La seducción... (1)

...fije mi mirada y un penetrante grito salió de mi, esta vez no era de placer sino de rabia y sorpresa, ¡la mujer a la que Daniel machacaba con su polla era...

LA SEDUCCION… (1)

Es la primera vez que voy a escribir de alguien que no soy yo. Este relato lo he estructurado en dos partes, en la primera conoceréis a la protagonista aunque mi intervención es importante. La segunda será un relato de esa persona, su vivencia, aunque sea yo quien la traslade al papel, en esa segunda parte Lola descansará


Todo comenzó un día que "D" me llamó, les diré que su nombre real es Germán y ha sido él quien me ha dicho que lo revele, espero que les guste a los lectores antiiniciales. Su inicial, de dominante, la utilicé porque fue la persona que, hasta entonces, me había mostrado mi lado más sumiso, hoy en día tengo que confesar que nadie ha superado las sensaciones tan delirantes y perversas que él me ha provocado y provoca. Continúo

Tal como decía, Germán me citó, el lugar de encuentro eran los grandes almacenes en los que comenzó nuestra relación (ver El tercer maestro. Acoso y derribo). El mero hecho de quedar en ese lugar, me hizo saber que preparaba algo especial y me vestí para él, falda abierta y con vuelo, blusa bastante transparente y total ausencia de prendas interiores. Tuve que llamar a la canguro porque mi hermana se había ido a pasar unos días con una amiga y mi marido volvía tarde del trabajo, cuando solucioné todo me dirigí a mi cita. Llamé a un taxi y durante todo el trayecto fantaseé sobre lo que me esperaba, fuese lo que fuese sabía que no quedaría decepcionada. Habíamos quedado en una de las puertas del almacén y cuando llegué él no estaba, estuve esperando casi un cuarto de hora y recordé mi espera el día que me sedujo y me folló por primera vez (ver mismo relato anterior), mi sexo se estremeció con el recuerdo de aquella tarde. Su voz interrumpió mis pensamientos

  • Perdona el retraso – oí mientras que sentía como me besaba levemente los labios y apoyaba una de sus manos en mi trasero.

Me tomó del hombro y me empujó hacia el interior.

  • ¿Me vas a hacer esperar cada vez que nos citemos aquí? – le pregunté con una mueca de fingido disgusto.
  • Sospecho que este inicio te atrae –dijo – Te trae buenos recuerdos.

Estábamos subiendo por una escalera mecánica y el estaba detrás de mí, sentí como su mano subía peligrosamente por mis muslos, sobresaltada hice un movimiento brusco y él retiró la mano

  • Aquí no, por favor – le pedí con voz trémula volviendo la cara.
  • No voy a comprobarlo, pero seguro que tu coño no está de acuerdo – su voz sonaba burlona.

No dije nada, pero él sabía lo que decía, unas gotas de flujo bajaban lentamente por mis muslos. Llegamos a una planta y tomándome nuevamente del brazo me guió, pronto supe nuestro destino y una contracción de mi vientre me hizo ver que me gustaba el sitio al que me había conducido…era la sección de lencería. Una señorita se acercó enseguida y nos preguntó si nos podía ayudar, Germán tomó las riendas

  • Si, por favor, queremos un conjunto para una ocasión muy especial, ¿verdad cariño? – dijo.

Enrojecí y asentí mientras notaba como aumentaba mi temperatura corporal, el muy cabrón era un maestro en eso, estaba avergonzada pero caliente como una perra.

  • ¿Tanga o braga? – preguntó la chica.

Tragué saliva y esperé que él respondiera pero no lo hizo, le miré y sonrió.

  • Tanga – contesté casi sin voz.
  • ¿Normal o…? – volvió a preguntar la dependienta sin terminar la frase.

Nuevamente le miré, su expresión me hizo sentir un escalofrio y noté como de mi sexo brotaba más líquido. Tomé aire y repuse con pretendida firmeza

  • Ya lo ha oído, para una ocasión muy especial –dije.
  • Entendido – la oí decir – por último, ¿color?
  • Negro – respondí mirando a mi amante - …hoy lo prefiero negro

La chica desapareció y nos miramos.

  • Muy bien – dijo – has estado muy bien.
  • Eres un hijo de puta – le espeté – pero tienes la rara habilidad de hacerme perder el control.

La empleada volvió con varios modelos a cual más atrevido y fue extendiéndolos sobre el mostrador sin decir palabra. Los examiné levemente y rápidamente me decidí por uno que no dejaba lugar a la imaginación, era un tanga milimétrico que dejaría a la vista la mitad de mi raja y todo el culo, y un sujetador totalmente transparente.

  • Este – dije.
  • ¿Quiere el liguero? –preguntó.

Ahora si decidió Germán

  • Por supuesto – dijo.

Mientras empaquetaban la compra y él pagaba, sentía como mi coño temblaba de excitación, ese hombre sabía como tratarme y el solo hecho de pensar en sus oscuras intenciones me ponían al borde del orgasmo, de mi lampiño sexo manaba sin cesar un hilillo de flujo y deseé que pronto ese hilo se convirtiera en un torrente.

Salimos de los grandes almacenes y me llevó al mismo restaurante que el día de mi rendición, al parecer estaba intentando hacer una recreación de aquella primera vez y mi mente se remontó a aquella tarde, escena tras escena acudían a mi mente, notaba como comenzaban las contracciones de mi vientre y mi coño temblaba sin control, mientras comenzaba esa dulce opresión en mi pecho que me anunciaba una nueva experiencia de placer y morbo.

  • ¿Qué vas a hacer conmigo? – pregunté con voz ahogada.
  • Todo lo que tú quieras – respondió.
  • Placer…quiero que me des mucho placer…- respondí.

Caminábamos y me sentía incómoda, mi coño ya se desbordaba incontenible y no había prenda alguna que contuviera esa riada, sentía como mis fluidos vaginales corrían por mis piernas sin cesar, pensaba que cada persona con la que nos cruzábamos se estaba dando cuenta y fue un alivio cuando entramos en el restaurante. Antes de sentarnos me pidió que fuera al servicio a asearme un poco y a ponerme la ropa interior que habíamos comprado, me dirigí allí y me sequé muslos y piernas y me miré el sexo, mis labios estaban hinchados y el clítoris, prominente, parecía querer salirse de su capuchón, me lo rocé con un dedo y un escalofrio me recorrió todo el cuerpo, me puse la ropa interior y volví a la mesa. Cuando iba a sentarme me lo impidió y haciéndome agachar un poco me desabrocho un par de botones de la blusa, bajé la mirada y vi como sin ningún esfuerzo se podía ver mi canal y la parte superior de mis tetas cubiertas por el transparente sujetador, cerré los ojos mientras una ola de calor nacía en mis entrañas

La comida fue la perfecta preparación de lo que, imaginaba, iba a ocurrir después, sus palabras me encendían por segundos, me narraba con todo detalle lo ocurrido aquella tarde y, de vez en cuando, me hacía preguntas que yo contestaba automáticamente, perdí la noción del espacio y, creo que no probé bocado. Cuando me preguntó si recordaba lo que había sentido la primera vez que me penetró, recuperé la consciencia, cerré los ojos y rememoré aquel momento

  • No lo olvidaré nunca – respondí – siempre tendré en la mente el momento en que sentí tu polla horadarme…me habías hecho correrme muchas veces y ansiaba tenerte en mi interior, recuerdo el calor de tu miembro hundiéndose en mí…recuerdo como me corrí…como me estoy corriendo ahora

Efectivamente, mi vientre se había abierto y una caliente ola mojaba mi recién estrenado tanga y empapaba la silla.

  • Eres un cabrón... pero me vuelves loca – le dije sintiendo temblar mi sexo –

El resto de la comida sirvió para ponerme aún más caliente y desear ardientemente que ese hombre me follara salvajemente…como siempre lo había hecho. Cuando pagó y salimos estaba entregada…bueno…creo que estaba entregada desde que me ató a aquella cama unos meses antes. Me pasó el brazo por encima de los hombros y se dirigió a su casa, me preguntaba como podía ir así a plena luz y en mi ciudad, con un hombre que no era mi marido, pero no me importaba nada, mi amante me anulaba, cuando estaba con él solo pensaba en como y cuantas veces me follaría y ahora iba a eso…a follar, a que me metiera esa gran polla que se había convertido en mi fetiche y me hiciera aullar de placer.

Llegamos a la casa, nada más entrar en el ascensor me despojó de la falda y la blusa yo me dejé hacer, mi cuerpo ardía y ni pensé que alguien me podía ver salir del ascensor así. Germán me dejó mi nuevo conjunto de ropa interior y me sobó por todas partes hasta que llegamos a su planta, me tomó de la mano y me condujo a la puerta de su casa, la abrió y me dejé pasar, nada más cerrar la puerta me apoyó contra ella y buscó mi boca, la abrí para él y lo abracé con pasión mientras él sacaba mis tetas del sujetador y bajaba una de sus manos, la introducía en mi tanga y se apoderaba de mi coño, sus dedos se introdujeron con en mi vagina y me masturbó violentamente, no resistí mucho tiempo, mis piernas se aflojaron mientras él me trabajaba con fuerza y habilidad, sentí como el orgasmo crecía dentro de mí y exploté, me tensé como una ballesta, apreté mi pubis contra la mano que me invadía y, con un profundo gemido, me vacié. Mi amante, sin pausa, me tomó en sus brazos y comenzó a andar, le rodeé el cuello con los brazos y cerré los ojos, me estremecí cuando pensé en su gran cama, en poco tiempo me tendría sobre ella abandonada a sus manejos. Cuando se detuvo y abrí los ojos me sorprendí, me encontraba en la habitación del espejo, me sentí un poco decepcionada pero imaginé que algo pasaba al otro lado del espejo y que él me lo mostraría.

Me desnudó lentamente amasando y besando todo mi cuerpo, solo me dejó el liguero y durante varios minutos, me sobó de arriba abajo y, de nuevo, me sentí totalmente suya, le pedía más acción, pero el me mantenía en tensión. Repentinamente me vendó los ojos, intenté imaginar que estaría tramando cuando me dobló por la cintura y me apoyó en la cortina que cubría el espejo, me abrió las piernas y sentí su aliento en mis glúteos, empecé a oír gemidos apagados, había conectado el sonido de su dormitorio. De pronto sentí su lengua en mi hendidura trasera, la noté caliente y rugosa y mi vientre tembló, casi al mismo tiempo, una de sus manos se perdió entre mis piernas y me abrió el coño, un escalofrio me subió por la espalda mientras mis caderas comenzaban a moverse como si tuvieran vida propia. Escuchaba como los gemidos de la otra habitación aumentaban poco a poco de volumen, me hubiera gustado ver lo que ocurría pero mis ojos continuaban vendados. Al poco rato los gemidos de ambas habitaciones se confundían, necesitaba ser follada y así se lo pedí a German

  • Necesito tu polla dentro de mí
  • Pronto –respondió –

Casi inmediatamente su lengua abandonó mi culo y sentí el calor de su polla en mi trasero, lo levanté para ofrecérselo aún más

  • Tómame ya… por donde quieras – insistí.

Su glande me rozo el coño que le recibió rozándose contra él

  • Siiii…- exclamé.

Fue penetrándome lentamente, las paredes de mi vagina se abrieron al paso de su conquistador, sintiendo su dureza y calor

  • Asiiiiii - dije gimiendo.

Cuando llegó al fondo y sentí su vello púbico contra mis nalgas se detuvo, al mismo tiempo oí en la habitación contigua una voz femenina

  • Ya por favor –

La voz me resultó un tanto familiar, pero la que reconocí al instante fue la del hombre…era Daniel

  • Pídelo como debes –

En ese momento Germán inició su ataque, desde el primer momento me arremetió con furia, sentía mis tetas bambolearse al ritmo de sus embestidas, mis gemidos crecían al ritmo de sus estocadas y el placer se apoderaba de mi cuerpo

  • ¡¡¡Follame!!! – oí el grito de la mujer que estaba en la otra habitación.

Mi amante arremetió aún con más fuerza y me quitó la venda, abrí los ojos y vi a una mujer rubia que atada de pies y manos, levantaba la pelvis buscando la penetración del hombre que la montaba

Germán entraba y salía de mi con una fuerza increíble, mis jugos salían del coño casi a presión y mi cuerpo se retorcía de placer, eran auténticos aullidos los que salían de mi garganta mientras esa incansable barra de carne me martilleaba sin cesar, mis ojos nublados por la pasión no se apartaban de la escena que se desarrollaba al otro lado del espejo, el vientre de la mujer se levantaba buscando la polla que la atacaba, ella también gemía incesantemente mientras le pedía más a su hombre…repentinamente pensé que estaba soñando...fije mi mirada y un penetrante grito salió de mi, esta vez no era de placer sino de rabia y sorpresa, ¡la mujer a la que Daniel machacaba con su polla era mi hermana!...

  • ¡¡¡Malditos!!! – grité mientras intentaba separarme de Germán.

German me lo impidió sujetándome las manos desde atrás y levantándolas, mi grupa se elevó y su polla pareció incrustarse en mi útero, intenté luchar pero sus envites me iban minando, le pedía que me soltara y le insultaba pero su miembro continuaba taladrándome…de fondo oía los gritos de mi hermana y levanté la mirada, su cara estaba descompuesta por el placer, tenía la piel brillante por el sudor y la mirada perdida, pero su pelvis seguía saliendo al encuentro de la polla que intentaba someterla, la escena me trastornó, empujé el culo hacía el macho que me montaba y contraje los músculos vaginales, el rocé de su polla se acentuó y me olvidé de todo, me concentré en el placer que estaba disfrutando y me corrí ruidosamente…Oí la voz de mi amante mientras notaba como su polla se hinchaba en mi interior...

  • ¿Quieres mi semen dentro de ti? – preguntó.
  • ¡Si, si, si, si, si, si!!! – grité como una poseída – ¡¡¡lléname el coño, cabrón!!!

Me tiró del pelo levantándome la cara y obligando a mirar a la otra habitación, en ella Daniel estaba terminando de liberar los pies y manos de mi hermana que enseguida se abrazó a su cuello y le rodeó su cintura con las piernas, vi como él se hundía profundamente en el coño y oí un profundo gemido y, a continuación su voz animando a su amante a que la follara

  • Sigue, sigue, sigue…me voy a correr…más… más…más… – decía gimiendo

Me parecía increíble pero era cierto, mi hermana la formal, la que me entendía pero me pedía cordura, estaba allí abierta de piernas y pidiendo que un jovencito la follara.

Germán por su parte continuaba sus arremetidas contra mí, la visión de lo que ocurría al otro lado del espejo, la cabalgada que me estaba dando y las palabras que susurraba a mi oído me proporcionaban orgasmos casi continuos, mis caderas rotaban sin descanso siguiendo el ritmo que él me imponía

  • Va ser una putita como tú… - musitó –

Una oleada de ardiente lava manó de mi coño al oírle

  • Está aquí desde hace cuatro días…y, como verás, ya está domada –insistió –

Un nuevo acceso de flujo bañó mis muslos, su polla… y cayó al suelo..,

  • Follame – le pedí – follame…follame

Sabía que era una petición inútil porque ya lo hacía desde hacía rato, pero le quería mostrar como estaba de entregada. De pronto, un grito me hizo levantar de nuevo la cabeza, vi como mi hermana estaba arqueada en la cama y recibía unas embestidas lentas y profundas de Daniel

  • ¡Ya, ya, ya, ya…! – repetía enloquecida – ¡¡¡me corroooooooooo!!!

Observé como elevaba mas sus caderas mientras Daniel levantaba su torso, su polla se hundió hasta el fondo y sus pelvis parecieron fundirse, durante unos momentos se mantuvieron así, mi hermana arqueada sosteniéndose solo en sus pies y hombros y su amante unido a ella desde el pubis a los pies, los temblores que sacudían sus cuerpos delataban que se estaban corriendo simultáneamente y que la simiente del macho inundaba el vientre de su hembra…mi cuerpo ardía y ese fue el instante que eligió German para abatirme, sentí como sus dedos jugaban en mi ano y cuando menos lo esperaba, hundió uno de ellos y dándome una profunda estocada rugió

  • ¡¡¡¡Córrete!!!

Sentí como su ardiente líquido penetraba en mi conducto vaginal y exploté, grité con todas mis fuerzas mientras sentía como mi cuerpo parecía desintegrarse, me tuvo que sostener para evitar que cayera al suelo y saliéndose de mí me llevó aun sofá donde me derrumbé exhausta.

Mientras trataba de asimilar lo que había ocurrido me vinieron a la mente retazos de conversaciones que había tenido con mi hermana, recordé la despedida de ella cuando Germán me llevo de "secretaria" (ver El tercer maestro. Entregada)

Me he enterado que te vas fuera –

Sí, el padre de mi amiga necesita una ayudante unos días y me ha ofrecido que me vaya con él –

¡Tienes una suerte increíble! Ya quisiera yo que me saliera algo así, estoy hasta las narices de niños y marido.

Ahora comprendía alguna de sus frases

¡Bueno! te dejo que van a venir a recogerme, ya te contaré cuando vuelva.

¿Todo? – preguntó pícaramente – ten cuidado, es un don Juan, cuando mira parece querer comerte, es inquietante.

De acuerdo –contesté riéndome- tendré cuidado y si no puedo tenerlo… te contaré "casi todo".

Estaba enfadada y dolida con todos, Germán, Daniel y mi hermana y cuando noté los dedos de mi amante que se paseaban por mi hendidura y jugaba con mi chorreante coño, se los aparté bruscamente

  • ¿Por qué? – pregunté.
  • ¿Y por que no se lo preguntas a ella? –respondió furioso - ¿crees que mi hijo la violaba?

Me quedé callada, la verdad es que no sabía que contestarle…él continuó hablando

  • ¿Sabes que lleva aquí cuatro días follando?...y te aseguro que no tuve que atarla, cuando veníamos hacia aquí ya sabía lo que íbamos a hacer

Sentí una punzada en el pecho, no quería creer lo que me decía, pero en el fondo sabía que era verdad

  • ¿La has acechado como hiciste conmigo? –intenté contraatacar.
  • No, no ha sido necesario, al parecer estaba más necesitada que tú - dijo con sorna - de todas formas será ella quien te lo explique.
  • ¿Comooo?, yo me voy de aquí y no quiero oír nada de nadie – repuse.

Me levantó bruscamente del sofá y me acercó a la cristalera

  • ¡¡¡ Es una mujer como tú ¡!! ¿sabes? – rugió – ¡¡¡ y le gusta que la follen igual que a ti ¡!! , ¿crees que eres especial?, mira lo que hace tu hermana ...

Me empujó contra el cristal y elevó el volumen del sonido, mi hermana estaba sobre sus rodillas y manos delante de Daniel que parecía dormido, le veía sus nalgas abiertas, su oscuro orificio trasero contrastaba con el rubio vello que se veía entre sus piernas

  • Despierta – decía con voz insinuante – quiero más, venga no te hagas el interesante, tienes tantas ganas de follar como yo… –insistía mimosa.

Observé que sus manos no estaban quietas, acariciaba el cuerpo del hombre sin pudor alguno y besaba leve pero continuamente la polla que, poco a poco, comenzaba a despertar…la humedad de mi entrepierna me traicionó…me recordó que mi calentura estaba por encima de mis prejuicios morales y que, como decía Germán, mi hermana tenía tanto derecho a disfrutar del sexo como yo.

  • Te vuelves a poner caliente ¿verdad putita? – me susurró mi amante mientras una de sus manos, por entre mis piernas, se apoderaba de mi sexo.

No contesté pero sentí como mis labios vaginales se abrían facilitándole la entrada y exhalé un profundo suspiro

En la otra habitación Daniel se había despertado e incorporándose mordió las tetas de mi hermana que se tensó y gimió con fuerza….

  • ¡¡¡Aaaaaaahhhhhh!!! –

Al otro lado del espejo la acción iba en aumento, mi hermana se había arrodillado junto a Daniel y le comía la polla con ansia mientras sus piernas, muy abiertas, le permitían a él un fácil acceso a sus dos orificios, sus manos sobaban groseramente el coño y el culo de ella que se retorcía de placer, mientras continuaba lamiendo su miembro y gimiendo sordamente con su boca llena. Me impresionó la cara de lujuria con la que miraba a su macho, nunca me la hubiese imaginado así, abandonada en manos de un casi desconocido y bastante más joven que ella, mi vientre se estremeció y mojé las manos de Germán

  • ¿Te gusta ver como se follan a tu hermana? – preguntó mientras incrementaba sus caricias.

No quise contestarle pero mis gemidos me delataron, estaba muy caliente y, sí, el morbo de ver como disfrutaban de mi hermana me ponía aún más.

  • Contesta o dejo de acariciarte – insistió.

Instintivamente moví las caderas restregándome contra su mano, no quería que la quitara

  • No la quites por Dios...si me gusta…me pone muy caliente… - le pedí totalmente entregada.

Me introdujo dos dedos con fuerza y grité de placer…levanté la mirada y vi la cara descompuesta de mi hermana

  • La quiero dentro – le decía a Daniel mientras miraba con arrobo su erecta polla.

En es momento Germán me separó aún más las piernas con sus rodilla y me metió la polla lentamente, mi espalda se enderezó mientras sentía como su enorme glande iba abriendo mis paredes vaginales

  • Siiii… asiiiiii… - gemí.

Miré de nuevo a la otra pareja y observé como mi hermana, dándole la espalda, se clavaba poco a poco en el miembro de su hombre, la tenía justo frente a mí y veía como se mordía los labios mientras esa polla se enterraba en su interior, su cara estaba roja y pude observar claramente varias marcas en su pecho y en su vientre, cerré los ojos imaginándome lo que habría sucedido entre esas paredes durante esos días y…me vacié…una ola de flujo salió de mi interior mientras sentía temblar todo mi cuerpo

  • Cada vez te gusta más ¿verdad? – oí de nuevo la voz de mi amante.
  • ¡¡¡Si cabrón…si…me gusta y me calienta!!!…¿es eso lo que quieres oír?- contesté.

Su polla entraba y salía lentamente de mi coño, pero después de mis palabras se detuvo, esperé que continuara pero permanecía inmóvil, estaba deseando que de nuevo me atacara y me diera todo lo que necesitaba en se momento…sexo total. Oí un grito agudo y miré al frente…Daniel si había comenzado el ataque, veía como sus caderas se levantaban con fuerza una y otra vez y como el cuerpo de mi hermana se movía a su ritmo, ella tenía los ojos cerrados y jadeaba con fuerza, se había apoyado con sus dos manos en la cama y aguantaba los violentos embates del hombre que la follaba

  • ¡¡¡Follame te lo ruego!!!- le grité a Germán.
  • ¿Así? – preguntó mientras comenzaba a moverse lentamente.
  • ¡¡¡No hijo de puta, tu sabes lo que quiero!!! – volví a gritar.
  • Vas a ser educada y lo vas a pedir con buenos modales ¿verdad? – dijo.

Miré de nuevo a la otra pareja y vi como mi hermana era ensartada una y otra vez por su amante, parecía haber perdido el juicio, su mirada estaba perdida y gritaba cosas incoherentes, su boca abierta dejaba caer hilillos de saliva que caían en su pecho

  • Siiii…soy una buena chica… – musité rendida y él comenzó a moverse – y quiero que me penetres con todas tus fuerzas…quiero que me folles…que me rompas el coño…que me trates como tu puta… - mientras hablaba sentía como sus acometidas eran cada vez mas fuertes.

De nuevo miré a mi hermana que parecía desmadejada encima de su conquistador, veía sus piernas completamente abiertas, y su coño, rojo y brillante, atravesado una y otra vez por aquella polla, mis ojos velados por el placer aún tuvieron tiempo de observar un detalle, su clítoris, enormemente hinchado, sobresalía obscenamente en la parte superior de su sexo. En ese momento ella cerró los ojos y emitiendo un agudo grito, se corrió

No pude aguantar más, en la postura que estaba era muy difícil controlar mis músculos vaginales e intentar que Germán se corriera

  • Quiero que me llenes toda…córrete dentro de mí

Por una vez atendió mis súplicas, cuatro o cinco embestidas más y sentí el calor de su semen que me invadía y provocaba una explosión interna dentro de mí…me vacié…sentí como mis jugos salían de mi vagina y se precipitaban al suelo mojándome los pies…mis piernas cedieron y caí de rodillas sintiendo como la polla de Germán se salía de mí.

Recuperé la consciencia cuando sentí como alguien me sacudía por un brazo, abrí los ojos y vi a Germán que me miraba

Me levantó en sus brazos y me apreté a él abrazándome a su cuello, me acercó al espejo y me hizo ver la escena, Daniel estaba tendido y mi hermana besaba y lamía su polla minuciosamente, el rostro de ella era de total entrega.

  • ¿Vamos? … -oí que decía.
  • ¿Quién fue el primero que la folló? – pregunté.
  • Yo – dijo.
  • Lo imaginaba – le dije pegándome más a él –…te deseo

Sonrió y acercó su boca a la mía que se abrió para él…jugó con su lengua dentro de mí y mi cuerpo volvió a vibrar…le pertenecía

(CONTINUARÁ)