La segunda vida de Rebeca Capitulo 2

Rebeca toma la decisión de cambiar el rumbo de su vida...pero aparte de lo personal quiere empezar a explorar su sexualidad reprimida.

CAPÍTULO 2

Cuando regresé a casa esa noche me sentía diferente, estaba lloviendo a cantaros y me di cuenta que ni Esteban ni los muchachos habían regresado, me dio igual. Entré a casa completamente empapada, me quité el saco y los zapatos, subí a la recamara y entré al baño a abrir las llaves y llenar la tina. La charla con Diego me había hecho muy bien, me desahogué de años y años de callar lo que sentía.

El y su familia fueron muy comprensivos conmigo, hacía mucho tiempo había dejado de ser una simple empleada, me trataban como uno de ellos y don Cesar Miranda, padre de Diego y Lucía, estaba feliz de que al fin acepté la propuesta de convertirme en su socia, me llevaron a celebrar, me dieron su apoyo incondicional, no estaba sola. Me desvestí en la intimidad de mi habitación y me di la oportunidad de verme por completo en el espejo de cuerpo entero que había en el cuarto.

Mucha grasa abdominal, dos feas cicatrices de cesáreas, estrías, celulitis, sin querer dejé escapar un sollozo de lo terrible que me sentía ¿Cómo pude llegar hasta aquí? ¿Cómo descuidé tanto mi persona? Para atender un hogar, a un marido desagradecido e infiel y a unos hijos que me ven más como una sirvienta que como su madre. Diego tenía toda la razón, necesitaba un cambio, me debía un cambio e iba a dármelo.

Ya nada me importaba, iba a empezar a vivir mi vida como yo quería y después resolvería qué hacer con mi “matrimonio”. Me metí a la tina, con agua caliente y traté de relajarme, recordando lo que había pasado en el día; había firmado la sociedad, me había ido a celebrar, tomé la decisión de contratar personal de limpieza para que se hicieran cargo de esta casa y tener más tiempo libre para trabajar a mis anchas y hacer lo que yo quería.

Y en cuanto a Esteban…no iba a decirle nada, por mí podía largarse y hacer cuanto quisiera con esa zorra, eso sí ya no quería compartir cama con él, me daba asco saber que venía de revolcarse con esa puta y encima venir a exigir que lo atendiera. Ya no sería más su sirvienta, ni siquiera iba a confrontarlo, a reclamarle su infidelidad, no me interesaba, si no aceptaba los cambios que iban a haber en esta casa tendría que irse. Sí, iba a darle su libertad para que hiciera con su vida lo que los huevos le dictaran. Estaba harta.

Esa misma noche saqué mis cosas, de la recamara que compartimos por tantos años, ya no iba soportar tenerlo cerca ni un minuto más. Me instalé en el cuarto de huéspedes, que iba a necesitar unos arreglos, pero por mientras aquí podía estar sola con mis pensamientos, tranquila, viviendo aparte en lo que decidía cómo iba a resolver la situación. Más tarde los chicos me avisaron que se quedarían en casa de sus primos, era una noche de viernes y Esteban…no sé a qué hora regresó.

En la madrugada lo escuché llamar a mi puerta, hablarme por mi nombre, pero no me moví, no respondí, no tenía ganas de verlo ni de saber nada de él. Sabía que venía de ver a esa mujer y por primera vez en mi vida desee que un día se largara con ella y jamás volviera. Afuera estaba cayendo una tormenta como nunca la había visto, fue el presagio de todo lo que venía, fue un buen augurio y al amanecer un pequeño arcoíris podía vislumbrarse entre las nubes que aun plagaban el cielo, como una promesa de que vendrían tiempos mejores.

Sábado por la mañana, tomé un baño y me vestí con lo más o menos moderno que encontré entre mi ropa, iba a recibir a las personas que me mandarían de la agencia de colocaciones a la que me había contactado para conseguir alguna empleada doméstica. Cuando bajé a la cocina me encontré de frente con Esteban, se me revolvió el estómago al ver su cara de idiota.

-Por Dios Rebeca ¿Dónde estabas?

No respondí.

-Rebeca…

-Te tengo dos noticias, la primera: acepté hacerme socia del despacho, la segunda: contrataré personal doméstico que se encargue de esta casa.

  • ¿Qué? ¿Te volviste loca o qué?

-Cuida tus palabras.

  • ¿Empleadas domésticas? ¿Y quién chingados crees que va a pagarlas?

-Pero por supuesto que lo harás tú, porque van a atenderte a ti y a tus hijos.

  • ¿Pero qué demonios? ¿Y cómo eso de que vas a ser socia? ¿Cómo tomaste una decisión así sin consultarme?

-No necesito consultarte nada, Esteban ya estoy lo suficientemente grandecita para decidir sobre mi vida y lo que quiero hacer. Escúchame bien, las cosas van a cambiar aquí, la primera ya no se me antoja seguir durmiendo contigo, ya no voy a ser tu pinche chacha…

-Rebeca ¿Qué chingados te pasa?

-Déjame hablar, otra ya no voy a atender a esos chamacos ya están grandes a ver cómo se las arreglan y la última si no te gusta te puedes largar…

Esteban se me quedó viendo atónito y yo misma no podía creer lo que acababa de decir, ese no era el plan.

  • ¿Me puedes decir qué chingados te pasa?

-Se acabó, Esteban. El tiempo de apoyarte se terminó, dediqué toda mi vida a este hogar, nuestros hijos ya crecieron y yo quiero realizarme como profesional.

-¿Cómo profesional? No seas ridícula ¿A tu edad? No, mira tu estas ahí de empleadita de los Miranda porque quieres, yo soy quien sostiene esta casa, que con tu patético sueldito no podrías sostener.

-Habla por ti, Esteban. Tantos años juntos y no sabes ni mierda de mí…

-¿Qué te crees para hablarme así?

-Me creo alguien que está dispuesta a tomar las riendas de su vida…

-Rebeca cálmate, esto lo tenemos que dialogar.

-Está hecho, ayer firmé la sociedad y hoy tomo el cargo.

-¡Es Sabado!

-El día perfecto, así que ya lo sabes van a venir estas personas y si te gusta puedes contratarlas y si no, pues ya verán que hacen, pero yo nunca, nunca, NUNCA voy a volver a ser su sirvienta, que les quede claro a los tres.

Para ese momento Esteban Jr. y Ángel ya habían regresado a casa y nos encontraron en plena discusión.

-Mamá ¿Cómo es eso de que eres socia del despacho?

-Así es Junior, así que si quieres seguir teniendo ropita limpia, planchada y comida caliente más te vale que junto con tu hermano convenzan a su padre de invertir en servidumbre o ustedes van a tener que hacer eso, porque yo hasta aquí llegué.

-¿Ma es neta?

-Sí Angelito, es neta y con su permiso ya me tengo que ir porque es tardísimo.

Y sin más los dejé agobiados y confundidos, la verdad me importaba un carajo lo que pensaran, desde ese día sus vidas ya no eran asunto mío en especial la de Esteban. Mis hijos que desde que eran niños no me demostraban amor, ni siquiera afecto, yo era un mueble más en esa casa, ya era hora que se hicieran cargo de sí mismos y aunque mi apoyo y el dinero no les faltarían hasta que se graduaran ya no sería más la madre abnegada.

Llegando a la oficina me encontré con Lucía Miranda, mi nueva socia, a quien ya había puesto al tanto de mis dramas familiares, de mi crisis existencial y de mi intención de darle un nuevo giro a mi vida.

-Amiga es simple: Esteban es un pendejo.

-No me digas…

-Sí te digo, siempre te lo quise decir, pero no quería que te molestaras. Pero ¡Bueno! Ya tomaste la decisión de mandarlo a la mierda.

-Todavía no sé si me quiero divorciar.

-No mames Rebeca, es que ah…¿de que te sirve un pendejo así a tu lado? ¿Te preocupa el dinero? Con lo que vas a ganar como socia lo puedes mandar a la chingada de volada, mija.

-Lo sé pero…

-Pero… ¿Te quieres vengar verdad?

Le dediqué una sonrisa picarona

-Jajajajaja ohhhh pequeña perversa…

Me reí.

-Sí, la verdad quiero restregarle en la cara todo lo que soy capaz de hacer y después mandarlo a chingar a su madre.

-Es un muy buen plan y ¿qué tienes en mente?

-Quiero cogerme a otro cabrón.

.-Jajajaja ¡Vas con todo Beckita!

-Ya me vale madre el qué dirán.

-¡Pues adelante! Tienes todo mi apoyo moral

-Gracias jaja pero no sé siento que es algo muy complicado, es decir jamás he estado con otro hombre que no sea Esteban y no se como ya sabes…

-¿Ligar?

-Sí, ni acercarme a un hombre, todo ese proceso y la verdad después de todo lo que hablé con tu hermano y las cosas que he estado reflexionando acerca de que mi vida sexual es un asco y tengo tantas ganas de…

-Coger

-Ay que feo lo dices.

-Becka que no te de miedo decir la verdad, tienes ganas de que te cojan, quieres un cabrón que te monte, que te penetre, que te haga estallar en orgasmos, quieres conocer eso, no tiene nada de malo. Si el pendejo de tu marido jamás pudo satisfacerte te aseguro que otros si pueden

A veces me escandalizaba de como Lucía hablaba de temas tan delicados como la sexualidad, era muy buena amiga pero muy liberal, es cierto era más joven que yo, pero ya iba por el 4to matrimonio, a sus 39 años era una mujer muy sexy y bella, cirugías estéticas muy bien realizadas le daban respaldo, todo el mundo sabía que sus matrimonios terminaban por dos razones: era una mujer empoderada y la fidelidad no era lo suyo. Aun así yo no la juzgaba, más bien la admiraba, el cómo siendo mujer era capaz de romper los paradigmas y aventarse un duelo con un hombre, demostrar que las mujeres también somos capaces de jugar sus juegos.

-Lucy para ti es fácil decirlo estas hecha un bombón, cualquier hombre tendría sexo contigo, pero mírame a mi…no sé.

-Amiga si quieres cambiar de vida tienes que empezar por creer que eres capaz de cambiar, tienes que subir esa autoestima, sentirte segura de ti misma y ya vas a ver como el panorama se verá diferente, date esa oportunidad. A ver que es lo que más te gustaría en estos momentos.

-Pues me gustaría andarme cogiendo a un chamaco de 25 años ja ja ja.-respondí a modo de broma.

-¡Ahí está! Pues eso puedes empezar a hacer…créeme los veinteañeros son el mejor colágeno para mujeres de nuestra edad jajaj

-Estás loca, Lucy, que chamaco de esa edad va a querer estar con una vieja como yo…

-Más de los que te imaginas sólo es cuestión de que te pongas a buscar.

-No tengo experiencia en esto del flirteo, ese proceso de conocer a alguien y todavía esperar a que las cosas se den.

-Rebe no te vas a complicar la vida, te voy a dar la solución, así como va, sin pelos en la lengua, sin medias tintas. Ahorita lo que quieres es desestresarte, ya ni siquiera vengarte del pendejo de Esteban, solo sentirte mujer por primera vez en la vida, disfrutar de tu cuerpo, de otro que te haga gozar, nena yo te entiendo por eso te tengo una resolución para todo esto.

-A ver te escucho.

-Lo que necesitas es un profesional, alguien que haga justo lo que tú quieras que haga y de la forma que a ti te acomode, en pocas palabras que contrates a un sexoservidor.

-Estas de broma…

-No, mira hay un abanico de opciones, hay jóvenes, hay maduros, extranjeros, mexicanos, de todas las razas, colores y sabores. Muy experimentados, pero sobre todo muy discretos, amiga no estás para perder el tiempo ni que te lo hagan perder, tu cuerpo pide acción, lujuria, deseos que sean satisfechos a la voz de ¡Ya!

-Tienes razón

-¡Claro que la tengo! Mira te voy a dar el dato de algunos de ellos.

-¿Has usado esos servicios?

-¡Pero por supuesto! Son la mejor terapia rejuvenecedora ja ja ja

Me reí porque Lucía era tan autentica, le valía un pito lo que pensaran de ella, estaba orgullosa de ser quien es. Acto seguido sacó un tarjetero de donde extrajo varios teléfonos y páginas de internet de personas que se dedicaban a esto.

-Mira aquí tienes, estos son los mejores y ya tu decidirás quien te gusta más, pero te recomiendo que elijas a un joven, hacen maravillas…

Entonces sonreí.

-Muchas gracias, Lucía, en serio que no sabes lo emocionada que estoy.

-Cariño, lo único de lo que te arrepentirás es no haber decidido hacer esto antes.

Ya en la tranquilidad de mi hogar me decidí a consultar los sitios web que Lucía me había dado y sí tenía mucha razón, había gran variedad. Desde hombres maduros hasta chicos muy jóvenes. Lo primero que pensé cuando vi el perfil de un chico de 18 años, tenía casi  la edad de mi hijo Ángel ¿Pero dónde están los papás? Después llegué a la conclusión de que siendo mayor de edad bien podían hacer lo que quisieran con sus vidas, aun así me dio nervios pensar que mis hijos podrían incurrir en este tipo de comportamientos, toqué madera.

Había de todo, desde hombres que ofrecían servicios de compañía, strippers, masajistas ejecutivo hasta quienes estaban dispuestos sostener relaciones sexuales frente a los esposos de las clientas.

-¡Valgame Dios Santo! Uno de estos muñecotes dándome bien duro delante del tarado de Esteban…ufff.

No puedo negar que la idea me puso muy caliente, despertó en mí sensaciones que no conocía, no había memoria en mi de lo que podía llegar a sentirse la excitación de verdad. Siempre que tuve sexo fue por amor y por satisfacer a mi esposo, jamás buscando un propio placer, pero ahora estaba sintiendo algo completamente nuevo y quería seguir explorando al respecto.

Veía más y más perfiles, mi antojo iba en aumento, tantos hombres atractivos y con cuerpos increíbles, me vino a la mente la imagen de la amante de Esteban, esa mujerzuela no podía estar con el idiota por amor, porque le gustara su forma de ser o fuera muy guapo, tenía muchos kilos encima, estaba calvo y para rematar no tenía un miembro grande ni mucho menos, era obvio que la tipa era una arribista. Sí él podía pagar por tener una mujer así, yo podía hacer lo mismo y tener a uno de estos monumentos para solita.

Después de un par de horas de rondar por esos sitios, logré dar con la página de un chico que se hacía llamar Pablo, era un hombre demasiado guapo, alto, moreno claro, cabello negro y lacio, un rostro perfecto, pero sin dejar de ser varonil, ojos color avellana y labios medios. Estaba en perfecta forma, muy marcado sin llegar a lo exagerado, estaba divino y no pude evitar ver sus fotos intimas, eran muy artísticas, cargadas de sensualidad y mucha masculinidad. Su perfil decía lo siguiente:

¡ Hola! Mi nombre es Pablo, soy originario de la Ciudad de México, Licenciado en Acondicionamiento Físico y Scort. Atractivo, simpático, culto y educado, hablo 4 idiomas, me encanta el deporte y la vida sana. Conmigo podrás encontrar un momento de desconexión en el que te haré sentir como nunca de una forma muy especial dándote el máximo de mí en todo momento. Te escucharé y daré toda la atención y cariño que mereces, con la total discreción y puedes tener plena confianza en mí, puedo acompañarte a viajes a cualquier parte del mundo, a eventos, cenas, puedo ir a tu domicilio o atenderte en mi apartamento o el hotel de tu preferencia. En la intimidad soy atento, tierno, salvaje, complaciente y amoroso, todo lo que tú quieras y necesites que sea, soy bien dotado así que tendrás la oportunidad de experimentar una experiencia diferente de la que no vas a arrepentirte. Contáctame, la pasaremos muy bien juntos.

Estaba impresionada con la idea de poder estar con un hombre así, además de guapo se decía muy inteligente y culto, eso es algo que agregaba un plus al servicio, no sólo era sexo, sino la posibilidad de tener compañía, alguien que me escuchara, que me consintiera y me tratara como nadie lo había hecho en mucho tiempo. No lo pensé más y decidí llamar al número de contacto. Una voz grave, pero tenue me respondió al otro lado de la línea.

-Buenas noches, Pablo Heredia, a la orden… ¿Con quién tengo el gusto?