
Estaba anonadado. No tenía ni idea de que hubiera
acuerdos tan elaborados para mí. Se estaba haciendo
muy evidente que mi esclavitud había sido planeada
cuidadosamente. Esta vez fue Kim la que empezó a
hablar.
'John, justo es hacer honor a la verdad. El padre de
Sheila tuvo mucho que ver en que me dieran aquella
beca. Era, y todavía lo es, una persona muy influyente y
respetada en este estado. No tuve padre cuando crecí;
los padres de Sheila me trataron como si fuera una hija
suya. También deberías saber que durante la graduación
tuve un esclavo. Era un estudiante blanco todavía sin
graduar. Estuvo a mi servicio durante casi dos años.
Finalmente emprendimos caminos separados, pero
todavía tengo muy buenos recuerdos. Desde entonces
he estado enrollada, pero finalmente aquello se acabó.
Ahora salgo con varias personas. No he vuelto a tener
otro sumiso desde la escuela de graduación, de modo
que realmente tengo ganas de usarte, John.'
La cabeza me daba vueltas. Ni en mis más alocada
fantasía había pensado nunca que llegaría tan lejos. Las
dos mujeres me miraban en silencio, como si intentaran
decidir que bombazo sería el siguiente que me lanzaran.
Luego habló Sheila.
'John, para conseguir llevarte a donde queremos hay
que recurrir a la disciplina. Te dije que más tarde te
castigaría por tomarte un descanso sin permiso. Luego
olvidaste dirigirte adecuadamente a Kim. Puesto que
sabes que Kim va a ayudar a adiestrarte, creo que los
tres vamos a dar un paseo hasta el establo y
empezaremos tu adiestramiento en serio. Sé que no
estamos vestidas de cuero, como has visto a tus
Dóminas de fantasía de las revistas. Pero esto no es una
fantasía, John. Si todavía no lo sabes pronto lo sabrás,
muslo y habló.
'Adelante con ello, esclavo.'
'Sí Ama. Disculpe Ama,' contesté.
Le solté los cordones de su zapatilla blanca. Se la quité
del pie, tirando del tacón. El tobillo enfundado en
calcetines blancos se levantó y apuntó hacia mi boca.
Habló de nuevo manteniéndolo a solo unas pulgadas de
la boca.
'Utiliza la boca para quitarme el calcetín, puta.'
'Oh, mira que eres mala, Kim,' dijo Sheila riendo.
'He visto antes otros de este tipo. Tienes que establecer
quien manda cuanto antes. Se parece realmente mucho
a entrenar a un perro.'
Mientras tanto había colocado los labios justo en la parte
superior trasera del tobillo y estaba tirando hacia fuera
del pie. Mientras se lo bajaba del pie, los labios y la nariz
se arrastraban por la planta. Mm... su olor era
intoxicante. Era un aroma a jazmín basto. Tenía que ser
una combinación del sudor de la carrera y el perfume
que se hubiera puesto antes. Se lo quité del todo y lo
dejé caer. Luego hice lo mismo con el otro pie. Cuando
estuvieron desnudos los miré al fin. Eran muy femeninos
y suaves. Un arco pequeño, anchura normal y dedos
largos. Podría asegurar que estaban cuidados por
profesionales. Las uñas en rojo brillante, que contrastaba
agradablemente con el marrón de la parte superior.
Como ocurre con la mayoría de las mujeres con
ascendencia africana, las plantas eran notablemente
más claras que el resto del pie. Encontré esto muy
erótico. Le levanté el pie derecho y empecé a amasarle
la planta con el pulgar. Le masajeé apasionadamente
todo el pie, incluso cada dedo por separado, suavemente
entre el pulgar y el índice. Le trabajé los músculos de las
piernas hasta donde podía llegar. Mientras le daba el
masaje ella y Sheila continuaron la conversación como si
no estuviera allí. De lo que pude colegir, Sheila era
abogada de una de las firmas de corretaje que Sheila
usaba en sus tratos inmobiliarios. También pude notar
que eran buenas amigas desde hacía mucho tiempo. De
vez en cuando Kim bajaba la vista hacia mí y me decía
que me concentrara en aquel punto o que restregara un
poco más fuerte.
que el poder no viene del atuendo exterior. Viene de
nuestra inteligencia y de tu deseo de esclavizarte. Así,
vestidas tal como estamos, daremos ese paseo.'
Empecé a levantarme, pero Kim me puso el pie en el
muslo y me dijo que me estuviera quieto. Sheila se
levantó y se metió en el armario. Pronto volvió con una
correa de cuero y un gato de nueve colas. También me
puso el collar y la correa. Estaba asustado. Sabía que
iba a ser castigado como nunca antes lo había sido. No
había risitas ni charla divertida. Se estaban tomando esto
muy en serio. Cuando Kim se levantó, Sheila dio un
fuerte tirón a la correa, indicando que también debía
levantarme. Luego las dos mujeres salieron de la
habitación tirando de mi, tras ellas. Cuando llegamos a la
entrada del garaje, Sheila hizo que me quitara el delantal
y las bragas. Ahora estaba totalmente desnudo. Me
llevaron a través del garaje y al exterior. El sol había
salido y había vuelto el calor. Mientras caminaba tras
ellas hacia el establo veía que las plantas de sus pies
empezaban a ensuciarse. También sentía que los
huevos se me estaban llenando de leche. Sabía que me
iban a hacer daño, pero todo eso era correcto, yo era de
su propiedad.
CONTINUARÁ....... en la parte 12
FIN (no hay más capítulos)
(N. del T.: estos dos últimos párrafos figuran tal cual en
el texto original. Hasta donde he podido indagar no he
conseguido encontrar más capítulos, por lo que parece
que, pese al final un poco abrupto, el autor no ha
seguido con esta historia. Lo siento por los que, como
yo, se hayan sentido un poco enganchados en ella. Si
alguien puede aportar algo más al respecto puede
ponerse en contacto con la parte editora de estas
páginas en la dirección indicada.)
FIN