La semana que pasé como chica con Ricardo

Después de que Ricardo me desvirgara en la fiesta de la barbacoa, por supuesto vestida de nena, vino una semana maravillosa en la que lo conocí mas a fondo, y él a mi. Me llevó de compras, a cenar, a bailar, y me trato como a una señorita en la calle y como a una putita en la cama.

Aquella noche después de la barbacoa, dormí como una princesa, con un pijamita de mi prima Olga. Estaba tan excitada repasando lo ocurrido, que me masturbé dos veces para poder dormirme. Por la mañana me levanté radiante, me vestí con unos pantaloncitos azul celeste muy ajustados, una camiseta rosa y unas bailarinas planas también rosas. Un maquillaje muy discreto completó mi aspecto muy femenino.

Mis primas me felicitaron por mi conquista, porque Ricardo les gustaba a todas las chicas, y yo me lo había llevado y él me había convertido en mujer. Ese día no lo vi, pero hablé con él por teléfono y estuvo encantador, diciéndome lo bonita que estaba, lo mucho que le gusté, lo bien que se la mamé y con que ganas me folló el culito. Me dijo que me quería ver al día siguiente, para sacarme a bailar, y por supuesto acepté encantada. Creo que mis primas estaban un poquito celosas, lo cuál me excitó mas aún.

Estuve todo el día preparándome: me depilé, me puse cremitas, fui a la peluquería, me hicieron la manicura y pasé todo el resto del tiempo viendo que modelito me pondría y probándome zapatos. Mis primas me ayudaron en todo y me enseñaron a maquillarme sola. Estaba super nerviosa, porque quería estar espléndida para mi chico.

Por fin llegó el día y la hora, y Ricardo pasó a recogerme en su coche. Al verme, me besó dulcemente y me dijo que estaba preciosa. Yo iba vestida con un vestido de gasa con encajes, de color lila, medias azules y unos zapatos de tacón muy elegantes, con bolso a juego. Un maquillaje discreto en tonos pastel, no muy provocativa, pero si sensual y mis complementos: pendientes, pulseras y demás aditamentos femeninos. La melena suelta y las uñas pintadas de rosa.

"Estás monísima" dijo Cristina al despedirme

"Que tengas una velada inolvidable" añadió Olga.

Ricardo me abrió la puerta del coche muy educadamente y al sentarme mostré un poquito mis muslos, de una forma natural y femenina; quería comportarme como la señorita que era, pero a la vez ir calentando un poquito a Ricardo y mostrarme atractiva y sensual. Creo que lo logré.

Fuimos primero de compras, me dijo que me quería regalar algo que me gustara, y que lo eligiera yo. Para calentarlo un poquito, le dije que me encantaba la lencería, y me gustaría llevar una especial para él. Así fue y tras probarme varios conjuntos, me decidí por unas braguitas y un sujetador blanco con florecitas y lacitos, muy sensual, de nena adolescente. Salí del probador con ese conjunto, y le dije que estaba deseando que me lo viera puesto.

"Eso será mas pronto que tarde, porque yo también estoy deseando ver como te queda", dijo

"Pues vamos a tomar algo rápido, bailamos un poquito y así nos iremos antes a la cama", respondí con una sonrisa muy coqueta

Nos tomamos una tapas y nos fuimos a bailar a un sitio muy elegante y tranquilo. Nos sentamos en una mesa a tomar una copa y enseguida me abrazó y me besó, mientras yo me derretía en sus brazos.

"Te apetece bailar un poco", me dijo

"Me encantaría que me sacaras a bailar"

Me tomó de la mano y salimos a la pista, rodeo mi cinturita y me apretó contra su pecho, mientras yo me dejaba llevar, apoyando mi cabeza en su pecho. Así estuvimos un rato, hasta que él empezó a acariciar mi culito y yo a besarlo en el cuello. Estaba como loca, besándolo, cuándo empezo a bajar su mano hacia mi pubis y me dijo literalmente:

"Marta, lo que más me gusta de ti es que tienes una pollita debajo de tus braguitas"

Me quedé helada, me solté de sus brazos y sólo acerté a decir:

"¿Por que dices eso, te lo han dicho mis primas?"

"Que va, ellas no me han dicho nada; el otro día, cuándo te follé el culito en el cobertizo, aunque tu intentaste disimularla, vi tus bolitas como se movían. No te dije nada, por dos motivos: primero porque me gustó muchísimo y segundo porque como estabas disfrutando como una puta, no quería cortarte, sino correrme dentro de ti y que te sintieras una mujercita"

"¿De verdad te gustaría tocármela un poquito?" dije mientras volvía a abrazarlo

"Te lo juro, nunca he tenido una polla entre mis manos, pero creo que la tuya se merece que te la toque"

En ese momento, empezó a pasar su mano por encima del vestido y sentí el roce de la falda con las braguitas, con mi polla poniéndose dura.

Lo besé apasionadamente a la vez que yo también eché mano a su paquete, que lógicamente era mucho mas grande y duro que el mio.

"Como me pones, nenita mía, me encanta como eres, una chica diferente, con algo especial"

"¿Nunca has estado con una chica con pene?"

"No, de verdad, ni me lo había planteado, pero te tengo que decir que me vuelves loco. Además, no me considero menos macho por ello, ya que tú eres  mas femenina y delicada que la mayoría de las chicas con las que he estado, que no son pocas. Por eso te quiero follar como te mereces, como una señorita muy puta. ¿A que te gustaría, cariño?"

"Me encanta chupártela y que me folles"

Como estábamos tan calientes, ni siquiera fuimos a su casa. El local tenía un reservado y fuimos allí. Nada mas entrar, me subió la falda, y empezó a masajearme por encima de las braguitas; se me puso dura y empezó a asomar la punta, se acachó y la beso dulcemente. Me la lamió y me la chupó un buen rato y yo me estremecía de gusto, pero quería su polla, así que me arrodille ante él y comencé a saborear su verga, que ya media 22 cm. Me decia cosas bonitas mezclada con otras mas subidas de tono.

"Que deliciosa eres amor, delicada y femenina a la vez que puta, chúpamela, que sé que te gusta, zorrita, ¿A que si, Martita?, chupa, chupa, que te voy a meter un pollazo que vas a alucinar"

"¿Te gusta cariño?, a mi me encanta chuparte la polla, para ponértela dura y que me folles como me merezco"

Me lanzó sobre el sofá, me subió la falda, me bajo las braguitas, separó mis piernas, me puso vaselina y me la metió hasta dentro, a la vez que me daba una pajita. Entraba y salía sin parar, los dos gozábamos del sexo salvaje, hasta que explotó dentro de mi a la vez que yo también me corría soltando mi lechecita. Me la sacó y acabó de correrse en mi carita, lo que me encantó. Me dejó toda perdida de su semen, pero yo me relamía y seguía chupándosela y golpeándome la cara con su polla, hasta sacarle la última gota.

Nos quedamos abrazados con un beso interminable, había sido maravilloso y estábamos exhaustos. Me incorporé, me miré en el espejo y vi a una nenita con las braguitas por los tobillos, con una pequeña polla que asomaba por debajo de la falda y con la carita llena de leche. Me encantó esa imagen de mi, era mi sueño hecho realidad. Nos arreglamos un poco, me subí las braguitas, recompuse el vestido y retoqué mi maquillaje. Salí del reservado como una reina, de la mano del hombre que me acababa de follar y mas feliz que nadie en el mundo.

Al día siguiente hubo mas pero eso ya os lo contaré otro día.

Besitos

Marta