La sed más valiosa de mi vida.

-¿Qué pasa? ¿Por qué estás aquí a ésta hora? Sus pupilas desaparecieron bajo sus párpados. -Ah, sí. De nada por salvar tu trasero de una calificación reprobatoria

Tras una semana, en la que tuve incontable pajas, las cosas habrían cambiado para siempre.

Cada vez que intentaba ver a la cara a mi hermana, no lo podía lograr sin bajar mi vista hasta la altura de sus pechos; cada que ésto pasaba, podía imaginarme claramente su hermoso busto desnudo, pidiendo a gritos que lo observara sin ropa alguna. Las primeras veces que lo hice, mi mente no podía evitar arrojarme a una culpa enorme, culpa que no sentía desde la vez que rompí una ventana de mi casa, teniendo cinco años y por estar jugando en las protecciones de ella. Ese sentir fue siendo relevado por un enorme morbo que reprimía desde hace mucho tiempo, pude comprender que, a pesar de no haberlo considerado antes, deseaba a mi hermana.

Durante aquél tiempo, pude apreciar cómo mi hermana también fue cambiando a la par mía: siempre que ella me hablaba -hasta antes de aquél suceso- no separaba su mirada de la mía, permitiendo un buen entendimiento para nosotros; después de eso, cada que me dirijía la palabra, podía notar que sus ojos comenzaban viendo los míos, pero lentamente (o a veces de manera precipitada) apartaba su vista hasta llegar a mi entrepierna. En más de una ocasión le comenté que mis ojos estaban más arriba, no donde ella estaba buscando. Al hacer esto, mi hermana daba un pequeño respingo y se enfocaba nuevamente en mis ojos.

Todos los días trataba de abrazarla, quería sentir sus pechos lo más cerca posible y esa era la forma más viable de lograrlo, ya fuera al saludarla por las mañanas o darle las buenas noches antes de ir a dormir. Con cada abrazo, notaba que mis manos la sostenían lo más cerca que me fuera posible, llegando a tal grado que podía tocar mis hombros al entrelazarla en mis brazos. En más de una ocasión, ella me pidió que la soltara un poco para permitirle respirar adecuadamente.

Lo que sentía por ella ya no era solo cariño y amor, ahora abarcaba la lujuría y eso me estaba matando.

Fueron más de dos ocasiones en las que quise proponerle cosumar algún acto de tipo sexual, pero cada que lo intentaba, mis nervioso me vencían y terminaba cambiando el tema de nuestra conversación. Había algo que me orillaba a intentarlo repetidamente, pero era mayor el miedo que sentía y, por lo tanto, no podía proponer lo que tanto yo añoraba...

No fue hasta una noche, en la que tenía que dibujar unos planos para la escuela, que nuestro aunto tomaría una nueva dirección.

Eran, aproximadamente, las 2 am cuando ésto ocurrió: Me encontraba en mi escritorio, lleno de papeles, plumones y tinta china; sentía una tremenda angustia porque a la tarde siguiente entregaría todos mis trabajos, los cuales no estaba ni cerca de terminar; me recosté por un momento en mi mesa y, sin quererlo, caí dormido. Unos minutos más tarde, aprecié cómo una hermosa voz me llamaba; yo no quería despertar, pues soñaba que esta voz me cantaba al oído "Despierta, querido. Ésto lo debes terminar o serás reprobado".

Supongo que no presentaba ningún preámbulo de querer despertar, pues lo siguiente que recuerdo es sentir un besito en mi mejilla. Una pequeña corriente eléctrica dio a paso a que mis bellos se pusieran 'de gallina' y procedí a rascar en el lugar donde recibí el beso. Lentamente, fui recobrando conciencia y empecé a alzar mi cara; un papel quedó retenido en cierta parte de mi cara, lo que provocó que sintiera un ligero agobio por no poder ver bien. Mi respiración se hacía notar más por dicho papel, amplificando la preocupación que sentía. Una risita me llamó la atención y dirigí mi mirada a la parte donde me pareció haberla escuchado, haciendo ésto no produjo otra cosa más que una risa más pronunciada y la consecuente separación del papel a manos de alguien más.

La luz de la bombilla me segó unos instantes y después pude apreciar que mi hermana estaba a mi lado, sosteniendo el papel en sus manos y con una sonrisa muy típica de ella. Se me hizo raro verla despierta a esa hora, pues madrugaba todas las mañanas y aprovechaba para dormir lo más que pudiera. Le comenté con un poco de sobresalto:

-¿Qué pasa? ¿Por qué estás aquí a ésta hora?

Sus pupilas desaparecieron bajo sus párpados. -Ah, sí. De nada por salvar tu trasero de una calificación reprobatoria

Adoro eso de ella, siempre tan irónica, simpre tan bella...

-Jajaja Cielos, perdón. Muchas gracias por despertarme.- Le dije mientras hacía una pronunciada reverencia con mis manos.

-Cómo eres tonto y flojo...- Le acepto lo segundo. -¿Vas a continuar con tus tareas?

Bostecé y no pude escucharla bien. -Perdón, ¿qué dijiste?

-Nada. Que cierres la boca o te van a meter cosas desagradables ahí.- Meneó la cabeza en un gesto de desaprobación.

-Neh, aquí no hay nadie más que tú, y no creo que tengas 'algo' desagradable tú.- Le hice una referencia a su entrepierna con mis ojos.

-¡Ey! Deja de verme ahí o te golpearé.- Me percaté que mordió ligeramente su labio al finalizar la frase.

-Jajaja ¿Tú? ¿Pegarme? ¿No recuerdas que hace años intentaste patearme la espinilla y te lastimaste el pie?

-¡Tú me lastimaste! Si no hubieras movido tu rodilla, no me hubieras lastimado.

Tal vez tenía razón. Moví mi pierna de tal modo que ella terminó dándole un puntapie a mi rodilla y le lastimé los dedos del pie.

-¿Y qué querías que hiciera? ¿Que me quedara quieto para que me golpearas? Ni que estuviera tan tonto.- Le repondí.

-Pudiste haberte echo a un lado nada más...- Empezaba a ponerse irritada.

-La verdad no quise hacerlo, quise lastimarte. Ahora déjame que continúe con mis trabajos. Gracias nuevamente.

-No pues que gran recompensa por salvar tu semestre, eh. De nada...- Se dirigió a la puerta, para salir.

-Újule, para eso ni me hubieras despertado.- Volteó la cara y noté que estaba un poco enojada.

-Estúpido mal agradecido...

-Ya pues, discúlpame. De verdad agradezco que me hayas despertado. ¿Hay alguna manera en que pueda compensártelo?

-Pues...- Dio un paso hacia atrás y me vio a los ojos. -Ahora que lo mencionas, sí hay algo que me gustaría que hicieras.

-Dilo, mujer. Yo te escucho.

-Me gustaría...- Su cara tomó un color rojizo. -Que tú...

-Que yo...

-Me besaras en los labios...- Tras decir ésto, su mirada la dirigió al suelo.

-Wow... Eso no me lo esperaba...- Me sentí un poco mareado por el shock.

-Pues es eso, tómalo o déjalo...

-Y... ¿Quieres que sea estilo francés o solo de pico?

-No lo sé, solo me gustaría que lo hicieras...

Mi cuerpo dio paso libre al flujo de sangre en mi entrepierna, provocándome una erección que no pude disimular, estando frente a ella. Disimulé que lo dudaba por un momento, suficiente para dar media vuelta y esperar a que me calmara.

-¿Qué dirían madre y padre si supieran que estamos a punto de hacer esto?- Mi mirada su posó sobre la suya.

-Si vas a empezar con eso, mejor me voy de una vez...

-¡No! Espera. Solo fue una peuqueña duda que tuve en el momento.

-Pues sigue con esas dudas y vas a hacer que me enoje.

-Ya pues, lo lamento de nuevo... ¿Estás segura de esto?

-Sí.- Sus ojos relucían con el brillo del foco, estaban como platos y no los despegaba de mi.

-Está bien, pero debo advertirte que me siento un poco nervioso.

-Igual yo.- Me contestó con una voz muy fina.

No sabía qué hacer en ese momento. Una parte de mi quería salir corriendo en ese instante, pero el resto era una tremenda excitación. Opté por tomarla de la cintura con mis dos manos, la vi a los ojos fíjamente por un par de segundos y consecuentemente fui acercando mis labios a los suyos. Inmensa emoción me inundó, si en otras ocasiones he reaccionado de manera calmada, ahora parecía que  temía por mi vida. Mis manos la sentía temblorosas a más no poder y mis piernas no podían mantenerme sereno, comencé a sentir que mi cuerpo se balanceaba y por un instante mis ojos se nublaron. Al sentir tal ceguéz, cerré los ojos para evitar que me lloraran y parecer que me arrepentía de lo que sucedía.

Su respiración la podía notar claramente en mi cara, tan agitada como la mía.

Al momento en que posé mis labios sobre los de ella, no pude evitar tener otra erección. Ésta vez, al estar tan cerca de ella, no la pude disimular y ambos notamos como mi miembro colicionaba con sus piernas; ella brincó ligeramente, pero no tardó en relajar sus músculos y acercarse más a mi. Por unos segundos, perdí la noción de mis brazos por poner más atención en mi entrepierna, lo que ocasionó que mi brazo izquierdo se separara de ella y quedara a merced de la gravedad. No me percaté de ésto hasta que ella me tomó de la mano y ubicó mi brazo completo en su espalda, permitiéndome notar que, al estar en ropa de dormir, no llevaba bra puesto.

Yo estaba que no me la creía, en algún momento imaginé que debería estar dormido aún y todo esto era un sueño... Era más real que el número 1

Sujeté con fuerza su espalda y su cintura, oprimí más mis labios con los de ella y abrí un poco los ojos. Aprecié que su cara estaba muy relajada, tan relajada que parecía sonreir por lo que estaba pasando. Decidí volver a cerrar los ojos y separar un poco mis labios: "Total, si no quiere algo más, simplemente no me va a seguir el rollo" dije en mi mente...

No fue tan grande mi sorpresa al apreciar que ella también estaba separando sus labios. Empezamos a regar un poco de saliva en nuestros labios, pero eso no hizo más que aumentar mi valentía y comencé a acerca mi lengua a los confines de mi boca. Podía apreciar los labios de mi hermana desde donde posé mi lengua, estaba preparado para lo que pasaría después...

Ella aún dudaba, puesto que no acercó su lengua a la mía, incluso yo pensé que ella no lo iba a hacer. Inseguridad fue lo que sentía en ese momento, así que dirigí mi atención a otra parte de mi cuerpo. Había olvidado que mi pene estaba siendo oprimido por el cuerpo de mi hermana hace unos momentos; ahora se encontraba entre sus piernas, erecto, en su máximo esplendor y presionando ligeramente los genitales de mi hermana. ¡Wow! No sé cómo llegamos a estar en esa posición y, al darme cuenta de ello, mi excitación aumentó súbitamente; me preocupó que mi sensibilidad me orillara a eyacular ahí mismo y creo que ella lo notó.

Cerró sus piernas mientras retenía mi miembro ahí en medio, lo que me excitó más, y liberó su lengua de su boca. Sorprendido, no sabía si intentar zafar mi polla o acariciar su lengua con la mía. Lo que me liberó de dicha duda fue que ella posó sus manos sobre mis nalgas a comenzó a estrujarlas levemente. El placer me inundó y me dejé llevar por la situación. Saboreé su boca con gran entusiasmo, recorría cada uno de sus dientes con mi lengua y, la mano que había posado sobre su cintura, ahora se encontraba recargada en su trasero.

El deseo comenzó a notarse más en el momento en que yo inicié a balancear suavemente mi cadera, rozando mi pene a lo largo de toda su entrepierna. Ella parecía disfrutarlo más que yo, pues su cuerpo daba ligeros bajones, síntoma de que ya no podía mantenerse de pie adecuadamente. Mil ideas acapararon toda mi mente, una de ellas consistía en hacer a un lado su playera y comenzar a mamarle un seno, otra era el hecho de meter mi mano bajo su pantalón de dormir y acariciar de mejor manera su trasero...

Tras unos minutos de estar así, noté cómo su respiración se entrecortaba, sus piernas fallaban constantemente y sus manos me encarcelaron junto a su cuerpo. Me preguntaba qué era lo que estaba sucediendo, pero no quería que terminara.

Tras recuperarse de lo acontecido, ella abrió los ojos sensualmente, sus manos dejaron de apretarme y reacomodaba su postura para estar completamente erguida. Comenzó a separar su boca de la mía a la vez que esbosaba una dulce sonrisa.

-Gracias.- Dijo casi suspirando.

-No hay de qué.- Le guiñé un ojo.

-Ojalá podamos repetir en estos días.

-Espero lo mismo...

Reacomodó sus ropas y pude apreciar que su pantalón estaba muy mojado en la parte su entrepierna. Avergonzada, trató de cubrirse con una mano, pero le sostuve el brazo mientras le decía:

-No lo cubras, por favor. Te ves muy hermosa así.- No pudimos evitar sonreir de nuevo.

-Está bien, pero no te burles, ¿sí?

-No te preocupes, puedes confiar en que no lo haré.

-Gracias...

Se acercó nuevamente a mi me dio un beso en los labios. Le correspondí el beso y ahí fue cuando reaccioné...

-Cielos, creo que nos llevamos un buen rato en ésto...- Le señale un reloj de pared que estaba cerca.

-Jaja Sí, pero estuvo bien, ¿no? ¿Valió la pena ese tiempo?

-Por supuesto, no hay duda alguna de ello.

La abracé tiernamente y procedí a despedirnos.

-Muchas gracias por venirme a despertar y por lo que acaba de pasar. Mi semestre te lo debe.- Sonreí.

-Por nada, hermanito. Apúrate con tus trabajos que yo ya me voy a ir a dormir...

La interrumpi de golpe. -Ciertooooo. ¿Por qué habías bajado? ¿Precisamente a esto?

-Jajaja Por supuesto que no, mensito. Había bajado porque tenía sed, pero después de ésto, ya no necesito tomar nada más que tus labios.- Me guiñó.

-Vaya...- Reí un poco. -Entonces de nada por calmarte la sed en esos labios...- Le miré a la boca y después a su entrepierna.

-Oye, tranquilo eh. Si hubiera bajado a comer algo, la historia sería diferente ahorita...

Solté un ligero quejido. -Que si no...- Fruncí mi ceja izquierda mientra alzaba la derecha.

-Jajajaja Va pues, hermanito. A ver que día bajo a comer. Yo te aviso.- Me lanzó un beso.

-Aquí estaré para ver qué te preparo, y si no estoy aquí, puedes ir a buscarme a mi cuarto.- Le regresé el beso.

Sonrió de manera pícara y dio media vuelta, se dirigió a la puerta y, antes de irse, me dijo:

-Te quiero mucho, hermano. No te imaginas cuanto...

No esperó a que le respondiera, simplemente se alejó y, después de un ratito, escuché la puerta de su cuarto cerrrarse.