La seduccion de mi novia por una bella mujer (1)

1) EL RELATO DEL COMIENZO DE SU EROTICA EXPERIENCIA. 2) CLONCLUSION DEL ANTERIOR CON UN LINK A UN VIDEO QUE ILUSTRA EL TEMA.

Por invitación de un compañero de Universidad, empecé a viajar a un, en ése entonces, pequeño pueblo de Guanajuato, de donde él era originario.

Yo, un muchacho de 19 añitos, chilango, quedé maravillado por la hermosura del pueblito, todas las casas blancas con techados de rojas tejas de barro y calles empinadas. Pero aun más por la "alta sociedad" local.

El caso es que como mi amigo fue de los riquillos, a mi me recibieron como si fuera un príncipe heredero. Y me refiero al  ganado de uña pintada.

Yo era carne nueva y fresca y por ello – no por ser galán- tuve varias cariñosas amiguitas que me hacían muy atractivas y cachondas mis estadías y después de varios viajes, rematé con una novia, cuatro años mayor que el chilanguito, y pueblerina y todo, con mucho más experiencia que su servilleta, en la lucha cuerpo a cuerpo,

Era una morena grandota, pechugona, con un temperamento más caliente que un cautín, con una jugosa y sabrosa boca, que desde el principio, disfruté a llenar, ya que era muy pródiga con sus besos y caricias. Y ¡que tetas las de Ana!

Nos dábamos unos agarrones de antología, los cuales me dejaban con dolores de güevos, insatisfecho por no culminar en un aliviador orgasmo.

Para mi beneplácito, como en todos los noviazgos, los besos y las caricias fueron gradualmente en aumento.

No podíamos fornicar, porque el pinche pueblo ni siquiera contaba con un Motel, y aunque lo hubiera tenido, no podríamos haber hecho uso de él, ya que si escupías en la calle, toda la "sociedad" se enteraba.

Bien dicen que pueblo chico, infierno grande, para los que viven en él.

Lo anterior lo menciono solo para asentar el temperamento de la morenaza y nuestras limitantes de acción como pareja.

La mayor parte del tiempo la pasábamos en su casa, pero la comprensiva de la mamá, nos dejaba la sala para nosotros solitos. Era una ley no escrita para todos los integrantes de la familia, que para entrar a ella, había que hacerlo notar en voz alta, no fuera que la descubrieran usando la boquita para chupar algo mucho más al sur que mi hocico.  Y a mí, con las dos manotas dentro de su escote, dándole un relajante masaje para tonificar el par de sabrosos globos que se cargaba.

Un buen día, en que nos habíamos dado una intensa agasajada, los dos estábamos como cautines, yo con todos los pelos parados, por andar metiendo la cabeza en lugares de difícil acceso y ella con ganas de que le metiera aunque fuera un susto, de repente me dijo:

¿Te puedo hacer una confidencia? - Ana

Paré las orejas cual perro guardián, pelando los dientes y respondí con un rotundo:

¡Por supuesto! .

Y se empezó a hacer la remolona. Si hubiera traído rebozo, hasta el hocico se hubiera tapado, mordiéndolo.

Ay, no me atrevo, porque es muy íntima y a lo mejor la tomas a mal – dijo mustiamente.

Interpretaba el viejo papel de la pueblerina tímida e inocente, por cierto, lo último que tenía de ambas cosas. Como yo era feo pero no pendejo, no me la tragué, quería que le rogara ¡Que pendeja!

Si no me la vas a decir ¿Para qué me estás chingando? –le reclamé.

LA SEDUCCIÓN DE MI NOVIA POR UNA BELLA MUJER (2)

COMO NOVEDAD, CON UN LINK A UN VIDEO DEL TEMA

Y por fin llegó la tan esperada noticia por teléfono:

Voy a México de este sábado en 8. Ya hablé con Ema y hasta me aplaudió, la muy cabrona. Aceptó no rajar con la condición de que le platique con todo detalle como coges – Ana.

Y con todo lo cínico que soy capaz, sutilmente le sugerí un trío con su hermanita:

Pues dile que si se anima, la invitamos, y ya me calificará como se lo hago –Yo.

No seas cabrón, eso lo podemos hacer la segunda vez que nos encamemos. Te quiero para mi solita. Y haber si me aguantas el paso, porque desde ahorita estoy bien caliente. Con decirte que me estoy haciendo una pajita . Ana.

¿Cómo? -Yo

Pus con el dedo me estoy  frotando  mi botoncito.

Lo dicho, era toda una recatada y tímida dama.

¡Y por fin llegó el tan ansiado sábado!

Yo, a mis papás les inventé que nos habían dejado para entregar el lunes, un proyecto muy difícil, y que por ello, no iría a dormir ni sábado ni domingo, bueno, que no me aparecería por la casa en todo el fin de semana, ya que trabajaría con dos de mis compañeros.

Pero vayamos directo a lo que estábamos.

Me recomendaron un hotel en el “Triángulo de las Bermudas” (el ingenio popular le decía así ya que los autos desaparecían súbitamente), en la carretera libre a Cuernavaca.

Yo escogí “El km 20”

Llegamos al Motel y pedí una suite con jacuzzi . Me estacioné y baje de la cajuela mi “caja de Pandora”, si, la que describo en mi primer escrito: “La Esposa de mi Jefe”.

Traía alimentos y bebidas, como para subsistir una semana, sin miserias. Y todo lo demás.

Ana parecía ranchera que no conoce más que su pinche pueblo. Veía con asombro todos los detalles del lujoso cuarto, sobre todo cuando vio el espacio del jacuzzi, con espejos en los muros y jardineras que lo rodeaban.

Ahora si, mamacita, como dijo el general Nalgotas después de la batalla: Todos en pelotas. Pero yo te encuero poco a poco, cual debe ser, recuerda que lo único que no se vale son las prisas. ¿agarramos el pedo? .Yo.

A gue.com – me respondió con elegancia.

Así que le serví una buena cantidad del Tequila que más le gusta y para mi, una de mis acostumbradas cubas (ron añejo importado del mismísimo caribe, con coca) y le quité los zapatos al entregarle su trago, no sin asomarme a tratar de ver su cucaracha. Traía calzones negros, y unas medias negras sujetas con ligueros. Y por lo morenaza que es, no pude distinguir ni madres.

Pero le acaricié una de las piernas hasta muy cerca de la zona cero, como dije, no había prisa. Y se empezó a calentar o ya venía bien caliente. El agradable olor que ya conocía no falló.

Después le quite el suéter y le desabroché la blusa blanca, procediendo a besuquearle el cuello y lamerle las orejas,  lo que la hizo empezar a gemir suave, pero acompasadamente, algo que me excita mucho.

¿Te parece que primero nos echemos un buen palo y después me empiezas a contar? Porque te traigo muchas ganas- Yo

Perfecto, yo también quiero tronarte tus huesitos, mi nene.

“Mi nene”, que cursi puedes ponerte, y todo porque te voy a meter la de hacer gente.

Y le quité la blusa, quedando maravillado con su ropa interior toda negra, con encajes y lacitos. Sus pechos parecía que querían saltar fuera de su prisión.  Contemplé un buen rato el espectáculo y entre trago y trago de mi cuba, volví a mis besos y lamidas, esta vez dirigidas al hermoso y firme par de globos que se destacaban de todo lo demás.

Como todo un caballero de la mesa redonda (pinches ingleses mamones) le pedí:

Por favor desabróchate el brasiere. Nunca he podido con esos pinches ganchitos, que conectan los extremos. Todos los diseñadores además de putos son pendejos ¿Por qué no le pusieron un botón? Les vale madres porque ellos nunca tienen que desabrocharlos estando calientes.

Si, pero yo también quiero ver piel. Quítate los pantalones.

Hecho la madre me los quité junto con los calzones que me apretaban por ya traerla viendo al techo.

Hasta me aplaudió.

Y la dama del buen decir exclamó con entusiasmo:

¡QUE HERMOSURA DE VERGA! La cabeza rosa y el tronco muy blanco, mi güero. Y de tamaño mayor que el promedio. Déjame darle una mamadita.

Se nota que eres experta en vergas. Ojala no estés muy guanga.

*No te preocupes por eso,

casi

solo las he visto en películas porno. Además no soy virgen de adelante pero si de atrás y decidí regalarte esa mi otra virginidad, pero tendrás que ser cuidadoso para que mi chiquito aloje esta hermosura.*

Por supuesto desde que la vio, la agarro como palanca de velocidades de un auto deportivo y con entusiasmo la movía cambiando las seis velocidades. Así que ya entrado en gastos, no me quedó más que quitarle la falda y los calzones, admirando como las medias y el liguero resaltaban y delimitaban la zona cero.

La empujé a la cama y me encueré rápidamente para estar parejos colocándome entre sus ya abiertas piernas. La ilusa creyó que ya se la iba a meter, pero no contaba con mi astucia. La empecé a acariciar toda excepto el pubis y la cucaracha, que ya brillaba por su abundante humedad,  mientras ella se retorcía como caracol en sal.

Pero yo hacía mis pausas para darle besos a mi tercera cuba y conseguía con eso excitarla más.

¡YA METEMELA ! Me urgía.

Pero sin responderle solo empecé a acariciarle con el filo de mi palma derecha sus empapados labios verticales, para después brincar a su botón y  con la punta de mi dedo medio frotárselo con salvaje alegría hasta que me informó que estaba por venirse. Ni la pelé y de repente soltó un largo y profundo gemido,  bañándome  la mano con una venida inusualmente abundante.

Decidí que ahora había llegado el momento de metérsela, así que la tomé de los tobillos, le alcé las patas y sin misericordia se la dejé ir hasta los güevos. La cepillé hasta lograr su segundo orgasmo, acompañándola con el mío, claro, dentro de un fino y caro condón, no soy pendejo, lo último que quería era embarazarla y meterme en un broncón.

Ora tu ¿de donde me salites tan güeno pal catre?

Ahora si te afloró lo ranchera, hablaste como indígena. Es que llevo un año en un curso intensivo con una viudita de 27 años, que coge casi tan rico como tú comprenderás.

Pero basta de auto alabanzas y pasemos a lo que vinimos: LO FALTANTE DEL RELATO DE SUS REVOLCADAS CON LA BELLA:

Dormimos una reparadora siesta, después de comer y botanear muy sabroso. Yo desperté primero y para despertarla bonito, me coloqué tras ella, “de cucharita” y le acomodé al ya nuestro ganoso y listo amigo entre las nalgas, moviéndolo para acariciarle su culito (que para mi sería el postre del día), y si, despertó con una sonrisa.

Levántate floja, vamos al jacuzzi a que termines tu relato.

Una vez lleno con agua caliente, nos metimos y lo encendí, ordenándole: ahora si empieza a contarme.

¿ En que me quedé? - Ana

No te hagas pendeja, en que te quedaste dormida.

¡AH si! Me despertó el placer. Al abrir un ojo la vi, estaba desnuda entre mis piernas, mamando mi botoncito y moviendo la lengua lateralmente sobre él.

Desde ese momento no tengo bien claro lo que sucedió. Pero trataré de recordarlo.

Entre besos, caricias y mamadas, metió una pierna bajo lo mía y se arrimó hasta poner su almejita sobre la mía y se empezó a mover como si me estuviera cogiendo. Me vine, ya no recuerdo que número de veces, pero decidí que era mi turno devolverle placer a todo el que ya ella me había dado.

Torpemente quise acomodarme para saborear su clítoris, pero ella me guió para un glorioso 69. Y ya sin ningún prejuicio me dediqué a dar y sentir placer. Olía y sabía delicioso toda su zona cero, y yo mame que mame con total alegría.

Y bruscamente se puso de pié (que no es lo mismo que parada), salió del jacuzzi comentándome:

Estuve pensando mucho . . . ella

Ten cuidado, no se te vaya a hacer costumbre,  en tu caso es peligroso. Le contesté tratando de hacer una buena broma, pero por el resultado = su expresión y su comentario:

Frecuentemente tus disque bromas, no solo son malas, son ofensivas y mamonas, además de hirientes. Porque de pendeja no tengo ni un pelo, y te lo voy a demostrar, cabrón presumido y mamón: Cuando me interrumpiste con tus pendejadas, aunque no te lo mereces,  te daré la explicación completa para que tu cerebrito la entienda; Decía que estuve pensando mucho y decidí, te parezca o no, lo siguiente y si me interrumpes me largo aunque no sepa como y no me vuelves a ver, pinche prepotente mamón  ¿Quedó claro? Y siguió:

Humildemente asentí con la cabeza del norte y respondí:

Tienes toda la razón, perdóname, no lo vuelvo a hacer hasta la próxima vez. Yo.

Escúchame bien cabrón, dije que decidí no seguir contándote, ya que ello implica tener a menos tu hombría, menospreciando tu capacidad de darme placer. Y para evitarlo encontré una buena solución:Como bien dicen que es mejor una o unas imágenes que mil palabras, me apliqué a Internet y conseguí este video que describe más que gráficamente lo sucedido:

http://www.xhamster.com/movies/219730/thats_why_i_like_girls_in_the_beginning_there_so_tender_but_when_there_horny.html

Debo aclararte que yo soy la pendeja de la blusa roja, y si no te queda claro o no te parece, vete  a la mierda.

Tenía toda la razón para estar bien encabronada, así que el pinche escuincle cagengue que era su servilleta, aprendió algo importante:

Nunca abuses de la paciencia de cualquier persona, especialmente si, como en este caso, es una mujer. Y respétala pendejo.

Agaché las orejas cual perro regañado y con  toda mi naciente sinceridad le repetí:

Perdóname, tienes toda la razón, no lo repetiré. ¿Qué quieres hacer?

Estoy hasta la madre de esta pinche agua. Quiero irme a la cama, una vez seca y con un buen vaso de tequila. Y quiero que me hagas el amor, bueno mejor que me cojas como si supieras. Y solo, repito, solo si lo haces bien, te daré la virginidad de mi chiquito. ¿Quedó claro?

Ya bájale de güevos a tu rompope, ¿no?

Y con mis nuevos propósitos, le ofrecí:

Tus deseos son ordenes (pensé no seas mamón y arrastrado), ¿me harías favor de llevar a la cama nuestros nuevos tragos, mientras te preparo la botana-comida?

Preparé un platón con una buena selección de carnes frías y quesos del primer mundo, acompañados con finas rebanadas de un pan Gourmet que conseguí.

Debo confesar que yo también estaba hasta la madre del jacuzzi, y muerto de hambre y sed.

Así que ya seco, con mi trago nuevo, y entrándole con fe revolucionaria a la comida, saqué mi Lap Top de “mi caja de Pandora”. Al notarlo, Ana me preguntó:

¿Qué  haces?

Voy a entrar a todorelatos, a buscar para que lo veas el “Kama sutra gay” de SeXvEn, porque ¿Quién puede saber más de coger por el chiquito que los puñales? Para que veas que yo también hice mi tarea. Pensando en tu bienestar y tu placer, me documenté sobre el tema y aquí tienes el resultado:

LA CUCHARA

Esta postura permite hacer sexo sin prácticamente cansarse, siendo quizás una de las más cómodas para ambos compañeros.

Ambas personas se tumban de lado, uno detrás del otro, pudiendo entrecruzar las piernas, abrirlas, rodearlas...

La penetración en este caso no es tan profunda como lo puede ser en otras posturas por lo que puede ser recomendable para aquellas personas que no hayan tenido sexo anal anteriormente o como postura de inicio del acto sexual. Además, de esta forma, el activo puede alcanzar el miembro del compañero, pudiendo masturbarlo al mismo tiempo. Si queréis variar la postura no tendríais más que rodar juntos colocándoos boca abajo (el activo encima del pasivo) o boca arriba (al revés).

Por fin sonrió, diciéndome con picardía:

Pero recuerda que te lo tienes que ganar.

¡Y me lo gané con una mamada de antología y un palo glorioso. Así que nos acomodamos de cucharita y yo le daba las últimas instrucciones.

Lo primero es que te relajes y lo dejes entrar.

Solo te dolerá la entrada de la cabeza, porque de estar cerradito se dilata en un segundo, pero  te lo prepararé antes, lo que te será muy agradable, y menos dolorosa la primera metida.

Cuando entre la tatema, me quedaré quieto y solo tu te moverás cuando pase la molestia, y entonces empezarás a disfrutar. Mientras tú te mueves al ritmo que te sea más cómodo, yo masajearé tu botoncito y verás que venida tan intensa tendrás. En el remoto caso que a pesar de todos los cuidados no lodisfrutes, te la saco y tan amigos como siempre.

Como el tener éxito determinaría nuestras futras encamadas, tuve mucho cuidado para hacerla disfrutar. Y, si, tuvo un orgasmo tan intenso que hasta porras me echó.

Mi próxima misión era el trío con su hermanita, para que a la pendeja se le quitaran las dudas de cómo lo hago y trataré de que me den un buen show de tortillitas.

LA SEDUCCIÓN DE MI NOVIA POR UNA BELLA MUJER (2)

COMO NOVEDAD, CON UN LINK A UN VIDEO DEL TEMA

Y por fin llegó la tan esperada noticia por teléfono:

Voy a México de este sábado en 8. Ya hablé con Ema y hasta me aplaudió, la muy cabrona. Aceptó no rajar con la condición de que le platique con todo detalle como coges – Ana.

Y con todo lo cínico que soy capaz, sutilmente le sugerí un trío con su hermanita:

Pues dile que si se anima, la invitamos, y ya me calificará como se lo hago –Yo.

No seas cabrón, eso lo podemos hacer la segunda vez que nos encamemos. Te quiero para mi solita. Y haber si me aguantas el paso, porque desde ahorita estoy bien caliente. Con decirte que me estoy haciendo una pajita . Ana.

¿Cómo? -Yo

Pus con el dedo me estoy  frotando  mi botoncito.

Lo dicho, era toda una recatada y tímida dama.

¡Y por fin llegó el tan ansiado sábado!

Yo, a mis papás les inventé que nos habían dejado para entregar el lunes, un proyecto muy difícil, y que por ello, no iría a dormir ni sábado ni domingo, bueno, que no me aparecería por la casa en todo el fin de semana, ya que trabajaría con dos de mis compañeros.

Pero vayamos directo a lo que estábamos.

Me recomendaron un hotel en el “Triángulo de las Bermudas” (el ingenio popular le decía así ya que los autos desaparecían súbitamente), en la carretera libre a Cuernavaca.

Yo escogí “El km 20”

Llegamos al Motel y pedí una suite con jacuzzi . Me estacioné y baje de la cajuela mi “caja de Pandora”, si, la que describo en mi primer escrito: “La Esposa de mi Jefe”.

Traía alimentos y bebidas, como para subsistir una semana, sin miserias. Y todo lo demás.

Ana parecía ranchera que no conoce más que su pinche pueblo. Veía con asombro todos los detalles del lujoso cuarto, sobre todo cuando vio el espacio del jacuzzi, con espejos en los muros y jardineras que lo rodeaban.

Ahora si, mamacita, como dijo el general Nalgotas después de la batalla: Todos en pelotas. Pero yo te encuero poco a poco, cual debe ser, recuerda que lo único que no se vale son las prisas. ¿agarramos el pedo? .Yo.

A gue.com – me respondió con elegancia.

Así que le serví una buena cantidad del Tequila que más le gusta y para mi, una de mis acostumbradas cubas (ron añejo importado del mismísimo caribe, con coca) y le quité los zapatos al entregarle su trago, no sin asomarme a tratar de ver su cucaracha. Traía calzones negros, y unas medias negras sujetas con ligueros. Y por lo morenaza que es, no pude distinguir ni madres.

Pero le acaricié una de las piernas hasta muy cerca de la zona cero, como dije, no había prisa. Y se empezó a calentar o ya venía bien caliente. El agradable olor que ya conocía no falló.

Después le quite el suéter y le desabroché la blusa blanca, procediendo a besuquearle el cuello y lamerle las orejas,  lo que la hizo empezar a gemir suave, pero acompasadamente, algo que me excita mucho.

¿Te parece que primero nos echemos un buen palo y después me empiezas a contar? Porque te traigo muchas ganas- Yo

Perfecto, yo también quiero tronarte tus huesitos, mi nene.

“Mi nene”, que cursi puedes ponerte, y todo porque te voy a meter la de hacer gente.

Y le quité la blusa, quedando maravillado con su ropa interior toda negra, con encajes y lacitos. Sus pechos parecía que querían saltar fuera de su prisión.  Contemplé un buen rato el espectáculo y entre trago y trago de mi cuba, volví a mis besos y lamidas, esta vez dirigidas al hermoso y firme par de globos que se destacaban de todo lo demás.

Como todo un caballero de la mesa redonda (pinches ingleses mamones) le pedí:

Por favor desabróchate el brasiere. Nunca he podido con esos pinches ganchitos, que conectan los extremos. Todos los diseñadores además de putos son pendejos ¿Por qué no le pusieron un botón? Les vale madres porque ellos nunca tienen que desabrocharlos estando calientes.

Si, pero yo también quiero ver piel. Quítate los pantalones.

Hecho la madre me los quité junto con los calzones que me apretaban por ya traerla viendo al techo.

Hasta me aplaudió.

Y la dama del buen decir exclamó con entusiasmo:

¡QUE HERMOSURA DE VERGA! La cabeza rosa y el tronco muy blanco, mi güero. Y de tamaño mayor que el promedio. Déjame darle una mamadita.

Se nota que eres experta en vergas. Ojala no estés muy guanga.

*No te preocupes por eso,

casi

solo las he visto en películas porno. Además no soy virgen de adelante pero si de atrás y decidí regalarte esa mi otra virginidad, pero tendrás que ser cuidadoso para que mi chiquito aloje esta hermosura.*

Por supuesto desde que la vio, la agarro como palanca de velocidades de un auto deportivo y con entusiasmo la movía cambiando las seis velocidades. Así que ya entrado en gastos, no me quedó más que quitarle la falda y los calzones, admirando como las medias y el liguero resaltaban y delimitaban la zona cero.

La empujé a la cama y me encueré rápidamente para estar parejos colocándome entre sus ya abiertas piernas. La ilusa creyó que ya se la iba a meter, pero no contaba con mi astucia. La empecé a acariciar toda excepto el pubis y la cucaracha, que ya brillaba por su abundante humedad,  mientras ella se retorcía como caracol en sal.

Pero yo hacía mis pausas para darle besos a mi tercera cuba y conseguía con eso excitarla más.

¡YA METEMELA ! Me urgía.

Pero sin responderle solo empecé a acariciarle con el filo de mi palma derecha sus empapados labios verticales, para después brincar a su botón y  con la punta de mi dedo medio frotárselo con salvaje alegría hasta que me informó que estaba por venirse. Ni la pelé y de repente soltó un largo y profundo gemido,  bañándome  la mano con una venida inusualmente abundante.

Decidí que ahora había llegado el momento de metérsela, así que la tomé de los tobillos, le alcé las patas y sin misericordia se la dejé ir hasta los güevos. La cepillé hasta lograr su segundo orgasmo, acompañándola con el mío, claro, dentro de un fino y caro condón, no soy pendejo, lo último que quería era embarazarla y meterme en un broncón.

Ora tu ¿de donde me salites tan güeno pal catre?

Ahora si te afloró lo ranchera, hablaste como indígena. Es que llevo un año en un curso intensivo con una viudita de 27 años, que coge casi tan rico como tú comprenderás.

Pero basta de auto alabanzas y pasemos a lo que vinimos: LO FALTANTE DEL RELATO DE SUS REVOLCADAS CON LA BELLA:

Dormimos una reparadora siesta, después de comer y botanear muy sabroso. Yo desperté primero y para despertarla bonito, me coloqué tras ella, “de cucharita” y le acomodé al ya nuestro ganoso y listo amigo entre las nalgas, moviéndolo para acariciarle su culito (que para mi sería el postre del día), y si, despertó con una sonrisa.

Levántate floja, vamos al jacuzzi a que termines tu relato.

Una vez lleno con agua caliente, nos metimos y lo encendí, ordenándole: ahora si empieza a contarme.

¿ En que me quedé? - Ana

No te hagas pendeja, en que te quedaste dormida.

¡AH si! Me despertó el placer. Al abrir un ojo la vi, estaba desnuda entre mis piernas, mamando mi botoncito y moviendo la lengua lateralmente sobre él.

Desde ese momento no tengo bien claro lo que sucedió. Pero trataré de recordarlo.

Entre besos, caricias y mamadas, metió una pierna bajo lo mía y se arrimó hasta poner su almejita sobre la mía y se empezó a mover como si me estuviera cogiendo. Me vine, ya no recuerdo que número de veces, pero decidí que era mi turno devolverle placer a todo el que ya ella me había dado.

Torpemente quise acomodarme para saborear su clítoris, pero ella me guió para un glorioso 69. Y ya sin ningún prejuicio me dediqué a dar y sentir placer. Olía y sabía delicioso toda su zona cero, y yo mame que mame con total alegría.

Y bruscamente se puso de pié (que no es lo mismo que parada), salió del jacuzzi comentándome:

Estuve pensando mucho . . . ella

Ten cuidado, no se te vaya a hacer costumbre,  en tu caso es peligroso. Le contesté tratando de hacer una buena broma, pero por el resultado = su expresión y su comentario:

Frecuentemente tus disque bromas, no solo son malas, son ofensivas y mamonas, además de hirientes. Porque de pendeja no tengo ni un pelo, y te lo voy a demostrar, cabrón presumido y mamón: Cuando me interrumpiste con tus pendejadas, aunque no te lo mereces,  te daré la explicación completa para que tu cerebrito la entienda; Decía que estuve pensando mucho y decidí, te parezca o no, lo siguiente y si me interrumpes me largo aunque no sepa como y no me vuelves a ver, pinche prepotente mamón  ¿Quedó claro? Y siguió:

Humildemente asentí con la cabeza del norte y respondí:

Tienes toda la razón, perdóname, no lo vuelvo a hacer hasta la próxima vez. Yo.

Escúchame bien cabrón, dije que decidí no seguir contándote, ya que ello implica tener a menos tu hombría, menospreciando tu capacidad de darme placer. Y para evitarlo encontré una buena solución:Como bien dicen que es mejor una o unas imágenes que mil palabras, me apliqué a Internet y conseguí este video que describe más que gráficamente lo sucedido:

http://www.xhamster.com/movies/219730/thats_why_i_like_girls_in_the_beginning_there_so_tender_but_when_there_horny.html

Debo aclararte que yo soy la pendeja de la blusa roja, y si no te queda claro o no te parece, vete  a la mierda.

Tenía toda la razón para estar bien encabronada, así que el pinche escuincle cagengue que era su servilleta, aprendió algo importante:

Nunca abuses de la paciencia de cualquier persona, especialmente si, como en este caso, es una mujer. Y respétala pendejo.

Agaché las orejas cual perro regañado y con  toda mi naciente sinceridad le repetí:

Perdóname, tienes toda la razón, no lo repetiré. ¿Qué quieres hacer?

Estoy hasta la madre de esta pinche agua. Quiero irme a la cama, una vez seca y con un buen vaso de tequila. Y quiero que me hagas el amor, bueno mejor que me cojas como si supieras. Y solo, repito, solo si lo haces bien, te daré la virginidad de mi chiquito. ¿Quedó claro?

Ya bájale de güevos a tu rompope, ¿no?

Y con mis nuevos propósitos, le ofrecí:

Tus deseos son ordenes (pensé no seas mamón y arrastrado), ¿me harías favor de llevar a la cama nuestros nuevos tragos, mientras te preparo la botana-comida?

Preparé un platón con una buena selección de carnes frías y quesos del primer mundo, acompañados con finas rebanadas de un pan Gourmet que conseguí.

Debo confesar que yo también estaba hasta la madre del jacuzzi, y muerto de hambre y sed.

Así que ya seco, con mi trago nuevo, y entrándole con fe revolucionaria a la comida, saqué mi Lap Top de “mi caja de Pandora”. Al notarlo, Ana me preguntó:

¿Qué  haces?

Voy a entrar a todorelatos, a buscar para que lo veas el “Kama sutra gay” de SeXvEn, porque ¿Quién puede saber más de coger por el chiquito que los puñales? Para que veas que yo también hice mi tarea. Pensando en tu bienestar y tu placer, me documenté sobre el tema y aquí tienes el resultado:

LA CUCHARA

Esta postura permite hacer sexo sin prácticamente cansarse, siendo quizás una de las más cómodas para ambos compañeros.

Ambas personas se tumban de lado, uno detrás del otro, pudiendo entrecruzar las piernas, abrirlas, rodearlas...

La penetración en este caso no es tan profunda como lo puede ser en otras posturas por lo que puede ser recomendable para aquellas personas que no hayan tenido sexo anal anteriormente o como postura de inicio del acto sexual. Además, de esta forma, el activo puede alcanzar el miembro del compañero, pudiendo masturbarlo al mismo tiempo. Si queréis variar la postura no tendríais más que rodar juntos colocándoos boca abajo (el activo encima del pasivo) o boca arriba (al revés).

Por fin sonrió, diciéndome con picardía:

Pero recuerda que te lo tienes que ganar.

¡Y me lo gané con una mamada de antología y un palo glorioso. Así que nos acomodamos de cucharita y yo le daba las últimas instrucciones.

Lo primero es que te relajes y lo dejes entrar.

Solo te dolerá la entrada de la cabeza, porque de estar cerradito se dilata en un segundo, pero  te lo prepararé antes, lo que te será muy agradable, y menos dolorosa la primera metida.

Cuando entre la tatema, me quedaré quieto y solo tu te moverás cuando pase la molestia, y entonces empezarás a disfrutar. Mientras tú te mueves al ritmo que te sea más cómodo, yo masajearé tu botoncito y verás que venida tan intensa tendrás. En el remoto caso que a pesar de todos los cuidados no lodisfrutes, te la saco y tan amigos como siempre.

Como el tener éxito determinaría nuestras futras encamadas, tuve mucho cuidado para hacerla disfrutar. Y, si, tuvo un orgasmo tan intenso que hasta porras me echó.

Mi próxima misión era el trío con su hermanita, para que a la pendeja se le quitaran las dudas de cómo lo hago y trataré de que me den un buen show de tortillitas.

Debo aclarar que desde el inicio del noviazgo, yo interpretaba el papel de galán con experiencia, el macho alfa dominante, mal hablado y autoritario, porque a ella le encantaba, creo que la méndiga era medio masoquista.

Lo cierto es que solo era un pinche escuincle sin experiencia -que con  ello más me calentaba- casi casi, con la gota de leche materna en la punta de mi prominente pero gallarda nariz.

No te encabrones. ¿Me juras que no pensarás mal de mí? –insistió Ana.

De sobra sabes que no me gusta jurar. O me dices lo que empezaste o me largo. Y no omitas ningún detalle – le advertí.

Ni yo me la creí, todavía tenía mi manota derecha dentro de su escote, masajeando alegremente su ya duro y erecto tostón izquierdo, pero sirvió para que al fin se decidiera.

Bueno, pus fíjate que hace unas semanas, Kalina me pidió que me fuera a dormir a su casa, porque estaba sola, ya que su madrecita se había ido a la capital a arreglar unos papeles de laherencia que le dejó su recién difunto esposo y le daba miedoestar sola.

Pensé ¡Si, como no!

Con mi preclara sagacidad, pensé de inmediato en tortillitas de harina y se me empezó a poner más dura la de hacer gente. Estuve a un tris de echarle porras o apremiarla con un ¡Cuenta, cuéntame, sigue!

Pus bien, hice mi maletita con lo indispensable para pasar la noche. Me acicalé, me perfumé y pedí un taxi – siguió.

Al llegar a su casa, me recibió ataviada con una vaporosa y escotada blusa, ya que hacía mucho calor. Se veía preciosa.

Debo de hacer un paréntesis para describir a Kalina ¡Que mujerón!

Era blanca, con un hermoso pelo negro, blanca, pero, aunque suene cursi, con una piel que parecía de porcelana blanco-rosada impecable, llenita de carnes, con unas tetas de antología, mejores que las de mi morenaza novia, que no podía disimular, ya que con el mínimo escote, dejaba ver la rayita del comienzo de sus sabrosos pechos. Caderona y buena pierna, con una trompa tipo Angelina Jolíe, pero sin llegar a tanto.

Yo babeaba cada vez que la veía, sabiendo que no era de las pulgas que brincan en mi petate, como dicen los poetas.

La mujer más bella del pueblo y la más hermosa que he visto en vivo y a todo color. Y siguió:

Me pareció más bella que nunca, a pesar de oler su aliento a alcohol. Me sentí nerviosa al ver el comienzo de sus senos, que amenazaban con brincar fuera de su blusa. A pesar de no atraerme las mujeres, no podía dejar de admirar lo bella que es .

Pásale, guapa, bienvenida ¿Qué quieres beber? Estamos deliciosamente solitas – me advirtió la bella.

Para entonces, ya la tenía tan dura que hasta me dolía. Pensé, tenía razón, ésta méndiga se aventó unas buenas tortillitas con la súper cuero.

Para animarla a seguir, le coloqué su mano sobre mi duro amigo y ella muy obediente, comenzó a frotarlo por encima de la ropa.

Y siguió:

: Tartamudeando le contesté: ¿Tienes Tequila?

Como para ahogarnos, pero te tienes que emparejar, porque esperándote, ya me he tomado tres ¿De acuerdo? – me contestó.

Entonces sírveme uno doble. Yo también tengo ganas de agarrar la jarra – y siguió:

Andaba medio depre, porque tuve una discusión con mi madre, así que de un trago vacié la copa coñaquera. remató.

Me sirvió otra igual y nos sentamos muy juntas en el sofá de la sala.

Sabes, mamacita, tú no le sacas partido a ése par de tetas que tienes, usas unos brassieres infames ¿por qué? – Kalina.

Ya me tenía muy nerviosa, sentía el calor de su muslo pegado al mío y el rico olor de su perfume. Sentí el calor del Tequila al llegar a mi estómago vacío, a la par que pensé: No puede ser que me esté excitando con una mujer, yo no soy lesbiana.

Le respondí: uso los de peto largo, porque tengo una pinche llantita en la cintura, que quiero disimular – Ana.

Se me antoja bailar. Ven - Kalina.

Para entonces yo ya tenía muy claras sus intenciones.

Literalmente me jaló hasta quedar ambas de pié y me abrazó, con su mano izquierda en mi cintura, cerca de mis nalgas. Me apretó contra ella, haciéndome sentir sus pechos sobre los míos, pero a los pocos pasos, se apartó, desabrochándose la blusa. Traía un brassiere negro con encaje en la parte superior que dejaba ver el borde de sus pezones ¡rosas!Y remató con un suspiro.

Sin preguntarme, diestramente desabrochó mi blusa diciendo:

Vamos a ver el tuyo.

Horrible, mata pasiones. Mira como en vez de modelar tus pechos, los aplasta – Kalina.

Tenía razón. Me volvió a abrazar para seguir bailando, pero metió las manos bajo mi desabrochada blusa, y sentí como desde la parte baja, me desabrochaba el brassier. Pegó sus tetas a las mías y su mano izquierda me jaló de las nalgas para pegar sus piernas y su pubis al mío y susurró en mi oído.

¿Eres talla 36-C? ¿verdad? -Kalina.

Como soy muy cachonda, pero nada pendeja, le advertí:

Cántame derecho ¿Quieres hacerme el amor?, por que yo si, ya me tienes donde querías, caliente y dispuesta a aprender todo.

Me estremecí al sentir su aliento en mi orejita, ya sabes que ellas y el cuello los tengo muy sensibles.

Si, me consta , contesté yo con voz ahogada.

Ella lo notó y empezó a lamer mi oreja y a meterme la lengua en ella.

Me separé y molesta la retiré repitiéndole:

¿Qué haces? A mi no me gustan las mujeres y todo esto me parece muy lesbi, pero ya encarrerada tendrás que convencerme.

Tranquila, mi reina, es el sexo más seguro y más sabroso. Seguro, porque no corres el riesgo de embarazarte o que algún cabrón te pegue una enfermedad. Y el más sabroso, porque solo otra mujer sabe donde y como darte el placer más intenso. - Kalina. ¿Qué, no te gusto? Ven sentémonos, quiero que platiquemos. Te contaré:

y siguió Kalina:

Hace como 2 años, cuando fui a la Capital, una de mis primas me llevó a que me dieran un masaje disque para reafirmar la piel. La masajista era una muchacha guapa, no tanto como tú, pero guapa al fin.

El masaje me lo dio con todo su cuerpo. Al principio reaccioné como tú ahora, pero ya me tenía muy excitada y la dejé hacer.

Acabamos teniendo sexo como nunca lo había hecho. Me hizo venirme 3 veces, hasta que casi no podía moverme del cansancio. El mejor sexo de mi vida. Me vine como marrana en celo, aventé mis jugos hasta por las orejas. Pero al terminar me solté llorando.

¿Por qué lloras preciosa? –me preguntó.

Porque ahora soy lesbiana y ya no me gustarán los hombres .

Te seguirán gustando, aunque de vez en cuando, tendrás la ventaja de poder disfrutar con otra mujer. Tuvo razón.

Hace dos años que no lo hago, pero tú siempre me has atraído, me fascina el color de tu piel, tu boca, tus pechos y sobre todo, el cachonderío que emana de ti.

Pensé: que mamona,"emana", pero síguele que falta lo mejor.

Me sirvió otro buen trago y no sé si por los nervios o por estar en ayunas, ya estaba medio peda.

Es evidente que Ana no era precisamente la Dama del Buen Decir, pero siguió:

Vamos a mi recámara, te voy a modelar los conjuntos que compré en mi último viaje a Texas. Así escogerás el que compré para ti – Kalina.

Ayúdame con la botella y las copas. Allá también tengo música, para seguir bailando y estaremos más cómodas.

Hice otra de mis sabias reflexiones: Que vieja tan guapa y tan chingona, primero la medio empeda, después la calienta, la tranquiliza, y para no fallar, la soborna.

Le detuve la mano frotadora, porque estaba por almidonar mis calzones. Pero la compensé con una buena lamida de orejas. No quise besarle el hocico para que siguiera con su relato.

Subimos, yo tras ella y me descubrí admirándole sus preciosas nalgas, que generosamente movía como bailando la Danza de los Siete Velos.

Siéntate en la cama. Sírvenos otros tragos, ahorita regreso. –Kalina.

Apagó luces, dejando solo la del buró, colocó un CD con música sensual y desapareció por la puerta de su vestidor.

Al poco rato, salió con un conjunto rojo, que incluía un brassiere, medias sujetas por un liguero también con encajes, un diminuto bikini y zapatos con altos tacones.

Se veía preciosa a pesar de que tenía la misma "llantita" que yo.

Quería tapar mis pezones que a pesar del brassiere sin abrochar, se notaban perfectamente erectos, pero me limité a cruzar los brazos, mientras ella caminaba moviéndose al compás de la música.

Empecé a sentir mi humedad en las pantaletas, que ahora me parecían de abuelita.

Se acercó a mí e inclinándose me besó brevemente y volvió a salir.

Nunca había besado unos labios tan suaves. Y su lengua dentro de mi boca se peleaba con la mía. Me la succionaba como si fuera un pene.

Correspondí metiéndole mi lengua y ella la aspiró, jalándola. Ningún hombre me ha besado tan cachondo. Regresó con un conjunto negro, con los mismos elementos que el anterior, moviendo las caderas provocativamente, con las manos acunando sus senos, pasando la lengua lascivamente por su bella boca.

Se sentó muy junto a mí en la cama, se bebió de golpe su copa y con voz ronca me dijo:

¿Cuál te gusta más para ti?

Éste negro –le respondí de inmediato.

Déjame ponértelo.

Y sin más se quitó el brassiere, me quitó lentamente el mío, me levantó de la cama ordenándome:

Bailemos. Quiero sentir tus pechos sobre los míos – Kalina.

Me abrazó como si en ello le fuera la vida, frotando sus pezones contra los míos. Yo ya ni oía ni entendía, todo me valía madres, solo me dejaba hacer.

Y tuve mi primer orgasmo. Cuando notó que me estaba viniendo, se prendió de mi cuello, lamiéndolo y besándolo, caminando pegadas hasta caer sobre la cama, ella sobre mí.

Y empecé a besar su cuello y a morder sus sensibles orejitas

Yo también estaba por tener mi primera venida, porque además de la erótica narración, ella, como al descuido, no dejaba de repasar su mano sobre mi ya notable bulto.

Ven vamos a bailar. Pero recuerda, que ahora sentirás a mi amigo, bueno, nuestro amigo –Yo.

Puso música y empezamos a bailar más que juntos, a la segunda pieza, la agarré de las nalgas, frotándole mi amigo descaradamente, y en pocos movimientos, empezó la mejor venida de mi corta vida, y la de ella al unísono, lo supe porque la muy méndiga me clavó sus uñotas en la espalda. Yo, entre quejidos, aventé chorros que me salían desde los dedos de las patas. Parecían interminables.

Como me temblaban las piernas, nos sentamos, yo como todo un caballero, elegantemente crucé en ángulo recto la izquierda sobre la derecha y cuando le iba a pedir que siguiera su instructiva narración, vi, con horror que sobre el zapato que tenía más a la vista, sobresalía tremendo cuajarón, producto de mis emanaciones.

Como no solo se veía grotesco, sino asqueroso, rápidamente descrucé mis patrullas, me senté como señorita, con las piernas recatadamente juntas.

Con voz temblorosa le avisé que tenía que ir al baño urgentemente, a lo cual me respondió con una sonrisa traviesa:

A mí también me urge - Ana

Salí de la sala todo ciscado, rogando no encontrarme a la vieja o a alguna de las hermanas. El mamón y agrio suegro afortunadamente nunca estaba.

Como en toda casa vieja de pueblo, el pinche baño estaba en el lugar más alejado e incómodo. Atravesé con prisa dos patios y por fin, frente al comedor, llegué sin ser visto al dichoso baño.

Limpié cuidadosamente la señal de mi pecado, me peiné y con ojos de jícama con chile, pero gallardamente, regresé a esperarla en la sala.

Por lo que se tardó la méndiga, además de cambiarse los calzones, sabiamente deduje que debía de haber lavado los usados, no fuera que alguna de las hermanas oliera sus emanaciones.

Ya un poco más serenos, le pedí amablemente que siguiera con la educativa narración.

¿No estás pensando mal de mí? –me preguntó Ana humildemente.

Y yo, la experiencia personificada, le contesté cínicamente:

¡P or supuesto que NO! Lo único que me pesa es no haberlo visto. ¿Sabías que para todos los hombres, una de las cosas más eróticas es ver a dos mujeres haciéndose el amor?

A poco.

A mucho – sentencié . Síguele.

Me da pena, porque lo que sigue es muy penoso, muy intimo.

Penoso robar  y que te atrapen con las manos en la masa, como dicen los entendidos. Continúa y no me jodas -opiné

Pus ahí te va.

Tampoco me alburees - Yo.

¿En que me quedé?

¡Oh chingados! En que las dos estaban recostadas sobre la cama y ya bien calientes.

Me pidió que la desnudara, mientras me chupaba los pezones y a mi me faltaba el aire, estaba tan excitada que hasta mareada me sentía. Y no por la peda.

Lo dicho, nunca fue la Dama del Buen Decir. Y yo ya la tenía otra vez bien parada. Dichosa juventud.

Y siguió:

Luego ella me encueró, acariciando y besando cada parte que dejaba al descubierto.

Me tenían subyugada lo blanco y la perfección y textura de su piel, su aroma de mujer, la suavidad de su boca sobre la mía y su lengua enroscada a la mía, moviéndose sin parar.

Me encantó el contraste de la blancura de su piel, con el negro de sus pelos de su pubis, mientras le mamaba los pezones rosas.

Yo no sabía que hacer, solo repetía lo que ella me hacía.

Ya desnudas ambas, me empujó hasta quedar acostada y se acostó sobre mí, entre mis piernas que yo instintivamente había abierto.

Sentí sobre mi clítoris sus vellos púbicos y su mano derecha buscando mis nalgas. Carajo ¡Y empezó mi segundo orgasmo! Pero fueron varios. He leído que les llaman orgasmos múltiples.

La agarré de las nalgas apretándola contra mí, moviendo mis caderas tratando de frotar mi clítoris contra el de ella y gimiendo como gata en celo.

Ay mi amor, eres tan caliente que ya te viniste dos veces y ni siquiera he llegado a tu botoncito. Me fascinas. – Kalina .

Pero tú no has tenido ni un orgasmo ¿Qué quieres que haga? Yo también quiero darte placer.

Que te parece un 69 ¿Sabes lo que es?- Kalina.

No me creas tan pendeja, claro que si. Pero no sé como mamarte para que te vengas.

Pensándolo mejor, eso lo dejaremos para más adelante.

Metió una de sus piernas bajo las mías y me jaló hasta que sentí su almejita sobre la mía. Tenía un clítoris para mí, enorme, y me lo empezó a meter, me estaba cogiendo, frotándose contra mí y ahora sí, empecé a oír sus gemidos de placer.

En ése momento oímos la voz de su mamá, que avisaba me iba a ofrecer un café de olla.

Nos separamos un poco y mustiamente pusimos caras de pendejos.

La pinche vieja entró, se sentó cómodamente, comentando puras pendejadas.

Así estuvimos un buen rato, hasta que la vieja se hartó de nuestros monosílabos y se fue.

Sigue, síguele con tu relato – le urgí.

Pero el momento había pasado.

Y ME QUEDÉ DORMIDA.

¡NO MAMES! - YO

Entre el tequila y el cansancio de tanto coger y venirme  me ganaron, pero, terminaré de contarte la próxima vez que vaya a México. Me las arreglaré con mi hermana para pasar la noche contigo. Y cuando estemos en la cama, te platicaré el resto.

Asentí encantado con la cabeza, porque por fin había aceptado lo que tantas veces le había propuesto: coger como conejos.

Pero como ya me extendí mucho, lo relataré más adelante.

AGRADECERÉ SUS COMENTARIOS.

Feb 5’11