La semilla del miedo 2
Si plantas la semilla del miedo y las condiciones son propicias, echará raíces y terminará dando sus frutos
Cuando llegamos a la casa, preparamos la cena entre todos, cenamos y después nos pusimos, como normalmente se dice a arreglar el mundo. Fue una conversación animada en la que participamos todos y tratamos la mayoría de temas del momento, esto entre copita y copita. Luego Irene puso música ya que ellas querían bailar. Bailamos cada uno con su pareja, con lo que Luis quedo sin pareja. Creí por un momento, cuando Luis se levanto y se acerco a los que bailábamos que le pediría a Manuel que le dejara bailar con Marta, pero me pidió a mi si le dejaba bailar con mi mujer, vi que a ella le apetecía ya que Luis baila mucho mejor que yo, así que le cedí mi puesto. No era la primera vez que Luis bailaba con mi mujer, era bastante normal que cambiáramos de pareja durante los bailes, cosa que también sucedió esta vez con el resto de parejas, pero al haber una mujer de menos yo me quede sentado en el sofá viendo como bailan. Me pareció que mi mujer y Luis bailaban bastante pegados, y el le acariciaba la espalda y que mi mujer no se sentía cómoda.
Cuando nos retiramos y nos metimos en la cama, estuve comentando con mi mujer lo de la ausencia de Marta y Luis, mientras nos empezamos a acariciar. Ella me confeso que le molesto que Luis se pegara tanto al bailar y el hecho que la estuvo piropeando diciéndole lo bella que estaba, yo quise quitarle hierro al asunto, diciéndole que le había dicho la verdad. Note que ella estaba caliente así que empezamos ha hacer el amor, después de habernos corrido una vez yo quise continuar pero ella no quiso, ya que había quedado con Marta en levantarse temprano y hacer un pastel, y si continuábamos seguro que mañana se levantaría tarde. Debo decir ellas son las especialistas en hacer pasteles y les quedan muy bien.
Por alguna razón me costo mucho dormirme, en parte porque estaba preocupado por el coche y busque con el móvil un taller de la marca que estuviera cerca, y en parte porque yo había tomado un licor de café después de cenar. Recuerdo entre sueños que mi mujer me dijo que todos ya estaban en la playa y que en la mesa del comedor tenia el almuerzo. Eran sobre las 9:00 de la mañana, me vestí, desayune y me dirigí a la playa para decirle a mi mujer que iría a llevar el coche al taller. A lo lejos, cerca de la orilla estaba el grupo, vi que Marta, mi mujer y Luis estaban algo separados al lado de la moto de agua hablando, vi que los dos le decían algo y ella movía negativamente la cabeza al contestarles. A medida que me acercaba vi que mi mujer dejo de mover la cabeza negativamente, se la veía nerviosa y excitada. Cuando estaba cerca, se dieron cuenta de mi presencia.
Marta me dijo: ¿te importa que Luis lleve a tu mujer a ver la cala?
Yo: ¿No sera peligroso que vayan lejos solos?
Marta: No, Luis maneja muy bien la moto y tampoco esta tan lejos
Yo mosqueado, dirigiéndome a mi mujer que estaba excitada y nerviosa: No me parece apropiado que os vayáis solos.
Marta: solo sera un momento
Mi mujer la corto, y con su sinceridad habitual me dijo: Sabes que yo te quiero mucho. Se que voy a hacer una locura, pero quiero ir con Luis y voy a ir con Luis a follar a la cala. Lo siento, yo te quiero pero lo deseo mucho y tengo que hacerlo.
Yo que no me esperaba esta respuesta me quede paralizado. Y sin poder reaccionar vi a mi mujer subir a la moto con Luis y alejarse.
Marta me dijo: ven José vamos a la casa, nosotros también nos lo pasaremos bien.
Me cogió de la mano y empezó a llevarme hacia la casa, yo empece a seguirla. Mientras nos acercamos a la casa lo comprendí, esa zorra seguro que había estado calentando a mi mujer contándole lo que hicieron Luis y ella en la cala, y seguro que había ayudado a Luis a convencerla y ahora quería que follara con ella para compensarme. Pero lo que yo deseaba en este momento no era follarla sino matarla a hostias. Nunca he pegado a una mujer, pero esta vez estuve a punto. Me solté de su mano y le dije: Tengo que llevar el coche al taller.
Y me dirijí con paso rápido y sin volverme hacia el parking.
Marta: vamos a divertirnos, ya lo llevaras luego.
Pero yo no me detuve, subí al coche y me marche sin volver la vista atrás.
Mientras conducía hacia el taller no pude evitar que lagrimas brotaran de mis ojos parte por tristeza y parte por rabia. En aquel momento consideraba que mi matrimonio estaba acabado.
Cerca del taller me detuve un momento, me seque las lagrimas y mire de recomponerme. Entre en el taller, les explique lo que pasaba en el vehículo. El mecánico en seguida supo lo que le pasaba y por suerte tenia un recambio de la pieza averiada, así que me dijo que volviera a recoger el vehículo en un par de horas. Salí del taller, vi cerca un parque y me dirijí allí y me senté en un lugar apartado. Me sentía hundido, destrozado. En el otro extremo del parque estaba la zona infantil donde estaban unos niños jugando con sus padres, los había de varias edades, deberían tener edades entre 3 y 8 años. Me acorde de mis hijos y cuando ellos tenían edades parecidas y yo y mi mujer íbamos al parque que esta cerca de casa a jugar con ellos y no pude evitar que las lagrimas volvieran a mis ojos. Recordé los buenos momentos vividos con mi mujer y mis hijos, y en aquel momento tome una decisión. Pasara lo que pasara hoy no rompería mi matrimonio. Tenia muy claro que esa bruja de Marta había tentado a mi mujer y ella había sucumbido a los encantos del cabrón de Luis. Seguro que le debía haber dicho que mientras ella follaba con Luis ella me follaría, y recordé que mi mujer me había comentado que Marta me consideraba atractivo. Quería a mi mujer y no haría nada contra ella, aunque quería castigar la de algún modo, pero tenia muy claro que me vengaría de Luis y si podía también de Marta. Mi odio hacia Luis creció rápidamente al pensar que en este mismo momento debía estar follándose a mi mujer. Pensé primero en volver enseguida cuando el coche estuviera reparado, esperarlos y liarme a hostias con Luis, pero enseguida me di cuenta que el me vencería fácilmente y entonces me convertiría en Cornudo y Apaleado. Entonces recordé haber leído el algún sitio: No te enfrentes a tu enemigo en su terreno, hazlo en el terreno que te sea propicio a ti y desconocido para el. Y empece a urdir un plan de venganza.
Continuará